Está en la página 1de 1

La clase alta

La élite social estaba conformada por los grupos más ricos, tanto aristócratas como burgueses en Europa. Durante el
siglo XIX, la aristocracia estaba perdiendo sus privilegios políticos y sociales.
El fin de la Primera Guerra Mundial redujo significativamente el poder de la aristocracia europea. En cambio, en
América Anglosajona y Latina, la élite estaba compuesta de burgueses.
Su superioridad económica les permitía tener un mejor estilo de vida, influenciar fuertemente la vida política y
cultural. Buscaban que se les reconociera como líderes sociales, se respetara la propiedad privada y se exalte al
individuo emprendedor.

La clase media
La expresión "clase media" se utilizaba en el siglo XIX para hacer referencia a profesionales liberales, funcionarios del
Estado, empleados y empresarios de mediana envergadura. En el campo, la clase media la conformaban pequeños y
medianos propietarios que llevaban un acomodado nivel de vida gracias a la comercialización de sus productos.
La clase media fue la que mejor encarnó el modo de vida burgués, pues lograron un poder adquisitivo aceptable,
pero sin la opulencia de los ricos. Compartieron con los burgueses y aristócratas una cultura urbana de ensalzar la
alta cultura (buenos libros, música culta, entre otros).

Las clases populares


La mayoría de la población pertenecía a la clase baja y su nivel de vida distaba mucho del de los grupos sociales altos;
en muchas ocasiones, apenas alcanzaba el umbral mínimo de subsistencia.
En las ciudades se concentraba una creciente mano de obra fabril que era sometida a duras condiciones laborales y
de vida. Muchos de los sectores de las clases populares urbanas eran los obreros, conocidos también como
proletarios. Junto con los burgueses, los obreros aún más. son una creación de la Revolución Industrial.
En las zonas rurales, las clases populares, compuestas por jornaleros, cultivadores o pequeños propietarios, también
se vieron perjudicadas por las profundas transformaciones del campo, lo que obligó a muchos a emigrar e integrarse
en el proletariado industrial urbano.

La mujer en la sociedad industrial


La sociedad industrial no reconocía a las mujeres los derechos políticos que habían obtenido los hombres como
ciudadanos, lo que las situaba en clara situación de inferioridad. La vida de las mujeres de clase media y alta
discurría en el hogar, consagrada a tareas domésticas según el ideal de la mentalidad burguesa y la religión. Pero las
mujeres de la clase baja se veían obligadas a trabajar, como el resto de los miembros de la familia, incluidos los
niños, debido a los bajísimos salarios. De hecho, la participación productiva de la mujer, ya fuera en el trabajo a
domicilio, en el servicio doméstico o en labores manufactureras y fabriles, resultaba imprescindible en la sociedad
urbane del siglo XIX. Al finalizar la centuria, la creación de nuevos puestos de trabajo como secretarias,
mecanógrafas, taquígrafas, maestras o telefonistas, acarreó nuevas oportunidades de empleo para las nuevas
generaciones de mujeres urbanas. En Europa Occidental y Estados Unidos se desarrolló un movimiento que luchaba
por la igualdad de la mujer: el sufragismo, cuyo objetivo fue el derecho al voto femenino.

También podría gustarte