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Durante las últimas décadas del siglo XIX, la Argentina atravesó un proceso de

desarrollo económico muy próspero que tuvo como factor importante y causa del mismo
a la inmigración europea. La población se triplico en casi 30 años, generando
muchísima mano de obra y a su vez provocando cambios en la sociedad y la vida
cotidiana de la población.
Este aumento poblacional se dio principalmente en las zonas urbanas y rurales
pampeanas, principalmente la Ciudad y provincia de Buenos Aires, y de la zona del
Litoral. Los inmigrantes ocupaban un gran porcentaje de los trabajadores rurales, de
industria, de comercio, y hasta de construcción.
Principalmente ocupaban el sector comercial e industrial, ya que estaba concentrado en
la misma región; aunque también tenían peso en el sector agrícola. No así en el sector
ganadero, cuya actividad ya estaba desarrollada bastante antes del ingreso masivo de los
inmigrantes.
El resultado de todos estos cambios produce un abrupto proceso de movilidad social
ascendente, es decir la idea de un progreso y mejora en la calidad de vida. Esto se debe
a que los salarios y los sueldos eran mejores en Argentina que realizando la misma
actividad en su país de origen. Hubo mucho crecimiento del sector intermedio (clase
media) logrando generar pequeños y medianos empresarios tanto en área rural como
ganadera. Este es el caso de los arrendatarios, una figura muy caracterizada en este
período económico cuya posición no era de las mejores pero sí mucho mejor que en su
propio país e incluso mejor que los estratos sociales más bajos del sector rural.
Otra gran cantidad de inmigrantes mantuvieron sus oficios originales, en el rubro de la
construcción y en el sector obrero. La mayoría se radicaban aquí pero muchos otros eran
“golondrina”, venían por un período determinado de tiempo y luego regresaban.
Hubo muchas mejoras en la calidad de vida y de servicios en este proceso, pero a su vez
también hubo dificultades, lógicamente al incrementarse la población de manera tan
abrupta iban a surgir algunos conflictos. Algunos enfrentamientos entre nativos y
extranjeros, que luego fueron evolucionando y se convirtieron en conflictos
intersectoriales. Aunque, ninguno fue tan grande y en general la asimilación y
aceptación se dio de manera rápida y sin tantos sobresaltos (excepto los mencionados
anteriormente).
Todos estos cambios también trajeron nuevos usos y costumbres, los inmigrantes
pudieron acceder a educación primaria y hasta secundaria, facilitando la integración. Se
modificaron también las viviendas, apareciendo los “conventillos” y un poco de
hacinamiento en las grandes ciudades, con la aparición de nuevos barrios. No tan
espectacular a la vista pero aparecieron muchas nuevas casas en zonas de terrenos
baldíos, asociando estas viviendas con el gran incremento del sector intermedio ya
mencionado recientemente.
El liberalismo fue el principal movimiento dominante en los sectores hegemónicos,
acompañado del progreso e intenso avance material del país. No tuvieron muchos
opositores hasta que se conformó y asentó en la población la Unión Cívica Radical.
Aunque hubo ciertos conflictos en materia social, no fueron muy representativos y salvo
algunas excepciones no hubieron muchos episodios característico (en el plano político sí
hubieron mayores diferencias, sobretodo finalizando el período descrito). Esto se debe a
que los conflictos sociales quedaban atenuados por el gran progreso y desarrollo que
dejaba un saldo ampliamente favorable en la población: posibilidad de movilidad social
ascendente y una mejor calidad de vida.
Algunos episodios puntuales de conflictos durante la década del 70 entre nativos y
extranjeros, que luego evolucionaron a conflictos entre sectores, obreros y empleadores,
sindicatos y autoridades nacionales. Muchas huelgas aunque no afectaban demasiado en
definitiva a las grandes ciudades y su comercio. En el ámbito rural un conflicto de
mediano calibre en el 1912 al sur de Santa Fe que involucraba a los arrendatarios por
bajos precios y altos alquileres.
En resumen, los conflictos de índole social estuvieron producto de un gran cambio
inmigratorio y como consecuencia de un gran aumento de la población así como de su
distribución y en simultáneo al creciente desarrollo económico y bienestar, pero
justamente por esta última razón no hubieron demasiados conflictos ni alguno que
tomara mayor relevancia.

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