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12 PASOS BIBLICOS

Del Libro LIMITES SANTOS de Olga Díaz

1
“Todo lo que no puedo cambiar y me desespera”
Los 12 pasos de adicciones caminados con JESUS

PRIMER PASO

Oración inicial
“Señor dame la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar
a las que puedo y sabiduría para reconocer la diferencia”
Hágase tu voluntad y no la mía” “Sin Dios no puedo, Sin mi, Dios no hará nada!!!”

ENSEÑANZA

IDENTIFICACION DE NUESTRA COMPULSIÓN


“Admito que soy impotente ante la compulsión y por ese desorden mi vida se
volvió ingobernable”

NO PUEDO MAS!! MI VIDA SE VOLVIO INGOBERNABLE!!!

La impotencia de sentirse indefenso, paralizado, incapacitado de escapar de la situación


dolorosa.
Podemos haberlo dicho en forma de grito desgarrado, o en un momento de callada resignación,
pero al fin había llegado el momento en el que me di cuenta que “la fiesta” había terminado. El
fracaso producido por mis acciones me hizo parar.
Si mi rendición se debe solo a factores externos no me sirve de mucho, pero cuando cedo
sabiendo que soy el primer beneficiado, se convierte en la llave mágica que abre las puertas de la
prisión y me libera. Es precisamente
mi falso concepto de libertad, lo que me estaba matando, y comienzo a darme cuenta que si no
pongo limite a mis conductas desordenadas, terminare por destruirme. Pero carecía de la
voluntad y del poder para cambiar
Cuando mas desordenada es mi conducta mas ingobernable se vuelve mi vida. Cada acto o
fantasía de mi adicción es un rayo poderoso que penetra en la raíz de mi psique y que deteriora mi
personalidad. Así, con el tiempo me doy cuenta de que estoy perdiendo el control. Admito sin
reservas esta verdad sobre mi mismo.

“Hay algo dentro de mí que NO funciona y NO puedo hacer nada para detenerlo”

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A medida que me voy recuperando de la ceguera espiritual y el aturdimiento mental emocional,
compruebo que me es imposible funcionar en la vida sin la adicción. Luego, puedo ver mis
actitudes negativas y la dependencia que ocupaban el primer lugar en mi vida. No es frecuente
alcanzar ese punto de desesperación y entrega de forma inmediata, a veces puedo llegar a ese
momento después de cierto tiempo de vida comunitaria y de trabajo bíblico.
El efecto del paso primero puede producirse gradualmente o por etapas y es producto de la
progresiva aceptación e identificación con la enfermedad.
Esta sinceridad conmigo mismo hace que surjan sentimientos de esperanza y perdón. ¡Durante
cuánto tiempo había negado que lo que hacía es malo! ¡Durante cuánto tiempo y con cuanta
astucia había defendido mi derecho a hacerme daño a mi mismo y a los demás!
Pero cada actitud y acción negativas son un castigo de modo destructivo hacia mi persona.

Antes de rendirme….cuando creo que tenía el control…


Presento estas conductas:
 Por una parte, recurro a expresar mi obsesión con la práctica adictiva.
 Por otra parte, por tiempos cíclicos, consumo desordenadamente o lucho con la adicción,
recurriendo a la fuerza de voluntad limitada con promesas y buenos propósitos. ( Ejemplo:
“ el lunes empiezo la dieta”)
 Pensaba que manejaba muy bien mi vida y que la compulsión afectaba solamente una
parte de la misma.
Pasando de la práctica adictiva a la represión y de la represión a la práctica adictiva, en este
ciclo, ninguna de las dos opciones me puede traer la paz que tanto anhelo. El
satisfacer la adicción hizo que ella avanzara de modo progresivo y el reprimir hizo que la
presión interna aumentara hasta que estalla por alguna parte.

Esta es la enfermedad donde en cada periodo de represión estaba seguido de un periodo


de descontrol.

La Obsesión mental era algo de lo que no puedo liberarme por la sola fuerza de mi voluntad
humana. Es una incapacidad, a veces patológica, de no ser honesto con uno mismo. Solo un
poder más fuerte que nosotros, Dios, puede liberarme de la obsesión.
Si deseo detenerme en la compulsión, necesito de la paz que da el Espíritu Santo, para
mantenerme en sobriedad.
La adicción entonces, se muestra, como una relación de confianza con un objeto, persona o
evento: son los factores genéticos, psicosociales, medio ambientales los que influyen en su
desarrollo, que es progresivo, que se presenta como obsesión mental con respecto al objeto y que
puede llegar a ser fatal.
Para salir de este ciclo, existe una gran alternativa, conocer a Dios.

Rendirse es soltar las riendas

Existe un Relato: “Un hombre caminaba en la oscuridad, se cayó por un acantilado. Al caer
se agarro de una rama para salvar su vida. Debilitado por el esfuerzo. Grito al cielo en
búsqueda de ayuda, ¡Suelta la rama!. Escucho… “Pero si la suelto me mato”, respondió.
¡Suéltala!! , oyó. Cuando ya no podía más, soltó la rama creyendo que había llegado su hora
final. Para sorpresa suya, la tierra se encontraba a pocos centímetros de el”.
Mientras que me aferro a la adicción, o trato de luchar con ella y reprimirla, esta contraataca y al
ser más poderosa que yo siempre me vence. Solo cuando suelto las riendas encuentro alivio,
como si Dios, en su merced infinita, me proporcionara un lugar en el que apoyar los pies para
evitar que caiga al abismo.
Renuncio a la adicción ¡Suelto las riendas ! Suelto mi querer, cambiar mi realidad con mi
fuerza.

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La rendición no se puede fingir. Y gracias a Dios cuando me rindo y dejo de luchar me doy cuenta
que El siempre me ha estado esperando.
La rendición en vez de matarme elimina la compulsión.

SOY ADICTO-COMPULSIVO

La rendición nunca llega a ser completa hasta que no la repito en presencia de otro. Esta es la
gran prueba que distingue a los que están sumergidos en un mar de deseos, frustraciones y
lamentaciones, de los que han pasado a la acción de entregar las riendas a Dios y de trabajar los
12 pasos.
La compulsión es una enfermedad que no puede ser controlada por la sola fuerza de voluntad.
Nadie eligió tener este desorden como tampoco decidimos tener cualquier otra enfermedad.
Puedo dejar ahora de culparme o culpar a otros de mi desorden compulsivo.
La autodestrucción: es una actitud marcada por un fuerte desanimo, falta de sentido, negativismo,
falta de expresión de sentimientos verdaderos especialmente en cuanto a la valoración de los
mismos. Ya lo sé si nadie me ayudo y nadie me va a entender…
La enfermedad compulsiva es de tres naturalezas: física, emocional y espiritual.
Es posible que alguno haya nacido con una predisposición física o emocional hacia algunas
adicciones, en cambio otros aprendimos de malos hábitos en la infancia, o a causas de problemas
y desajustes en el seno familiar.
Igual que los adictos, las personas sin adicción (sanos) en alguna ocasión encuentran placer y
evasión de los problemas de la vida, consumiendo compulsivamente.
La persona normal o sana se siente satisfecha y pierde el interés, porque reconoce su límite, los
compulsivos ansiamos más y más y no encontramos el límite interior.
Si quiero liberarme de la adicción compulsiva, tendría que abstenerme de: los elementos
disparadores y reconocerlos como compulsivos y de los patrones de conducta que los
acompañan.
Una vez que soy lo suficientemente honesto para examinar mi historia, no puedo seguir negando,
mi compulsión y mis actitudes no son normales “ tengo una enfermedad.”

LO QUE AFECTA MI VIDA


La ausencia emocional (falta de contacto consigo mismo: ausencia de la higiene) constante en la
vida diaria de un adicto lo lleva a la dispersión (falta de atención), desorden (pereza),
inconstancia (falta de conclusión de las tareas), mal humor, insatisfacción (falta de paz interior),
autodestrucción (orgullo y soberbia).
Como mi vida se desarrollaba medianamente normal, mi falta de contacto y reflexión, produjo que
progresara la adicción, perjudicando otras áreas diferentes en mi vida.
La infelicidad crónica a causas de mi problema con la adicción había ido afectando mis
relaciones, como no estaba en contacto con mis sentimientos, enterraba mi miedo y angustia bajo
una falsa alegría. (Ejemplo: Esta todo bien!!!)
Había descubierto cuando estaba en abstinencia que vivir sin la compulsión era insoportable.
Seguía sintiéndome infeliz.
Cualquier inconveniente en los vínculos, en tareas o en la economía, justificaba a mi sentimiento
de victima, que me impulsa a la adicción (sentimiento de autodestrucción) para escapar de la
presión de los problemas o el aburrimiento de la vida diaria. Estoy herido y oprimido por el
espíritu de víctima.
Ejemplo: si una persona se siente herida por un sentimiento de victima de abuso en la infancia, se
abre una puerta, recurre a la bebida o drogas, como modo de expresar el dolor de opresión del
espíritu de victima que hay en su vida, sobre el tema del cual, no puede hablar.
Tengo una enfermedad “incurable” hasta que no deje la “negación” (sicológico) no me sentiré
motivado (a querer) a realizar un trabajo diario, una vez liberado de la “opresión” (espiritual que
estruja el alma) me sentiré conducido a la recuperación y restauración.

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Cuando admito que soy impotente ante el desorden compulsivo, entonces y solo entonces se
abrirá el camino para que el entendimiento, sabiduría y fe liberen mi vida de la compulsión. (Del
primer al segundo paso hay una esperanza).

PROCESO ESPIRITUAL: Elementos que impulsan a la adicción

1. Un cambio de actitud: la rebelión contra la autoridad, agresividad, envidia, rabia, ira, son
cambios que pueden ocurrir en la niñez o en la adolescencia.
La actitud hace a las personas. Entonces es necesario estar atentos a estos cambios
preadolescentes, que muchas veces solo son tomados como cambios físicos y sicológicos
propios de la etapa, sin advertir que puede ser el comienzo de una enfermedad espiritual
que abre la puerta a las adicciones. El espíritu se enferma cuando se desdibuja el concepto
del “Temor de Dios” de la formación y educación en la familia. (No nos referimos al Dios
castigador sino al Dios que no queremos herir).
2. La decisión de perseverar en el error: ahora existe una actitud negativa hacia los demás,
es el comienzo del proceso espiritual negativo, que disparara la adicción. Lo
normal en el cambio de actitud es que se relaciona con alguien, se enemista con otro, no es
abstracto. Hay una opción por el resentimiento, por hacer lo que le da la gana y por el
rechazo de lo bueno.
3. Culpa y castigo: El vacío de dolor espiritual emocional se va agrandando cada vez que se
daña a otro, porque provoca una reacción interior que va matando la vida (salvo en el caso de
enfermedades mentales como psicopatías y perversiones donde no se registra dolor o arrepentimiento alguno).
4. La obsesión consigo mismo: Se va apoderando de la persona una actitud de rebeldía,
para no reconocer sus defectos, busca defectos en otros, o hace transferencia de sus
propios defectos a otros. Es una opción por la autodestrucción, que lo lleva a cerrarse cada
vez más, obstinarse, insensibilizarse, resistirse a recibir enseñanza alguna. Cuando mas
grande es la obsesión (cerrazón) mayor es la dosis de mentira para disfrazarla, se produce
entonces una “ceguera espiritual” y una total desconexión del propio corazón. Así
somos como dioses.
5. La separación: La adicción va alejando de Dios a la persona, puede ser solo en esa área
de la compulsión, allí levanta una muralla, se aísla, aunque aparente ser sociable, atractiva
y encantadora. Más insidioso aun es la separación de uno mismo, la alineación. La
división interior que producen los resentimientos mantiene hacia fuera una imagen exterior
y hacia adentro produce una separación del ser (depresión, desunión).
6. La ceguera y alucinación: Tan pronto como empieza la mentira, justificaciones y
deshonestidad, se pone en marcha la incapacidad de verse a si mismo y a los demás. Se le
llama “ceguera” y la soberbia es la responsable. También aparece la actitud crítica hacia
los otros y la imposibilidad de aceptar que la adicción gobierna su vida.
7. La conexión negativa: La obsesión y el tratar de llenar el vacío interior, es un circuito
cerrado con el ego que me lleva a un aislamiento espiritual, este se hace insoportable con
el paso del tiempo. De todos los instintos humanos: sed, hambre, sexo, poder, el más
profundo es el deseo relacional (tendencia a la comunicación) que solo puede ser
satisfecho con la conexión autentica, sin esta parte esencial de nuestro ser, la vida
resulta insoportable, no podemos sobrevivir solos, incomunicados.
Pero la mayoría confunde lo emocional con lo sexual (genital), como si lo sexual fuera
capaz de satisfacer un instinto de naturaleza espiritual. Los adictos sexuales utilizan el sexo,
la lujuria o las parejas para saciar este instinto y falta de comunicación.
Este modo de conexión negativa hace que el hambre aumente, y la búsqueda compulsiva
de algo más, mejor y diferente se intensifique. En este ejemplo es la lujuria es la fuerza
negativa que me pone en contacto con lo peor de mí y de los demás. La persona se
pervierte a si misma. Hay vacío.
8. La muerte espiritual: El lado oscuro que encierra esta conexión negativa trae desolación;
el engaño y la negación que imposibilita ver la verdad sobre si mismo, lleva a preguntarse
a la persona si esta espiritualmente muerte. El afrontar esta verdad se siente amenazante.

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Ciertamente, Cristo en la cruz es una locura. Pero se trata de una locura de amor y de entrega,
que puede hoy atraer a quien busca el sentido de la vida.
Los jóvenes quieren que se les exija, en un clima de confianza y de comprensión. El cristiano que
acepta y quiere el mundo que le rodea. A la vez tratará de ser sobrio. Esta actitud se basa
simplemente en una opción clara por Cristo.
La dimensión espiritual de la persona se manifiesta a través de la voluntad y actitudes que
modelan o dominan a la persona y a su carácter.
Las actitudes ante una situación traumática dolorosa están íntimamente relacionadas con la
visión de Dios en nuestra vida
¿A que Dios recurrimos en esta COMPULSIÓN? Elijo una cita bíblica
Medito:

Sabiduría 2 (8); Salmo 14 (1) ; 2 Timoteo 4(8); Lucas 15 (20-24); Lucas 22(28-30). Juan 11 (25-
26)

REVELACION: Oremos: “Señor dame a gustar y a vivir tu Palabra”

Cristiano: es el que toma la decisión de entrar en el camino de Cristo. Estamos llamados a


ser “conformados” en su vida y en su muerte.

Conformados …

 En su vida: estamos llamados a la plenitud de su libertad, que es la capacidad de


realizarse en una entrega total, definitiva e irrevocable, reflejo de la entrega de Dios en
Amor, como fue también la entrega de María cuando expreso: “María dijo entonces: yo
soy la servidora del Señor, que se cumpla en mi lo que has dicho, y el Ángel se alejo”
Lucas 1 (38). La libertad
se expresa en su punto máximo en la opción fundamental como Hijo de Dios,
mantenida hasta la muerte con la gracia de Dios.
 En su muerte, esta es una experiencia por la que todos hemos de pasar. La muerte se
hace muy presente en nuestras vidas en diferentes situaciones de la vida diaria. Si
miramos las circunstancias objetivas de la muerte de Cristo, sentimos horror, como lo
describe la Palabra de Dios: en lo que sintieron María, las santas mujeres y los apóstoles.
En las negaciones de Pedro “El lo negó y dijo: no lo soy” Juan 18 (25-27) , en María
Magdalena cuando sintió llanto y amargura, en la soledad de su madre María en la cruz.
Jesús moría clavado en la cruz, con el cuerpo destrozado por los azotes, con el letrero sobre su
cabeza, de burla, “Rey de los judíos”, los curiosos estaban alrededor mirando el sufrimiento, los
enemigos estaban asechándolo y los discípulos llenos de miedo.
Jesús, en su interior, los pensamientos y emociones se reflejan en: “Padre, no se haga lo que
yo quiero, sino lo que tú quieras” Marcos 14(36); “La copa que el Padre me ha dado, ¿no la
he de beber?” Juan 18 (11); “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” Lucas
23(34).
En esas horas terribles Jesús transparentaba su amor, libertad y valentía desde la cruz como
oblación total a la voluntad de Dios y a nosotros, “Esta voluntad de Dios, de que habla, es que
seamos santificados por la ofrenda única del cuerpo de Cristo Jesús” Hebreos 10(10).
Cuando nosotros morimos, el cuerpo ya no puede seguir funcionando, entonces se nos va la vida
pero Jesús dice “lo mismo que el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Y yo doy mi
vida por las ovejas. Tengo otras ovejas que no son de este corral. A esas también las
llevaré; escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño con un solo pastor”.Juan 10 (15-16).
La adicción va matando un área de mi vida y contaminando otras, si la entrego en la cruz, porque
ya no puedo más!!! Porque creo que solo Él conoce mi sufrimiento, mis dolores, mi angustia e

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impotencia. El, que sufrió más que yo, es en la cruz donde tiene el poder de absolver mi dolor y
ayudarme a morir a la compulsión.
Entregarme a El es el paso necesario para pasar al segundo paso. Necesito de la humildad y de
la confianza, que son los valores esenciales, pero si no los he asimilado de mis padres (pilares en
la formación) esto hará mas difícil mi entrega a Dios.
En la cruz las últimas Palabras de Jesús fueron “Todo está completo…Padre en tus manos
encomiendo mi espíritu” Juan 19 (30). Es en el momento de su muerte cuando el alma
de Cristo ya gloriosa penetra en el infierno, “para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla
de los que estaban en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra y toda lengua confiese que
Jesucristo en el Señor” Filipenses 2 (10-11). Jesús tiene “las llaves de la muerte y del
Hades” Apocalipsis 1(18). Nada le esta cerrado “porque se le ha dado toda potestad en el
cielo y en la tierra” Mateo 29(18).
El descenso de Jesús fue un triunfo sobre el pecado y sus consecuencias, El baja a lo subterráneo
y tenebroso de mi adicción, que se asocia con las malas actitudes, con los miedos, los hábitos que
llevan a la muerte y a los infiernos interiores. Cuando el hombre entra en
imágenes de descenso interior, va encontrando representaciones de sus niveles primitivos. De
alguna manera llega a las capas subterráneas de su ser, a las sombras, a las fuerzas brutas,
irracionales de todo ser vivo. Así el descenso de Jesús hasta las entrañas de la tierra, simboliza
también un descenso hasta las causas profundas de la adicción del hombre.
“Si por la transgresión de Adán reino la muerte, mucho mas reinaran en vida por
Jesucristo, los que reciban de la gracia y del don de la justicia” Romanos 5(17).
El espíritu del cristiano goza de una libertad que no posee el hombre racional, basado solo en el
poder de su mente; en cambio, el hombre que conecta su espíritu al Espíritu Santo, con un
trabajo espiritual y bíblico para abordar la sanación de las compulsiones se entrega al Poder
Dios. .
“El cancelo el acta de condenación que nos era contraria, con todas sus cláusulas, y la hizo
desaparecer clavándola en la cruz” Colosenses 2 (14).
En resumen, el descenso de Jesús a mi infierno, es la primera manifestación de la Redención
(absorbe mi dolor). Este misterio es alentador, Jesús ha roto las cadenas que me aprisionaban.
Jesús conquista mi libertad
Esto es una liberación Jesús nos “libera del lazo del cazador” Salmo 91(3).
“Y vi a un Ángel poderoso que proclamaba en alta voz: ¡quien es digno de abrir el libro y de
abrir sus sellos? Pero nadie ni en el cielo, ni en la tierra ni debajo de ella, era capaz de abrir
el libro, ni de leerlo. Y yo me puse a llorar porque nadie era digno de abrir el libro ni de leerlo.
Pero uno de los Ancianos me dijo: no llores ha triunfado el León de la Tribu de Judá, el
retoño de David y el abrirá el libro y sus siete sellos”. Apocalipsis 5(2-5)

Este taller esta concebido para los que están cansados y afligidos por el peso del ego, para los
que les gustaría liberarse de dicha carga pero no pueden. Está concebido para los prisioneros en
la cárcel del ego, que no conocen el camino a la libertad. Un espíritu angustiado
y arrepentido es el espíritu del primer paso es la llave que me abre la puerta y me conduce a la
libertad.

ORACION inicial:
“Señor, necesito que me ayudes a conquistar mi libertad, me siento esclavo. Me encuentro
temeroso al entrar a mi propio infierno, en este lugar me siento muy desolado y triste, esta
frío y desierto, hay barro pantanoso, es como una cueva (pozo) oscura donde me escondo y
donde experimento un gran vacío interior de Dios.
Ante esta situación me siento paralizado, con terror de quedarme atrapado en este lugar,
sin poder salir, sin darme cuenta, que así he estado durante mucho tiempo. El
terror, la soledad y la división que vivo en mi interior hicieron que buscara evadirme en
conductas adictivas.

7
Señor, estoy descubriendo, al llegar a este lugar, la vergüenza por mis defectos, la
desesperación y la rebeldía ante Dios. Son los obstáculos que me están impidiendo el fluir
de la gracia en mi relación con El. Yo creía que Dios no me tenía en cuenta.
Me siento indigno, incapaz y desesperanzado, por eso te imploro y suplico tu presencia
Jesús, mora conmigo en este lugar. También quiero a tu Madre María, la necesito como
mujer, ella me trasmite la confianza allí donde me traicionaron. María cobíjame soy tu hijo,
llévame de la mano como al niño Jesús.
Necesito de tu ayuda, de tu fortaleza y de tu amor que me trae consuelo.
Hoy “Creo” Señor, que has escuchado mi necesidad, de que mores conmigo en mi dolor,
solo tengo que esperar que te manifiestes con Poder.
Necesito que tu Espíritu Santo venga a renovarme y darme la oportunidad de “nacer de
nuevo” cuando dices que “El nos salvo, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos
hecho, sino conforme a su misericordia, por medio del lavamiento de la regeneración y la
renovación por el Espíritu Santo”. Tito 3 (5)
Cambia mi corazón para que pueda experimentar el reino de Dios y creer que “cuando se
manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor hacia la humanidad El nos salvó”.
Tito 3(4)
Gracias Señor porque me aseguras que “el que no nace de agua y de Espíritu no puede
entrar en el Reino de Dios” Juan 3 (5).
Gracias Señor por tu promesa:
“Entonces los rociaré con agua limpia y quedaran limpios, los purificare de todas sus
inmundicias y de todos sus ídolos. ‘Además, les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu
nuevo dentro de ustedes le, les arrancare de su cuerpo el corazón de piedra y les daré un
corazón de carne.” Ezequiel 36 (25-26).
Gracias Señor porque me has levantado de la muerte espiritual, has despertado mis
sentidos, has renovado mi corazón y mis pensamientos por tu infinita “bondad”. Amen

Para pasar del primer paso: ACEPTACION al segundo ESPERANZA, necesito


experimentar los defectos y pecados de rebeldía y resentimientos. Como también la
perspectiva de la muerte de mi ego.

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