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vPor: Julio Mauricio Londoño Hidalgo*

A continuación haremos una breve mención a algunas de las normas que hemos
hallado en la investigación que nos encontramos realizando para la redacción de
la Historia del Derecho Laboral en Colombia. Por razones de espacio y de formato,
nos limitamos a hacer una mención o alusión a la norma y a algunas de sus
características, por lo que no realizamos ningún comentario crítico sobre el
particular. Debe señalarse que presentamos de nuevo apartes del post realizado
en este mismo blog titulado: La Primera Ley de Seguridad Social en Colombia: Ley del
1 de agosto de 1823. Estaremos presentando varias entregas con algunas reseñas
más y en la entrega final, presentaremos los links a los textos de las normas
completas en LexBase.
 

Ley del 1 de agosto de 1823


 

A pesar que el derecho de la seguridad social surgiese en propiedad muchos


años después, en Colombia entre las primeras leyes que fueron promulgadas
finalizados los períodos independentistas y la denominada patria boba, existió
una norma sobre seguridad social. Esa norma es la primera que hemos
encontrado sobre esa rama en nuestra historia legislativa y veremos brevemente
sus principales aspectos.

La ley del 1 de agosto de 1823 fue promulgada el 5 de agosto de 1823 por el


entonces presidente de la república, Francisco de Paula Santander. La firman
también el secretario de Estado del Despacho de Hacienda, José María del Castillo
y los directivos del Congreso. Tuvo una corta vigencia, que se extendió desde su
expedición hasta el 22 de mayo de 1834 cuando fue derogada por el artículo 16
de la ley proferida en esa fecha.

En los considerandos la Ley establece la importancia que tienen los empleados


civiles al servicio de hacienda, a quienes se les debe la gratitud de sus
conciudadanos: “Que al derecho que tienen en este caso los empelados sobre la
gratitud de sus conciudadanos corresponde al deber que pesa sobre la nación de
proporcionarles una subsistencia más o menos cómoda según todas las
circunstancias, cuando la vejez o las enfermedades les impiden continuar en el
ejercicio de sus funciones”.

Por lo tanto establecen que deben ser protegidos en dos eventualidades: la vejez
y las enfermedades que les impidan continuar sus funciones. Hoy en día se
protegen a través de las pensiones principalmente tres riesgos: la vejez, invalidez
y muerte.

El artículo primero establece que los empleados civiles pueden retirarse cuando
tengan una enfermedad habitual. Desde este momento de la historia se distingue
cómo la enfermedad debe ser de tal entidad que afecte no sólo
momentáneamente al trabajador sino de manera permanente. Hoy en día la Ley
100 lo establece de manera similar. Dentro del artículo segundo se incluye como
enfermedad la “decrepitud o vejez” que alcance a setenta años de vida.

En el artículo siguiente se establece el procedimiento de prueba o como llama la


misma ley de justificación de dicha enfermedad y la edad. La primera se prueba
con certificación de dos médicos ó por cinco testigos, la segunda con la partida de
bautismo o prueba similar. Una vez presentadas las pruebas al gobierno, éste
debía decidir acerca de posibilidad del retiro y la vacancia de su puesto.

El artículo cinco entregaba la facultad al gobierno de que si encontraba a


personas en las condiciones descritas, debía de manera automática conceder el
retiro así la persona no lo hubiese solicitado. En el caso de los ministros de la Alta
Corte de Justicia, el Senado sería el competente para seguir el trámite
mencionado. El artículo octavo de la Ley establecía que esas asignaciones serían
pagadas del tesoro nacional durante la vida de los empleados. Es decir,
descartaba el pago del riesgo de muerte a sus parientes. Finalmente el artículo
noveno describe la naturaleza de los empleados civiles y de hacienda.

Ley del 19 de junio de 1843


 
A través de la Ley del 19 de junio de 1843, se decretó una pensión a las “viudas e
hijos legítimos y las madres de los generales, jefes u oficiales de la fuerza armada
de la Nueva Granada, tanto del ejército como de la marina y la guardia nacional,
que hayan muerto o murieren desde el año de 1830 en adelante, en campaña y
por desempeñar alguna función del servicio”. Conforme a la Ley, la prestación era
pagadera del tesoro nacional, igual a la cuarta parte del sueldo íntegro que a su
padre, marido e hijo le correspondía según su clase al tiempo de su muerte.

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