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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

AUDIENCIA DEL 18-7-06

-En la ciudad de Tandil, a los dieciocho días del mes de julio del año dos mil seis,, reunido el Tribunal
Oral Federal en lo Criminal de la ciudad de Mar del Plata, Partido de General Pueyrredón, en audiencia
oral correspondientes a autos Nº 890/16 caratulados "Colegio de Abogados y Otros s/desaparición
forzada de personas s/inc. Centros Clandestinos de Detención: Azul, Las Flores, Olavarría, Tandil, dice el

Sr. Juez: (Portela) El primer testigo es Gómez, Celmo Lujan, tome asiento señor Gómez. ¿Su nombre completo?

Sr. Gómez: Celmo Lujan Gómez.

Sr. Juez: ¿Domicilio?

Sr. Gómez: Termas de Río Hondo 3055, planta baja "D", Mar del Plata.

Sr. Juez: ¿Su número de documento de identidad?

Sr. Gómez: D.N.I. 5.296.470.

Sr. Juez: ¿Ocupación?

Sr. Gómez: Atiendo un quiosco.

Sr. Juez: Señor Gómez sabemos que usted ha sido víctima de hechos que tienen que ver con el terrorismo de
Estado, sin perjuicio de lo cuál usted va a declarar bajo juramento de ley, en consecuencia debe declarar la verdad de
lo que se le pregunte y no omitir información que usted conozca. A esos efectos debo advertirle que el Código Penal
sanciona con pena de prisión a los testigos que mienten o que son renuentes a declarar. Si usted se pone de pie le
voy a formalizar este compromiso.

-El testigo se pone de pie a fin de prestar juramento. Continúa el

Sr. Juez: ¿Promete usted por sus creencias decir la verdad de todo cuanto se le pregunte?

Sr. Gómez: Si

Sr. Juez: Tome asiento. Señor Gómez la idea es que en primer lugar usted nos haga un relato de todo lo acaecido y
después si es necesario le haremos algunas preguntas. Así que si usted empieza a contarnos.

Sr. Gómez: Lo que se me va a escapar a mi un poco tal vez sean los detalles, me acuerdo de lo global y hay partes
que se niegan a salir, pero era - no sé si el 27 o el 28 de enero del '78, a la tardecita- no puedo precisar la hora- se
hace presente en mi casa, hoy Aristóbulo del Valle -era la casa 57 del barrio Tepan- en la avenida Aristóbulo del
Valle, acá en Tandil, se hace presente una cantidad que no puedo precisar de cuántos militares...

Sr. Juez: ¿Militares con uniformes?

Sr. Gómez: Con uniformes, llovía y me tiraron en el piso mientras revolvían mi casa, en ese momento cae mi hijo
que en ese entonces tenía catorce años y lo tiraron junto conmigo en el piso del living mientras seguían revolviendo
la casa, yo no podía observar mucho porque no me dejaban, me tenían inmovilizado y después de un tiempo que yo
calculo que había sido más de una hora alcanzo a ver a un señor alto, morocho -que después me llego a enterar que
es Papalardo- no sé el grado que tenía pero era oficial y me encapuchan...

Sr. Juez: Perdón ¿a este hombre usted lo ve porque era como que comandaba el grupo?

Sr. Gómez: Entró después...no entró inmediatamente, sino que después de haber estado en el suelo yo hacer toda la
requisa que hicieron en la casa, entró después...

Sr. Juez: (Parra) ¿El grupo, era gente de ejército?

Sr. Gómez: Era del ejército si, uniformado. En determinado momento me encapuchan, me amenazan con llevar a
mi hijo -les pido por favor que no- y ahí me suben -supongo que a una camioneta- y sin ninguna duda voy a parar al
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cuartel. En el cuartel espero un tiempo -tampoco puedo precisar cuánto- donde me suben a otro vehículo y después
el destino no sé cuál sería. Yo sigo sosteniendo, que si es verdad que a veces ponen un cassette para desorientar, a
mi me parece que yo estuve en el ISER, porque yo escuchaba algarabía de chicos como que estaban en un recreo,
escuchaba el pito de un tren que pasaba cerca del ISER que es el que va a allá a la playa de maniobras, que es donde
trabajaba yo porque en ese entonces era ferroviario, fui ferroviario porque al mes de subir la dictadura me
sesantearon. A mi se me ocurre que puede ser el ISER.

Sr. Juez: ¿Qué es el ISER, porqué no nos relata que es el ISER?

Sr. Gómez: El ISER era...¿cómo se llamaba? Estancia San Sussi, eso era, por esos detalles, eso no quiere decir que
no hayan puesto algo para desorientarme, mis compañeros de cautiverio piensan que era La Huerta.

Sr. Juez: (Portela) ¿La Huerta queda lejos de este lugar?

Sr. Gómez: Queda frente a la Base Aérea. Yo he estado ahí en el ISER y quiero aprovechar la oportunidad que se
me da, porque haciendo un reconocimiento, yo estaba como en una especie de caballeriza, me acuerdo que como
pisaba, como si fueran lajas o una cosa así, había un riel como de puertas corredizas y no puedo precisar el lugar
donde nos torturaban, porque después de haber sido llevado del cuartel ahí, a la noche empezaron las torturas.

Sr. Juez: ¿Esa misma noche?

Sr. Gómez: Es misma noche. Haciendo un reconocimiento en el ISER -después fuimos a mirar ahí- en lo que sería
la caballeriza y en lo que sería donde dormía el personal de atención del lugar, hay una escalera que está tapiada en
la mitad, en la mitad de la escalera que es de madera, hay una pared y nosotros por los niveles, en la caballeriza hay
una escalera que va a un primer piso, entre ese nivel del primer piso y el nivel ese de la escalera yo sospecho que
hay como un entrepiso que debe estar rondando en los tres metros y me gustaría llegar a ver qué pasa, porqué está
tapiado eso, porqué hicieron esa pared en la mitad de la escalera cerrándola a la escalera. Cuando me llevaban a
torturarme, a picanearme, no subía escaleras yo.

Sr. Juez: ¿No subía escaleras?

Sr. Gómez: No de ninguna manera, por eso hay cierta confusión, mis compañeros dicen que era La Huerta, lo
confirman, pero ya le digo, por esos sonidos...yo por ejemplo... mis compañeros me dicen que escuchaban la sirena
de una fábrica de ladrillos que está cerca, yo no la escuché jamás, hay una señora que conocí hoy, que inclusive
escuchaba los aviones, el ruido de los aviones porque la base está en frente, yo eso tampoco lo escuché.

Sr. Juez: Lo que si usted sabe que usted estaba en un primer nivel.

Sr. Gómez: Lo único que yo me acuerdo son los escalones que bajaba, eso sí, ahora que lugar...

Sr. Juez: ¿Y para torturarlo, lo hacían bajar?

Sr. Gómez: Eran un par de escalones.

Sr. Juez: ¿Y lo llevaban a un lugar lejos, cerca?

Sr. Gómez: No, no era muy lejos, creo que no, tampoco puedo precisar si salíamos al aire libre y después
ingresaban a un lugar -hay un montón de detalles que se me escapan- lo que si me acuerdo que me picanearon cinco
veces y la última no me picanearon porque me agarró una taquicardia y estaba controlado por un médico.

Sr. Juez: ¿Estaba controlado por médicos?

Sr. Gómez: Sin ninguna duda.

Sr. Juez: ¿Esto lo puede certificar?

Sr. Gómez: Sin ninguna duda porque cuando me estaquearon en una cama sin colchón para torturarme me agarró
semejante taquicardia que me hicieron un reconocimiento ahí y lo suspendieron. De eso me acuerdo, quiere decir
que las torturas fueron controladas por un médico.

Sr. Juez: ¿Sobre una cama con flejes?


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Sr. Gómez: Si, una cama sin colchón, el elástico solo.

Sr. Juez: ¿Lo mojaban?

Sr. Gómez: Si, pero yo quiero destacar que en aquella oportunidad yo era militante del partido Comunista, el
partido Comunista era legal, se prohibieron todas las actividades políticas pero no las internas. Nosotros hacíamos
reparto de periódicos que se podían vender en los quioscos y por ese tipo de cosas que no lo podían ignorar me
torturaban.

Sr. Juez: ¿Qué le preguntaban concretamente?

Sr. Gómez: Me preguntaban si teníamos armas -nosotros estuvimos educados lejos del ultraísmo- así que no
teníamos armas para nada, qué actividades teníamos, era un sadismo sin sentido ni ningún tipo de motivación, era
por el solo hecho de torturar, nada más, me preguntaban si era creyente, todo ese tipo de cosas. Yo lo único que
recuerdo en un momento que me permitieron bañarme, alcancé a levantarme la venda y había un señor que me
custodiaba que estaba sin camisa, bajo, rechoncho y con una pistola en la cintura. Fue la única vez que vi algo.
Después el trato de la gente que nos cuidaba era, humano, normal.

Sr. Juez: ¿Podían ir al baño?

Sr. Gómez: Si. Los torturadores venían en auto, se sentía el ruido del auto, de los vehículos y eran los que nos
torturaban a nosotros. Pero la gente que nos cuidaba era un trato normal, común, sin vejaciones, nada de eso. Y es lo
que yo más o menos recuerdo, a lo mejor se me escapan un montón de detalles que pasó el tiempo.

Sr. Juez: (Parra) ¿Contacto con otras personas tuvo, pudo ver, pudo charlar?

Sr. Gómez: No, no había nada. Lo único que recuerdo y me confunde es que yo escuché en cierto momento la tos
de mi señora -que fumaba bastante en esa época-

Sr. Juez: (Portela) ¿La tos de su señora, o sea, la llevaron desde su casa?

Sr. Gómez: No, mi señora era enfermera y la sacaron del hospital y fue llevada a la comisaría ahí en Aristobulo del
Valle, la Segunda, como a las ocho de la noche una cosa así.

Sr. Juez: ¿El mismo día que lo detuvieron a usted?

Sr. Gómez: El mismo día. Cosa que después conversando...

Sr. Juez: (Portela) ¿Y cómo lo liberan, señor Gómez, cuanto tiempo paso de todo esto?

Sr. Juez: (Parra) ¿Cuánto tiempo estuvo detenido?

Sr. Gómez: Yo estimo que ha sido entre veintiocho y treinta días -no todos ahí- porque después había quedado tan
cargado que me tuvieron como una semana en la comisaría 1º, y me liberan de la siguiente manera. En un momento
determinado que era a la noche, me meten en el baúl de un auto.

Sr. Juez: (Portela) ¿En la Comisaría 1º siempre?

Sr. Gómez: En el lugar que yo estaba de detención me meten en el baúl de un auto y a mi señora- después me
entero- la llevan en la parte trasera del vehículo y nos liberan en la comisaría primera donde fuimos muy bien
atendidos por un muchacho que era del barrio, del barrio donde yo vivía - Pugliese- el agente Pugliese, que nos
atendió muy bien, nos dio de comer y después pasamos a un calabozo y al otro día se presenta un militar a
devolvernos cierta cantidad de dinero que estaba...en un costurero había cierta cantidad de dinero y nos vino a
devolver, yo obviamente no podía firmar porque estaba desequilibrado por la picaneada. Y después pasó más o
menos una semana y me liberan y eso fue todo.

Sr. Juez: (Parra) Cuando lo liberan, ¿le hacen alguna advertencia, si usted tenía que quedarse en su domicilio, que
no podía realizar actividades políticas? ¿Como le transmiten?

Sr. Gómez: Cuando yo voy a Mar del Plata -que vamos a vivir al barrio Jorge Newbery- habrán pasado tres o cuatro
días vuelven a preguntar si Celmo Gómez vivía ahí en ese lugar, nosotros vivíamos atrás de un chalet y fueron a
preguntar si Celmo Gómez vivía ahí, lo que indica que seguíamos controlados. Yo en ese entonces vendía libros y
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nos citaron a retirar algunos libros en el cuartel, en el último edificio para el lado de la 226 y un oficialito ahí nos
dijo que tuviéramos cuidado con lo que leíamos y todo ese tipo de cosas. Y una de las cosas que más recuerdo por la
cuál me torturaron más, es porque encontraron dentro de los libros que tenía yo las obras escogidas de Marx y
Engels y por ese tipo de literatura me dieron con todo, después era por el gusto de torturar nada más, porque me
incautaron todos los libros, me devolvieron algunos cuando fuimos citados a retirarlos los que ellos consideraron
que estaban en mi poder no me los devolvieron. Más adelante mis compañeros van a testificar Frechero y Genucich
que sacaron fotos de mi casa, en qué condiciones había quedado, fue un desastre y ese rollo de película fue
secuestrado, lo "apretaron" al fotógrafo y se lo secuestraron, para que no haya testimonios. Después siguió todo
normal.

Sr. Juez: (Falcone) Señor, ¿el personal que lo cuidaba a usted era de un tipo y el que lo torturaba usted dice....no
puede intuir cuántas personas eran las que intervenían en esas sesiones o en cuántos autos venían?

Sr. Gómez: No absolutamente nada, no.

Sr. Juez: ¿Eran varias personas las que estaban?

Sr. Gómez: Sin ninguna duda, si.

Sr. Juez: Señor por favor dígame por último el número de documento.

Sr. Gómez: D.N.I. 5.297.470.

Sr. Juez: La Fiscalía.

Sr. Fiscal: Buenos días señor Gómez. Cuando usted en parte de su relato dijo "mis compañeros dicen que estuvimos
en La Huerta" ¿estuvieron todos, usted también habría estado con ellos?

Sr. Gómez: No yo fui secuestrado solo en mi casa. Mis compañeros fueron a averiguar por mi al día siguiente y
quedaron detenidos.

Sr. Fiscal: Quedaron detenidos ¿compañeros del PC?

Sr. Gómez: Si, Frechero y Gerusich.

Sr. Fiscal: ¿No recuerda usted en su lugar de detención una salamandra, una caja fuerte de metal?

Sr. Gómez: No, yo en el lugar que estaba no vi nada. Estábamos esposados en la cama, una esposa al largero de la
cama.

Sr. Fiscal: Usted dijo haber sido citado para devolverle algunos de los libros que le habían secuestrado ¿adónde lo
citaron?

Sr. Gómez: Al cuartel, en ese mismo edificio, el cuartel que está sobre la calle, no sé como se llama, la que va el
colectivo, la que va a la banqueada ¿cómo se llama? Pujol, en el último edificio que esta al norte ahí nos devolvieron
los libros, algunos de los libros.

Sr. Juez: ¿La secretaría?

Sr. Abogado: Si, señor Gómez podría repetir por favor la fecha de su secuestros.

Sr. Gómez: Debe haber sido entre el 27 o el 28 de enero del '78.

Sr. Abogado: Dijo que ingresaron varias personas y que reconoció a una de ellas ¿A qué hora fue?

Sr. Gómez: Pero como fue de arrebato, fue una cosa así uno...fue a la tardecita.

Sr. Abogado: ¿Y las personas estaban encapuchadas?

Sr. Gómez: No, no, no, para nada.

Sr. Abogado: ¿Y la vestimenta que usaban, fagina militar?


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Sr. Gómez: Si.

Sr. Abogado: ¿Y reconoce a una de ellas?

Sr. Gómez: No, después.

Sr. Abogado: ¿Cómo sabe usted que después es una de ellas?

Sr. Gómez: Porque en un momento puedo mover la cabeza y veo al señor alto, morocho que después me entero que
es Papalardo.

Sr. Abogado: ¿Cuándo se entera?

Sr. Gómez: Después conversando con mis compañeros, después se saben todas las cosas, no es que me hubiera
dicho "yo soy Papalardo", no nada de eso, después por las características, gente que lo conocía y era Papalardo.

Sr. Abogado: ¿Su mujer también fue secuestrada, dijo?

Sr. Gómez: Pero ella del trabajo, del hospital.

Sr. Abogado: ¿En la misma fecha?

Sr. Gómez: Si, pero más tarde.

Sr. Abogado: El mismo día en otro horario digamos.

Sr. Gómez: Si en otro horario, a las nueve de la noche.

Sr. Abogado: ¿Y usted dice que podía haber escuchado la tos de ella en el lugar donde estuvo detenido?

Sr. Gómez: Claro, a mi me pereció, si.

Sr. Abogado: ¿Pero no está seguro?

Sr. Gómez: Obviamente, además el estado de confusión de uno, el miedo y todo lo demás.

Sr. Abogado: ¿Usted dice que reconoce en el lugar que estuvo detenido como el ISER y que habría dos escaleras?

Sr. Gómez: Yo supongo que puede ser el ISER, porque cuando yo era ferroviario trabajaba en la playa de
maniobras que está a siete kilómetros de acá y la vía esta relativamente cerca del ISER y sentía la algarabía de
chicos como de un colegio cuando están en el recreo, una cosa así.

Sr. Abogado: ¿Usted volvió después con el tiempo a ese lugar?

Sr. Gómez: Volví.

Sr. Abogado: ¿En qué condiciones, personales bajo alguna actividad?

Sr. Gómez: Personales, por curiosidad y entonces es cuando una amiga mía me hace notar esa escalera tapiada,
entonces empezamos a sumar dos más dos hay una escalera en la caballeriza que va a un primer piso y no coinciden
donde va esa escalera con la altura del primer piso que lleva la escalera de la caballeriza.

Sr. Abogado: ¿Sabe si estuvo con otras personas, o no, si estuvo con otras personas detenidas ilegalmente?

Sr. Gómez: No, porque ya le digo yo estaba fuertemente vendado y no escuchaba ninguna voz, ni nada de ese tipo
de cosas.

Sr. Abogado: ¿Cuándo usted dijo que estuvo en la sesión de torturas -que fueron cinco por lo que dijo- y dijo que
estaba la presencia de un médico...?

Sr- Gómez: No me acuerdo si fueron cinco o me zafé de la última por el asunto de....
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Sr. Abogado: ¿Siempre estaba con los ojos vendados o no?

Sr. Gómez: Siempre, salvo en una oportunidad que como se me habían pegado los ojos me permitieron bañarme,
tenía los ojos pegados, fue cuando veo al tipo este bajo, rechoncho, morocho, fue la única vez que me permitieron
higienizarme.

Sr. Abogado: ¿Reconoce si entre esas personas se comunicaban entre ellos con nombre, con apodos, con algún tipo
de insignia?

Sr. Gómez: No.

Sr. Abogado: ¿Y cómo sabe que había un médico, cómo supone usted que había un médico?

Sr. Gómez: Porque cuando me estaquean la última vez tuve como dije anteriormente taquicardia y me auscultaron,
no sé si eso lo puede hacer un médico, un enfermero.

Sr. Abogado: ¿En el cuartel estuvo detenido entre el momento del secuestro y hasta llegar al ISER?

Sr. Gómez: Estuve no mucho tiempo.

Sr. Abogado: ¿Cómo sabe que estuvo en el cuartel?

Sr. Gómez: Porque si usted observa el edificio hay como tres o cuatro escalones que los subí y después los bajé -
cuando me llevaron- entonces cuando voy a retirar los libros vuelve a mi "yo estuve acá", por las características, por
lo que se puede ver, además ustedes tiene que darse cuenta el estado de ánimo en que se encuentra un tipo que le
entran a la casa de arrebato y se la rompen y lo llevan secuestrado y ese tipo de cosas, el ánimo es de confusión pero
fue ahí, estoy absolutamente seguro.

Sr. Abogado: ¿Está seguro? Usted dijo que era militante político del Partido Comunista.

Sr. Gómez: Exacto.

Sr. Abogado: ¿Algún otro compañero suyo de militancia también fue secuestrado?

Sr. Gómez: Secuestrado no, porque quedaron detenidos Frechero y Genucich al otro día cuando fueron a preguntar
en qué situación estaba yo, porque mi hijo -que en ese entonces tenía catorce años- al quedar solo los vecinos lo
llevaron a la casa de los amigos nuestros, entonces van Genucich y Frechero a preguntar por mi y ahí ya quedan
detenidos.

Sr. Abogado: ¿Algún otro compañero o solamente...?

Sr. Gómez: Secuestrado no, yo nada más.

Sr. Abogado: ¿En la Comisaría 1ª cuánto tiempo estuvo?

Sr. Gómez: No puedo precisar, pero fueron más de cuatro días, me parece.

Sr. Abogado: ¿Estaba como detenido legal o detenido ilegal?

Sr. Gómez: No tengo idea, no firmé ni entrada ni salida.

Sr. Abogado: ¿No recibió ningún tipo de visitas ni notificaciones?

Sr. Gómez: Nada.

Sr. Abogado: ¿Y ahí fue maltratado o no?

Sr. Gómez: No, no.

Sr. Abogado: ¿Estaba vendado?


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Sr. Gómez: No, no, sin venda, la venda me la sacaron en la comisaría después que nos metieron en el baúl de ese
auto hasta ese momento si, en la comisaría, no en el calabozo en un salón, nos sacan las vendas, nos atienden muy
bien este muchacho que ya mencioné que era policía - Pugliese- del barrio y después sí nos trasladan a un calabozo.

Sr. Abogado: ¿Y cuándo fue liberado?

Sr. Gómez: Yo calculo que debe haber sido tres, cuatro o cinco días.

Sr. Abogado: ¿En qué fecha?

Sr. Gómez: No me acuerdo bien, pero estimo que en total deben haber sido más o menos entre veintiocho y treinta
días.

Sr. Abogado: ¿Después de su liberación tuvo algún tipo de amenaza, de seguimiento?

Sr. Gómez: Nada, seguimiento si, porque cuando nos trasladamos a Mar del Plata a los pocos días preguntaron por
Celmo Gómez.

Sr. Abogado: ¿Cómo es eso, puede explicarlo más detalladamente?

Sr. Gómez: Nosotros alquilamos un departamento atrás de un chalet en el barrio Jorge Newbery, en Mar del Plata y
en determinado momento fue alguien a preguntar por Celmo Gómez, que no se dio a conocer, no se identificó, nada
más que preguntó si vivía Celmo Gómez ahí, nada más.

Sr. Abogado: ¿Y quién fue a preguntar, no sabe?

Sr. Gómez: No sabemos.

Sr. Abogado: ¿Prestó algún tipo de declaración anterior en sede judicial o administrativamente?

Sr. Gómez: ¿Por este hecho?

Sr. Abogado: Si.

Sr. Gómez: Si.

Sr. Abogado: ¿En dónde?

Sr. Gómez: Estuvimos en Azul.

Sr. Abogado: ¿En qué año?

Sr. Gómez: En el '86 estuvimos en Azul.

Sr. Abogado: ¿En CONADEP prestó testimonio?

Sr. Gómez: Si también, se me van muchas cosas...

Sr. Abogado: ¿Y cuando recuperó su libertad pudo reincorporarse a su situación laboral o no?

Sr. Gómez: No, no, yo estaba cesanteado del ferrocarril, los milicos me cesantearon al mes de subir, porque yo era
secretario de la Unión Ferroviaria.

Sr. Abogado: ¿Y fue cesanteado en qué fecha?

Sr. Gómez: Y al mes de subir los milicos me cesantearon, la Ley de prescindibilidad.

Sr. Abogado: Solamente esta parte requiere que atento al testimonio y la denuncia presentada hacia una persona de
apellido Papalardo, que el Ministerio Público realice el requerimiento previsto en el artículo 180º.

Sr. Juez: Si, tengo entendido que es el mismo que mencionaron en Olavarría y en Azul, el señor que falleció en un
accidente de auto ¿no? Entonces que se tome nota. La última pregunta. ¿Algunos de sus compañeros o amigos hizo
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alguna presentación judicial cuando lo detuvieron, alguna presentación de algún habeas corpus, tiene noticias de
eso?

Sr. Gómez: Si.

Sr. Juez: (Parra) No perdón, ¿si interpusieron algún habeas corpus o algún pedido sobre su detención y en qué
juzgado, ante qué juez?

Sr. Gómez: No, me parece que no.

Sr. Juez: ¿Y presentación judicial ninguna?

Sr. Gómez: No, no, no

Sr. Juez: (Portela) Gracias Gómez, puede retirarse. Walter Fernández. Nombre completo y domicilio y documento
de identidad.

Sr. Fernández: Walter Raúl Fernández, D.N.I. 12.059.233, y vivo en el pasaje Basi 134 de Tandil.

Sr. Juez: ¿Ocupación?

Sr. Fernández: Tenemos un programa de chicos de la calle.

Sr. Juez: Bien. Sabemos que usted ha sido víctima de hechos que se relacionan con el terrorismo de Estado, sin
perjuicio de lo cual debe prestar testimonio diciendo la verdad de todo lo que se le pregunte. Debo advertirle que el
Código Penal sanciona con pena de prisión a los testigos que mienten o son renuentes a declarar. Si usted se pone de
pie, le voy a formalizar el compromiso.

-El testigo se pone de pie a fin de prestar juramento. Continúa el

Sr. Juez: ¿Promete usted por sus creencias decir la verdad de todo cuanto se le pregunte?

Sr. Fernández: Si.

Sr. Juez: Tome asiento. Señor Fernández la modalidad es que usted haga primero un relato de todo lo que le
sucedió que tenga que ver con esta causa y luego en todo caso le haremos las preguntas pertinentes.

Sr. Fernández: Para empezar debo decir que militaba en la Unión de Estudiantes Secundarios de Tandil, en la UES
y el 29 de abril de 1977 una comisión policial me va a buscar a mi lugar de trabajo que era la fábrica La Industrial,
la fábrica de planchones que quedaba en Lisandro de la Torre al 1400. Van en un auto sin identificación, un auto
particular, van cuatro policías de la seccional 1ª, el que encabezaba la comisión en ese momento era el sargento
Aranda. Me llevan a la comisaría.

Sr. Juez: Perdón ¿a cara descubierta?

Sr. Fernández: Si, si, eran las cinco de la tarde. Entran, hablan con el gerente de la fábrica, le dicen que me tienen
que llevar y me llevan. Llegamos a la comisaría, nos atiende el subcomisario Moris, cuando pregunto cuál es el
motivo me dice "después te van a decir", y me meten en un calabozo ahí. Cuando llego ahí, me encuentro con otros
compañeros que estaban, estaba Carlos Saglul, Jorge Pugioni y quedamos ahí en el calabozo. El treinta de abril, el
día siguiente me sacan, me llevan a un calabozo del fondo que en ese momento había en la comisaría 1ª, viene el
oficial Fernández, me esposa, me ponen una capucha y me llevan a los fondos de la comisaría en donde soy
interrogado por primera vez, supuestamente por personal militar según declaración que después hacía la policía de la
primera.

Sr. Juez: (Parra) ¿En qué consistió el interrogatorio?

Sr. Fernández: Me preguntaban sobre mis actividades en UES, qué había pasado cuando yo estuve en La Plata,
preguntaban si yo había sido un subversivo.

Sr. Juez: (Portela) ¿Violento el interrogatorio?


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Sr. Fernández: Ese no, nos pegaron un par de cachetadas pero no más, creo que sucedió lo mismo con los otros
compañeros ahí mismo en la comisaría y el 1º de mayo a la tarde -ya medio de noche- nos vuelven a sacar de la
celda, me vuelven a llevar a esa celda del fondo, de vuelta el oficial Fernández, con un policía que creo que era
Tolosa, me vuelven a encapuchar y ya ahí me cargan en el baúl de un auto y me sacan de la comisaría. De ahí me
llevan a un lugar donde ahí somos- digo somos porque Carlos también estaba, lo llevaron junto conmigo- ahí ya...

Sr. Juez: ¿Viajan mucho, viajan poco?

Sr. Fernández: Viajamos mucho, pero en realidad creo que pegamos vueltas. Cuando llegamos al lugar está ese
famoso "badén" ese a la entrada que pasamos, que el auto golpea cuando entra.

Sr. Juez: ¿Por qué famoso "badén"?

Sr. Fernández: Porque todo el mundo ha declarado cuando llegamos a La Huerta, y ahí somos sometidos a torturas
con picana eléctrica.

Sr. Juez: Perdón, ¿mucha gente había, ustedes llegan y ya había gente?

Sr. Fernández: No, no sé, porque ese fue...había alguien más si -después lo vamos a ir contando- llegamos con
Carlos ahí, me interrogan a mi, después escucho como lo interrogan a Carlos, nos atan en la pieza, en la habitación
de la casa y ahí pasa algo ese 1º de abril como que alguien más había, se escapa y lo matan.

Sr. Juez: ¿Moreno?

Sr. Fernández: No sé, lo matan a golpes, nosotros escuchábamos de adentro, como con golpes, después escuchando
las guardias, porque es la segunda vez que nos llevan, escuchamos como la guardia hablaba que supuestamente lo
matan con golpes de pala y realmente empiezan a pasar cosas, empiezan a llegar autos, gente que corría, gente que
gritaba, nos sacan -en mi caso me sacan- me llevan de vuelta al galpón, me cuelgan de los dedos de una cumbrera,
me tienen no sé cuanto tiempo colgado, después viene alguien que da la orden que dice "este con el cemento" algo
así dice...

-Ante una pregunta fuera de micrófono dice el.

Sr. Fernández: ...no después al rato, no, con motivo de lo que había pasado, si, si, nosotros seguíamos atados en la
pieza digamos, escuchamos los golpes, escuchamos los gritos de esta persona y al rato empieza el movimiento,
empiezan a llegar coches, gritos, órdenes, ahí es donde nos sacan a nosotros de la celda...

Sr. Juez: (Falcone)...no le digo quién era la víctima, pero más o menos ¿qué era lo que se recriminaba, si hubo
recriminaciones entre el personal que estaba ahí o cómo se les fué, cómo permitieron que se escapara o "mirá lo que
hubo que hacer", no recuerda nada de eso?

Sr. Fernández: En mi caso, escuchábamos comentario pero después a los quince días, cuando ya nos llevan y nos
dejan detenidos en Huerta.

Sr. Juez: ¿Pero con relación a este episodio qué escuchaba?

Sr. Fernández: Comentaban como que se había escapado, se habían escapado, como que en un momento agarró
una piedra supuestamente y le pegó a un guardia y ahí vino otro y lo redujeron y...eso lo escuchamos.

Sr. Juez: Bien, continúe con el relato.

Sr. Juez: (Parra) Perdón, a parte de Carlos, ¿pudo reconocer a otras personas en ese lugar?

Sr. Fernández: No, en ese momento, el 1º de mayo no, después en la segunda detención si éramos cuatro.

Sr. Juez: ¿Y recuerda los nombres?

Sr. Fernández: Susana Calijuri, el cuarto nunca supimos quién fué, porque después a nosotros nos llevan al penal y
ese cuarto sigue quedando ahí en Huerta y cuando yo declaro en el juicio en el '84 -creo que fué- en Azul, tampoco
había muchos datos sobre ese cuarto.

Sr. Juez: Bueno continúe al otro lugar donde lo llevaron.


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Sr. Fernández: Se empieza un momento de locura, dicen "con el cemento", me atan algo en los pies, me cargan en
un auto, me llevan...

Sr. Juez: ¿Lo llevan adónde?

Sr. Fernández: Ahí adentro, no sé, yo estaba encapuchado, lo que sé que bueno...todas las cosas que se
acostumbraba en esa época, reza, despedite y me sacuden y me tiran al agua, yo digo "me tiraron a un arroyo" y no
era un charco, ahí uno empezaba a conocer realmente lo que era el terror, el terror de Estado. Después me traen y me
atan en un patio de cemento cosa que -y esto lo aclaro porque cuando yo charlo con algunos compañeros dudábamos
si ese 1º de mayo pasó en La Huerta o pasó en otro lugar- porque, a mi me atan en un patio de cemento, en un sillón
de esos de estructura de hierro y como si fuera de cable, esos sillones playeros, nos tienen atados ahí, después que
me traen, que me mojaron que me tiraron al charco ese, me dejan atado ahí y a la madrugada nos vuelven a cargar
en el auto y nos vuelven a llevar a la comisaría 1ª. Ahí siempre quedó la duda porque después cuando fuimos a
reconocer La Huerta, La Huerta no tenía ese patio de cemento o al menos no estaba cuando nosotros fuimos a
reconocerlo y tampoco estaba ese sillón, por ahí pudo haber sido alguna quinta...

Sr. Juez: ¿Cuántos años pasaron desde que fué a reconocer ese lugar?

Sr. Fernández: Yo fui cuando se abrió el juicio a La Junta, en el '84, fue con el juez Ferro de Azul y yo había
estado detenido en el '77, siete años después.

Sr. Juez: ¿Fue con el doctor Ferro?

Sr. Fernández: Con el doctor Ferro, si.

Sr. Juez: (Portela) ¿Perdón, ese día no lo interrogaron?

Sr. Fernández: Si, si, si.

Sr. Juez: ¿A ese día lo interrogaron también en La Huerta?

Sr. Fernández: Si, si, me hicieron ese día, por eso dije que no fuimos...nos interrogaron ya con picana eléctrica,
simulacro de fusilamiento, después otros...después nos llevan a la comisaría 1ª y ahí estuvimos hasta mitad de mayo,
15 de mayo más o menos que ahí no pasó nada, ahí volvimos a estar los tres juntos, estaba Carlos, Jorge Pugioni y
yo, los tres...

Sr. Juez: ¿Sin interrogatorios, buen trato?

Sr. Fernández: No ahí nada, la policía lo que decía que ellos le respondían al ejército, que no tenían nada que ver,
me acuerdo que discutía mucho con este oficial Fernández porque yo le decía "está bien, pero el que nos pones la
capucha sos vos, el que me esposas y me entregas a ellos sos vos" lo que yo le reclamaba digo "no me pongas la
capucha vos, deja que vengan y me la pongan ellos". Y a los quince días, el 15 de, mitad de mayo más o menos nos
vuelven a llevar y ya ahí sí estuvimos en Huerta...

Sr. Juez: Perdón ¿otra vez capucha, baúl?

Sr. Fernández: Si, si, capucha, baúl del auto y nos llevan ahí sí a La Huerta porque después la reconocimos, hasta
mitad de agosto más o menos que después nos trasladan al penal de Azul.

Sr. Juez: ¿Y la detención en La Huerta en ese tiempo, la detención en La Huerta en esta segunda época, una
detención también encapuchado, torturado?

Sr. Fernández: Si, fue permanentemente estuvimos encapuchados, atados en una cama, primero me habían atado
los dos pies y una mano con soga y la mano derecha en mi caso porque estaba la cama, me quedaba del lado
izquierdo pegado a una pared, el lado derecho con una esposa. El único momento que nos soltaban era para cuando
nos traían la comida, que nos soltaban la soga, pero la esposa seguíamos atados, o sea comíamos ahí, salvo una
guardia -porque las guardias cambiaban- que nos sacaba a comer a una mesa a los cuatro, pero no podíamos hablar,
sabíamos que estábamos uno frente al otro, ahí comíamos, el tipo nos decía... Y en ese tiempo fuimos también
sometidos a toda clase de torturas...

Sr. Juez: ¿Le preguntaban algo cuando lo torturaban?


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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Fernández: Ellos querían saber sobre mi actuación y la de mi compañera en La Plata, ellos tenían entendido que
nosotros en La Plata usábamos nombre de guerra, si alguna vez habíamos usado armas y después a lo que se daba
esa discusión entre secuestrador...esa discusión ideológica.

Sr. Juez: Más que nada le reprochaban su actividad en La Plata no...

Sr. Fernández: Si, en La Plata, ellos querían saber en La Plata, cuando ellos nos buscaban a nosotros en Buenos
Aires nosotros estábamos en La Plata.

Sr. Juez: Perdón ¿usted tenía amigos en La Plata que en ese momento estaban siendo perseguidos o que alguno
haya podido ser secuestrado o que esté desaparecido?

Sr. Fernández: No, mis compañeros eran todos los de acá de Tandil ...

Cassette 1 B
(Continúa Sr. Fernández) : ... mucho, mucho interrogatorio, muchas cosas, bueno ahí fue donde escuchamos en
algunas guardias, yo en mi caso por ejemplo trataba de dormir de día para aguantar a la noche si es que se podía más
o menos mantener, la capucha no la sacaron nunca, estuvimos dos meses permanentemente con la capucha, salvo el
último día, el último día me llevan a Azul, me sacan la capucha. Ahí escuchamos cuando la interrogan a esta chica
Susana Calijuri que venían a interrogarla de Mar del Plata y también fue un interrogatorio muy salvaje, Susana tiene
mucho problema y de hecho un poco a raíz de eso también la liberan, creo que la dejan en la guardia del hospital
porque se les moría. En mi caso tuve un paro en una sesión, hubo un médico que me atendía, un médico....esa lesión
que en ese momento tuve en los electros de hoy aparece como una lesión muy vieja, una marca que nos ha quedado.
Y el "cuarto" ese que estaba ahí que nunca supimos quién era, a ese "cuarto" nunca lo interrogaron mientras
nosotros estuvimos ahí, lo que sí charlaban con él, escuchamos que la guardia charlaba con él como que me daba al
menos la sensación de que era un ingeniero porque charlaban de no sé....cosas láser...ese tipo de conversaciones
tenían con él, medias científicas, un muchacho que daba la sensación sí que hubiera sido ingeniero. Cuando a
nosotros nos llevan a Azul, él sigue quedando en "La Huerta" así que después no sabemos qué fué de su suerte. Y en
esos dos meses que nosotros estuvimos en Huerta lo que notábamos era que no llevaban a interrogar gente, éramos
nosotros cuatro. Por eso el otro día, charlando con algunos compañeros de la Comisión decíamos, yo creo que en
Tandil hubo dos lugares; uno de tortura e interrogación, esa cosa cotidiana "te llevo y te largo" y otro lugar de
detención que sí puede haber sido La Huerta, por eso la duda en cuanto a si el día ese que matan a esta persona fue
en La Huerta o fue en otro lugar. El último día como decía sí nos sacan la capucha, ahí vemos las paredes de la
pieza, la pared tenía como un salpicret, un revoque y entra alguien encapuchado con un pasamontañas se veían nada
más que los ojos y se ve sí la ropa de uniforme, la ropa de fajina militar, los borsegos, bombacha y nos hace firmar
papeles que supuestamente pasábamos a disposición del Poder Ejecutivo y después de eso, que nos colocan la
capucha, volvemos a tener lo que fue el último interrogatorio y ese fue a cargo - porque después cuando salgo y
seguimos con el régimen de libertad vigilada y nos teníamos que presentar acá a inteligencia- ahí me atiende él que
es el teniente coronel Cordero, él fue el que me hace el último interrogatorio antes de llevarnos.

Sr. Juez: (Falcone) ¿Teniente coronel?

Sr. Fernández: Cordero

Sr. Juez: (Portela) ¿Mismo interrogatorio que los anteriores, sin tortura?

Sr. Fernández: Si, si, si. No en ese no me torturaron, me hicieron poner en cuclillas y duró dos horas...

Sr. Juez: (Falcone) ¿Ese sería el Teniente Coronel que entró...?

Sr. Fernández: No, yo estaba encapuchado ahí. El que entró con la capucha fue cuando me sacan la capucha a mi
para...

Sr. Juez: (Falcone) Un nuevo interrogatorio.

Sr. Fernández: No, ahí me hicieron firmar papeles porque nos pasaban a disposición del Poder Ejecutivo y al día
siguiente Cordero me interroga y a la tarde de eso nos cargan y nos llevan al penal.

Sr. Juez: (Portela) ¿Al penal de Azul?


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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Fernández: Al penal de Azul, unidad siete. Y en esos dos meses también teníamos la presencia los domingos de
un cura, me acuerdo que entre las cosas que...parte del sermón que nos daba nos decía que Dios estaba muy enojado
con nosotros por eso teníamos que decir todo lo que sabíamos, nosotros lo que sabíamos que todos mis compañeros
estaban todos muertos.

Sr. Juez: ¿Usted cree que era realmente un sacerdote?

Sr. Fernández: No lo vi, pero estoy seguro que era un sacerdote.

Sr. Juez: ¿Vocabulario y...?

Sr. Fernández: Si, si, si, era un sacerdote, porque también se daban algunas discusiones ideológicas con el cura
sobre por ejemplo quién fue Cristo o cómo se encuadraban las torturas que recibió Cristo comparándolas con las
nuestras y dónde quedaba parada la Iglesia y esa discusión únicamente la puede llevar adelante un cura, era un cura
si, la Iglesia de Tandil.... no sé la Iglesia pero algún cura estuvo participando en esta parte, si.

Sr. Juez: (Falcone) ¿Trataba de sacar información también?

Sr. Fernández: El decía que teníamos que hablar, contar todo, porque Dios estaba enojado con nosotros y que nos
iba a permitir seguir viviendo para que fuéramos testigos de los errores cometidos.

Sr. Juez: (Parra) ¿El nombre no lo conoció o se hacía llamar por algún nombre?

Sr. Fernández: No, no se hacía llamar- Tandil es un pueblo- podemos sospechar quién fue pero...bueno....como el
médico.

Sr. Juez: (Parra) ¿Durante su privación de la libertad se efectuaron algún tipo de presentaciones judiciales, algún
pariente, allegado, amigo, Hábeas Corpus, o algún pedido de investigación sobre su paradero?

Sr. Fernández: Hábeas Corpus no, en realidad en Tandil no había muchos abogados que se animaran, creo que los
únicos que se animaron a presentar Hábeas Corpus fue el estudio Pugliese, a los cuáles les estamos muy agradecidos
por todo lo que hicieron.

Sr. Juez: ¿Pero en su caso?

Sr. Fernández: No en mi caso no, creo que mi familia se movía...ellos perdieron contacto conmigo cuando me
llevan a La Huerta, en realidad yo con mi mujer teníamos una forma de que ellos se enteraran si a mi me sacaban de
la Comisaría 1ª. Ella me llevaba desayuno, almuerzo, merienda y cena en una canasta y con el desayuno, almuerzo,
merienda y cena iban cinco mandarinas -los milicos no entendían nada, porque decían "este desayuna mandarinas"-
pero las mandarinas venían en cada canasta, cuando yo devolvía las cosas de la comida anterior, yo devolvía todo, el
termo, los platos y devolvía las cinco mandarinas, o sea que las mandarinas iban y volvían. El día que a mi me sacan
de la comisaría mi mujer va con mis viejos, entrega la canasta, los milicos van y tiran todo en la celda y por
supuesto que las mandarinas no vuelven, entonces ahí automáticamente mi familia se dio cuenta que yo ya no
estaba, que me habían llevado y mi viejo ahí con mis hermanos -mi hermano es abogado en Mar del Plata-
estuvieron con el comisario, el comisario reconoció que me había llevado ejército, que no sabía dónde estábamos y
creo que al mes más o menos recibe mi mujer- la citan- de Inteligencia y ahí reconocen como que -que fue un poco
más de un mes- unos días antes de llevarnos a Azul, que nos tenían ellos y que nos iban a llevar a Azul, que se
tenían que presentar tal día en el penal que ahí bueno....

Sr. Juez: (Portela) ¿Y en Azul cómo ingresan, en qué carácter, a disposición del Poder ejecutivo, con una causa?

Sr. Fernández: No, a mi me dan un...que hoy lo iba a traer pero -en todo caso después lo acerco- como ingresamos,
no estábamos nosotros a disposición del Poder Ejecutivo, nos llevan ahí, nos meten, nos dejan, nos sacan la capucha
y nos encontramos adentro del penal y cuando nos largan a mi me dan un certificado...

Sr. Juez: (Portela) Perdón, ¿Y en el penal tenían régimen común, visitas?

Sr. Fernández: Si, teníamos visitas, estábamos en celdas de aislamiento con.....

Sr. Juez: ¿Con los políticos?


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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Fernández: Si, pero en celdas de aislamiento, estábamos solos, en el final del pabellón en una celda de
aislamiento, con ropa de civil, no nos cortaron el pelo, sí nos daban para afeitarnos.

Sr. Juez: ¿Y cuánto tiempo estuvo en Azul?

Sr. Fernández: Y ahí estuvimos hasta fines de octubre que es cuando se firma la primera amnistía porque venía la
comisión de...y se venía el Mundial del '78 y había que liberar y ahí me entregan un certificado -un certificado de
libertad que no dice nada, lo único que dice es mi nombre, alguna seña- y dice "se dispone la libertad de Walter,
porque así lo dispuso el teniente coronel Zaini" que es el que estaba a cargo del batallón de Azul y ahí salimos.

Sr. Juez: (Portela) Una pregunta le quiero hacer. ¿Usted me dice que en una de las sesiones de tortura en La Huerta
le dio un paro?

Sr. Fernández: Si, no sé un paro...tuvieron que -como comentaban después- tuvieron que usar el reanimador, como
le decían ellos.

Sr. Juez: ¿Llamaron a un médico o el médico estaba?

Sr. Fernández: No, estaba ahí.

Sr. Juez: O sea que al médico lo llamaban cada sesión de tortura.

Sr. Fernández: Si, si, si, permanentemente estaba porque en otras sesiones - en una me acuerdo fue muy dura
porque nos mojaron, me pusieron la picana...la persona que me interrogaba me decía si me dolía- yo le decía que si
y dice "bueno, gritá, si te duele gritá" entonces cuando grito me mete la picana en la boca y por una cuestión de
reflejos la muerdo y quedas pegado a la picana mordiéndola y mojado y ahí el médico le decía "bueno, pará porque
se queda, pará porque se queda" y ahí aflojaron y en otra sesión tuve...

Sr. Juez: ¿El trato del médico con los torturadores era familiar?

Sr. Fernández: No era bastante "hijo de puta", porque él me acuerdo que decía "te ayudamos pero para que te sigan
dando"

Sr. Juez: No, pero yo digo ¿había relación con los torturadores, como que fuera un médico militar, por ejemplo
o...impresión por supuesto?

Sr. Fernández: No, no sé.

Sr. Juez: ¿Algo más que recuerde?

Sr. Fernández: No, después cuando nos presentábamos a Inteligencia, nos atendía Cordero, nos atendía Viviani -
que era mayor en esa época- nada más.

Sr. Juez: (Parra) Después de su liberación ¿fue vigilado, advirtió que lo perseguían, que daban vueltas cerca de su
casa?

Sr. Fernández: Si. Yo después de eso empecé a trabajar al año en KAFCA -una fábrica de gamulanes que había acá
en Tandil que quedaba cerca del ISER- yo estaba en un turno de tarde que era de dos a once de la noche y desde la
ventana de KAFCA a la noche se escuchaban por ahí algunos gritos que provenían del ISER -estábamos a dos
cuadras de lo que es el ISER- y sí, había seguimientos. Por ejemplo a las once de la noche a la fábrica me iba a
buscar mi familia, iba mi vieja, iba mi mujer, mi hija que era chiquita y siempre había algún auto medio extraño
detrás nuestro, o preguntas en el vecindario.

Sr. Juez: Bien. ¿La Fiscalía?

Sr. Fiscal: Buenos días Fernández. Fernández algunas cositas que no sé si se me escaparon a mi o que... primero ¿a
usted lo secuestran con un grupo de dos personas más, no?

Sr. Fernández: Cuando llegamos a la Comisaría había dos, si.

Sr. Fiscal: Había dos personas más cuando llegan, uno es Carlos Saglul y el otro Jorge Puggioni. Después durante
su relato usted hace siempre mención de Carlos Saglul ¿Qué paso con Puggioni?
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Fernández: Puggioni quedó en comisaría y él es liberado desde la comisaría -inclusive ahora es vecino mío, así
que siempre charlamos- cuando nos llevan con Carlos a La Huerta él siguió estando en la Primera de ahí nomás lo
largan, estuvo dos meses en primera y lo largan de ahí.

Sr. Fiscal: ¿Estamos hablando de su primer traslado a La Huerta, por llamarlo de alguna manera, su primera...lo que
usted llama primera y segunda detención, en realidad siempre estuvo detenido en algún lado?

Sr. Fernández: Si, si, si.

Sr. Fiscal: O en la primera o en La Huerta, la primera y la segunda son las entradas en La Huerta.

Sr. Fernández: Si. Y esos quince días en el medio, en la Comisaría 1ª.

Sr. Fiscal: ¿El apellido de esta señora Susana?

Sr. Fernández: Calijuri.

Sr. Fiscal: Fernández, nos podría aportar algunos datos más de los lugares de detención, no de la Comisaría 1ª, sino
de La Huerta o lo que es reconocido como La Huerta y el patio de cemento y si tiene alguna sospecha de qué puede
ser ese lugar del patio de cemento.

Sr. Fernández: De La Huerta si, cuando declaramos en el año '84 hicimos el plano con el Tribunal de Azul y
cuando vinimos a reconocerla realmente no le habíamos errado en nada, era tal cuál.

Sr. Fiscal: Además usted el último día pudo verla abiertamente.

Sr. Fernández: Vi la habitación en la que estaba yo.

Sr. Fiscal: ¿Alguna característica de esa habitación además del salpicret que mencionó?

Sr. Fernández: Era como un salpicret, habían tapado la ventana con mantas del ejército esas que son conocidas que
tienen la franja negra, en algún momento pusieron rejas de nuestra detención porque esa noche pensábamos que
estaban haciendo agujeros porque iban a dinamitar la casa y en realidad lo que estaban haciendo eran agujeros para
poner rejas en las ventanas -dinamitar la casa con nosotros adentro- me acuerdo que con Carlos decíamos "nos
escapamos con la cama y todo" es decir, la idea era darnos vuelta y mover con la cama y todo, lo que nosotros
pensábamos era eso.

Sr. Fiscal: ¿Algún mueble, algún elemento ahí?

Sr. Fernández: No, había una cama, como yo tenía que firmar trajeron algo como una mesa un cajón, una silla y no,
no....

Sr. Fiscal: ¿Algún detalle del piso, alguna impresión en el piso?

Sr. Fernández: Si, recordamos el patio de pedregullo con cerámico cuando nos llevaban al galponcito a torturarnos.

Sr. Fiscal: ¿Ese trayecto era....o sea la tortura era en el otro lugar?

Sr. Fernández: Si, no era en la casa, era en un galponcito afuera y el patio ese era de cerámico, que es diferente el
ruido cuando caminas en cerámico a cuando caminas en pedregullo. Se escuchaban las sirenas de la fábrica, los
aviones, la ruta cerca, se escuchaba y el plano que hicimos si coincidía con La Huerta. Y del otro lugar, sospechar
uno puede sospechar, pero yo no fui a ver otro lugar.

Sr. Fiscal: ¿No fue a ningún reconocimiento?

Sr. Fernández: No.

Sr. Fiscal: Por último Fernández. Esta circunstancia de la citación de su mujer tiempo antes de pasar al penal de
Azul, ¿me la puede relatar de nuevo porque se me escapó, la citan y la atiende Cordero?

Sr. Fernández: Si, si Cordero y Viviani.


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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Fiscal: La atienden en...

Sr. Fernández: Ahí en Inteligencia del ejército.

Sr. Fiscal: Y le dicen que usted está a disposición del ejército.

Sr. Fernández: Estamos ahí, así que no podían decir, porque fue mi viejo también, no podían decir dónde me tenían
pero que "en una semana preséntense en el penal de Azul que va a estar ahí" y fue así.

Sr. Fiscal: Muchas gracias Fernández, nada más recordarle lo que le pidió el doctor que sería importante.

Sr. Juez: Si ¿la Secretaría o los Organismos?

Sr. Abogado: Vamos a comenzar desde el inicio de su relato para tener simplemente algunas precisiones si usted las
tiene. Usted dice que viene una comisión de la seccional 1ª, reconoce a Aranda ¿reconoce a alguno más, sabe de
alguno más que estaba en esa comisión?

Sr. Fernández: No, no me acuerdo, de Aranda si porque es difícil de olvidarse de Aranda, pero no sé el resto se te
mezclan porque también los veíamos a cada rato en la comisaría así que no sé, no me acuerdo quién más fue a
buscarme.

Sr. Abogado: ¿Aranda porqué era difícil de olvidar?

Sr. Fernández: En Tandil tenía unos antecedentes así como que le gustaba golpear en comisaría, pero aparte de él
me acuerdo porque él fue el que encabezaba la comisión, él fue el que me levantó del escritorio, me llevó para el
auto, el auto era un Falcon negro.

Sr. Abogado: ¿O sea que era un auto no identificado?

Sr. Fernández: No identificado, si se lo dije.

Sr. Abogado: ¿Ellos estaban vestidos con ropa de policías?

Sr. Fernández: Si, si.

Sr. Abogado: ¿Ellos llegan los cuatro cuando se presentan en el lugar? Usted dijo que hablan con el gerente
¿recuerda el nombre del gerente?

Sr. Fernández: Y los gerentes de la industrial, Martínez y Villalba.

Sr. Abogado: Martínez, Villalba ¿y el otro?

Sr. Fernández: Eran dos.

Sr. Abogado: Ellos dos, Martínez y Villalba, ¿sabe si viven esas personas?

Sr. Fernández: El que está vivo es José Villalba que es el hijo del gerente...perdón, Martínez y Villalba eran los
dueños de la empresa, el gerente era el hijo de Villalba que es José Villalba que sí está vivo, José estaba en el
momento que a mí me van a buscar, un muchacho de la edad nuestra.

Sr. Abogado: ¿La fábrica era?

Sr. Fernández: La Industrial, no existe más.

Sr. Abogado: ¿Cuándo ellos se presentan dicen algo en particular, a usted le manifiestan algo en particular?

Sr. Fernández: No, que los tenía que acompañar "vamos, vamos" y nos fuimos.

Sr. Abogado: ¿No le exhibieron ninguna orden, no le mostraron nada?

Sr. Fernández: No, no, no.


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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Abogado: ¿Cuándo lo suben al vehículo, lo suben esposado, lo tiran al piso?

Sr. Fernández: No, me llevan al asiento de atrás, en el medio, van dos adelante y dos policías atrás y yo en el
medio.

Sr. Abogado: ¿Ahí conversan algo, le dicen algo? Nada. ¿Usted llega a la seccional ahí también identifica a otra
persona, un oficial Fernández con el que usted además tiene otro...?

Sr. Fernández: Primero Moris, que es el sub comisario.

Sr. Abogado: ¿Usted de dónde los identificaba a todos ellos, los identifica después, los identifica en ese momento?

Sr. Fernández: No después, ahí en el momento no los conocía, después de estar ahí empiezo a saber quién es uno y
quién es otro.

Sr. Abogado: Este sub comisario o comisario Moris ¿cómo es el trato con usted?

Sr. Fernández: Fue la primer charla, después no lo vi nunca más, porque a él le pregunto...porque cuando me llevan
me presentan a él no, no, Aranda...y él dice... o le pregunto que pasa y dice "no, después te van a decir, te van a
informar, llévenlo a la celda" me sacan los cordones, me sacan todas las cosas ahí y me llevan y no lo vi más. Y
Fernández no, a Fernández después lo veo porque además es el encargado de ponerme la capucha, él era oficial.

Sr. Abogado: Cuando a usted le sacan los cordones y todo eso ¿le hacen un recibo de efecto, le hacen algo así como
si fuera una detención normal?

Sr. Fernández: No, al menos no figura, porque en algún momento creo que con motivo del juicio, nosotros pedimos
con un abogado...fue cuando se empiezan a pagar las indemnizaciones, entonces tenía que justificar mi estadía
entonces se pide a Comisaría 1ª a ver si figuraba ahí, el informe que viene de ahí dice que no, que en los registros no
figura mi detención ahí.

Sr. Abogado: ¿Este oficial Fernández, recuerda el nombre?

Sr. Fernández: No, sé que era un oficial muy fino, muy amanerado, creo que fue comisario después por la costa en
la época de los Horneros, por ahí.

Sr. Abogado: ¿Él en persona le ponía la capucha?

Sr. Fernández: Si. Primero me esposaba las manos atrás y después me ponía la capucha.

Sr. Abogado: Usted dijo que discutió con él sobre esto ¿él que alegaba, él también era el que le pegaba, las
cachetadas se las pegaba él?

Sr. Fernández: No. no él me ponía la capucha, yo le decía...la última vez por ejemplo le digo...dice "te vienen a
buscar" está bien le digo, pero yo la imagen que me llevo es la tuya porque vos me pones la capucha y dice "pero
yo...cumplimos órdenes, estamos a disposición de ellos" le digo "pero deja que vengan y me pongan la capucha
ellos" después se hacía el "boludo" no decía nada no le importaba nada.

Sr. Abogado: ¿Usted sabe quién era el que le pegaba las cachetadas o quién lo interrogaba dentro de la seccional?

Sr. Fernández: No, creemos que no eran de la comisaría por las voces que se escuchaban.

Sr. Abogado: ¿Había un trato diferente como si fueran personas de fuera del lugar, como si no fueran policías?

Sr. Fernández: Si, porque inclusive decían algo y la policía corría detrás de estos o cuando llegaban, nosotros nos
enterábamos que algo iba a pasar porque cuando llegaban que generalmente llegaban a la tardecita tipo seis, siete de
la tarde, primero escuchabas entrar un auto a la comisaría, al patio y automáticamente se cortaban todas las luces,
quedaba toda la comisaría a oscuras. Cuando eso pasaba venían a buscar a alguno de nosotros. A veces venían, se
metían con las linternas en la celda, me sacaban a mí o a Carlos y nos trasladaban o nos interrogaban.

Sr. Juez: (Parra) Del personal policial que acaba de nombrar y que lo ha interrogado el doctor ¿hay alguno
actualmente viviendo en Tandil, quién?
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Fernández; Los que estaban en esa época...

Sr. Juez: Eso es precisamente lo que le estoy preguntando.

Sr. Fernández: Todos, si, los Tolosa, el cabo Cursio que era el cabo de guardia, que nos abría...

Sr. Juez: ¿Están en funciones o retirados?

Sr. Fernández: No, alguno de ellos están en funciones todavía, Aranda, Sánchez, que fue comisario después en la
Comisaría 2ª- salvo que haya tenido algún problema por ahí- este Fernández que anduvo por la costa en la época del
caso Cabeza, creo que están todos en funciones, comisario creo que queda un tal Menéndez, me parece.

Sr. Abogado: ¿Cómo dijo el comisario?

Sr. Fernández: Menéndez.

Sr. Abogado: ¿Puede ser Alfredo Menéndez? Usted hizo mención a dos civiles teóricamente o por lo menos
personal no directamente militar, que estaban en las sesiones de tortura o que visitaban los lugares de tortura.
Concretamente un religioso y un médico. Usted hizo una referencia también "somos de Tandil y esto es un pueblo",
sin perjuicio de que usted puede tener alguna idea puede decir, tengo alguna duda, usted puede decir tengo alguna
duda, pero a nosotros nos interesaría porque necesitamos justamente descubrir la verdad, tratar de tener alguna
aproximación de los nombres o las posibilidades de identificación para después si se puede corroborar con otros
elementos de juicio, poder llegar a identificar efectivamente a esas personas.

Sr. Fernández: No tengo inconveniente en decir de lo que estoy seguro, nombrar a estas dos personas que yo creo
que fueron no sé también un poco por respeto a la familia, si yo estuviera seguro no tenga duda que los nombro.

Sr. Abogado: Señor Presidente si pudiéramos en todo caso que los aporte en privado...

Sr. Fernández: Eso sí, en privado no tengo ningún problema, los aporto.

Sr. Juez: (Portela) Entonces después vamos a tomar en reserva...

Sr. Abogado: Simplemente como para orientar una defensa que quizá no conduzca a nada o quizá...

Sr. Fernández: Está bien, yo en privado no tengo problemas, los nombro.

Sr. Juez: (Falcone) Después en privado, se acerca a la Secretaria y le da los nombres así dejamos constancia.

Sr. Abogado: Bien, en el lugar este de detención, ¿en algún momento se presentó algún juez, había algún otro tipo
de persona que llegara al lugar, que no fuera militar, que se notara que no fuera militar, que tenían un trato diferente
con esa persona?

Sr. Fernández: No, mientras nosotros estuvimos, estaban las guardias que siempre eran de a dos y por ahí llegaban,
se escuchaba como que llegaba algún auto, charlaban algo ahí, cuchicheaban algo y el auto se iba, pero nunca hubo
demasiado movimiento. El otro día charlaba con los compañeros de la comisión y decía "creo que hubo dos lugares,
uno era de tortura y otro de detención". Para mi La Huerta era un lugar de detención y al lugar ese inclusive el día
ese que matan a este compañero para mi era otro lugar, por ese patio de cemento que después en La Huerta no
estaba, pero bueno - como dice él- siete años lo pueden haber destruido, por ahí tendría que reconocer otros lugares
que no he estado yo o verlos por lo menos.

Sr. Abogado: Bien, ¿usted está en condiciones de si se le exhiben fotos por ejemplo de personal policial, de
identificar a cada una de las personas que mencionó?

Sr. Fernández: ¿De los que nombré? Si, si.

Sr. Abogado: ¿De reconocer a alguna otra persona, por ejemplo de los militares que también usted mencionó?

Sr. Fernández: Y a los que los vi, si...Cordero, Viviani, salvo que me traiga una foto de ahora, pero si es una foto
de esa época, más o menos si.
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Abogado: ¿Recordar voces si a usted en algún momento se le pueden...?

Sr. Fernández: De la persona que me torturaba, si.

Sr. Abogado: ¿En esos interrogatorios en algún momento escuchó usted alguna particularidad, acentos particulares
o algo por el estilo, como para poder identificar la zona del país de la persona?

Sr. Fernández: No, no, no, acento no tenía, era irónico, pero no me olvido.

Sr. Abogado: ¿Puede saber si era una persona instruida, de baja instrucción de acuerdo a la forma de expresarse,
como para diferenciar si era un oficial o un suboficial?

Sr. Fernández: No, en realidad los interrogatorios...cuando planteábamos las discusiones por ejemplo no eran con
él, porque el tipo que nos torturaba venía nada más que a torturarnos, ahí era la llegada del auto, ese movimiento que
había, lo imaginábamos como un torbellino, una cosa que todo el mundo corría, yo no, nos llevaban para el
galponcito, nos torturaban y después se ve que el torturador se iba y ahí quedaba la guardia.

Sr. Abogado: ¿En esa sesión de tortura estaba, el médico que estaba en el lugar por eso usted lo vio directamente,
había alguien que estaba aplicando la tortura y había alguien que interrogaba o era el mismo?

Sr. Fernández: No, el mismo.

Sr. Abogado: El mismo, uno solo era el que hacía todo.

Sr. Fernández: Si, si, si, creo que si, pudo haber sido que uno...pero no, me parece que no, era el mismo y la gente
que nos cuidaba también estaba, porque se escuchaban voces, después que hablaban este "che que... te measte, te
cagaste, cómo gritaste" o sea que ellos estaban ahí presentes.

Sr. Abogado: ¿Entre las personas que los torturaban, entre ellas, pudo usted escuchar si se identificaban de alguna
manera, apodos, sobrenombres, alguna característica?

Sr. Fernández: No, pasa que se me mezclan cosas con relatos posteriores de otros compañeros. Me viene la idea de
algo del "doctor", pero no sé, por ahí si.

Sr. Abogado: ¿Podría ser el médico que usted dice que estuvo o podría ser otra persona?

Sr. Fernández: No, se me hace como que le decían "el doctor" irónicamente, como que nos tenía en la mesa de
cirugía y él estaba procediendo, pero no sé, por ahí Carlos se acuerda más detalles.

Sr. Abogado: ¿Y la persona religiosa que fue a visitarlos, usted pudo apreciar si participó también de esas sesiones?

Sr. Fernández: No, en las sesiones no y a lo que el cura iba -supuestamente porque también perdés un poco de idea
de tiempo y espacio- pero siempre estaba la radio prendida o de momentos nos hacían escuchar todas las marchas o
el Himno, teníamos que aprender el Himno.

Sr. Abogado: ¿Qué marchas?

Sr. Fernández: Marchas militares, las ponían todas, creo que el cura iba los domingos.

Sr. Abogado: Algo me llamó la atención, usted estuvo detenido en La Huerta va a la comisaría y vuelve, en ambas
ocasiones fue torturado.

Sr. Fernández: Si.

Sr. Abogado: Las torturas, no en cuánto a la forma sino en cuánto al interrogatorio ¿era similar en la primera
oportunidad, en la segunda, o preguntaban cosas distintas?

Sr. Fernández: No, eran similares, ellos querían saber lo de La Plata...

Sr. Abogado: ¿Lo de La Plata se lo preguntaron en ambas oportunidades?

Sr. Fernández: Si en varias.


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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Abogado: Está bien, pero en la primer oportunidad que estuvo detenido y en la segunda oportunidad que estuvo
detenido ahí, ¿siempre le preguntaron por La Plata?

Sr. Fernández: Por La Plata si, me preguntaron sobre mi compañera, sobre el uso de armas, sobre nuestra actividad.

Sr. Abogado: ¿Le preguntaron por Pedro Masocchi?

Sr. Fernández: No, de Pedro me entero después.

Sr. Abogado: Está bien, pero en ese momento no lo conocía.

Sr. Fernández: No, no lo conocía.

Sr. Abogado: ¿Y después pasa a la Unidad 7ª de Azul?

Sr. Fernández: Después paso a Azul, si.

Sr. Abogado: ¿Sufrió algún tipo de agresión en la Unidad, algún tipo de maltrato?

Sr. Fernández: Si, un día si.

Sr. Abogado: Lo puede relatar.

Sr. Fernández: Fue un día de visita, me llevan a....va toda mi familia - no sé si era un sábado o un domingo que
teníamos visitas nosotros- y después que se va la visita a mi me dejaban depositadas las cosas, revistas, cigarrillos,
nos llevaban a una oficina donde nos entregaban las cosas después que ellos censuraban las cosas, te cortaban las
revistas y ese día me llevan pero me llevan para otro lugar, me llevan a un lugar...era todo como de azulejo, piso de
azulejo, pared, una ducha, me hacen poner desnudo, tiran detergente al piso y me empiezan a preguntar que había
sacado yo del penal, yo decía "nada, qué voy a sacar" estaba mi mujer, mi hija que era chiquitita y abren una ducha
y ahí sí, me empiezan a pegar con palos de goma, yo me acuerdo que los compañeros, los presos comunes que
estaban en el penal me habían dicho que en los interrogatorios dicen "vos busca siempre el rincón y tapate la cabeza
y los testículos" cuando pude reaccionar hice eso, pero se cansaron de pegarme, supuestamente yo había sacado algo
del penal, pero los que me golpeaban era la gente del penal.

Sr. Abogado: ¿Le decían algo en particular cuando lo golpeaban?

Sr. Fernández: Nada, que era un "hijo de puta", un subversivo, que yo era igual que los que, aparentemente tiempo
antes de que llegáramos nosotros al penal, habían pasado algún cartucho de algún explosivo no sé qué, que si fuera
por ellos nos tendrían que matar a todos, que lo único que hacíamos era gastar plata en el penal porque comíamos,
que se yo...y me recagaron a palos ahí...

Sr. Abogado: ¿En esa sola oportunidad?

Sr. Fernández: Si, esa sola.

Sr. Abogado: ¿Estuvo con otros detenidos políticos también?

Sr. Fernández: Si, había un montón.

Sr. Abogado: ¿Quién estaba?

Sr. Fernández: A nosotros te digo, nos tenían en la celda de aislamiento con Carlos, estaba Corvalán, Carlos se
llamaba, que era de acá de Tandil. En realidad nosotros para poder hablar con los políticos nos comunicábamos a
través de los comunes.

Sr. Abogado: ¿Sabe qué otros detenidos políticos había en otro pabellón?

Sr. Fernández: No, no.

Sr. Abogado: ¿Fue sometido a juicio de guerra?


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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Fernández: No.

Sr. Abogado: ¿Y cuándo recupera la libertad?

Sr. Fernández: Y fue... octubre, mitad de octubre.

Sr. Abogado: ¿No pasó por otra Unidad?

Sr. Fernández: No, no, no.

Sr. Abogado: ¿Desde ahí lo liberaron?

Sr. Fernández: De Azul , si, un viernes me largan.

Sr. Abogado: ¿Volvió a su trabajo después?

Sr. Fernández: No, La Industrial ya había cerrado, había presentado quiebra. Después entré a trabajar en un taller
mecánico y después en la fábrica de gamulanes KAFCA.

Sr. Fiscal: Señor Presidente una pregunta nada más. Fernández, el tema del último traslado al penal de Azul, ¿usted
y Saglul, por un lado, Susana por otro lado?

Sr. Fernández: Susana no fue a Azul.

Sr. Fiscal: ¿La trasladan a otro lado, en esa misma época?

Sr. Fiscal: A Susana creo que fue antes de que a nosotros nos lleven a Azul, la llevan y la dejan en la guardia del
hospital.

Sr. Fiscal: En la guardia del hospital, lo había dicho me había olvidado ¿y el cuarto queda?

Sr. Fernández: Y el cuarto quedó ahí si, y un dato, cuando nos llevan de acá nos llevan en una camioneta a Azul -
nosotros nos estábamos acordando hace un rato con Carlos- nos llevan en una camioneta y paramos en el cuartel de
Azul, porque si bien íbamos encapuchados escuchábamos las voces como que venían y nos miraban a través de la
ventana. Estuvimos ahí en el cuartel de Azul.

Sr. Abogado: Disculpe, quedo algo pendiente. Usted dijo que era militante, que había militado cuando era
estudiante secundario ¿conoce a algún compañero suyo que haya sido secuestrado además de los que nombró, o que
estén desaparecidos en esta ciudad?

Sr. Fernández: Si.

Sr. Abogado: ¿Puede dar los nombres?

Sr. Fernández: Si, Omar Marocchi, Ricardo Cuesta, Gustavo Yoti, Andrea Calvo.

Sr. Abogado: ¿Han desaparecido o están...

Sr. Fernández: Desaparecidos.

Sr. Abogado: ¿Y fueron secuestrados en la ciudad de Tandil?

Sr. Fernández: No.

Sr. Abogado: ¿En qué ciudad?

Sr. Fernández: Andrea en La Plata, Omar en Mar del Plata, Ricardo Cuesta y Yoti según las crónicas fueron
muertos en tiroteos, en Bahía Blanca.

Sr. Abogado: ¿Y en esta ciudad, algún compañero suyo de militancia que haya sido secuestrado, en esta ciudad?

Sr. Fernández: ¿Acá en Tandil? no, Carlos Saglul.


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Sr. Abogado: Gracias.

Sr. Juez: (Portela) Gracias Fernández. María Cristina Taminelli. Buenos días. Sabemos que usted ha sido víctima de
hechos de terrorismo de Estado, sin perjuicio de ello tiene que declarar diciendo la verdad, va a haber un juramento
y debo recordarle que el Código Penal sanciona con una pena de prisión a los testigos que mienten o no dicen todo
lo que saben. Lo primero que tengo que preguntarle es su nombre, su apellido, su domicilio, su documento.

Sra. Taminelli: María Cristina Taminelli, D.N.I. 6.241.113, Paso 16 barrio Alberdi, Rauch.

Sr. Juez: (Parra) ¿Profesión?

Sra. Taminelli: Docente y abogada.

Sr. Juez: Si usted se pone de pié le voy a formalizar el compromiso.

-La testigo se pone de pié a fin de prestar juramento. Continúa el

Sr. Juez: ¿Promete usted por sus creencias decir la verdad de todo cuanto se le pregunte?

Sra. Taminelli: Si.

Sr. Juez: Tome asiento. Preferiríamos que usted hiciera un relato de lo que pasó y en todo caso después....

Sra. Taminelli: No recuerdo bien si fue el 26 de enero o el 28 de enero del año '78, estando en el campo, en casa de
unos amigos, de noche vemos -nos llama la atención- vemos muchas luces bordeando una laguna por un camino, es
inusual tantas luces en el campo por eso llamó la atención, nos sorprendió, nos preguntábamos ¿qué era eso? Y eran
los militares o sea que me venían a buscar.

Sr. Juez: (Parra) Perdón, ¿usted tenía alguna militancia política, en qué partido?

Sra. Taminelli: Yo había tenido militancia política en la Juventud Peronista en La Plata en el año '75, a fines del '75
me fui de La Plata dado que mi grupo había sido muy diezmado, ya varios de mis compañeros habían sido
asesinados por la triple "A" y en el año '75 me fui a Neuquen, después regresé por un problema de salud que tuve así
que regresé a Rauch, regresé en el '77, no recuerdo si mayo o junio del '77 y en el '78 me detienen. Volviendo al
tema, hay muchas cosas que no recuerdo y muchas de las cosas las digo porque si bien las viví no las recuerdo, la
gente que estaba conmigo en el campo es la que me cuenta todo eso.

Sr. Juez: La llevan ¿hacia dónde la llevan, dónde la tienen, cuántos días?

Sra. Taminelli: Eran militares, por lo visto -eran del ejército- lo que sí recuerdo que cuando llegamos a la altura de
Alpamar...

Sr. Juez: (Portela) Discúlpeme. ¿La van a buscar al campo porque antes la fueron a buscar a su casa?

Sra. Taminelli: Si, inclusive mis padres venían con ellos.

Sr. Juez: ¿Con los militares?

Sra. Taminelli: Sí, mis padres en ese momento creían en los militares ...

Cassette 2 A
(Continúa Sra. Taminelli): ...hasta ahí iba, recuerdo en el medio sentado, hay un....

Sr. Juez: (Parra) ¿Eso que está hablando es en Tandil?

Sra. Taminelli: No, no, no, el campo queda en el partido de Rauch cerca de una zona que se llama "La Colorada",
quedaba aproximadamente a sesenta kilómetros de Rauch, yendo para el lado de Ayacucho, Pila y Ayacucho.
Hacemos el trayecto hasta Alpamar, el que iba a cargo de todo esto era un teniente- después supe que era un
teniente- vuelvo a olvidarme el nombre de él pero si esta en la causa que está en el juzgado de Azul -su nombre-
porque reiteradamente me olvido, como me olvido la fecha de detención y a la altura de Alpamar me encapuchan,
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

me hacen pasar de adelante hacia atrás, si recuerdo tengo una idea de muchos efectivos del ejército y muchos
vehículos del ejército, ahí me encapuchan y lo que si recuerdo es que llegamos a un lugar que hace un rato una de
las personas mencionó- yo recuerdo el ruidito- o sea que paran, dan permiso o una cosa así y hay un ruido de piedras
cuando atraviesan, tengo el sonido de esas piedras. Me atan a una cama -con una esposa, me acuerdo- y bueno.....

Sr. Juez: ¿La interrogan, la torturan?

Sra. Taminelli: En ese momento no sé porque motivo me...recuerdo que en esos momentos me pegan muy fuerte,
no sé algo dije y recuerdo que me pegan, pero después si....

Sr. Juez: ¿Recuerda sobre qué la interrogaban, qué le preguntaban?

Sra. Taminelli: Después en las torturas que eran también como alguien lo dijo salíamos. O sea me llevaban al
galpón, un galponcito que tengo...yo estaba permanentemente encapuchada, en un momento estuve vendada y
después me ponían la capucha, en algún momento me la sacaron porque yo tenía lentes de contacto,fue
desagradable, estuve muchos días con las lentes de contacto puestas, no eran las mismas lentes que se usan ahora,
después no me las podía sacar, todo ese tema y sí las torturas, ¿sobre qué me preguntaban? Sobre mi militancia en
La Plata, sobre compañeros de La Plata.

Sr. Juez: ¿Tuvo contacto con otros detenidos aunque no los podía ver?

Sra. Taminelli: Si, en una oportunidad tuve contacto con alguien que hoy nos conocimos, está presente acá......

Sr, Juez: ¿Se dijeron los nombres?

Sra. Taminelli: Hablamos algo y obviamente nos ligamos una paliza muy grande ese día porque nos encontraron
hablando. Yo así siempre creía que era Mari que inclusive en algún momento pasé ese nombre, ese dato, pero por
suerte esa persona está acá. Las torturas, lo de siempre.

Sr. Juez: ¿Cuántos días cree que estuvo en ese lugar?

Sra. Taminelli: No sé, creo que estuve como quince días, no sé, no sé.

Sr. Juez: ¿Después de ahí a dónde la trasladan?

Sra. Taminelli: Después de ahí me llevan al regimiento.

Sr. Juez: ¿A qué regimiento y dónde?

Sra. Taminelli: Acá en Tandil y si recuerdo ahora cuando empiezan a nombrar a Cordero, estaba Cordero.

Sr. Juez: (Portella) Este lugar donde usted estuvo detenida era el mismo que refirió el testigo anterior ¿usted estuvo
en La Huerta?

Sra. Taminelli: Y por lo que él dice, si, si, hay muchas cosas...

Sr. Juez: ¿Recuerda ese patio?

Sra. Taminelli: No, no, no, eso no, eso yo no me acuerdo.

Sr. Juez: ¿Se acuerda de las visitas dominicales de algún supuesto sacerdote o sacerdotes?

Sra. Taminelli: No eso tampoco, pero si del médico, el médico si -y sí me acuerdo de eso doctor- el doctor, eso
también me acuerdo.

Sr. Juez: ¿Cuánto tiempo estuvo ahí en La Huerta?

Sra. Taminelli: Creo que como quince días, uno pierde noción de....

Sr. Juez: (Parra) Durante su detención, sus familiares presentaron algún habeas corpus?
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sra. Taminelli: No, mis padres no presentaban habeas corpus porque reitero ellos creían en los militares y tenían si
contacto con ellos, con militares.

Sr. Juez: ¿Y que les decían?

Sra. Taminelli: ¿Qué le decían los militares a mis padres? Que estaba todo bien, que yo iba a estar bien, no sé, no
se´....

Sr. Juez: ¿En total qué tiempo estuvo detenida más o menos?

Sra. Taminelli: Prácticamente ocho meses estuve detenida, ocho meses y unos días.

Sr. Juez: (Portela) ¿Y del regimiento a dónde la llevaron?

Sra. Taminelli: Del regimiento me llevaron a la Primera de Tandil, de acá.

Sr. Juez: ¿Ya ahí blanqueada, ya ahí tenía visitas?

Sra. Taminelli: No.

Sr. Fiscal: Perdón señor presidente. Con relación a la pregunta del doctor Parra, la testigo me ha hecho llegar una
documentación que son respuestas a supuestas gestiones formuladas por los padres en la cual -sobre todo en una- se
hace referencia a que la situación de la testigo iba a ser resuelta por la justicia Federal -estando detenida- la Fiscalía
sacó copias, si la Secretaría las quiere...

Sr. Juez: ¿Por quién están firmadas las notas?

Sr. Fiscal: Están firmadas por Horacio Tomas Rey, mayor.

Sr. Juez(Portela) ¿De qué fecha es doctor?

Sr. Fiscal: Son de fecha 10 de abril de 1978, en donde se le notifica al padre de la testigo, aparentemente por algún
pedido de explicación que en quince días aproximadamente se resolvería el problema y después con fecha 15 de
julio de 1978, fundamentalmente se informa que la situación de "su hija María Cristina va a ser resuelta por la
justicia Federal".

Sr. Juez: (Parra) Perdón doctor me quedó una pregunta. ¿Eso es todo?

Sr. Fiscal: Acompaño copia para que las certifiquen los doctores.

Sr. Juez: (Parra) Nos faltaría el momento y en qué circunstancia la dejan en libertad....

Sr. Juez: (Portela) No, pero todavía estamos lejos de eso, estamos en la Primera de Tandil, todavía ¿Y ahí que pasa?

Sra. Taminelli: Estuve no sé si tres o cuatro días, un episodio muy desagradable que hablé con el Fiscal, hemos
hablado...

Sr. Fiscal: Si, la testigo me dijo que esa parte del relato la iba a hacer en privado.

Sr. Juez: Cómo no.

Sra. Taminelli: Y también parte de La Huerta amerita que lo haga en privado.

Sr. Juez: Cómo no.

Sra. Taminelli: Quiero destacar esto, que no escapa a las generales de La Huerta, torturas y humillaciones de todo
tipo.

Sr. Juez: (Falcone) Una pregunta, por lo que dijo el Fiscal. ¿Le hicieron un proceso penal a usted?

Sra. Taminelli: Después.


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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Juez: Después, bueno después lo hablamos.

Sra. Taminelli: Bueno de la Primera creo que estuve cuatro o cinco días no recuerdo, hay cosas que no sé
precisarlas realmente, el tiempo y las situaciones. Luego fui pasada a la cárcel de Azul. En el trayecto, o sea cuando
me trasladan desde la Primera hacia Azul, me trasladan con dos personas a las cuáles ahí conozco que ellos también
habían estado en la misma...evidentemente habíamos estado en el mismo lugar, supuestamente en La Huerta, ellos
son Mónica Fernández -que actualmente vive en Olavarría- Susana Venini, quién no puede testimoniar porque está
loca, ella a partir de lo que pasó nunca más mestruó y enloqueció, Susana Venini, en Azul lo de ella ya está.

Sr. Juez: (Portella) ¿Y la otra señora?

Sra. Taminelli: Mónica Fernández. No recuerdo cuanto estuve en la cárcel, en la cárcel sí pude recibir visitas,
nosotros estábamos en un pabellón...

Sr. Juez: (Parra) Perdón ¿a qué cárcel se refiere?

Sra. Taminelli: A Azul. Estábamos en un pabellón especial, Susana Venini, Mónica Fernández, yo y también en la
cárcel estaba Araceli Gutiérrez. Araceli estaba en otra celda aparte. Ahí estuvimos... no sé cuánto estuve y digo
estuvimos porque después fuimos trasladadas con Mónica y Susana a Buenos Aires...

Sr. Juez: (Portela) ¿A Devoto?

Sra. Taminelli: No, lo que en la calle Cerviño que antes era -cerca de la cancha de polo- que era un regimiento del
ejército...

Sr. Juez: (Porterla) El 1º de Infantería, si, si, Patricios.

Sra. Taminelli: Al lado de Patricios, porque escuchábamos las marchas todos los días cuando ensayaban, al lado de
Patricios.

Sr. Juez: ¿Ahí ya blanqueada o todavía no? ¿Ahí tenía visitas de su familia, su familia sabía..?

Sra. Taminelli: Si, ahí si de vez en cuando podía tener visitas.

Sr. Juez: O sea que ya estaba en blanco.

Sra. Taminelli: Si, no sé...si

Sr. Juez: ¿Y la justicia Federal cuando interviene?

Sra. Taminelli: No, ahí fui juzgada por el Tribunal de guerra, con una parodia, en Buenos Aires, dónde por esas
cosas más crueles aun del destino, mi defensor era uno de los hijos de Videla. Mi defensor en esto -de esta parodia
del juicio castrense- el defensor era el hijo de Videla.

Sr. Juez: ¿Y la condenaron a....?

Sra. Taminelli: No, se declararon incompetentes.

Sr. Fiscal: Esa es una de las constancias que se acompañaron.

Sra. Taminelli: Después pasé a la justicia Federal...

Sr. Juez: ¿De Azul o de Buenos Aires?

Sra. Taminelli: De La Plata, porque también ahí todos se declaraban incompetentes, Azul también y salí catorce
días antes de tener a mi hija.

Sr. Juez: ¿Ya estábamos en?

Sra. Taminelli: En septiembre del '78.

Sr. Juez: ¿Eso es a grandes rasgos?


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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sra. Taminelli: Perdón, hay muchas cosas que me olvido.

Sr. Juez: ¿La Fiscalía tiene alguna pregunta?

Sr. Fiscal: Señora, ¿ahí cuando pasa a disposición del juzgado Federal de La Plata, donde la alojan?

Sra. Taminelli: En la Brigada Femenina de La Plata porque intervinieron...

Sr. Fiscal: Si, lo que consta acá, esto que consta acá, parte de esto...

Sra. Taminelli: No, no, un grupo de abogados que habían sido compañeros míos, inclusive entre ellos estaba el hijo
de un juez federal, entonces se impidió que pasara a Olmos, después se me otorgó un sobreseimiento provisorio.
Quiero decir esto, que mientras estuve en la cárcel de Azul en una oportunidad fue el general Saint Jean a verme.

Sr. Juez: (Portela) ¿A verla?

Sra. Taminelli: A verme. Cuando el día antes nos dijeron que ordenáramos el pabellón porque venía, pensé que
era...es más en algún momento dije algo al respecto que molestó y... sí era cierto, era cierto, él con un montón, no
recuerdo, sí recuerdo su siniestra figura, la fusta y las botitas, no sé se me escapan muchos detalles.

Sr. Juez: (Falcone) ¿Fue a verla por algo en especial?

Sra. Taminelli: Yo creo que fue a partir de muchas cosas que habían sucedido y de alguna manera en mi familia
había gente allegada o amistades con gente del ejército.

Sr. Juez: (Portela) Si, el Fiscal.

Sr. Fiscal: Doctora, además de la reciente declaración en la causa penal del juzgado Federal de Azul, ¿usted prestó
declaración en alguna otra causa?

Sra. Taminelli: No, porque es una cosa que siempre me reproché no haberlo hecho, pero tal vez mis tiempos no
eran esos y siento como una responsabilidad no cumplida en memoria de todos los compañeros.

Sr. Fiscal: La está cumpliendo igual. No tengo más preguntas, señor Presidente.

Sr. Juez: (Parra) Perdón, nombre o apellido de alguna persona que la vigilaba, que la torturaba, sobrenombres,
¿recuerda algo de eso?

Sra. Taminelli: No, no recuerdo, pero sí esto que dijo hoy, quien me precedió habló del doctor yo también me
pareció eso y sí también que dentro de los que nos cuidaban había alguien que me decía con quién -por ahí- podía
hablar, hablaba conmigo y me decía "que eran unas bestias, que se quería ir, que no toleraba más eso", eso si, me
acuerdo de una vez que yo vine muy mal, muy mal, muy mal, me acuerdo que me dijo, no sé, tal vez lo hacían para
ver si podían sacar más información desde el otro lado...

Sr. Juez: Si, era habitual.

Sra. Taminelli: Por eso digo, no sé, otorgo el beneficio de la duda al respecto, seguramente se me escapa.

Sr. Fiscal: Perdón, una pregunta más doctora. Usted refirió que hoy conoció a esta persona que había estado con
usted en La Huerta...

Sra. Taminelli: Si, nos conocimos personalmente porque recuerdo que a partir de algo que dije el día que estuvo el
señor Presidente acá en Tandil, el doctor Coronel dice algo, entonces unimos y era la misma persona, o sea coincide
de una persona ante un hecho determinado que es esto del golpe y esta persona después me llamó un día por
teléfono y hoy nos conocemos.

Sr. Fiscal: ¿Quién es?

Sra. Taminelli: La esposa de la persona que declaró anteriormente, Estela creo que se llama, De León si, eso
mismo.
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Fiscal: No tengo más preguntas. Gracias.

Sr. Juez: Teniendo en cuenta que va a ser una relación reservada, o sea...

Sr. Abogado: Sí, no va a ser ninguna pregunta que tenga que ver con cuestión reservada. ¿Cuál fue la fecha
aproximada del secuestro y los días que estuvo aproximadamente en La Huerta?

Sra. Taminelli: En la declaración ante el juez Comparato está la fecha exacta, no recuerdo si fue el 26, el 28 de
enero, fue por ahí.

Sr. Abogado: ¿De qué año?

Sra. Taminelli: Del año '78 y estuve aproximadamente estimo quince días en La Huerta.

Sr. Abogado: ¿Usted recuerda si alguna persona intentó escaparse de La Huerta, algún hecho característico similar?

Sra. Taminelli: Eso no recuerdo, no, no recuerdo.

Sr. Abogado: ¿Cuándo estuvo en la unidad de Azul sufrió algún tipo de mal trato particular por ser una detenida
política, algún tipo de interrogatorio especial, más allá de la visita que usted comentó?

Sra. Taminelli: No, no, los interrogatorios, las torturas, varios simulacros de fusilamiento también.

Sr. Abogado: ¿En la misma Unidad?

Sra. Taminelli: No, eso todo fue en lo supuestamente La Huerta, en la cárcel lo que no debe ser común, pero que es
común, el maltrato que recibe casi todo detenido, pero no más de eso.

Sr. Abogado: ¿Ninguna particularidad por ser detenida política?

Sra. Taminelli: No, no, no. Perdón me repite.

Sr. Abogado: Si el maltrato tenía alguna particularidad por ser una detenida política o hacía una compañera suya
detenida política.

Sra. Taminelli: ¿En la cárcel?

Sr. Abogado: En la cárcel, en la Unidad.

Sra. Taminelli: No, no, creo que no, nada en especial, si que alguna vez estuve en la celda de castigo dentro de la
cárcel pero por un episodio que podríamos decir que es desopilante pero no creo que haga a este momento esta
circunstancia comentarle.

Sr. Abogado: ¿Le preguntaron por Pedro Masocchi, o conocía a Pedro Masocchi?

Sra. Taminelli: No, lo que si recuerdo, que cuando estuve, perdón vuelvo a La Huerta, en una oportunidad me
preguntaron por alguien, recuerdo el nombre y el apellido y voy a decir porqué -el apellido más- por alguien a quién
yo no conocía pero si había escuchado su apellido, que era Ceressetto, que con los años pude conocer a esa persona.
Recordaba el apellido porque mi abuela se trataba con un médico de esa mismo apellido. Y después me preguntaban
por la gente de La Plata y también por algo de Neuquén porque yo de alguna manera tuve contacto en Neuquén con
la gente de Monseñor de Nevares.

Sr. Fiscal: Muchas Gracias, de mi parte.

Sr. Abogado: Usted hizo mención que estuvo en el regimiento, dice que en un momento sale de La Huerta y que
después la llevan al regimiento ¿cómo identificó el lugar o cómo puede saber que estuvo en el regimiento?

Sra. Taminelli: Porque ahí ya me llevan sin capucha.

Sr. Abogado: ¿Usted vio cuando ingresó, no tiene dudas?

Sra. Taminelli: Si, si, si.


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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Abogado: En el regimiento ¿dónde estuvo alojada y quién la atendió, con quién estuvo?

Sra. Taminelli: No, no, estuve un rato en el regimiento, inclusive estuve un rato y oficiaron de amables en el
regimiento.

Sr. Abogado: ¿En qué mes estamos más o menos?

Sra. Taminelli: En febrero. De La Huerta me llevaron al regimiento, eso lo recuerdo bien, en febrero.

Sr. Abogado: ¿En qué la trasladaron, recuerda en qué se desplazaron?

Sra. Taminelli: En algún vehículo militar, pero no le sé precisar, no recuerdo qué vehículo, pero eran siempre
vehículos militares, eso sí seguro.

Sr. Abogado: ¿Y el personal que la trasladó estaba con uniforme, sin uniforme?

Sra. Taminelli: Si, si, inclusive estaba Cordero y también creo que este señor Rey que me hizo un comentario de
que, cuán malos eran los subversivos, que no sé que habían matado, según él, a la hija de algún...creo que de este
señor Rey. Eso es una cosa que la tengo así muy tipo foto, he olvidado muchas cosas pero eso sí lo recuerdo.

Sr. Abogado: ¿Recuerda a alguna otra persona que estuviera ahí, además de Cordero?

Sra. Taminelli: No, había varios pero no recuerdo, no recuerdo quién más.

Sr. Abogado: ¿Y en la seccional 1ª?

Sra. Taminelli: No, en la seccional 1ª no recuerdo, no, el nombre de nadie.

Sr. Abogado: ¿Cuánto permaneció ahí en la primera?

Sra. Taminelli: Supongo que cuatro días, tres o cuatro días.

Sr. Abogado: ¿Y ahí estaba sin capucha, sin nada?

Sra. Taminelli: Si, si, si, ahí si.

Sr. Abogado: ¿Pudo ver otras personas que estaban detenidas?

Sra. Taminelli: No, porque estaba en una celda sola. Después, reitero, después desde ahí nos trasladan hacia la
cárcel de Azul, ahí conozco -no sé si era cuando estábamos subiendo al vehículo- a Mónica Fernández y a Susana
Venini.

Sr. Abogado: ¿Qué ellas venían de dónde?

Sra. Taminelli: Ellas evidentemente habían hecho el mismo trayecto que yo, nada más que nuca nos habíamos
encontrado hasta ese momento, habían estado detenidas en el mismo lugar- supuestamente en lo que presuntamente
es La Huerta- habían sido pasadas a la primera y de ahí fuimos hasta... estuvimos juntas en Azul y también
estuvimos juntas en lo que hoy comentaba en Buenos Aires que era Intendencia, algo de Intendencia.

Sr. Abogado: ¿Esta señora Venini es de acá de Tandil?

Sra. Taminelli: No, Susana Venini vive actualmente en Olavarría pero está -tengo entendido- que está internada en
un Instituto, está constantemente en un Instituto Neurológico.

Sr. Abogado: ¿Pero ella, su ciudad de origen era Olavarría?

Sra. Taminelli: Sierras Bayas, pero había sido detenida en Olavarría.

Sr. Abogado: Nada más.


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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Juez: (Portela) Si, ¿usted podría permanecer en la sala? porque tomamos unos o dos testigos más, hacemos un
cuarto intermedio y ahí le vamos a tomar...si nos hace el favor, muchas gracias. Saglul, Carlos. Buenos días, señor
Saglul. Sabemos que usted fue víctima de hechos de terrorismo de Estado, pero debo repetirle lo que dije
anteriormente, va a declarar bajo juramento, está obligado a decir verdad, el Código Penal sanciona con pena de
prisión a los testigos que mienten o que son renuentes, de modo que voy a formalizar este compromiso pidiéndole
que se ponga de pie.

-El testigo se pone de pie a fin de prestar juramento. Continúa el

Sr. Juez: ¿Promete usted por sus creencias decir la verdad de todo cuanto se le pregunte?

Sr. Saglul: Si.

Sr. Juez: Tome asiento. Necesito su nombre completo, domicilio, número de documento.

Sr. Saglul: Carlos Saglul. D.N.I. 12.970.781, Méjico 2461 Buenos Aires, ciudad.

Sr. Juez: ¿Ocupación?

Sr. Saglul: Periodista.

Sr. Juez: Bien señor Saglul, consideramos que es mejor que usted nos haga un relato de lo que le sucedió que tenga
que ver con los hechos que se investigan y después le haremos las preguntas pertinentes.

Sr. Saglul: Si, me detienen el 1º de mayo de 1977, me lleva la policía.

Sr. Juez: ¿Dónde lo detienen?

Sr. Saglul: En mi casa. Me llevan a la comisaría 1ª.

Sr. Juez: ¿La policía a cara descubierta?

Sr. Saglul: Si, si, en realidad me acuerdo escuchando el testimonio de Walter del tal Fernández, pero el resto
mientras los mencionó, si bien ahora no me acuerdo, eran los apellidos, los podía identificar si se me presentara una
fotografía o cualquier cosa por el estilo. Hay una primera vez que me interrogan...

Sr. Juez: ¿En dónde?

Sr. Saglul: En la comisaría, pero fue un interrogatorio yo diría no fue una "apretada" tan grande como después, nos
llevan la primera vez - también dudo de que fuera a La Huerta- la metodología como contaba Walter era apagar las
luces, nos enceguecian con la linterna, nos encapuchaban, muchas veces veíamos quién era el tal Fernández el que
ponía la capucha, evidentemente los demás debían tener temor de hacerlo, pero el tal Fernández se prestaba a eso.
Nos ponían la capucha y nos sacaban por atrás, por el patio de la comisaría- a mi generalmente me sacaban en el
baúl del coche- yo supongo que era parte de una tortura psicológica porque la música -tenían un parlante adentro de
un bafle, adentro del baúl del coche- y generalmente ponían a los "Olimareños, Daniel Biglietti" cosas que
generalmente escuchábamos los que militamos en ese momento en la izquierda o en el peronismo revolucionario
etc. etc.

Sr. Juez: ¿Perdón ¿usted militaba en UES, también?

Sr. Saglul: Yo militaba en la UES y el peronismo revolucionario, como la mayoría de los desaparecidos en Tandil.
Me llevan esa vez, me torturan muchísimo, les interesaba saber qué había hecho en La Plata, quién conocía de Mar
del Plata, a esa altura todos los compañeros que militaban en Tandil ya no estaban en la ciudad, presumo que por eso
en general no hacían preguntas sobre ellos, habían sido capturados o habían sido asesinados. Entonces
fundamentalmente les interesaba qué había pasado en La Plata y si había estado en Mar del Plata. También siempre
tenían una obsesión que era alguién que se llama Jorge Person que había sido un compañero, un compañero de la
juventud universitaria peronista, creo que era Jorge Person. Básicamente del único que preguntaban de Tandil era
por él. Después de esa primera vez, lo mismo que en el caso de Walter, me atan a una silla que creo que era de
alambre, era un patio...

Sr. Juez: ¿Que usted no vio en La Huerta?


29
JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Saglul: Que yo no vi en La Huerta, por eso a mi siempre que queda la sospecha que había dos lugares o más de
un lugar, más de un lugar seguramente y Walter decía que La Huerta era lugar de prisión o lugar de tortura, yo creo
que -esto es lo que yo presumo- en Tandil habían lugares que eran los que ellos llamaban destino final donde
llevaban a la gente que iban a matar de antemano, sabían que los iban a matar y había lugares donde iban a
investigar. La Huerta era el lugar donde llevaban a la gente para torturarla, para investigar. Yo sospecho que había
un lugar o había otro lugar donde llevaban a gente que sabían que no iban a aparecer más, me parece, tengo esta
impresión. Pero lo que es cierto es que había varios lugares. Básicamente se notaba que a la gente que torturaban- yo
no coincido- creo que quién torturaba era mano de obra, pero quien hacia las preguntas se notaba otro nivel
intelectual, siempre.

Sr. Juez: ¿Y el doctor quien era, el que preguntaba o el que...?

Sr. Saglul: ¿Quién?

Sr. Juez: El doctor, usted también recuerda eso.

Sr. Saglul: No, yo todavía no mencioné un doctor, si en algún momento me auscultan eso es lo que puedo decir,
pero....

Sr. Juez: No, comentaron antes que había uno de los que torturaba al cuál le decían el "doctor", ¿usted eso no?

Sr. Saglul: No, yo no escucho nada de doctor. Sí me parece quién torturaba o era alguno de los guardias o cosa por
el estilo y quienes preguntaban generalmente...

Sr. Juez: ¿Pero usted no recuerda que cuando torturaban venía alguien?

Sr. Saglul: Si, si, precisamente.

Sr. Juez: Se supone que venían los torturadores, no los que cuidaban.

Sr. Saglul: Precisamente, es decir. En el caso de La Huerta se escuchaba porque había pedregullo alrededor,
entonces se escuchaba cuando llegaban los torturadores- que no era la guardia- se los escuchaba llegar en esos
coches que para mí eran los oficiales, yo creo que inclusive quienes torturaban podían ser los mismos guardias,
porque en algún momento cuando mencionaba esta chica que yo después descubrí el apellido pero en ese momento
sabía que era la hija de la dueña del Hogar Ideal, porque escucho que ellos hablan que era esta chica que menciona
Walter - no me acuerdo ahora el nombre, que se mencionó en el testimonio anterior- ellos hablan de métodos de
tortura nuevos que le iban a aplicar, por ejemplo meterle una bombilla con electricidad en la vagina etc. etc. es decir,
pienso que los que torturaban eran ellos mismos y por la voces tampoco eran los que preguntaban, los que
preguntaban era personal mucho más preparado, tenían más información etc. etc. Después nos vuelven a llevar a la
comisaría 1ª y después volvemos - no me acuerdo cuánto tiempo estamos en la comisaría- después directamente nos
dejan en La Huerta, estamos generalmente atados a una cama, teníamos una venda sobre los ojos y además estamos
encapuchados, lo cuál dificultaba bastante poder ver a alguno, ellos obviamente tenían cuidado en no llamarse por
los nombres, yo no me acuerdo traté de hacer memoria pero no recuerdo si utilizaban algún nombre de guerra -que
era lo común entre los genocidas- Pero por otra parte si me acuerdo una vez, había un apellido que alguien lo...están
hablando en la sala contigua donde ellos se juntaban y me acuerdo del apellido Cordero y entonces hay una especie
de cómo...no sé cuál que el término "calláte" hubo un silencio que algo había pasado entre ellos porque habían dicho
un nombre o un apellido inconveniente, después descubrí porqué, pero cuando salí yo no sabía que era un apellido
de esa persona o de quién se trataba. Ahí en el campo de concentración lo que tenían -yo recién le decía a Walter y
disiento con él- para mi había tres guardias, había tres equipos y los tres equipos estaban perfectamente delineados,
porque había un equipo que era generalmente en el equipo cuando se torturaba, que eran los tipos que por ejemplo a
mi me despertaban generalmente a las trompadas, llegaba el equipo y me pegaban siempre. Había un equipo que era
absolutamente insípido, su presencia no se notaba y un tercero -después del recreo- que era alguien que venía y
hablaba "flaco hablá porque te van a limpiar, ta, ta, ta," y trataba de sacar información, se sentaba al lado de la cama
y trataba de sacar información. Inclusive las comidas tenían que ver, cuando estaban estos tipos que digamos eran
"los jodidos" me llegaron a dar sándwichs que nada más tenían grasa o comidas espantosas o no nos daban de
comer, en cambio el "bueno" que era también lo que decía Walter, yo no me acuerdo que nos dejaran ir a una mesa,
pero sí nos desataba las manos y nos daba comida por lo menos, o si pedíamos agua nos daba agua. Yo lo que me
acuerdo de La Huerta para que pueda aportar como testimonio a lo que dijo Walter Fernández - yo no me acordaba
lo de las rejas- pero si por eso es importante después de tanto tiempo escuchar los testimonios cosa que uno no pudo
hacer, las rejas las ponen luego de que supuestamente- esto es lo que yo creo, salvo que haya sido un simulacro muy
bien hecho- asesinan a alguien ahí que es un conscripto...
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Juez: ¿Un conscripto?

Sr. Saglul: Un conscripto. ¿Porqué esto? Porque se siente gran movimiento, se siente el pedregullo famoso que yo
le hablé, mucho movimiento, yo me despierto- yo supongo que era de noche, no lo sé- yo me despierto y siento gran
movimiento y siento lo que ellos hablaban que "en realidad pobre flaco, era un perejil, lo habían tenido que matar"
El relato que ellos hacen o que hablan bastante agitados entre ellos, era que había un pibe que estaba esposado, que
es la otra persona además de la chica que habla Walter, estaba esposado al igual que nosotros pero que hincha las
muñecas de una manera que se puede soltar y se escapa por una de las ventanas, entonces por eso lo matan, pero lo
matan porque había reconocido el lugar y que en realidad estaba ahí arrestado porque habían encontrado en la
guardia escrito donde él estaba escrito "montoneros" o algo por el estilo. Esto es lo que difieren los guardias
agitados en la sala contigua a la que nosotros estamos que era donde hacían guardia. Fuera de eso yo de otro
detenido no recuerdo, salvo esta chica y este supuesto conscripto. Yo he pensado por ahí...

Sr. : ¿Usted cree que sea un conscripto entonces?

Sr. Saglul: Si, si, porque hacen esta referencia a la guardia, era un perejil, según ellos, lo matan por eso "pobre tipo
era un perejil" porque encuentran algo escrito le difiere uno al otro..."montoneros" o algo por el estilo, por eso lo
llevan para torturarlo para ver si este tipo tenía algún nexo con el peronismo revolucionario. Cada tanto nos llevaban
a un galpón que estaba en las afueras que era adonde se torturaba, submarino, picana eléctrica, hay simulacros de
fusilamiento, uno me lo hacen muy poco tiempo antes de que nos llevaran a la prisión de Azul. También recuerdo
cuando también a mí me llevan a un cuarto que en ese momento puedo ver que es La Huerta -porque la reconocimos
luego con un juez Federal- a mi me impresionó cuando la reconocimos que a pesar de haber estado ciego antes de
entrar pude describir perfectamente como era y era como ver -estaba ciego- pero era como ver, era exactamente
adentro, era ese lugar, no tengo absolutamente ninguna duda, como él dice había salpicret en ese cuarto que me
llevan, había un tipo con capucha, con una Itaka y me dice que tengo que hacer un declaración y le digo "qué pongo
en la eclaración" porque no había demasiado que poner porque presuponía me pretendían someter a un juicio en ese
momento, un juicio militar, "poné lo que quieras y poné que te arrepentís" y que sé yo....escribí dos o tres cosas, no
podía por la tortura ni siquiera podía escribir realmente, me costaba muchísimo, creo que no se entendía nada, hice
jeroglíficos, tampoco supongo que les importaba demasiado, pero no me dijeron que era para liberarme, no me
dijeron en ningún momento que era para liberarme y después en algún momento no sé si fue un día o dos días
después me suben a una camioneta - habremos estado en esto más o menos tres meses, desde la prisión a que pasa
este momento que estoy contando- nos suben a una camioneta, yo estoy esposado y en la misma situación
encapuchado y vendado, me arrastro en la camioneta y encuentro un cuerpo que es el de Walter- yo pensé que era
alguien que estaba muerto- y ahí podemos hablar y me entero que era él y que estaba vivo todavía. Como también él
contó hace un gran trayecto esa camioneta y vamos hasta un lugar que evidentemente era un cuartel, porque
sentimos ejercicios, estaban ejercitándose en ese momento, era el cuartel...en Azul debe haber un cuartel o una cosa
por el estilo y nos tiran como un paquete en la prisión de Azul -¿Por qué digo nos tiran? porque en realidad cuando
llegamos a la cárcel aparentemente no sabían ni quiénes éramos, además nos introducen -que es interesante- por el
servicio penitenciario, nos introducen encapuchados, vendados, recién nos sacan la capucha y las vendas en la
entrada de la cárcel de Azul a vista de todos los oficiales y todos los del servicio penitenciario como si fuera un
método regular y nos llevan a aislamiento...

Sr. Juez: Perdón, digo porque lo hemos escuchado en otros testimonios ¿el traslado desde el móvil hasta la puerta,
el traslado caminado, les pegan ahí?

Sr. Saglul: No, en algún momento yo tengo memoria que alguien me pone una pistola en la boca y me dice "te
vamos a limpiar" o cosa por el estilo, pero no una golpiza grande. Si me dan un golpiza muy grande - ahora me
estoy acordando, en La Huerta- cuando viene un equipo que ellos llaman "el equipo de Mar del Plata", "te quiere ver
gente de Mar del Plata" y me acuerdo que ahí me rompen una muela y me arruinan...y también decían "estamos
cansados" como que hubieran torturado antes, que venían muy cansados entonces me empiezan a pegar entre todos.
Me pegaron un largo rato pero me dio la impresión que lo hacían para divertirse, porque no era un interrogatorio
muy....y que evidentemente si no eran de Mar del Plata eran de otro lado porque no era la gente que me torturaba
usualmente y ahí me llevan -yo creo que era al galpón- al lugar donde me llevan de vuelta y me pegan muchísimo.
Vamos a la cárcel de Azul, nos ponen en lo que se llama "aislamiento", el tema era que cuando uno caía detenido en
una cárcel tampoco sabía si iba a estar vivo porqué, porque nos ponían en aislamiento, porque las mismas
autoridades del servicio penitenciario no sabían si nos iban a matar todavía, uno podía ser "chupado" y asesinado,
porque se sacaba a la gente de la cárcel en ese momento, entonces por eso nos tenían en aislamiento, no para que no
nos comunicáramos sino simplemente nos tenían escondidos para ver si la autoridad militar decía que había que
mandarlos a volar que es el término que utilizaban ellos para matarnos. Y una vez logro, me acuerdo que fue una
cosa muy extraña, porque logro subirme a la... había una ventanita en aislamiento, logro subirme no sé como por la
pared y miraba para afuera y veo que en la puerta de la prisión están llegando mis viejos entonces ahí me alegro
porque digo "por lo menos estoy vivo" me legalizaron. Yo estuve detenido en Azul un tiempo, me pasaron al Poder
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Ejecutivo Nacional por un Decreto de esa época y luego de Azul me trasladaron a la cárcel de Sierra Chica en un
momento que se concentraban en Trelew y en Sierra Chica, que eran las unidades que ellos llamaban de máxima
seguridad. Sobre los detenidos en Azul no recuerdo al que mencionaba Walter, sí recuerdo unos compañeros que
eran bastante ancianos, que eran sindicalistas ferroviarios, creo que ellos eran socialistas o no tenían militancia
política, pero si eran sindicalistas eso era de lo que se los acusaba, muy buena gente. Y sí me acuerdo también de
una noche que traen - porque en general los guardia cárceles no parecían mala gente o por lo menos al lado de los
torturadores que habíamos tenido que sufrir- y me impresionó mucho porque una noche siento gran movimiento,
apagan todas las luces del penal de Azul y veo que ingresan gente por una escalera y le pegaban de una manera -y
venían encapuchados- y le pegaban de una manera que era monstruosa y los veo a los guardia cárceles que eran
exactamente los mismos que nos trataban tan bien cuando veíamos como le pegaban a esta gente encapuchada, me
entero que esta gente encapuchada la traían de Olavarría, no sé, después me trasladaron y no pude tomar contacto
con ellos, porque si bien había un pabellón de presos políticos ellos no los dejaban ni siquiera en ese momento ir al
patio, entonces no pude saber, traté inclusive de comunicarme con ellos para tranquilizarlos porque nosotros
habíamos encontrado un método de comunicación que nos daban un jarro de latón, hacíamos golpes y tratábamos de
hablar y como gritaban tanto y se ve que estaban aterrorizados, traté de hablar con ellos para tranquilizarlos pero fue
imposible, estaban muy torturados y muy aterrorizados. No sé si esa gente logró sobrevivir o los legalizaron o los
mataron, pero eran bastante gente, me acuerdo. No sé si me estoy olvidando de algún dato importante.

Sr. Juez: ¿La Fiscalía?

Sr. Juez: (Parra) ¿Cuándo usted estuvo detenido algún familiar suyo, conocido, presentó algún hábeas corpus,
averiguaron?

Sr. Saglul: Si hay un dato interesante, es decir, mi padre lo que hace...en ese momento la mayoría de los
compañeros de la UES habían desaparecido en distintos lugares o habían sido asesinados, como Cuesta, como Yoti
en Bahía Blanca e inclusive mi padre trabajaba en El Eco de Tandil y también estaban desaparecidas las hijas del
socio de él, habían desaparecido en La Plata -las hermanas Calvo- Mi viejo se entrevista con el General Saint Jean
que era el jefe de zona en ese momento- yo no me acuerdo si era gobernador ya Saint Jean, el hermano ¿se
acuerdan? el gobernador de la provincia de Buenos Aires- y Saint Jean le dice "mirá..." mi viejo tenía una relación
porque laboraba en un diario y uno tienen relación con las autoridades de alguna manera, ningún parentesco
ideológico- pero le dice "esto que esté en reserva entre nosotros dos, yo no le puedo decir dónde esta su hijo, pero sí
que no lo van a matar, le puedo garantizar su vida" Yo ahí presumo que en realidad por ahí nos habían pedido de La
Plata, porque lo que les interesaba a ellos era La Plata. ...

Cassette 2 B
(Continúa Sr. Saglul): ... no podía ver diarios en ese momento, me avisan que habíamos salido en Clarín en las
libertades, porque cada jefe de zona militar tenía tantas libertades para las fiestas- creo que era- para las fiestas podía
otorgar tantas libertades y después me entero por mi viejo que lo había encontrado unos días antes al general y le
dijo "le voy a mandar un regalo para Navidad", en realidad como un paquete el regalo era yo, entonces levanta el
Poder Ejecutivo y por eso estoy preso, casi no llego al año de estar detenido. Y me acuerdo otro dato interesante a
todo esto, cuando llego al penal de Azul, después que me legalizan o después que los veo a mis viejos, me llama el
que era el jefe del penal -no sé quién era, no me acuerdo- y tenía sobre la mesa mis antecedentes supuestamente, lo
que me acuerdo es que decía la palabra "columna norte" debajo, era grande, parecía la historia de mi vida, no sé creo
que no debe alcanzar a ser tan grande y me dice "le quiero comunicar que está a disposición del Poder Ejecutivo
Nacional, por el Decreto...bla, bla, bla, entonces le digo "¿de qué se me acusa?" "de nada", "entonces quiere decir
que voy a salir pronto" no dice "se puede quedar por toda la eternidad porque evidentemente no lo acusamos de nada
y usted está a disposición del Poder ejecutivo Nacional" así que no tenía ni siquiera la posibilidad de una defensa en
juicio.

Sr. Juez: (Parra) Si dos preguntas más. ¿Recuerda nombres de personal policial o militar cuando estuvo detenido, o
apodos?

Sr. Saglul: No, en el caso del personal policial podría reconocerlo simplemente yo creo que esta gente tiene legajo...

Sr. Juez: Por apellido.

Sr. Saglul: Apellido, me acuerdo del tal Fernández y después cuando Walter decía esto sin ningúna inducción, me
estoy acordando que si, que el relato de él de los nombres que hacía eran fidedignos, lo que pasa que por ahí como él
siguió en Tandil, yo después de tanto tiempo me olvido de estos apellidos, es muy simple, esa gente sabía quién nos
llevaba a nosotros, quién nos venía a buscar, el rastreo si se quiere es muy simple.

Sr. Juez: Si, una última pregunta. ¿Con relación al momento que recupera la libertad, cómo se la transmiten?
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Saglul: No, no, yo no recupero la libertad, a mi me ponen en libertad vigilada ¿esto qué significaba? Que yo
tenía que ir todos los días a la comisaría 1ª de Tandil a....

Sr. Juez: ¿Durante cuánto tiempo fue?

Sr. Saglul: Lo que pasa que me tocó el servicio militar en ese momento -yo tenía 19 años- me toca el servicio
militar y bueno cuando se enteran de quién era...primero me toca en La Plata y cuando se enteran que tenía un
antecedente me mandan a la base más lejana que tenían- Tierra del fuego- entonces estaba en libertad vigilada
manejando armas del ejército, una cosa muy rara porque inclusive estuve en algún momento a cargo del arsenal, una
cosa muy extraña y después me enteré por mis viejos porque les habrá llegado a acá el Decreto del Poder Ejecutivo
que me habían levantado la libertad vigilada, yo estaba ahí en el sur, enterrado en una base, no me enteraba de nada.

Sr. Fiscal: Saglul, buen día. Se me crea una confusión, comparando su testimonio con el de Fernández en cuanto al
primer traslado de la comisaría al lugar donde lo torturan. ¿Usted ubica ahí ese patio de cemento con el sillón?

Sr. Saglul: Si, la primera vez.

Sr. Fiscal: En la primera vez, y ahí es el mismo lugar donde después se produce esta supuesta fuga y muerte...

Sr. Saglul: No, no, no, estamos hablando de dos hechos absolutamente distintos. Es muy vago el recuerdo que yo
tengo de esta primera vez. Sé que hay alguien más -estoy seguro- que lo están torturando y por eso nos tienen
esperando y sé que hay algo esa noche, yo no sé si lo matan o que, sé que hay algo que lo hablamos inclusive en
algún momento que pudimos hablar con Walter dentro de la comisaría "mataron a alguien esa noche, pasó algo", lo
que yo estoy contando del conscripto que asesinan es posterior a esto. Coincide en el relato de Walter, cuando ponen
las rejas, porque después que hacen esto es cuando ponen las rejas -que yo me acabo de acordar ahora lo de las
rejas- pero sí me acuerdo perfectamente de este chico. Si asesinan a alguien esta primera noche no es este
conscripto, es otra persona.

Sr. Fiscal: El tema de que esta persona es la persona que asesinan es conscripto, ¿es por lo que dicen los guardias?

Sr. Saglul: Los guardias mencionan que es un "perejil" y lo que dicen es que encontraron algo escrito en la guardia
cuando él estaba de guardia que el término que utilizan es "este boludo, que lo tuvimos que matar".

Sr. Fiscal: ¿Cuándo lo liberan Saglul a usted?

Sr. Saglul: La fecha...hoy vi el Decreto no me acordé...no me liberan, me ponen en libertad vigilada. Realmente no
me acuerdo la fecha, te la puedo facilitar porque tengo por ahí los Decretos...

Sr. Fiscal: Tiene los Decretos, acompáñelos por favor.

Sr. Saglul: Si, están los Decretos inclusive los tiene la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia, porque
hablé con algunos funcionarios y lo tenían, se acordaban ellos más que yo.

Sr. Fiscal: La última. Esta persona que le dice a su padre "le voy a mandar un regalo de Navidad" no me quedó bien
claro si es Saint Jean o....

Sr. Saglul: No, había un Saint Jean que era el gobernador, este que estoy hablando es el jefe de zona, Saint Jean era
el general que era jefe de zona, de esta zona.

Sr. Fiscal: Saint Jean de acá.

Sr. Saglul: De acá, el gobernador es otro. Vos por ahí notas algunas imprecisiones, lo que pasa que pasó tanto
tiempo, hay un problema que nos pasa a los detenidos que tenemos problema con la cronología...

Sr. Fiscal: Las preguntas se hacen para remarcar justamente esto, nada más. No tengo más preguntas, señor.

Sr. Abogado: No relató en forma circunstanciada cómo fueron los hechos de su secuestro.

Sr. Juez: No, no fue secuestro, lo fue a buscar la policía a su casa.

Sr. Abogado: Por eso ¿cómo fue el hecho de que la policía lo haya ido a buscar a su casa?
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Saglul: Simplemente me viene a buscar la policía y me dicen que estaba citado y me llevan a la comisaría 1ª.

Sr. Abogado: ¿Fue sin ningún acto de violencia?

Sr. Saglul: No, no.

Sr. Abogado: ¿Usted recuerda, en el tiempo que estuvo en La Huerta, además del hecho del conscripto, algún hecho
similar, una persona que haya intentado escaparse, que se haya comentado, que alguna persona quiso volver a
escaparse?

Sr. Saglul: No, no, en absoluto.

Sr. Abogado: No, ¿Y personas que hayan venido de Olavarría, que estén en ese lugar de detención?

Sr. Saglul: No, no, lo único que recuerdo de Olavarría fue ya estando prisionero en Azul, la gente que traen esa
noche que me impresiona cómo le pegan.

Sr. Abogado: ¿No se nombró en ningún momento que haya habido una persona que provenía del servicio
penitenciario, que haya estado detenido en La Huerta?

Sr. Saglul: No, para nada.

Sr. Abogado: Y le pregunto ahora con respecto a la Unidad de Azul ¿cómo recuerda usted, o cómo sabe usted que
era gente que provenía de Olavarría, porqué?

Sr. Saglul: Evidentemente lo escuché en algún momento, no sé decirte exactamente por qué.

Sr. Abogado: ¿Pero lo escucho ahí decir, tuvo después contacto con algunos de ellos?

Sr. Saglul: En ningún momento logro tener contacto, porque a ellos inclusive los ponen en aislamiento, no salen del
calabozo, trato de tomar contacto con ellos - como te contaba- a través del mecanismo de la pared, golpeando.

Sr. Abogado: ¿Algún compañero suyo de militancia de esa época, actualmente está desaparecido, que haya sido
secuestrado en esta ciudad?

Sr. Saglul: No. Lo que pasa que...¿porqué la mayoría de los compañeros no fueron secuestrados en esta ciudad?
Porque era tal la concentración de fuerzas de seguridad, es decir el aparato de terrorismo de Estado en ese momento,
que en algún momento se toma la decisión -por lo menos del Peronismo Revolucionario- de recomendar a todos los
compañeros que se fueran de Tandil, es así que muchos compañeros son asesinados en La Plata, en Bahía Blanca, es
decir lo que se hace es levantar la ciudad, porque recordemos que el terrorismo de Estado no empieza con la
dictadura militar sino con el gobierno de Isabel Perón, entonces cualquier compañero identificado era pasible de ser
asesinado, entonces la mayoría de los compañeros de la UES, se levanta la zona y se deja el trabajo político
prácticamente salvo que en la máxima clandestinidad algún compañero de otra zona que no podía ser localizado
haya venido aquí sin que nosotros lo supiéramos.

Sr. Abogado: ¿Y le preguntaron concretamente sobre personas de La Plata y sobre personas de Mar del Plata, o
sobre situaciones en general?

Sr. Saglul: No, me preguntaban sobre...querían saber lugares que yo haya conocido o a quiénes pudiera delatar, lo
que pasa que gracias a Dios yo había tenido la suerte, primero, los compañeros que conocía habían salido todos de
acá y por otro lado nosotros previendo teníamos nuestras normas de seguridad y en esto yo fui muy prolijo, siempre
entré y salí lo que se llamaba "tabicado" de la casa de algún compañero con lo cuál por más que quisiera no podía
delatar porque me había cuidado mucho en eso, no conocía absolutamente ninguna casa, por más que quisiera no
podía hablar.

Sr. Abogado: ¿A Pedro Mazzocchi usted lo conoció, en esa época?

Sr. Saglul: No, no, no.

Sr. Abogado: Usted dijo que en la seccional 1ª cada vez que lo trasladaban, lo sacaban en el baúl. ¿A usted cuántas
veces lo desplazaron de la seccional 1ª?
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Saglul: Por lo menos, no sé, por lo menos dos veces, una primera, después volvimos, pasamos unos días y
después fuimos a La Huerta.

Sr. Abogado: ¿Esos traslados, de acuerdo a lo que usted vivió y percibió, puede entenderse que a La Huerta traían
otra gente para interrogar y querían sacar al otro grupo, porqué se daba esa situación, o cuando volvió encontró un
cambio?

Sr. Saglul: Mi sospecha siempre fue que tenían a alguien más y la historia de ese alguien más coincidía con la
nuestra, querían completar información para luego llevarnos. Porque vos fijáte que ellos en su metodología le daban
mucha importancia a la tortura a la celeridad de la información, torturar a un tipo, sacarle la información antes,
porque cuando caía un compañero ¿los demás que hacían? Vos tenías que aguantar para que los demás pudieran
escapar, entonces le daban importancia. Si a nosotros no nos torturaron al "mango" la primera vez y nos pensaban
seguir torturando evidentemente en el medio había alguien ahí, llevaron a alguien que no conocemos, no sabemos
quién era.

Sr. Abogado: ¿Cuándo usted estaba ahí en las camas, usted recuerda cómo eran las camas en el lugar donde estaba
atado?

Sr. Saglul: Si, si, yo estaba en una cama esposado, tenía vendas, tenía una capucha, me acuerdo que me agarre toda
una infección -porque me habían entrado los algodones- además tenía algodones que se me metieron adentro del ojo,
había un lugar general donde estaban los guardias que los escuchamos y había otra habitación donde había más
detenidos y después estaba al galpón que era donde torturaban. Detalles me acuerdo por ejemplo que cuando...me
daba cuenta que prendían las luces porque el techo era de lata o algo por el estilo y se sentían las ratas o los
murciélagos -parece esta una película de terror, de cuarta- se sentían los murciélagos o las ratas que hacían un ruido
terrible arriba del techo, ahí me daba cuenta que habían prendido la luz. Y cosas me acuerdo...por ejemplo un tipo
era bastante patológico, porque yo tenía un armario al lado y el personaje este permanentemente se lavaba con
alcohol porque sentía el olor, era una cosa permanente, cada diez minutos venía y se lavaba con alcohol, o estaba
enfermo o algo tenía, no sé.

Sr. Abogado: ¿En el lugar donde estaban las camas, había muchas camas donde estaba usted?

Sr. Saglul: No, no, no.

Sr. Abogado: Usted dijo que en la guardia buena los levantaban para comer, les permitían que se...

Sr. Saglul: No, yo no recuerdo...sí recuerdo que había una guardia buena que nos daba de comer mejor, no sé si nos
levantaban, eso no me acuerdo.

Sr. Abogado: ¿Y los dejaban conversar en ese momento?

Sr. Saglul: Nos soltaban una mano...no nunca, si llegábamos a conversar nos mataban, además no tenía con quién
conversar.-

Sr. Abogado: ¿La cama tenía colchón, no tenía colchón, que recuerda?

Sr. Saglul: No, no, era elástico.

Sr. Abogado: Directamente sobre el elástico. Usted dijo que en la dependencia de al lado había más detenidos
¿escuchaba más voces, se escuchaban gritos?

Sr. Saglul: Si, se escuchaban voces, concretamente esta chica escuchamos cómo la apretaban y todas esas cosas.

Sr. Abogado: A ella la alcanzó a escuchar. ¿Escuchó muchas voces, pocas voces, cuánto?

Sr. Saglul: No, estaba esta chica y luego recuerdo el caso del chico este que era supuestamente conscripto, recuerdo
este caso nada más.

Sr. Abogado: Bien. ¿En los traslados, cuando lo trasladaban que lo metían en ese baúl, ese era un vehículo de la
policía que permanecía ahí? Le digo por el ruido que por ahí identificaba el motor ¿era un vehículo que venía a
buscarlos para llevarlos?
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Saglul: Si era un vehículo pero no puedo afirmar si era de la policía o no, no puedo afirmar, no sé.

Sr. Abogado: Bien. ¿De las personas que estaban....

Sr. Saglul: Si creo, hago memoria, que alguien decía -porque digamos esto era común en la primera, apagaban las
luces y se llevaban a alguno- que era un coche, que alguien en los momentos de escuchar en los calabozos dijo
"cuando viene el coche tal..." pero no me puedo acordar qué coche era, yo no lo vi.

Sr. Abogado: Bien. ¿Por el baúl puede identificar si era un auto grande, un auto chico?

Sr. Saglul: Era un auto grande.

Sr. Abogado: ¿En esos traslados, en algún momento le dijeron algo en particular como "ahora terminamos con vos,
te va a pasar algo, te vamos a matar", hubo algún tipo de manifestación o simplemente lo.....

Sr. Saglul: Si, obviamente me hicieron dos simulacros de fusilamiento.

Sr. Abogado: ¿El mismo personal que lo trasladaba?

Sr. Saglul: No, en los traslados no, en La Huerta.

Sr. Abogado: En La Huerta, ¿pero en los traslados cuando lo subían al vehículo?

Sr. Saglul: No, no.

Sr. Abogado: ¿El personal policial, por ejemplo Fernández que usted lo tenía claramente identificado, se desplazaba
con usted, usted recuerda como que entregaban el paquete, dejaban la persona y se iban o simplemente en la
seccional lo llevaban hasta el lugar y se iba el grupo que lo había venido a buscar, usted recuerda eso, por lo menos
de escuchar la vos de Fernández, en algún otro momento y en algún otro lugar?

Sr. Saglul: No, no, ellos evidentemente nos entregaban a la patota que venía. Además se notaba como cierta
displicencia de los policías a los militares como que daba la impresión de que a los policías los trataban como los
mayordomos, los sirvientes o los segundones y de eso la policía acusaba recibo porque tampoco era...y había cierto
miedo también porque eran asesinos de distinta categoría.

Sr. Abogado: En el lugar de detención, de personas que hayan participado en los interrogatorios -porque eso no
quedó claro cuando usted narraba como era el interrogatorio- usted dijo que era...la gente que interrogaba era más
preparada o sea que el que preguntaba era más preparado, pero después hizo diferencia de las guardias, había una
guardia que "pegaba". ¿Esa guardia que "pegaba", interrogaba también o venía siempre el grupo a interrogar?

Sr. Saglul: Una cosa es el interrogatorio en tortura bajo picana y otra cosa es el otro interrogatorio. Había dos tipos
de interrogatorio, bajo tortura - que yo no creo que hayan sido los...no sé si era el guardia, eso no me puedo acordar-
si me acuerdo que la guardia buena el tipo se sentaba y hablaba "che flaco te van a matar, porqué no hablas, no seas
boludo, ta, ta, ta," se sentaba y hablaba.

Sr. Abogado: ¿Alguna característica particular de la voz, del acento?

Sr. Saglul: No, no.

Sr. Abogado: ¿La única persona que escuchó nombrar con apellido fue Cordero?

Sr. Saglul: Escuché Cordero, demasiada coincidencia para...que no sabía ni quién era en ese momento, se lo
aseguro.

Sr. Abogado: ¿Cuándo usted tiene la libertad vigilada, usted se tenía que presentar en una dependencia, usted dijo
en la primera, ahí quién lo atendía?

Sr. Saglul: Me atendía el policía que estaba de turno y tenía un libro y creo que tenía que firmar, algo así, una cosa..

Sr. Abogado: ¿Había un libro de libertad vigilada, usted firmaba...?


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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Saglul: Claro, firmaba que había estado ahí una cosa media Kafkiana, unos días, porque después como te dije
me tocó la "colimba".

Sr. Abogado: ¿En esos días, usted iba día por medio, iba a la seccional y le traían un libro, había más gente que
firmaba, recuerda a otras personas que hayan tenido que ir?

Sr. Saglul: No, no.

Sr. Abogado: ¿Y además de ir a la dependencia tenía alguna otra restricción, tenía que permanecer en su domicilio,
lo llamaban, lo visitaban?

Sr. Saglul: No, no podía abandonar la ciudad.

Sr. Abogado: No podía abandonar la ciudad. ¿Tenía visitas o llamados telefónicos?

Sr. Saglul: ¿En qué sentido?

Sr. Abogado: De que viniera algún militar a ver si usted estaba presente en su domicilio o algo por el estilo.

Sr. Saglul: No, no, no, para nada.

Sr. Abogado: Usted hizo mención que su padre había hablado con algunos militares, habló con Saint Jean
hermano... ¿habló con alguien más? con el hermano.... con el que era de acá de la zona.

Sr. Saglul: Yo supongo que mi viejo hizo todas las gestiones posibles, es decir puntualmente no lo sé, supongo que
las gestiones se hacían a nivel de la curia y a nivel de los militares, puntualmente no...a nivel de la curia estoy seguro
que habrá visto a alguien, no me acuerdo a quién, o no lo sé.

Sr. Abogado: ¿Tiene idea si presentó notas, si entregó una nota o eran simplemente visitas así personales con
conversaciones directas?

Sr. Saglul: Creo que puede haber presentado una nota, no estoy seguro.

Sr. Abogado: No hay más preguntas.

Sr. Juez: Puede retirarse. Le digo para su conocimiento que la gente que llegó esa noche a Azul de Olavarría
sobrevivió y declararon hace unos días en este mismo juicio.

-Continúa el

Sr. Juez: (Portela) Santellan, Eduardo. Tome asiento por favor. Buenos días, nombre por favor, domicilio y número
de documento.

Sr. Santillan: Mi nombre es Eduardo Ruben Santillán, Urquiza 2142 de la ciudad de Olavarría y mi número de
documento es 12.177.413

Sr. Juez: Ocupación.

Sr. Santillán: Soy empleado público.

Sr. Juez: Sabemos que usted ha sido víctima de hechos de terrorismo de Estado, sin perjuicio de ello tiene que
declarar diciendo la verdad de lo que va a exponer, el Código Penal sanciona con pena de prisión a quién así no lo
haga, en consecuencia para formalizar este compromiso le voy a pedir que se ponga de pie.

-El testigo se pone de pie a fin de prestar juramento. Continúa el

Sr. Juez: ¿Promete usted por sus creencias decir verdad de cuánto se le pregunte?

Sr. Santillan: Si.

Sr. Juez: Tome asiento. Señor Santellan si usted nos hace un relato de lo que le ocurrió, luego le haremos algunas
preguntas.
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Santillán: En el año 1975 yo comencé a militar en un centro de estudiantes de la escuela Industrial de Olavarría
y militábamos también en la Unión de Estudiantes Secundarios, eso lo digo como punto de referencia. En el año '77
soy llamado a cumplir el servicio militar -éramos la primera clase que lo hacía a los 18 años- y me llevan a Bahía
Blanca, me llaman de Bahía Blanca y me trasladan a la base militar Río Gallegos donde hago un período de
instrucción...

Sr. Juez: Perdón, ¿Fuerza Aérea, le tocó?

Sr. Santillán: De la Fuerza Aérea, si. Y aproximadamente en marzo de ese mismo año nos incorporaron en marzo o
fines de marzo, me trasladan a la Base Aérea Militar Tandil. Allí estoy un tiempo breve de servicio y como mi oficio
- yo me había recibido de técnico mecánico- preguntan como se hace habitualmente los destinos en el servicio
militar y me asignan a trabajar en una capilla de una iglesia de acá de Tandil -creo que se llamaba el Sagrado
Corazón- donde funcionaba un hogar de ancianos y un hogar de ancianas y en realidad me llevan como si fuera un
personal de mantenimiento a cumplir funciones ahí. Así que mayoritariamente el tiempo que yo cumplí del servicio
militar en Tandil, hasta mi detención y salvo algunos momentos que venía o que cuando los lunes venía a la Base
me tenía que presentar a algunas guardias que tenía que cubrir- pero mayoritariamente estuve en esa iglesia donde
estaba el Capellán militar de la Base que se llamaba Batelli, creo que era el apellido, había dos sacerdotes, uno que
era del ejército que creo que era Baretto y el otro Batelli, Batelli era el que yo estaba como a las órdenes de él
inclusive porque creo que tenía un grado militar. Como un hecho a destacar antes de mi detención ahí en esa
parroquia, debajo del hogar, como está en un desnivel propio acá de la zona, había un salón comedor que una vez
por semana o dos veces por semana se reunían el sacerdote este con autoridades militares de la zona y al otro día me
mandaban a mi y a otro soldado que había o a otra persona a limpiar ese lugar. En algún momento estando yo ahí-
yo o recuerdo exactamente la fecha pero si recuerdo el hecho que me quedó muy grabado en mi memoria- entran el
sacerdote este Batelli con un militar- por la instrucción militar nos habían enseñado cómo eran los grados, los que
tenían estrellas eran grados altos y yo estaba en ese lugar limpiando, juntando las cosas y el militar le dice al cura
"anoche tuvimos que poner a varios mirando los rabanitos de debajo de la tierra, desde las raíces", yo en ese
momento me quedé pensando que había querido decir, por supuesto que no podía ni intervenir ni levantar la cabeza
y dijo algo así como "que el ejército es un León que si lo andan jodiendo muerde" lo comparó con...me acuerdo eso,
me quedó muy grabado porque yo además era militante político juvenil, pero entendía qué era lo que estaba pasando
en nuestro país y además lo asocié con un rumor -que a mí no me consta si fue así- de que en Tandil había habido
unos días antes unos operativos donde habían secuestrado personas. Otro hecho que, si señor...

Sr. Juez: (Falcone) Perdón, acá el comentario era que la noche anterior "se habían quedado mirando los rabanitos
de abajo" estaba confesando varios homicidios, varias cosas.

Sr. Santillán: Yo interpreté que quería decir eso, como que alguien estaba bajo tierra.

Sr. Juez: ¿Y el sacerdote?

Sr. Santillán: No me acuerdo si asintió como comprensivamente, no recuerdo si hizo algún comentario
sinceramente, pero yo pensé -no me consta- que podría haber sido este hombre Saint Jean que era el jefe de zona o
algún militar de alto grado, seguramente era de alto grado porque yo recuerdo que tenía en su uniforme estrellas
plateadas, creo que eran las más altas. En otra oportunidad estando en la Base en unas de esas veces que me tocaba
ir por ahí a cubrir una guardia, se comenta que un soldado se había escapado y el comentario que habían hecho
correr los militares era que lo tenían secuestrado los subversivos -eso dicen mis compañeros de servicio militar- un
hecho que estaba todo el mundo conmocionado lógicamente y que había aparecido con las esposas, con una esposa
en las manos, muy torturado, ese soldado era Masocchi, todos dicen soldado Masocchi, que era más grande que
nosotros porque estaba con prórroga y aparentemente se comentaba porque yo ya le digo no estaba tantos días en la
Base, que lo tenían en un lugar donde posteriormente yo creo que es el mismo lugar donde me tienen secuestrado a
mí. En otra oportunidad...

Sr. Juez: (Falcone) ¿Qué escuchó?

Sr. Santillán: Decían eso, que se había escapado, que lo habían secuestrado los subversivos -yo no lo creía a eso-
pero era la explicación que habían dado a los demás soldados y que Masocchi estaba ahí en la Base. Eso luego a mi
me consta personalmente porque en otra oportunidad, yo no sé si sería en julio, sería en agosto, la verdad que hace
tantos años y se pierde un poco la perspectiva de cuando ha sido, seguramente si fue antes de que me detuvieran a
mí, que fue en octubre. Yo lo veo a Masocchi

Sr. Juez: En el '77.


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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Santillán: 1977, si. Yo lo veo a Masocchi, era una persona baja, en mi memoria quedó como que tenía el pelo
entrecano, como que era una persona envejecida prematuramente, lo llevaban fuertemente custodiado como luego
me ocurriría a mí, caminando y creo que lo llevaban a la enfermería o ese fue el comentario yo no lo vi, lo vimos al
pasar así y dijeron "ese es Masocchi" y yo lo vi con vida a Masocchi en la Base Aérea de Tandil y luego hay otras
cosas que voy a referir que hacen a que estuvo ahí. Al tiempo dicen que Masocchi se vuelve a escapar -eso me lo
comentan otros soldados- "se escapó Masocchi" pobre Masocchi parecía que se podía escapar de todos lados y
seguramente ahí lo deben haber trasladado. El 16 de septiembre de ese año son secuestrados y detenidos en
Olavarría un grupo muy grande de gente- que ustedes conocen- entre los cuáles había dos o tres compañeros de
militancia de la UES. Yo seguí concurriendo al servicio militar, en cierta cuota de ingenuidad que uno tenía pensaba
que como no había cometido ningún delito no le iba a pasar nada y el 21 de octubre, dos o tres días antes me llaman
a mí, que vuelva a la Base -lo que no era muy habitual, porque yo inclusive dormía en la casa de un familiar mío acá
en Tandil- y bueno estuve ahí, recuerdo que era el mediodía que estábamos con lo que se llama en el servicio militar
la bolsa de rancho y el suboficial que era el que yo más conocía porque yo trataba con un teniente que se llamaba
Aguilar, que era el jefe del escuadrón, un suboficial Donoso, que era como nuestro encargado de pelotón, no sé si
era pelotón o cómo se le llamaba. Ese suboficial me dice "venga Santellan" y yo me paro con mi bolsa de rancho y
dice "no, no, deje la bolsa de rancho ahí" cuando salgo afuera del escuadrón digamos, en la cuadra donde dormían
los soldados veo que había mucho personal militar, la mayoría eran con "tiras" suboficiales, oficiales, casi no había
soldados, armados...

Sr. Juez: (Portela) ¿De Ejército o de la Fuerza Aérea?

Sr. Santillán: De la Fuerza Aérea, todo esto que le digo era todo personal de la Fuerza Aérea. Y me dicen "camine"
y me llevan -a mi me parece que era a la jefatura de la Base- que quedaba a unos cien metros de la entrada, tenía un
camino....tendría que hacer un pequeño croquis de lo que queda en mi memoria. Me llevan ahí, ahí en ese momento
cuando yo veía que algo raro pasaba y más con el antecedente de mis compañeros, quiero preguntar algo y me dicen
"cállese la boca" y cuando me llevan ahí es como que este suboficial que yo conocía se retira y me entrega a otros
que eran de la Base, era gente que yo tenía vista en la Base, pero no sabía los nombres de ellos. Me hacen tirar al
piso de rodillas, ahí me pegan, me ponen unas esposas en la espalda, me dicen que no mire para ningún lado, había
mucho movimiento como mucha agitación y algunos pasaban y a la pasada estando yo arrodillado me pegaban, más
como para hacerse ver lo malos que eran que como una tortura sistemática como sufrían otros compañeros míos. Y
después de un tiempo, no sé cuanto habrá sido si dos horas o tres que me tuvieron ahí como deliberando, estarían
esperando instrucciones sobre qué hacer, me tapan la cabeza, me agarran a los empujones y me suben arriba de un
vehículo, yo para abajo veía porque no era una capucha, como algo improvisado y con la cabeza baja me llevan al
lugar donde yo digo que creo que estuvo Masocchi también, que era ahí dentro de la Base, era un sector cercano a
un camino vecinal que tenía la Base que a los cuáles a los soldados no nos dejaban acercar, no íbamos, no sé, es
capaz que otros iban y yo desconozco. Ahí me meten en un cuarto esposado a la espalda, muy pequeño, sin ningún
tipo de cama ni nada y me tienen tirado, incomunicado, estoy varios días con las esposas inclusive una se me había
empezado a cerrar y me lastima una mano, había muy poco diálogo, yo sentía que tenía una radio prendida y estaba
ahí como en una situación sin ninguna definición sobre porqué estaba, nadie me aclaraba ni nadie me decía nada. A
los varios días de estar, me sacan una de las esposas -me parece que un par de veces me sacaron toda la ropa, los
cordones, como es habitual en esos casos- me dejaron como con un mameluco, un buzo que teníamos los soldados
así como para trabajar y creo que no me dieron de comer más que una vez y ahí estaba, no me decían nada. Un día
vinieron y me sacaron una de las esposas, yo pregunté "que pasaba y porqué me tenían ahí detenido" y me dijeron
"que no podían darme información, que ellos no sabían nada, que ya me iba a enterar" y ahí entré en un estado de
aislamiento total prácticamente donde se rompía ese aislamiento de vez en cuando, cuando alguno que andaba de
guardia o que se yo, venía digamos a amenazarme, a decirme que ya me iban a buscar para matarme...

Sr. Juez: Perdón una pregunta. ¿Esas guardias, eran todos suboficiales, o eran conscriptos?

Sr. Santillán: No, no, había conscriptos...después yo pude ver afuera, como en un perímetro más grande, en esa
guardia- si bien yo casi no los veía- porque ya le digo era un cuarto sin....era una ventanita alta, es como si a usted lo
pusieran en un cuarto para guardar los elementos de limpieza, con una puerta de madera gruesa y sin ningún tipo de
luz, no tenía luz interna nada.

Sr. Juez: ¿Pero el personal que estaba ahí dentro eran todos suboficiales por lo menos?

Sr. Santillán: Si, si suboficiales y supongo yo que habría algún oficial encargado o sería la guardia permanente. Así
estoy ahí en esa situación donde por ahí -yo debo decir la verdad- no fui sometido a torturas como otros detenidos
con corriente eléctrica ni nada, ni tampoco me preguntaban nada, ni me decían nada, ni pretendían sacar
información. En tiempo...habrá sido en diciembre -me parece que fue antes de las fiestas- aparece un - creo que era
capitán, por sus tiras- yo no recuerdo su apellido, pero yo lo tenía visto ahí de la Base, con una persona de civil y me
hacen poner contra la pared, sentado, en una silla y me empieza a interrogar sobre nombres de mis compañeros, si
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

los conocía, que dónde militábamos, me dicen que les diga qué hacía yo, como yo les cuento que estaba en un centro
de estudiantes y las cosas que hacíamos se enoja mucho -el capitán que era el de la Base, es como que tenía un papel
secundario, como que no se metía, lo dejaba actuar al otro- el otro era una persona de civil que yo lo vi muy
fugazmente - cara de "milico"- bigote negro, morocho y este hombre se enojaba mucho y me golpeaba cuando yo le
decía... "decí la verdad, no te hagas el pelotudo" me decía. En un momento él me trae un interrogatorio tipo, como
un cuestionario a llenar, una suerte de encuesta, por ejemplo ¿en qué vehículo se moviliza el subversivo? Yo le
decía "en bicicleta" y se enojaba nuevamente porque cómo un subversivo tan peligroso iba a andar en bicicleta ¿qué
armas tenía? Yo decía que yo no tenía armas, en fin y ahí el otro oficial me decía " mirá que te va a pasar lo mismo
que al otro" que yo entendía claramente que era en referencia a Masocchi, "decile las cosas" y bueno me dicen
"firma acá" y se van. Paralelamente a esto mi familia había intentado saber dónde estaba, le habían dicho que yo
había desertado, que no estaba más en la Base -de esto me entero por supuesto después- ellos lo van a ver al Obispo
de Azul que creo que en esa época era Monseñor Marengo y él les dice a mis padres que me iban a garantizar la
vida, que me tenían ahí para matarme -o les da a entender eso, por lo menos- pero que finalmente no me iban a
trasladar ni matar, sino que me iban a hacer un consejo de guerra. Así pasa la época de las fiestas, yo recuerdo
porque un día era fin de año y me sacan afuera del lugar donde estaba que pude comprobar que era dentro de la Base
y me dan una copa de sidra, una cosa así, esas cosas tan esquizofrénicas que tenían, me dan una copa de sidra como
"vamos a brindar" y me vuelven a meter, pero yo además escuchaba que ponían canciones navideñas los que hacían
guardia. A mediados de enero, debe haber sido esto, creo que debe haber sido entre el 15 o el 20 de enero dentro del
cálculo de tiempo que uno va perdiendo, aparece un señor con traje y corbata, dos personas aparecen, me sacan del
lugar donde estaba, yo secuestrado me dice que él es un juez de instrucción militar de la Fuerza Aérea, perdón....hay
un hecho que me olvidé de contar. Una noche estando ahí, hay un gran movimiento de vehículos, se siente a una
hora inusual y me dicen que me van a sacar porque me iban a matar y finalmente no me sacan, me llevaban los de
ejército, había toda una cuestión como que...o ellos los de ejército eran los más malos vamos a decir así entre
comillas, se dejaba traslucir en los pocos diálogos. Cuando me hacen ese interrogatorio así tipo, ellos me dicen
"mira firmá acá porque si no ya sabes a dónde vas a ir y en otro lado no te van a tratar como acá, no vas a aparecer
más" y la constante alusión a Masocchi y era....Otro hecho...en un momento me llevan a mi a la enfermería porque
se me había infectado lo de la muñeca y tenía en la cara una infección grande y me levan a la enfermería y hay un
suboficial o alguien que estaba en enfermería que dice "a este como a Masocchi...." hace la seña como de alguien
que le pega un tiro, con la mano, y yo lo alcancé a ver de costado, como que me tenían para matarme. Luego yo veo
que en realidad en los juicios y todas las publicaciones que hay no aparezco en ningún lado yo, no me menciona
nadie en la causa que sale en los diarios, en el consejo de guerra que se hace en Tandil, yo no aparezco en ningún
lado, yo ya estaba detenido, no me blanqueaban. Como les decía retomando el relato, en enero aparece este señor
que dice que él es un juez de instrucción, me dice "mira vos tenes dos opciones, o firmas acá o yo me lavo las manos
y ya sabes lo que te va a pasar", había otro hombre que me dice "yo soy peronista y estuve en Ezeisa cuando ustedes
lo querían matar a Perón" y en realidad me dan un papel para firmar, estaba un oficial ahí con un arma larga
apuntándome, me dice "bueno pensa lo que vas a hacer, si firmas ahí o no firmas", yo firmé ante esa presión y ahí
me comunica que yo estaba procesado -eso si me acuerdo- por conspiración contra la Constitución Nacional,
revelación de secretos militares y violación de la Ley creo 20.840, la Ley de Seguridad que tenían. Ahí me sacan del
lugar donde yo estaba secuestrado y me llevan a unos calabozos que tenía la Base Aérea en su entrada, que eran los
que cuando algún soldado cometía alguna falta, una sanción disciplinaria estaban en esos calabozos, a partir de que
me ponen a mi ahí no llevaron a ningún soldado. Ya ahí con un régimen, me pueden empezar a ver mis padres, y
más o menos a mediados de año del año '78, me esposan, me suben a un camión con una guardia en la caja del
camión con lona y me trasladan a lo que después supe que era la Séptima Brigada Aérea de Morón. Ahí me bajaron,
me sacaron las esposas y me llevan, me dijeron "este es el depósito de procesados", eran unos calabozos muy
precarios que había en la entrada de la Base, donde ahí sí había otros soldados detenidos por delitos comunes...que
se yo...uno se había robado un auto, no recuerdo, había testigos de Jehová, chicos que eran testigos de Jehová, dos o
tres. Ahí esos calabozos, adelante estaba la guardia de la Base Aérea y los calabozos estaban detrás, no tenían
vidrios, tenían rejas solamente y entraba un camastro de esos típicos que tienen en el ejército y ahí me tienen
encerrado, ahí estábamos todo el día encerrados, pero nos sacaban una vez para ir al baño. La persona que nos daba
la comida, decía que era nazi, que él era de Capelini, nos hacía como decíamos los que estuvimos presos
"verdugueadas" continuas de las guardias, de pronto nos traía la comida en el mismo tarro de la basura, cosas por el
estilo y los soldados que estaban de guardia con los cuáles yo ya empecé a tener algún tipo de charlas me decían que
ahí funcionaba un grupo de tareas, que ellos sabían y que entraban a la Base con secuestrados- no al sector dónde yo
estaba- sino a otra parte que yo desconozco cuál era, en un camión que decía "transporte de sustancias alimenticias"
y me acuerdo que decían que ahí funcionaba la fuerza de tareas diez -como que había una distinción, entre fuerza de
tarea y grupo de tareas cien- eso me acuerdo que decían los soldados. Y a alguno que uno los veía desde el calabozo
pasar y por ahí alguien me decía ese secuestra gente, todo esto ya le digo es más a título de comentario porque no
me consta, ahí me entero por primera vez de los famosos vuelos de la muerte, de un soldado que...

Sr. Juez: (Portela) ¿Cómo se entera de eso?


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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Santillán: Un soldado me dice que él, uno de los que nos cuidaba, que ya había otro trato, eran soldados
conscriptos como nosotros, que él había estado en un traslado y que una chica muy joven le había dado una cadenita
antes de que la subieran al avión, al Hércules...

Sr. Juez: ¿De la Fuerza Aérea?

Sr. Santillán: Si, él me dijo en ese momento, era un soldado...yo no recuerdo su apellido, pero me acuerdo que era
un gordo que andaba siempre ahí, que yo pensé...no sabía si mentía para exagerar algo o era cierto, pero bueno ...

Cassette 3 A
(Continúa Sr. Santillán): jóvenes desnuda , bueno, en el estado que sabemos que trasladaban a la gente desde El
Palomar. También otro dato que decían los soldados que custodiaban y que ellos se enteraban era que metían los
desaparecidos que tenían ahí en la base en tambores y los tiraban en el Río de la Plata, frente a la usina de Puerto
Nuevo. Yo no sé si eso sería real, además no creo que los soldados hubieran participado efectivamente en un
traslado pero, bueno, es un dato que si sirve ... digo que yo escuché. Después me hacen un juicio donde me designan
un defensor que no conocía, él dice ser un médico de la base aérea de Quilmes, el defensor en realidad me dice
“bueno, vos sos un subversivo ...”, primero me pregunta “¿por qué me elegiste a mí?, vos me querés cagar la
carrera”, yo le dije que no lo había elegido, que en realidad no lo conocía ni podía conocerlo; él pretendía como que
quería que yo le hiciera una confesión de que yo había robado secretos militares de la base, cosa que no era cierto, a
esta altura, si fuera cierto, lo hubiera dicho pero no era así. Ellos insistían mucho en unos planos que teníamos con
mi compañero de estudio, que era de una materia llamada “Líneas eléctricas” y teníamos un plano de difusión
pública de DEBA en ese momento y nos decían “ustedes tienen estos planos para hacer sabotaje” y este supuesto
defensor insistía mucho en eso. La segunda vez que me ve dice “pero vos no me dijiste nada y te escapaste de la
base y te volvieron a agarrar”; evidentemente alguien le había hecho llegar un comentario y me estaba confundiendo
con Mazzocchi. Comento esto porque creo que realmente es una prueba que Mazzocchi sí estuvo en la base y
alguien lo entregó a sus verdugos finales. Me hacen un juicio donde estaba el Consejo de Guerra, me dicen antes de
entrar “quedate tranquilo que te dieron ocho años” ...
Sr. Juez: ¿Ocho años?

Sr. Santillán: Sí. Luego empecé el periplo de todos los detenidos políticos, en la cárcel de Magdalena me tocó a mí,
después Caseros, finalmente La Plata hasta que en diciembre de 1982, por una conmutación general de penas que
hubo, fui liberado junto con otros compañeros.
Sr. Fiscal: Buenos días, Santillán. Algunos datitos como para aclarar. Primero, respecto de los capellanes de los que
usted estaba a cargo durante el servicio militar. ¿,Me puede brindar los nombres así los transcribo?
Sr. Santillán: Sí. ¿El nombre de pila dice usted?
Sr. Fiscal: Completo. La mayor cantidad de datos posible que tenga.

Sr. Santillán: El que estaba más en contacto conmigo era ... yo lo trataba como “padre Batelli”. Ese era el nombre
por el cual yo lo conocía.
Sr. Fiscal: Perdón, ¿este padre Batelli era de la Fuerza Aérea?
Sr. Santillán: Sí, era capellán de la Base Aérea.
Sr. Abogado: ¿El otro?
Sr. Santillán: El otro que circunstancialmente me llevaba alguna vez a hacerle algún trabajo a la casa –capaz que
fui una vez- y que sabía estar siempre ahí era de apellido Varetto. Era el capellán del Ejército. Uno era de la Fuerza
Aérea y otro del Ejército.
Sr. Fiscal: Usted relató también que, no sé si se lo habían dicho a usted puntualmente o que escuchó, una
conversación después de una reunión a la noche de este tema de los que “habían mandado a ver los rabanitos de
abajo”.
Sr. Santillán: No, no, eso yo lo escuché personalmente.
Sr. Fiscal: ¿Se lo dijeron a usted?
Sr. Santillán: No, no, yo estaba presente.
Sr. Fiscal: ¿Quiénes eran las personas que estaban presentes?
Sr. Santillán: Imáginese usted que, dentro el contexto que estoy relatando, un soldado era poco menos que un
sirviente. Yo estaba limpiando o, no sé, calentándoles el agua para el mate y me tenía que retirar. Había un militar
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

de alto grado, eso sí pude verlo porque tenía las estrellas, no sé si sería general o teniente coronel (ahora se me
escapan los grados) pero era un militar de alto grado, y el padre Batelli, que era el capellán del cual yo estaba a
cargo.
Sr. Fiscal: Y este militar le contaba eso a Batelli ...
Sr.Santillán: Le comentó eso, me llamó poderosamente la atención ...

Sr. Fiscal: Usted lo escuchó circunstancialmente ...


Sr. Santillán: Lo escuché personalmente sí.
Sr. Fiscal: En otro pasaje de su relato usted dijo que estando detenido en la base lo va a interrogar alguien, ¿esta
persona era de Fuerza Aérea? Primero, ¿usted estaba encapuchado en ese momento?
Sr. Santillán: No, no , no.
Sr. Abogado: ¿Esta persona estaba de civil?

Sr. Santillán: Estaba de civil y lo que ellos hacen es que no me interrogan hablando conmigo sino que me hacen
poner en una mesa con papel para que yo escriba lo que ellos iban a interrogarme contra una pared y yo lo veo
medio fugazmente. Si usted me pregunta la impresión que me quedó, no sé por qué sinceramente, era que pertenecía
al Ejército.
Sr. Fiscal: Porque los malos eran del Ejército ...
Sr. Santillán: Claro, sí.
Sr. Fiscal: A eso venía mi pregunta. Además, usted manifestó que el capitán era como que se mantenía al margen,
el capitán de la base.
Sr. Santillán: Claro, claro.
Sr. Fiscal: ¿Lo conocía a ese capitán usted?
Sr. Santillán: Claro, sí, bueno, justamente, yo sabía que ese era un capitán y tenía el uniforme ...
Sr. Fiscal: ¿Era superior suyo en la conscripción?
Sr. Santillán: No, era alguien que yo veía pasar; creo que era de Inteligencia.
Sr. Fiscal: ¿No lo conoce por nombre?
Sr. Santillán: Temo decir un nombre que no sea, me sale Santamaría o algo por el estilo. Habría que verificar en los
listados de la base quién era el personal de Inteligencia en ese momento, pero me sale ese nombre, no sé por qué.
Dentro de la declaración bajo juramento no me atrevería a jurar que ...
Sr. Fiscal: No, está bien, es un dato a corroborar. Respecto de Mazzocchi, en la primera parte de su relato con
relación a esta persona. No me quedó bien en claro cómo es este rumor que se corre respecto a que Mazzochi había
sido secuestrado por los Montoneros supuestamente, ese era el rumor que se corría entre los conscriptos. Pero a su
vez usted lo había visto adentro de la base.

Sr. Santillán: Posteriormente lo veo.

Sr. Fiscal: ¿Posteriormente a qué?

Sr. Santillán: A ver, los hechos son ... o por lo menos es lo que yo puedo testimoniar. Supuestamente Mazzocchi se
escapa del lugar donde estaba detenido –a mí no me consta si se escapó o lo dejaron a propósito- y aparece en los
fondos de la base. Eso es lo que dicen –imagínense en ese momento- todos los soldados, fue el comentario de la
base. Cuando fui a presentarme me dicen “¿viste lo qué pasó?” ...

Sr. Fiscal: Que aparece en los fondos significa que se intenta escapar y lo encuentran en los fondos de la base.

Sr. Santillán: No, lo contradictorio es que aparentemente él se escapa de algún lado y se quiere como presentar a la
base. No me consta. Luego a Mazzocchi ...

Sr. Fiscal: Después viene un episodio donde Mazzocchi aparece esposado en la base, ¿o es éste?
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Santillán: No, no, ese es el comentario, yo no lo veo a Mazzocchi ahí. Me dicen que hay un soldado Mazzocchi
(yo realmente no lo conocía), imagínense en el comentario “ese que está en tal escuadrón, que es más grande que
nosotros, lo secuestraron, se escapó y apareció acá”. Como que él había ido a pedir ayuda a la base. Esa era la
sensación que habían dejado instalada. Luego, días después –no sé estimar cuántos- yo lo veo a Mazzocchi que lo
llevan creo que era a la Enfermería con un pelotón de gente armada, él al medio.

Sr. Fiscal: Detenido, custodiado, fuertemente custodiado.

Sr. Santillán: sí, sí, seguro ...

Sr. Fiscal: A pesar que supuestamente se había escapado de los Montoneros y se había ido a pedir ayuda a la base.

Sr. Santillán: Sí, sí, sí, exacto.

Sr. Fiscal: Esto que usted ve, lo ve en su calidad de conscripto, o sea, que lo pudo haber visto otra gente ...

Sr. Santillán: Sí, sí, seguramente. Ningún suboficial u oficial que estuvo en esa época en la base o comodoro de la
base puede negar que Mazzocchi estuvo ahí. Alguno podrá decir “no sé qué hicieron posteriormente” pero alguien
dejó que lo trasladaran y quedara como desaparecido; indudablemente hay un responsable.

Sr. Fiscal: Está bien. Esto luego de una detención notoria dentro de la base, de público conocimiento.

Sr. Santillán: Sí, sí, yo lo vi y no porque era custodia; yo estaba ahí y lo vi pasar y todos dijeron “ese es
Mazzocchi”. Era como que –después lo hicieron conmigo- dentro del clima general que había era un “peligroso
guerrillero” que llevaban ahí y entonces todo el mundo miraba. Ya le digo, yo no sé si habrá algún familiar ...

Sr. Fiscal: Entonces había cambiado el rumor ya porque al principio ...

Sr. Santillán: Sí, sí. A mí me parece que era la versión oficial que decían los militares a los soldados, yo no la creí
obviamente pero es la versión que dan ellos. Si usted me pide una opinión, creo que Mazzocchi estuvo en La Huerta
, de ahí se escapa y lo agarran de vuelta; para mí ese es el circuito. Y lo tienen secuestrado en el mismo lugar que
estuve yo después y de ahí lo trasladan a otro lado donde ya ...

Sr. Fiscal: Le pierden el rastro.

Sr. Santillán: Claro, pero yo lo que sí digo bajo juramento, lo vi y todos decían “ese es Mazzocchi” y hasta le
puedo decir lo que me parece eran sus características físicas. Me parece que era una persona baja, mayor que
nosotros en ese momento –yo tenía 18 años- y creo recordar que tenía el pelo entrecano, me pareció a mí, no lo vi
tan cerquita, una distancia como de quince metros.

Sr. Fiscal: Finalmente usted vuelve a rebobinar su historia que lo conecta con Mazzocchi a raíz de esta segunda
entrevista con su defensor militar en el juicio militar. Ahí aparentemente atribuye parte de la historia que usted
atribuye a Mazzocchi.

Sr. Santillán: Claro, él se enoja conmigo, me dice “vos no me contás la verdad, si vos te escapaste y te tuvieron los
de Ejército”; le digo “no, usted está confundido, será Mazzocchi”.

Sr. Fiscal: Está bien. ¿Usted tuvo acceso, pudo conocer la causa de este juicio militar que le hicieron, las
imputaciones que se le hacían?

Sr. Santillán: Las pude conocer ahora a raíz de la recuperación de legajos que hizo la Secretaría de Derechos
Humanos de la provincia.

Sr. Fiscal: ¿Ahí se lo vincula a usted de alguna manera con Mazzocchi?

Sr. Santillán: No, no, no.

Sr. Fiscal: Digo por el conocimiento que tiene este defensor, que encima usted me dice que es de Quilmes, o sea,
que en algún lado él tiene información de Tandil, usted, Mazzocchi. Puede ser que haya sido de la misma causa o
puede ser que se haya ...
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Sr. Santillán: A mí me dicen –dentro de la gran mentira que imperaba en ese momento- que él es un médico (a mí
no me consta) y me dicen que es de la Base Aérea de Quilmes. Lo que sí me consta es que no me defendió y que me
pidió más pena de la que pedía el fiscal.

Sr. Fiscal: No tengo más preguntas. Gracias, Santillán.

Sr. Abogado: Algunas cosas fueron aclaradas por el Ministerio Público, pero insisto en algunas cosas. ¿Los
comentarios que usted escuchó acerca de Mazzocchi lo hacían personal superior a usted o también los conscriptos
que estaban con usted haciendo la conscripción en ese momento?

Sr. Santillán: No, no. Que recuerde, es un comentario entre soldados.

Sr. Abogado: ¿Y después que lo vio se volvió a comentar algo más con el tiempo?

Sr. Santillán: Con el tiempo se comentó, cuando comenté “¿y ese chico que estaba ...?, “no, se volvió a escapar”. Y
alguien comenta que una noche hubo mucho movimiento en la base y que dijeron “se escapó Mazzocchi
nuevamente”

Sr. Abogado: ¿Eso quién lo decía?

Sr. Santillán: Nadie quería preguntar demasiado pero era el comentario que hacían circular ellos entre soldados.
Fíjense ustedes que primero dicen “se escapó porque lo tenían secuestrado los subversivos” y apareció en la base,
está detenido en la base (eso lo vimos todos, si bien no estaba todos los días afuera, cuando lo sacan lo vimos mucha
gente). Yo no estaba mucho en la base, imagino que los otros soldados lo verían mucho más. Y luego, un día,
Mazzocchi desaparece de la base y dicen “se escapó nuevamente Mazzocchi”. Esa es la explicación que dan ellos a
los soldados. Cuando yo pregunto a algún soldado que por ahí tenía más confianza “¿cómo?, ¿cuándo?”, “no, hubo
un gran movimiento una noche, ruidos”. Fue un simulacro para un traslado, entiendo yo.

Sr. Abogado: Y después cuando usted estaba detenido, lo asimilaban a la situación de Mazzocchi, ¿cómo era?, ¿qué
le decían en concreto?

Sr. Santillán: “Te va a pasar lo mismo que al otro”, “ te van a llevar a otro lado y no vas a aparecer más”. Había
referencia continua, digamos.

Sr. Abogado: ¿Sabe cuál fue el destino final de Mazzocchi?

Sr. Santillán: No, sé que permanece desaparecido.

Sr. Abogado: Si el tribunal lo permite, para conocimiento de la persona, Mazzocchi fue visto tiempo después en el
centro clandestino La Cacha, que queda en la localidad de Olmos, partido de La Plata, y su cuerpo fue recuperado en
1984 en el cementerio de Santa Mónica, Merlo, jurisdicción que también pertenecía a la Fuerza Aérea. Y fue
devuelto a sus familiares. ¿Usted dijo que hubo momentos en que le hacían interrogatorios, que incluso fueran
interrogatorios por escrito?

Sr. Santillán: No fueron muchos momentos de interrogatorios. En realidad a mí me hacen un primer interrogatorio,
donde aparece esa persona que se supone que no era de la base, ...

Sr. Abogado: Está bien, ¿pero el interrogatorio en qué consistía? Más allá de en qué vehículos andaba, etc, ¿le
preguntaban por personas con las que usted tuvo participación política anterior?

Sr. Santillán: Sí, me preguntaban si yo conocía a Eduardo Ferrante, era sobre todo por el que más me preguntaban,
...

Sr. Abogado: ¿Por quién más?

Sr. Santillán: Me preguntaron por Jorge Toledo, que era un dirigente de la Juventud Universitaria Peronista con
actuación pública en Olavarría, era un dirigente conocido. Supongo que me preguntaban por Fernández, por otros
compañeros que estaban detenidos-desaparecidos en ese momento ...

Sr. Abogado: ¿El personal que le preguntaba era de la Fuerza Aérea?


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Sr. Santillán: No, el que me hacía el interrogatorio ... por eso yo creo que por el hecho que yo lo conocía, que sabía
que él era alguien de la base, el que era ese capitán creo como que no se metía mucho en el interrogatorio. El que me
interrogaba a mí era esta otra persona.

Sr. Abogado: ¿Y a qué fuerza pertenecía?

Sr. Santillán: No, no sé. Estaba de civil.

Sr. Abogado: ¿Y Ferrante y Fernández también? Fueron vistos después en La Huerta ...

Sr. Santillán: Claro.

Sr. Abogado: ¿Le preguntaron por personas que no fueron vistas en La Huerta, solamente de Olavarría?

Sr. Santillán: Yo no recuerdo.

Sr. Juez: ¿Zampini por ejemplo?

Sr. Santillán: Puede ser por Zampini.

Sr. Juez: Zampini estuvo en La Huerta también.

Sr. Santillán: Sí. Lo que pasa es que en realidad yo la gente que más conocía de Olavarría eran a Eduardo Ferrante
y algunos otros compañeros de militancia de la UES que no terminaron detenidos por suerte, ocho o más
compañeros del centro de estudiantes que no terminaron detenidos.

Sr. Abogado: ¿Por ejemplo por Vinci?

Sr. Santillán: Me preguntaban más por los que eran de la parte estudiantil.

Sr. Abogado: ¿Y que esas personas que a ustedes le preguntaron habían sido vistas también acá en Tandil?

Sr. Santillán: Claro, después me enteré que sí.

Sr. Abogado: ¿Y las personas que no fueron vistas en Tandil, como Vinci, Genson, le preguntaron por esas
personas o no?

Sr. Santillán: Supongo que sí.

Sr. Abogado: No recuerda.

Sr. Santillán: No, sinceramente. Supongo que sí.

Sr. Abogado: Uno trata de entender el sistema de inteligencia operado.

Sr. Santillán: Sí, sí, entiendo donde va dirigida la pregunta. Supongo que sí, pero yo, por ejemplo, cuando me
entero que a uno de los dos hermanos Fernández lo habían matado, en realidad yo al que conocía –que era el que
mataron- pensé que era el que estaba vivo hasta que lo vi tres años después en la cárcel de La Plata.

Sr. Abogado: ¿Y cómo se enteró que lo mataron?

Sr. Santillán: Cuando ya me legalizaron, mis padres me dijeron ...

Sr. Abogado: Ah, después.

Sr. Santillán: Sí, sí.

Sr. Abogado: Después usted comentó que había visto o le comentaron que hubo un grupo de tareas interno que
operaba en la base y que habían sido ingresadas personas detenidas ilegalmente. Quisiera que volviera a relatar pero
discriminando qué es lo que vio y qué es lo que escuchó.

Sr. Santillán: No en la base, eso fue la 7ª Brigada Aérea de Morón.


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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Abogado: Entonces yo me confundí.

Sr. Santillán: Sinceramente si usted me dice si ... yo escuché el testimonio de Zampini donde él cuenta en Olavarría
“yo veía gente con actitudes que se comentaba esos son de la pesada”. Bueno, ese tipo de cosas yo las vi en Morón,
las vi dentro del límite que me permitía ver la ventana de mi celda que daba a la entrada de la base; entonces algún
suboficial me decía “ese que va ahí son de los que andan en la pesada, que secuestran gente”. No así en Tandil,
sinceramente.

Sr. Abogado: ¿Usted ya declaró anteriormente?

Sr. Santillán: Sí, declaré ante el Juzgado Federal del doctor Comparato.

Sr. Abogado: ¿En qué momento?

Sr. Santillán: Hace como cuatro meses atrás.

Sr. Abogado: ¿Con respecto a Mazzocchi o con respecto a ...?

Sr. Santillán: No, no, bueno, sí, con el doctor Comparato también hice referencia a Mazzocchi sí.

Sr. Abogado: O sea, esta sería la segunda vez. ¿Y en el ’84 prestó declaración?

Sr. Santillán: Hicimos alguna declaración conjunta con otros detenidos de Olavarría.

Sr. Abogado: ¿Con respecto al señor Mazzocchi?

Sr. Santillán: No, no de Mazzocchi.

Sr. Abogado: ¿Con Mazzocchi la primera vez que declara es con Comparato y aquí?

Sr. Santillán: Sí.

Sr. Abogado: ¿Del personal de Fuerza Aérea, usted recuerda a personas que hayan tenido alguna actividad directa
sobre usted o que sepa que haya tenido sobre Mazzocchi en lo que hace, por ejemplo, a interrogatorios,
agravamiento de sus condiciones de detención que de por sí eran irregulares? ¿Recuerda nombre, apellido, cargo?

Sr. Santillán: Recuerdo por ahí alguna fisonomía; como yo no tenía una participación muy cotidiana en la base no
conocía mucho a la gente, conocía más bien los de mi escuadrón y supongo que ellos mismos los deben haber
sacado del medio en mi causa porque era los que yo conocía. Iba otra gente, yo sabía cuando alguien tiene a alguno
visto y por uniforme, por la insignia que llevaba, yo me daba cuenta que eran de Fuerza Aérea. Lo mismo en el caso
de Mazzocchi; los que lo custodiaban yo veía gente que eran de la base. Pero no me animo a decirle un nombre
exacto de una persona sinceramente. O por ahí se aparecía un tipo a la noche, se abría la celda, me pegaban y me
decían “hijo de tu madre, te vamos a matar”, qué sé yo quién era el tipo. Evidentemente los que podían ser
conocidos míos no iban a ... bah, no sé. Pero no los que yo conocía por nombre. A los que más conocía era al
teniente Aguilar, jefe del escuadrón, que por ahí era un poco el contacto que me decía “tenés que ir a hacer tal cosa o
tal otra”; el sacerdote, el suboficial Donoso, el suboficial Durán, que eran los que trataban con nosotros como
soldados. Cuando yo estoy detenidos, es como que a ellos los sacan, no me hacen guardia a mí ni nada.

Sr. Abogado: Usted dijo que el tema de Mazzocchi era conocido por todos, o por lo menos que había más gente que
lo tendría que haber visto. ¿Recuerdo compañeros suyos del servicio militar?

Sr. Santillán: La verdad, que me acuerde los nombres, no. Me pasó un hecho que brevemente le cuento. Alguien
me vio en Monte trabajando, donde yo estoy ahora, hace poco tiempo y me dice “¿vos no sos fulano de tal que
estaba preso en Olavarría?” y era compañero mío de escuadrón. Yo no me acuerdo. Sí me acuerdo de un muchacho
que era de Olavarría, pero que entró en la clase siguiente, es decir, que no debe haber tenido oportunidad de verlo a
Mazzocchi, es Eduardo Manzur. Él entró al año siguiente, cuando yo ya estaba detenido y Mazzocchi ya no estaba
en la base. Le digo sinceramente, cualquier persona puede haberlo visto como lo vi yo; no lo vi por una
circunstancia particular, lo vi porque lo llevaban a la vista de todos.

Sr. Abogado: ¿Lo llevaban durante el día?


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Sr. Santillán: Sí, sí, sí. Creo que lo llevaban a Enfermería. Eso decían, que estaba muy malherido ...

Sr. Abogado: ¿Y de enfermería usted recuerda a algún médico o alguien en particular que estuviera en esa
dependencia?

Sr. Santillán: No, no, no, sinceramente no.

Sr. Juez: Bien, muchas gracias. Vamos a hacer un cuarto intermedio hasta las 15:30 y recibir la declaración
reservada. Les pediría que abandonen la sala por favor y que corten el audio.

-Luego del cuarto intermedio, continúa la audiencia y dice el

Sr. Fiscal: ¿A su hermana también la llevan?

Sr. : No, no, no. Ella fue testigo ocular del secuestro y nada más.

Sr. Fiscal: No tengo más preguntas.

Sr. Abogado: Si el Tribunal me lo permite solicito incorporar por lectura que en la causa que tramita ante el doctor
Comparato 30.615 obra el listado de personal de la Base Logística de Tandil de la época del último golpe militar en
la cual figura el teniente Juan Carlos Ferreti dado de baja con el DNI 4.693.458. En relación a esta persona solicito
que el Ministerio Público actúe en virtud del artículo 180º del Código de rito.

Sr. Juez: ¿Nada más que personal militar figura allí? ¿No figuran civiles asimilados? ¿Médicos no figuran?

Sr. Abogado: No el médico al que hizo referencia sino otro personal médico.

Sr. Abogado: Previo al golpe de Estado que usted fue detenido en la comisaría dijo que había varios militantes.

Sr. : Sí, estaba el patio lleno.

Sr. Abogado: ¿Usted los conocía?

Sr. : Sí, claro.

Sr. Abogado: ¿Alguno de ellos está actualmente desaparecido o fue detenido posteriormente? ¿Sabe algo de esas
personas?

Sr. : Conocía a la mayoría, estaban gente del peronismo de izquierda, de los partidos de izquierda. En este
momento no recuerdo; sí que eran militantes de Tandil e incluso había gente de Mar del Plata porque nosotros
teníamos un lazo muy estrecho en el partido con Mar del Plata y había gente de Mar del Plata que también estuvo en
la Seccional 1ª esa noche, que seguramente puede llegar a haber estado en la casa de algún compañero de Tandil y lo
llevaron.

Sr. Abogado: Después mencionó a dos personas de apellido Marzocca como primos suyos, eran hermanos.

Sr. : Hermanos de Petra Marzocca.

Sr. Abogado: ¿Actualmente en qué situación se encuentran estas dos personas?

Sr. : Fallecidos.

Sr. Abogado: ¿Fallecidos o desaparecidos?

Sr. : Desaparecidos.

Sr. Abogado: ¿Sabe en qué condiciones desaparecieron o fueron vistos?

Sr. : Bueno, uno en la cárcel de Libertad, de Uruguay y el otro, Mario, tengo entendido que en Quilmes.

Sr. Abogado: ¿En los días que estuvo detenido ilegalmente –ya en época de dictadura militar- usted estuvo detenido
con alguna otra persona, pudo saber si había otras personas detenidas conjuntamente con usted?
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. : ¿En qué circunstancia, perdón?

Sr. Abogado: Cuando ya estaba detenido supuestamente en La Huerta, donde usted estuvo detenido ilegalmente.

Sr. : No, no.

Sr. Abogado: ¿Pudo escuchar si había otras personas?

Sr. : Había otras personas pero no eran detenidos. Escuchaba otras voces pero eran voces que hablaban con
ellos de manera normal.

Sr. Abogado: ¿Personas que hacían la guardia?

Sr. : Sí, sí, sí.

Sr. Abogado: ¿Recuerda algún apodo, algún nombre, algún sobrenombre de alguno de ellos?

Sr. : No, no, no, justamente eso nos preguntaban a nosotros. “Los nombres de guerra”, insistían con eso, pero no
recuerdo en este momento que hayan... Eran bastante “prolijos” para hacer el interrogatorio, no mezclaban las
conversaciones. Cuando hablaban conmigo y bajo la circunstancia que estaba no mezclaban esa charla con otras,
salvo esta circunstancia del mate que era, bueno, bastante loca.

Sr. Abogado: ¿Sabe de algún compañero de militancia suyo que haya sido secuestrado en Tandil y que actualmente
esté desaparecido?

Sr. : De militancia no, pero Omar Marocchi lo conocí porque fui a la escuela con él; él estaba en la UES y
discutíamos mucho de política con él; también el “Diente” Cuesta que también había pasado por la UES. Pero por
ahí son gente a la que conoció más uno de los testigos que estuvo hoy –Saglul- que por ahí tenían más que ver con
él.

Sr. Abogado: ¿Pero están actualmente desaparecidos?

Sr. : Sí, sí.

Sr. Abogado: ¿Y fueron secuestrados en esta ciudad?

Sr. : En Mar del Plata. Cuesta en Bahía y Marocchi en Mar del Plata.

Sr. Abogado: ¿Y en esta ciudad conoce a alguien que haya sido secuestrado y que esté actualmente desaparecido?

Sr. : No. Desde aquí no.

Sr. Abogado: Solicito nuevamente que actúe el Ministerio Público en virtud del artículo 180º en relación a la
denuncia presentada al médico de apellido Brodsky.

Sr. Abogado: En relación a la voz, ¿puede describir alguna particularidad?

Sr. : ¿La voz de Grusky? Es una voz en realidad muy cálida, de una persona muy cálida. Habla en un tono medio,
tal vez tirando de normal a grave, pero habla siempre en un tono muy parejo. Esa era una las características: nunca
elevaba o bajaba demasiado su tono de voz.

Sr. Juez: Muchas gracias, puede retirarse. Argentina Rodríguez.

Sr. Presidente: Buenas tardes, tome asiento. Señora, necesito su nombre, documento, domicilio y ocupación.

Sra. Rodríguez: Rodríguez, Argentina Victoria, DNI 5.096.123. Mi ocupación, en estos momentos, es jubilada.
Barrio Ament, Pasaje 3 Nº 370.

Sr. Presidente: Sabemos que usted ha sido víctima de hechos que tienen que ver con el terrorismo de Estado, sin
perjuicio de ello debe declarar diciendo la verdad y debo advertirle que el Código Penal sanciona con pena de
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

prisión a los testigos que mienten o son renuentes a decir la verdad. De modo que a los efectos de formalizar el
compromiso, la invito a ponerse de pie.

-La testigo se pone de pie.

Sr. Presidente: ¿Promete usted por sus creencias decir la verdad de todo cuanto se le pregunte?

Sra. Rodríguez: Sí, prometo.

Sr. Presidente: Tome asiento. Háganos un relato, señora, de los hechos que la tuvieron como protagonista.

Sr. Rodríguez: Yo vivía con mis padres y justamente esa semana me había mudado a la casa que había comprado.
Tipo 11 de la noche del 11 de octubre del ’76 golpean la puerta, pateaban, golpeaban, pregunto quién es, me dicen
“la policía”. Abro la puerta, yo en ese tiempo tenía a mi hija de 5 años y veo a mi papá encañonado con cinco o seis
personas atrás; lo hacen ir a mi papá, entran, me tiran al suelo en el dormitorio, revuelven todo porque como estaba
yo de mudanza estaban las cosas en cajas. Me tiraron todo y ..

Sr. Juez: Perdón, ¿era Policía en serio?

Sra. Rodríguez: No, militares.

Sr. Juez: ¿Con uniforme?

Sra. Rodríguez: Sí.

Sr. Juez: ¿Cara descubierta?

Sra. Rodríguez: Cara descubierta, sí. Yo no los podía ver porque me habían puesto con la cara hacia abajo, así que
no les vi la cara. Después que revuelven todo me levantan y me llevan a una camioneta del Ejército, esas camionetas
de tres asientos. Me tiran en el suelo, en el asiento del medio, y ahí me encapuchan.

Sr. Juez: ¿Secuestraron algo de su casa, sacaron algo? ¿Libros, armas, documentos?

Sra. Rodríguez: No, nada, yo no tenía nada. Hacemos un trayecto –para mí, largo-, donde llegamos siento
pedregullo (porque iba tirada en el suelo), me acuerdo que subo tres escalones, después me hacen sentar en una silla,
me esposan hacia atrás, me apretaron la capucha y me empezaron a preguntar, a torturar sicológicamente más que
nada y me pregutan por Mario Bastianelli. Yo con Mario era muy amiga, me dijeron cuándo lo había visto, les dije
que ayer, me preguntaban dónde estaba, les dije que no sabía y ahí me empiezan a torturar. Me ponían algo como si
fuera fuego en la cara, no sé lo que era, si era una estufa, no puedo definirlo. Después me llevan a otra habitación; el
lugar se me ocurre que era muy chico, que era una casa, me sientan en una cama (siempre esposada) y se quedan dos
hombres conmigo. Yo ahí escuchaba gritar a una mujer, la voz de una mujer, que la estaban torturando, gritaba,
gritaba, lloraba. Esas dos personas que estaban ahí yo digo que estaban el bueno y el malo, hablaban pero no me
trataban mal ellos. Yo no sé bien los días que estuve, si fueron cinco, seis, siete días, siempre en el mismo lugar
pero, claro, para mí siempre era la noche. Escuchaba el ruido de los autos, llegaban varios autos, entonces estos
mismos que estaban conmigo decían “uy, ahí vienen”. Entonces ahí me llevaban a la otra habitación y ahí sí esta
gente que venía empezaban con las torturas, las amenazas a mí.

Sr. Juez: ¿Las torturas incluían picanas, electricidad?

Sra. Rodríguez: Sí, sí. Después me preguntaban mucho –yo era enfermera en ese tiempo- por gente del hospital,
por médicos, nombraban a todos mis compañeros médicos. No sé si está bien lo que voy a decir, escuché a este
señor que declaró recién, él hablaba del doctor Grusky; para mí era el doctor Murad por la voz.

Sr. Juez: ¿Que estaba en la sala de torturas?

Sra. Rodríguez: Sí.

Sr. Juez: ¿Me podría repetir el nombre?

Sra. Rodríguez: Murad. Gesócrates Murad.

Sr. Juez: ¿El médico la controlaba durante las sesiones de tortura?


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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sra. Rodríguez: No, en ningún momento. Pero era una voz tan característica que a mí me parecía que era él, que
estaba ahí.

Sr. Juez: ¿Usted de dónde lo conocía al doctor Murad? ¿Qué es lo que hizo parecer que era él?

Sra. Rodríguez: Porque él habló con ellos, muy despacito, pero él tenía una voz ...

Sr. Juez: ¿Y usted lo conocía de antes?

Sra. Rodríguez: Sí, trabajaba con él. Escucho que para un auto (no sé qué día era, si era al día siguiente o al otro),
como que empujaban a alguien y escucho la voz de Mario Bastianelli. Lo torturan ahí donde yo estoy, para mí lo
golpeaban, lo tiraban contra una pared, fue mucha, mucha la tortura y siento que cae. Entonces pensé que lo habían
matado. Después de eso no escuché más. A mí me seguían teniendo ahí hasta que me llamaron y me dijeron que me
iban a llevar a mi casa, que yo era un perejil. Entonces me alzan y me meten en el baúl de un auto. Hacemos un
trayecto largo, no podían abrir el baúl del auto cuando llegamos y lo abren con una barreta creo –por la fuerza- y
cuando me sacan la capucha yo estoy en un calabozo y sola. “Me engañaron, dónde estoy”, empecé a gritar “dónde
estoy”, y apareció un policía. Le digo “¿dónde estoy?”, me dice “está en la comisaría 1ª de Tandil”. Bueno, me
dejaron ahí unas horas y después me llevaron a una oficina donde estaba el comisario que, previo a todos los
consejos que dan, recalcándome siempre que no me olvidara que tenía una nena chiquita, que tenía a mis padres
muy viejitos, que me cuidara, me dice que me iban a llevar a mi casa. Me llevaron en una camioneta de la comisaría
hasta la esquina de mi casa. Ahí me dejaron.

Sr. Juez: ¿Usted tuvo participación política? ¿Tenía en ese momento?

Sra. Rodríguez: Nunca, nunca.

Sr. Juez: ¿Por qué motivo cree que la llevaron entonces?

Sra. Rodríguez: Porque querían saber el paradero de Mario Bastianelli.

Sr. Juez: ¿Nada más que eso?

Sra. Rodríguez: Nada más.

Sr. Juez: ¿Trabajaba en el hospital? ¿Era amigo suyo?

Sra. Rodríguez: No, éramos amigos de chicos.

Sr. Juez: ¿A su vez este muchacho tenía algún tipo de participación política? ¿Por qué motivo cree que lo
buscaban?

Sra. Rodríguez: Yo creo que a lo mejor él estaba en algún partido político o militaba.

Sr. Fiscal: Usted dijo que estuvo detenida cinco o seis días, no pudo precisar. El primer día aparentemente no la
torturan físicamente; ¿los otros días con qué frecuencia la torturaban más o menos?

Sra. Rodríguez: Una vez por día y pienso que era a la noche, cuando llegaban esos autos.

Sr. Fiscal: Siempre llegaba el auto ...

Sra. Rodríguez: Sí.

Sr. Fiscal: De lo que se puede concluir que la gente que venía a torturar, venía de afuera. Mientras tanto, a usted la
cuidaba otra gente.

Sra. Rodríguez: Dos personas.

Sr. Fiscal: Dos personas. Cuando escucha la voz de este médico que puede reconocer ...

Sra. Rodríguez: ... estaba esa gente que había llegado.


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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Fiscal: Estaba la gente de la tortura.

Sra. Rodríguez: Sí.

Sr. Fiscal: ¿Puntualmente recuerda por qué gente del hospital le preguntaban?

Sra. Rodríguez: Me preguntaban mucho por algún médico, el doctor Salceda, doctor (........................), después no
me acuerdo.

Sr. Fiscal: ¿Alguna compañera enfermera?

Sra. Rodríguez: No. Algo que me dijeron estos dos que me cuidaban era “vos extrañarás a tus compañeras porque a
esta hora es cuando preparan el mate y se llevan la estufa a la cocina” y era cierto. A la noche nosotras nos
llevábamos la estufita y tomábamos mate. Entonces me preguntaba cómo saben lo que yo hago en mi trabajo y
sabían todo: la hora que tomábamos mate, la hora que comenzábamos con la higiene de los pacientes, la hora que
íbamos a la sala de enfrente, todo, todo.

Sr. Fiscal: ¿Y estas reuniones podían tener ...

Cassette 3 B
Sr. Fiscal: ¿Este lugar donde usted estuvo secuestrada es por deducción? Me refiero a que no lo pudo ver.

Sra. Rodríguez: Cuando yo estaba ahí, pedía agua y no me daban, de comer no me dieron nunca; lo único que me
llevaban al baño. Entonces cuando me llevaban al baño trataba de mirar hacia abajo a ver qué había y lo que yo veía
eran pisos de madera muy lustrados y cortinas hasta el suelo amarillas, color mostaza, color oro, ventanales grandes.
Con el correr de dos o tres años después qué pasó esto, yo fui a reconocer –por mi cuenta- dónde había estado. Fui al
ISER, no; después fui a una quinta y sí, al llegar ahí dije “aquí estuve yo”, por los tres escalones, no sé, sentí que yo
había estado allí.

Sr. Fiscal: ¿Esto es un reconocimiento que hace usted en forma particular? ¿No es parte de una diligencia?

Sra. Rodríguez: Sí. No pude entrar porque estaban cerradas con cadenas las ventanas, pero para mí esa es la casa.

Sr. Juez: ¿Qué es? ¿La Huerta?

Sra. Rodríguez: No. Se llama Las Acacias, está al lado de Bella Vista, muy cerquita de acá.

Sr. Fiscal: ¿Pero es una quinta?

Sra. Rodríguez: Es una casaquinta.

Sr. Juez: ¿Estaba a disposición de las Fuerzas Armadas? No sabe.

Sr. Fiscal: Señora, ¿esta impresión que tiene usted del supuesto lugar de detención, pudo corroborarla con alguna
otra persona que haya estado detenida? ¿Halló alguna coincidencia con algún vecino de Tandil que haya estado
detenido?

Sra. Rodríguez: No, no, porque yo sentí que ...

Sr. Fiscal: Digo, a posteriori.

Sra. Rodríguez: No, no, no. Después hablamos con Mario Gastianelli y a él le parece que también es. Tendríamos
que ir y ver adentro, por los movimientos, por el baño, por los pisos.

Sr. Fiscal: ¿Usted sabe si en la actualidad en qué estado está esto, si es privado?

Sra. Rodríguez: No, hace 25 años de fui, no sé ni dónde está en este momento. Sé que es por Sansusí, a la par de la
estancia Bella Vista.

Sr. Fiscal: ¿Qué la llevo a este lugar? ¿Cómo fue a este lugar? ¿Cómo se le ocurrió ir a este lugar?
51
JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sra. Rodríguez: Porque en ese tiempo eran los comentarios que el ISER, que La Huerta, que la quinta de otro
señor, qué se yo ... entonces un día salimos a recorrer, yo salí con mi familia a recorrer. Y cuando llegamos a ese
lugar, que no había nadie, que había cadenas, que estaba todo cerrado, yo me metí pero al patio, tiene una galería.
No pude ver adentro pero yo sentí que era allí donde había estado.

Sr. Fiscal: Está bien. El tema de los escalones, ¿esto es en el exterior de la vivienda, como si bajara a una galería o a
una entrada?

Sra. Rodríguez: Sí, hay un parque y es una galería abierta que tiene tres escalones.

Sr. Fiscal: ¿Tres escalones para arriba?

Sra. Rodríguez: Sí.

Sr. Juez: ¿Un patio de cemento por casualidad?

Sra. Rodríguez: No me acuerdo.

Sr. Fiscal: Usted relató que había al menos dos habitaciones, una donde estaba alojada usted y otra donde la
trasladaban. ¿Esta mujer que usted escucha torturar una noche ...

Sra. Rodríguez: Todos los días escuchaba a esa chica ...

Sr. Fiscal: Todos los días.

Sra. Rodríguez: Sí.

Sr. Fiscal: ¿Esa persona cuando usted va al lugar de tortura no está?

Sra. Rodríguez: No.

Sr. Fiscal: ¿Usted concluye que estaba sola ahí? ¿De los torturados estaba usted sola?

Sra. Rodríguez: Sí, sí.

Sr. Fiscal: O sea que aparentemente esta mujer era trasladada a otro sitio.

Sra. Rodríguez: Yo no la escuchaba y en el lugar donde estaba yo estaba sola.

Sr. Fiscal: Usted que se jubiló como enfermera, ¿conoce o tiene conocimiento de este médico que nombró si está
vivo, si sigue trabajando, dónde?

Sra. Rodríguez: No, hace años que no lo veo. Él se había ido de Tandil me parece, a Buenos Aires.

Sr. Fiscal: Bien, muchas gracias.

Sr. Abogado: Nosotros queremos incorporar por lectura de un legajo del Juzgado Federal de Azul, legajo nº 65, que
Iruga Lidia y Puggioni Jorge en el que está el listado de personas –acá dice Base Logística, pero es el Batallón
Logístico- del ’76 al ’83 y a fojas 23 de este legajo aparece el mayor Gesócrates Murad, que es el médico. Le quiero
preguntar puntualmente por el médico. ¿Usted puntualmente de qué año a qué año trabajo en el hospital?

Sra. Rodríguez: El 16 de octubre de 2001 me retiré del hospital y comencé a trabajar el 15 de octubre del ’69.

Sr. Abogado: Usted dijo que el doctor Murad trabajaba en el hospital.

Sra. Rodríguez: Sí.

Sr. Abogado: ¿En qué año llega?

Sra. Rodríguez: Al hospital, no me acuerdo, pero en esos años ’69, ’70.

Sr. Abogado: ¿Usted recuerda una persona Tuduri, que estaba con Murad habitualmente?
52
JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sra. Rodríguez: No.

Sr. Abogado: ¿No recuerda una custodia de Murad?

Sra. Rodríguez: No.

Sr. Abogado: ¿Usted conversaba frecuentemente con él?

Sra. Rodríguez: Hacíamos las guardias juntos.

Sr. Abogado: Bien. ¿Usted sabe si cantaba o no cantaba?

Sra. Rodríguez: Sí, cantaba. Por eso su voz. Lo llevamos a la capilla del hospital a que cantara.

Sr. Abogado: Cantaba Granada.

Sra. Rodríguez: Sí.

Sr. Abogado: ¿Usted sabía que él trabajaba en el Ejército?

Sra. Rodríguez: ¿Que era militar? Sí, era médico militar.

Sr. Abogado: ¿Y cuándo dejó de estar en el hospital él?

Sra. Rodríguez: Yo no recuerdo bien, pero muchos años antes que yo se fue, como diez años. Creo que fue
trasladado a Buenos Aires.

Sr. Abogado: ¿Usted recuerda algún viaje de Murad a Panamá a estudiar?

Sra. Rodríguez: No, quizás haya viajado pero no.

Sr. Abogado: ¿No hizo referencia a eso?

Sr. Rodríguez: No, no.

Sr. Abogado: No hay más preguntas.

Sr. Juez: Es posible entonces que lo que sabía la gente de las guardias lo supiera a través del doctor Murad, si es
que esto es así. Porque si él hacía las guardias con usted, él conocía el movimiento del hospital.

Sra. Rodríguez: Claro, pero él hacía guardia una vez por semana y ellos sabían todo, de todos los días.

Sr. Abogado: ¿Cuando recupera su libertad vuelve a trabajar al hospital?

Sra. Rodríguez: Sí, al día siguiente.

Sr. Abogado: ¿Alguien le preguntó, algún jefe, algún responsable, por qué no estuvo esos días?

Sra. Rodríguez: No, sabían todos. Yo fui liberada a la noche, tipo 1 de la mañana y entré a trabajar a las 14 del día
siguiente. Bueno, estaban esperando los dos médicos de guardia, que uno no me puedo acordar cuál era, el otro era
el doctor Luis José. Me llevaron al departamento de ellos, no me dejaron trabajar ese día, o sea, me ayudaron.

Sr. Abogado: ¿Quedó alguna constancia de que usted esa semana no fue a trabajar?

Sra. Rodríguez: Yo había pedido vacaciones y no me las habían dado. Entonces pedí unos días que tenía
trabajados. Me dieron los días, por eso creo que seguí trabajando.

Sr. Abogado: ¿Las personas por las que la interrogaban –que eran compañeros suyos- en el hospital, alguno de ellos
está desaparecido, fue secuestrado posteriormente?

Sra. Rodríguez: No. Yo creo que el doctor Roigé fue golpeado una vez en la ruta, pero no estoy bien segura.
53
JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Abogado: ¿Esta declaración la prestó anteriormente o es la primera vez que declara?

Sra. Rodríguez: En Azul declaré hace tres o cuatro meses más o menos.

Sr. Abogado: ¿En la CONADEP también declaró?

Sra. Rodríguez: No.

Sr. Abogado: Dijo que había dos personas que constantemente la cuidaban, le hacían la guardia. ¿Recuerda si se
llamaban por apodos, por nombres, por sobrenombres?

Sra. Rodríguez: No.

Sr. Abogado: ¿No se identificaban en ningún momento?

Sra. Rodríguez: En ningún momento.

Sr. Abogado: ¿Y las personas que la torturaron se identificaron?

Sra. Rodríguez: No, no, no.

Sr. Abogado: No usted pero sí que haya podido identificar que entre ellos se decían ...

Sra. Rodríguez: No, no, no, No hablaban. Hablaban muy despacito que es ahí donde yo escucho que me parece que
es la voz del doctor.

Sr. Abogado: ¿La presencia de una mujer pudo constatar, cuando era torturada?

Sra. Rodríguez: No.

Sr. Abogado: ¿Usted era compañera de trabajo de una señora de apellido De León?

Sra. Rodríguez: No, me preguntaron también eso en Azul. Es una señora que había entrado hace muy poquito al
hospital y yo no traté mucho con ella; haría una semana que estaba trabajando cuando la llevaron.

Sr. Abogado: ¿Una persona de apellido Michelini le suena?

Sra. Rodríguez: Sí. Me olvidé de eso. Cuando a mí me llevan, mi papá habla con mi marido y le dice a ver qué
pueden hacer, no sé qué habrán hablado. Entonces mi marido trabajaba en el campo con Brivio, que era muy amigo
de este señor Michelini, que era militar. Entonces mi marido va a verlo con Brivio a este hombre y dice “voy a ver si
puedo hacer algo, si no la mataron ya”. A ese señor lo conocí hace un año más o menos.

Sr. Abogado: ¿A quién?

Sra. Rodríguez: A Michelini.

Sr. Abogado: ¿Michelini está vivo actualmente?

Sra. Rodríguez: Está vivo sí.

Sr. Abogado: ¿Vive en la localidad de Tandil?

Sra. Rodríguez: Sí.

Sr. Abogado: ¿Una persona de apellido Benítez?

Sra. Rodríguez: Sí. Después que quedo libre, hablando entre todos los que habíamos tenido estos problemas, me
dicen que en la farmacia de la clínica Chacabuco hay un empleado que parece ser uno de los torturadores. Entonces
yo iba a la farmacia para ver si lo conocía y sí, por la voz podía ser pero, no sé nunca me atendía, siempre quedaba
atrás. Me miraba nada más, pero no sé.
54
JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Juez: ¿Este Michelini era militar en actividad o era retirado?

Sra. Rodríguez: Pienso que estaba en actividad.

Sr. Juez: ¿Y prestaba servicios acá?

Sra. Rodríguez: Sí, sí, creo que era coronel.

Sr. Abogado: ¿En la zona o en otro lugar?

Sra. Rodríguez: Creo que acá trabajaba, en Tandil.

Sr. Abogado: ¿Pero estaba afectado a una unidad militar de Tandil o ...?

Sra. Rodríguez: No tengo idea,, porque –ya le digo- lo conocí hace un año, es muy viejito.

Sr. Abogado: ¿Qué edad aproximadamente?

Sra. Rodríguez: Tendrá 80 años.

Sr. Abogado: Le pregunto algunos otros apellidos a ver si recuerda. ¿Vapore?

Sra. Rodríguez: ¿Era policía?

Sr. Abogado: Era policía.

Sra. Rodríguez: De nombre. En un hospital la policía está constantemente y sí, de nombre, no me acuerdo ni la cara
pero de nombre sí.

Sr. Abogado: ¿Moris? ¿Loredo?

Sra. Rodríguez: De nombre.

Sr. Abogado: ¿Bardini?

Sra. Rodríguez: No.

Sr. Abogado: ¿Mientras estuvo detenida algún religioso estuvo en el lugar o alguien que le dijera que ...?

Sra. Rodríguez: No.

Sr. Abogado: Dice que la liberaron en la Seccional 1ª.

Sra. Rodríguez: En la 1ª.

Sr. Abogado: En esa liberación intervino personal policial, había personal policial?

Sra. Rodríguez: Cuando me llevan, que me llevan en el baúl del auto, no sé quién me lleva. Cuando yo me veo en
el calabozo, yo digo “me engañaron, ¿dónde me trajeron?” y empiezo a gritar; entonces viene un policía. El policía
me dice “¿usted es enfermera?”, “sí”, me dice “¿usted es la que robó en el senatorio Tandil?, “no, yo no sé por qué
estoy acá” le digo, “bueno, espere que ya la van a llevar”. Entonces a la hora, a las dos horas, me llevan a una
oficina donde estaba el comisario, que era Méndez. Es el que me dice que tenga cuidado con lo que voy a hacer, que
me cuide, todo amenazas.

Sr. Abogado: ¿Había otros detenidos, alcanzó a ver otros detenidos?

Sra. Rodríguez: No.

Sr. Juez: Gracias, señora, puede retirarse. ¿Está Bastianelli Mario? Tome asiento. Sabemos que usted ha sido
víctima de hechos que tienen que ver con el terrorismo de Estado; sin perjuicio de eso tiene que declarar con verdad.
Debo recordarle que el Código Penal sanciona con pena de prisión a los testigos renuentes o mentirosos. Por ese
motivo le voy a tomar una fórmula que haga este compromiso practicable.
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

-El testigo se pone de pie.

Sr. Presidente: ¿Promete por sus creencias decir la verdad de todo cuanto se le pregunte?

Sr. Bastianelli: Sí.

Sr. Presidente: Tome asiento. Nombre completo.

Sr. Bastianelli: Me llamo Mario Isidoro Bastianelli, vivo en Chacabuco 211, Tandil, Planta Baja. Mi número de
documento es 5.383.757.

Sr. Presidente: ¿Ocupación?

Sr. Bastianelli: Soy comerciante.

Sr. Presidente: Usted es la persona que mencionaba recién la testigo. Cuéntenos cómo fue toda la historia, qué
pasó.

Sr. Bastianelli: Cuando la detienen a la señora Victoria, realmente me buscaban a mí; ella no tenía absolutamente
nada que ver en nada. Al que tenían necesidad de encontrar era a mí; cuando me entero que la detienen a ella voy a
mi casa, en mi casa estaban esperando una serie de militares y policías ...

Sr. Juez: Perdón, ¿a usted lo buscaban porque estaba militando en algún lado?

Sr. Bastianelli: Sï, yo militaba en el Peronismo Revolucionario. Voy a mi casa, mi casa estaba llena de ... había
fuerzas conjuntas, me detienen en mi casa, me llevan ...

Sr. Juez: ¿Fuerzas conjuntas por qué?

Sr. Bastianelli: Ejército y Policía. Me llevan a la comisaría 1ª, allí me tienen en una especie de antesala,
posteriormente me vienen a buscar, me vendan, me ponen una capucha, me ponen detrás en una camioneta y
hacemos un recorrido primero supongo que por calles de Tandil y posteriormente llegamos a una zona de ripio y
vamos a un ...

Sr. Juez: Discúlpeme. ¿Cuándo usted llega a su casa la gente que estaba en su casa estaba a cara descubierta?

Sr. Bastianelli: Sí, sí.

Sr. Juez: ¿Alguien conocido?

Sr. Bastianelli: Había dos o tres que los conocía ...

Sr. Juez: ¿Policías?

Sr. Bastianelli: Vivo a una cuadra de la comisaría 1ª, los veía habitualmente.

Sr. Juez: ¿Cuándo a usted lo encapuchan quién lo hace? ¿La Policía o no sabe?

Sr. Bastianelli: La Policía.

Sr. Juez: ¿Y lo entregan a quien viene a buscarlo?

Sr. Bastianelli: Sí. Quién vino, no sé. Hicimos un recorrido por calles asfaltadas; posteriormente llegamos a una
zona de ripio, después llegamos a una especie de lugar donde bajamos unos escalones y más o menos lo que contó
Victoria al Tribunal es más o menos lo que yo vi. Presumo que es una quinta que se llama Las Acacias por los
cortinados ... no alcancé a ver mucho pero cuando miraba hacia abajo veía pisos encerados y se veía la parte inferior
de unos cortinados pesados color mostaza o amarillos.

Sr. Juez: ¿Usted conocía la casa de antes?


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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Bastianelli: No, no, no. Eso es un principio, presumo que pudo haber estado ahí; después quizá nos hayan
llevado al ISER, una cosa así más o menos ... La casa que yo digo está enfrente del ISER, que es una casa de ... En
ese tiempo creo que era de un señor Vázquez Gamboa.

Sr. Juez: ¿Era privada la casa?

Sr. Bastianelli: Sí, sí, sí. Pero acá estaba la firma Suixtil y en la firma Suixtil había un señor que supongo que la
prestaba o una cosa así. Supongo que ahí han ido varios compañeros, escuché cómo la torturaban a Victoria, escuché
que torturaban a otra persona. Con respecto a mí no me aplicaron tanta picana como a otros compañeros pero
indudablemente sufrí golpes, submarino seco, submarino con agua, fundamentalmente golpes contra una pared.

Sr. Juez: ¿Preguntas en el interrogatorio? ¿Preguntas con sentido? ¿Sabían? ¿Iban a corroborar información que
tenían?

Sr. Bastianelli: Lo que preguntaban fundamentalmente era de dónde había sacado yo dinero y preguntaban por el
aparato financiero de una organización supongo político-militar. El dinero era dinero que, hacía muy poco había
muerto mi padre, yo estaba con la sucesión de él y esas cuestiones. Pero los interrogatorios se basaban en el aparato
financiero; supongo que me relacionarían con el aparato financiero, eso es lo que yo presumo. No es que yo tenga
una certeza, pero tantas preguntas sobre dinero, tantas preguntas sobre propiedades, indudablemente que sospecho ...
preguntas violentas. Después, preguntas con otras guardias que decían que eran mejores pero en el fondo es todo lo
mismo. Posteriormente, después de unos días (no sé exactamente cuántos), voy a la Seccional 2ª de Tandil, ahí me
toman las impresiones digitales y posteriormente nos trasladan con personal militar a otro señor y a mí a la cárcel de
Azul.

Sr. Juez: ¿Estamos hablando de qué fecha más o menos?

Sr. Bastianelli: A mí me detienen el 12 de octubre, supongo que sería los primeros días de noviembre, mediados de
noviembre, más o menos.

Sr. Juez: ¿Antes que lo trasladen a Azul, en este primer lugar de detención pudo observar algún médico, que había
algún servicio de ese tipo?

Sr. Bastianelli: Sí, indudablemente que ... presumo que había algún médico, sí.

Sr. Juez: ¿Por qué presume, por qué dice que había algún médico? ¿Qué le hace parecer que había un médico?

Sr. Bastianelli: Porque a esa mujer que estaban torturando, supongo que en determinado momento la atendió un
médico.

Sr. Juez: ¿A usted no lo atendió en ninguna oportunidad?

Sr. Bastianelli: No, no, no.

Sr. Juez: ¿No escuchó voces, “llamar al doctor” o “está el doctor”?

Sr. Bastianelli: Algo comentaban del doctor pero no tengo certeza.

Sr. Juez: Señor Bastianelli, usted dijo que le tomaron las impresiones digitales y que lo iban a remitir a la cárcel de
Azul. ¿Le notificaron la formación de algún expediente penal? ¿Usted quedaba a disposición del Poder Ejecutivo?
¿Le dijeron algo?

Sr. Bastianelli: Mire, no estoy seguro de lo que le digo, pero creo que teníamos una causa federal.

Sr. Juez: ¿En Azul?

Sr. Bastianelli: Sí, creo que sí.

Sr. Juez: ¿En la Justicia Federal?

Sr. Bastianelli: Sí, pero era una ...

Sr. Juez: Sí, sí, ya sé. ¿Pero le dijeron que tenía una causa?
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Bastianelli: Sí, nos dijeron que teníamos una causa federal. Posteriormente, estando en Sierra Chica, nos dijeron
que teníamos sobreseimiento parcial y que quedábamos a disposición del Poder Ejecutivo. Llegamos a Azul, nos
llevan a la Unidad 7, ahí nos recibe personal del Servicio Penitenciario -entre ese personal del Servicio Penitenciario
había un señor Grienzo o Grienzu- y, bueno, ahí nos tienen encerrados unos días. Una noche viene un grupo de
gente, nos sacan, nos interrogan pero volvemos a la celda. Posteriormente, todo el grupo que estaba en Azul somos
trasladados a la Unidad 2 de Sierra Chica. Estoy ahí supongo que unos años, no sé bien porque lógicamente la
distancia del tiempo, la situación que estaba viviendo no era muy agradable, no tengo precisión de la fecha.

Sr. Juez: ¿Ahí ya estaba blanqueado? ¿Recibía visitas?

Sr. Bastianelli: Sí, sí, recibía la visita de mi madre y de otra persona que me iba a visitar.

Sr. Juez: ¿Estaba a disposición del Poder Ejecutivo?

Sr. Bastianelli: Estaba a disposición del Poder Ejecutivo y probablemente tuviese una causa.

Sr. Juez: ¿Pero no sabe, no está seguro?

Sr. Bastianelli: No, no estoy seguro. Después en el verano del ’79 o del ’80 me dejan libre, vengo a Tandil con
libertad vigilada e iba todos los días a la Seccional 1ª a firmar. Estoy un tiempo más así, en el invierno de ese año
me citan de la Seccional 1ª para decirme que me levantaban la disposición del Poder Ejecutivo. En ese tiempo,
empecé a trabajar porque la condición para que tuviese libertad vigilada era trabajar; supongo que a través de
escuchas telefónicas me deben haber escuchado que necesitaba trabajar, me consiguieron un trabajo. Supongo que
me lo habrá conseguido el Ejército o algo así.

Sr. Fiscal: Buenas tardes, señor.

Sr. Bastianelli: Buenas tardes.

Sr. Fiscal: Cuando lo trasladan de la comisaría 1ª a la cárcel de Azul usted refiere que está con otra persona más.

Sr. Bastianelli: Sí.

Sr. Fiscal: ¿Esa persona tiene algún tipo de vinculación con usted en cuanto a causa o venían del mismo lugar o se
juntan únicamente ahí?

Sr. Bastianelli: Sí, estábamos en la misma causa.

Sr. Fiscal: ¿Quién es? ¿Recuerda?

Sr. Bastianelli: Sí. Cabanas Narvarte o Cabanas Oteiza, uno de los dos apellidos era.

Sr. Fiscal: ¿Esta persona había estado detenida con usted o la ve por primera vez ahí en la Seccional 2ª.

Sr. Bastianelli: La veo en la Seccional 2ª.

Sr. Fiscal: Cuando le están tomando las fichas.

Sr. Bastianelli: Sí.

Sr. Fiscal: Usted mencionó una persona Grienzo del Servicio Penitenciario. ¿Por qué la mencionó?

Sr. Bastianelli: Porque es el que nos recibió.

Sr. Fiscal: ¿Con alguna particularidad ese recibimiento?

Sr. Bastianelli: Eran los consejos que habitualmente daban: “muchachos, pórtense bien porque de acá no salen”.
Todos esos cuestionamientos que supongo que harían a todo el mundo.
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Fiscal: No me quedó claro cuándo es que a usted lo blanquean o lo ponen a disposición del Poder Ejecutivo
Nacional. Hasta ahora: detención en Seccional 1ª, supuesta quinta, Seccional 2ª, ¿ahí pasa a disposición del Poder
Ejecutivo o le notifican?

Sr. Bastianelli: No, supongo que cuando estábamos en la cárcel de Azul.

Sr. Fiscal: ¿Y en Sierra Chica el sobreseimiento?

Sr. Bastianelli: Claro, nos dicen que es un sobreseimiento parcial, no sé si existe eso.

Sr. Fiscal: Sí, en ese momento existía algo parecido. ¿Con este sobreseimiento es que a usted lo liberan?

Sr. Bastianelli: No, seguimos un tiempo largo más a disposición del Poder Ejecutivo.

Sr. Fiscal: ¿Y después viene la libertad vigilada por medio año más o menos?

Sr. Bastianelli: Sí, más o menos. Podría ser hacia fines de ese invierno, más o menos así. Exactamente las fechas no
las tengo en claro.

Sr. Fiscal: ¿Usted prestó declaración en alguna otra causa?

Sr. Bastianelli: ¿Relacionada con qué?

Sr. Fiscal: Con este tema, con estos hechos.

Sr. Bastianelli: Sí, creo que en Azul una vez presté declaración, pero hace mucho tiempo.

Sr. Fiscal: En el año ’84 más o menos.

Sr. Bastianelli: Sí, sí, por ahí.

Sr. Fiscal: ¿Usted concurrió a esta quinta Las Acacias también?

Sr. Bastianelli: La he visto de afuera.

Sr. Fiscal: ¿Y al ISER?

Sr. Bastianelli: Sí, al ISER he concurrido.

Sr. Fiscal: ¿El ISER lo reconoció o le parece?

Sr. Bastianelli: Me parece pero no tengo la seguridad del ISER. Pienso que sí hemos estado en el ISER debe ser en
una de las casas que están en derredor del castillo del ISER, no en la casa principal.

Sr. Fiscal: ¿Este reconocimiento también es del año ’84 más o menos?

Sr. Bastianelli: Sí, sí, puede ser, más o menos. Después he estado en otras oportunidades, hace más o menos un año
se hizo un video ahí que yo estuve, lo hicieron los chicos de la facultad de Arte de Tandil.

Sr. Fiscal: Muchas gracias, no tengo más preguntas.

Sr. Abogado Usted dijo que las fuerzas conjuntas ingresaron a su domicilio y lo llevan a la comisaría 1ª. ¿En qué
momento le tapan los ojos: en la comisaría o en su casa?

Sr. Bastianelli: Me tapan en la comisaría 1ª.

Sr. Abogado: ¿Recuerda quién le tapó los ojos?

Sr. Bastianelli: Sí, había un señor Vapore.

Sr. Abogado: ¿Usted reconoce un apellido Fernández en la comisaría 1ª?


59
JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Bastianelli: No.

Sr. Abogado: ¿Aranda?

Sr. Bastianelli: Sí.

Sr. Abogado: ¿Qué sabe de Aranda?

Sr. Bastianelli: Mire, cuando a mí me cubren la vista no lo vi a Aranda.

Sr. Abogado: ¿Usted lo conocía?

Sr. Bastianelli: Sí, lo conocía por una razón de que vivo a una cuadra de la comisaría 1ª y habitualmente nos vemos,
nos cruzamos.

Sr. Abogado: ¿En la Unidad 7 del Penal de Azul usted sufre algún tipo de maltrato por parte de agentes del Servicio
Penitenciario?

Sr. Bastianelli: Sí, cuando llegamos ahí lógicamente es un poco lo que en la jerga se dice el verdugueo de los
primeros días, de la llegada, te cortamos el pelo, te pegamos un poco para que nos adaptemos ahí.

Sr. Abogado: ¿Hubo algún tipo de referencia en ese “verdugueo” a que usted era un preso político?

Sr. Bastianelli: Sí, en todo momento, sí.

Sr. Abogado: ¿Qué le decían?

Sr. Bastianelli: Que nosotros no íbamos a salir de ahí.

Sr. Abogado: ¿Se lo dijo este hombre Grienzo que usted dijo u otros agentes?

Sr. Bastianelli: Otros agentes también.

Sr. Abogado: ¿Recuerda los nombres?

Sr. Bastianelli: No, no.

Sr. Abogado: ¿Recuerda si estuvo detenido con algún otro preso político?

Sr. Bastianelli: Sí. Los pabellones de Azul no son muy grandes pero en cada celda de un pabellón había un
detenido político.

Sr. Abogado: ¿Recuerda quién estaba?

Sr. Bastianelli: Había gente de Mar del Plata, de Tandil había un señor que estaba conmigo en la causa, que era De
Felipe –que ya ha fallecido-, estaba este señor Cabanas. Después los nombres de los demás no me acuerdo porque
no eran de Tandil.

Sr. Abogado: Dijo que cuando fue trasladado de la Unidad 7 a la Unidad 2 fue trasladado con todo el grupo que
estaba ahí.

Sr. Bastianelli: Con todo el grupo que estaba en ...

Sr. Abogado: ¿Las personas que usted nombró estaban en ese grupo?

Sr. Bastianelli: Sí, también.

Sr. Abogado: ¿Alguna otra persona más en ese grupo de traslado? ¿Recuerda qué otra persona lo acompañó, qué
otro preso político estuvo con usted?

Sr. Bastianelli: Sí, todos los que estábamos en Azul nos trasladan a Sierra Chica.
60
JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Abogado: ¿El grupo completo?

Sr. Bastianelli: Sí.

Sr. Abogado: ¿En el viaje de una Unidad a la otra sufrió algún tipo de maltrato?

Sr. Bastianelli: Era un maltrato verbal, el maltrato en el viaje era verbal.

Sr. Abogado: ¿En qué consistía el maltrato verbal?

Sr. Bastianelli: “Estos tipos no sirven para nada”, “esos tipos hay que matarlos”, cosas así.

Sr. Abogado: ¿Y cuando llegan a la Unidad de Sierra Chica?

Sr. Bastianelli: Cuando llegamos ahí a algunos nos golpean, hacían una especie de pasadizo y entonces de un lado y
del otro pegaban.

Sr. Abogado: ¿Había referencia también a que ustedes eran detenidos políticos en esa golpiza?

Sr. Bastianelli: Sí, sí, sí. La referencia de los detenidos políticos era en todo momento.

Sr. Abogado: ¿Encontró otros presos políticos en esa Unidad, además de los que venían con usted?

Sr. Bastianelli: Sí, había más o menos 1.200.

Sr. Abogado: ¿Recuerda otro nombre con quien compartió esa detención?

Sr. Bastianelli: Sí, con los compañeros de celda que tenía en ese momento. Un chico que era de Tucumán, que
cumplió 18 años estando conmigo en la celda. Después compartí la celda con un señor que era un viejito ...

Sr. Abogado: ¿Recuerda el nombre de la persona que era de Tucumán?

Sr. Bastianelli: Se me borró el apellido.

Sr. Abogado: ¿Y de esta persona mayor de edad recuerda el nombre?

Sr. Bastianelli: No, era de Córdoba.

Sr. Abogado: ¿Sabe si están vivos?

Sr. Bastianelli: El chico de Tucumán pienso que sí; el otro era una persona que estando detenida tenía 70 años, en
este momento tendría noventa y tantos ...

Sr. Abogado: ¿Usted recuerda una persona de apellido Benítez?

Sr. Bastianelli: Sï, era una persona que estaba en la farmacia de la Clínica Chacabuco, era teniente primero,
farmacéutico.

Sr. Abogado: ¿Recuerda algún tipo de historia particular con esta persona de apellido Benítez en relación a los
hechos que está narrando?

Sr. Bastianelli: Supongo que puede haber estado en algún lugar de tortura. Yo no lo vi porque siempre estuve
encapuchado, pero indudablemente que él hacía un poco de alarde de que era ...

Sr. Abogado: Solicito incorporar por lectura, si bien el apellido Benítez es un apellido común, no se puede hacer
referencia, pero sí en el legajo 66 de la causa 30.615, en fojas 12 aparece como cabo primero César Benítez en
carácter de retirado. Simplemente hago menció de esta similitud de apellidos.

Sr. Fiscal: ¿Legajo nº, doctor?

Sr. Abogado: Legajo 44, referido a Silva, María del Carmen. De parte mía, muchas gracias.
61
JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Abogado: ¿Usted dijo que era teniente? ¿Era oficial?

Sr. Bastianelli: Mire, supongo que sí, que era oficial.

Sr. Abogado: ¿Y sabe dónde prestaba servicio?

Sr. Bastianelli: Supongo que en el Batallón Logístico.

Sr. Abogado: Claro, porque en el Batallón Logístico, en el mismo legajo que teníamos a Murad, aparece un
teniente. Dice “Teniente 1º S. Luis Ernesto Benítez”.

Sr. Bastianelli: Sí, ese era el nombre.

Sr. Abogado: Entonces estamos hablando de esta persona. ¿Con Vapore usted qué contacto tuvo? ¿Solamente la
puesta de capucha?

Sr. Bastianelli: Cuando llego a la comisaría 1ª me quitan una cadena que tenía y un reloj y lo guarda él, que eso no
se vio nunca más.

Sr. Abogado: ¿Vapore le dice algo a usted?

Sr. Bastianelli: No, no.

Sr. Abogado: ¿Usted recuerda cómo era Vapore?

Sr. Bastianelli: Sí, lo conozco.

Sr. Abogado: ¿Vapore prestaba servicio en la Seccional 1ª?

Sr. Bastianelli: En la Seccional 1ª, sí.

Sr. Abogado: ¿Recuerda algún otro policía que haya tenido algún otro tipo de intervención directa sobre usted?

Sr. Bastianelli: En ese momento todos los que integraban la oficialidad de la Seccional 1ª en cierta medida tenían
relación con nuestras detenciones.

Sr. Abogado: ¿Recuerda algún nombre?

Sr. Bastianelli: Estaba un oficial Sánchez, un oficial Mangudo, no me acuerdo más nombres.

Sr. Abogado: ¿Cuándo iba a firmar –ya en libertad vigilada- dónde firmaba, quién lo atendía, había algún protocolo
particular para esto?

Sr. Bastianelli: Yo iba a firmar día por medio generalmente; a veces nos hacían ir todos los días. Me atendía un
oficial de apellido Guardia ; habitualmente me atendía él.

Sr. Abogado: ¿Iba más gente con usted? ¿Se encontraba con otra gente?

Sr. Bastianelli: Sí, iba el ex Presidente Menem a firmar el mismo día que iba yo.

Sr. Abogado: ¿Alguien más iba?

Sr. Bastianelli: No, no, siempre íbamos los dos. Habitualmente nos cruzábamos o nos encontrábamos.

Sr. Abogado: ¿En algún momento vio a algún religioso en los lugares de detención, que hablaran, que trataran de
disuadirlo para que declare?

Sr. Bastianelli: No, no.

Sr. Abogado: ¿En las unidades penales tampoco?


62
JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Bastianelli: Sí, en la Unidad de Sierra Chica había un capellán que habitualmente los días viernes o los sábados
daba misa.

Sr. Abogado: ¿Pero no había ninguna actividad particular enderezada a lograr un testimonio interesado?

Sr. Bastianelli: No, no, para nada.

Sr. Abogado: ¿Recuerda el nombre de algún otra persona militar que estuviera vinculada ...

Cassette 4 A

Sr. Bastianelli: ...la señora que declaró antes también, los que mantenemos siempre contacto.

Sr. ...: Gastianelli, usted que es del medio, ¿sabe si Vapore sigue trabajando como policía en Tandil, o lo siguió
viendo?

Sr. Bastianelli: Sí, habitualmente lo veo. Lo veo caminando por la Sierra, pero no creo que tenga alguna
participación con la policía. Supongo que terminó bastante mal, fue dado de baja, expulsado, una cosa así.

Sr. Juez: Muchas gracias.

Sr. Juez: Buenas tardes, sabemos que usted ha sido víctima de hechos de terrorismo de Estado, sin perjuicio de lo
cuál debe deponer con verdad. El Código Penal prevé penas de prisión para quienes mienten o no digan todo lo que
saben, en consecuencia pese a su situación va a tener que declarar en ese sentido. Si usted se pone de pie le voy a
formalizar este compromiso.

-El testigo se pone de pie

Sr. Juez: ¿Promete usted por sus creencias decir la verdad de todo cuanto se le pregunte?

Sra. Silva: Si

Sr. Juez: Tome asiento. ¿su nombre completo?

Sra. Silva: María del Carmen Silva, DNI: 12.632.477;

Sr. Juez: ¿Domicilio?

Sra. Silva: Montevideo 1661, de Tandil.

Sr. Juez: ¿Ocupación?

Sra. Silva: Ama de casa.

Sr. Juez: Cuéntenos señora qué fue lo que ocurrió, cómo, cuando.

Sra. Silva: Yo tenía militancia política, empecé a militar en la Juventud Universitaria Peronista en el año ´75
cuando ingresé en la Universidad en la carrera de Trabajo Social, en la Universidad del Centro de Tandil, que estaba
recientemente nacionalizada, estábamos luchando por el presupuesto, porque estaba nacionalizada, pero no llegaba
presupuesto, en esa época hubo elecciones en el Centro de Estudiantes y empecé a integrar también el Centro de
Estudiantes...

Sr. Juez: Hablamos de 1975...

Sra. Silva: Sí, en el ´75, yo seguí estudiando en el ´76, que se produjo el golpe de Estado y seguí militando pero con
menos actividad, porque empezamos a perder contacto con los compañeros de La Plata que eran los que nos bajaban
información, material periodístico y en el año ´77 yo seguía estudiando, pero no militaba más porque estábamos
todos dispersos, por lo menos los compañeros que yo conocía y además de estudiar en la universidad en el mes de
junio del ´77, empecé a trabajar en una metalúrgica que ya no existe que se llamaba Esmeta, estaba cerca de mi casa,
en la calle Pasteur al 900, cuyo presidente del directorio era Benjamín Iglesias, es un hombre mayor que todavía
vive y yo trabajaba como recepcionista y recuerdo muy claramente que casi todos los días a este señor lo llamaba
por teléfono Papalardo, incluso había comentarios entre los compañeros de oficina que decían “Huy, mirá las
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

relaciones que tiene, todos los días lo llama...”, inclusive hasta cierta admiración por las relaciones que tenía este
hombre. Yo nunca me quedé escuchando las conversaciones, no sé de qué hablaban.

Sr. Juez: ¿El era el dueño de la fábrica?

Sra. Silva: Era un Directorio, pero él era el dueño mayoritario. Empecé a trabajar ahí en el mes de junio e iba
simultáneamente a la universidad. El 8 de setiembre del ´77, más o menos a las diez de la noche tocan timbre en mi
casa, yo estaba acostada, estaba sola ese día con mi mamá, porque en esa casa vivíamos mi papá, mi mamá, mi
hermana mayor y yo. Esa noche estábamos las dos solas, mi mamá estaba levantada, yo me había acostado porque
entraba a trabajar muy temprano, a las siete de la mañana tenía que estar en la fábrica, tocan timbre, mi mamá va a
atender, pregunta “¿quién es?” y le dicen: “”personal de ejército” y que abra la puerta y mi mamá abrió por
supuesto, porque ya sabíamos lo que pasaba, que si no tiraban la puerta abajo. Abrió y le preguntaron si ahí vivía
María del Carmen Silva, que la venían a detener. Mi mamá les dice que estaba acostada, preguntaron donde estaba y
fueron a la habitación donde yo estaba, prendieron la luz, me preguntaron si era María del Carmen Silva, les dije que
sí. Eran tres personas de civil, una de las cuales se notaba que comandaba ese grupo, que fue el que prendió la luz de
la pieza, no sé quienes eran, pero los tres mostraron las caras y no mostraron armas. El tipo este, medio rubio, de
estatura mediana que me prendió la luz dijo: “que se vista” y me dio un ratito para que me vista y cerró la puerta de
la habitación. Me empecé a vestir y a los pocos segundos empezó a golpear la puerta para que me apure, me vestí
rápido y salí y ya para esto los otros dos ya habían empezado a revisar –no a hacer desmanes, pero sí a revisar otra
habitación, después revisaron mi habitación, el placard, se llevaron unas cartas de una amiga que yo tenía, que había
emigrado a Siria unos años antes, que conocí en la escuela secundaria, después revisaron un álbum de fotos, se
llevaron fotos, una foto mía y otra donde estaba todo el grupo de la promoción de la escuela técnica Nº 1 de acá, de
Tandil, de la Promoción ´76, que había egresado mi hermano, somos tres hermanos, se llevaron esa foto también,
revisaron no mucho más y me dijeron que me tenía que ir con ellos, mi mamá les preguntó cuándo iba a volver y
quiénes eran, entonces uno de ellos, el que los mandaba sacó una credencial y se la mostró a mi mamá, pero mi
mamá no la alcanzó a ver, era un plastiquito medio verdoso y le dijeron que ellos eran del Ejército y que si yo
colaboraba iba a volver y que se quedara tranquila porque “el Ejército cumple”, esa frase textual. Fuimos afuera,
había un auto esperando, no sé si había más autos esperando, no sé si había más autos, yo vi ese solo, no me
acuerdo de la marca, era un auto oscuro, subió el que manejaba, el tipo que los mandaba subió adelante y atrás subió
otro conmigo y el auto arrancó por la calle Saenz Peña hacia Urquiza, anduvo dos cuadras, al llegar a Urquiza dobló
a la derecha para el lado de la ruta y ahí me pusieron una capucha en la cabeza y me hicieron acostar en el asiento,
yo iba de costado y llevaba la cabeza sobre la falda del tipo que iba al lado mío. En el viaje me empezaron a decir
que hiciera memoria de mis andanzas en la universidad, de las reuniones que teníamos en la casa de Diana, me
nombraron a Diana Schatz, que era una compañera que había estado detenida antes que yo, pero yo no sabía si
seguía detenida, qué había pasado con ella, y así en un tono amenazante, “acá no está más tu mamá, una cosa es lo
que le dijimos a tu mamá y otra es lo que te va a pasar ahora, ahora tu vida depende de mí, teneme miedo a mí”. Un
montón de frases amenazantes, anduvimos un poco por varias calles, después me di cuenta que llegamos a la ruta,
después una calle de tierra, como que entramos a un lugar, ahí me bajaron, entramos a una casa, se notaba que era
una casa donde había gente, yo notaba que estaba la luz prendida, porque con la capucha se veía para abajo, estaba
la radio prendida, me quedó grabado que estaban escuchando en ese momento el noticiero de radio Continental,
serían las diez y media, las once posiblemente, era una hora en punto. Ahí me palparon de armas, me hicieron sacar
la campera que yo me había puesto, había llevado la cartera, que tenía todo al lado, no sé para qué agarré la cartera,
me hicieron entrar en otra habitación, me hicieron sentar en un banquito que no tenía respaldo y con las manos
esposadas atrás que era muy incómodo, me empezaron a hacer preguntas sobre mis compañeros de militancia, que
yo hacía mucho que no los veía, me preguntaban mucho por Jorge Person, tenían como una obsesión con Jorge
Person.

Sr. Juez: ¿Quién era Jorge Person?

Sra. Silva: Jorge Person era un militante de JUP, que yo lo había conocido en el año ´75, estudiaba Ciencias
Económicas y yo dejé de verlo en agosto del ´75, que hubo detenciones de compañeros, él estuvo a punto de ser
detenido, pudo escaparse y yo después no lo había visto más. Sabía que estaba prófugo o creía que estaba prófugo,
nos manejábamos con información que no era muy segura, pero estábamos casi seguros que él estaba prófugo. Me
preguntaban también por Osmar Subiela, al cual yo conocía de mentas, pero no lo conocía personalmente, sabía que
había sido militante de la UES, vivía enfrente de donde yo trabajaba en la calle Pasteur, preguntaban mucho por él,
me preguntaban por Andrea Calvo, que yo también la había conocido, pero tampoco sabía nada de ella, me
preguntaban por Horacio Gallo, no me acuerdo de otros nombres, después nombres de gente que no conocía, me
preguntaban por la Negra, no sé quien sería...

Sr. Juez: ¿El interrogatorio era tranquilo, era violento?


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Sr. Silva: El interrogatorio era más que nada presión sicológica, amenazándome con que me iban a golpear, pero
esa noche no pasó de ahí, me interrogaba el tipo que había venido en el operativo, porque yo le había conocido la
vos y estaban los guardias de ahí, que si bien no participaban preguntando, pero participaban molestando,
burlándose o amenazando, ese tipo de participación tenían y bueno después de un rato así, el tipo este que era el que
mandaba dijo que se iba y que al día siguiente iba a volver, que me convenía ir haciendo memoria y hablar porque
yo no estaba colaborando, me amenazó, que se yo, que me iban a pegar, no me acuerdo que me dijo, y bueno, me
acostaron en una cama con una mano esposada a la cama y la otra mano atada con una soga, apagaron la luz y
cerraron la puerta y yo escuchaba que en la habitación contigua hablaban los tipos que habían quedado, hablaban de
cosas de ellos como si ahí no hubiera nadie. Yo me quedé dormida hasta el día siguiente, seguro que me desperté
bastante temprano, porque yo algo alcanzaba a ver con la capucha, a pesar de que me habían puesto la venda, yo
veía algo de luz. Al día siguiente entraron en la habitación, no sé si de noche habrán entrado a mirar, porque a veces
andaban con linternas mirándonos, yo estaba sola en esa habitación. Al día siguiente yo pedí ir al baño y alguien me
acompañó al baño y se quedó conmigo, no se retiró mientras yo hacía uso del baño, volví a la habitación y apareció
el tipo este, el mismo que había entrado a mi casa la noche anterior y otra vez empezó a hacerme preguntas y de
repente se puso muy ofuscado, que yo no colaboraba y dijo que me iban a llevar al pozo, “te vamos a llevar al pozo”
y los otros como que se burlaban y decían “cuando están en el pozo después quieren hablar, cuando les cae la tierra
encima”, me amenazaban como que me llevaban a un pozo. Me sacaron las esposas, me hicieron levantar, me
sacaron de esa habitación, salimos afuera... cuando entramos la noche anterior se notaba que se pisaba pedregullo al
entrar, y volví a pisar ese pedregullo al salir afuera y me llevaron a un lugar que se notaba que no era a la
intemperie, pero se notaba que era muy ventilado, como si fuera algo sin ventanas, como si fuera un gallinero, un
lugar ventilado. En ese lugar me torturaron con electricidad y me seguían haciendo preguntas, yo estoy segura que la
persona que me torturaba era la misma persona que entró en mi casa, porque simultáneamente con las preguntas era
la tortura. Yo no creo que sea otro que vino, para mí era él. Me levantaron la ropa de adelante y me pusieron un
trapo mojado y ahí descargaron la electricidad. Me decían “para qué gritas, si acá nadie te escucha”, después
comentarios degradantes, así debemos haber estado media hora hasta que decidieron que me volvían a llevar a la
casa, me llevaron de vuelta, este tipo se fue y yo me quedé con los dos guardias que no me trataban mal. Yo estaba
muy mal en ese momento y me decían: “¿por qué llorás?, “porque ustedes me van a matar” y uno de los guardias me
dijo: “yo no te tendría que decir esto, pero acá no matan a nadie”, me quiso decir que en ese lugar no era donde se
mataba la gente, para matarme me iban a llevar a otro lado en todo caso. En ese lugar se repetían los interrogatorios,
eran todos los días, escuchaba llegar un auto y bajaba la persona que me interrogaba, pero lo que no se repitió fue la
sesión de tortura, aunque sí amenazaban con repetirla, pero no se repitió. Me preguntaban más o menos siempre
cosas parecidas, por ahí me preguntaban por algún nombre nuevo, pero por lo general por las mismas cosas y ellos
aparentemente ya tenían la información y querían corroborar. Mientras estuve detenida, yo noté que en una
habitación al lado había un muchacho también detenido en esos días, que después no lo escuché más y después
escuché que trajeron a otro y me dí cuenta que era Osmar Susbiela a quien trajeron. En general no había mucha
gente en ese lugar, en algún momento llegué a estar yo sola. Ya llegando a los últimos días de detención aparecieron
una noche con muchos detenidos, no había camas, no alcanzaban las camas y los ponían en el suelo, yo escuchaba a
chicos que lloraban, bueno, de hecho a Osmar Susbiela lo reconocí, no sé si escuché el nombre, pero como yo sabía
que era evangelista, escuchaba que él rezaba mucho, lloraba mucho, le trajeron la Biblia, después me enteré que él
había estado ahí porque me contó mi mamá que la madre de él había estado en mi casa desesperada, contando que se
lo habían llevado y ahí atando cabos me dí cuenta que sí que era él el que estaba... Pensé que él había quedado
cuando a mí me liberan, pero él se había ido antes. Las guardias eran de a dos, generalmente la misma pareja que se
turnaban y me acuerdo de dos sobrenombres, había dos que se hacían llamar Jacinto y Ceferino. Después también
me acuerdo que una mañana temprano había uno que estaba en el baño, se escuchaba ruido de agua, lavándose la
cara y el otro le dice “che, Santos...”, después se quedaron callados, porque se dieron cuenta que habían dado un
nombre, no sé si Santos era un nombre o un apellido, pero dieron un nombre real que no era un seudónimo. Los
interrogatorios al principio los primeros días estuvieron a cargo de este tipo que entró en mi casa al mando de los
tres, pero después apareció otro. Este primero era como muy medido para hablar, muy pausado, pero muy
amenazante en su forma de hablar y el otro era como más ordinario, más grosero en su vocabulario, tenía otros
métodos, por ejemplo en una oportunidad sentí el caño de una pistola en la cabeza, amenazarme con que me iba a
pegar un tiro o pegarme con el dedo de él en la frente para hacerme ver que así era una bala y que si yo no
colaboraba en vez de un dedo iba a ser una bala. Torturas sicológicas en los interrogatorios, permanentemente.
Después, se comía todos los días, había algunos que eran más atentos que otros...

Sr. Juez: ¿Cómo termina su cautiverio?

Sra. Silva: En un momento dado, lo que voy a decir es muy difícil decirlo, pero lo tengo que decir porque era el
modus operandi de esta gente, yo no sé si a otros detenidos les pasó lo mismo, pero es muy difícil decir que en un
momento dado, cuando ya había pasado más de la mitad de mi detención, viene el interrogador y me dice: “vos, por
lo que has hecho o estabas haciendo estás encuadrada en la Ley de Seguridad Interior, por asociación ilícita, te
corresponden por lo menos tres años de cárcel si te hacemos Consejo de Guerra, pero vos tenés una posibilidad, si
no querés que te hagamos Consejo de Guerra, podes trabajar para nosotros”. Así de siniestro era el plan que ellos
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

tenían, o te desaparecían físicamente, o te desaparecían como persona, porque pensaban que podían transformar a
una persona moralmente a todo lo contrario de lo que esa persona era. Así de siniestro, eso fue peor que cualquier
sesión de tortura. Yo no sabía que pasaban esas cosas, después con el tiempo me enteré que en muchas guerras pasa
eso, que captan al enemigo y lo obligan a trabajar... Yo no le contesté nada, no puede ser que sean tan jodidos, que
me abran una puerta y yo para poder salir tenga que pasar algo así y por otra parte yo quería salir de ahí, era una
desesperación que tenía por volver a mi casa. Me acuerdo que en alguna oportunidad yo le dije al interrogador si le
podía mandar una carta a mi mamá y me dijo con todo cinismo “eso lo hubieras pensado antes”, cuando yo le dije
que estaba preocupada por la situación de mi mamá. Yo no le decía nada, entonces me dice; “no me contestes,
contestame mañana”. Yo pensaba, “ojalá que se olvide, pero que no me ponga en esta situación de tener que elegir
así”. Yo no decidí nada y cuando llegó al día siguiente se acordó y me dice otra vez: “¿lo pensaste, querés?”, y yo en
ese momento le dije sí. Realmente simulé que aceptaba trabajar para ellos, porque en ese momento pensé, bueno yo
de acá no me voy a poder escapar, de la cárcel tampoco, pero en la calle capaz que algo puedo hacer, cuando esté en
mi casa por ahí encuentro la forma de zafar y le dije que sí. Una cosa es decirlo ahora que tengo casi 50 años, que
simulé aceptar esa condición oprobiosa y otra cosa y otra cosa es en ese momento, a los 20 años decir una cosa así, a
mí se me caía lo único que me estaba sosteniendo hasta ese momento, que era la moral revolucionaria, era lo único
que yo veía que me diferenciaba de esas bestias, en ese lugar. Igual siguieron los interrogatorios, preguntándome por
gente por bastante tiempo más, por una semana más y yo realmente después de eso no sabía ni siquiera si yo quería
salir de ahí. Después no tenía ningún apuro por irme, pero un día me dicen, “vas a firmar una declaración de todo lo
que nos dijiste, -yo les había contado toda mi historia de militancia, había tratado de ser muy coherente en lo que
contaba, no contradecirme, de ocultar las cosas que yo quería ocultar y me había salido bien, tuve una lucidez muy
grande en esos días- vas a escribir todo, sin omitir nada, una declaración y después te vas a ir, pero no vayas a omitir
nada porque entonces te vas a tener que quedar quince días más acá adentro”. A mí a esa altura no me importaban
quince días más, pero igual vinieron, me trajeron lapicera, una mesa, papel y yo escribí todo lo que habíamos
hablado, me acordaba perfectamente y lo escribí. Cuando terminé no me dieron la libertad enseguida, habrán pasado
dos días más o menos, pasó esto de que llegaron con un montón de detenidos una noche, en esos últimos días, estaba
compartiendo la habitación con una mujer que no sé quien era, porque no me animé a hablar con ella, era muy
peligroso conversar, andaban muy cerca los guardias, pero levanté la capulla y la miré y la ví y me dio una
impresión tan horrible porque ver una chica con eso en la cabeza, que parecía una momia, me impresionó mucho y
me imaginé que si ella me miraba también me iba a ver así a mí. No sé, una cosa muy fea, realmente no sé quién era
la chica. Me acuerdo la noche que vinieron muchos chicos y que había una al lado de mi cama, que lloraba, me
acuerdo que le busqué la mano y nos agarramos un rato de la mano pero después nos tuvimos que soltar porque nos
podían ver. No ubiqué a nadie más y el día que me liberaron, que me iban a dejar libre, vino el tipo que me
interrogaba, el segundo, el que estuvo desde la segunda semana hasta el final y me dijo que me iban a dejar libre,
que yo tenía que pensar “antes eras negra –así me dijo- ahora sos blanca, antes estabas con ellos, ahora estás con
nosotros, si nos delatas te vas para arriba en dos días, si le contás esto a alguien, aunque sean tu mamá o tu papá, se
van para arriba vos y tus viejos”. En estos términos ordinarios, “Buscá dentro de tu cartera, que te pusimos un
número de teléfono, tal día llamá a ese número y te vas a comunicar con tu responsable y con él vas a tener
controles, si faltas a dos controles seguidos vas a la cárcel y ahora te portas bien, te conseguís un novio y te dejas de
joder. Cuando te consigas un novio, te casas y le avisas a tu responsable”. Una cosa así, me sacaron de ahí, se
despidieron de mí los tipos que estaban haciendo la guardia ese día, se despidieron bien, con un “que te vaya bien”,
cosas así. Me metieron en un auto, atrás, acostada, en el asiento de atrás, yo iba sola atrás y adelante iba el que
manejaba y otro tipo más y empezaron a salir de ese lugar, otra vez el pedregullo a la salida, salieron de ese lugar,
agarramos la ruta, supongo que para el lado de Tandil y cuando íbamos llegando a Tandil ellos hacían como que no
conocían el camino, como que no conocían mi casa, querían que yo los guíe y me decían que estábamos entrando
por el monumento al gaucho y que yo los ubique para llegar a mi casa, para llegar a Villa Italia donde yo vivía y yo
estaba más perdida y no sabía qué decirles, la cuestión que de repente se ubicaron solos, o sea que sabían, porque de
repente me dijeron que estábamos llegando a la estación del ferrocarril, doblaron por la calle Saenz Peña, que es la
calle de mi casa, me dí cuenta por las lomas, porque habíamos subido tantas veces, yo nací en esa casa, conocía muy
clarito las subidas desde la avenida Del Valle hasta mi casa, tiene varias lomas, llegamos a la esquina de mi casa, de
repente llegan hasta un lugar, doblan un poquito y paran el auto y me dicen “bueno, te vas a bajar, vas a estar en la
esquina, -yo estaba con la capucha puesta- cuando te bajas nosotros te vamos a sacar la capucha y vos bajas con los
ojos cerrados, quedate así hasta que escuches que el auto se va y después abrís los ojos y te vas corriendo”. Yo hice
todo tal cual, me bajé, esperé que el auto se fuera, abrí los ojos y como que se me vino encima el cartel de la
carnicería que está en la esquina de mi casa, que dice Lucas, de tanto no ver parecía que las cosas se me venían
encima y me di vuelta, salí corriendo y llegué a mi casa. Durante mi detención pude ver el baño de ese lugar, el baño
tenía un caño de una salamandra, porque se calefaccionaban con una salamandra, se sentía el olor a leña que salía
para arriba por el baño el tiraje, tenía un inodoro, una piletita, una vez que me permitieron bañarme, -de vez en
cuando me permitían bañarme vi un toallón grande, blanco, muy lindo que tenía las alitas de la Fuerza Aérea, a
pesar de que ellos eran del ejército. Después yo escuchaba sirenas con mucha frecuencia, yo pensaba que eran
bomberos, no entendía el por qué de estas sirenas, escuchaba los camiones que pasaban por la ruta, escuchaba los
aviones que volaban bajito y después de mucho tiempo me di cuenta que había estado en “La Huerta”, pero después
de mucho tiempo, porque yo después no quería ni saber en donde había estado. Yo tenía miedo de saber, porque yo
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

no sabía si sabía cosas hasta donde podía resistir la presión si me volvían a detener, entonces yo no quería saber
nada, inclusive yo no quería escuchar a nadie, escuchar opiniones. Yo volví a la Universidad y había personas que se
me acercaban, que eran solidarias conmigo, no muchas, pero había personas que se me acercaban y yo tenía mucho
miedo por la seguridad de esas personas, porque me daba cuenta de que yo era un cebo, que me podían estar
vigilando, seguro que me estaban vigilando. Después, cuando yo volví, al día siguiente fui a mi lugar de trabajo, que
ya me habían mandado telegrama de despido por abandono de trabajo, a pesar de que mi papá había ido enseguida a
avisar lo que me estaba pasando, que me habían llevado detenida, ellos igual me mandaron el telegrama de despido,
mi papá volvió y le dijeron, “no, es una formalidad, tenemos que intimarla a presentarse y sino despedirla”. Yo
volví, los saludé a todos y cuando hablé con el vicepresidente de la empresa, no con Benjamín Iglesias, sino con el
segundo con Otano, un hombre fallecido ya, le dije que había estado detenida y que en el lugar donde yo había
estado me habían dicho que volviera a mi trabajo formalmente y que si no me querían tomar, que ellos me iban a dar
una carta recomendando que me vuelvan a tomar. Yo le conté eso y me dijo “bueno, cuando tengas esa carta volvé”.
Yo me fui, llegó el día que tenía que llamar a ese teléfono que me habían dado, llamé a ese teléfono y del otro lado
una voz me dijo: “Comando de Brigada”, cuando llamé a ese teléfono, yo tenía que preguntar por un tal Charles, que
estaba escrito en ese papelito, lo llamaron y el que vino era el mismo tipo que había entrado en mi casa, era la
misma voz, el mismo tipo que después me había interrogado y me había torturado allá, era el mismo que me dio una
cita en la esquina de Del Valle y Beiró, donde está Obras Sanitarias, está de un lado Obras Sanitarias y del otro lado
el ferrocarril y del otro lado el club Ferro, una esquina que no tiene casas, me dio una hora y una cita ahí. Yo fui con
un susto bárbaro, iba llegando a la esquina y vi un auto estacionado, un Dogde 1500 color gris, me acerqué, adentro
estaba el torturador acompañado por otro tipo con cara de milico, me dijeron que suba, yo subí atrás y me
empezaron a preguntar, ¿qué había pasado en mi casa cuando volví, en mi trabajo, qué me habían dicho, qué te
dijeron en tu casa? Yo les contaba que en mi casa pensaban que ya no me iban a ver más.... y el tipo me dice: “decile
a tu mamá que yo le dije que vos ibas a volver y ejército cumple”, como defendiendo la dignidad del ejército,
insistía mucho con eso, les dije que necesitaba esa carta que ellos me habían dicho que me iban a dar para que me
vuelvan a tOsmar en el trabajo, entonces él me dijo que en el próximo control me la iban a dar. Ya para esto
estábamos a mediados de octubre del ´77, el próximo control fue como a los quince días, yo no estaba volviendo al
trabajo porque estaba esperando esa carta. A los quince días cuando voy me dan la carta, no me hacen demasiadas
preguntas, yo no sabía bien por qué los tipos perdían el tiempo conmigo, no entendía, me dan la carta y yo con esa
carta vuelvo al trabajo, cuando vuelvo me encuentro otra vez con este señor, que era el vicepresidente de la empresa,
que no me había tratado bien la primera vez, la segunda vez me dice: “te estábamos esperando, ya sabíamos que vos
volvías, -yo le di la carta, que se la dio a otro empleado- está bien. Vos sabés que nosotros sabíamos que estabas
bien, porque teníamos noticias tuyas por un compañero tuyo que vos ni te imaginas”. Me pagaron el sueldo del mes
de setiembre que yo no había trabajado, a pesar de que me habían despedido, me pagaron el sueldo, yo estaba
trabajando en negro, me pagaron con un recibo, me blanquearon, me cambiaron de puesto, yo trabajaba en recepción
que era un trabajo muy cansador y me pusieron en la oficina de liquidación de sueldos que a mí me gustaba, era un
trabajo mucho más lindo. Yo estuve trabajando con un compañero que después renunció y se fue, porque para esto
la fábrica ya estaba muy cerca de la quiebra y después viene a trabajar conmigo en la misma mesa, juntos, un señor
que ya era empleado de ahí cuando yo entré, que era militar retirado, suboficial mayor retirado que trabajaba en
vigilancia viene a trabajar conmigo, un señor que tenía muy buen trato conmigo, inclusive todavía me lo encuentro,
nos saludamos bien, nos preguntamos por la familia, pero yo estoy segura que ese señor estaba ahí para vigilarme.
No quiero decir el apellido en público porque tiene familia y porque en cierto modo yo percibo que me vigilaba a mí
y que gracias a eso yo no tuve que seguir presentándome en esos controles tan terribles, porque era terrible tener que
ir a presentarse ahí. Tuve dos o tres controles más, en uno de ellos yo les dije a este tipo, al torturador que era el que
iba a los controles, yo le dije que iba a dejar de estudiar, en realidad yo quería ver qué pasaba si le decía que no iba a
ir más a la universidad, qué me decía, porque por ahí el me decía “voz tenes que seguir yendo para pasar
información de ahí” y yo quería ver cómo zafaba de eso, entonces yo le digo “voy a dejar de estudiar, porque no
tengo tiempo, ya no me interesa la carrera”. “Sí, está bien, esas carreras habría que cerrarlas a todas, sí, tenes razón”.
Yo creo que era más la presión sicológica, el objetivo era más destruir mi personalidad, más que cualquier otro
objetivo. Después yo llamaba a ese teléfono, los que me atendían me decían que no sabían quien era ese Charles,
nadie entendía lo que pasaba y yo no sabía que hacer y yo no sabía si dejar de llamar, y si dejaba de llamar y me
vienen a buscar y me llevan a la cárcel, yo pensaba qué hago con esto. Por eso de vez en cuando llamaba, por allá un
tipo me atendió y me dijo “ha, sí, está bien”, y me dio una hora en Belgrano y Rodríguez. Fui, me encontré con un
peugeot blanco, adentro había un tipo que yo no conocía, casi no me dio importancia, yo en ese momento me
acuerdo que le dije, “capaz que me voy a vivir al sur”, para ver que decía, porque me habían dicho que no me podía
alejar de Tandil sin avisar, le dije eso para ver si me dicen, no, vos te tenes que quedar en Tandil, “al sur....”, no le
dio ninguna importancia y después de eso llamé una o dos veces más y no llamé más y no pasó nada. Yo creo que
este hombre me vigilaba, yo me lo encontraba por todos lados a este compañero de trabajo. Yo faltaba al trabajo y el
venía a mi casa a ver como estaba yo, iba al centro y me lo cruzaba, una vez llegó al extremo en el año ´78, viajamos
a Buenos Aires con mi papá y mi mamá y lo encontramos en el tren. Es el día de hoy que todavía lo veo, pero ya no
tan seguido. Quería hacer una referencia también, porque acá se habló de Juan Carlos Ferreti y quería decir que en el
año ´79, después de mucho andar, porque no conseguía trabajo, porque nadie se animaba a darme trabajo por mi
antecedente y la fábrica ESMETA había cerrado, en el año ´79, conseguí trabajo en el Club Hípico y en ese lugar yo
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

conocí a Juan Carlos Ferreti y los compañeros de trabajo más antiguos, que lo conocían de antes contaban que este
tipo a veces llegaba a la mañana al club y se vanagloriaba de los operativos que había hecho la noche anterior, él no
tenía ningún empacho en decir que era un represor y que entraba a patotear a la gente...

Sr. Juez: ¿El nombre completo cuál es?

Sra. Silva: Juan Carlos Ferreti, este señor yo creo que todavía debe vivir, porque hasta hace dos años atrás más o
menos, vivía en la casa que el Club Hípico tiene en el country, en Cuba y Garrageira, él había acondicionado esa
casa, vivía ahí y enseñaba equitación. Fíjense qué casualidad, hace dos años secuestran de las caballerizas del Club
Hípico al caballo Forti Mirage, un caballo que corría muy bien, el caballo estuvo unos días secuestrado y finalmente
–ustedes como no son de Tandil, no lo deben de saber- el caballo apareció solo en un galpón de “La Huerta”.
Supuestamente lo secuestró alguien que tenía mucho conocimiento del hipódromo, por la forma como entró y lo
sacó impunemente.

Sr. Fiscal: Buenos tardes señora Silva. ¿Participó usted de algún tipo de reconocimiento de “La Huerta”, en alguna
diligencia judicial o esta es una deducción suya?

Sra. Silva: No participé en ningún reconocimiento, en el año ´84 me invitaron a participar de un reconocimiento,
pero yo en ese momento tuve miedo, pero es una deducción por coincidencia, con testimonios de otros compañeros,
por las sirenas, los aviones, la ruta, todo me lleva a pensar, el pedregullo, el plano del lugar inclusive...

Sr. Fiscal: Mañana vamos a hacer un reconocimiento...

Sra. Silva: Me interesaría estar...

Sr. Fiscal: Está invitada. En una parte de su relato usted dijo haber visto un toallón con alas de la Armada y afirmó
rotundamente, a pesar de que ellos eran del ejército. ¿Cómo llega a esta deducción?

Sra. Silva: Ellos se presentaron en mi casa como personal de ejército. Una vez estando yo detenida escuché -era la
tarde- escuché una moto que llegaba y un muchacho que bajó, -era la voz de un joven- le dijo al guardia, “vengo del
cuartel”, y después lo de “el ejército cumple”, todo el tiempo.

Sr. Fiscal: Recuerda alguna característica más del lugar, además de este tubo de salamandra...

Sra. Silva: El lugar tenía la habitación por donde entré, dos o tres habitaciones, una a continuación de la otra, tipo
casa chorizo y perpendicular a las habitaciones el baño, que era bastante grande. El piso era así como de cemento,
las paredes tenían como un revoque grueso. Cuando tuve que escribir, que me sacaron la venda, había una ventanita
que la habían tapado con una cobija color oscura, el techo no me acuerdo cómo era, el piso sí. Me acuerdo el
pedregullo que se pisaba ...

Cassette 4 B
(Continúa Sra. Silva): ... era muy oscura, era para que no se vieran las luces desde la ruta.

Sr. Fiscal: ¿Tuvo oportunidad de cruzarse accidentalmente, por llamarlo de alguna manera, o sea, fuera de estos
encuentros de control, con esta persona que aparentemente andaba por las calles de Tandil?

Sra. Silva: No, no, nunca más lo vi. Me acuerdo ahora que charlando con los guardias (porque charlábamos con los
guardias, compartíamos muchas horas y había algunos que venían a conversar para no aburrirse, qué se yo, para
sacar datos) me acuerdo que uno me dijo que él siempre me veía a mí cuando salía de la Universidad y él estaba
sentado en el bar Ideal y siempre me veía pasar. Después me acuerdo de otro que tosía mucho, parecía asmático, me
contaba que tenía la novia acá en Tandil y le gustaba mucho el tenis; era la época que jugaba Guillermo Vilas y el
tipo me explicaba los reglamentos del tenis, se pasaba horas hablando de tenis. Pero tampoco sé el nombre. Y
después me acuerdo de otro que estaba muy interesado en verse conmigo después que me liberaron y me citó en
Jony, no sé, a la semana siguiente me dio una cita, que yo no fui. Esto es todo lo que ahora me estoy acordando.

Sr. Fiscal: Señora, este tema de Ferreti. ¿Cómo es? ¿Usted empieza a trabajar en el Hípico y ahí estaba esta
persona?

Sra. Silva: Sí, porque él era socio del Club, fue miembro de comisión directiva, fue profesor de equitación en el
club y vivió en una casa que era propiedad del club en el country de Cuba y Darragueira. Ya no la ocupa más esa
casa creo, pero hasta no hace mucho vivía ahí.
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sr. Fiscal: No tengo más preguntas, gracias.

Sr. Abogado: Señora, ¿usted ya prestó declaración anteriormente?

Sra. Silva: Sí, yo presté declaración ante el juez Comparato en la causa que tramita la Secretaría de Derechos
Humanos de la Provincia y ahora me presenté como querellante.

Sr. Abogado: Yo represento a la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia. ¿Relató los mismos hechos que
acaba de describir recién con estas particularidades?

Sra. Silva: Yo creo que sí, todo lo que me acuerdo ... si me hacen alguna otra pregunta, por ahí me acuerdo de
alguna otra cosa. Creo que está todo relatado. Después hay otra cosita que quería comentar. Estando yo trabajando
en el Club Hípico funcionaba allí –yo trabajaba en la secretaría- la agencia de carreras que actualmente está cerrada
y en esa agencia trabajaba un muchacho –como vendedor de boletos creo- que estaba haciendo el servicio militar en
el año ’79. Cuando lo dan de baja en el año ’80 me entero -porque la novia de él también trabajaba en el club y
comete algunas infidencias y cuenta- que a este muchacho le ofrecen en el Ejército pasar a integrar el Servicio de
Inteligencia del Ejército y él acepta. Estando en funciones como personal del Servicio de Inteligencia del Ejército, él
vio en una casa donde ellos se reunían –que no era el Comando sino otro lugar cercano- unos legajos con nombres
de gente, entre los cuales había un legajo que tenía mi nombre María del Carmen Silva y que tenía fotos mías
(posiblemente las fotos que me robaron de mi casa) y también vio un legajo que tenía el nombre de Miriam Iglesias.
Esos legajos estaban catalogados como de mediana, baja y alta peligrosidad, que él habría visto según estos
comentarios. Después, si ustedes quieren yo en privado le doy el nombre de esta persona porque tiene hijos y no me
parece bien que los hijos paguen o se vean estigmatizados por las cosas que hayan hecho sus padres.

Sr. Abogado: Yo le hago una pregunta, si la desea contestar en forma reservada solamente lo dice. ¿Usted comenta
que hay una persona que la ve en tres momentos: en el momento de su secuestro, en el momento de los
interrogatorios y en el momento posterior, en el de control?

Sra. Silva: Yo veo a este persona en el momento del secuestro y la vuelvo a ver en los controles; durante los
interrogatorios no la veo pero le reconozco perfectamente la voz.

Sr. Abogado: ¿Puede decir quién es esa persona o prefiere decirlo en privado?

Sra. Silva: Sí, estoy segura que es la misma persona.

Sr. Abogado: ¿Puede decir quién es esa persona o prefiere decirlo después?

Sra. Silva: Ah, yo no le conozco el nombre. Yo quisiera hacer, si se pudiera, reconocimiento fotográfico porque
seguro que lo reconocería.

Sr. Abogado: ¿A una persona de apellido Bardini usted sabe si participó de un secuestro?

Sra. Silva: No, a mí me lo nombraron como que podría haber sido el que entró en mi casa, pero yo no sé el nombre
de la persona que entró en mi casa.

Sr. Abogado: ¿Cómo se enteró que pudo haber sido esa persona?

Sra. Silva: Porque yo hice una declaración con Petra Marzocca, que ella la mandó a la CONADEP y ese día ella me
dijo que podría ser Bardini el tipo que yo describía, pero no tengo certeza.

Sr. Abogado: Sí. Incorporo por lectura que la denuncia presentada por la Secretaría en las presentes actuaciones
aparece el teniente coronel Mario Luis Enrique Bardini desde octubre de 1974 a noviembre de 1976 como
responsable del Batallón Logístico 1 a cargo de la zona 1, subzona 2, área 121.

Sr. Juez: ¿Los nombres que usted omitió mencionar en la audiencia, en la declaración que prestó ante el doctor
Comparato usted los consignó?

Sra. Silva: El primero sí, el segundo no, el del muchacho que trabajaba en el Club Hípico no, porque en realidad me
olvidé de dar ese dato. Pero sí está ahora cuando me presenté como querellante un escrito donde damos ese dato.

Sr. Juez: Perfecto, está bien.


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Sr. Abogado: El nombre Bardini también está incorporado al legajo nº 4 de la causa que tramita el doctor
Comparato a fojas 19. Usted dijo que le preguntaron por muchas personas: Jorge Person, Subiela, Andrea Calvo,
Gallo, ¿algunas de esas personas están actualmente desaparecidas o fallecidas o están vivas?

Sra. Silva: Cuando se cumplieron 20 años del golpe me enteré que Andrea Calvo estaba desaparecida, yo no lo
sabía.

Sr. Abogado: ¿El resto sabe actualmente cómo está?

Sra. Silva: A Jorge Person lo vi hace unos años, estaba viviendo en Suiza, estuve con él en Tandil hace unos años.
De Horacio Gallo no sé nada. Osmar Subiela trabaja en la Municipalidad, es contador de la Municipalidad.

Sr. Abogado: A la Negra no la puede reconocer ...

Sra. Silva: La Negra no sé quién es. Bueno, también me preguntaban por Ana y Susana Calliuri, porque yo las había
conocido, como para corroborar información que ya tenían porque ellas ya habían estado detenidas antes que yo.

Sr. Abogado: ¿Usted dijo que llegó en un momento un contingente grande que provenía de Olavarría?

Sra. Silva: No, de Olavarría no.

Sr. Abogado: ¿Puede ser que hayan venido de Olavarría?

Sra. Silva: No sé, no sé.

Sr. Abogado: ¿Usted sabe de alguna persona que haya querido escaparse o haya sufrido algún tipo de trastorno?

Sra. Silva: No, mientras estuve yo no hubo ningún hecho así, me hubiera dado cuenta.

Sr. Abogado: ¿Sabe si hubo alguna persona que haya sido asesinada en ese lugar mientras usted estuvo detenida?

Sra. Silva: No. Ahí justamente me dijeron “acá no matan a nadie”. No sé realmente. Tengo un dato que es medio
anecdótico. Hubo una persona –yo no voy a dar nombres ahora- que le contó a otra y esta persona me contó a mí que
dijo saber adónde me habían tenido “guardada” a mí –en esos términos- y que dijo que sabía dónde estaba enterrado
Medina, que es un desaparecido de acá de Tandil. Yo después en privado puedo ampliar eso, pero ya lo he contado
ante el juez Comparato.

Sr. Abogado: Usted era militante política de la zona. ¿Conoce personas que hayan sido compañeras suyas de
militancia que actualmente estén desaparecidas, que hayan desaparecido en la zona?

Sra. Silva: No, no. Conocía a Diana Schatz en los primeros meses de mi militancia, que está fallecida pero no sé
exactamente las circunstancias, no creo que haya sido en Tandil.

Sr. Abogado: ¿Alguna otra persona compañera suya?

Sra. Silva: Andrea Calvo, que tengo entendido que desapareció en La Plata, nadie más. También conocí a Ricardo
Cuesta, que fue asesinado en Bahía Blanca.

Sr. Abogado: ¿Conoció a una persona de apellido Mazzocchi?

Sra. Silva: No lo conocí. Lo he sentido nombrar pero no lo conocí.

Sr. Abogado: ¿Pudo observar –en la manera que podía- o darse cuenta si alguna persona médica participaba al lado
suyo en las sesiones de tortura, si era controlada por un médico?

Sra. Silva: Sí, me hizo acordar. En una oportunidad entró un médico no a la sesión de tortura, entró a la habitación,
me dijeron “te va a ver un médico” y el médico entró, me preguntó cómo estaba, le dije que me lloraba mucho la
vista -por la venda y la capucha se me irritaban mucho los ojos- y les indicó que me pusieran unas gotitas en los ojos
y me las ponían. Tomaban un montón de precauciones porque me tenían que sacar la venda, entonces ponían la
habitación en penumbras, se ponían atrás mío y yo tenía que poner la cabeza y me echaban las gotitas en los ojos.
Cuando yo podía ver, los guardias se ponían una capucha con un triangulito para mirar o dos ojitos, no me acuerdo
bien. Pero sí hubo un médico.
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Sr. Abogado: ¿Algún sacerdote?

Sra. Silva: No.

Sr. Abogado: ¿De este médico que le recomendaba las gotas, recuerda alguna particularidad, concretamente sobre
su voz por ejemplo?

Sra. Silva: No, tenía una voz grave pero en realidad no podría identificarlo. Hay muchos médicos que hablan
bastante parecido porque tienen ese tono del científico, que hablan con mucha calma. Pero no, no tenía ninguna
particularidad.

Sr. Abogado: No encontró ninguna particularidad, salvo esto, que era un tono tranquilo digamos.

Sra. Silva: Sí, ninguna particularidad.

Sr. Abogado: Usted hizo mención a una persona Santos, dijo Ceferino, Jacinto y había uno que ... ¿Puede ser que
sea Santoro en vez de Santos?

Sra. Silva: No, yo escuché muy clarito “che, Santos” y era a la mañana temprano, estaba todo en silencio, así que
estoy segura que dijeron “che, Santos”.

Sr. Abogado: ¿Podría describir al rubio este que participó en tantas secuencias? En lo posible con precisiones sobre
rasgos fisonómicos, altura y edad.

Sra. Silva: Tenía los ojos claros, ojos grandes, miraba muy de frente, la piel blanca y el pelo era entre castaño claro
y medio rubio. No era muy alto, sería más o menos alto como yo; yo mido 1,70 y él mediría lo mismo, no era muy
alto. No me acuerdo si tenía bigotes, no me puedo acordar eso, de todas maneras si yo viera una foto lo reconocería.

Sr. Abogado: ¿La edad aproximada?

Sra. Silva: La edad más o menos unos 30, 35 años, no era muy mayor, era joven.

Sr. Abogado: Además de este Schatz, ¿le hicieron alguna otra mención, escuchó alguna otra referencia, o la forma
de dirigirse a él? ¿Él era el superior?

Sra. Silva: Se notaba que sí, que mandaba. Pero no usaban ningún nombre para llamarse entre ellos, se cuidaban
muchísimo en eso.

Sr. Abogado: ¿Y cuando fueron ahí él estaba de civil?

Sra. Silva: Cuando entraron a mi casa estaban de civil los tres que entraron.

Sr. Fiscal: Señora, ¿recuerda si en este grupo que le traen pocos días antes que a usted la liberen a alguien lo
trataban como traidor en referencia a que pertenecía a alguna fuerza alguno de los detenidos?

Sra. Silva: ¿Cómo, a ver?

Sr. Fiscal: Si alguna de las personas, de este grupo grande que llega días antes de que usted sea liberada, lo trataban
como traidor por pertenecer a alguna fuerza de seguridad. Los captores trataban a un detenido como traidor.

Sra. Silva: No, no recuerdo nada de eso.

Sr. Fiscal: ¿Que se hayan escuchado gritos?

Sra. Silva: Se escuchaban gritos ...

Sr. Fiscal: Pero con especial referencia a esto ...

Sra. Silva: Se escuchaban gritos de gente que era torturada, de hombres y de mujeres también. Pero escuchar que a
alguien lo trataban como traidor, no. Sí me acuerdo ahora de una persona detenida que se notaba que era un hombre
mayor que yo –yo tenía 20, ese hombre por la voz tendría como 40 años- que lo habían secuestrado aparentemente
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por error y lo estaban liberando. Yo escuchaba la conversación, lo liberaban amenazándolo, que “no le vas a contar
esto a tu mujer ni a nadie, nos equivocamos”, como que le estaban haciendo el favor de dejarlo salir, que se habían
equivocado, y el tipo decía “sí, no me voy a olvidar nunca de esto, no, cómo le voy a contar”. Se iba con un miedo
bárbaro, de eso me acuerdo, no sé quién era el hombre. Aparentemente se habían equivocado con alguien.

Sr. Juez: Gracias, puede retirarse. Me pide una breve ampliación de su testimonio Walter Fernández, referido a un
dato que acaba de dar la testigo Silva. Señor Fernández, sigue bajo juramento de ley.

Sr. Fernández: Sí, está bien. Escuchaba a la compañera cuando hacía mención a esta persona de ojos claros y rubio.
Cuando tenemos que empezar a presentarnos bajo el sistema de libertad vigilada a las casitas de inteligencia, nos
recibe ahí para hacernos firmar un sargento Martínez y responde a esas características: un tipo de treinta y pico de
años, rubio, ojos celestes. Él nos hacía firmar y por ahí aparecía Cordero, aparecía Viviani también.

Sr. Juez: ¿Figura en el listado?

Sr. Juez: ¿Dónde se presentaba usted?

Sr. Fernández: En Inteligencia, del batallón militar. Y creo que era sargento.

Sr. Fiscal: Señor Presidente, la señora también querría aportar un nombre que le viene a la memoria con esas
características.

Sr. Juez: Bien, ¿lo suyo era eso?

Sr. Fernández: Sí, y si quiere ya le dejo los ...

Sr. Juez: Sí, por favor. ¿Trajo fotocopias?

Sr. Fernández: Sí.

Sr. Juez: Bárbaro, así la Secretaria le va a certificar la fotocopia y usted se lleva el original. ¿Son fotocopias ya?
Perfecto. Muchas gracias. Sí, señora, tome asiento por favor.

Sra. : Cuando la persona que me precedió daba esas características recordé el nombre del teniente 1º que estuvo a
cargo de mi detención, el teniente Llorens, que también coincide con características similares. Nsada más.

Sr. Juez: Gracias.

Sra. Silvia: Me olvidé una cosita. En el mes de marzo del ’81 una noche vino a mi casa un policía con una citación
para mí para que me presentara al día siguiente en el cuartel, después de mucho tiempo que no había tenido más
contacto con esta gente. Había un horario para ir, me llevó mi papá, entramos al cuartel con la citación. Enseguida
nos abrieron y nos hicieron entrar en una oficina; ahí me atendió un militar de apellido Martínez para preguntarme
por mi vida, qué estaba haciendo, dónde trabajaba, si necesitaba algo, si lo había visto a Jorge Person (seguían con
esa idea de que había que encontrarlo a Jorge Person) y me dio un teléfono porque si lo llegaba a ver a Jorge Person
o si necesitaba algo que lo llamara a ese teléfono.

Sr. Juez: ¿Era un oficial, un suboficial?

Sra. Silva: No sé. Martínez, decía el papelito, un papelito chiquito.

Sr. Presidente: Gracias. Eduardo Frechero. Señor Frechero, buenas tardes.

Sr. Frechero: Buenas tardes.

Sr. Presidente: Sabemos que usted ha sido víctima de hechos relacionados al terrorismo de Estado, sin perjuicio de
eso debe declarar con verdad. El Código Penal sanciona con pena de prisión al testigo que miente o es renuente a
prestar esa declaración, así que usted va a tener que decirnos la verdad de todo lo que afirme.

-El testigo se pone de pie.

Sr. Presidente: ¿Promete usted por sus creencias decir la verdad de todo cuanto se le pregunte?
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Sr. Frechero: Sí.

Sr. Presidente: Tome asiento por favor. Díganos su nombre completo, domicilio, documento y ocupación.

Sr. Frechero: Eduardo Federico Frechero, jubilado, DNI 2.652.507, 25 de Mayo 119, Tandil.

Sr. Presidente: Cuéntenos qué es lo que le pasó.

Sr. Frechero: Lo más interesante que tiene lo mío es que cuando acá estuvo Cellmo Gómez y la señora contaron
que fue allanada la casa de ellos acá en Tandil y estuvo el Ejército, se llevaron a él y después fueron a detener a la
señora al Hospital; ahí empieza nuestra intervención. Pero lo interesante es que, como ellos habían desaparecido,
porque a la mañana siguiente el hijo –que estaba con nosotros, es el único que quedó- fue a llevarle la leche a la
madre que había estado la noche antes en la comisaría 2ª y le habían dicho que sí, que estaba la madre, resulta que
fue a llevársela y le dijeron “no, acá nunca estuvo”. El padre tampoco estuvo en ningún lado, entonces hicimos una
pequeña reunión en el partido y dijimos bueno, acá vamos a empezar por el derecho ... porque si desaparecen
después nunca más van a aparecer y van a aparecer muertos.

Sr. Juez: ¿De qué partido estamos hablando, Frechero?

Sr. Frechero: Nosotros éramos comunistas, Partido Comunista. Y en la reunión se resolvió designar a Raúl
Gelusich y a mí y decidimos ir al cuartel a hablar con ellos. Ya habíamos estado varias veces, habíamos estado con
Celmo Gómez incluso en la base porque había una posición en ese momento que nosotros a veces discutíamos en el
partido un poco pero en general creíamos que todavía se podía hablar con las Fuerzas Armadas. Fuimos y dijimos
que queríamos hablar con el general Saint Jean, nos dijeron “está de vacaciones y hasta el 15 de febrero no viene,
pero pueden hablar con el jefe de Inteligencia, teniente coronel Cordero o con el jefe de Seguridad, que es el mayor
Roque Papalardo. Ahora los va a atender Papalardo”. Fuimos a verlo, estaba furioso. Ellos habían dejado una
guardia enfrente de la casa de Gómez y llevamos un amigo que tenía una máquina y sacamos unas cuantas fotos por
las ventanas para ver el destrozo que habían hecho en la casa. “¿Dónde están las fotos y para qué quieren las fotos?”,
dijo. Le digo “¿cómo para qué queremos las fotos? Cuando venga el general Saint Jean le vamos a mostrar que han
ido 50 soldados a una casa de un obrero, la han destrozado y por qué, con qué derecho. El general lo va a entender”.
Dice “había cosas ahí”, “¿había armas?”, “no, había libros”. Le digo “¿Pero usted está loco? ¿En el año 1978 por
libros se lleva a la gente secuestrada?”. Me dice: “Están detenidos todos: ellos y ustedes”. Habló a la comisaría, vino
el Torino de la comisaría y nos llevó a Raúl Gelusich y a mí. Eso fue el 27 de enero y estuvimos hasta 13, 14 de
febrero en la comisaría ...

Sr. Juez: ¿De qué año, Frechero?

Sr. Frechero: Del ’77, ah, no, del ’78; en el ’77 ya habían estado dando vueltas. El comisario Padelini nos dice
“miren, yo acá los tengo en depósito, así que los metemos incomunicados como ordena el Ejército, nosotros estamos
a las órdenes del Ejército y ellos los tienen depositados”. Nos depositaron a cada uno en una celda incomunicados y
estuvimos ahí maltratados hasta el día 14, el día 14 yo sentí que bajaban las luces, por las rajaduras de la puerta vi
un policía que andaba con unos trapos, digo qué pasará. Al ratito, golpean, abren la puerta, me dicen “póngase
contra la pared”, me pegan unas trompadas, nos vendan, me esposan y me llevan para afuera. Cuando pasaba le grité
a Gelusich, “Raúl, nos llevan para torturarnos” y era así. Nos tiraron en una camioneta, ya con la capucha y todo,
esposados él y yo, nos llevaron a dar una vuelta y fuimos a parar a La Huerta. Yo sé que fue La Huerta porque a mí
me dejaron en un lugar de La Huerta y a él y a otro más los llevaron adentro. Quedé como todos decían acá: abrían
la esposa, la ataban a la cama y la otra mano te la ataban con una soga. Ni bien quedé ahí, me empecé a sacudir,
saqué la soga, agarre la cama como pude (era una cama turca pero yo que ya era un hombre medio viejo y no soy
demasiado fuerte ...) la puse contra la pared porque vi que había una puerta entreabierta y estuve mirando el lugar.
Porque digo que sé que estaba en La Huerta porque la vi: había un bombeador, una casa de planchones, el piso era
pedregullo o ladrillo molido de enfrente –como está enfrente de Loimar- y me quise escapar. Pero no podía con la
cama, era más pesada que yo. Veía arboledas que iban hacia la sierra. En eso veo que sale un policía (se notaba por
la ropa que era policía) que va con un balde al bombeador que estaba enfrente de donde yo estaba. La casa era
grande, con luces prendidas y la radio a todo lo que daba, quedaba unos diez a doce metros a la izquierda. Vi que
venía hacia ahí, tiro la cama, me tiro encima y cuando viene él me ve que había cambiado de posición, yo no lo
miraba, me puse de frente al elástico, me dice “¿Qué está haciendo?”, le digo “yo me quiero ir, porque acá me
trajeron para reventarme”. Entonces el tipo me dice “no, esperá un poquito, quedate quietito, no te vayas a mover”.
Se fue rajando, vino con otro muchacho más joven y me pusieron la otra esposa, me vendaron bien los ojos, me
pusieron la capucha de nuevo y se me pusieron a hablar. Yo tengo dos o tres datos de la gente que estuvo ahí; nos
pusimos a hablar y me dicen “¿por qué te trajeron? ¿sos del ERP o montonero?”, le digo “no, yo soy comunista”.
“¿Y por qué te trajeron?”, “qué se yo, eso es cosa de ustedes, no mía”. Dice “bueno, pero mañana cuando vengan los
que interrogan –nosotros estamos nada más que para cuidar acá- en la camioneta, explicales que vos no sos de la
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gente que anda en la subversión”. El resultado es que yo a través de todo eso vi bien cómo era el lugar; era un lugar
que subía a la sierra. A la mañana siguiente alguien me trajo un mate cocido y me dijo qué era el comunismo. Yo le
expliqué cosas generales sobre los derechos obreros, me dijo “tenés razón, porque a mí que trabajaba en Tandil me
echaron por peronista”. De ahí yo saqué la cuenta que estábamos en Tandil porque no sabíamos dónde estábamos,
nos habían dado un montón de vueltas, y este chico es de acá de Tandil, dice que lo echaron de Tandil por peronista,
es una base para encontrar ... Porque yo me había fijado que la policía iba muchas veces a trabajar con un bolso,
claro, los que hacían de guardia en La Huerta llevaban un bolso con la ropa para pasar la noche y era el trabajito
extra que tenían. Me puse a ver y el piso del galponcito, de la pieza de los canteristas, era de laja blanca bastante
bien puesto pero todas irregulares y la pared era de chapa por fuera y adentro tienen madera machimbrada; incluso
el techo tiene madera machimbrada. Yo alcanzaba a ver que todo estaba cubierto de machimbre verde o gris, así que
más o menos ubiqué cómo era el lugar, conocía bien ese pedacito. Después cuando fuimos con el secretario del juez
a ver si era La Huerta; nosotros decíamos que era La Huerta, los de Olavarría también decían que habían estado en
esa chacra, además se sentía la sirena de Loimar enfrente que sonaba todas las mañanas cuando terminaba el trabajo
y cuando empezaba, se sentían los aviones que iban a la base, las explosiones de la cantera Federación que está ahí
cerca. Todo indicaba que era La Huerta. A la mañana siguiente viene la camioneta, me sacan la ropa, me ponen una
toalla mojada y dicen “bueno, luego vamos a venir a interrogarte”. Yo aproveché para mirar mejor la pieza, estuve
hasta la tarde ahí tirado en la cama con la capucha pero me estiraba un poco y vi bien cómo era: piso de laja blanca y
las paredes de madera machimbrada con color. Y cuando fuimos con el secretario del juez –esa parte es como un
galponcito, una pieza aparte y atrás está la otra casa de planchado- “esto es así y así, tiene adentro laja blanca” y era
todo igualito a cómo yo le dije. Por esto digo que yo estuve en La Huerta y los compañeros míos estuvieron en La
Huerta, que están a veces en duda de si estuvieron, por lo menos ese grupito estuvo en La Huerta.

Sr. Juez: ¿Y qué pasó esa mañana?

Sr. Frechero: Me estuvieron aplicando la picana ... en realidad se torturaba y se golpeaba porque sí nomás porque
ahí no había máquina de escribir, no había papel, lápìz. Las preguntas las hacían por preguntar y ante todo lo que
decían “vos sos terrorista”; claro, si al final de quince días de torturarlo a uno, termina diciendo que es terrorista
porque cada día va aflojando más y una vez que decís que sos terrorista te matan. Era muy sencillo el sistema, no
necesitaban anotar nada. Estuvieron un rato dándome picana, querían saber dónde vivía mi hija, que estaba en Mar
del Plata, no tenía la dirección tampoco, sé que no vive acá en Tandil. Ahí me sacan y me llevan a la otra casa donde
había música fuerte y eso y me tiran en un camastro; me extrañó que a la noche vino uno, levantó la cobija y le dice
“mirá cómo quedó este” y era una mujer la que estaba con él porque la que se reía y hablaba con él era una mujer.
Evidentemente llevaban gente de otros lugares a ese lugar o era una policía como ellos tal vez. Así que de La Huerta
yo sé que el lugar lo controlé cuando fuimos con el secretario del juez ... y los chicos de Olavarría también; decían
que en el baño los ventiluces tenían unos agujeros para candado, cada uno aportaba lo poquito que pudo ver, porque
estabas siempre con los ojos tapados.

Sr. Juez: ¿Usted cuántos días estuvo allí?

Sr. Frechero: Yo estuve ahí el día que llegué y el día de la tortura. Al otro día, cuando nos despertamos, vienen y
nos traen ropa a todos, a mí también, para que nos pusiéramos y yo empecé también a vestirme; me dicen “no, usted
no” y me zambullen de nuevo y me dejan ahí. Yo estuve desde el 14 hasta el 28 solo, tanto es así que uno de los
guardias venía y me ponía toallas en las muñecas y me decía “¿qué hacemos con vos solo acá?” y a los otros
compañeros se los llevaron, que eran Alcides Díaz de Olavarría (yo no los veía pero sabía que eran los que estaban
faltando), Celmo Gómez, la señora y Raúl Gelusich, los trajeron al pueblo. A mí me dejaron ahí. Evidentemente que
Papalardo conmigo quería terminar la cosa porque no me quería largar. Creo que influyó mucho que el 15
terminaron las vacaciones de Saint Jean y Saint Jean tenia una opinión un poco distinta porque después tuvimos una
discusión con él, cuando a mí me tuvieron que largar el 28 de febrero, y él dijo que los comunistas no eran
terroristas. Esto venía a propósito de mi hija que andaban buscándola y ella dijo que era de la Juventud Comunista y
dice “no, los comunistas no son terroristas”.

Sr. Juez: ¿Cómo lo liberan Frechero al final?

Sr. Frechero: Bueno, precisamente cuando llega el 28 viene un compañero del partido de Buenos Aires que lo
mandan porque había sido asistente de Saint Jean cuando estuvo en la conscripción y lo conocía, Gerardo Charrú se
llama. Entre mi señora y Raúl Gelusich –que ya estaba en libertad- lo fueron a ver a un amigo demócrata cristiano
Girodo, que era amigo del mayor Viviani, secretario de Saint Jean, y le dijeron que este hombre venía de Buenos
Aires y necesitaba hablar con Saint Jean a ver si le podían conseguir una entrevista. Girodo hizo la gestión,
consiguió que lo recibiera a Raúl Gelusich y a Charrú. Estuvieron hablando con Saint Jean, le explicaron que
nosotros no teníamos nada que ver con el terrorismo y como mi señora y la señora de Gelusich y la señora de
Alcides Díaz se habían movido por todo el pueblo por ese mes porque resulta que Saint Jean tenía una entrada, que
era que él era casado con una chica de Tandil, con la chica de Olmos, y entonces movieron todos los amigos,
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parientes, yo hace casi 85 años que nací en Tandil y todos sabían que no era terrorista y como yo, los otros. Así que
movieron muchas influencias, como Juan Manuel Elizondo, un estanciero grande que casi todas las semanas comía
junto con Saint Jean, la cuestión es que movimos el asunto. Después, mi padre se descompensó, ya tenía como 87
años, estaba internado en estado de coma en el sanatorio y la cuestión es que como ya habían salido todos sabían
que yo estaba adentro. Después de la entrevista de Charrú donde él les explicó que nosotros no teníamos nada que
ver con el terrorismo al rato nomás me traen de nuevo a Tandil. Yo le digo que conocí adentro ese muchacho que
trabajó en Tandilco, otro que una noche ... porque siempre estaban uno o dos de guardia que conversaban entre ellos.
Un día uno estaba mirando televisión y decían que el arzobispo de París no quiso hacerle una misa a San Martín por
la desaparición de las monjas francesas y decían “mirá por culpa de estos terroristas, están despreciando a San
Martín”, vino y me pegó una trompada que me dejó dolorido. Como uno estaba encapuchado por ahí venía alguno,
que me parecía la voz del cura Varetto, que me decían “para mí, usted es terrorista” y la discusión era si era o no era
terrorista. Qué iba a ser terrorista, nosotros no somos amigos de la acción directa, salvo que salga todo el pueblo
junto. El que estaba con él decía “vos sabés que me compré una motoneta Iso” y salgo de casa, cuando salí en
libertad, y estaba un milico flaco y alto pateando la Iso Toda la policía de la 1ª sabía dónde estaba La Huerta e
incluso varios de ellos hacían guardia en La Huerta. Acá sería muy fácil ver la gente que manejaba ... porque es
verdad, los que torturaban no eran los que estaban de guardia. Venía un equipo de dos o tres tipos en una camioneta
que eran los que se dedicaban a torturar. Cuando salí, que fui con el juez militar –de la comisaría me llevaron al juez
militar- y un policía que había sido alumno mío -Pugliese- le avisó que ya me habían traído, entonces fue con la
bicicleta y siguió el auto de la policía hasta el juez militar. Como estaba subida la ventana del juzgado, el juez
militar decía “¿quién está haciendo señas?”, estaba haciendo señas mi señora, hacía un mes que no la veía, le digo
“mi señora” y la hizo venir también, llamó al soldado de guardia y la hizo venir. Dice: “yo tengo que hablar con
ustedes antes de largarlo, sé que el padre está muriéndose pero no lo puedo largar sin hacerle unas preguntas”;
“pregunte” le dice mi señora. Me dice: “¿usted tiene trato con los terroristas?”, “y, con ustedes” le dice mi señora y
casi se pelean ahí nomás. Nos dice “el general Saint Jean necesita hablar con ustedes”, mi señora le dice “¿qué
quiere, que traigamos a la hija para que la torturen?”, “no, no” dice Repetto, que era el juez militar. Entonces llamó
por teléfono a Saint Jean, desde la oficina de él en Belgrano y Rodríguez, y el general le dice “vengan mañana
ustedes con la hija, yo le garantizo la seguridad de ella”. Y así fuimos al día siguiente, hicimos venir a la hija de Mar
del Plata, a mí ya me dejaron ir a ver a mi viejo, a las 8 estábamos con Repetto para el lado del cuartel. En el cuartel
discutimos con Saint Jean porque le digo “¿ustedes saben lo que hacen acá en La Huerta?. ¿No les da vergüenza a
los militares argentinos hacer lo que hacen? ¿Dónde está el derecho de defensa? Ustedes le dan picana un mes, al
mes está diciendo que es terrorista, cualquier cosa y lo matan”. Él me dice “mire que nos matan a nosotros”; le digo
“mire, a ustedes los matan pero son militares y han elegido el oficio de las armas, pero cuántos mata”. Me dice
“mire, a mí me llamaron de EEUU, del Pentágono, tuve que ir porque vamos con D’Onofrio, un teniente coronel
amigo allá y nos dicen que tenemos que tener más cuidado, todo el mundo está hablando de lo que pasa en la
Argentina, ustedes tienen que tener cuidado con lo que hacen”. Cómo van a matar a la gente así, tienen razón, no
pueden matar gente; le tienen que dar el derecho de defensa, un derecho constitucional, me dice “yo quiero hablar
con su hija, así terminamos esto”. Susana estaba ahí y le dicen: “¿usted era del ERP o Montoneros cuando estaba en
Córdoba? Porque a mí me mandan a preguntar si era terrorista”, “no, yo era de la Juventud Comunista”; “los
comunistas no son terroristas”. Entonces Repetto le dijo “cerrá todo, terminá y que se vaya con el padre que se va a
morir”. Y así terminó el asunto. A los diez días viene Charrú de nuevo con una lista de 100 comunistas secuestrados
como Baldomero Galera, la chica de Israel que era abogada, había como 100, dice “voy a aprovechar a hablar con
Saint Jean, hay 100 camaradas desaparecidos, acompañame al cuartel”; le digo “mirá que yo hace diez días que salí,
a ver si me meten adentro de nuevo”, “no, vení”. Fuimos y pedimos hablar con Saint Jean, no estaba y nos dicen
“los que andan en todos esos asuntos son Bardini y Tomassi”, dos oficiales que conocen todo lo de La Huerta.
Ahora, la única forma de averiguar lo de La Huerta es con la policía; la policía era la que manejaba por orden de los
militares. De los militares, si está vivo, era Roque Papalardo, que era jefe de Seguridad, el teniente coronel Cordero,
que era el jefe de Inteligencia, Bardini y Tomassi eran todos los que manejaban La Huerta, saben todo. Eran los que
iban a torturar, había colaboradores. Esa es la historia que tengo, nada más que eso. Nombres no sé más que esos.

Sr. Abogado: Usted comentó la presencia de una mujer en La Huerta.

Sr. Frechero: Sí. Ya le digo, fueron, me levantaron la cobija y dice “mira cómo quedó este”, se reía y era una
mujer.

Sr. Abogado: Era una mujer la que estaba detenida.

Sr. Frechero: No, sería una mujer policía o una mujer que habrían llevado ahí, yo no sé. Porque La Huerta era un
lugar donde tenían total libertad para hacer ...

Cassette 5 A
(Continúa Sr. Frechero ): .... pero los que manejaban La Huerta saben lo que pasaba ahí adentro.
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Sr. Abogado: ¿Pudo observar la presencia de un médico en La Huerta?

Sr. Frechero: No, a mí me dijeron un día ... después de las trompadas me dolía mucho, me dolía el estómago y
dijeron “vamos a traer al tordo”, vino uno, dejó unas pastillas, no las tomé por si acaso. Siempre estuve
encapuchado, todo el tiempo.

Sr. Abogado: ¿Sabe el nombre, cómo lo llamaban, si tenía algún tipo de sobrenombre?

Sr. Frechero: El tordo, el único que nombraron es al tordo.

Sr. Abogado: ¿Algún cura, alguna persona de oficios religiosos?

Sr. Frechero : A mí me pareció la voz de Varetto, que más o menos la conocía, que iba ahí también. Porque como
mi señora lo llamó para que le diera la extremaución a mi viejo y él le dijo “no, esté tranquila, esté contenta que
Martínez de Hoz va a salvar a la Patria”. Yo le conocía la voz, había estado una vuelta por mi viejo en casa y puede
ser que anduviera también por ahí.

Sr. Juez: Gracias, Frechero, puede retirarse.

Sr. Presidente: Buenas tardes, señora. Sabemos que ha sido víctima de hechos que tienen que ver con terrorismo de
Estado. Sin perjuicio de ellos va a tener que declarar bajo juramento. El Código Penal sanciona con pena de prisión
a los testigos que mienten o que son renuentes para declarar, de modo que va a tener que hacerlo con veracidad. Si
se pone de pie, le voy a formalizar el compromiso.

-La testigo se pone de pie.

Sr. Presidente: ¿Promete usted por sus creencias decir la verdad de todo cuanto se le pregunte?

Sra. Gelusich : Sí.

Sr. Presidente: Tome asiento. Su nombre completo, domicilio.

Sra. Gelusich: Yo quisiera aclarar que el que estuvo detenido y desaparecido es Raúl Gelusich, mi esposo, que ya
falleció.

Sr. Presidente: Está bien, pero dénos primero su nombre y apellido.

Sra. Gelusich: Mi nombre es Fanny Ethel Chavez de Gelusich.

Sr. Presidente: ¿Número de documento?

Sra. Gelusich: Libreta Cívica 3.948.909. Mi domicilio es Alsina 679 de Tandil.

Sr. Presidente: ¿Ocupación?

Sra. Gelusich: Ahora jubilada. Fui empleada administrativa de un sanatorio. Poco me queda por decir porque el
señor Frechero, como fue compañero de mi esposo y como el día 27 de enero del año ’78 fue detenido el
matrimonio Gómez y mi esposo al día siguiente fue al cuartel a averiguar por el paradero porque los negaban tanto
en la policía como en el Ejército, había quedado el nene de 14 años de ellos a cargo nuestro. Entonces fueron
recibidos en la guardia del cuartel por el mayor Papalardo e inmediatamente quedaron detenidos. De ahí fueron
llevados a la comisaría 1ª y yo no sé precisar los días que estuvieron allí. Una noche los encapucharon, los vendaron,
se prendieron todas las luces y los sacaron a lo oscuro de la comisaría en una camioneta. Mi esposo me contaba que
dieron muchas vueltas y que él calcula que lo subieron a la cima del Parque Independencia por la posición que
llevaba el cuerpo en la caja de la camioneta. Bajaron y los llevaron lejos de la ciudad. Mi esposo nació y se crió
frente al Huerto Militar, en un campo de Figueroa mi suegro tenía cantera, o sea, que ese lugar le era muy conocido
porque de chico iba a jugar con los soldados, iba al Huerto Militar siempre. Aparte trabajó en Luimar dos años y
medio, o sea, que él conocía la sirena de Luimar. También sentía de la cantera Federación los barrenos y los aviones
que volaban bajo. Él se ubicó inmediatamente en qué lugar estaba, a pesar de estar vendado. Cuando llegó lo
desnudaron totalmente, lo esposaron a un elástico de una cama, le tiraron una cobija para cubrirlo y ahí nomás
empezaron varias veces a preguntar sobre gente del partido, sobre el doctor Weber, sobre qué cargo ocupaba en el
partido, qué nombre de guerra tenía. Él decía que no eran las mismas personas que lo torturaban las que estaban
cuidándolo y que la televisión estaba muy fuerte siempre o la radio y que de noche llevaban mujeres. Alguien de los
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que declaró acá nombró a una señora Cotta o algo así; yo quiero decir que esa señora se llamaba Cotta Vega y vivía
en la calle Moreno al 1400. Era una mujer que entraba y salía de la comisaría 1ª siempre y que la han escuchado allá
también, en el Huerto Militar, porque ella seguramente era utilizada para llevar información. En el barrio de mi casa
averiguó a todos los vecinos sobre horarios, costumbres, vida nuestra y alguna vez fue a mi casa con alguna excusa a
preguntar algo, o sea que ella trabajaba en los servicios de la comisaría 1ª. Respecto de los días que estuvo mi
esposo detenido no sabría decirlo porque ya no los recuerdo, pasaron muchos años. Sí sé que con la esposa de
Frechero fuimos a ver al señor Juan Manuel Elizondo, que tenía campo al lado del ministro Harguindeguy, eran
vecinos y lo fuimos a ver porque no podíamos averiguar el paradero del matrimonio Gómez. Inmediatamente el
señor Elizondo dijo “ustedes vayan tranquilas que yo me comunico con Albano”, porque eran amigos y vecinos;
inmediatamente volvió y nos dijo que nos quedáramos tranquilos que no iba a pasar nada, que él ya había hablado
con Albano y al día siguiente le contestaron del Ministerio del Interior la carta que nosotros habíamos mandado
pidiendo un hábeas corpus por los padres de Guillermo, que en ese momento tenía 14 años. Después de eso mi
esposo fue traído nuevamente a la comisaría 1ª y por el estado en que estaba –mi esposo tenía psoriasis y tenía la
cara deformada de la barba, la venda y la capucha- ... también puedo decir que en la comisaría 1ª cuando nosotros
llevábamos la comida nos atendía un agente –no sé qué grado tendría- de apellido Conte, que creo que el padre era
un señor conocido que vendía billetes acá en la puerta del Banco Comercial; actualmente creo que vive en Tandil.
En una de esas salidas, cuando andábamos con la señora de Frechero preguntando por todos lados, a toda la gente
conocida si podían averiguar si en el cuartel estaban, fuimos a la casa de un señor Manna, no recuerdo el nombre,
que era suboficial del Ejército. Él nos atendió muy bien en su casa y se vino con nosotros en el auto hasta la casa de
un señor Moore, que creo que era de los servicios de inteligencia del Ejército y vivía en la calle España casi
Marconi, en las cuatro avenidas, al lado del consultorio del doctor Roca, la Clínica de Traumatología. Él entró ahí,
averiguó y nos dijo que nos quedáramos tranquilas que estaba en la comisaría, o sea, que este señor sabía que mi
esposo estaba en la comisaría. También quisiera saber qué fue de ese señor Manna, que luego que mi esposo salió en
libertad empezó a venir a mi casa como amigo, porque nos había averiguado el paradero, pero después en algún
reconocimiento que se hizo –del cual yo no participé, creo que en esa oportunidad fue mi esposo- en el Huerto
Militar se nombró a este señor Manna y al señor Moore como los que habían armado el Huerto Militar. A este señor
Manna no lo volví a ver más y en ese momento vivía en la calle Montiel al 1.100, 1.200, nosotros estuvimos en la
casa. Posteriormente a dejarlo en libertad a mi esposo, en la comisaría 1ª le dejan retirar sus pertenencias, no así el
documento de identidad que le dicen que está retenido en el cuartel y que le aconsejan no irlo a retirar enseguida,
que deje pasar dos o tres días. Al otro día de estar en casa llega un patrullero diciendo que el señor Viviani –que creo
tenía el grado de mayor-, asistente del general Saint Jean, pedía que tenía que ir al cuartel que el general Saint Jean
quería hablar con él. Mi esposo fue en el patrullero al cuartel, lo atiende el mayor Viviani, le dice que el general
Saint Jean estaba armando una causa para ver qué trato habían tenido ellos en el cuartel y que le convenía decir que
lo habían tratado bien y que no les había pasado nada porque –decía- usted tiene familia y no le conviene ya que por
ahí usted dice algo que lo puede comprometer y va a quedar otra vez detenido. Entonces mi esposo le dijo “a
diferencia de la otra vez yo sé que mi familia sabe donde vine y que la gente tiene principios, y yo no voy a firmar
que no me torturaron porque acá me torturaron y me dejaron muy estropeado”. Lo tuvo un rato tratando de
convencer, le dio un cigarro, le convidó con café y no lo pudo convencer de que fue atendido con buenos tratos en el
cuartel. Le deseó buena suerte y lo dejaron en libertad. El día 28 de febrero del ’86 mi esposo declaró en el Juzgado
Federal de Azul y yo tengo la carta del Ministerio de Interior cuyo legajo tiene el número 7.927, archivado en Azul.

Sr. Fiscal: ¿Me podría repetir el nombre del secretario de Saint Jean?

Sra. Gelusich: El mayor Viviani. El que los recibió en el cuartel fue el señor Papalardo, Roque Papalardo.

Sr. Fiscal: La carta era de Viviani pero los recibió Papalardo.

Sra. Gelusich: Viviani le consiguió una entervista a mi esposo con el general Saint Jean para que él firmara que
había recibido buenos tratos en el cuartel, cosa que mi esposo no hizo. Otra cosa no recuerdo porque en ese
momento yo estaba trabajando y pocas horas me quedaban para poder ...

Sr. Fiscal: Dígame, señora, con esta negativa de su marido ¿se hicieron efectivas esas amenazas?

Sra. Gelusich: No, no, no. Después que mi esposo salió en libertad anduvo esta mujer Cotta Vega preguntando a los
vecinos qué gente éramos nosotros, qué modo de vida teníamos, qué horarios teníamos; enfrente, al lado, en varios
lugares anduvo preguntando por nosotros. También fue el señor Manna –que era uno rubio, un muchacho de unos
35, 40 años, suboficial en actividad en ese momento- el que se hizo amigo de mi esposo porque iba al taller que está
a la vuelta de mi casa, llevaba el auto a arreglar ahí y se iba a tomar mate con mi esposo a mi casa. Veinte años
después me entero que aparentemente fue uno de los que fundó el Huerto Militar. Pero nunca más lo volví a ver, he
tratado de ubicar la casa y no puedo dar con la casa, no me acuerdo ya; sé que es en la calle Montiel donde vivía.

Sr. Fiscal: Este señor Moore, que usted dice que era de Inteligencia ...
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

Sra. Gesulich: Lamentablemente murió hace tres o cuatro meses atrás, pero tiene un hijo del mismo apellido que es
militar, que también estaba en actividad.

Sr. Fiscal: ¿Cómo sabe usted que era de Inteligencia del Ejército? ¿Se lo presentan de esa manera?

Sra. Gesulich: Este señor Manna nos lleva a nosotros ... nosotros andábamos con Lula, la señora de Frechero, en un
auto con un amigo que nos llevaba en los ratos que podíamos hacer algo, de salir a preguntar por ellos, y este señor
Manna viene con nosotros en el auto y me dijo “ustedes quédense en la esquina que voy a averiguar en la casa de un
señor que él sabe si es que están en el cuartel o si están en la comisaría”. Entra, yo miré donde entró y después
averigüé quién vivía en esa casa. Por otra parte, son cuatro cuadras de mi casa, es mi barrio.

Sr. Abogado: Solamente, señor Presidente, que se pueda incorporar por lectura una declaración prestada por Raúl
José Gelusich ante la Comisión de Vigencia de la APDH de fecha 28 de enero de 1984 en Tandil, que actualmente
está incorporado al expediente judicial como legajo de prueba nº 63 en la causa que tramita con el doctor
Comparato. En relación a las sesiones de tortura, Gelusich señala: “Me preguntaban sobre gente del PC de
Olavarría, Bahía Blanca, Mar del Plata, que por supuesto yo no conocía. Los torturadores me daban la impresión que
torturaban por placer. Quien hacía las preguntas en tono demasiado fuerte era la voz del mayor Papalardo, aunque
no lo puedo asegurar; el interrogatorio era incoherente”. Quería dejar señalado que había nombrado en su momento
al señor Papalardo.

Sra. Gelusich: Copia de eso ... es el original firmado por mi esposo.

Sr. Juez: Está incorporado. Le agradezco mucho, señora.

Sra. Gelusich: Buenas tardes, gracias.

Sr. Presidente: Señor Molinaro, dígame primero su nombre.

Sr. Molinaro: Héctor Oscar Molinaro, Libreta de Enrolamiento 5.457.649.

Sr. Presidente: ¿Domicilio?

Sr. Molinaro: Laprida 2038, Tandil.

Sr. Juez: ¿Profesión?

Sr. Molinario: Jubilado y (...................................)

Sr. Presidente: Señor Molinaro, usted ha sido citado a prestar declaración en el marco del proceso que se denomina
Juicio por la Verdad en el que se investigan actos de terrorismo de Estado. Si bien usted ha sido víctima y está
comprendido en las generales de la ley, tiene la obligación de decir verdad de lo que se le pregunte porque el Código
Penal castiga con pena de prisión a quien no diga la verdad al ser interrogado por las partes o por el Tribunal. Si se
pone de pie le tomo juramento.

-El testigo se pone de pie.

Sr. Presidente: Señor Héctor Oscar Molinaro, ¿jura por sus creencias decir la verdad de todo cuanto supiere y le
fuera preguntado?

Sr. Molinaro: Sí.

Sr. Presidente: Tome asiento. Háganos un relato de lo que a usted le tocó padecer, de los hechos y circunstancias
que usted tiene conocimiento, todo lo que tenga que ver con el terrorismo de Estado y que hagan al objeto de este
proceso.

Sr. Molinaro: Muy bien. El día 17 de enero de 1978, siendo las 22:45, estando en mi domicilio en Tandil, calle
Mitre 399, altos, estando por comenzar la cena con un hijo de 17 años –que había venido a visitarme desde Bahía
Blanca porque hacía unos años que estábamos divorciados, los hijos vivían con su madre allí- que vino a pasar unos
días del receso estudiantil. Una noche muy calurosa en verano, en una terraza, en una parrilla haciendo un asado y
de pronto sentimos un alboroto de gente que sube por la escalera e irrumpe en nuestra casa. Eran entre cinco y seis
personas de civil y a cara descubierta. Nos tiran al suelo, nos tapan con mantas, dos de ellos con el pie sobre el
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cuerpo mío y de mi hijo, revisan toda la casa, dan vuelta toda la casa e inmediatamente nos piden que les
acompañemos. Bajamos una escalera que es muy pronunciada, cuando lo hacíamos con armas de mano en la espalda
“pórtense bien porque si no los quemamos aquí y saluden a los vecinos como corresponde”. ¿Qué era eso? Al
costado de la puerta, o sea, al final de la escalera que da a la vereda (arriba hay tres departamentos), al costado
estaba el dueño de casa, señor Luis María Ruiz que vive abajo y su esposa, y el señor Beto Manna, dueño de una
funeraria y que falleció hace poco. Como lo hacían todas las noches, charlando, como buenos vecinos. Nos hacen
cruzar la calle y nos suben, uno, en un coche Torino, a otro a un Ford Falcon; con todo desparpajo nos tiran en el
piso de atrás y comienza la marcha. Dieron muchas vueltas los dos vehículos por distintos lugares de la ciudad,
cruzando vías, terrenos de distinta naturaleza, cosa que después, evidentemente, era lógico darse cuenta que estaban
dando vueltas para llevarnos a un lugar cercano. Repito, mi hijo era menor de edad, tenía 17 años. Nos ponen
separados, puedo hablar de mí porque no sé en qué lugar de ese habitáculo, de esa casa, cómo era. Me estaquean en
una ...

Sr. Juez: Perdón, ¿usted también pasó por una especie de pedregullo, también no recuerda si hubo que dar una
contraseña para poder ingresar?

Sr. Molinero: Por distintos terrenos, eso era evidente, eran terrenos de distinta naturaleza.

Sr. Juez: ¿Usted dice que lo tiraron sobre un camastro?

Sr. Molinero: Exactamente como se relató aquí, sobre uno de esos viejos elásticos, una cama de fierro, atado.
Luego de haber llegado a ese lugar aparece una persona que evidenciaba ser muy educada, un militar –que presumí
era un oficial por su manera de expresarse y demás- y comenzó a interrogarme. Fue más que nada una charla en la
que él me demuestra que conocía toda mi vida, todos mis pasos; en ese momento era comerciante, tenía tres
negocios en el centro de Tandil, estaba por lo tanto muy ocupado. Por la madrugada del día siguiente me sacan de
ese lugar y me llevan a un lugar cercano que no lo podría definir porque –aclaro- a los pocos metros que subimos al
auto tanto a mí como a mi hijo nos vendaron y nos encapucharon; de manera que así estuvimos todo el tiempo. Me
doy cuenta por los relatos y las preguntas que se hacen a cada uno de los damnificados o afectados, que estaba muy
concentrado cuál iba a ser el destino de mi hijo, por cuanto yo si bien no tenía temores porque hubiera cometido
alguna irregularidad, he sido militante siempre, desde el año ’55 cuando derrocan al primer gobierno peronista. Mi
familia y todos consustanciados con ese gobierno, nos afectó mucho, estábamos identificados, y yo incluso comencé
a militar con el traje de soldado porque estaba haciendo el servicio militar en ese momento. ¿Cuál era mi tarea?
Volantear, tener reuniones, hacer protesta, dentro del marco de lo que se podía. Comienza esa madrugada la primera
sesión de torturas e interrogatorios, me torturaron calculo que fueron cuatro o cinco veces -quiero marcar esto-
muchos detalles sobre cómo eran determinadas cosas yo no los tenía en cuenta -no obstante que soy observador-
porque tenía la atención puesta en mi hijo, que no estaba junto a mí y yo podía tener una historia pero él no, con
diecisiete años. En los interrogatorios no me pudieron...eran absolutamente inútiles, débiles, yo les marqué un poco
la línea desde el punto de vista humanístico, desde el punto de vista de lo que estaban haciendo, desde el punto de
vista de la tortura y mientras ellos me torturaban yo los puteaba, los reputeaba, los insultaba, les preguntaba si no
tenían madre e hijos, o sea permanentemente...quizás fue un instinto, no tuve una actitud pasiva, o una torpeza de mi
parte por cuánto en las condiciones en que estaba. Fueron cuatro o cinco las sesiones de tortura, en el mismo lugar
presumo, sé que era un lugar cercano al habitáculo donde me tenían. Más o menos la descripción que han dado los
demás, yo marco que había una música muy fuerte que cubría todo tipo de sonido y de voces durante el día y la
noche, era hasta insoportable aún, más aún insoportable. De manera que no sabían preguntar porque a través de los
años de militancia y de haber conocido mucha gente dentro del marco de la política, no supieron preguntarme nada,
absolutamente nada que tuviese consistencia, que tuviese un valor- aclaro además que seguramente no sé, lo sabrían,
yo nunca pertenecí a algún sector ni compartí la posición de la guerrilla que se le llamó- o de las formaciones
especiales o armadas; al contrario, era una cuestión la que teníamos, debate ideológico y yo no lo compartía máxime
a partir de que había vuelto el general Perón y había sido el elegido y que vivíamos en una etapa democrática, había
que bajar y había que atender la conducción del líder. Yo aquí en Tandil no hice militancia, muy poca, llegué en el
año '60, participé como militante en las elecciones del '62, esa militancia clásica de todos los actos electorales,
cuando la fórmula Framini-Anglada que fue la que terminó haciendo caer al gobierno de Frondizi y después me
dediqué a otras actividades e incluso yo era viajante -fui visitador médico durante diez años- viajaba a zona, estaba
poco acá, no conocía, tenía mucho viaje. Entonces se empieza a movilizar gente de la Cámara Comercial, de la
asociación de los amigos en la calle dónde yo tenía los negocios, amigos y tengo una segunda charla con este señor
oficial, siempre en buenos términos y mi preocupación era ¿cómo está mi hijo? ¿dónde esta?, me decía que me
quedara tranquilo pero esta clase de gente nunca fue creíble para mí, entonces una persona que tenía relación de
trabajo con el militar Papalardo, se entera - y ya Papalardo en ese momento estaba en La Plata a cargo de una de las
cuatro regiones que había implementado el criminal Camps- esa misma persona me había informado antes de que a
mí -cuando Papalardo estaba en Tandil- de que él sabía bien que hacía yo acá, que no estaba comprometido
políticamente ni en ninguna otra cosa porque me tenían controlado y que me cuidara de no tener en mi casa ningún
elemento como son armas, o libros comprometedores y demás. ¿Por qué? Porque yo estaba en una lista. Bien,
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entonces le agradezco a esta persona y le digo "caramba, ya que este hombre me da esta información o me transmite
esto, porque no le pides que me quite de la lista si sabe que mi vida es regular", me contesta tiempo más tarde que
no porque esa lista era de Marina y el compromiso que tenían las tres armas eran rigurosos en ese sentido y que no
me podía quitar. Esa misma persona cuando se entera lo llama a Papalardo a La Plata y le dice "dejame averiguar
que ha pasado con Molinaro, llamame a la tarde" de esto me entero después, naturalmente. Llama a la tarde y le dice
" va a salir tal día, a tal hora". Efectivamente a tal día, tal hora, un par de horas antes el mismo oficial que me
visitaba cuando estaba estaqueado me informa de que iba a salir a las 22,00 horas y le pregunto por mi hijo y dice
"va a salir él también" "¿está seguro de lo que me dice?", "sí, quédese....le doy mi palabra". Efectivamente...

Sr. Juez: ¿Cuántos días habían pasado, Molinaro?

Sr. Molinaro: Mire, yo estuve exactamente setenta y dos horas, el día 20 de enero a las 22,00 horas pasadas, nos
reúnen en un lugar que me imagino que era la salida de ese lugar, como que era la entrada a la casa, una entrada de
esas antiguas que tienen hexagonales o esas formas antiguas con vidrios...no sé por qué, no me pregunte porque yo
jamás vi nada, así como que en los tres días no comí nada, ni siquiera iba al baño, la extrema necesidad de orinar,
nada más, mi preocupación era mi hijo. Entonces percibo que a esa hora estamos un grupo de personas y ordenan
abrir la puerta y a cargar a la gente, nos cargan en una chata, en una camioneta, de las clásicas que suele tener
Marina -yo he conocido las de Marina, las de Ejército también- y nos meten a todos dentro de la casa y nos tapan
con una tapa de chapa, con la rigurosa observación que el que abriera la boca y dijera una palabra iba a ser "boleta".
Bueno...estando como ovejas o como cerdos ahí, todos revolcados adentro de un espacio muy chico -yo calculo que
éramos ocho o diez personas- empiezo a buscar a mi hijo y empecé a buscar las manos de los que iban dentro del
mismo cubículo que yo, en el mismo lugar y lo distingo a mi hijo por las manos, porque él se comía las uñas, él me
distinguió a mí, nos abrazamos...no era poca cosa, setenta y dos horas sin verlo ni saber qué pasaba con él. La
cuestión es que a cuarenta kilómetros más o menos de aquí - camino a Mar del Plata- para la camioneta, levantan la
tapa, todo mudo, me bajan a mí, lo bajan a mi hijo -la camioneta a la vera de la ruta, donde había un espacio amplio
como banquina- y nos internan cuarenta o cincuenta metros y nos hacen poner cuerpo a tierra y había un lodazal,
había muchísima agua, metidos en el agua y digo "acá nos queman". Yo llevaba un porta documento como os que se
usaban para ir a hacer gestiones bancarias y demás y se lo puse en la frente de mi hijo porque cuando esta persona
que nos bajó nos dice "no digan nada, ni muevan nada, ni se quiten nada, cuenten a partir que arranca la camioneta
cuentan hasta cuarenta y ahí pueden ustedes quitarse la capucha y la venda". Yo esperaba los tiros... aquí estoy.
Contamos hasta cuarenta y efectivamente quedamos en libertad, la camioneta siguió, imposible conocer el destino
de los pobrecitos que iban adentro. Yo no sé exactamente dónde estuve, además nunca quise saber dónde había
estado, no era mi preocupación. Yo me había liberado, yo había asumido, había digerido todo ese episodio tan
terrible y mi hijo vuelve a su lugar de......

Cassette 5 B
(Continúa el Sr. Molinaro): ....a los dos o tres días en que a mí me liberan, ocurren dos cosas curiosas. Una, estaba
yo en uno de los negocios que era digamos casi el centro operativo de los otros dos negocios más, que había
empleados y demás, estaba haciendo la caja, en fin lo que es clásico, con la puerta cerrada, pero todo vidriado, me
pican el vidrio, un señor, voy hacia la puerta, me dice "¿usted es Molinaro, no?" si, "mire yo soy el comisario de la
1ª, necesito hablar con usted", “sí, cómo no”, "¿puedo hablar en reservado?" “sí, cómo no”, aunque no había ya ni
empleados tampoco, lo paso a la trastienda y el hombre me dice "bueno mi amigo..." -me pone la mano en la
espalda- y me dice... "le vengo a informar que se quede tranquilo que lo que le pasó no le va a volver a ocurrir" y yo
le pregunto “¿qué sabe usted qué es lo que me pasó, cuénteme?”, fue irónico lo mío de alguna manera, me dice
"bueno caramba...yo sé que usted fue llevado...", “ah bueno sí, sí....¿alguna cosa más?”, "no, no, nada más, yo lo
que quiero insistir que usted a partir de ahora viva tranquilo, porque no le va a pasar más". Muy breve todo -eso me
violentó enormemente- tragué saliva, le abrí la puerta... "buenas noches y que le vaya bien". En el término de menos
de una semana, haciendo mi recorrida por mis tareas propias de actividades -concretamente banco- había una
confitería "Jony" que se nombró antes y había frente a la puerta casi -repito era verano, enero sería, todavía era
enero seguramente- un amigo mío, conocido me llamó "Moli, vení, vamos a tomar un café" me dice..."vení sentate,
tomate un café, después te vas". ¿Qué ocurre? Este amigo estaba con un señor con el cual yo mantengo una
conversación no sé si era de fútbol o del tiempo o de lo que fuera. ¿Quién resultó ser el que estaba sentado con mi
amigo? La misma persona que me torturó y que me hacía las preguntas en el interrogatorio cuando me torturaban.
De manera que a ese hombre lo tengo perfectamente ubicado, porque además era jefe de una empresa que prestaba
servicio de seguridad y yo había hablado con él anteriormente del episodio de mi secuestro, porque él estaba
ofreciendo los servicios de esa empresa de seguridad a los comerciantes de Tandil, en este caso a los comerciantes
de la calle Rodríguez.

Sr. Juez: ¿No era militar, ni policía?

Sr. Molinaro: Estimo que era militar -lo quiero hacer en forma reservada porque no sé si vive acá o no, pero con
mucho gusto lo voy a hacer- De manera que fue harto suficiente para mí saber que esto -porque tomé café con él
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

antes que fuimos a charlar por negocios, por el tema de la oferta de sus servicios de custodia- y a los pocos días
tomo un café con él, a veces me pregunto de dónde he sacado ese temple porque yo tengo mi temperamento como
todos, pero me pareció que era inteligente hacerme el "sota" lógicamente, qué iba a ganar. De manera que este
individuo fue el que me torturaba. Producto de eso me reventaron la cápsula de la parótida, me salió un tumor que
fue operado en el año '95 por el que es actual director del hospital, el doctor García Allende, una operación muy
compleja, muy grave, porque están los cinco hilos de los cinco sentidos debajo, tuve suerte, tengo necrosis en esta
mano, en el dedo gordo del pié derecho que se me ha deformado y también con necrosis, necesito u número más de
calzado, en fin esas son las consecuencias y a mi hijo nunca lo molestaron, ellos tenían conciencia de las cosas
porque en la escuela industrial donde ellos iban en Bahía Blanca, al secundario, había habido horrores como los que
hubo, fue una de las plazas más castigadas, más perversas. De manera que no sé, no puedo expresar más cosas que
tengan valor, sí es el de esta persona que lo haré en forma....bien gracias.

Sr. Juez: ¿La Fiscalía?

Sr. Fiscal: Qué tal Molinaro, buenas tardes. Respecto de su lugar de detención y tortura, creo que está notificado de
que mañana vamos a hacer un reconocimiento, ¿podría estar presente?

Sr. Molinaro: No entendí su pregunta.

Sr. Fiscal: Respecto del lugar de detención, no sé si está enterado que mañana vamos a hacer un reconocimiento....

Sr. Molinaro: Sí, sí, ya me ha enterado la secretaría allí.....

Sr. Fiscal: Bueno perfecto, sería interesante que participe a ver si...

Sr. Molinaro: Sí, yo incluso hace un par de años, un poco más, un día de esos que solemos hacer recordatorio,
hicimos un recordatorio frente a La Huerta, pero yo no entré y repito, por ciertos elementos me da la sensación que
sí, pero no sé de otros lugares, o sea, yo le puse un corte a eso en mi vida porque tenía que seguir para adelante.

Sr. Fiscal: Bueno quizás mañana...

Sr. Molinaro: Con mucho gusto, sí, sí.

Sr. Fiscal: Por lo último que usted dice entonces referente a la presencia de su hijo y la pertenencia al colegio
industrial de Bahía Blanca, usted no relaciona su secuestro con otra causa que no sea la incorporación a esa lista, no
por la llegada de su hijo, ni ningún tipo de militancia....

Sr. Molinaro: No, no, no, a ver, está buena la pregunta, qué ocurre...

Sr. Fiscal: Y viene en relación al tipo de interrogatorio también, si me lo puede contestar más o menos todo junto,
en relación al interrogatorio tampoco se relacionaba con alguna militancia de su hijo ni con...

Sr. Molinaro: No, no, para nada. Lo que ocurre es que yo fui un poco audaz, yo entré a la Base Naval Puerto
Belgrano a volantear y a un contralmirante que era jefe de la Base en ese momento, Antonio Bagnet, que el 25 de
mayo cuando asume Cámpora -que no nos dejó entrar a la Municipalidad- lo agarré del cogote y se le cayó la gorra
y claro, no es poco lo que yo hice, fue una imprudencia y no era un chico ¿queda claro? Por eso es que yo estaba en
el listado de Marina, porque mi actividad había sido viviendo en Punta Alta, militaba en Punta Alta, Bahía Blanca,
en fin, la zona. Pero sabemos lo que es la marina allí indudablemente, si lo de Bagnet fue un episodio que la saqué
barata indudablemente. Y una cosa interesante o no, no sé. Me dice mi vecino, el dueño -el señor Manna falleció-
pero el dueño vive, un hombre muy agradable, tiene compra y venta de coches usados hace cincuenta años, conoce
todos los coches de Tandil naturalmente porque es su oficio, su negocio y me dice luego de que me liberan, en la
esquina de Mitre y Chacabuco, Chacabuco corre como paralela a ésta que son dos para allá, que él hacía más o
menos tres días que veía esos dos coches parados ahí que no eran de Tandil, así con total firmeza, que era el Torino
y el Ford Falcon. Quiere decir que estuvieron buscando el momento para levantarme y no encontraron el momento o
se les acabó el tiempo, pero me pasan frente al dueño de la casa y al vecino como si nada, con las armas puestas en
la espalda, una cosa de locos, realmente una...no sé, que sé yo -no sé si esto importa o no-

Sr. Fiscal: La última pregunta Molinaro. Respecto de estas ocho o diez personas que van junto a su hijo y usted en
la camioneta ¿usted pudo reconocer a alguno, tener algún tipo de contacto, silencio absoluto?

Sr. Molinaro: No puedo reconocer nada, ni persona, ni lugar donde estuve, porque nos avisaron "si hablás es la
muerte", es muy claro esto. De La Huerta, sé que La Huerta quizás está reformado, lo único que me acuerdo que una
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JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

vez apareció una persona que se apiadó un poco porque hacía mucho calor y me dice "escuchame, ahora que está
todo tranquilo, que hay poco despelote vení, si te querés bañar yo te llevo para que te des una ducha" yo no podía
creerlo, me sacó -era a un costado de la casa- y me di una ducha, no sé esto es irrisorio frente a todo lo demás, pero
no sé nada, yo no puedo describir nada. ¿Por qué? Porque mi obsesión era mi hijo, a ver si queda claro.
Sr. Juez: Está perfecto.

Sr. Fiscal: Muy amable.

Sr. Juez: ¿Alguna pregunta?

Sr. Abogado: Sí, un par de preguntas. ¿Las personas que lo vieron salir de su casa, que usted dijo que tuvo que
saludar, actualmente viven?

Sr. Molinaro: El matrimonio vive si, el matrimonio Ruiz.

Sr. Abogado: Si eventualmente sería necesario en la causa penal, solamente para tener conocimiento.

Sr. Molinaro: Perfecto, perfecto, además es una gente excelente, tenemos una excelente relación desde siempre.

Sr. Abogado: En los interrogatorios a los que usted fue sometido ¿le preguntaban por alguna persona en particular?

Sr. Molinaro: Yo les decía que eran unos inútiles, se lo decía hasta con grosería también, que no servían para un
carajo, que no sabían nada de nada, que no tenía sentido lo que hacían. ¿Por qué? Porque esos interrogatorios no
servían, que a mi no me podían sacar nada -además me venía bien- pero yo los provocaba, quizás sería también para
que aflojaran un poco con la electricidad, son reacciones que son imprevisibles en cualquier ser humano. Y la
barbaridad que me preguntaron fue ¿usted tiene conocimiento que el doctor Juan Carlos Pugliese es hijo de
montoneros, no? y yo les largue la carcajada, cuando les larguá la carcajada, más picana, "qué, ¿se está riendo de
nosotros?", “y claro, no me puedo menos que reír, ustedes no saben acaso quién es la familia Pugliese, están a la
vista, su padre, son radicales antes que Yrigoyen ¿qué preguntan? ¿pelotudeces?”, perdónenme, así les decía y no
me preguntaron por nadie más, que si me hubieran preguntado yo conocía a mucha gente, chicos de Azul por
ejemplo, Norma del Boni, Bocha Barrios, los conocía porque en la época de Onganía con un grupo de amigos
charlábamos y como a mí me gustaba la política y hay otro compañero también que era Hugo Pérez que trabajaba
con el famoso flaco...un abogado, colega de ustedes de Azul, termina con “monte” el apellido, le dicen el loco
Pedemonte, Sacromonte, no sé si existirá todavía, un abogado muy conocido de Azul, nos habíamos hecho amigos
también con él, él era radical frondizista y con este chico Hugo Pérez que trabajaba en el estudio, nos
encontrábamos a veces íbamos al balneario y hablábamos de política con los chicos, porque era un tema que nos
interesaba más que el fútbol, porque estábamos viviendo en la dictadura de Onganía o sea que toda esa gente...yo
conocí a muchos de esos chicos, a Marta....una chica que era hija de un comisario también -un comisario jubilado-
que también fue desaparecida, que sé yo, esas cosas me las podían haber preguntado, pero no sabían nada, o sea no
sé porqué me llevaron.

Sr. Abogado: La última pregunta antes de pasar la palabra del doctor Sivo. ¿Su familia cuando usted fue
secuestrado presentó algún recurso de hábeas corpus o hizo alguna presentación judicial?

Sr. Molinaro: Un amigo, mi amigo, salió a buscar y como era clásico en ese momento había excusas, además que
era feria y encontró y esto es bueno porque quiero mi reconocimiento hacia él, Antolin Calvo, un abogado de Tandil,
que no sé qué gestiones hizo, hemos charlado alguna vez de cualquier cosa, de eso no, nos saludamos, pero sé que
alguna gestión el abogado Calvo hizo.

Sr. Abogado: ¿Ya declaró anteriormente, o es la primera vez que declara?

Sr. Molinaro: Yo hice una manifestación en la Subsecretaría de Derechos Humanos de....

Sr. Abogado: ¿Y judicialmente esta es la primer presentación?

Sr. Molinaro: Judicialmente si es esta, porque ¿qué ocurre? Ocurrió lo siguiente. A mí me seguían molestando por
teléfono, yo tenía el teléfono intervenido y me seguían amenazando, esperé que mi hijo se recuperara y acá hay un
detalle importante. El oficial -que yo supongo que era un oficial- que me dice que voy a salir a las diez de la noche -
sería una hora antes- me dice "mire Molinaro, usted va a salir, lo único que le pido es que no se vaya del país" y yo
no sabía cómo entender el mensaje, vi que mi hijo se reponía, me seguían molestando, me seguían amenazando
¿Qué hice? Me fui al exilio, la tomé al revés, entonces estuve siete años y medio exiliado en España.
82
JUICIO POR LA VERDAD 18/7/06

-Ante una pregunta fuera de micrófono, dice el

Sr. Molinaro: ¿Qué cosa? Ah, bueno qué ocurre...es un tema...ese chico al que llevaron conmigo, habían sorteado
porque son mellizos con el hermano quién iba a hacer el servicio militar y se arreglaron entre ellos y les dije
"ustedes arréglense, yo no les puedo decir que vas vos o vas vos", como son mellizos no pueden ir los dos.
Decidieron que fuera Eduardo y yo me tuve que hacer también un ghetto en el exilio porque había mucha gente que
buscaba gente especialmente en España, Francia, Brasil, que sé yo y porque lo iban a tener a mano y después lo que
pasó con Bignone que hizo desaparecer a algunos soldaditos, me dio de alguna manera la razón. Es un dato
aleatorio.

Sr. Abogado: Muchas gracias.

Sr. Molinaro: A ustedes.

Sr. Juez: Gracias, señor Molinaro.

Sr. Abogado: Señor Presidente, bueno al igual que en las audiencias de Olavarría y Azul en representación de los
organismos de Derechos Humanos y en un todo de acuerdo con la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia,
nosotros entendemos que se han aportado algunos elementos de convicción que a nuestro modo de ver habilitarían
en algunos casos nuevas investigaciones, en otros casos la profundización de investigaciones en curso y como
siempre se habla que la verdad necesita nombres, nosotros vamos a mencionar a las personas que vamos a pedir que
se les profundice las investigaciones o que se les inicien procesos penales, porque entendemos que de algún modo o
de otro han participado o contribuido directamente con el terrorismo de Estado, con el aparato represivo que
funcionó en esta zona. Sin perjuicio de las personas que han fallecido, en el caso del general de brigada Alfredo
Saint Jean y el teniente coronel Carlos Cordero que eso tendrá que certificarse debidamente, nosotros vamos a pedir
que se investigue o se profundice la investigación sobre el teniente coronel Luis Enrique Bardini, sobre el teniente
coronel Julio Tomassi, sobre los responsables de Fuerza Aérea que en el caso todavía no tenemos la información
precisa de quienes estaban en ese momento como para ver las detenciones de Santillán y en el caso de Mazzocchi.
Sobre el Batallón Logístico 1, el mayor Roque Italo Pappalardo, el teniente Juan Carlos Ferretti, el mayor médico
Gesócrates Murad, el teniente 1º de escalafón civil, Luis Benítez. Del Comando de Brigada Blindada, el mayor
Edgardo Viviani y el sargento ayudante Ernesto Manna. Del Escuadrón de Comunicaciones Blindado el teniente
Carlos José Lores. De la Policía, de la Seccional 1ª el comisario Alfredo José Menéndez, el comisario Vapore, el
subcomisario Saúl Moris, el cabo primero Jorge Aranda y el oficial Alberto Fernández o Sergio Darío Fernández,
eso surgirá de la investigación, y la persona que aparece como interrogador o torturador del señor Molinaro que va a
aportar en declaración reservada.

Sr. Juez: Tenemos presente y vamos a dar oportunamente traslado al fiscal del Tribunal para que se expida también.

Sr. Abogado: La Secretaría de Derechos Humanos hace propias las palabras del doctor Sivo solicitando que todo lo
que el doctor dijo sea requerido en virtud del artículo 180º. En nombre del Estado, en nombre de la Secretaría, es mi
deber, es una mención expresa del Secretario y la Subsecretaria, agradecer el valor de todos los testimoniantes, la
valentía que hoy tuvieron en venir a declarar públicamente, a los organismos de derechos humanos y a los miembros
del Tribunal y del Ministerio Público que se acercan a cada una de las ciudades en búsqueda no sólo de verdad sino
que este paso de verdad sea un paso para hacer justicia.

-Aplausos.

Sr. Juez: Agradezco los aplausos pero vamos a esperar que se haga justicia, estamos en un primer camino. Lo hago
en nombre de mis colegas. Mañana a las 10 de la mañana vamos a salir desde el aula magna con los que hayan
estado detenidos –si quieren ir- hacia La Huerta, hayan o no hayan declarado, los esperamos para ver si podemos
hacer un reconocimiento y ver el lugar in situ. Lo que no tenemos son muchos autos, de modo que tendrían que
organizarse para el traslado. Mañana a las 10 de la mañana salimos desde Pinto y Chacabuco. Gracias a ustedes.

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