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HECHO Y ACTO JURIDICO

Acto jurídico Es la manifestación de voluntad para crear relaciones de tipo legal, a través
de la creación, modificación o extinción de un derecho.

Elementos esenciales del acto jurídico

Para que un acto jurídico sea considerado válido, debe contar con estos
elementos:

 Sujeto: persona o grupo de personas que intervienen en el acto jurídico


para que este pueda llevarse a cabo. Es el caso de los representantes
legales, sucesores o terceros.
 Manifestación de voluntad: es el consentimiento libre que expresa el
sujeto para llevar a cabo el acto jurídico.
 Objeto: el hecho o bien por el cual se realizará el acto jurídico. No
puede ser imposible, ilícito, o contrario a las buenas costumbres.
 Causa: es el fin determinante de la voluntad para llevar a cabo el acto
jurídico. Por ejemplo, el motivo que tuvo una persona para vender una
propiedad.
 Forma: son los requisitos que deben cumplirse para llevar a cabo el
acto jurídico (redacción de contrato, firma ante notario, etc.).

Tipos de actos jurídicos

Actos jurídicos positivos y negativos

Un acto jurídico es positivo cuando implica la ejecución de una acción. La


venta de un auto implica la voluntad de entregar el bien en cuestión, por
ejemplo. Mientras que en los actos jurídicos negativos el sujeto se abstiene de
ejecutar la acción, por ejemplo, negarse a cumplir con el horario establecido
en el contrato de trabajo.

Actos jurídicos unilaterales y bilaterales

Si un acto jurídico requiere la voluntad de un solo sujeto, es unilateral (la


venta de una casa de su propiedad). Cuando se requiere la voluntad de más de
un sujeto, es un acto jurídico bilateral (como el matrimonio).
Actos jurídicos entre vivos o de última voluntad

Se considera un acto entre vivos aquel que no depende del fallecimiento del
sujeto para que surta efecto (como un contrato). En cambio, si los efectos
legales comienzan después de la muerte, es un acto jurídico de última
voluntad, como por ejemplo las herencias.

Actos jurídicos onerosos y gratuitos

Si el acto en cuestión requiere la obligación de las dos partes involucradas, se


trata de un acto oneroso, tal es el caso de los contratos de compra-venta. Si
por el contrario, solo una de las partes tiene obligaciones, entonces se trata de
un acto gratuito, como las donaciones.

Actos jurídicos formales y no formales

Como indica su nombre, los actos jurídicos formales implican la presentación


de una serie de recaudos de conformidades con las leyes vigentes. Para
efectuar un matrimonio civil, se requiere la presentación de ciertos
documentos, por ejemplo. Esto no es necesario en los actos jurídicos no
formales, como es el caso de los contratos de alquiler.

Actos jurídicos principales y accesorios

Los actos jurídicos principales son aquellos que existen por sí mismos, como
un contrato de compra-venta. Los actos jurídicos accesorios dependen de un
acto principal, como ocurre con las ventas de propiedades con hipotecas.

Actos jurídicos patrimoniales y extrapatrimoniales

Un acto jurídico que implique un sentido económico, es un acto patrimonial.


Todo lo que esté fuera de este ámbito, especialmente si tiene que ver con el
ámbito familiar, se considera extrapatrimonial, como el matrimonio.

De administración y de disposición

En un acto de administración, el patrimonio se conserva o aumenta, tal y


como ocurre con los alquileres. Mientras que en los de disposición, el
patrimonio disminuye, como ocurriría con una venta.
¿Qué es un hecho jurídico?

Un hecho jurídico es un acto o fenómeno que, al producirse, genera un efecto


de tipo jurídico, previsto y tipificado en las normas vigentes.

Los hechos jurídicos pueden tener origen en actos del comportamiento


humano o de la naturaleza y siempre estarán contemplados en el
ordenamiento jurídico. Al ejecutarse, dan pie a que un derecho pueda ser
creado, cambiado, le sea dado a un tercero o pueda perderse, en función del
cumplimiento de las leyes.

Tipos de hechos jurídicos

Según su origen un hecho jurídico puede ser natural o humano:

Hecho jurídico natural

Son propiciados por la naturaleza y tienen efectos legales. Por ejemplo, un


desastre natural que ocasione pérdidas materiales o humanas puede
desencadenar una serie de consecuencias jurídicas, como demandas, multas, etc.

Hecho jurídico humano

Son actos llevados a cabo por un individuo o colectivo y pueden ser de


naturaleza involuntaria (un choque de auto) o voluntarios (firmar un contrato).
En este último caso, se trata de actos jurídicos.

Según su estructura, los hechos jurídicos pueden ser simples o complejos:

Hechos jurídicos simples

Son aquellos que se generan a partir de un acto único, como el nacimiento o la


muerte de una persona.

Hechos jurídicos complejos

Están supeditados a varios actos, como la posesión de un bien. En este caso,


se requiere tanto del bien, propiedad o cosa en sí, y de la intención de ser el
propietario. Según el tipo de acción, pueden ser positivos o negativos:
Hechos jurídicos positivos

Requieren un hacer o un cambio de las circunstancias para que se produzca el


hecho. Por ejemplo, el homicidio.

Hechos jurídicos negativos

Implican la omisión o abstención de una acción, como un incumplimiento de


pago. Según su temporalidad, los hechos jurídicos pueden ser simultáneos o
sucesivos:

Hechos jurídicos simultáneos

Se llevan a cabo en un lapso temporal, como es el caso de un robo.

Hechos jurídicos sucesivos

Implican una extensión en el tiempo, como un secuestro, que implica la


privación de libertad durante un período.

LA LEY

s un precepto o conjunto de preceptos, dictados por la autoridad, mediante el cual


se manda o prohíbe algo acordado por los órganos legislativos competentes,
dentro del procedimiento legislativo prescrito, entendiendo que dichos órganos son
la expresión de la voluntad popular representada por el Parlamento o Poder
Legislativo.

Desde el punto de vista jurídico es una norma jurídica en que el Estado se dirige a
sus súbditos para fijar entre ellos y el mismo los límites de lo permitido. Sus
atributos principales son: 1) la bilateralidad, 2) imperatividad y, 3) la coercitividad.

Las características principales de las leyes son:


 Impersonales: Las leyes no son nominales, es decir, no van dirigidas a
personas en concreto, sino que se dirigen a la sociedad en conjunto.
 Obligatorias: Las leyes tienen carácter vinculante. Es decir, tienen
fuerza obligatoria para con los ciudadanos. Es obligatorio respetar y
cumplir con la ley.
 Abstractas: Las leyes no recogen supuestos concretos, sino que hablan
de un supuesto general donde se pueden entender dentro los demás
casos concretos y sus particularidades.
 Generales: Las leyes son dictadas para que sean cumplidas por toda la
población a la que hace referencia dicha ley en su regulación.
 Públicas: Las leyes deben ser publicadas para que sean de posible
conocimiento por toda la población, sin la cual no se podría exigir su
obligado cumplimiento.

INTERPRETACIONES

Interpretación doctrinal de las normas o de la ley. Es una visión


técnica fundada en ciertos criterios y es la que hacen los juristas.
Actualmente no existe doctrina obligatoria, sin embargo, los Tribunales
suelen fundar sus resoluciones en las opiniones vertidas doctrinalmente;
un ejemplo de esta interpretación se presenta cuando un abogado o un
particular cualquiera interpretan una disposición normativa, su
interpretación correcta o incorrecta, tiene un simple valor doctrinal y a
nadie obliga su observancia.

la jurisprudencia judicial es la interpretación de la ley, firme, reiterada y


de observancia obligatoria, que emana de las ejecutorias pronunciadas
por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, funcionando en pleno o
por salas, y por los Tribunales Colegiados de Circuito.

Interpretación autentica o legislativa de las normas.- Implica la


definición de la norma en la propia norma y la lleva a cabo el legislador,
la cual puede ser de dos clases: contextual, cuando se lleva a cabo en la
misma norma o en la ley, y no contextual, cuando se hace en la ley
posterior.
INICIO Y VIGENCIA DE LA LEY
Tenemos constancia de que, 3000 años antes de Cristo, los antiguos egipcios ya
tenían un código civil, que constaba de unos 12 tomos, escritos cómo no en su
lenguaje de jeroglíficos, y basados en las prerrogativas de Maat, diosa de la
verdad y la justicia. El primer códice de leyes fue realizado por el rey sumerio Ur-
Nammu, doce siglos después; aunque más conocido es el código de Hammurabi,
rey babilónico que dio su nombre al un compendio de leyes que el gobernante
inscribió en piedra, y que ha sido objeto de estudio hasta la actualidad.

Grecia, la cuna de la democracia, no tenía verdadero código escrito, ya que para


ellos la ley se componía de tres tipos básicos: la ley divina, los decretos humanos
y la costumbre, que eran interpretados por los sacerdotes, los prohombres de la
clase gobernante (filósofos y militares en su mayoría) y la clase popular
respectivamente. Habría que esperar a que el Imperio Romano recogiera algunos
de sus preceptos y desarrollara los suyos propios, creando el primer sistema legal
común a todos los habitantes del Imperio y plasmado en papel gracias a la
escritura y el idioma latino.

Aunque los regímenes dictatoriales, imperiales y feudales de los siglos siguientes


y la Edad Media dejaba la interpretación de las leyes a una única persona, o al
menos a un núcleo bastante pequeño de ellas, en Europa los eruditos siguieron
creando sus propios sistemas legislativos. Carlomagno, el emperador Justiniano y
Enrique II de Inglaterra fueron algunos de los gobernantes que impulsaron la
creación de un sistema de leyes, además de algunas organizaciones como los
mercaderes e incluso los eclesiásticos, que buscaban con ellos salvaguardar sus
intereses frente al resto de la población e incluso de los que ostentaban el poder.

El feudalismo cayó y empezaron a surgir los estados modernos tal y como los
conocemos hoy en día, y fue entonces cuando las leyes empezaron a hacerse
universales; poco a poco al principio, claramente beneficiando a las clases altas,
hasta llegar a nuestros días donde su principal función es hacer que cualquier
ciudadano sea igual a otro en cualquier circunstancia legal, sin importar clase
social, raza, género o religión.

Hemos recorrido sin duda un largo camino, y todavía nos queda otro por recorrer,
para hacer que realmente las leyes sean iguales para todos en cualquier lugar del
mundo.

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