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Contexto histórico.
Del siglo lll al V inician las expediciones germánicas, también llamadas invasiones
bárbaras. Aquellas fueron hechas por pueblos como los Vándalos, los Godos, los Visigodos, los
Sajones entre otros, eran considerados bárbaros todos aquellos pueblos que no hablaban la lengua
oficial del imperio romano. En esta época de guerras, hambrunas y enfermedades partes del pueblo
romano empiezan a hacer culto al Dios cristiano, puesto que en esta religión se habla de un futuro
mejor, una salvación eterna para sus fieles.
Un antecedente importante es que antes del siglo lV existía una “caza” hacia los cristianos.
Como parte de las tradiciones romanas (anterior a la época de la religión cristiana) cada romano
tenía que quemar incienso delante del busto del emperador en señal de fidelidad y obediencia, la
persecución a los cristianos se da por la negativa de éstos a aceptar aquella exigencia. Sin embargo,
a partir del 313 a.c, con la firma del Edicto de Milan el emperador Constantino l autoriza el culto
cristiano.
La pintura de esta época era de carácter utilitarista, como en el antiguo Egipto. Su función
era representar las escenas descritas en el antiguo testamento. El pintor de las catatumbas no
deseaba representar algo bello o estético, únicamente deseaba representar la fortaleza y la
salvación. Particularmente en esta pintura basta con que pudiera reconocerse 3 hombres persas, las
llamas y una paloma blanca, símbolo de la ayuda divina.
Las primeras representaciones escultóricas tienen una fuerte influencia griega. Pues desde
la misma época romana se ve este influjo. A pesar de las guerras y los diferentes acontecimientos
religiosos y sociales que se han producido en el transcurrir de los años los avances que se habían
dado en el campo del arte no se desconocen. Por supuesto, los intereses transmutan, empero, el
arte sigue funcionando como vehículo para transmitir un mensaje religioso, en este caso particular,
de la religión cristiana.
Éste relieve en mármol pertenece al sarcófago de Junius Bassus en la cripta de San Pedro,
Roma. Data del siglo lV. Aquí a Cristo no se le representa como al hombre barbado y de cabello
largo, que usualmente muestran. Por el contrario, se va una figura juvenil, sentado entre San Pedro
y San Pablo, los cuales parecen filósofos griegos. Hay un detalle en particular que refleja que tan
estrechamente está relacionado esta representación con el arte helenístico; para indicar que cristo
tiene su trono en el cielo, el escultor ha hecho que sus pies descansen sobre el dosel del firmamento
sostenido por el antiguo Dios del cielo.
Ahora bien, después de que el emperador Constantino l estableció la religión cristiana como
la religión del estado, la relación entre la religión cristiana y el arte cambia drásticamente. Debido
al nuevo estatus de la religión cristiana sus ceremonias no podían seguir celebrándose en
catatumbas pequeñas y oscurecidas. Por ello se toman las basílicas como nuevos espacios de
adoración. Espacios que antaño eran tomados para resolver asuntos de la administración pública.
Las basílicas, como epicentros para los ritos religiosos, debían estar adecuadas para tales
usos. Para su decoración decidieron no poner estatuas por varios motivos. En primer lugar
resultaban muy semejantes a las imágenes talladas y a los ídolos que eran condenados por la biblia.
En segundo lugar porque era confuso para los nuevos devotos, que acababan de convertirse a la
nueva fe, ver estatuas similares a las de Zeus, y los demás dioses paganos, pues los cristianos
esperaban transmitir la idea de que había un único Dios.
El Papa Gregoriano el Grande propone decorar las basílicas con pinturas. Pues las
consideró útiles como medio para recordarles a los fieles las enseñanzas y mantener viva la
evocación de los episodios sagrados. Y a sus detractores, quienes se oponían a toda representación
gráfica, ya que el antiguo testamento lo prohibía dijo que muchos de los miembros de la iglesia no
sabían leer ni escribir, y que las imágenes servirían para mantener viva la fe de aquellos.
Sant’Angelo in Formis (Italia), frescos del ábside, finales del siglo XI.
La cuestión del empleo de las artes en la iglesia cristiana constituyó una de las causas
principales de la separación del imperio romano. El imperio romano de occidente y el imperio
romano de oriente. En aquel último, en donde se hablaba griego, se opusieron a aceptar la jefatura
del papa latino Gregoriano. Se estableció una agrupación de fieles que estaban en contra de todas
las imágenes de naturaleza religiosa fue denominado como “los iconoclastas” o “los destructores
de imágenes”.
Cabe resaltar que durante los primeros siglos de la humanidad los artistas no tenían por
costumbre firmar sus obras. Es por ello que las diferentes pinturas, relieves, esculturas y demás,
pertenecientes a la época paleocristiana son de origen desconocido. No es sino hasta el siglo XV
que los artistas, ya reconocidos como artistas y no como artesanos, empiezan a ser afamados por
sus obras y estampan su firma.
Referencias: