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Trabajo de Instrucción Preliminar

“Violencia de género y de pareja”


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Las distintas denominaciones de los malos tratos llevan a confusión: Violencia de


Género, doméstica, de pareja, hacia las mujeres, masculina o sexista, entre otras.

La violencia doméstica hace referencia a aquella que se produce dentro del hogar, tanto
del marido a su esposa, como de la madre a sus hijos, del nieto al abuelo, entre otras.
Excluye aquellas relaciones de pareja en las que no hay convivencia. Al respecto, en
nuestro país existe la Ley N° 20.066 de violencia intrafamiliar, cuyo objetivo principal
planteado en su artículo 1° es prevenir, sancionar y erradicar la violencia intrafamiliar y
otorgar protección a las víctimas de la misma.

Por otra parte, la violencia de género consiste en actos violentos ejercidos contra una
persona sólo por su género. Las acciones que consideramos violentas son todas
aquellas que afectan de forma negativa a la identidad, la sexualidad y libertad
reproductiva, la salud física y mental y el bienestar social de una persona, malos tratos
de la pareja, como agresiones físicas o sexuales de extraños, mutilación genital e
infanticidios femeninos. Todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo
femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual
o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la
privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública o privada
(“Artículo 1 de la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Naciones Unidas, 1994).

Todo esto se encuentra directamente vinculado a nuestro sistema de relaciones


sociales, donde de forma injusta y equivocada se sitúa a las mujeres en una posición de
inferioridad respecto a los hombres. Esta perspectiva machista reduce a las mujeres a
un lugar de subordinación y dependencia económica, social, cultural y emocional en las
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relaciones familiares y sociales. Los roles y prejuicios de género impuestos hacia lo


masculino y lo femenino, además de la normalización de las formas de violencia que se
mencionan, dificultan que las agresiones hacia las mujeres disminuyan.

El femicidio es la manifestación más extrema de la violencia de género. Se define como


el asesinato intencional de mujeres por el hecho de serlo y es, en general, cometido por
alguien con quien la víctima tiene o tuvo una relación de pareja. 

Aunque la violencia hacia la mujer es la predominante dentro del contexto de la pareja,


no es la única que existe. También hay casos donde la persona afectada es hombre.
Los tipos de violencia reconocidos son:

·     Física. La violencia física es aquella que puede ser percibida objetivamente por
otros, que más habitualmente deja huellas externas. Se refiere a empujones,
mordiscos, patadas, golpes, etc, causados con las manos, pies, algún objeto o arma. Es
la más visible y por tanto, facilita la toma de conciencia de la víctima, pero también es la
más reconocida social y jurídicamente, en relación fundamentalmente con la violencia
psicológica.

·   Psicológica. La violencia psíquica aparece siempre que hay otro tipo de violencia.
Supone amenazas, insultos, humillaciones, desprecio hacia la propia mujer,
desvalorizando su trabajo, sus opiniones. Implica una manipulación en la que incluso la
indiferencia o el silencio provocan en ella sentimientos de culpa e indefensión,
incrementando el control y la dominación del agresor sobre la víctima, que es el objetivo
último de la violencia de género. Dentro de esta categoría podrían incluirse otros tipos
de violencia que llevan aparejado sufrimiento psicológico para la víctima y utilizan las
coacciones, amenazas y manipulaciones para lograr sus fines. Se trata de la violencia
“económica”, en la que el agresor hace lo posible por controlar el acceso de la víctima
al dinero, tanto por impedir que trabaje de forma remunerada, como por obligarla a
entregarle sus ingresos, haciendo él uso exclusivo de los mismos. También es habitual
la violencia “social”, en la que el agresor limita los contactos sociales y familiares de su
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pareja, aislándola de su entorno y limitando así un apoyo social importantísimo en estos


casos.
·     Sexual. Es ejercida mediante presiones físicas o psíquicas que pretenden imponer
una relación sexual no deseada mediante coacción, intimidación o indefensión. Aunque
podría incluirse dentro del término de violencia física, se distingue de aquella en que el
objeto es la libertad sexual de la mujer, no tanto su integridad física. Hasta hace poco
tiempo atrás, la legislación y los jueces, no consideraban este tipo de agresiones como
tales si se producían dentro del matrimonio.

Al respecto, cabe destacar que en nuestro país se está avanzando en cuanto a


establecer el derecho de las mujeres a vivir sin violencia, que está consagrado en los
tratados internacionales como la “Convención sobre la eliminación de todas las formas
de discriminación contra la mujer” (CEDAW) y “Convención Interamericana para
prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer” (Convención de Belem do
Pará), en especial a través de sus recomendaciones generales números 12 y 19 y de la
“Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer de Naciones Unidas”. A
nivel mundial, ONU mujeres trabaja con los países para avanzar en la generación de
marcos normativos internacionales que presten apoyo a procesos como la Asamblea
General y la Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer.

En Chile, ONU mujeres, en conjunto con organismos estatales, trabaja para conseguir
la adopción y promulgación de reformas jurídicas acordes con normas y estándares
internacionales que buscan promover el fin de la violencia, aumentar la sensibilización
sobre sus causas y consecuencias, visibilizar la necesidad de cambiar normas , de
educar en el respeto mutuo, en la resolución pacífica de conflictos; para de esta manera
cambiar el comportamiento social respecto de esta materia y avanzar en la igualdad de
género y los derechos de las mujeres. Al respecto, los distintos Gobiernos en nuestro
país, han desarrollado planes nacionales de acción, dedicados a prevenir y abordar la
violencia contra las mujeres, fortaleciendo la coordinación entre actores y sectores
diversos que se requieren para una acción significativa y de largo alcance.
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Pero entonces ¿Qué es la violencia de pareja? es el uso del poder para ejercer
intimidación, amenazar o violentar a una pareja o expareja íntima; se puede manifestar
en cualquier etapa de una relación. Hay varios tipos de violencia, todos iguales de
graves, se identifican de la siguiente manera:

La violencia en las parejas incluye:

 Abuso emocional y verbal: gritar, insultar, acosar, alejar de la familia y amigos, decir
que mereces el abuso o culparte por ello y luego hacerte regalos para enmendar el
abuso o hacer promesas de que todo cambiará en el futuro.

 Abuso sexual y violación: obligar a hacer un acto sexual no deseado o a hacer algo
sexual en contra del consentimiento de la pareja.

 Abuso físico: golpear, empujar, patear, morder, arrojar objetos, ahorcar o cualquier
otro contacto agresivo

 También puede incluir obligar a quedar embarazada en contra de la voluntad de la


pareja, intentar influir en lo que ocurre durante el embarazo o interferir con los
anticonceptivos.

A modo de conclusión, señalar que todo esto requiere de un cambio cultural que se
inicia en la infancia, en donde nuestra familia debe enseñarnos ese respeto mutuo sin
distinción de género, en donde, al primer asomo de violencia se nos inste a
contenernos y a entender que los conflictos no se resuelven por esta vía y que la mujer,
es un ser igual y con los mismos derechos del hombre y viceversa; porque a la luz de
las manifestaciones feministas actuales vistas en nuestro país, me temo que no
estamos avanzando hacia el lado correcto.

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JOSE OMAR VELASQUEZ PEREZ


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PRy CDAo DP


Cuerpo Capitular Integrado “Magallanes” N° 1
BIBLIOGRAFIA

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