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¿EUTANASIA COMO DERECHO A UNA MUERTE DIGNA?

Según Sánchez (2018), señala que toda persona es autónoma y tiene derecho a decidir sobre
su existencia, a tomar decisiones médicas que a ella se refieran.
Por ello, será valiosa si el sujeto que vive lo considera de esa manera, y no lo será si esa
misma persona decide libre y autónomamente ponerle fin.
Por otro lado, Ortega (2015) indica que los médicos deben prestar sus conocimientos y
orientar sus capacidades, con la ayuda de la ciencia y la tecnología, a la preservación de la
vida humana, también es cierto que tal propósito no debe llevarse a cabo, por encima de la
voluntad de los pacientes. Ante este tópico, hay personas que opinan que enfermos,
terminales o no, con lucidez mental, que solicitan les mate, para liberarse de sufrimientos
físicos o morales que consideran insoportables, sin embargo, hay personas que opinan la vida
es un regalo divino, que únicamente puede extinguirse por la acción de las leyes naturales y
no por la intervención humana.
Frente a este contexto, surge la siguiente interrogante: ¿Se puede considerar la eutanasia
como derecho a una muerte digna? En cuanto a esta interrogante, puedo considerar que
NO se puede considerar la eutanasia como derecho a la muerte digna.
Por ello, en las líneas siguientes, defenderé mi postura con argumentos sólidos.

No se puede considerar la eutanasia como derecho a la muerte digna, porque no es


éticamente correcta, ya que, en sí, al margen de las responsabilidades subjetivas, el suicidio y
el homicidio son siempre acciones intrínsecamente malas. Con el objetivo de justificar mi
argumento se presentarán dos informaciones importantes.
En primer lugar, según la Asociación Médica de EEUU (2019) se reafirmó que “es
incompatible con el papel del médico como persona que cura” y que la eutanasia legal es
“difícil o imposible de controlar”.
En Bélgica casi se ha triplicado en 10 años (de 954 eutanasias en 2010 a 2.655 en 2019, y
creciendo), se sabe que en 2019 al menos unos 450 eliminados (un 17%) no eran personas
en estado terminal, es decir, no tenían enfermedades que les estuvieran acercando
rápidamente a la muerte.
En Canadá se aprobó para pacientes terminales, pero en apenas 2 años el Tribunal Supremo
de Quebec dijo que, para no “discriminar”, debía aplicarse también a enfermos no terminales,
como discapacitados.
En Holanda, donde empezó siendo para casos “extremos”, ahora se quiere aplicar a
cualquiera que considere “acabado su ciclo vital”, o quien, simplemente, declare estar triste y
que ya no quiere la vida. En segundo lugar, la Asociación Española de Bioética y Ética Médica
(AEBI) en 2018 comunico que La legalización de la eutanasia “ocasiona dentro de las
profesiones sanitarias un fenómeno corrosivo de su ETHOS y de la relación sanitario-
paciente”. El acostumbramiento social y el activismo pro-eutanásico terminarían por
convencer a los profesionales y familiares que matar por lastima o a petición del enfermo es
una alternativa terapéutica tan eficaz que no se puede rechazar.
Por lo expuesto, considero que no se puede considerar la eutanasia como derecho a la
muerte digna,

En conclusión, que no se puede considerar la eutanasia como derecho a la muerte digna,


porque la eutanasia legalizada favorece el suicidio, destruiría las barreras legales que
defiendan la vida humana siempre y en cualquier circunstancia”.
Con la finalidad de evitar estas circunstancias se comparte algunas sugerencias
En primer lugar, en la que mejora la calidad de vida de pacientes asociados con
Enfermedades Amenazantes para la Vida (EAV), por consiguiente, se iniciara la garantía del
derecho de todas las personas a recibir cuidados paliativos integrales y un adecuado
tratamiento de los síntomas físicos y problemas emocionales que surjan en el proceso final de
su vida. En segundo lugar, realizar iniciativas sociales de atención a los enfermos terminales
en un clima humano, respetuoso con la persona y su dolor y técnicamente preparado para
ayudar a afrontar dignamente la muerte sintiéndose persona, lo que generara la igualdad
efectiva y la ausencia de discriminación en el proceso final de su vida.

INTEGRANTES DEL GRUPO:

 Andres Alexander Delgado Angaspilco

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