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Dolores o la felicidad

Odisea en tres actos

de David Olguín
1995

De la felicidad no sabemos de cierto más que la vastedad de su demanda. En ello reside precisamente lo que
de subversivo pueda tener el término, pues, por lo demás, resulta ñoñería de canción ligera o embaucamiento de
curas. La felicidad como anhelo es así, radicalmente, un proyecto de inconformismo: de lo que se nos ofrece
nada puede bastar. Se trata del ideal más arrogante, pues descaradamente asume que tacharla de “imposible” no
es aún decir nada contra ella. Imposible, pero imprescindible: irreductible.
Quizá lo que ocurre con la felicidad es que somos incompatibles con ella. Felicidad es aquello que brilla donde
yo no estoy, o aún no estoy o ya no estoy. Para ser feliz tendría que quitarme yo. Y, sin embargo, es el yo el que
quiere ser feliz, aunque no se atreva a proclamarlo a gritos por las calles del mundo, aunque finja resignación o
acomodo a la simple supervivencia, es decir, a la obligación de la muerte. Decir “quiero ser feliz” es una
ingenuidad o una cursilería, salvo cuando se trata de un desafío, de una declaración de independencia, de una
forma de proclamar: “Al cabo nada os debo”. En cuanto deja de ser un cebo o una reconciliación piadosa, la
felicidad -por inasible, por perennemente hurtada- comienza a liberar.
Lanzada hacia el futuro, por radiante que éste parezca, a felicidad suena a hueco: a fin de cuentas, todos
sabemos lo que nos espera... No es cierto que el tiempo se lleve la dicha, pues nos trae su nostalgia, que es la
única forma que tenemos de conocerla.
Fernando Savater

Personajes:
Las parcas:
Átropos
Láquesis
Cloto
El Ángel
Lola Sola y sus dobles:
Lola Sola 1 Lola Madre
Lola Sola 2 Lola Abuela
Lola Sola 3 Lola Bisabuela
Lola Plástica 1 Lola Ejecutiva
Lola Plástica 2 Lola Secre
Lola Plástica 3 Lola Mocha
Lola Mearrastro Lola Robótica
Lola Asústame Lola Cura
Lola Mento Lola Mantra
Tiempo: el aire que respiramos.

Lugar: Una habitación blanca. Las paredes son una apariencia: ocultan otras realidades. En un plano alto está
una rudimentaria máquina de tejido. Es el territorio de Las parcas. Se trata de un espacio mental, una especie de
no lugar donde conviven tiempos y espacios diversos. Domina la síntesis de elementos.

Vestuario: Las Parcas visten de negro. El Ángel de gris y blanco. Lola y sus dobles usan una misma gama de
color en su vestuario.

* Esta obra fue escrita para un elenco de siete mujeres y un hombre.

Primer acto
I Las parcas

En un plano alto, Las parcas tejen el Destino. Cloto tiene mal de San Vito y un defecto de habla. Cada vez que
trata de sostener un hilo enmaraña más y más la rueca. Láquesis, ocupada en su revista de moda, se olvida por
completo del huso. Átropos, con lentes oscuros, sostiene una tijera tan oxidada que apenas puede cortar los
hilos.

Átropos: ¡Muévete, Cloto!


Cloto: Láquesis... me enredé...
Átropos: ¿Qué pasa con los hilos...? Láquesis, trabaja.
Cloto: Átropos, me enredé.

Cloto busca desenredar los hilos pero provoca el efecto contrario. Láquesis continúa absorta en la lectura de
su revista.

Átropos: ¡Maldita sea, por eso ya nadie cree en la Necesidad y el Destino!


Láquesis: No grites, Átropos. Nada remedias gritando.
Cloto: ¿Alguna de ustedes podría desenredar los hilos?
Átropos: Mira en lo que han parado las hijas de la Noche. ¡Ah, si volvieran los dioses del sueño y de la muerte!
¡Ah, pobre casta de Temis y de Júpiter! ¡Ah, tejedoras que en otro tiempo gobernaban la vida de los hombres!
Cloto: (Contemplando sus manos en la maraña de hilos.) ¿Alguna de ustedes me podría ayudar a desenredar los
hilos?
Átropos: En aquellos días bastaba con pronunciar nuestro nombre y todos temblaban. ¡Ay, hermanas, nunca
pensé que llegaría a ver esta decadencia, este remedo ridículo de lo que alguna vez fueron Las parcas!
Láquesis: ¿Que llegaras a ver qué? Por favor, Átropos. Si tu tijera fuera bastón serías menos torpe.
Átropos: ¡Insolente! ¡No veo con ojos físicos, veo con el alma!
Láquesis: Ay, por favor...
Átropos: ¡Si los dioses del sueño y de la muerte me escucharan, te tragarías tus injurias! ¡Ah, infortunadas hijas
de la Noche!
Láquesis: Ya bájale, hermana. (Regresa a su revista.) Habemos gente que trata de matar el tiempo lo mejor
posible.
Cloto: ¿Alguna de ustedes podría...?
Átropos: Si te viera nuestro padre se avergonzaría de ti. Descubriste las revistas de moda y dejaste de tomar en
serio nuestro trabajo.
Láquesis: ¿Y cómo podría tomarlo en serio? (Hojeando su revista) Mira. De plano los nuevos diseños superan a
nuestros tejidos. Piensa en la sutileza de la moda italiana de verano, en Giorgio Armani, Agata Ruíz de la
Prada, Versace... ¡Esos son tejidos! Si la gente vistiera así... Ah, regresar al paraíso... Todo a la medida. Todo
divine... No más gente que no da el ancho, no más trajes cortos. Nuestra fama rebasaría los confines del tiempo
y el espacio. Volveríamos a ser ¡Las parcas! Pero las benditas parcas, no esas hermanas horribles, condenadas al
hilo y al huso...
Átropos: Primero muerta.
Cloto: ¿Alguna de ustedes podría... los hilos?
Láquesis: ¿No te da vergüenza, Átropos?
Átropos: ¿De qué?
Láquesis: ¿Cuántos hilos has cortado desde que la Noche nos engendró? ¿Cuánto dolor ha causado tu fatídica
tijera? Piensa... Aquella ha sufrido mucho. Acomodo los hilos para ayudarla. Le acerco al amor de su vida. Los
enamoro. Y cuando el susodicho se atreve a casarse, aparece tu tijera y corta el hilo. Vaya tejedora...
Átropos: Si tu recuerdas, eso pasó un día en que no te paraba el hocico. Me tenías harta con tanta palabrería
sobre perfumes, medias de seda, nuevos productos diet, light, soft, mild...
Láquesis: ¿Y qué me dices de aquella muchachita buena, en la flor de la vida? La dejaste ahogar cuando había
tendido los hilos para que llegara un apuesto marinero a salvarla.
Cloto: ¿Alguna de ustedes podría...?
Átropos: ¿Por qué eres tan sensiblera?
Láquesis: ¿Y tú por qué eres tan ciega?
Átropos: Por Necesidad.
Láquesis: Necesidad... ¡Al diablo con eso!

Cloto observa con impotencia el desastre: los hilos se han enredado en sus manos, la rueca y su cuello.

Cloto: ¿Alguna de ustedes...?


Átropos: (A Láquesis.)Te has vuelto frívola. La vida no es una galería de finales felices. Para algo se inventó la
muerte, idiota. Corta cualquier hilo y todo el universo tiene algo de irreparable.
Láquesis: Ay, que sea menos. Hasta al hablar suenas anticuada.
Átropos: ¡Ah, maldad execrable! ¡Eres más que frívola!
Láquesis: Y tú más que frígida, mijita... No sientes nada.
Cloto: Los hilos... Los hilos...
Átropos: No vuelvas a mencionar esa palabra o...
Láquesis: ¿O qué...?
Átropos: O te encajo la tijera.
Láquesis: No le atinarías. Eres incapaz de ver más allá de tu nariz.
Átropos: ¡Perra inmunda!
Cloto: ¿Alguna de ustedes podría...?
Átropos: ¡Cállate, Cloto! ¡Cállate! Ya me tienes harta con tu... (Imita su defecto de habla.) ¿Alguna de ustedes
podría...? ¡Cállate! Y en cuanto a ti, perra sarnosa... (La amenaza con la tijera.) O pones los hilos en el huso o...
Láquesis: ¿O qué?
Átropos: ¡Por Júpiter Tonante, me estás volviendo loca!
Cloto: (Cada vez más enredada en la maraña.) Los hilos... Los hilos...
Átropos se arroja, tijera por delante, sobre Láquesis. Esta se hace a un lado y Átropos cae sobre Cloto.
Láquesis: ¡Cuidado!
Cloto: Los hilos...
Átropos: ¡Toma, perra ingrata! ¡Toma, recalcitrante!
Átropos acciona la tijera sobre Cloto, pero sólo corta hilos a diestra y siniestra.
Láquesis: ¡Cálmate, Átropos!
Cloto: Los hilos...
Láquesis: ¡Átropos, por favor!
Cloto: Los hilos... los hilos...
Láquesis: ¡Ya! ¡Basta...! ¡Ya!

Átropos contiene su furor.


Cloto: Los hilos...
Láquesis: Sí, los hilos. (A Átropos.) Mira el desastre.
Átropos: ¿Qué desastre?
Láquesis: ¡No me salgas con que fue la ceguera del destino!
Átropos: ¿Qué pasó?
Láquesis: ¡Destrucción! ¡Tragedia! Cortaste cientos de hilos. De seguro ya provocaste un terremoto o que una
guerra sembrara muerte y dolor entre los humanos. Deberías sentir vergüenza. (Átropos se lamenta con gran
aparato.
Lanza un aullido típicamente griego.) Válgame...
Pausa.
Átropos: Ay, padre mío, ¿por qué seré tan pasional?
Cloto: ¿Alguna de ustedes me podría pasar la rueca?
Láquesis: ¡Ya cállate, Cloto!
Átropos: No podemos seguir así.
Láquesis: Pues claro que no.
Cloto: (Suspira.) Ay, ay, ay, ay,ay... los hilos...

II El Ángel

Se hace visible una sombra en el balcón. De pronto, aparece en él un Ángel que carga en brazos a Lola Sola,
una mujer joven que viene inconsciente. El Ángel viste un viejo traje gris, cercano a la moda de los años
cuarenta, cubierto con una gabardina raída. Sus grandes alas están percudidas. Una de ellas, rota. Tiene
atrofiada una pierna. Cojea hacia el centro del escenario. Descubrimos su rostro casi femenino, hasta cierto
punto perverso. Está rodeado de luz.

Ángel: (Sin ver a Las parcas.) Vengo a presentar una querella. ¡Estoy harto de su estupidez!
Láquesis: ¿Y éste?
Átropos: ¿Pero qué palabras se te han escapado del cerco de los dientes?
Láquesis: Ay hermana, háblale en cristiano...
Átropos: ¿Acaso no sabes quiénes somos?
Ángel: Lo sé... Las parcas, de ingrata memoria. En pocas palabras, un trío de imbéciles.
Átropos: Hombre funesto, pagarás cara tu insolencia. ¡Cloto, sostén su hilo!
¡Láquesis, ponlo en el huso...!
Cloto: No lo encuentro...
Átropos: ¡Ah, cielos, ya verás el poder de mi tijera!
Cloto: La rueca esta enredada.
Átropos: (A Cloto.) ¡Tú sí que eres una imbécil! ¡Busca el hilo, idiota!
Ángel: No lo encontrará jamás. Mi reino es y no es de este mundo.
Láquesis: Cálmate. Déjalo hablar. (En secreto.) Es bastante atractivo.
Átropos: (A Láquesis.) No empieces.
Láquesis: Mira, cojea. Se ve interesante, ¿no?
Átropos: (Al Ángel.) ¿Quién eres?
Ángel: Un pobre diablo. (Deposita amorosamente el cuerpo de Lola Sola en el piso.) En otra esfera mi brillo
sería insufrible para los ojos físicos. Estoy ante ustedes con un cuerpo que nace del éter. ¿Podría tu tijera cortar
el aire?
Átropos: Claro que podría.
Láquesis: (Susurra.) Está oxidada, Átropos. Mejor ni digas.
Átropos: Tú cá-lla-te...
Láquesis: Escúchalo. Es guapísimo.
Átropos: ¿Quién eres...? Responde.
Ángel: Ya te dije, un pobre diablo...
Láquesis: Es encantador...
Ángel: Uno de los últimos mensajeros.
Átropos: ¿De quién?
Ángel: De un dios muerto... Otro pobre diablo que se cansó de reinar sobre esferas atrofiadas, sin música. Murió
de hastío.
Cloto: ¿Cómo está eso, Átropos?
Átropos: (ACloto.) No seas metiche...
Láquesis: ¿Y estás hecho de éter?
Ángel: La eternidad es mi materia. El tiempo, el aire que respiro. Mi cuerpo es una sombra.
Cloto: ¿Qué es una sombra?
Átropos: Tu cerebro no daría para entenderlo. (Al Ángel.) Vaya... el éter, la inmortalidad... Pero hay formas de
destruir a un ángel. Cortar tus alas, por ejemplo. Tú lo sabes...
Ángel: ¿Y qué más da? Han muerto millones de Tronos y Querubines, Arcángeles, Principados... Han caído en
la más ingrata de las formas del tiempo: el olvido. (Señalando a Lola.) Por lo menos esta mujer todavía me
recuerda. Tiene fe.
Cloto: ¿Qué es el olvido, Átropos?
Átropos: Cállate, hija de... Júpiter...
Cloto: Es que no me acuerdo. ¿Qué es?
Átropos: Cierra el pico. Lo abres sólo para ponernos en vergüenza.
Láquesis: Este hombre tiene una lengua divina... Me la comería enterita. (Al Ángel.) Habla. ¿De dónde vienes?
Ángel: Ya no hay otro cielo encima del que vemos. Un sol negro extiende sus rayos sobre el humo de esta
ciudad sombría. Tengo las alas rotas de tanto caer del cielo.
Láquesis: Un ángel...
Ángel: Un pobre diablo, ya te dije.
Láquesis: Es divino...
Cloto: (Después de mucho cavilar.) Claro, ya entendí... Es un ángel, Átropos.
¡Un ángel de verdad! Por fin conozco uno...
Láquesis: Ay, Cloto...
Cloto: Oye, ¿y vuelas?
Átropos: Ya es hora, ¿no? Bastante mala fama tenemos.
Cloto: ¡No...! ¡La mordaza no...!
Átropos: Como de que no.
Cloto: Por favor, la mordaza no...
Láquesis: Ni pareces del linaje de Júpiter.
Cloto: ¡Quiero hablar con él!
Láquesis: Lo siento. Es un visitante distinguido.

Láquesis amordaza a Cloto.


Láquesis: (Al Ángel.) Perdona, encanto, pero mi hermana es bastante limitada.
Tú comprenderás: una no escoge a su familia... ¿Qué te tomas?
Átropos: ¡Láquesis, por favor! (Al Ángel.) ¿Qué quieres...?
Láquesis: (Adelantándose, coqueta.) ¿..., ángel de hermosas grebas?
Ángel: (Señalando a la mujer tendida en el piso.) Lola. Soy su guardián.
Láquesis: ¿Qué le pasó a la criatura?
Ángel: Eso quiero saber. Tenía serios problemas... y, para colmo, un tijeretazo dejó su vida en suspenso.
Láquesis: Te lo dije, Átropos.
Átropos: ¿Me dijiste qué...?
Láquesis: Tu ciega tijera...
Átropos: Cierra el hocico.
Ángel: Cayó del balcón de un tercer piso.
Láquesis: ¡Válgame!
Ángel: Alcancé a detenerla en el aire. Su grito me desgarró el alma.
Láquesis: Qué bueno que la salvaste...
Ángel: Está suspendida. A dos metros del piso... A dos metros de que su cuerpo se descoyunte y su cabeza se
estrelle y la sangre brote y sus sueños, lo más entrañable, mueran en una acera gris, sucia, entre orines de perro
y escupitajos...

Cloto busca con rapidez en la maraña de hilos separando los que están rotos.

Átropos: Ya le tocaba.
Ángel: Imposible. Lo hubiera sabido.
Átropos: ¡Ya le tocaba!
Ángel: No ha terminado. No ha encontrado lo que busca.
Láquesis: ¿Y qué busca?
Ángel: A Lola.
Láquesis: ¿Lola?
Ángel: A sí misma.
Átropos: Oh, Dioses, otra más que se busca a sí misma... No, no, por favor...
Ángel: ¡Busca ser feliz!
Átropos: ¡Lo que una tiene que oír!
Láquesis: ¿Y quién es ella?
Ángel: Una mujer sola... Está perdida. No sabe qué hacer... Mucho podría contarles, pero basta con hablar de su
último día... El tiempo es el aire que respiramos... Hay gestos que resumen una vida. Un salto al vacío es un
suspiro que no sale... Contener el aire y dejarse ir contemplando la inmensidad de la noche... Su grito me
desgarró el alma.

Oscuro súbito. Entra vigorosa Paint it Black de los Rolling Stones.

III Lola Sola

Descubrimos, en distintas áreas de la habitación, a tres mujeres con el mismo vestido de Lola Sola: Lola 1
plancha. Lola 2 talla una pieza de madera. Lola 3 termina de hacer una maleta y camina con ella de un lado a
otro. Lola Sola está sentada frente a una botella de licor y un vaso. Bebe y fuma. Todas accionan de manera
concertada, como si fuera un sueño donde enfrentamos, una y otra vez, la misma rutina fatigosa. El Ángel
ronda.
Lola Sola: (Mira su reloj. Se incorpora y apaga la grabadora donde suenan los Rolling.) Las tres de la
madrugada. Me miro en un espejo y veo a una mujer extraña.
Lola 2: Si pudiera dejar este cuarto saturado de sales. Huir del trabajo, la ciudad, tu recuerdo.
Lola 1: Siete de la mañana...
Lola 2: Salir de mí misma...
Lola 1: Llueve. Otro día nublado. Gris sobre gris en la ciudad. Vestirme, pintarme, estar bonita... Ir al trabajo,
saludar al jefe, ser hipócrita. Poner buena cara. Ejecutiva, de preferencia... ¿Y para qué? Arrastro mis pies día
tras día. Sobrevivo...
Lola 3: Nueve de la noche y sigo aquí... No me atrevo. Si pudiera irme... Bajar la escalera corriendo, tomar un
taxi a la estación, comprar el boleto del tren. ¿A dónde? Al mar. ¿A qué parte? No importa. Lejos... Dejarlo
todo.

El Ángel camina entre ellas. A veces, las toca compasivo.

Lola 1: Empieza el día... Café, cigarro, café, cigarro... Otra cruda. “No se ve bien en una dama”, dirá de nuevo
el jefe. En la tarde me invitará a comer. Tratará de tocar mis nalgas...
Lola 2: Podría coger con él. Despeñarme, hundirme... No valgo nada.
Lola Sola: Tres y quince y pienso que uno hace lo que puede...
Lola 2: ¿En dónde estás...?
Lola Sola: No me gusté a tu lado.
Lola 2: ¿Qué sueño habitas...? ¿En qué cama?
Lola Sola: Me desprecio y te desprecio...
Lola 2: Apenas son las cuatro de la tarde y ya no sé cómo terminar el día.
Lola 1: Mi cuerpo pesa.
Lola 2: Siempre pensé que eras un ángel con las alas rotas.
Lola 1: Mis párpados caen sobre este amanecer oscuro...
Lola 2: Jamás podríamos volar...
Lola 1: Cómo quisiera cerrarlos para siempre. No haber despertado. Las últimas gotitas de licor hicieron que ya
no pensara en ti. Pero el llanto del bebito de abajo me siguió en sueños... Tenaz. La vecina cantaba arrullos de
cuna. Su voz me atravesó como un cuchillo. “Un aborto quita la carga”, pensamos... pero ¿quién se lleva el
recuerdo? Siempre quise tener un hijo. Ahora todo es un recuerdo. ¿Estaba dormida o despierta?

Lola Sola: Todavía suena la sirena. La ambulancia recogió a una mujer sola. Quedó un charco de sangre en el
piso. El grito enmudeció el canto de la vecina.
“Fue la del décimo. Estaba borracha”, le dirá el conserje.
Lola 1: ¿Estaba dormida o despierta?
Lola 3: En algún sitio podría empezar de nuevo. Donde nadie me conozca. Salir, viajar...
Lola 1: ¿Estaba dormida o despierta?
Lola 3: Nueve y veinte y sigo aquí, despeñada... Cómo me gustaría ser otra.
Lola 2: Tus alas. Me ahogaría en tus alas azules, en el mar de tu mirada...
Lola 3: Soy una cobarde. Nueve y veinticinco... Debería largarme, debería... Siempre debería: si yo hubiera, si
yo pudiera, si yo tratara... Cuánta mierda.
(Mira su reloj.) Nueve veintiséis. Lárgate. ¡Ya lárgate!
Lola Sola: “Las mujeres valen menos que los hombres, hija”. Resígnate. “Niña bonita, mujer solita, vieja
arrugadita”. Resígnate.... Resígnate o conquista, castra o cede, revienta o revienta...
Lola 3: ¡Bla, bla, bla, bla! Cuántas frases aprendidas, huecas... Lárgate de aquí, Lola...Ten fe. Tú tienes fe, Lola.
Empieza otra vida. Busca algo distinto...
Lola 2: Una isla... Si tuviera dinero me iría a Grecia. Ojalá pudiera volar sobre tus alas.
Lola Sola: Huesos rotos que han amado. Mis labios, irreconocibles. Fracturas de mandíbula, cráneo, espalda...
Los ojos fijos, abiertos...
Lola 3: Cómo me gustaría verte antes de irme, mamá. Nunca nos entendimos, pero me gustaría verte de nuevo...
Con los mismos ojos que cuando te vi por primera vez.
Lola Sola: ¿Por qué hacerlo?
Lola 2: Por nada. Un gesto.
Lola Sola: Nadie tendría la culpa. Hoy mismo, tres treinta de la madrugada...
Lola 1: No, no, vete.
Lola Sola: “Bebía demasiado en las noches”, dirá el conserje.
Lola 2: “Era medio puta. Quería cogérmela. Pobre pendeja... de lo que se perdió”.
Lola 3: El mar... Tus alas... El tiempo...

Lola 2 suelta la pieza de madera que cae al piso.

Lola 1: Apúrate, Lola. Te van a correr...


Lola 2: No quiero ir.
Lola 3: (Mirando el reloj.)Nueve y cuarenta y cinco... El tren ya está en la estación. Aguarda a la última
pasajera... Una mujer sola que quería olvidar a la que fue, que quería ser otra, en otro sitio, con otra gente, con
otro rostro, otra ropa, otros sueños...

Voces simultáneas. Lola Sola vuelve a encender la grabadora: Paint it Black.

Lola 1: Soñar, soñar con el tren, dormir, despertar...


Lola Sola: ... dormitar, beber...
Lola 3: ...pensar, soñar que sueñas, querer no pensar, querer olvidar...
Lola Sola: Cómo quisiera morirme...
Lola1: ¿Estaba dormida o despierta?
Lola 2: Cómo me gustaría haber nacido en otra familia.
Lola 3: En otro país no es raro que una mujer viva sola...
Lola 1: Trabaje, tenga amantes ocasionales...
Lola Sola: Unas gotas de alcohol y ya no pienso en ti...
Lola 2: Como me gustaría no llamarme Lola...
Lola 1: Tener un hijo...
Lola 3: Dormir...
Lola Sola: ...soñar siempre...
Lola 3: ...tener alas...
Lola Sola: Cómo me gustaría volar... Ser otra, otra, otra...
Lola 2: Lanzarme al vacío y flotar en el aire...
Lola 1: Cómo me gustaría...

Cuando Lola Sola enfila decidida hacia el balcón, se hace el oscuro súbito. La música crece.

IV La querella del Ángel

Luz. Silencio. El Ángel tiene, de nuevo, a Lola entre sus brazos. Se arrodilla y deposita amorosamente su
cuerpo en el piso.
Ángel: Su grito me desgarró el alma.

Cloto busca desesperada en la rueca.

Átropos: ¡Deja los hilos, Cloto! (Al Ángel.) Lárgate. No podemos hacer nada.
Láquesis: Claro que podemos.
Átropos: No empieces, Láquesis.
Ángel: No ha muerto. Encuentren el hilo.
Átropos: ¡Jamás nos equivocamos!
Láquesis: Cloto, busca ese hilo.
Ángel: ¡Cometieron un error!
Átropos: ¡Vete!
Láquesis: ¡ Átropos, con un carajo...!
Átropos: Respeta a tu hermana mayor. No somos iguales. Háblame con respeto.
Láquesis: (Sarcástica.) ¡Aplaca, oh indómita, la funesta cólera...!
Átropos: ¡Infecta perra arrogante!
Láquesis: ¿Querías respeto, no?
Átropos: ¡Haber vivido tanto para oír estas burlas! ¡Qué impudente vejez!
Láquesis: ¡Ya, doña Atropina, ya..! Bájele, sea razonable por una vez en su vida.
Átropos: Yo no soy razonable; tú lo sabes.
Ángel: ¡Lo que ustedes saben es que cometieron un error!
Átropos: (A Láquesis.) Simplemente no soy razonable. Guárdalo en tu cabeza.
Yo no soy razonable. Jamás lo he sido y nunca lo seré.
Ángel: ¡Cortaron hilos a diestra y siniestra!
Láquesis: Sí, Átropos. No puede seguir este caos. (Señalando a Lola.) Con esta criatura podríamos empezar a
remediarlo.
Átropos: ¿Remediar qué?
Láquesis: Todo. Aquí los asesinos gobiernan, los narcos son policías y hasta las esposas blancas tienen de
pronto hijos negros...
Átropos: No seas imbécil. Ahora resulta que los cornudos también presentarán su queja a Las parcas, ¿no?
Láquesis: Hay que arreglar el mundo.
Átropos: (A Láquesis.) Estoy harta de tus sueños de felicidad general. Unos sufren; otros gozan, pero luego
sufren. Así es y punto.
Láquesis: ¿Qué culpa tenía Lola?
Átropos: Mucha. Haber nacido.
Ángel: Déjenla encontrar lo que busca.
Átropos: (Al Ángel.) Ya lárgate, miserable cojo. ¡A buscar lástima a otro sitio!

Cloto que ha estado buscando un hilo, lo hace ahora con mayor desesperación.

Láquesis: Nada nos cuesta salvarla.


Átropos: Te escucho y sólo me incitas a cortar más y más hilos. ¡Ah, furia homicida!

Cloto, de pronto, encuentra el hilo y se arranca la mordaza.

Cloto: ¡El hilo!


Láquesis: Bendita seas... Trae acá.
Ángel: ¡Cuidado!
Átropos: No se lo des, Cloto.
Ángel: Que no se rompa.
Átropos: ¡Entrégamelo! Láquesis: ¡No lo hagas!
Ángel: ¡Cuidado!
Átropos: ¡Cloto, obedece! ¡Soy tu hermana mayor!
Láquesis: No, Cloto. Rebélate. Por una vez en tu vida...
Átropos: ¡El hilo!

Cloto, después de debatirse, entrega el hilo a Átropos.

Átropos: Eso es, queridita mía.


Cloto: Ay, ay, ay, el hilo...
Láquesis: (A Cloto.) ¡Idiota!
Átropos: Como premio no te pondré la mordaza...pero deja cerrado el pico, ¿de acuerdo? (Al Ángel.)
Supongamos que corté el hilo sin querer, esta mujer cayó y tú llegaste a salvarla... Me sorprende, ¿eh? Los
ángeles siempre son negligentes con los humanos... En todo caso, su vida pende de un hilito.
(Tocándolo minuciosamente.) ¿Qué me darías a cambio de no cortarlo?
Ángel: Lo que quieras.
Átropos: Un pobre diablo no tiene mucho que ofrecer.
Láquesis: (En secreto a Átropos.) Claro que tiene.
Ángel: Podría conseguirlo. ¿Qué quieres?
Átropos: ¿Tanto así te interesa?
Cloto: ¡Qué bello! ¡Está enamorado de ella!
Átropos: Te dije que cerraras el pico.
Láquesis (en secreto): Pídele a cambio que se acueste con nosotras.
Átropos: No seas banal.
Láquesis: Hace tanto que no probamos hombre.
Cloto: ¿Qué es eso, eh?
Átropos: Nada que te importe, niña.
Láquesis: (A Átropos.) Ándale. Un buen revolcón.
Átropos: Láquesis... Me inquietas.
Láquesis: Estoy que ardo.
Cloto: ¿De qué hablan, eh?
Átropos: (Al Ángel, cortando el tema.) ¿Por qué te interesa tanto salvarla?
Ángel: No sé...
Átropos: Dímelo. Me intriga.
Ángel: Hay algo en ella... Distinto...
Átropos: Habla. Tal vez podrías convencerme...
Ángel: Busca algo... Me entristece... Busca eso que los humanos llaman...felicidad.
Átropos: Permíteme carcajearme... Además de cursi, eres ingenuo... ¿Tú crees que la pueda encontrar?
Ángel: No sé... Pensar en eso me pone de un humor sombrío...
Átropos: (Pausa.) ¿Existe? Dime lo que realmente piensas.
Ángel: Esa palabra también la inventaron los dioses.
Láquesis: Ah, la felicidad...
Átropos: ¿Se podrá tocar?
Láquesis: Si un ángel me besara, sería la mujer más feliz del mundo...
Cloto: Yo también...
Átropos: (Al Ángel.) Tus ojos encierran una tristeza extraña. Eso nos acerca a los humanos. También
desconocemos la felicidad...
Ángel: Es una ciega esperanza.
Átropos: Una palabra más.
Cloto: ¡Yo soy muy feliz!... Bueno, a mí me hubiera gustado no ser una carpa...
Átropos: ¡Parca, idiota. Parca!
Láquesis: Si yo me refocilara con un ángel, sería feliz.
Átropos: (Al Ángel.) ¿Ves? Nadie se conforma con lo que tiene. No existe. Ángel: No sé... Lola espera,
desespera... Quiere largar a buscarla. Sueña con una isla, una playa, un tren... Tal vez la pueda encontrar. Eso
me atrae... Me intriga...
Átropos: Hagamos un trato. No voy a cortar el hilo.
Cloto: ¡Bravo!
Láquesis: ¡Por fin algo sensato!
Átropos: ¡¿Podrían guardar silencio?! (Al Ángel.) Te va a costar caro.
Ángel: ¿Qué quieres?
Láquesis: (En secreto.) Lo que te dije... Una buena cogida con cada una para empezar.
Átropos: Cá-lla-te. Esto va más allá de tus apetitos.
Láquesis: (En secreto.) No me cabe la menor duda... eres frígida, querida.
Átropos: ¡Perra puta, puta bastarda! ¡Estamos hablando de la felicidad!
Ángel: ¡Ya basta!
Cloto: Ay, me espantó...
Láquesis : Por fin un hombre te pone en tu lugar. Estoy segura de que podría con las tres.
Ángel: (A Átropos.) ¿Qué quieres?

Pausa.

Átropos: Tus alas. Cortar tus alas... Tu vida a cambio de la suya.


Láquesis: Oyeme, te pones en un plan...
Cloto: No aceptes...
Átropos: Esas son nuestras condiciones. ¿Oyeron? Nuestras condiciones.
Cloto: Ay,ay,ay,ay,ay,ay,ay, qué infelicidad.
Ángel: ¿Es todo?
Átropos: No, no es todo...
Ángel: ¿Qué más?
Átropos: La felicidad... Si la encuentras en tu viaje con Lola, yo quiero conocerla. Tus alas a cambio de la
felicidad. Si en algo aprecias tu vida más te vale que esa mujer la encuentre. Y cuando la tenga en sus manos,
me la traerás.
Ángel: De acuerdo.
Láquesis: No eres tan tonta, Átropos...
Cloto: A mí me gustaría no haber sido una carpa, una carpa tan fea como soy... Láquesis: Suena bien... La
felicidad... A mí me gustaría tener un vestido con un diseño de... Dioses... Es otra cosa... Algo insospechado...
Desconocido... Átropos: (Toma un reloj de arena y se lo muestra al Ángel.) Dispones de una hora.
Tendrán acceso a todas las esferas y reinos, a las regiones visibles e invisibles. Serás muchos, uno, ninguno y
cien mil. Quedan, a tu disposición, todos los vestuarios que hemos tejido, todos los destinos. Ojalá que tu amiga
la encuentre. (Voltea el reloj de arena.) Una hora, sólo una hora. Date prisa. (A las parcas.) Reparemos el hilo,
hermanas.

Transición de luz.
V La anunciación
Lola despierta de un largo sueño. La luz de la habitación blanca es intensa.
Ella parece flotar en la luz. El Ángel la contempla.

Ángel: Lola... Despierta...


Lola: Otra, otra...
Ángel: Despierta.

Lola se incorpora. Mira al Ángel con asombro. Lo ve, pero no lo oye.


Lola: ¿Dónde estoy?
Ángel: En la luz negra del alma.
Lola: ¿Qué?
Ángel: En tu cuerpo florece el cardumen de los sueños.
Lola: No te escucho. ¿Dónde estoy...?
Ángel: En el umbral.
Lola: ¿Estás mudo?
Ángel: No.
Lola: ¿Qué me quieres decir?
Ángel: El mensaje tras la boca de los muertos.
Lola: Habla más despacio. No escucho tu voz. (El Ángel se desespera.) Trataré de leer tus labios. Repítelo con
calma. ¿Qué me quieres decir?
Ángel: El mensaje de la luz, el habla de las sombras..

Lola observa alrededor tratando de comprender dónde está, qué sueño habita.

Lola: ¿Sueño?
Ángel: No... La vida sigue tras los párpados cerrados. Real, tangible...
Lola: Dios mío, ayúdame... Estoy perdida.
Ángel: Te traigo el mensaje, la llave que abre las puertas.
Lola: ¿Qué me está pasando?
Ángel: Las puertas son de aire. Atraviesa el umbral. Viaja.
Lola: Todo me da vueltas.
Ángel: Tu alma salió del cuerpo. Es un viaje circular... Viajas a otro país, un territorio extraño donde eres y no
eres. Soy y no soy. Tu casa es y no es tu casa.
No escuchas mi voz porque viene de otra parte. Es y no es.
Lola: ¡No te escucho!
Ángel: Viaja mientras tu cuerpo queda en el aire. Desafía la gravedad. El cuerpo encierra sueños.
Lola: ¿Dijiste sueño?
Ángel: Quiero salvarte...
Lola: ¿Salvarme?
Ángel: ¡Te llevaré a otros reinos!
Lola: ¡Habla más despacio!
Ángel: Tú encierras a otras Lolas. Alguna debe ser feliz.
Lola: ¡No te entiendo, carajo!
Ángel: ¡Escucha, con un demonio! La felicidad, Lola. Sígueme. Estoy contigo...
¡Escucha el mensaje!
Lola: ¡No entiendo!
El Ángel: (La estruja.) ¡Búscala, con un demonio!
Lola cae como si desfalleciera tras una pesadilla. El Ángel la sostiene y la coloca sobre una silla. Escribe en
un pedazo de papel. Lo hace bola y lo pone en la mano de Lola. Desaparece. Transición de luz. Lola despierta.
Voltea hacia donde estaba El Ángel. No hay nadie.

Lola: Fue un sueño... un sueño. (Descubre el papel hecho bola en su mano. Lo extiende con desesperación. Lo
lee ansiosa.) Roma 45, primer piso... ¿Ángel? (Lo vuelve a leer incrédula.) ¿Fue un sueño...? Lo hice de nuevo.
Hace años que no duermo en la tierra. Soy de aire. Fragilidad. La nariz, los ojos, la dentadura. Todo se
desvanecerá un día. Tenía una meta: la soga, la estufa de gas, el balazo en la oscuridad de la noche. ¿Y ahora?
Ciudad irreal. Devórame. (Toma la maleta que la acompañará en todo su viaje. Se dispone a salir.) ¿Fue un
sueño? Roma 45... La felicidad.

Oscuro.

Segundo acto

I Lola plástica o el infierno

Un Spa ultramoderno. Los instrumentos de belleza y acondicionamiento físico semejan aparatos de tortura.
Música techno. El Ángel, con un traje de instructor de aerobics y lentes oscuros, conduce la rutina. Las Lolas
plásticas cuidan sus carnes: Plástica 1 acompaña al Ángel en la motivación. Plástica 2 agita sus turgentes
lonjas en una banda vibradora; Plástica 3, una señora restirada a más no poder, luce un generoso equipo de
implantes y, más que ejercitar su cuerpo al ritmo de los aerobics, admira su rostro en un espejo. Entre las
Plásticas se encuentran tres impostoras: Láquesis, con traje de leopardo, trata de seguir la rutina. Apenas
puede sostener un par de mancuernas. Átropos, con sus típicos lentes oscuros, se mueve con una rigidez
olímpica. Hay otra mujer (Cloto), dentro de una especie de horno de estufa a manera de sauna.

Ángel: ¿Quiere ser cuidada y amada? ¿Quiere usted ser bien acogida?
Plástica 1: Todo tiene un precio, querida. Ser feliz no es cosa de nada. Todos: Busque ser sensual, perfecta, no
se acepte, no se quiera, mueva, sí, mueva la cadera, trabaje sí, su carne selecta.
Ángel: ¿Sos chaparra, más que enana?
Todos: Usa zancos, altos tacones.
Ángel: ¿Eres gorda, prieta adorada?
Todos: Ven a blanquear tus almidones.
Todos: Si no le duele, no le sirve, si no le sirve, no le duele. Noventa, sesenta, noventa, noventa, sesenta,
noventa... Ángel: Ten de avispa la cinturita, sal bien tersa y afeitadita.
Todas: Y el varón dirá a su mujercita: es de playboy mi conejita.

La rutina llega a su climax.

Plastica 1: ¡Uhhh! It´s so wonderful to be here! Yeah!


Ángel: ¡¿Qué quieren ser?!
Todas: ¡Bellas!
Ángel: No escuché. ¡¿Qué quieren?!
Todas: ¡Ser bellas!
Ángel: ¡¿Bellas y qué?!
Todas: ¡Felices!
Ángel: ¡¿Cómo?!
Todas: ¡Felices!
Ángel: ¡Muy bien, Lolas! ¡Okey, honies...! ¡Okey ! (Termina la música. Tratan de hacer un alto en su rutina,
pero su entusiasmo natural lo impide.)
¡Relax... ¡You´re lookin’ so fuckin’ good...! ¡So fuckin’ good, Lolas...!

Lola 2 agita las lonjas como si continuara en la banda vibradora.

Plástica 2: ¡Todo se me mueve! ¡Como que no me sosiego, fíjate!


Láquesis: Te están quitando lo cer-di-ta, mi rei-na.
Ángel: ¡Stop, nenas!That´s enough....

Diálogos superpuestos.

Plástica 2: ¡Lo que hace una para gustarle a los culeros, fíjate!
Plástica 1: ¡Oh, my god! Pero qué bien te ves.
Láquesis: La felicidad tiene un alto precio, mi reina. Altísimo...
Plástica 3: ¡Así me costó, querida!
Ángel: ¡Stop, now ! Just relax...
Plástica 1: Te restiraron todo, my love.
Plástica 2: ¡Uf! ¡Y mi marido que ya me quiere quitar la tarjeta, fíjate!
Plástica 3: ¡Hasta el fundillo, corazón!
Ángel: ¡Dije que ya, chingao! Si no entienden, métanse a clases de inglés... También hay que cultivar el
espíritu, gordas... ¡Ah, qué marranas estas! ¿Okey, honies...? Just relax... Just relax, now.

Entra Lola Sola con su maleta en mano. Observa extrañada. Átropos se acerca a Láquesis.

Átropos: (Señalando a Lola.) Ahí está. Mucha atención, Láquesis.


Vigila. Desconfío del ángel. Es capaz de escamotearnos la felicidad.
Láquesis: Mientras sigamos su pista no habrá manera de que nos engañe.
Átropos: Disimula.
Láquesis: Voy a platicar con alguna de estas gallinas.

El Ángel sale. Las plásticas vuelven a formar corrillos. Cacarean. Ocupadas en su festín, ni siquiera se
percatan de la presencia de Lola Sola

Plástica 2: Fíjate, no me había dado cuenta... Tu cutis... Pero qué bonito te quedó. (Riendo.) ¿Te acuerdas de las
verrugas que tenías?
Plástica 3: Ay, cállate, corazón, ni me digas.
Láquesis: ¿Y de plano nada?
Plástica 1: Na-da de na-da. No se le paraguas. Ni siquiera porque me operé la nariz
Plástica 2: Estás guapísima, fíjate.
Plástica 3: ¿Tú crees?
Plástica 2: (Riendo.) Pero claro...Bien lo decía my mother. “¿Los hombres?
Como los teléfonos, hija. O no sirven o están ocupados”.
Átropos: (Llamando a Láquesis.) Ven acá, niña.
Plástica 1: Te habla tu tía.
Láquesis: (A Átropos.) Espérame.
Átropos: ¡Ven acá!
Plástica 1: Vaya genio el de tu tía.
Láquesis: (En secreto.) Es frígida y amargada.
Átropos: ¡Ven!

Plástica 1 se aleja.

Átropos: (Fuera de papel.) Por Júpiter Tonante, te dije que mantuvieras los ojos muy abiertos.
Láquesis: Ay, Átropos, me estaban contando un chisme buenísimo.
Átropos: Esto es peor que el Hades... ¿Dónde está Cloto, la de mirada torpe y lengua atrofiada?
Láquesis: En el sauna.
Átropos: ¡Dioses! ¡Qué impudente vejez!

Se comen vivas.

Plástica 3: Ay, no me quiero reír. Me hice la cirugía para ser felíz, pero no me puedo reír.
Plástica 1: I can´t believe it.
Plástica 2: ¿De veras...? ¿En el coche?
Plástica 3: Mientras mi marido hacía el super. No me puedo reír. Me lo prohibió el doctor.
Plástica 2: ¿Te lo cogiste ahí?
Plástica 1: ¿Really? ¿A tu edad?
Plástica 3: ¿Pues cuántos años crees que tengo, idiota?
Plástica 1: Es un milagro que a tu edad...
Plástica 3: Estoy mejor que tú, pendejeta ésta...
Plástica 1: Okey, Abuela, okey.
Plástica 3: Puta.
Plástica 2: Venerable puta...
Plástica 3: (A Plástica 2.) Tú no te metas. Por algo te mandaron a hacer cintura... Tocineta, bolsa de agua,
fabada cuajada...
Plástica 2: ¡Vete al museo de cera, pinche araña!
Plástica 1: ¡Fuck off!

Reaparece El Ángel, como instructor, y pide atención. Las plásticas se aplacan.


Empiezan a notar la presencia de Lola Sola. Murmuran.

Ángel: ¡Quietas, perras, quietas....! ¡Llegó la hora! ¡Abramos la estufa y festejemos a nuestra amiga!

El Ángel abre el horno. Sale Cloto. Voces simultáneas.

¡Bravo!
- Corazón, estás feísima.
Este ambiente es pa-drí-si-mo.
- It´s wonderful to be here!
Por Júpiter, debe estar como un fiambre asado.
- Bás-cula, bás-cula...
- Te lo dije: es como tener una family.
- ¡A la báscula!

Plástica 1e acerca una báscula. Cloto, tambaleándose, se sube en ella.

Ángel: (Leyendo el peso.) ¡Un kilo menos! ¡Lo logró! ¡Un aplauso!
Cloto: Ay,ayayayayayayay....

Todas la festejan. Lola Sola se anima a hablar.

Lola: Disculpen que interrumpa.

Silencio. Sonríen con hipocresía.

Ángel: ¿Para qué soy bueno, nena?


Lola: No hay número en la entrada. ¿Aquí es Roma 45?
Ángel: Sí.
Lola: Busco a un señor de nombre Ángel.
Ángel: ¿En qué te puedo servir?
Lola: ¿Ángel? (Pausa. Extrañada.) ¿Usted es Ángel?
Ángel: Lo que queda de él.
Lola: Creo que me equivoqué.
Ángel: No temas. Soy yo. Tal vez aquí encuentres lo que buscas.
Lola: ¿Eres tú...?
Ángel: Ten fe. Prueba. Déjate llevar... (Pausa.) Tienes claro lo que buscas, ¿no?
Lola: Bueno, yo...
Ángel: ¿Qué buscas? Estamos en confianza. Dímelo.
Lola: Vine porque... Tal vez aquí pueda encontrar...
Ángel: (A todas.) La felicidad... ¡Exactamente! ¡Ayudemos a Lola, chicas!
Plástica 1: Come on, babies, primero el diagnóstico.
Lola: Oigan, esperen, yo...

Música rave. Las plásticas desvisten a Lola hasta dejarla en ropa interior.

Lola: Oigan, no... Yo pensé que se trataba de... No creo que...


Plástica 1: Relájate, my love. Relax...
Cloto: ¡Qué felicidad!
Átropos: Cá-lla-te. Observa.
Empiezan el diagnóstico.

Plástica 1: ¿Estatura?
Plástica 2: Uno sesenta y ocho.
Plástica 1: Hay que estirarla. ¿Ojos?
Plástica 2: Cafés.
Plástica 3: ¡Qué horror!
Plástica 1: ¿Cabello?
Plástica 3: Con orzuela.
Plástica 1: ¿Nalgas?
Plástica 3: Caídas.
Plástica 1: ¿Senos?
Plástica 2: Dos tres.
Plástica 1: ¿Edad? ¡Responde!
Lola: Treinta...
Plática 3: A tu edad yo era un cuero, mi reina.
Plástica 1: ¿Dentadura?
Plástica 2: Pésimo aliento, fíjate.
Plástica 1: ¿Piernas?
Plástica 2: Ay, Dios... ¡deplorables!
Plástica 1: ¿Diagnóstico?
Plástica 2: De-vas-ta-da.
Plástica 1: ¡Tratamiento general!
Ángel: ¡A darle!
Cloto: ¡Qué júbilo!
Láquesis: (A Átropos.) ¡Me fascinaría estar en su lugar!
Plástica 1: ¡Implantes! ¡Bicarbonato! ¡El vestido! ¡Come on!

Empieza la rutina de perfeccionamiento físico. La tortura culmina en una plancha de quirófano. “La operan”.
Por último, le pondrán un vestido de gala, zapatos de tacón alto, peluca, estola y un cigarrillo con boquilla de
oro en los labios. Al terminar la música, contemplan a Lola “plástica”.

Ángel: ¿Cómo te sientes?

Plástica 1 enciende el cigarrillo de Lola Sola

Ángel: Lola, responde. ¿Cómo te sientes? ¿Eres feliz?

Lola le da una larga fumada al cigarrillo. Acto seguido, se desploma. Oscuro.

II Lola Sola sueña

El Ángel vela el sueño de Lola.


Ángel: Pregunté por la escalera al cielo, el reino de los dioses donde no habita el tiempo.

Lola despierta. El Ángel no es visible a sus ojos. Lo oye, pero no lo ve.

Ángel: Lola. Soy yo.


Lola: ¿Dónde estás?
Ángel: Cerca.
Lola: ¿Dónde?
Ángel: Siempre he estado cerca.
Lola: No te veo. ¿Tú me ves?
Ángel: Sí.
Lola: Siento como si hubiera despertado de una pesadilla. No encontré nada...
Ángel: ¿De veras?
Lola: Me hicieron mierda.
Ángel: No sé por qué, pero... creo que yo... me divertí un poco.
Lola: ¿En serio?
Ángel: Sí.
Lola: Qué extraño...
Ángel: ¿Por qué?
Lola: Al menos me conforta oír tu voz...
Ángel: ¿Cómo te sientes?
Lola: Mal. Sola.
Ángel: Te ves muy bonita.
Lola: ¿Si?
Ángel: Ya avanzamos en algo.
Lola: Es una apariencia.
Ángel: Por lo menos.
Lola: Nada me contenta. El aire que respiro está enrarecido.
Ángel: Muévete, Lola. No tenemos tiempo. Hay que encontrar lo que buscas.
Lola: ¿Dónde?
Ángel: Berlín 47.
Lola: ¿Tiene sentido?
Ángel: No hay tiempo que perder. Tus ojos están fijos. Mis alas rozan una ventana... Cuerpos suspendidos en
el aire, en el tiempo, en esa extraña materia que respiramos... Muévete, Lola. Berlín 47... No lo olvides. Estaré
ahí.
Berlín 47.
Lola: Sí.

El Ángel desaparece. Lola sale por el lado opuesto.

III Lola enamorada o el purgatorio

Las parcas entran a bordo de un vehículo extraño, una maquinaria patafísica.


Cruzan el escenario en plena persecución.
Láquesis: ¿No te parece excesivo, Átropos?
Átropos: Por Júpiter, claro que no...
Cloto: ¿Alguna de ustedes podría...?
Átropos: ¡Habla en voz baja, idiota!
Láquesis: Ya es demasiado. Estos trajes son horribles. Qué pensaría Hugo Boss si me viera. Me siento ridícula.
Cloto: ¿Alguna de ustedes...?
Átropos: Tenemos que seguirlo de cerca. ¡Por Júpiter que es capaz de robarnos la felicidad!
Cloto: ¿Alguna de ustedes...?
Átropos: Los ángeles son peores que el demonio, óyeme bien. Parecía un payaso con su disfraz.
Láquesis: ¿Y nosotras qué?
Átropos: Nosotras nada. Tenemos dignidad. Recuerda... ¡Somos las hijas de la noche!
Láquesis: Ay, querida... genio y figura...
Cloto: Oye, Láquesis...
Átropos: ¡Cállate, Cloto!
Láquesis: Cuidado, aquí vienen...
Cloto: ¿Alguna de ustedes...?
Láquesis: Shshsh.

Las parcas salen. Aparece El Ángel bajo el disfraz de un locutor. Enciende un radio: suena una estrofa de
“Somos novios”, de Armando Manzanero, en la voz de Las parcas. Queda, bajo una luz cenital, frente a un
micrófono de pie.

Ángel (al micrófono): A ti que te palpita el corazón. A ti que todavía sientes en tu piel vibrar la emoción del
primer beso. A ti, sensitiva que floreces para morir de amor... A ti, mujer eterna... Donde quiera que te
encuentres, mujer, mujer que ama demasiado, sintoniza tu radio con H-69, el más querido...

Suena la rúbrica del programa después de cada “H-69”. Se ilumina el estudio: sentadas en un pequeño estrado
están Lola Sola, Lola Mearrastro, Lola Asústame y Lola Mento rodeando a un maniquí con un vestido de
novia. “Las enamoradas” forman un cuadro cursi. Lola desentona. En otra zona, están Las parcas bajo el
disfraz del trío Las arpas que -intempestivamente- lanza, en vivo y en directo, una estrofa de “Somos novios”:

Las Parcas: “Somos novios mantenemos un cariño limpio y puro para ver de qué color son los cerezos... sin
hacer más comentarios... somos novios”.

Cloto se luce en la guitarra. El Ángel corta la música.

Ángel: Hoy tengo en el estudio a cuatro damitas que traen su dolor a flor de piel, que acumulan salitre en sus
párpados de tanto llanto, sufrimiento y espera... cuatro damitas que quieren compartir contigo su desesperación
de mujer.
Y como todos los días, la ganadora recibirá el paquete “luna de miel” que ofrece... “La eterna enamorada”, su
programa predilecto de H- 69, el más querido.

El Ángel indica la entrada de un comercial.


Las Parcas: “Éxito en amores... con lápiz labial tres flores”.
El Ángel: ¡Sufre y gana, sufre y cásate, sufre y encuentra la felicidad!

Entra el canto de Las Parcas.


Las Parcas: “La felicidad ja, ja, ja, ja que me dio tu amor jo, jo, jo, jo; hoy vuelvo a cantar ja, ja, ja,
ja gracias al amor jo, jo, jo, jo...”
Ángel: Esta noche, el paquete “luna de miel” contiene: un vestido de novia, una misa pagada, un banquete de
boda, un fin de semana en Acapulco y, lo más importante de todo, el mejor prospecto de la casa “Punto de
encuentro” ... Sí, oyó usted bien, la cita con el varón del mes en un prestigiado restaurante de la ciudad, el
encuentro mágico con un hombre dispuesto a contraer boda a la voz de ¡ya! Sintonizas con H-69, el más
querido... (Indica el comercial.)
Las Parcas: “Que a sus guisos y ensaladas da un sabor de mmmm...! maravilla!” El Ángel: ¡Sufre y gana! ¡Sufre
y cásate! ¡Sufre y encuentra la felicidad! Queda con ustedes nuestra primera concursante... Lola Mearrastro. (A
la concursante.) Y bien, ¿usted qué?

Se acerca Lola Mearrastro con extrema timidez al micrófono.

Lola Mearrastro: ¿Yo? ¿Yo qué? La mera verdá, yo me arrastro... Mi Jaime era borrachito, pero lindo como
pocos... Casi a diario llegaba en la madrugada apestando a trago y un poquito, también, por qué no
decirlo... a eso que huele cuando una se pone... cuando una está en la cosa... O sea que me engañaba con
cualquiera... Yo lo sabía, pero la mera verdá mi Jaime era bien lindo... A veces, cómo se dice, me Madreaba,
pero pus yo le daba sus motivos... ¡Ay, ese hombre! Nunca traía dinero a casa entre semana, pero eso sí... qué
pachangones los domingos, qué espléndido mi Jaimito comprándoles helados a los chiquillos en Chapultepec...
¡Ay, esos domingos! Me acuerdo y de veras que fui feliz con mi Jaime... (Empieza a sollozar.) Pero todo
cambio un día, como todo en este valle de lágrimas... Pienso en esa tarde y las palabras se me atragantan en el
buche y se me atascan lágrimas en los ojos... Todo cambió el día en que a mi marido se lo raptó un hombre... Sí,
señor, como usted lo oye, se lo llevó por la fuerza, a punta de pistola, amarrado, encostalado, como novia de
pueblo... Pobrecito de mi Jaime.
Átropos: Qué degradación. Para raptos, el de Helena.

Láquesis: Silencio, Átropos.


Lola Mearrastro: (En pleno llanto.) Y si en algún lugar de la República te encuentras, Jaimito, piensa que yo
sigo esperando, que cuando te puedas escapar de las garras de ese pinche puto, aquí tendrás a tu mujer de
siempre, la que te quiere, la única, la que te espera... Así que si ustedes me preguntan ¿y yo qué? Pues yo, la
mera verdá, yo me arrastro, yo no quiero puntos de encuentro, yo no quiero casarme de nuevo, no me interesa
ningún hombre... ¡Para hombres uno: mi Jaime...! ¡Ay, qué desdichada soy!
Ángel: Qué dolor, qué dolor el suyo, señora...Usted ha recibido verdaderos ramalazos de la vida, pero tengo que
descalificarla......
Lola Mearrastro: ¡Cómo te fue a raptar ese pinche puto infeliz..
Ángel: Este espacio es para solteras que buscan un punto de encuentro... Lola Mearrastro: A mí me van y me
vienen los puntos de encuentro. Haga lo que quiera. Yo sólo vine a la radio para mandarle un mensaje a mi
Jaimito... Como decía mi mami, primero muerta que sola. Yo te espero... Yo...
¿Yo? ¿Yo qué? Yo me arrastro.

Una señal del Ángel y el Trío ataca. Me Arrastro regresa con “Las enamoradas”.

Las Parcas: “¿Quién te hará tus totopitos con sus frijolitos como yo te hacía?
A ver, a ver, a ver, a ver, a ver, averaveraveraver...”

Fuera música. Lola Sola observa con un semblante sombrío.

Ángel: Gracias. Muchas gracias por su participación. Ahora queda con ustedes nuestra siguiente concursante...
Lola Mento. ¿Y usted qué?

Lola Mento se acerca al micrófono. Es una solterona que parece pieza de museo: traje y modales de principios
de siglo. Trae una botellita con licor.

Lola Mento: ¿Yo? Yo necesito una copita para relajarme. (Bebe.) Ay, Dios... Si Alberto me viera haciendo estas
caras, se defraudaría. Tanto esmero que puso para enseñarme a tomar y nunca aprendí... Cómo lo lamento.

El Ángel: ¿Y usted qué?


Lola Mento: ¿Yo? ¿Yo qué? Yo lo lamento. No saben cuánto, queridos radioescuchas. Salud. (Suspira.) Ay,
Alberto.¿Me oyes? (Bebe.) Nomás no te olvido. (Saca una carta; la lee.) "Jamás te vi tan bella y graciosa a la
par. Daría la vida por estrecharte en mis brazos. Tengo la cabeza trastornada. ¡Ah si me amases la mitad de lo
que yo te amo! Alberto Zacarías.” Ay, Alberto... ¿Por qué nunca llegaste a la iglesia, Alberto? ¿Por qué? ¿Por
qué, mi vida? Me hiciste pedazos. Y me dejaste como... (Se entona.)

"Macetita embalsamada, con orillas de laurel qué bonitos son los hombres cuando empiezan a querer”.
Átropos: ¡Ya calle a esa borracha, señor locutor! ¡Para música, el trío Las arpas! Ángel: (A Lola Mento.) Lo
lamento, señora, tengo que descalificarla. Vuelva a su sitio.
Lola Mento: No, no, yo soy quien lo lamenta.
Átropos: ¡Movida, execrable adoradora de Baco!

Lola Mento regresa a su sitio.

El Ángel: Lamentos, lamentos y más lamentos. Sí, señoras, éste es el único programa donde usted confiesa su
sufrimiento y gana. Este es el auténtico Gólgota de la felicidad... Y queda con ustedes...Lola Asústame. ¿Y
usted qué?

Se acerca Lola Asústame, una mujer fea, gorda. Toma el micrófono con decisión.

Lola Asústame: ¿Yo? ¿Yo qué? Yo soy fea, muy fea... Y tengo, por desgracia, la mala suerte de la
bonita...Cuando nací mi mamá gritó: “Ay, hija, ya´stuvo que te quedaste p´ ajuarear santos”. Y sí...digo, para
hablar claro ni las moscas se me acercan y hasta los perros me ladran...

A punto de irse, El Ángel la detiene.

El Ángel: ¿Y usted qué?


Lola Asústame: ¿Yo qué? Yo soy fea. Y sí, todos me han dicho que la belleza exterior no importa, que hay que
cultivar el espíritu, el íntimo jardín... ¡Cuánta Madre se dice para consolar a una fea! Pero la verdad es
que a la hora de la hora hasta mi sombra se espanta... Con tanta exótica suelta ¿qué le queda a una fea?
Digo, la verdad, ¿quién se va a fijar en mí...?
Ángel: Qué dolor el suyo... Qué dolor... (La detiene.) Pero díganos, ¿usted qué?
Lola Asústame: ¿Yo? Yo soy fea y gorda y no tengo éxito...
Ángel: ¿Y los hombres qué?
Lola Asústame: ¿Hombres? Ay, los hombres...

Asústame se convulsiona en un arrebato de ira.

Cloto: ¿Alguna de ustedes...?


Ángel: Qué dolor, señora... Qué dolor...
Láquesis: Es más fea que el cíclope.
Átropos: ¡Vigilen!
Lola Asústame (Recuperada.): Una vez me ligué a un Testigo de Jeovah. Estaba cojo y chaparro el pobrecito.
Tenía la nariz chueca, cacariza. Además miraba bizco. ¡Vaya si estaba feo el desgraciado! ¡Más feo que pegarle
a Dios! Pobrecito... Así que pensé en aquello de una rota para un descosido. De plano, para convencer al
Testigo, me puse un velo en la cara. Le dije que era árabe y quería cambiar de religión. Y pues ahí tienen al
condenado leyéndome la Biblia todos los domingos... Que si Enoc que si Din, Ruth, la escala de Jacob y no sé
cuánta historia... Y sí... la carne, digo, la carne es la carne...El Testigo cayó... Pero cuando estábamos en la
plena agitación... Digo, el condenado bizco estaba tan entrado que agarra y me arranca el velo... y por más que
tenía los ojos chuecos, al ver mi cara pegó semejante grito que me dejó helada... Sí, como lo oyen, el feo se
espantó de la fea.
Cloto (descubriéndola por primera vez.): Ahí está, Lolita.
Átropos: Cállate, animal
Lola Asústame: Si me hubiera dicho que nomás no se lo esperaba, lo hubiera perdonado... Pero no, quiso que
me pusiera el velo en la jeta para seguir la agitación... Ya de perdis la almohada, me dijo en broma. Así que lo
mandé a chingar a su Madre... Y con perdón de ustedes, ahora soy así...rencorosa, cabrona... A mí nadie me
merece. Ese es mi lema.
Ángel: Sintoniza H-69, el más querido.

El Ángel indica la entrada del comercial y ahora trata de que la concursante regrese a su sitio.

Las Parcas: “Piquetitos de insectitos, espinillas y barritos. Le conviene el tubo grande de esta buena medicina...”
Lola Asústame: Yo no quiero puntos de encuentro. ¡Descalifíquenme! (Al Ángel.) Yo sólo vine para
mandarte a chingar a tu Madre. Digo, es injusto. Un hombre feo no es un feo, es un hombre interesante, varonil,
viril y hasta atractivo... Pero una mujer fea es una fea... Y sí, yo soy fea, pero chinguen a su Madre.
Ángel: ¡Y sigue vacante el premio! ¡Sufre y gana! ¡Música, maestras del trío Las arpas!

Lola Asústame regresa al cuadro de “las enamoradas” .

Las parcas (Tango.): “Procurando que el mundo no la vea ahí va la pobre fea
camino del taller; y a su paso, escucha una torpeza e inclina la cabeza,
transida de dolor...”
El Ángel corta la música. Lola Sola observa asombrada.

Ángel: Nadie es perfecto, queridos radioescuchas. Vaya sustos que uno tiene que aguantar. Y queda con
nosotros... Lola Sola... ¿Y usted qué?
Lola Sola: Yo, ¿yo qué? Yo no sé qué decir...
El Ángel: ¿Y usted qué?
Lola Sola: ...Yo vivía con un hombre. Nos amábamos. Mucho... Y tal vez por eso... no sé... nos hicimos daño.
Por una palabra, por el silencio, por tocarnos, por un gesto, una mirada, un recuerdo, por un perro muerto, por
todo crecía la distancia... Y de pronto el otro desaparece. Se pierde, desaparece, pero está ahí... Respira...
Tiempo después, sentí unas manos que la asfixiaban... Eran sus manos. Por fin volvía a encontrarlo. (Pausa.) A
veces pienso que deberíamos encontrarnos en otra parte, en el aire, tú y yo... Debería, siempre debería. El
tiempo pasa. (Pausa.) Renté un departamento. El décimo piso; cerca del cielo. Pero, en realidad, me sentía sin
espacio, sin aire, sin nada... Una madrugada sucedió algo muy extraño... Un tren se detuvo frente al balcón.
Estruendo enorme. Vapores a presión. El silbato de salida. Y corrí, corrí al descubrir lo que siempre había
anhelado... Irme, viajar, empezar de nuevo... Me parecía un milagro. El tren estaba ahí... Suspendido en el aire.
Tomé la maleta, me acerqué al balcón, calculé la distancia entre el balcón y el estribo y lo hice... Di el paso...
Me fui.
Ángel: ¡Extraordinario! ¡Sublime! ¡Por fin una ganadora! ¡Lola Sola se lleva el paquete “luna de miel” de
“Punto de encuentro”!
Lola Sola: Gracias, pero no quiero ningún premio. Me voy.
Ángel: Tú te quedas.
Lola Sola: No, yo sólo quería hablar. En serio.
El Ángel: ¡Se nos casa Lola Sola...!

Las parcas festejan. Las otras mujeres desvisten a Lola Sola. Se resiste. Traen el vestido de novia. La obligan a
ponérselo.

Lola Sola: No quiero. Déjenme... Me hacen daño.


Lola Mearrastro: Tantas desearíamos estar en tu lugar.
Lola Asústame: Hasta bonita eres. Ojalá te pudras.
Lola Sola: Suéltenme. No quiero. Me lastiman.
Cloto: ¡Qué felicidad!
Láquesis: Siempre lo dije: para ser feliz... el matrimonio.
Ángel: Y una vez más, queridos radioescuchas, me despido de ustedes con el amor de siempre. La próxima
semana nuestra feliz ganadora nos contará de su cita con el varón del mes que le ofrece... ¡La eterna enamorada!
Recuerde: encienda su pasión con H-69, el más querido. ¡Sufre y gana! ¡Sufre y cásate!
¡Sufre y encuentra la felicidad!

Cuando todo ha finalizado, Lola Sola grita y se desploma. Todos salen con excepción de Las parcas.

Átropos: ¡Maldita sea! La felicidad no aparece por ninguna parte...


Láquesis: Tranquila, Átropos. Algo encontrará el ángel. Es un tramposo divine.
Cloto: ¿Qué le pasó a Lolita?
Átropos: Por Júpiter, qué rápido aprende las mañas de los humanos. ¡Ay, padre mío, qué raza de áspides
creaste!
Cloto: ¿De qué hablan, eh?
Átropos: Del Ángel, bestia.
Cloto: ¿Por qué no ayudamos a Lolita?
Átropos: ¡Volvamos al Olimpo! Necesito repensar nuestra acción.
Láquesis: Preguntemos al oráculo.
Átropos: Vamos a ver de qué lado masca la iguana.
Cloto: ¿Y Lolita?
Láquesis: Muévete, Cloto.

Las parcas salen a bordo de su maquinaria patafísica. El Ángel reaparece. Se acerca a Lola Sola.

Ángel: Sigue adelante. Busca. Praga 9. No dejes de buscar ahí.


Lola Sola: (Alcanza a murmurar en el piso.) “Todo Ángel es aterrador”.
El Ángel: Praga 9. Tal vez encuentres algo.
Lola Sola: ¿En casa de mamá?
El Ángel: Al final del camino siempre hay algo.
Lola Sola: Un ángel o un demonio.
El Ángel: Praga 9.
Lola: (Antes de quedar inconsciente.) Ángel de mi guarda, protégeme.
El Ángel: Ya no sé si te protejo... Praga nueve.

Oscuro súbito.

IV Lola en casa o el limbo

Una galería de espejos. Lola Bisabuela, Lola Abuela y Lola Madre tejen ropa de bebé. Caminan con un solo
vestido de novia -un gran miriñaque y tres torsos.
Arrullan con su canto el sueño de Lola Sola hasta que ella despierta.
Lola Madre: Hola, hija. Qué gusto verte de nuevo.
Lola Sola: (Asombrada.) ¿Mamá?
Lola Abuela: Y la mamá de tu mamá y la mamá de la mamá de tu mamá...
Lola Bisabuela: Todas reunidas.
Lola Abuela: Tres Lolas.
Lola Madre: Juntas.
Lola Abuela: Una para todas y todas para una.
Lola Sola: (Pausa.) ¿Sueño?
Lola Bisabuela: Ay, mijita, qué preguntas. El tiempo es un sueño. Figúrate que siento que apenas ayer me casé.

Ríen.
Lola Madre: Pero qué bien te ves en tu traje.
Lola Bisabuela: ¡Claro! Mira qué bonito traje.
Lola Abuela: Igualito al de nosotras.
Lola Bisabuela: Ay, Dios, como si no pasara el tiempo...
Lola Madre: Así que tú también te nos casaste...
Lola Sola: Sí.
Lola Madre: ¿Y?
Lola Abuela: ¿Cómo te ha ido?
Lola Bisabuela: ¿Ya encargaste, pilluela?
Lola Abuela: ¿Qué pasa, mijita?
Lola Madre: ¿Qué tienes?
Lola Sola: Me divorcié.
Lola Abuela: ¡¿Qué?!
Lola Bisabuela: ¿Qué es eso?
Lola Madre: ¿Por qué, Lola?
Lola Sola: Por que sí.
Lola Bisabuela: ¿Divorcio?
Lola Abuela: (A la Bisabuela.) Abandonar al marido, mamá.
Lola Madre: (A la Abuela.) No, una separación pactada, mamá.
Lola Sola: (A la Madre.) Es una bendición, mamá.
Lola Abuela: ¡¿Pero cómo te atreves?!
Lola Madre: (A Lola Sola.) Siempre has sido una rebelde.
Lola Abuela: (A Lola Madre.) Siempre has querido hacerme daño.
Lola Bisabuela: (A Lola Abuela.) Siempre haces lo contrario de lo que te digo.
Lola Sola: Siempre...
Lola Bisabuela: ¿De veras dejaste a tu marido?
Lola Sola: No lo dejé. Se terminó.
Lola Bisabuela: ¿Y quién le va a planchar y a lavar?
Lola Abuela: ¡¿Quién le hará de comer?!
Lola Bisabuela: Pobre hombre.
Lola Madre: ¡Qué no dirán de ti! ¡Y de mí! Me zumban los oídos...
Lola Sola: Que digan lo que quieran, mamá.
Lola Bisabuela: Eso en mis tiempos no se veía.
Lola Abuela: Tampoco en los míos.
Lola Bisabuela: Ese tal Juárez corrompió tantas cosas...
Lola Abuela: Trajo esa palabra tan ajena a nuestras costumbres...
Lola Bisabuela: En tiempos de don Porfirio era impensable un divorcio. Ni me acordaba que existía esa palabra.
Lola Abuela: Todo tiempo pasado fue mejor, mamá.
Lola Sola: Sería mejor que no pasara el tiempo. Acabé odiándolo.
Lola Madre: Algo le habrás hecho.
Lola Sola: No más de lo que él me hizo.
Lola Bisabuela: Hablas como una hereje...
Lola Abuela: Como una sinvergüenza...
Lola Madre: No, como una puta.
Lola Bisabuela: Las mujeres valen menos que los hombres. Resígnate. (A Lola Abuela.) Tú tienes la culpa. Te
lo dije.
Lola Abuela: (A Lola Madre.) Te lo dije. (Señalando a Lola Sola.) Le faltan principios.
Lola Madre: (A Lola Sola.) ¿Ves? Te lo dije. Siempre te lo dije.
Lola Sola: Era muy infeliz.
Lola Madre: Pues hay que aguantar.
Lola Bisabuela: Sí, hijita, hay que aguantar.
Lola Madre: Ruégale que regrese contigo, que te controle.
Lola Abuela: Es lo más conveniente.
Lola Sola: Ya no lo amo. ¿Para qué?
Lola Bisabuela: (Riendo.) ¿Amar? ¿Quién habló de amar?
Lola Abuela: El matrimonio no es para amar...
Lola Bisabuela: Es para tener hijos.
Lola Abuela: Al paso de los años son tu única compañía. (Irónica.): Si son niñas. (A Lola Madre.) ¿O no,
hija?
Lola Madre: (A Lola Sola.) Tú me dejaste sola.
Lola Sola: Era necesario.
Lola Madre: Jamás te lo perdonaré. Yo nunca, nunca dejé a mi Madre.
Lola Abuela: Ni yo.
Lola Bisabuela: Ni yo.
Lola Madre: No sabes cuánto daño me hiciste. Y eso, Lola, eso se paga.
Lola Bisabuela: Se paga.
Lola Abuela: Estás pagando.

Lola Sola, para evadir el regaño, canturrea una letanía infantil. Aparece El Ángel en un plano alto.

Lola Sola: “Niña bonita, mujer solita, vieja arrugadita.” Resígnate. Lola Madre: No te burles.
Lola Bisabuela: Majadera. Ojalá te quedes sola y pagues por tu egoísmo.
Lola Abuela: ¿Eres de las que usan pastillas?
Lola Madre: Acepta condones, que es peor.
Lola Sola: “Niña bonita, mujer solita, vieja arrugadita”. Lola Abuela: ¡Y aborta!
Lola Bisabuela: ¡Válgame!
Lola Abuela: ¡Sólo te pareces a nosotras en el traje!
Lola Madre: A ver. ¿llegaste virgen al matrimonio?
Lola Abuela: Responde. ¿Por lo menos llegaste virgen?
Lola Sola: No.
Lola Bisabuela: ¡Qué humillación!
Lola Abuela: ¡Qué impudicia! (A Lola Madre.) Lamento decirlo, hija. Pero sí pariste a una puta.
Lola Madre: (A Lola Sola.) Despreciable.

Lola Sola se quita el traje novia. Se queda en fondo.

Lola Abuela: Sí, quítatelo. No lo mereces.


Lola Madre: Me arrepiento de haberte engendrado.
Lola Abuela: Desvergonzada.
Lola Sola: “Niña bonita, mujer solita, vieja arrugadita”. Lola Madre: Pero todo en esta vida se paga, ¿me oyes?
Lola Bisabuela: Se paga.
Lola Abuela: Estás pagando.
Lola Madre: Todo se paga...
Lola Sola: Ay, ya, ¿no...? ¿Cuánto quieren...? No, no soy digna de ustedes. No soy la que ustedes creían,
esperaban o soñaban. En serio, estoy perdida. Las veo y me confundo más. No sé a dónde ir. No quiero
hablar por hablar...Como ustedes. Palabras huecas. Como todo. Hueco. La repetición de las cosas y los destinos
y los gestos. El tiempo nos repite. Los mismos enigmas, la misma pregunta al sur, al norte, al este y oeste...
¿Ser feliz? ¿Buscar? ¿Para qué, Lola? Mejor sigue el ejemplo. No te muevas. Envejece como ellas...
Apoltrónate. Lo blanco es blanco y lo negro negro. Ahí está la felicidad...
Lola Bisabuela: Sí, criatura. Aquí está.
Lola Abuela: Vuelve al redil.
Lola Madre: Regresa. No sé si algún día podré perdonarte, pero regresa.
Lola Abuela: Adiós, mijita.
Lola Bisabuela: Regresa, regresa...

La familia desaparece a los ojos de Lola Sola.


Lola Sola: Regresa... ¿A dónde? Estoy lejos del círculo. Pregunto y empiezo a estar herida. Pregunto y empiezo
a caminar, caminar, caminar sin reposo.¿Persiguiendo qué? A uno mismo. Pero yo mismo estoy aquí,
conmigo. Perseguir una sombra. Perseguir y hablar, recordar esas palabras lastimeras que tanto lastiman...
Te amo, te necesito, acaríciame, ven conmigo, no me dejes, te amo, acércate, no te vayas, mar, cielo, lápiz,
basura... Sólo me queda caminar, caminar. Aquí no caben los gritos. Acaso una plegaria: “¿Qué será de
nosotros, Dios mío? A ti me abandono”.

La luz se concentra en El Ángel que tiene las alas extendidas en plenitud. Lola lo contempla.

Lola Sola: ¿Qué jerarquía de ángeles me escucharía si yo gritara?


Ángel: En el cielo reina un silencio infinito. Hace tiempo que nadie escucha nada.
Lola Sola: ¿Por qué no me sueltas ya?
Ángel: Algo encontrarás. Así sea un pedacito de felicidad. Hay que conformarse con eso.
Lola Sola: Mejor déjame caer.
Ángel: No.
Lola Sola: ¿Nunca has tenido ganas de morir?
Ángel: “Los ángeles pueden volar porque se toman a la ligera”...
Lola Sola: Tal vez... Qué raro... Te miro, te escucho, pero no te siento. Mis sentidos se confunden en
tu presencia...
Ángel: Volvamos a tierra. Sigue buscando. Cerrada de Nueva York 37. Hay que sacar lo que sea. Yo me voy a
fondo.
Lola Sola: Está bien... En algún sitio debe quedar un poquito de felicidad.
El Ángel: Y si no, hay que arrebatarla. Sin contemplaciones. Lola, te tienes a ti y a nadie más. En el cielo reina
un silencio infinito. Hace tiempo que nadie escucha nada.
Oscuro.

Tercer acto
I Lola busca en la tierra

Una oficina de lujo. Suena “La culebra” en un radio antiguo. Lola Ejecutiva vestida con elegancia masculina-
y Lola Secre bailan un minué totalmente ajeno al ritmo tropical de la canción. El Ángel observa. Lola Secre le
dice, al oído, algo a la Ejecutiva.

Lola Ejecutiva: ¿Y por qué no me lo habías dicho, ingrata?


Lola Secre: Era una sorpresa.
Lola Ejecutiva: ¡Excelente! ¡De veras, muy bien! ¿Dónde la encontraste?
Lola Secre: Estuve a punto de atropellarla.
Lola Ejecutiva: ¿En serio?
Lola Secre: Se atravesó la calle corriendo. Apenas pude frenar.
Lola Ejecutiva: ¿Y es bonita...? ¿Joven?
Lola Secre: Sí, senadora.
Lola Ejecutiva: ¿Con una vida difícil?
Lola Secre: Dice que intentó suicidarse.
Lola Ejecutiva: ¿Tanto así?
Lola Secre: Perfecta para lo que usted necesita... De veras...¡Perfecta! ¡Es todo un hallazgo!
Lola Ejecutiva: Que pase. Me muero por verla...

Lola Secre apaga el radio. Hace pasar a Lola Sola. Viene con su maleta de viaje.

Lola Ejecutiva: (A Lola Sola.) Siéntate.


Lola Sola: Gracias.
Lola Sola: Disculpe la facha pero...
Lola Ejecutiva: No te preocupes, hija.
Ángel: Eso. Relájate.
Lola Ejecutiva: ¿Sabes a qué has venido?
Lola Sola: Me ofrecieron trabajo. Quiero hacer algo útil, práctico, algo que me mantenga ocupada y que...
Lola Ejecutiva: Tranquila.
Lola Sola: ¿Puedo fumar?
Lola Ejecutiva: Adelante, amor. No te preocupes... Aquí encontrarás lo que buscas.
Lola Sola: Busco trabajar de sol a sol. Diez, doce horas... Algo útil, práctico.
Lola Ejecutiva: Calma...
Lola Sola: De veras, necesito ocuparme.
Lola Ejecutiva: Tendrás trabajo...
Lola Sola: Por favor...
Ángel: Pide un buen sueldo, Lola.
Lola Ejecutiva: Qué ojos tan dulces tienes...
Lola Sola: Diez horas...
Ángel (A Lola.): No seas idiota. Es mucho.
Lola Sola: Necesito ocuparme...
Lola Ejecutiva: Tranquila, amor. Tranquila... Caíste del cielo.
Ángel: Exactamente.
Lola Ejecutiva: Necesito a alguien como tú. Que tenga belleza y candor, que necesite dinero... Alguien
dispuesto.
Ángel (A Lola Ejecutiva.): De medio pelo, ¿no, puerca?
Lola Ejecutiva: ¿Cuál es tu más grande aspiración? (Pausa.) Dímelo.
Lola Sola: Siento pena de decirlo.
Lola Ejecutiva: ¿De veras? ¿Qué es?
Lola Sola: Ser feliz.
Ángel: Pendeja...
Lola Secre: Se lo dije. Es perfecta.
Ángel: Ya no hables de eso. Busca, busca en serio.
Lola Secre: Qué encanto, qué monada, qué lindura, qué bella... “Ser feliz...”. Lola Ejecutiva: El trabajo es tuyo,
amor. (A Lola Secre, sacando unos billetes de su cartera.) Ve a comprarle un vestido y haz pasar al comité.
Lola Secre: Con gusto, senadora.

Sale. El Ángel, con tacto sutil, se hace de la cartera. Revisa los billetes.

Lola Sola: ¿Qué tengo que hacer?


Lola Ejecutiva: Nada. Ser como eres. Déjate llevar...
Lola Sola: Bueno, yo preferiría que me dijera..
Lola Ejecutiva: ¿Te gusta bailar?
Ángel: Dí que sí.
Se abre la puerta de la oficina y aparecen Las parcas bajo un disfraz de ejecutivas.
Lola Ejecutiva: Adelante, señoras. ¡Ya la tengo...! ¿Qué tal, eh? Jamás había visto semejante mirada. Sus ojos
hablan. Justo lo que necesitamos. ¿Qué mejor imagen para nuestra campaña?
Lola Sola: ¿Qué campaña, perdón?
Lola Ejecutiva: (A Átropos.) Interróguela, licenciada.
Átropos: (A Lola Sola.) Replica claramente a mi alocución...
Láquesis: ¡Licenciada, por favor...! En cristiano.
Átropos: ¿Has oído hablar del zoon politikon?
Lola Sola: Perdón yo...
Lola Ejecutiva: Contesta.
Ángel: ¡Rápido, contesta!
Lola Sola: No.
Lola Ejecutiva: ¡Perfecto! ¿Lo ven?
Átropos: Osada tendrás que ser y no imperita en el decir...
Láquesis: En cristiano, Licenciada...
Átropos: (A Lola Sola.) ¿Hablas en público?
Lola Ejecutiva: Aprenderá. Ese no es problema. Quiero- que- trabaje- conmigo.
Átropos: De acuerdo, impertérrita senadora, pero las reglas dicen...
Lola Ejecutiva: Me cago en las reglas. (A Lola.) Habla, amor. Deslúmbralas.
Ángel: (A Lola Sola.) ¡Habla!
Cloto: (A Láquesis en secreto.) ¿Alguna de ustedes...?
Láquesis: Shshsh.
Lola Ejecutiva: ¡Habla! ¡Serás parte de nuestra campaña!
Lola Sola: ¿De qué?
Lola Ejecutiva: Es lo de menos. ¡Habla!
Cloto: Yo pienso que...
Lola Ejecutiva: Usted no piensa, licenciada. ¡Entienda la línea!
Lola Sola: ¿De qué diablos hablan? No entiendo.
Lola Ejecutiva: Precisamente de eso se trata. Aquí no hay que entender, hay que actuar, criatura.
Cloto: ¡Claro, claro... ya entendí!
Átropos: ¿Entendiste qué, animal del averno?
Cloto: ¡Ya entendí!
Lola Ejecutiva: (A Lola Sola.) No hay nada que entender, hija. Un revólver dispara, actúa, no piensa. ¡Habla!
¡Improvisa!

Entra Lola Secre con el vestido. Se lo pone a Lola Sola.

Lola Sola: No entiendo, yo no sé nada de esto...


Átropos: ¡Ya escucho los báquicos clamores!
Lola Ejecutiva: Es perfecta. Funcionará de manera perfecta.
Lola Sola: ¿Pero para qué diablos? ¡¿Para qué?!
Lola Secre: Se lo dije, yo se lo dije. Una chica anónima capaz de conmover a cualquiera. Qué monada, qué
sutileza, qué delicia, qué bonito es lo bonito...
Lola Sola: ¿Para qué?
Lola Secre: Es mejor no saber, encanto. Nosotras fabricaremos todo. No te agobies, monada.
Lola Sola: Sí, pero ¿qué tengo que hacer...?
Lola Secre: (Señalando a Lola Ejecutiva.) Seguir sus órdenes. Ella es extraordinaria, única, increíble. Ya verás
todo lo que una aprende a su lado.
Enséñele, senadora. Por favor, la primera lección.
Átropos: Sí, senadora... Permita que su sabiduría salte el cerco de los dientes...
Lola Ejecutiva: Si ustedes insisten...
Cloto: ¿Alguna de ustedes...?
Lola Ejecutiva: (A Lola Sola.) ¡Poder!
Cloto: Ay, me espantó...
Láquesis: Shshshsh...
Lola Ejecutiva: No necesitar nada ni a nadie. El que quiera azul celeste que le cueste. Si te pegan, te desquitas.
Usa, que no te usen. ¿Entiendes? Agresividad, ambición, mercadotecnia... Coge, que no te cojan... Exprime los
güevos de cada cabrón que te encuentres. Así aprenderán a respetarte... ¡Y muy pronto, el día menos
pensado, te habrá crecido una enorme verga entre las piernas!

Las parcas y la Secre aplauden. Lola Ejecutiva enciende un cigarro.

Láquesis: (A Átropos.) Esta sí podría meterte en cintura.


Átropos: Así era yo en mis buenos tiempos. ¡Qué impudente vejez!
Lola Ejecutiva: (A Lola Sola.) Mírame. Estás con una del círculo selecto. En este hambreado y miserable país
los elegidos caben en un puño. Por eso hay que aspirar a ser el puño y aplastarlos cuando se te pegue la
gana. El poder es la única manera de ser feliz y absolutamente libre. (Aplausos de Las parcas.) ¿Entendiste?
Lola Secre: (A la Ejecutiva.) ¡No sabe cómo la admiro! Es usted tan... tan...
Átropos: ¡Tonante!
Lola Secre: Eso, eso... tonante. Qué bonita palabra, linda, lindo que suena... Sí, qué bonito es lo bonito.
¡Tonante! ¡La senadora Tonante!
Lola Ejecutiva: ¡Silencio, idiota!
Lola Sola (ala Ejecutiva): ¿Y ya le creció una verga entre las piernas?
Lola Ejecutiva (riendo): ¿Te gustaría tocarla?
Cloto (en secreto): Esta señora me da miedo.
Átropos: Cá-lla-te.
Lola Sola: (A Lola Ejecutiva.) Creo que preferiría...
Ángel: ¡Buenos Aires 18, Lola!

Lola Sola toma su maleta y se echa a correr, seguida del Ángel.

Lola Ejecutiva: ¡Deténganla!


Lola Secre: ¡Espera, monada, querida, queridita!
Lola Ejecutiva: ¡Agárrenla!

Salen tras ella. Transición de luz.

II Un beso en la tierra

El Ángel y Lola se encuentran.

Lola Sola: Ya tuve suficiente. En todos lados me ponen una camisa de fuerza.
Ángel: Hay algo. Por fin empieza la pizca.

El Ángel saca la cartera; muestra un fajo de billetes.


Lola Sola: ¿Y eso?
Ángel: Tu parte, pero yo la administro.
Lola Sola: ¿De dónde sacaste tanto dinero?
Ángel: ¿Qué te importa?
Lola Sola: ¿Para qué lo quieres?
Ángel: ¿Entendiste el mensaje? ¡Bienvenida al mundo real! Necesitamos felicidad, ¿no? Pues la conseguiremos.
Buenos Aires 18.
Lola Sola: Te estás volviendo loco.
Ángel: No, simplemente nada me detendrá. Buenos Aires 18. Un lugar concreto, soluciones inmediatas, a flor
de piel. Siempre he tenido ganas de probar...
Lola Sola: ¿Qué?
Ángel: Hay tantas posibilidades...
Lola Sola: ¿A qué te refieres?
El Ángel: Tú sabes a qué... No lo haces nada mal...
Lola Sola: ¿Me has espiado?
Ángel: Algo... Era imposible desdeñar la ocasión.
Lola Sola: ¿Y con qué ojos me viste?
Ángel: Con ojos de ángel.
Lola Sola: ¿Puros?
Ángel: Con estos.
Lola Sola: (Pausa.) Me siento muy sola... Bésame.
Ángel: (Tras de besarla largamente.) Vámonos.
Lola Sola: Bésame de nuevo.
Ángel: Nos queda poco tiempo.
Lola Sola: Ay, Ángel mío, para todo hay tan poco tiempo...
Ángel: Es el aire que respiramos.

Oscuro.

III Busca placer en la tierra

Una habitación clandestina. Átropos, Láquesis y Cloto -con pelucas de plástico- aguardan sentadas. Lola
Mocha las observa con agudeza inquisitorial. Todas visten, únicamente, batas de baño.

Átropos: Oídme y os manifestaré lo que en el pecho mi corazón me dicta.


Cloto: (A Láquesis, en secreto.) ¿Qué dice?
Láquesis: Que le prestes atención.
Cloto: Dime, Átropos.
Átropos: Momento, Helena, que me estoy peinando los bucles, y son dorados.
Cloto: (A Láquesis, en secreto.) ¿Qué dice?
Láquesis: Que está pensando.
Cloto: Ah...
Átropos: Mas tiemblo y retrocedo al considerar la horrenda verdad que quiere saltar el cerco de mis dientes.
Cloto: (A Láquesis, en secreto.) ¿Qué dice?
Láquesis: Que está preocupada.
Átropos: (Furiosa.) ¡Preocupada no! ¡Estoy atribulada! La felicidad no aparece por ninguna parte. Regresemos
a cortar el hilo.
Cloto: ¡No, todavía no!
Láquesis: Tranquila. Algo traerá el Ángel.
Átropos: Me entristece, pero todo indica que la felicidad no existe.
Láquesis: Hay que llegar al final de todo esto; ya hicimos bastante el ridículo.
Átropos: No quiero ni pensar lo que diría Júpiter Tonante si nos viera.
Cloto: ¡Yo he sido muy feliz!
Átropos: ¡Qué impudente vejez!

Entra Lola Robótica -una escultural chica mecánica- y les entrega unos catálogos.

Lola Robótica: Esta es una grabación. Pleasure and toys informa a su distinguida clientela que el dólar afectó la
importación de juguetes. Los artículos de la página 4 están agotados. Los vibradores de doble enchufe sólo
quedan en color negro. ¿Condones musicales? Agotados. Ricky y Tony ya no hacen Table. Sólo servicio
completo. Yo trabajo en la sección S. M. Puedes hacerme lo que quieras. Soy de hule. Esta es una grabación.
Pleasure and Toys te da la más cordial bienvenida. Thank you and welcome.
Átropos: ¡Por Júpiter Tonante ¿a dónde diablos hemos venido a parar?!
Cloto: ¿Alguna de ustedes podría...?
Láquesis: (Señalando el catálogo.) ¡Aquí está la felicidad, Átropos! ¡En algún sitio teníamos que encontrarla!
¡Por fin! Mira qué papacitos...
Átropos: ¡Qué impudente vejez!

Entra Lola Sola. Lola Robótica le da un catálogo y sale. Suena a todo volumen Dire Straits. Lola Sola se sienta
al tiempo que se ilumina una vitrina que encierra a Lola Cura -una doctora con liguero y otros atuendos sexys.
A medida que avanza su exposición, se iluminan otras vitrinas. Es como un circo con todas las variedades del
placer. Tras una vitrina, aparece El Ángel. Lola Robótica, tras otra, se ejercita con un vestuario
sadomasoquista.

Lola Cura: Queridas mías... Como respuesta a la muerte de Dios, el sicoanálisis transformó el confesionario en
un diván. Sin embargo, la inverosímil ciencia del Doctor Freud es inútil frente a la dimensión de nuestros
problemas. ¿Buscas la paz interior? Pues usa adecuadamente el diván. Pleasure and Toys y tu amiga Lola Cura
te enseñan qué hacer con tu locura. Sí, querida, libera tus fantasías en una cama; descubre tus miedos más
profundos frente a un látigo.Ya no sufras si tu marido sólo se excita con pornos, tiene eyaculación precoz o no
se le para. ¡Ya no finjas orgasmos! ¡Atrévete! ¡Extermina la culpa! ¡Despliega tu erotismo y cúrate!
¡Pulveriza tu razón! ¡Pleasure and Toys cura tu locura!
Láquesis: ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí!
Átropos: ¡Láquesis, por el amor de Júpiter, conténte!
Lola Cura:Hot line, table, virtual reality, contacto directo con el nene de tus sueños, el hombre que sí tiene ese
animal que tanto anhelas. ¡La frigidez tiene cura!

Átropos se entusiasma.

Átropos: (A Láquesis.) ¡Por Júpiter, lo mío tiene cura!


Lola Cura: (Señala al Ángel.) A mi derecha, un muñeco que te quitará el sueño.
Está nuevecito, recién contratado. Le queda una pizca de inocencia en los ojos.
¡Quítasela!
Lola Cura: No te conoce, no hay manera de que te lastime o lo lastimes. ¡Atrévete! Sexo seguro. No
compromisos, no amor. Placer. Lo que tú necesitas... Ellos siempre lo quieren todo y enseguida: penetrar,
eyacular y roncar. Pero con este nene será distinto. Tú pagas, tú mandas. Ejerce el poder de tu firma.
Somételo. Cera caliente, sogas, hierro, látigos... Y si sólo quieres las ocho posturas benéficas, él te dará -al dos
por uno- mil empujes de amor.
Cloto: (Señalando otra vitrina.) ¿Qué es eso, Átropos?
Átropos: ¡Válgame! ¡Cierra los ojos, criatura, de un ayuntamiento semejante Pasifae engendró al Minotauro!
Láquesis: ¡Qué felicidad!
Lola Cura: ¡Destruye tu moral! ¡Sé libre!
Láquesis: (Señalando otra vitrina.) ¿Ya viste, Átropos? ¡El paso del elefante!
Átropos: ¿Dónde?
Láquesis: ¡Allá!
Átropos: ¡Qué retiemble en sus centros la tierra! ¡Qué impudente vejez!
Cloto: ¿Ya no estás ciega, Atropis?
Átropos: Veo con los ojos del alma, criatura; con los ojos del alma.
Lola Cura: Escoge tu fantasía. ¡Permite que tu pensamiento más oscuro se haga realidad! Disfrázate de
colegiala y vive tu fantasía. ¡Conviértete en la Madre Teresa de Calcuta!
Cloto: (Frente a otra vitrina.) ¿Eso es un burro?
Átropos: ¡Te dije que cerraras los ojos, pervertida irredenta! Te harás igual que Láquesis.
Láquesis: Átropos. Mira, allá a la derecha.
Átropos: ¡Mas si osare un extraño enemigo!
Lola Cura: A lo lejos empieza a sentirse una tremenda invasión de calor. Sí, se acerca... ¡Se acerca la
sensación anhelada, la llave de la felicidad absoluta! ¡Observen el rictus de dolor y placer que se dibuja en sus
rostros! ¡Pleasure and Toys está al nivel de tu fantasía! ¡Se acerca...!

Repentinamente Lola Mocha se incorpora con una Biblia en mano.

Lola Mocha: ¡Bestias inmundas...! ¡Alto, engendros de fornicación!


Cloto: Ay, me espantó...
Láquesis: Coitus interruptus... ¡Carajo!
Lola Mocha: Vi un ángel volar en medio del cielo. Tenía el evÁngelio eterno para predicarlo a los que moran
en la tierra. Y dijo: “Temed a Dios. La hora de su juicio es venida”.
Lola Cura: ¡Largo! ¡Largo de aquí...!
Lola Mocha: Se acercan las copas de la ira de Dios. ¡El apocalipsis, bestias de fornicación! ¡Ya suenan las
trompetas que abrirán los sellos!
Lola Cura: ¡Fuera! ¡Fuera! No hagan caso, queridas... La culpa es el peor enemigo del placer.

Lola Sola corre a la salida.

El Ángel: ¡Lola, espérame! ¡Tokio 5!


Lola Sola: ¡Voy a otro lado!
El Ángel: Perfecto. Vete al diablo. Aquí hay dicha a pasto.

Lola sale corriendo.


Lola Mocha: ¡El ángel de las aguas derramará su copa sobre el mar, y se convertirá en sangre y toda alma
viviente será muerta en el mar! ¡Ya viene la ira de Dios!
Átropos: ¿Cuál ira? ¡Para Dioses, Júpiter!
Lola Mocha: ¡Cállate, gran puta de Babilonia!
Átropos: ¡Ah, execrable lengua bífida!
Lola Cura: ¡Largo de aquí, vieja mocha, santurrona...!
Lola Mocha: ¡Cristo! ¡Cristo! ¡Cristo!
Las Parcas: ¡Júpiter, Júpiter ra ra ra!
Lola Mocha: ¡Impías adoradoras de Dioses falsos!
Átropos: ¡Mortal impertinente!
Lola Mocha: ¡Ángel del abismo!
Átropos: ¡Perra!
Lola Mocha: ¡Pecadora!
Átropos: ¡Puta!
Lola Mocha: ¡Frígida!
Átropos: ¡Ah... ay, Júpiter Tonante, haber vivido tanto para soportar ese insulto!
Láquesis: (Burlándose de Átropos.) De nuevo te pusieron en tu lugar.
Átropos: Ya vámonos, Láquesis...
Cloto: ¿Alguna de ustedes...?
Átropos: ¡Al Olimpo! ¡Qué impudente vejez!
Lola Cura: ¡Seguridad! ¡Seguridad!

Las parcas salen al tiempo que Lola Mocha agrede a Lola Cura y la echa fuera.

Lola Mocha: Véanla, véanla... ahí viene la bestia que surge del mar... Siete cabezas y diez cuernos... diez
diademas y sobre las cabezas de ella un nombre de blasfemia...

Dire Straits a todo volumen oculta la airada voz. Oscuro.

IV Busca la paz en la tierra


Una sala de meditación. Incienso. Lola Mantra está sentada, en posición de flor de loto, frente a una mesita
donde se encuentran varias imágenes, amuletos y piedras. Entra Lola Sola. Viene con la respiración agitada.

Lola Mantra: Calma, Lola... Respira profundamente; tranquiliza tu espíritu. Ya estás con Lola Mantra. Respira.
Lola Sola: Lamento distraerte.
Lola Mantra: Apenas entré en meditación. Todavía no alcanzaba la inconsciencia. ¿Qué tienes?
Lola Sola: Estoy perdida.
Lola Mantra: Todos estamos perdidos... Si meditaras te sentirías mejor, en paz contigo y tus semejantes...
Ábrete a la verdad, abre tu corazón. Sólo así es posible hallar la paz, la paz del espíritu...

Lola Sola se acerca. Hay un tapete hindú en el piso. Se para sobre él.

Lola Mantra: (Saliendo violentamente de su meditación.) ¡Quítate los zapatos!


¡Eres una imbécil! ¡¿Cómo te atreves?!
Lola Sola: Perdón...
Lola Mantra: ¡Este tapete lo bendijo el mismísimo Baba!
Lola Sola: Perdóname. No lo sabía.
Lola Mantra: Está escrito en la puerta. ¿No sabes leer? Traes lodo en los zapatos. Maldita sea. ¡Mira!

Lola Mantra se incorpora, toma un trapo y limpia el desperfecto.

Lola Sola: Discúlpame, Lola Mantra... yo...


Lola Mantra: ¡Es una verdadera estupidez!
Lola Sola: Lo siento...
Lola Mantra: (Controlando su respiración, recita un mantra.) Om-na-mashibaya. Om-na-ma-shibaya...
(Pausa.) Siéntate... Hay quienes dejan todo, pero a la depresión nunca...Ten cuidado. Guardas demasiada
energía negativa. ¿Qué pasa contigo? ¿Qué quieres?
Lola Sola: Paz... paz interior.

Lola Sola, intranquila, empieza a caminar de un lado a otro.

Lola Mantra: Te llegó la hora de la verdad. Eso es lo que te preocupa, ¿no? La verdad sobre ti misma...
Lola Sola: Sí, de alguna manera.
Lola Mantra: Yo sentía un vacío muy profundo. Estaba como tú ahora.
Lola Sola: ¿Cómo?
Lola Mantra: Como un animal acorralado... Pero no te preocupes. Ese animal trae la luz dentro. Yo la encontré.
Lola Sola: ¿Dónde?
Lola Mantra: Cálmate, sí... No te muevas. Respira hondo....
Lola Sola: ¿Cómo fue? ¿Qué hiciste?
Lola Mantra: Zamora 195.
Lola Sola: ¿Zamora...? ¿Qué hay ahí?
Lola Mantra: La casa de Gurumai.
Lola Sola: (Para sí, tras una pausa.) La paz en el templo.
Lola Mantra: ¿Qué quieres decir?
Lola Sola: (Moviéndose de un lado a otro.) Creo que Dios está con la gente...
Lola Mantra: Deja de moverte, ¿quieres?
Lola Sola: Dios no está en el cielo...
Lola Mantra: No, está en tu interior...
Lola Sola: Pero tu interior está en el mundo...
Lola Mantra: ¿Por qué no te sientas...?
Lola Sola: Me gustaría encontrarlo...
Lola Mantra: Siéntate...
Lola Sola: A veces me parece verlo junto a un mendigo, una anciana perdida...
Lola Mantra: Om-nama-shibaya...
Lola Sola: ...gente que grita, moribundos...
Lola Mantra: Om-nama- shibaya...
Lola Sola: ...con un perro atropellado, un preso, un gato, hablando en boca de un loco ...
Lola Mantra: Om-nama-shibaya...
Lola Sola: En un baño, en el cielo...
Lola Mantra: Om-nama-shibaya...
Lola Sola: ... en el metro, en una pared, en un bote de basura ...
Lola Mantra: ¡Ya! ¡Ya! ¡Quédate en paz! ¡Ya no te muevas! (Lola Sola se para en seco ante el arrebato.)
¡Desperdicias tu energía! (Se contiene. Respira profundamente.) Om-nama-shibaya... Todos estamos perdidos.
Pero llega el día en que buscas la luz...Yo la encontré en el templo. Encuéntrala donde se te pegue la gana.
Lola Mantra sale. El Ángel se hace visible en la penumbra.

Ángel: Siempre buscas con la pregunta equivocada y sin hallarle el modo a la gente. (Recorre la habitación.
Tiene una mirada siniestra.) Escuché todo. (Cierra la puerta con llave y saca un sobrecito con cocaína. Se acerca
a l la mesita y la prepara. Se da varios pases.) Me la he pasado bien, Lola... Lola Sola... Hay mucho qué
experimentar y ver en la tierra. No me explico por qué en cada estación yo encuentro algo nuevo y tú nada.
Pides mucho.
Lola Sola: ¿Dónde has estado?
Ángel: Aprendo rápido los usos de este mundo....La pureza estorba. Sé feliz.
Date un pase.
Lola Sola: Vámonos.
Ángel: Llévatela con calma.
Lola Sola: Ya no puedo. Encontré algo. Vámonos.
Ángel: Ay, Lola, ya me cansé de andar tras de ti. (Se mete más coca.) Es una sensación tan placentera.. Lola
Sola: No tengo tiempo.
Ángel: Hay más tiempo que vida. Ven. Acércate, nos quedan unos minutos. Ya todo está perdido.
Lola Sola: Tengo que seguir buscando...
Ángel: ¡Quieta...!
Lola Sola: ¿Qué te pasa...? ¿No me quieres ayudar?
Ángel: Ya no puedo... El tiempo... Estoy hecho de tiempo.
Lola Sola: ¿Tú...? ¿Qué quieres decir...?
Ángel: Tiempo...
Lola Sola: Me duele verte así... Te quiero.
Ángel: ¿Cómo me quieres?
Lola Sola: (Tras una pausa.) Como algo perdido. Así te quiero.
Ángel: Suena ridículo... En estos tiempos suena ridículo... La felicidad...
Lola Sola: No pienses... Cierra los ojos.
Ángel: El tiempo...
Lola Sola: Abrázame.
El Ángel: ...es el aire que respiramos...
Lola Sola: Ya no hay que pensar. Tal vez de eso se trate. Moverse sin pensar.
Tener una esperanza.
El Ángel: Consignas, lecciones, máximas... Así hablamos arriba. Aquí todo es frágil. Escucha... Escucha pasar
el tiempo...
Lola Sola: Bésame. (Ella lo besa.) Bésame otra vez.
Ángel: El tiempo... Escucha...
Lola Sola: Ya, por favor. No sigas. Ven. Abrázame.

Se abrazan; se acarician. Poco a poco se irán apartando. El Ángel está definitivamente en otra parte, mira con
otros ojos.

Ángel: Sería como un suspiro... como el tiempo... Caímos del cielo como un rayo. Nos hundimos en la tierra.
Lola Sola: Pero tiene sentido.
Ángel: Hundirse... morir.
Lola Sola: Ayúdame. Queda poco tiempo.
Ángel: Nada me contenta. El aire que respiro está enrarecido.
Le ofrece un pase a Lola que mira con tristeza una pared. Se lo dan.

El Ángel (Mirando al vacío.): “Un calabozo de muros redondos como un enorme horno en llamas;
pero de esas llamas no emana luz sino una visible oscuridad...”.

Oscuro súbito.

VI. El paraíso

En el plano alto, las parcas aguardan al Ángel. Átropos contempla la rudimentaria máquina de tejido. Láquesis
se entretiene con su revista de moda. Cloto custodia un hilo y observa con desasosiego el reloj de arena

Átropos: Grande es el prodigio que a mi vista se ofrece, hermanas. La arena de ese reloj se acerca a su fin.
Oídme, la hora ha llegado. Volvamos a entramar el destino. (Señalando el hilo que cuida Cloto.) Láquesis, pon
ese hilo en el huso; Cloto, sostenlo. Ya es hora. Voy a cortarlo con mi fatídica tijera.
Cloto: ¡No te atrevas!
Átropos: ¿Te rebelas contra tu hermana?
Láquesis: No grites, Átropos...
Átropos: (A Cloto.) ¡Perra funesta, dame ese hilo!
Cloto: (Sin su típico defecto de habla.) ¡No! El Ángel traerá la felicidad. Estoy segura. Y algo te dará contra ese
genio tan horrible que tienes. ¡Estamos hartas de ti! ¿Me oíste? ¡Hartas!
Láquesis: ¡Cloto, se te destrabó la lengua!
Átropos: ¡Qué impudente vejez!
Cloto: ¡Nadie tocará ese hilo! Lolita merece vivir.
Átropos: ¡Pero qué cursilería es ésta!
Láquesis: Ya, Atropina, tómalo con calma...
Átropos: ¡Trae acá ese hilo! ¡Voy a despedazarlo!
Cloto: ¡No permitiré que le haga daño una vieja amargada y frígida!
Átropos: (A Cloto.) No vuelvas a mencionar esa palabra o...
Cloto: ¿O qué?
Átropos: O te encajo la tijera.
Cloto: ¡Vieja frígida!
Átropos: ¡Perra inmunda!
Láquesis: Vas a provocar otro desastre...
Átropos: ¡¿Y qué?! ¡Ven a mí, furia homicida! ¡Cortaré todos los hilos de raíz!
Cloto: ¡Atrévete...!
Láquesis: ¡Ya, Cloto...!
Átropos: ¡Destruiré el entramado del universo!
Láquesis: ¡Átropos, por favor! Date cuenta de lo que dices.
Átropos: (A Cloto.) Mira, perra puta... (La amenaza con la tijera.) O pones los hilos en el huso o...
Cloto: ¿O qué?
Átropos: ¡Por Júpiter Tonante, mide las consecuencias!
Cloto: Eres una vieja rancia. Te aborrezco. Me querías tener siempre de tu pendeja, ¿no? ¡Pues se acabó...!
Láquesis: (Asombrada.) Esto es increíble...
Cloto: Me rebelo. ¡Muerte a la tirana! ¡Guillotina a la perra vieja! Llegó mi hora. Paso a la juventud. Anda,
entrega la tijera, criada inmunda. Yo quiero mandar. De ahora en adelante serás nuestra vieja criada y cuando
mueras escupiré sobre tu frígido cadáver.
Átropos: (Por primera vez serena.) Haber vivido tanto para oír estas palabras... Cloto: ¡La tijera!
Átropos: Muy bien. Me queda claro que no me quieres, malagradecida. Tanto esmero que puse en tu educación
y todo para nada. Me decepcionas más que los humanos...
Cloto: ¡La tijera!
Átropos: Tómala.
Láquesis: ¿Estás segura, Átropos?
Átropos: (Entrega la tijera. ) Absolutamente... Pero queda un pequeño detalle por resolver.

Átropos abre una trampilla y saca, ante el asombro de sus hermanas, un extraño artefacto, un gragroje
inservible hecho de elementos disímbolos, una especie de maquinaria patafísica.

Láquesis: ¿Y eso qué diablos es?


Átropos: El corazón de la maquinaria celeste. El centro del universo. La causa primera del entramado del
destino. Esto palpita y su música mueve las esferas. Hasta la nervadura más pequeña de una hoja crece bajo su
causa.
Láquesis: ¿Quién te la dio?
Átropos: Siempre ha estado aquí.
Láquesis: ¿Y por qué jamás nos lo dijiste?
Átropos: ¡Ay, padre mío, mira el veneno que destilan sus miradas! ¡Son como Gorgonas!
¡Afortunadamente guardas derechos para la primogénita! (Ríe.) ¿Qué tal, eh? Me la
encomendó Júpiter Tonate, putas.

Átropos la levanta como si fuera a dejarla caer.


Láquesis: ¡Cuidado!
Átropos: ¿Qué? ¿Tienes miedo de que pudiera pasarle algo?
Cloto: (Recuperando su defecto de habla.) Átropos...mejor déjala donde estaba.
Te regreso tu tijera.
Átropos: No, ya no la quiero. Llegó mi hora, Clotito. La felicidad no es el único don, pero cómo nos cuesta
aceptarlo. ¿Ves la hora? Tu Ángelito no ha traído nada. Y no me voy a contentar con el hilo de esa perra
funesta.
Cloto: Átropos, por favor...
Láquesis: Si lo vas a hacer, toma vuelo.
Átropos: Los humanos viven mal, los ángeles son corruptos y los dioses nos hemos vuelto un atado de
imbéciles.
Cloto: No lo hagas. Perdóname.
Láquesis: Ándale, Átropos. Que cante la gorda. Estoy harta de nuestro oficio. Ya, en serio, que cada quien jale
por su lado y si las conocí, ya ni me acuerdo. Quiero regentear un burdel en el Hades.
Átropos: Puta descarada.
Láquesis: ¡Hazlo, frígida!
Átropos: ¡No me saques de quicio!
Cloto: Chicas, por favor...
Láquesis: ¡Jubílate y goza de los beneficios de la tercera edad!
Átropos: ¡Insolente!
Cloto: Calma, el ángel traerá la felicidad.
Átropos: Es un farsante.
Láquesis: ¡Hazlo, Átropos! ¡Atrévete! ¡El hongo nuclear! ¡La devastación!
¡El apocalipsis!
Átropos mueve una manivela de la maquinaria. Se activa una sirena.

Cloto: ¡No! ¡Por favor, no!


Átropos: ¡La oscuridad es mi luz!

Átropos está a punto de arrojarla al piso cuando irrumpe El Ángel con Lola, que viene inconsciente entre sus
brazos. El Ángel viste un traje elegante, lentes oscuros, joyas, celular...

Ángel: ¡Quietas, queridas! ¡Se acabaron las tribulaciones! ¡Llegó la felicidad!


Láquesis: ¡Maldita sea!
Cloto: ¡Se los dije! (Controlando a Átropos.) Calma, Atropis, calma...
Átropos: ¡Qué impudente vejez!

Átropos guarda la máquina. El Ángel deposita el cuerpo de Lola Sola.

Láquesis: (Observando al Ángel.) Dioses, viene transformado... Está buenísimo. Qué bueno que no la arrojaste.
Ahora sí me lo cojo.
Átropos: (Señalando el reloj.) Te pasaste del tiempo previsto.
Ángel: No fue fácil encontrarla.
Átropos: ¿Y triunfaste?
Ángel: Sí, señoras, tal cual lo prometí...
Cloto: ¡Qué júbilo!
Átropos: ¿Dónde está?
Ángel: Acérquense. Desde aquí la verán. (Saca cocaína.) Pero antes métanse esto para la impresión.
Átropos: ¡Por Júpiter, ¿qué diablos es?!
Láquesis: Parece talco.
Ángel: Prueben.
Cloto: ¿Cómo?

El Ángel demuestra. Ellas siguen su ejemplo.

Átropos: Válgame... me siento rejuvenecida. ¿Cómo se llama esta piedra filosofal?


Ángel: Coca.
Átropos: Es la fuente de la eterna juventud. Me siento poderosa otra vez.
Cloto: Ay,ay,ay,ay,ay... qué alegría.
Láquesis: Me siento feliz...
Ángel: ¡Pues hay más felicidad!

Aquelarre en el Olimpo: todos bajo la euforia del monstruo blanco.

Átropos: ¿Y cómo conseguiste esta piedra filosofal?


El Ángel: (Toma de su saco una cartera y la abre.) Con esto.
Átropos: ¿Qué es?
El Ángel: Dinero, todo el dinero del mundo...Abre todas las puertas, las piernas, las mentes, las braguetas, las
almas... Champaña, chichifos, políticos, putas, coca, negocios, oro, autos, casas, cosas y más cosas...La
felicidad es posesión, placer, éxtasis, conocimiento. Ahí está. El dominio de las cosas.
Cloto: ¡Qué felicidad!
Átropos: Suena bien, ¿no, Láquesis?
Láquesis: A mí dame un papito y con eso me basta.
El Ángel: Con esto lo puedes comprar. No más Júpiter, no más Dioses. Reinar de pie. Nunca más servir a
nadie. La potestad, poseerlo todo. Eso es lo que les ofrezco. Felicidad. ¿Entienden? Felicidad.

Átropos regresa a la máquina de tejido.

Láquesis: ¿Y Lola? ¿Probó de todo la golosa? ¿Con cuántos? Cuéntame.


Ángel: Con muchos... se hundió en la tierra. Plenamente. A mi lado.
Cloto: ¡Qué felicidad! ¡Qué alegría!
Átropos: (Al Ángel.) ¡Es admirable cómo saltan palabras por el cerco de tus dientes!
Ángel: ¿A qué te refieres?
Átropos: ¿Podrías traducir, Láquesis?
Láquesis: Dice que eres un embustero.
Átropos: Embustero no. Eres un imbécil. ¡Hiciste una apuesta con Átropos! ¡Con una parca inmortal! ¡Veo con
los ojos del alma! La felicidad no está en lo que me ofreces.
Láquesis: Ay, pobre infortunado, perdiste la apuesta.
Cloto: Átropos, no seas así.
Láquesis: Tú cállate, animal.
Átropos: (Al Ángel.) Me ofreces cuentas de vidrio, execrable farsante. Caíste más bajo que los humanos.
Cloto: Átropos...

Láquesis le pone la mordaza a Cloto en una acción expedita. Átropos toma el hilo de Lola entre sus dedos.

Átropos: Muy bien, Láquesis.


Ángel: ¡Cuidado, que no se rompa!
Átropos: Más vale, miserable cojo, que te encomiendes a tu Dios muerto porque ya se acabaron tus días.
Escoge: Dolores o la felicidad.
Láquesis: O Láquesis. Coger conmigo podría ser tu salvación o, por lo menos, tu última voluntad...
Átropos: No empieces, Láquesis. (Al Ángel.) ¿Dolores o la felicidad?
Ángel: No encontré la felicidad.
Átropos: Qué novedad. Bueno, te la pongo fácil: ¿Dolores o tus alas?
Láquesis: Piénsalo bien. Ella no vale tanto la pena.

Pausa.

Ángel: Irse, viajar, empezar de nuevo...


Átropos: ¿Dolores o tus alas?
Ángel: Dolores.
Átropos: Mi tijera, Láquesis. La necesidad nos condena a este duro oficio.
Láquesis: ¡Carajo!
Átropos acciona su tijera en el aire. Cloto observa conmovida. El Ángel inclina la cabeza. De pronto, se
escucha el violento sonido de un tren. Lola Sola despierta extrañada. Suena el silbato de salida. Hay vapores a
presión. Mira al Ángel.

Ángel: (A Lola.) Olvídame... El tren, Lola... El tren.

Transición de luz. El tren parte.

VII. Una visión en otra parte

Intensa luz blanca. Dentro del departamento de Lola Sola hay una playa. Lola Sola despierta en su silla como
de un largo sueño. En otras áreas de la habitación, hay dos mujeres con el mismo vestido del primer acto: Lola
1 escribe a máquina; Lola 2 recoge los pedazos de una pieza de madera para tallar y empieza a pegarlos. La
paz de Lola y sus dobles es absoluta. Suena el mar. Lola 3 entra a la habitación con su maleta de viaje. Lola
Sola voltea a verla.

Lola Sola: (Sonríe.) Acércate. (Le dice su secreto:)


La contemplamos y no la vemos; Su nombre es La Invisible. La escuchamos, pero no la oímos; Su nombre es
La Inaudible. La tocamos sin hallarla; Su nombre es La Sutil.

Crece el sonido del mar. Oscuro lento.

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