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SINTESIS
Hablar de condiciones jurídicas de los individuos es referirse al conjunto de derechos y obligaciones que estos tienen frente al
estado de derecho en función a su condición personal, o lo que es lo mismo, en función de los atributos que como personas
les reconoce el derecho. Ahora bien, cuando la referimos como condición jurídica de los extranjeros debemos comprenderla
como el conjunto de derechos, obligaciones, restricciones y prohibiciones que los extranjeros tienen por el simple hecho de
encontrarse en territorio mexicano.
Para lo anterior, los extranjeros deben internarse de manera legal en el país con calidad migratoria de inmigrantes o de no
inmigrantes. Este fenómeno de inmigración a lo largo de la historia ha pasado por dos etapas: la primera, durante el siglo
pasado (México independiente), en esta etapa la inmigración a México se mantuvo abierta y sin mayores reglamentaciones
respecto del ingreso y estancia del extranjero en México. La segunda se da a partir de la década de los años treinta cuando el
fenómeno migratorio y el incremento de la población mexicana empiezan a ser hechos significativos.
Es por eso que para comprender todos los aspectos de las normas y reglamentos jurídicos sobre la condición jurídica de los
extranjeros es importante remitirnos a dos periodos, el primero data de los antecedentes ocurridos en 1886 pues en este año
salió la primer Ley mexicana de extranjería y naturalización; el segundo periodo (antecedentes actuales) a partir de 1934, año
en el que se expidió la Ley de Nacionalidad y Naturalización en vigor.
Primeros antecedentes
Uno de los primeros antecedentes, en nuestro país (México) fue el Código de las Siete Partidas, dicho código fue promulgado
durante el reinado de Alfonso X y en su ley se estableció que el estado de los hombres sería la "condición o manera en que
los hombres viven o están". De esta condición o manera se derivaba que algún individuo pudiera "estar en estado natural o
ser extranjero".
Posteriormente a finales del siglo XVIII y principios del XIX, se establecieron algunos extranjeros en territorio de la América
española, de los cuales su condición fue bastante precaria, por lo que en el documento expedido por Ignacio López Rayón, en
agosto de 1811, en su artículo 29 se estableció: "Todo extranjero que quiera disfrutar de los privilegios de ciudadano
americano, deberá impetrar carta de naturaleza a la Suprema Junta que se concederá con acuerdo del ayuntamiento
respectivo [ ... l".
Derivado de lo anterior y bajo la misma tendencia, se prosiguió a la expedición de otros documentos que contenían
enunciados favorables para los extranjeros por ejemplo: los artículos 10 y 16 del documento "Sentimientos de la Nación o
Veintitrés Puntos dados por Morelos para la Constitución"; el artículo 14 del "Decreto Constitucional para la Libertad de la
América Mexicana", del 22 de octubre de 1814; el artículo 12 del Plan de Iguala; y en la Opinión de la Comisión dictaminadora
del Acta Constitucional, presentada al Soberano Congreso Constituyente (19 de noviembre de 1823), entre otros.
Para el año de 1886 con la Ley de Extranjería y Naturalización, se establecieron por primera vez en nuestro país (México)
leyes referentes a la condición jurídica de extranjeros, describiendo de manera puntual y detallada los derechos y
obligaciones que les atribuían. Por ejemplo, lo que señala el artículo 30 de dicha ley, mismo que a la letra dice:
Artículo 30. Los extranjeros gozan en la República de los derechos civiles que competen a los mexicanos y de las
garantías otorgadas en la sección I del Título I de la Constitución, salvo la facultad que el gobierno tiene para expeler al
extranjero pernicioso.
Y en general todo lo que señala el Capítulo IV denominado “De los derechos y obligaciones de los extranjeros” de dicha ley
en sus artículos 30 al 40.
Antecedentes actuales
Con el estallido de la segunda guerra mundial, en el año de 1934 se expidió la Ley de Nacionalidad y Naturalización, el objeto
principal de esta ley era el iniciar una legislación puntual sobre los extranjeros, en la cual se diera paso a reglamentar la
adquisición de bienes e inversiones de extranjeros. De aquí que aparecieran, entre otras, las leyes reglamentarias y sus
respectivos reglamentos del artículo 27 constitucional y la Ley de Vías Generales de Comunicación.
Aun cuando se diera por terminada la Segunda Guerra Mundial, el incremento de las disposiciones relacionadas con los
extranjeros siguieron en aumento, ya que con bastante frecuencia se hacía mención de éstos, e incluso se tuvieron que
destinar leyes específicas que regularan sus inversiones, como es el caso de la actual Ley para Promover la Inversión
Mexicana y Regular la Inversión Extranjera.
Nuestra Constitución supone, entre otros ámbitos de validez, el personal, por lo que ha establecido ciertos requisitos los
cuales una vez cumplidos, tienen como resultado que un individuo sea considerado como mexicano.
En nuestra Constitución los artículos 30 y 33 son los que establecen ciertos requisitos con los cuales el individuo puede
adquirir la nacionalidad mexicana ya sea por nacimiento o por naturalización. Por ejemplo, en el artículo 33 de la Constitución
se menciona que los extranjeros tienen derechos fundamentales que otorga la propia Constitución pero delimita las mismas a
que estos no puedan inmiscuirse en los asuntos políticos del país.
Lo anterior toma sentido si lo relacionamos con lo señalado en el artículo 1 de la Constitución, en el cual podemos observar
que las derechos fundamentales (antes denominadas garantías individuales) sólo podrán restringirse o suspenderse en los
casos y con las condiciones que esta establece. Dichas restricciones le corresponden al Poder Federal a través de las leyes,
esto de acuerdo con lo señalado por el artículo 73 en su fracción XVI, que le faculta para "dictar leyes sobre nacionalidad,
condición jurídica de los extranjeros, ciudadanía, naturalización, etc."
De lo anterior se desprende entonces que pese a que la constitución si protege a los extranjeros respecto de sus derechos
fundamentales también existe limitante que les impiden gozar de estos derechos plenamente (simplemente por ser
extranjeros), estas restricciones las podemos observar en las diversas leyes, como son:
En conclusión
La condición jurídica de los extranjeros en México debe ser considerada como el vínculo mediante el cual el Estado Mexicano
regula su internación, estancia y salida de territorio nacional, lo cual se encuentra plenamente facultado por lo que dicta el
artículo 73, fracción XVI que dice: "el Congreso tiene facultad: para dictar leyes sobre nacionalidad, condición jurídica de los
extranjeros..."
FUENTES DE CONSULTA:
• Pereznieto Castro, Leonel. Aspectos migratorios en la legislación mexicana. Obra que forma parte del acervo de la
Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Sitio web de consulta:
http://facderecho.uaem.mx/pluginfile.php/51774/mod_resource/content/1/Aspectos%20migratorios%20en%20la
%20legislaci%C3%B3n%20mexicana.pdf
• Cárdenas González, Fernando Antonio. Centenario de la constitución mexicana de 1917. Ensayos del notariado
mexicano. Condición jurídica de los extranjeros a partir del reconocimiento de los derechos humanos en la constitución
mexicana. Colegio Nacional del Notariado Mexicano. Obra que forma parte del acervo de la Biblioteca Jurídica Virtual
del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Sitio web de consulta:
https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/10/4602/8.pdf
• CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS. Última Reforma DOF 24-12-2020