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disponibilidad de fósforo
Los microorganismos son parte integral del ciclo del fósforo (P) del suelo y, como
tales, juegan un papel importante en la mediación de la disponibilidad de P para
las plantas. Por lo tanto, comprender la contribución microbiana a la nutrición de P
de las plantas y las oportunidades para manipular microorganismos específicos
para mejorar la disponibilidad de P en el suelo ha sido de considerable interés
durante muchas décadas. Este interés se ve acentuado por el hecho de que la
deficiencia de P es común en suelos meteorizados y tropicales de todo el mundo,
por el aumento de los costos de los fertilizantes fosfatados y porque la eficiencia
del uso de P por las plantas del suelo y las fuentes de fertilizantes es a menudo
baja a pesar de que muchos suelos contienen una cantidad relativamente grande.
de P total que solo está disponible con moderación para las plantas. Las fuentes
de fosfato de roca de alta calidad del mundo son finitas y esto en sí mismo justifica
la necesidad de desarrollar plantas y / o sistemas agrícolas que sean más
eficientes en P. Por tanto, la utilización de microorganismos para aumentar la
disponibilidad de P en el suelo es una propuesta atractiva para desarrollar una
agricultura más sostenible. Esto es relevante para los sistemas de producción de
altos insumos del mundo desarrollado, y también para los países en desarrollo
donde el acceso a fertilizantes minerales está restringido (Sánchez, 2010). El
concepto de mejora microbiana de la disponibilidad de P para las plantas no es
nuevo. Gerretsen (1948) demostró que los cultivos puros de bacterias del suelo
podrían incrementar la nutrición de P de las plantas en condiciones controladas
mediante la solubilización de formas precipitadas de fosfatos de calcio (Ca).
Desde este estudio, se han informado muchos ejemplos de movilización de P
mediada microbianamente y caracterización de diferentes microorganismos (para
una revisión, ver Richardson, 2001; Gyaneshwar et al., 2002; Khan et al., 2007,
2010; Harvey et al. , 2009; Richardson et al., 2009a; Zaidi et al., 2009). Sin
embargo, a pesar de que los productos microbianos prometedores para la
movilización de P no han tenido una aplicación importante en los sistemas
agrícolas de gran extensión. Una excepción a esto es la comercialización de
inoculantes a base de hongos en América del Norte y más recientemente en
Australia y Europa. Claramente, las interacciones entre los microorganismos y las
plantas en los ambientes del suelo son complejas y, con unas pocas excepciones
(como los rizobios y, en mucho menor grado, los hongos micorrízicos), han
resultado difíciles de manejar y, como consecuencia, las respuestas a los
inoculantes han sido muy variables. Además, el P en el suelo está sujeto a
extensas reacciones fisicoquímicas y biológicas.
con solo un pequeño componente del P total del suelo en una forma directamente disponible para
la absorción de plantas o microbios (Fig. 1). La absorción de P de la solución del suelo ocurre como
ortofosfato a través de transportadores de alta afinidad que en las plantas se localizan en la
epidermis de la raíz y se expresan coordinadamente en respuesta a la deficiencia de P y a través de
la interacción con hongos micorrízicos (Bucher, 2007). El P en el suelo existe predominantemente
en fracciones inorgánicas que se adsorben en las superficies minerales del suelo o se presentan
como precipitados escasamente disponibles y en formas orgánicas que se adsorben, incorporan
dentro de la biomasa o se asocian con la materia orgánica del suelo. Es la disolución (o
movilización) del ortofosfato de estas formas y las tasas de difusión de P dentro de la solución del
suelo lo que representa la principal limitación para el suministro adecuado de P requerido para el
crecimiento de las plantas. En esta actualización, resumimos la evidencia actual sobre el papel de
los microorganismos no simbióticos de vida libre en el aumento de la disponibilidad de P para las
plantas. Se describen cuestiones críticas que impiden nuestra comprensión de la dinámica de P
mediada microbianamente en la rizosfera y se discuten las oportunidades para mejorar la
movilización de P.
Los microorganismos pueden mejorar la capacidad de las plantas para adquirir P del suelo a través
de varios mecanismos que se pueden resumir como: (1) aumento del crecimiento de las raíces a
través de una extensión de los sistemas de raíces existentes (por ejemplo, asociaciones de
micorrizas) o mediante la estimulación hormonal del crecimiento de las raíces, ramificación , o
desarrollo del pelo de la raíz (fitoestimulación; por ejemplo, producción de ácido indol-3-acético,
GA o enzimas que alteran los precursores del etileno de las plantas, como la 1-aminociclopropano-
1- carboxilato desaminasa; Richardson et al., 2009a; Hayat et al ., 2010); (2) alteración de los
equilibrios de sorción que puede resultar en una mayor transferencia neta de iones de ortofosfato
a la solución del suelo o facilitar la movilidad del P orgánico ya sea directa o indirectamente a
través de la renovación microbiana (Seeling y Zasoski, 1993); y (3) a través de la inducción de
procesos metabólicos que son efectivos para solubilizar directamente y mineralizando P de
formas escasamente disponibles de P orgánico e inorgánico del suelo (Fig. 1;
Richardson et al., 2009a). Esto incluye la salida de protones y
Figura 1. Representación esquemática de la importancia de los
microorganismos para la disponibilidad de P en el suelo. Los
microorganismos y sus interacciones en el suelo desempeñan un papel
fundamental en la mediación de la distribución de P entre la reserva
disponible en la solución del suelo y el P total del suelo a través de
reacciones de solubilización y mineralización, y mediante la inmovilización
de P en biomasa microbiana y / o la formación de formas escasamente
disponibles. de suelo orgánico e inorgánico P.
INTERACCIONES DE RIZOSFERA Y
también, en cierta medida, de varias fracciones de P extraíble del suelo, incluidas las que
anteriormente se consideraban poco disponibles para las plantas, como la P. orgánica e inorgánica
extraíble con NaOH En el estudio de Chen et al. (2002) se observó un agotamiento de
aproximadamente 20% y de 5% a 10% de agotamiento de P orgánico e inorgánico extraíble en la
superficie de la raíz, respectivamente (Fig. 3). Si bien esto representa solo una pequeña porción
del P total extraíble, demuestra una mayor movilización
de P del suelo dentro de la rizosfera. Sin embargo, también queda por determinar si formas
específicas de P del suelo (para fracciones de P tanto inorgánico como orgánico) se movilizan
preferentemente. Para el P orgánico del suelo en particular, es necesario vincular mejor la
caracterización química de las formas de P orgánico (es decir, según lo determinado por estudios
basados en espectroscopía; Turner et al., 2003) con su disponibilidad biológica. También existe la
necesidad de comprender mejor la importancia relativa de los mecanismos de las plantas en
comparación con los procesos microbianos para la movilización de P en la rizosfera y si alguno de
ellos puede manipularse para mejorar la eficiencia del uso de P en los sistemas agrícolas.
MINERALIZACIÓN DE P ORGÁNICO
Los microorganismos del suelo producen de manera similar una variedad de fosfatasas y cuando
se cultivan en medios de laboratorio
El aumento de la mineralización de la materia orgánica del suelo asociada con una mayor actividad
microbiana también ocurre en
la rizosfera como resultado de un efecto de cebado microbiano debido a la utilización del exudado
C con la consiguiente mineralización de nutrientes de la materia orgánica del suelo (Cheng, 2009).
Sin embargo, el acoplamiento directo de la mineralización de C con cantidades de N (y P) liberadas
requiere una investigación más detallada. Si bien las proporciones C: N son razonablemente
constantes en diferentes suelos y para varias fracciones de materia orgánica del suelo, a menudo
se observa una variación más amplia en las proporciones C: P o C: P orgánico (Kirkby et al., 2011).
Actualmente se desconoce hasta qué punto la mineralización de P puede ocurrir
independientemente del recambio de materia orgánica. Esto tiene implicaciones para la
competencia entre plantas y microorganismos por la absorción de nutrientes dentro de la
rizosfera, lo que resulta en una mineralización neta o inmovilización de P (Fig. 1) y, sujeto a
tiempos de renovación microbiana (se estima que es 2-3 veces más rápido en la rizosfera ; Cheng,
2009), la disponibilidad temporal de P para la absorción de la planta.
Los experimentos controlados que utilizan plantas inoculadas con microorganismos mineralizantes
de P proporcionan más pruebas de la disponibilidad de P mediada por microbios para las plantas.
Los estudios de Richardson et al. (2001) demostraron que cuando se cultivan en medios definidos,
la utilización de fitato P por especies de pastos y leguminosas mejoró mediante la inoculación con
microorganismos del suelo. Más específicamente, esto se demostró utilizando un aislado
bacteriano con alta actividad fitasa. Las plantas modificadas genéticamente para liberar una fitasa
fúngica extracelular (de Aspergillus niger) de las raíces mostraron una capacidad novedosa similar
para adquirir P directamente del fitato (Richardson et al., 2005). Sin embargo, cuando se evalúan
en el suelo, estas plantas muestran una mejora significativa en la nutrición de P solo en suelos con
niveles más altos de sustrato (medidos por ensayos de labilidad enzimática), o en suelos que
fueron modificados artificialmente con fitato (George et al., 2005a, 2005b). Además de la
importancia de la disponibilidad del sustrato, se observó una rápida adsorción de la fitasa a la fase
sólida del suelo y la pérdida de actividad dependía tanto de las características de la enzima como
de las propiedades del suelo (George et al., 2007a; Giaveno et al., 2010). La evaluación de los
suelos de la rizosfera después del crecimiento de las plantas indicó un agotamiento de P lábil a la
fitasa que,
aunque dependiente del tipo de suelo, no difirió sustancialmente entre las líneas de control y
transgénicas o para controlar suelos sin plantas (Richardson et al., 2009b). Esto sugiere que los
microorganismos son, de hecho, un factor clave en la regulación de la mineralización del fitato en
el suelo y su presencia dentro de la rizosfera puede compensar la incapacidad de las plantas para
adquirir P directamente del fitato. Se han aislado de la rizosfera bacterias con capacidad para
mineralizar el fitato y se justifica el trabajo adicional para evaluar la ecología y la función in situ de
dichos microorganismos en los ambientes del suelo, junto con una evaluación adicional de su
potencial de desarrollo como inoculantes (Unno et al., 2005). ; Jorquera et al., 2011).
SOLUBILIZACIÓN DE P INORGÁNICO
bacterias (por ejemplo, actinomicetos, Pseudomonas y Bacillus spp.) y hongos (por ejemplo,
Aspergillus y Penicillium spp.). Dichos microorganismos se aíslan comúnmente de la rizosfera y se
informa generalmente que su capacidad para solubilizar P está asociada con la capacidad en
cultivo para acidificar los medios de crecimiento (particularmente cuando se evalúan en fosfatos
de Ca) y liberar aniones orgánicos, con citrato, gluconato, oxalato y siendo el succinato
predominante (Khan et al., 2007). La cantidad de P solubilizado en cultivo depende de la
composición del medio, la forma de precipitado de P inorgánico utilizado (incluidos los fosfatos de
calcio, hierro y aluminio y diversas fuentes de fosfato de roca), junto con los procedimientos de
cultivo y muestreo.
et al., 2007, 2010; Harvey y col., 2009; Zaidi et al., 2009). Comúnmente se observa un desempeño
inconsistente en condiciones de campo (y es probable que la falta de respuesta también se
informe con menos frecuencia) y se ha atribuido a varios factores que incluyen: falta de
persistencia y competitividad de los microorganismos introducidos en el suelo y escasa
comprensión de los mecanismos implicados en la promoción del crecimiento, donde la
movilización de P puede no ser necesariamente el mecanismo principal (Richardson, 2001; Khan et
al., 2007; Zaidi et al., 2009). Los procesos que parecen ser efectivos en el laboratorio también
pueden no ser operables en el suelo. Generalmente existe un desconocimiento sobre las
reacciones de P en diferentes suelos y, en muchos casos, los experimentos están diseñados de
manera inadecuada para permitir que se confirme una respuesta específica a la movilización de P
(Jakobsen et al., 2005). Además, si bien los microorganismos pueden tener la capacidad de
solubilizar directamente el P para satisfacer sus propios requisitos, los beneficios posteriores para
las plantas solo pueden ocurrir después de la renovación de la biomasa microbiana. También
existe la necesidad de demostrar que los microorganismos en la rizoesfera tienen la capacidad de
agotar las formas inorgánicas de P del suelo (Fig. 3) además de las plantas solamente. Un estudio
reciente de Esberg et al. (2010) mostraron una correlación entre la respiración microbiana y los
cambios en el P extraíble con NaOH y sugirieron que el acceso microbiano a esta fracción era
mayor. Asimismo, Bu¨nemann et al. (2004) y Ehlers et al. (2010) han sugerido que se puede
producir un mayor acceso a las reservas fijas de P inorgánico en los suelos de Ferrosol en
respuesta al aumento del crecimiento de microorganismos que resulta de la adición de sustratos
de C en incubaciones de laboratorio. Se justifica un trabajo adicional para cuantificar la capacidad
relativa de los microorganismos para acceder a diferentes fracciones de P del suelo, en
comparación con las plantas.
Por lo tanto, se propone comúnmente que los microorganismos pueden desempeñar un papel
importante en el desarrollo de sistemas de producción integrados y sostenibles para mejorar la
eficiencia del uso de P mediante el uso de inocu específicos.
Las oportunidades para mejorar la disponibilidad de P mediado por microbios en los suelos
parecen factibles y podrían lograrse mediante el manejo de poblaciones de microorganismos
existentes para optimizar su capacidad de movilizar P o mediante el uso de inoculantes
microbianos específicos. Sin embargo, se ha logrado un éxito limitado hasta la fecha y las
oportunidades futuras con cualquiera de los enfoques requieren una comprensión más detallada
de
Interacciones microbianas en el suelo en los dominios bacteriano, arqueal y eucarial (por ejemplo,
hongos y protozoos). Esto incluye la consideración ecológica de microorganismos individuales
(como inoculantes) o diferentes grupos de microorganismos del suelo (como comunidades), cómo
interactúan en la rizosfera o dentro de las raíces.
(endófitos), su capacidad para movilizar P de diferentes fracciones del suelo y cómo las prácticas
de manejo del suelo y de la finca influyen en estos procesos. Las comunidades microbianas en el
suelo son muy diversas; por ejemplo, las bacterias solas pueden estar representadas por hasta 104
especies por gramo de suelo con indicaciones de más de un millón de genomas bacterianos
distintos del suelo (Torsvik et al., 2002; Gans et al., 2005). Con herramientas moleculares y
enfoques metagenómicos, recién ahora estamos comenzando a desentrañar la estructura y
función de las comunidades microbianas del suelo. Las técnicas de base molecular combinadas con
el análisis de imágenes de alta resolución (Sørensen et al., 2009) y la capacidad de integrarlas con
respecto a las interacciones biogeoquímicas utilizando nanoSIMS y otros métodos
espectroscópicos, brindan nuevas posibilidades para investigar los aspectos espaciales y
temporales de las comunidades microbianas. en la rhi zosfera junto con sus funciones asociadas.
Hasta la fecha, la investigación sobre microorganismos del suelo que movilizan P se ha centrado
esencialmente en microorganismos individuales que pueden cultivarse de forma aislada y tenemos
poca comprensión de cómo interactúan dentro de la esfera rizofónica. Además, tenemos poca
apreciación de si las plantas pueden albergar interacciones específicas con microorganismos para
mejorar la disponibilidad de P, aparte de la asociación con hongos micorrízicos. Estudios recientes
con Pseudomonas spp. aislado del suelo sugiere que la capacidad de solubilizar P está asociada
con el linaje filogenético y que, por lo tanto, puede ser factible seleccionar microorganismos o
comunidades específicas para mejorar la capacidad de movilizar P (Browne et al., 2009). La
actividad microbiana y la composición de la comunidad en la rizosfera está impulsada no solo por
la disponibilidad de C, sino también por la interacción con varias moléculas señal derivadas de
plantas y microbios (Bais et al., 2006; Badri et al., 2009). Estos metabolitos secundarios incluyen
flavonoides, fitoalexinas y otros compuestos antimicrobianos, varios fitoestimulantes (p. Ej.,
Estrigolactonas) que han demostrado estimular la colonización de raíces por hongos micorrízicos
(Xie y Yoneyama, 2010) y moléculas específicas que pueden imitar o interferir con los mecanismos
de señalización microbiana a través del quórum. detección (por ejemplo, lactonas N-acil homo-
Ser). La detección de quórum juega un papel importante en la regulación del crecimiento y función
de varias bacterias del suelo, incluidos los simbiontes y algunos patógenos (incluida Pseudomonas
spp.) Que se sabe que habitan en la rizosfera (Barriuso et al., 2008; Teplitski et al., 2011). Sin
embargo, se desconocen las investigaciones sobre cómo estos factores pueden moldear las
comunidades microbianas y su funcionalidad en procesos como la movilización de P. En un estudio
de George et al. (2009), no se detectaron diferencias en la estructura de la comunidad bacteriana
en la rizosfera o en la superficie de la raíz (rizoplano) del tabaco (Nicotiana
tabacum) modificadas para liberar una fitasa fúngica extracelular en comparación con las líneas de
control. Por el contrario, se produjeron grandes diferencias en la estructura de la comunidad en
respuesta a los tratamientos del suelo que se implementaron específicamente para modificar la
disponibilidad de P. Manipulación genética de plantas y microorganismos para rasgos clave que se
sabe que están asociados con la movilización de P o la promoción del crecimiento (p. Ej., Fitasa
extracelular y genes para la síntesis y / o liberación de aniones orgánicos por plantas y
microorganismos; Gyaneshwar et al., 2002; George et al., 2005a; Rodriguez et al., 2006), junto con
la generación de mutantes específicos en genes diana clave para rasgos particulares (por ejemplo,
liberación de aniones orgánicos en Pseudomonas spp., Miller et al., 2010), son útiles tanto para
elucidación de mecanismos y para cuantificar su contribución al aumento de la disponibilidad de P
en el suelo.
Las técnicas de base molecular también brindan una nueva oportunidad para detectar la presencia
y abundancia de microorganismos específicos o para cuantificar la expresión de genes diana
directamente en el suelo o en la rizosfera con altos niveles de sensibilidad. Por ejemplo, se han
descrito cebadores específicos basados en regiones conservadas para varios microorganismos
asociados con la movilización de P, incluidos los hongos micorrízicos, Penicillium spp. Y
Pseudomonas spp. (por ejemplo, Haugland et al., 2004; Costa et al., 2006; Oliveira et al., 2009), al
igual que los cebadores que se dirigen a rasgos como las fitasas bacterianas (Lim et al., 2007;
Jorquera et al., 2011 ). Microarrays compuestos por conjuntos de genes bacterianos funcionales
(He et al., 2007) y arreglos para el análisis filogenético de la diversidad bacteriana basados en
secuencias de genes 16S-RNA (Brodie et al., 2006), junto con secuenciación de próxima generación
y microbioma del suelo análisis, proporcionan una aplicación adicional para la evaluación de la
diversidad que rodea rasgos particulares o grupos funcionales de microorganismos. En conjunto,
estas herramientas brindan nuevas oportunidades para abordar cuestiones clave en la ecología de
la comunidad microbiana y para evaluar la supervivencia y persistencia de inoculantes específicos
dentro de la esfera rizo. Es evidente que los microorganismos del suelo juegan un papel
importante en el ciclo del P en los sistemas suelo-planta y se espera que una mejor comprensión
de su contribución a la movilización del P del suelo y la nutrición del P de las plantas brindará la
oportunidad de desarrollar más P- y sistemas agrícolas sostenibles y mejor conocimiento de la
función de los ecosistemas.