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Maximiliano Gamboa

Bitácora 3

Resumen

Texto 1: El ejercicio escolar no corresponde a un ejercicio psicológico o terapéutico donde


la vida como acto debe ser transformada para llegar a un cierto estado de bienestar y
perfección, sino más bien, está volcado a un llamado de atención, es un ejercicio de atender
algo, que es el mundo, y por lo mismo, sería un ejercicio del estudio del mundo. El
ejercicio es posible gracias a eso que constituye la posibilidad: la disciplina. Los
estudiantes, se entregan al ejercicio, son discipuli en tanto que ejercen una disciplina del
ejercicio, lo que constituye en un ethos del hacer, es un hábito que entrega tanto fuerza
como saber, es la concepción de un saber-hacer. Por lo tanto el ejercicio está ligado a una
formación y de esta manera a la educación, la cual necesariamente remite a un cuidado de
sí y emancipación (meleté).

Texto 2: La atención de la escuela no es una atención cualquiera, no es la focalización


imperativa que se exige en la fábrica, atención que en palabras de weil mata al alma, al
quitarle toda reflexión y entregarle un único foco: el trabajo. En la escuela la atención
significa atender al mundo, esta atención, asegurada por el profesor, es formada, requiere
tiempo: se da dentro de el tiempo libre, la scholé, ese donde todo es profanado de su lógica
funcional, y se atiende al mundo real, como tal.

Clave de lectura

La escuela es el espacio del ejercicio disciplinar que requiere de una atención guiada o
formada. Este espacio contempla al ejercicio como un hecho de emancipación y cuidado de
sí en tanto que se realiza fuera del ámbito laboral, el cual, tiene focos de realización del
trabajo y control, y no un aprendizaje del mundo. El ejercicio dentro de la escuela es la
posibilidad de la relación con el mundo real.
Argumentación

Cuando pensamos en ejercicios, normalmente pensamos que estos están destinados o a una
labor obligatoria, o a un trabajo del cuerpo. Por lo mismo, el ejercicio dentro de la escuela,
que pretende estar separado de la lógica habitual imperante (la capitalista), expulsa las
nociones de dicha lógica y se direcciona en lo que es un ejercicio de sí mismo. Teniendo en
cuenta que la escuela suspende a las cosas y las presenta en sí misma, este ejercicio, que es
posible gracias a la disciplina, es uno de conocimiento de lo real, y por lo mismo, un hecho
de emancipación.

¿Por qué este ejercicio de conocimiento es un ejercicio de sí, y por lo mismo de


emancipación? Dentro de la escuela, el profesor se encarga de acompañar a los alumnos, es
decir, formarlos, esta formación que contempla los saberes de la realidad suspendida,
profanada, realmente real o, mejor dicho, el mundo abierto, erigen una educación que no es
por algo, sino que es en algo. El en algo vendría siendo el mundo mismo, presentado por el
amor que le tiene el profesor a este, y abierto gracias al tiempo libre que facilita la escuela,
produciendo de esta manera el acontecimiento. Este acontecimiento es el acto educativo,
donde gracias a la formación, el estudiante se vuelca hacia un saber que está fuera de toda
funcionalidad exterior y la complicidad con el saber de los objetos se hace efectiva, no
porque este saber esté supeditado a una función, sino porque es el resultado de un interés
propio de los estudiantes, que implica el atender el mundo tal como es.

Atender al mundo tal como es, diríamos, es el carácter emancipador del ejercicio, pues
como ya expusimos, el mundo es profanado de toda lógica instrumental, lógica que somete
a los sujetos en su totalidad, incluido a los estudiantes, y por lo mismo, los ejercicios de la
escuela ejercen un roce, un interés por la cosa, lo que sería una lógica que contrasta, que
atraviesa, y por lo mismo, el sujeto que hace el ejercicio, está emancipándose.

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