Una nueva generación de mando directivo: El Líder Nivel 5
¿Por qué unas empresas son mejores que otras?
Entre la diversidad de factores que existe se puede destacar con seguridad que la calidad de sus directivos es un elemento a considerar, especialmente cuando hablamos de la generación de resultados. Anteriormente, el contar con estudios superiores era razón suficiente para poder pertenecer al manto gerencial y/o directivo, donde destacaban principalmente cualidades como el talento y el conocimiento técnico. Con el pasar de los años, está percepción ha ido cambiando de tal manera que ya no es suficiente. Se empezó a percibir estas cualidades como un mínimo requerido en vez de un diferenciador. Esto hizo que el mercado empezará a valorar otras cualidades más allá del saber o saber hacer. Dichas cualidades hacen hincapié en las habilidades interpersonales, donde se valora más la capacidad del individuo de trabajar y liderar equipos multidisciplinarios que el nivel técnico que este posea. El descubrimiento del factor humano y el papel de los grupos en el cumplimiento de los objetivos organizacionales fue indispensable para el auge de esta corriente de pensamiento. Posteriormente, se descubrió que las habilidades colaborativas en conjunto con la gestión eficiente de los recursos, trae consigo una serie de resultados que benefician a la organización de gran manera; como consecuencia de la interrelación de los factores de producción (humano, material, tecnológico y financiero) en la generación de valor. La premisa anterior, por sí sola, genera buenos resultados; incluso sobresalientes cuando se le suma una buena dosis de motivación, sin embargo, hay un elemento oculto que separa a las buenas empresas de las exitosas. Más allá de la eficiencia, la buena gestión y la motivación, estos elementos en particular se convierten en el factor definitivo en el cual nos basamos para definir cuáles son los elementos que permiten a las empresas alcanzar nuevos horizontes. Humildad y Profesionalismo Cuando hablamos de estas cualidades hacemos referencia al ego. Es aquí donde buscamos una predominancia del ego colectivo sobre el individual, es decir, que el líder se enfoque en el bienestar y éxito de la organización por encima de las metas y agendas personales. A continuación, un ejemplo de ambos casos. Había un equipo de básquetbol con un jugador muy bueno, sin embargo, este no sabia jugar en equipo, consideraba que su habilidad era suficiente para generar resultados y que el plan de juego debía ser diseñado conforme a sus aptitudes. Este jugador siempre buscaba ser el que más puntos anotaba y era sumamente competitivo. ¿Qué paso? Individualmente era el mejor de todos, sin embargo, sus resultados como equipo dejaban mucho que desear. Por otro lado, otro equipo, con buenos jugadores, hacía hincapié en lo que verdaderamente importa del juego, ¡GANAR! Precisamente por ello, diseñaron y adaptaron su juego para adecuarse a las necesidades del equipo. ¿Resultado? Un equipo campeón. ¿Pudieron notar la diferencia? Los resultados colaborativos siempre van a ser más grandes que los individuales, incluso cuando los miembros del equipo tengan una menor capacidad que un individuo en particular. Esta línea de pensamiento, enfocada en objetivos colectivos y en bienestar común es indispensable para que pueda suscitarse este tipo de empresas. ¿Quieres saber cómo llegar a ser una organización excepcional? Te invito a que platiquemos al respecto: lgutierrez@gcefe.com
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