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25.06.

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PREGUNTAS Y RESPUESTAS

1) ¿Considera conveniente la reciente propuesta del legislativo para modificar los


artículos 99 y 100 de la Constitución?

Es una propuesta bastante acotada. De un lado, plantea reconocer expresamente el


respeto del debido proceso en el antejuicio y el juicio político. Esto resulta acorde a
reiterados pronunciamientos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y de nuestro
Tribunal Constitucional.

De otro lado, consideramos acertado eliminar del texto constitucional que el Ministerio
Público y el Poder Judicial se encuentren atados a la calificación penal efectuada por el
Congreso de la República en el procedimiento de antejuicio. El Parlamento no es un órgano
técnico con la capacidad de valorar conductas e imputar delitos. Su función debe limitarse a
verificar que no exista un motivo político detrás de la persecución penal de los altos
funcionarios.

Actualmente, en muchas ocasiones, el Fiscal de la Nación se ve obligado a presentar una


denuncia con una calificación errada (por ejemplo, se consigna un tipo penal en lugar de
otro), lo cual genera que finalmente el juez no pueda emitir la condena correspondiente y se
promueve la impunidad. Por ello, consideramos valiosa la aprobación de esta reforma.

2) ¿La DP respalda el proyecto de ley que plantea suspender la titulación de predios y


con ello reducir la conflictividad?

La congresista Norma Yarrow plantea suspender temporalmente la titulación de territorios


comunales o nativos y, con ello, evitar que se incrementen los conflictos sociales vinculados
a la demarcación territorial. De acuerdo a lo anotado en el proyecto, ello se aplicaría en
aquella zonas que no cuenten con límites anotados en el Registro Nacional de Límites o
que se encuentren saneados, lo cual ocurriría en el 80% de las circunscripciones de nuestro
país..

Esta propuesta supone una grave restricción a los derechos de las comunidades. Ello en la
medida que la titulación es una medida necesaria para garantizar el ejercicio del derecho de
propiedad sobre sus tierras, permitiendo a sus miembros desarrollar diversas actividades
indispensables para su subsistencia y desarrollo. Es cierto que los problemas en la titulación
han generado conflictos sociales, pero la solución debería pasar por fortalecer los procesos
de titulación, no por dejar sin protección a las comunidades afectadas por la ineficiencia
estatal.

3) ¿Qué opina de la reciente decisión de la Corte Suprema de EEUU sobre el aborto?

Desde la Defensoría del Pueblo lamentamos la decisión adoptada por la Corte Suprema de
los Estados Unidos. La anulación del fallo histórico de Roe v. Wade, que garantizaba el
acceso al aborto desde 1973 (derecho absoluto en el primer trimestre, regulación durante el
segundo trismetre y restricción en el último trimestre), constituye un retroceso en relación
con los derechos de las mujeres en dicho país.
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La decisión tomada en mayoría (6-3) por la Corte Suprema de EE.UU. elimina el aborto
como un derecho constitucional. En otras palabras, ya no existe un umbral de protección a
nivel federal sobre cómo los Estados deben regular el derecho al aborto. Ello permitirá que
el aborto pueda ser considerado ilegal en los Estados que así lo decidan. Más aún, esta
anulación podría propiciar que la Corte Suprema cuestione y revise otros precedentes
vinculados al reconocimiento de derechos (uso de anticonceptivo oral de emergencia,
reconocimiento del matrimonio igualitario).

Nuestra institución considera que esta decisión no debería ser empleada para argumentar
mayores retrocesos en relación con el aborto en nuestro país. Por ejemplo, deberían
descartarse aquellas propuestas que limitan el aborto terapeutico, poniendo en riesgo la
vida y salud de mujeres,niñas y adolescentes. Consideramos que su no aplicación
generaría graves consecuencias, como el incremento de la mortalidad materna.

4) ¿Cuál es la posición de la DP sobre el proyecto de ley que propone considerar


como delito la difusión de información reservada sobre procesos judiciales?

Una iniciativa como la que está proponiendo el Poder Ejecutivo, que busca sancionar
penalmente a quienes filtren información sobre investigaciones y/o procesos judiciales,
representa una grave amenaza a las libertades de expresión e información en nuestro país.
Esta represión penal supondría generaría un desincentivo para quienes proveen de
información de relevancia pública a los medios y, así, se convertiría en un obstáculo para el
desarrollo de la labor periodística. Por ejemplo, impediría que sean sometidos al escrutinio
de la ciudadanía asuntos de interés público, como los actos de corrupción y la labor de los
jueces y fiscales para reprimir estas conductas.

Nuestra institución recuerda que si bien existe el deber de reserva respecto de las
investigaciones fiscales, en determinados casos resulta trascendental que la ciudadanía
conozca estos hechos. La Autoridad de Transparencia del propio Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos ha señalado que corresponde al fiscal determinar qué información
puede ser transparentada, siempre que dicha divulgación no afecte los derechos de los
involucrados. Así, en un análisis caso por caso, es posible privilegiar el derecho a la
información de la ciudadanía sobre la necesidad de reserva.

Además, como sostiene la Corte IDH (caso Álvarez Ramos vs. Venezuela), la represión
penal constituye la medida más restrictiva de la libertad de expresión y solo debe ser
empleada como último recurso. En nuestro país, si algún juez o fiscal difunde información
reservada que afecta el desarrollo del proceso penal o derechos de los investigados lo que
correspondería es iniciar un procedimiento disciplinario por parte de las autoridades de
control disciplinario del PJ y el MP, no la persecución penal de estos funcionarios.

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