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Charla cruz y pascua

En la imagen vemos a Jesús crucificado junto con los


dos ladrones. En el Imperio Romano, este método de
ejecución era uno de los favoritos de los gobernantes,
reservado para traidores y esclavos, ya que buscaba dos
fines principales; en primer lugar, obligaba al condenado a
morir de la manera más humillante posible, desnudo y a la
vista de todos; y la segunda, buscaba aleccionar al resto
de ciudadanos para que no cometiesen los mismos crímenes
otra vez. Era una forma muy pública y visible, que exponía
al condenado a quedar desnudo y abierto de brazos, en un
lugar muy visible, frente a todo el pueblo. Humillar, hacer
sufrir y aleccionar eran los tres objetivos principales de
este tipo de pena de muerte.
Por estas razones, el símbolo de la cruz no fue
utilizado por los primeros cristianos para identificarse,
ya que el significado del que estaba cargado este símbolo
era negativo: violencia, muerte, vergüenza, humillación. En
lugar de sentirlo como propio, los cristianos veían este
símbolo como una ofensa.
En lugar de la cruz, los primeros cristianos
utilizaban otros símbolos para identificarse. El primero
del que se tiene cierto registro confiable es el ichtus: el
famoso pez. La palabra ichtus es pez en griego, y se
escribe ἰχθύς. El desglose de esta palabra es interesante,
ya que muchas veces se utilizaba la sigla en mayúscula
(ΙΧΘΥΣ) por su significado desglosado:
• Ι (Iota): Letra inicial de la palabra Ἰησοῦς
(Jesús)
• Χ (Chi): Letra inicial de la palabra Χριστός
(Cristo)
• Θ (Theta): Letra inicial de la palabra Θεοῦ
(Dios)
• Υ (Upsilon): Letra inicial de la palabra Ὑἱός
(Hijo)
• Σ (Sigma): Letra inicial de la palabra Σωτήρ
(Salvador)
Es decir, “Jesucristo, Hijo de Dios, el Salvador”.
Este signo debe haber sido adoptado por los cristianos
porque la imagen del pez es recurrente en la Biblia, por
ejemplo, cuando Jesús multiplica los peces y le da de comer
a la multitud, cuando a Jesús dice a Pedro que él será
“pescador de hombres”, cuando Jesús come pescado luego de
resucitar. También adquiere un significado interesante
cuando se piensa en que se designaba a los recién
convertidos como "pisciculi" (pececillos), ya que estos
eran bautizados sumergiéndose en el agua, y el pez se
convirtió, junto con el pan, en símbolo de la eucaristía.
Pero hubo un momento en que el símbolo del
cristianismo comenzó a modificarse. Un par de siglos
después de la muerte de Jesús, el Imperio Romano se tuvo
que dividir en dos debido a su magnitud, lo que impedía una
administración eficaz. Como ven en la imagen, se dividió en
dos: una parte occidental (con capital en Roma y luego en
Milán – retengan esta ciudad), y otra oriental, con capital
en Bizancio (después Constantinopla – retengan este nombre
también). En este imperio aparece un hombre muy importante,
que se convertiría en emperador de la parte occidental del
imperio: Flavio Valerio Aurelio Constantino, más conocido
como Constantino I El Grande –si, Constantinopla se llama
así por él. Este hombre iba a convertirse en emperador
después de una serie de situaciones y guerras mediante las
que fue quedándose con el poder de los, en ese momento, 4
gobernantes romanos. Una de las batallas decisivas, con la
que logró prácticamente quedarse con todo el poder, es la
llamada batalla del puente Milvio. En este puente, al norte
de Italia, Constantino enfrentaba a otro aspirante al
trono, Majencio. Antes de la batalla, la noche del 27 de
octubre, cuando los soldados se preparaban para la
inminente batalla, Constantino tuvo una visión que lo llevó
a combatir bajo la protección del Dios cristiano. Esta
visión consistía en la aparición de la señal de la
cruz acompañada por una voz que le decía a Constantino «con
este signo, vencerás», en griego “in hoc signo vinces”.
Constantino hizo dibujar este signo en los escudos de sus
soldados y este se convirtió en el símbolo de los
cristianos. Este es el crismón, que consiste en las letras
griegas Χ (ji) y Ρ (rho), las dos primeras del nombre de
Cristo en griego: Χριστός (Khristós -"el ungido"-). Esto
sucedió en el 312 d.C.
Un año después, el amigo Constantino decidió que, como
Dios había sido tan bueno con él, le correspondía
devolverle el favor. Así que en el 313 d.C. se juntó con
Licinio, el emperador del otro lado del imperio, y con otra
gente importante y sancionaron el famoso edicto de Milán,
que es algo así como un decreto imperial. En este edicto se
decretaba la libertad de culto en el imperio, por lo que
los cristianos ya no serían perseguidos y se les devolvían
todas las posesiones que se les había confiscado. Dato de
color, Constantino se convirtió, después de vencer a
Licinio, en emperador único del imperio, mudó la capital a
Bizancio, a la que le cambió el nombre a Constantinopla –
se tenía una alta estima – y ahí murió de viejo, un ratito
después de bautizarse.

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