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Pese a que el principio de una nueva vida humana tiene relación a partir de lo biológico
comprobado científicamente, no únicamente por medio de investigaciones sino que evidenciado
por las técnicas de fertilización in vitro, continúa siendo un asunto de debate. El debate nos hace
la pregunta de por qué actualmente es primordial conceptualizar estrictamente el instante del
inicio de la vida de un nuevo ser humano. La respuesta a esta pregunta es que hay varios intereses
científicos, doctores, económicos, sociales y políticos relacionados en esta definición.
Junto a los intereses antes mencionados, también se encuentra el área de biotecnología, desde
la parte de investigación y tratamiento por medio del uso de células madre hasta el editar el ADN
humano en el embrión, lo que abarca un gran campo de desarrollo y por esto también pone en
juego intereses morales y económicos.
A partir de lo biológico es claro, y hay muchas pruebas científicas que demuestran que la nueva
vida humana empieza a partir del principio del proceso de fecundación. En este proceso se
restablece el número diploide de cromosomas, se define el sexo cromosómico, y se activa el
citoplasma del cigoto para la primera separación mitótica.
Una vez fecundado el nuevo ser humano, sus células empiezan con una secuencia de divisiones
de arreglos morfogenéticos que conducen a que en torno al quinto día de vida se forme el
blastocisto. Para el conveniente desarrollo del embrión temprano es primordial que esté
polarizado. La polarización de sus células es secundaria a la expresión de diferentes moléculas en
su área dependiendo si acceden o no en contacto con otras células. Esta información que obtiene
Mahel Sánchez al177337@alumnos.uacj.mx
de las células con las que contacta es fundamental para implantar el destino de cada célula y el
conveniente desarrollo morfogenético del embrión.
La prueba científica no pone en duda el inicio de la vida humana, debido a que es viable mostrar
que a partir del inicio de la fertilización se activan procesos moleculares propios, únicos, seguidos
y graduales que concluyen con el desarrollo de un blastocisto humano. Para que esto ocurra,
tanto el óvulo como el espermatozoide son células que permanecen especialmente diferenciadas
con esta exclusiva finalidad.
Existen principios morales en medicina que se piensan fines, pues no necesitan en sí mismos ser
demostrados. Entre ellos se definen los principios defendidos comúnmente a partir del principio
del cuestionamiento sobre la moralidad de la actividad médica, más especialmente a partir del
Juramento Hipocrático predeterminado en el siglo V a.C. Este Juramento es el mismo, con varias
escasas modificaciones, que en la actualidad tienen que firmar quienes finalizan sus estudios de
medicina y se dedican al ejercicio de la profesión, y tiene como finalidad ejercer los
conocimientos adquiridos para la defensa del individuo en cualquier situación.
Por ello, como sociedad pluralista, se necesita mantener un criterio dadivoso para la defensa de
los Derechos Humanos, o sea usar un criterio de máxima que respete a todos los humanos en
cada uno de los periodos de desarrollo y en cualquier situación y que no quede nadie sin ser
integrado, ya que corremos el peligro de dejar nuevamente desamparados y excluidos a ciertos
individuos de la familia humana.
Referencias
[1]G. Moya, "Inicio de la Vida Humana", in Inicio de la Vida Humana, Buenos Aires.