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Estos cambios afectaron la estructura social heredada del
período colonial.
La aristocracia debe aceptar la erosión de su base de poder
económico frente a una burguesía que se fortalece a partir de
las actividades mineras, comerciales y financieras, y que
también accede a la tierra.
Esta burguesía es fuertemente influida por los inmigrantes
que se establecen en las regiones centrales del país. Pero aquí
no se produce el antagonismo entre aristocracia y burguesía,
propio de otras latitudes.
A través de una progresiva integración social y económica
emerge una clase oligárquica que se convertirá en el sector
dirigente del país a lo largo de las últimas décadas del siglo
XIX y las primeras del siglo XX.
Estadísticas del período
Del primer censo usable, a 1930, el crecimiento fue a una tasa anual de 1,3 por ciento. Esta tasa
es más baja que la de Estados Unidos y Canadá, que fue de 2,l por ciento entre 1850~ 1930, pero
bastante superior a la europea de 0,8 por ciento en el mismo período’ . La tasa del resto de
Latinoamérica fue más alta que la chilena, 1,5 por ciento’, pero ello no implica en ningún caso
estancamiento de Chile por esta causa.
2)Durante el período se producen dentro del país significativos
procesos migratorios entre regiones y especialmente desde las zonas
rurales a las urbanas.
También hay acuerdo en que no se produjo una detención del proceso
de desarrollo a partir de 1860 o de la fase de expansión que se concluye
con 1878.
Se habla sí, y con cierta razón, de dos fases distintas de expansión: una
basada en la minería del Norte Chico y la agricultura y otra basada en el
salitre y en la extensión de nuestra agricultura al sur. Ambas fases,
vinculadas a la exportación, produjeron transformaciones internas
importantes.
Las implicancias de este significativo proceso de transformación en
términos de la estructura social y en la distribución de sus frutos es
asunto mucho más controvertido. El problema crucial desde muchos
puntos de vista es el de la distribución del ingreso.
Una conclusión surge con relativa claridad de la información disponible:
que los salarios reales campesinos se mantuvieron o incluso podrían
haber bajado durante este período. Una evidencia es que los salarios
nominales de los campesinos subieron más lentamente que los precios
de la alimentación en Santiago .
Personajes dentro de la
Hacienda
) La hacienda sufrió una paulatina transformación como empresa.
Es claro que la diversificación y crecimiento de la producción agrícola
no podía basarse sólo en un patrón y un conjunto de campesinos.
La estructura del empleo en la hacienda se fue haciendo más compleja.
Había el administrador, educado y de alto estrato social o extranjero en
las haciendas grandes; el o los mayordomos, de los cuales dependían la
servidumbre de las casas, el capataz que supervisaba las faenas de
campo; del cual dependían los vaqueros.
Todos estos elementos eran hombres de a caballo, que con su atuendo
huaso de sombrero, bonete, botas o espuelas, se distinguían del simple
peón de a pie.
Fuera de éstos, se encuentran: el llavero, el pulpero y los maestros, tanto
herreros como mecánicos, albañiles y carpinteros. Todo este personal no
era muy letrado, pero en su mayoría debía tener conocimientos mínimos
de lectura, escritura y aritmética. Tenían una posición social dentro de la
hacienda y una remuneración efectiva distinta que los simples
inquilinos y peones.
Imagen de una Hacienda en el Chile del Siglo XIX
Rubros económicos…Algo más
y fortunas trigueras.
El caso de la agricultura: Es claro que la expansión de La Frontera creó grandes nombres
En cambio, el Núcleo Agrícola Central del país se vio fuertemente presionado en sus
rubros principales de trigo y carne por la incorporación de nueva competencia a nivel
internacional.
El trigo . . El precio del trigo bajó en el equivalente de pesos corrientes de
aproximadamente $ 750 por fanega, en Londres en 1855-57, a $ 289 en 1885-87. Todos los
elementos integrantes del costo muestran mejoras en la eficiencia: el flete marítimo baja
de $ 1,95 a $ 0,58; los costos de embarque y asociados, de $ 0,95 a $ 0,30; el flete al puerto
de $ 1,90 a $ 0,60. Hay, sin embargo, una excepción: el costo de producción, que varía
ligeramente hacia arriba o hacia abajo, dependiendo del uso o no de maquinaria para
cosechar. Pero en conjunto los mejoramientos de eficiencia no son suficientes para
mantener la utilidad a nivel de los predios que baja de $ 1,20 por fanega, en el período
1855-57, a sólo $ 0,lO por fanega, en 1885-87
. Cabe anotar que los salarios del sector público aumentaron significativamente en un 52
por ciento entre 1925 y 1930, pero cayeron significativamente con la inflación de
postcrisis. Esta alza fue una herencia peligrosa de tipo social para el período posterior.
Estos son promedios. Si se considera la dispersión, la situación es bastante más grave.
Nuestra sociedad recibió todos estos cambios, los asimiló y se modificó profundamente
con ellos, pero no los generó por su cuenta.
Sin la revolución que experimentó Europa en el siglo XIX el Chile de 1930 habría sido
radicalmente distinto de lo que fue.
La Hacienda
Durante siglos la hacienda fue uno de los
pilares fundamentales en los que descansó
la estructura social chilena.
El orden jerárquico imperante en el campo,
con los patrones, mayordomos, inquilinos y
peones, reflejó de manera patente el
ordenamiento semi estamental que
caracterizó a nuestro país durante los siglos
XVII, XVIII, XIX e incluso durante parte del
siglo XX.
Pero…¿qué era la Hacienda?
La hacienda es una forma de organización económica típica del
sistema español de ultramar, que se mantuvo en Iberoamérica más
de un siglo después de abolición de los señoríos en España,
específicamente hasta las reformas agrarias de la segunda mitad del
siglo XX.
El término se utiliza para describir un latifundio de producción
mixta agrícola-ganadera. Como modelo de organización agropecuaria
y social, procede de la hacienda andaluza, cuyo modelo se empleó en
América a partir de mediados del siglo XVII.
Sus orígenes
De orígenes coloniales, la hacienda alcanzó su máximo
esplendor a mediados del siglo XIX, cuando el
descubrimiento de oro en California y Australia abrió nuevos
mercados a la deprimida agricultura nacional.
La expansión cerealera tuvo un impacto decisivo en la creación de una
infraestructura productiva, como canales de regadío y caminos y en la
división de los grandes latifundios en haciendas más pequeñas y
manejables. Asimismo, se introdujo maquinaria en ciertas faenas como
la trilla, aunque no se produjo una modernización masiva de la
agricultura. Tras la Guerra del Pacífico, la incorporación de la región
salitrera a la economía nacional y el rápido crecimiento de los centros
urbanos de Valparaíso y Santiago generaron nuevos mercados para la
agricultura. Sin embargo, los desarrollos regionales fueron bastante
dispares como lo demuestran las distintas fuentes disponibles. Algunas
zonas se modernizaron, en especial en los valles cercanos a la capital,
pero la gran mayoría siguió utilizando la tecnología y los sistemas
laborales tradicionales. En la zona sur, la ocupación definitiva de la
Araucanía incorporó una excelente zona cerealera con predominio de
latifundios, que en muchos casos se construyeron sobre la expropiación
de tierras indígenas y la absorción de las propiedades de pequeños
colonos mestizos.
La gran brecha en la modernización de las haciendas se
produjo a causa del manejo que de sus propiedades
hicieron gran parte de los hacendados. Por una parte, los
dueños de las tierras obtuvieron innumerables créditos
hipotecarios, cuyos intereses se esfumaron al devaluarse
la moneda; por otra, los terratenientes extendieron el
sistema de inquilinaje, lo cual les permitió bajar los
costos monetarios, pagando a sus trabajadores estables
no en dinero, sino en regalías. Asimismo, era necesario
asegurar la continuidad del sistema social tradicional en
las haciendas, ya que constituían la base del apoyo
electoral para el propietario y señor.
La mano de obra en la Hacienda
Las masas de peones y vagabundos
que deambularon por los campos, si
bien representaron mano de obra
barata para los hacendados, fueron
vistos como extraños que escaparon al
control que ejercía la hacienda sobre
la vida rural y que fácilmente podían
caer en el bandidaje.
La situación de la agricultura a principios del siglo XX era,
desde el punto de vista tecnológico y productivo,
desventajosa.
Había, sin embargo, una tendencia global a reforzar los lazos
de inquilinaje frente a la progresiva migración campo-ciudad.
De este modo la hacienda escapó nuevamente del proceso de
modernización que vivía el país, quedando como un enclave
de la sociedad tradicional que se negó a desaparecer, lo cual
desató una fuerte crítica social entre quienes plantearon la
necesidad de modernizar el manejo económico de las
haciendas y fundamentalmente los sistemas de mano de obra.
De todas maneras, hasta la década de 1960 el mundo rural fue
no sólo el bastión de los partidos conservadores sino un
símbolo del apego de las elites tradicionales al dominio que,
por siglos, habían ejercido sobre el país.
ACTIVIDAD DE LA CLASE 9/9
1.Defina : Gañan – Peón – Inquilino
2. Producción de la Hacienda