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Expertos invitados

(especial para SIIC © Derechos reservados)

La implicación del psicoanálisis con la neurobiología social proporciona una integración profunda entre ciencias y
humanidades después de siglos de separación en distintas ramas del conocimiento y amplía la comprensión de los vínculos
humanos, basados en la exquisita complejidad y multiplicidad de nuestra especie.

Autor:
Covid-19 Irene Kremer
Columnista Experta de SIIC
Institución:
Universidad Católica de Córdoba
Artículos publicados por Irene Kremer

Coautor
Silvia Sesa*
Noticias/Opiniones
Psicóloga, Universidad Católica de Córdoba, Córdoba, Argentina*

Recepción del artículo Primera edición Segunda edición, ampliada y corregida


16 de marzo, 2022 28 de abril, 2022 13 de junio, 2022

Resumen Título español


Expertos invitados Se revisaron los principales cambios realizados por el psicoanálisis en la comprensión del desarrollo y Resumen
funcionamiento mental, mostrando que desde hace varias décadas algunas de sus propuestas armonizan Palabras clave
con otras ciencias. Destacamos los enfoques de Stern, Sander y Trevarthen, quienes consideran que los Bibliografía
fenómenos mentales emergen en el marco de una matriz intersubjetiva al sincronizar tiempos Artículo completo
compartidos entre los cuidadores primarios y el bebé. Ello deriva en la regulación de funciones (exclusivo a
fisiológicas básicas, considerando la crianza humana como un sistema biológico compartido. Estas suscriptores)
formulaciones se explayan en un nuevo campo científico denominado neurociencia social, el que Autoevaluación
valiéndose del análisis interdisciplinario multinivel provee evidencias de que estructuras y funciones del Tema principal en
sistema nervioso están influidas por el entorno social. Desde esta perspectiva se destaca un nuevo marco SIIC Data Bases
conceptual propuesto por Feldman, quien explicita los fundamentos neurobiológicos del apego, basados Especialidades
en la sincronía bioconductual, el sistema oxitocina y el cerebro parental, revelando aspectos cruciales de
la interfaz mente-cuerpo y del pasaje de ritmos biológicos a ritmos sociales. Al demostrar que los circuitos English title
neurobiológicos constituidos en las relaciones tempranas son los mismos que se activan en los demás Abstract
vínculos significativos a lo largo de la vida, abre caminos promisorios para intervenciones preventivas y Key words
terapéuticas en los más diversos ámbitos. Asimismo, se destaca que el psicoanálisis como estudio de la Autor
subjetividad, al salir de su aislamiento inicial, presenta propuestas que contribuyen a otras disciplinas y al Artículos
mismo tiempo son enriquecidas por ella, abriendo vías promisorias para la investigación e intervenciones Correspondencia
Novedades preventivas y clínicas. Patrocinio y
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Abstract
The main changes made by psychoanalysis in the understanding of mental development and functioning
were reviewed, showing that for several decades some of its proposals have been in harmony with other
sciences. We highlight the approaches of Stern, Sander, and Trevarthen who consider that mental
phenomena emerge within the framework of an intersubjective matrix by synchronizing times shared
between the primary caregivers and the baby. This idea derives from the regulation of basic physiological
functions, considering human breeding as a shared biological system. These formulations expand on a
new scientific field called Social Neuroscience, which, using multilevel interdisciplinary analysis provides
evidence that the structures and functions of the nervous system are influenced by the social environment.
Red Científica From this perspective, a new conceptual framework proposed by Feldman stands out, who explains the
Iberoamericana neurobiological foundations of attachment, based on bio-behavioral synchrony, the oxytocin system, and
the parental brain; revealing crucial aspects of the mind-body interface and the passage from biological
rhythms to social rhythms. By showing that the neurobiological circuits established in early relationships
are the same ones that are activated in other significant bonds throughout life, he opens promising paths
for preventive and therapeutic interventions in the most diverse fields. Likewise, it is highlighted that
psychoanalysis as a study of subjectivity, coming out of its initial isolation, presents proposals that
contribute and at the same time are enriched by other disciplines, opening promising avenues for
research, and preventive and clinical interventions.

Key words
social neuroscience

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Artículo completo
EL DESARROLLO MENTAL. UNA PERSPECTIVA INTEGRADORA DESDE EL PSICOANÁLISIS Y LA
Suscripción a
NEUROCIENCIA SOCIAL
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“Es inherente a la naturaleza de la ciencia refrescarse con el discurso de otras disciplinas.” 1 Comprar este
Al vislumbrar el desarrollo mental desde una perspectiva dinámica que contempla la complejidad de la artículo
naturaleza humana revisamos nuevos modelos que conectan distintas disciplinas, ellos coinciden en
Extensión: ± 2.96
focalizar el estudio en los vínculos tempranos y su relación con capacidades saludables y resilientes.
Tanto la neurobiología como el psicoanálisis están interesados en comprender el funcionamiento páginas impresas en
mental y el desarrollo humano, ofreciendo ambas disciplinas aportes inestimables. Si bien durante papel A4
mucho tiempo sus observaciones permanecieron aisladas en sus ámbitos de estudio y en no pocas
ocasiones se consideraban mutuamente opositivas, cada vez se visualizan más puntos de encuentro. Artículos
seleccionados
Evolución de los enfoques psicoanalíticos
para su compra
Las primeras teorías psicoanalíticas tienen el inmenso valor de haber explorado la especificidad de la
vida afectiva y fantasmática en la infancia. Tuvieron como meta primaria ayudar a comprender el
desarrollo de la psicopatología del lactante y del niño pequeño vinculado a tareas de urgencias
terapéuticas.2 Sin embargo, como todas las teorías abiertas al cuestionamiento, también aquellas
teorías psicoanalíticas que tratan sobre el desarrollo psíquico son objeto de rigurosas revisiones.
Algunas de sus innovaciones condujeron a reformular los modelos desde los cuales hoy se piensa la
emergencia y el funcionamiento de la mente como fenómeno social eminentemente humano.
Mencionaremos algunas concepciones preliminares del psicoanálisis referidas al desarrollo mental y
sus transformaciones que actualmente facilitan la conexión con otras ciencias.

Pasajes y transformaciones
- Desde una mirada derivada del adulto con graves patologías3,4 hasta la observación naturalista y
sistemática de los procesos del desarrollo de crianza saludable.5
- Desde el bebé aislado6 al modelo de mentes compartidas desde el nacimiento.2
- Desde la primacía de la sexualidad como la gran raíz de la vida psíquica7 hasta el reconocimiento de
otras motivaciones humanas como el apego, la regulación emocional, la construcción del sí mismo y
de espacios de intimidad que contemplan la ternura y la sensualidad.8
- Desde el lenguaje oral como modo privilegiado de comunicación hasta el reconocimiento de distintos
dominios de relacionamiento no verbal y su persistencia a lo largo de la vida.2
- Desde la tendencia a la descarga pulsional9 hasta el reconocimiento de la búsqueda de lo novedoso
en encuentros lúdicos con otros significativos.10,11

Cambios en los modelos de investigación en psicoanálisis

El psicoanálisis mantuvo un profundo aislamiento (que aún persiste en muchos ámbitos) respecto de
otras disciplinas. Diversos autores objetaron esta grave dificultad y propiciaron la apertura y la
conexión con otras ciencias. Fonagy,12 en un artículo titulado “Genética, psicopatología evolutiva y
teoría psicoanalítica: el argumento para terminar con nuestro (no tan) espléndido aislamiento”,
consideró necesario que el psicoanálisis se implique con otros saberes ya que, al explorar los vínculos
entre disciplinas, se facilitaría demostrar su relevancia en la exploración de la subjetividad y
enriquecerse con otros enfoques. Un debate actual en ámbitos psicoanalíticos, consiste en
determinar formas legítimas de investigar. Fonagy,12,13 Jiménez,14-16 Zukerfeld17 y Azcona18 coinciden
en que la investigación no puede valerse solo de inducción desde material clínico para generar
conocimientos, como era aceptado inicialmente. Si bien es posible llegar a conocer en profundidad la
mente de un individuo en un marco de trabajo exclusivamente psicoanalítico, cuando se desea
generalizar a un modelo global de la mente humana, la disciplina no puede existir por sí sola. Como
alternativa, sostienen que usando distintos modelos de investigación –clínica, conceptual y empírica–
se generan herramientas fundamentales para prevenir dogmatismos, favoreciendo tanto el
cuestionamiento interno como la capacidad de argumentar en ámbitos no psicoanalíticos. A
continuación, veremos cómo la libertad y la creatividad en la investigación con metodologías
novedosas colaboraron en sacar al psicoanálisis de su aislamiento conceptual, favoreciendo un
intercambio saludable entre ciencias.

Nuevas teorías del desarrollo se abren a diversos conocimientos

Las teorías del desarrollo surgidas en la década de 1960 (Stern,2,19,20 Sander,21-23 Traverthen,24,25) se
basaron en el uso de filmaciones para microanálisis de la comunicación espontánea de bebés con sus
cuidadores. Observaron transformaciones que momento a momento se producían en los vínculos
poniendo de manifiesto la sensibilidad mutua que se encuentra en el núcleo de la relación cuidador-
lactante desde el nacimiento y mostraron cómo las respuestas sintonizadas de los cuidadores a las
señales de los bebés dan forma al desarrollo socioemocional temprano y validan un saludable sentido
de sí mismo. Aportaron evidencias a algunas teorías psicoanalíticas, como las que sostenía
Winnicott26 considerando el desarrollo emocional primitivo absolutamente imbricado con el medio
humano en el que está inmerso y las influencias mutuas que en él se suceden.
Los cambios arriba mencionados implicaron una revolución conceptual al pasar de una visión
predominantemente intrapsíquica a otra relacional. Condujeron al estudio de la relación temporal entre
eventos incorporando constructos como sintonía y sincronía, ya utilizados en múltiples campos y que,
gracias a estos autores, fueron aplicados al estudio de las interacciones entre padres e hijos y luego a
las demás relaciones.

Matriz intersubjetiva
La observación cuadro por cuadro de filmaciones de la crianza temprana permitió captar

cómo, durante el

uso del tiempo compartido, se forma una matriz intersubjetiva. Stern20 propuso este concepto para
explicar que, como especie, los humanos tenemos desde el nacimiento la capacidad de intuir
directamente las posibles intenciones de los demás al observar su rostro, movimientos y posturas,
escuchar el tono de voz y percatarnos del contexto inmediato de sus conductas. Ello es posible
porque el bebé dispone de la percepción amodal desde el nacimiento, capacidad para percibir
cualidades globales de la experiencia perceptiva –formas, intensidades y pautas temporales– que
permiten una unificación de los sentidos y también distinguir un estímulo perceptivo de otro. Estas
capacidades posibilitan una especie de ruta emocional directa entre las personas, permitiendo resonar
con la experiencia de cada uno y participar en ella, al tiempo que se forman límites claros y
permeables entre uno mismo y los demás, estableciendo las condiciones para la intersubjetividad.
Esto implica que la vida mental es cocreada, ya que las intenciones y sentimientos nacen o se
modifican en un diálogo cambiante con las intenciones de otros.
El constructo “matriz intersubjetiva” propuesto por Stern articula el funcionamiento intersubjetivo con la
neurobiología al considerar la sincronía y sintonía que se despliega en la coordinación del tiempo
compartido entre el bebé y sus cuidadores. Se refiere tanto al tiempo cuantitativo o lineal como a la
visión subjetiva del tiempo.
Sander21 ilustra estos conceptos relatando una breve secuencia que muestra como la mano de un
bebé y la mano de su padre se mueven hacia arriba simultáneamente y luego como la mano izquierda
del niño agarra el dedo meñique de la mano derecha del padre. Relata que, en ese momento, él bebe
se adormece en sus brazos, mientras el padre sigue hablando, en apariencia totalmente inconsciente
del pequeño milagro de la especificidad en el tiempo, el lugar y el movimiento que se había producido
en sus brazos. El autor se preguntó cómo pudieron los movimientos del padre y del bebé sintonizar
con tanta precisión en el tiempo y en el lugar a una semana del nacimiento. Como respuesta, Sander
propuso considerar al bebé y los cuidados del medio ambiente como un sistema biológico compartido,

resaltando que en los sistemas de seres vivos el tiempo y la organización temporal de los eventos
constituyen un dominio de orden que necesita ser considerado. 22 Alude así a aquello que regula a un
bebé con su cuidador afectuoso, compartiendo ritmos sincronizados y creativos de actividad cerebral
que permitan generar un “sentido común”.
Sander y Stern23 enfatizan la importancia de los procesos de reconocimiento, momentos

especiales de experiencia compartida, que engendran fuertes sentimientos

de conexión. Lo describen como un acomodo específico de la realidad subjetiva e intenciones de cada


uno al servicio

de un objetivo compartido, con cada participante confirmando una versión similar de lo que está
sucediendo entre “nosotros” y dando una respuesta única a la iniciativa del otro. Dichos estados,
experimentados como muy deseables por ambos participantes, se convertirán en metas
intersubjetivas que persisten durante toda la vida a un nivel implícito no verbal.

Componentes neurobiológicos de la matriz intersubjetiva


:

ritmos circadianos y neuronas espejos


El estudio de los ritmos circadianos ha tomado un carácter científico de magnitud,27,28 mereciendo
Hall, Rosbash y Young el premio Nobel de Medicina 2017 por sus descubrimientos sobre el tema. Son
ritmos con duración cercanos a un día, generados por relojes a nivel molecular, que se sincronizan
con el ambiente y se organizan para dar como resultado un comportamiento durante ese período. Los
mecanismos moleculares que subyacen a estas regulaciones surgieron en un estadio inicial de la vida
y se conservaron a lo largo de su evolución tanto en una sola célula como en organismos
multicelulares,
plantas, animales y seres humanos. La capacidad de sincronizarse y anticiparse a los cambios
periódicos impuestos por el ambiente, otorga a todos los seres vivos una ventaja evolutiva.
Stern20 observó que el ambiente exterior con el que el bebé se sincroniza está representado
principalmente por su madre y cuidadores primarios –matriz intersubjetiva– y que los ritmos biológicos
de ambos se adaptan mutuamente en los momentos de encuentro. Se comprobó que estos
mecanismos influyen en la regulación de los ritmos cardíacos y respiratorios, ciclos de sueño y de
activación, liberación de hormonas, apetito, funciones digestivas y temperatura corporal entre otros.
El otro aspecto neurobiológico relacionado con la matriz intersubjetiva son las neuronas espejo,29
consideradas cruciales para poder leer los estados mentales y especialmente las intenciones de las
otras personas, resonar con la emoción y vivenciar lo que alguien más está experimentando.
Configuran un circuito que incluye la activación del ámbito ejecutivo-motor, propio de la corteza
prefrontal y también la de los lóbulos parietal, temporal y frontal, configurando una red que codifica un
complejo asociativo entre percepción, acción e intención.30 Stern considera que la regulación afectiva
mutua entre madre e hijo depende fundamentalmente de la capacidad de comprender el desarrollo de
las conductas, sentando las bases para regular el intercambio de experiencias entre dos individuos.
Ammaniti y Ferrari31 relacionaron el papel de las neuronas espejo con los afectos de la vitalidad,19
definidos por Stern como aquellos afectos que no tienen un contenido emocional especifico (miedo,
enojo o alegría) pero sí un contorno de activación propio, posibilitado por la percepción amodal. En
este campo, la alineación del afecto es central debido a que todas sus características de forma,
tiempo e intensidad pueden ser percibidas de manera no reflexiva, tanto por el bebé como por el
cuidador, evocando una reacción intersubjetiva recíproca. La sincronía entre los participantes se
enfoca en las cualidades vitales más que sobre conductas específicas, aludiendo a una experiencia
vivida correguladora y ligada al tiempo que proporciona las bases para la capacidad posterior del niño
de intimidad, uso de símbolos, empatía y capacidad de leer las intenciones de los demás.

El surgimiento de la neurociencia social, un análisis interdisciplinario multinivel

Las teorías precedentes encontraron un espacio para continuar indagando en un nuevo campo
científico interdisciplinario, la neurociencia social. Este enfoque busca comprender asociaciones e
influencias recíprocas entre los niveles sociales y biológicos de organización.
Cacioppo y Berntson32,33 la propusieron en la década de 1980 como un paradigma general para
investigar el comportamiento y la biología humana, e indagar el lugar de nuestra especie dentro del
contexto biológico más amplio. Combina los campos hasta entonces independientes de psicología
social y neurociencia, utilizando enfoques

experimentales multimétodo y multimodal.

Con perspectiva interdisciplinaria abarca investigación animal y humana, pacientes y no pacientes,


estudios neuronales y de comportamiento.
Considera que las especies sociales, por definición, creamos organizaciones emergentes más allá de
los individuos, desde díadas y familias, hasta grupos y culturas. Estas estructuras sociales no son
simplemente complementos tangenciales tardíos, son fundamentales para el desarrollo y
funcionamiento normal mental y físico. De hecho, a los miembros individuales de las especies sociales
no les va bien cuando viven vidas solitarias. Particularmente en seres humanos, hay suficiente
evidencia de que el aislamiento social y especialmente el aislamiento percibido, tiene consecuencias
nocivas para la salud a través de sus efectos sobre el cerebro, las hormonas, los vasos sanguíneos y
la inmunidad entre otros órganos y sistemas.
Estas ideas influyen decididamente en teorías y prácticas clínicas. Cacioppo33 expresa que muchos
continúan homologando lo biológico a lo innato y predeterminado. Sin embargo, las investigaciones en
la regulación social de la expresión de genes han mostrado que no es lo mismo. Lo ejemplifica
mostrando cómo la percepción que tiene una persona de su entorno social influye si los genes activan
o no a las células inmunes para defender al organismo contra una bacteria o contra un virus,
afirmando que para entender estos procesos y su relevancia conductual necesitamos enfocarnos
tanto en el cerebro como en la situación social. Las perspectivas múltiples son necesarias para ver
cómo la biología del comportamiento está íntimamente relacionada al contexto.

Neurobiología del apego o de la vinculación humana

En el marco de la neurociencia social, Feldman investiga sobre el desarrollo mental emergente desde
los vínculos tempranos, tomando algunos aportes del psicoanálisis. “Preocupación parental primaria:
circuitos, genes, y el papel crucial del medio ambiente”,34 inspirado en el trabajo de Winnicott
preocupación maternal primaria,35 profundiza en preocupaciones tempranas de los padres, biológicos
o no, y en cómo la vivencia subjetiva de sus roles se expresaba en los cuidados hacia el hijo.
Sus investigaciones sistemáticas y naturalistas, en lactantes normales y en riesgo, confirmaron

cómo tanto los sentimientos de confianza en las capacidades parentales, como el contacto directo piel
a piel con recién nacidos prematuros (cuidado canguro) ayudaron a modular la excitación y
disminuyeron reactividad al estrés. Asimismo, pusieron de manifiesto las consecuencias nocivas y
duraderas de la depresión materna sobre el recién nacido y su futura salud mental. Sostuvieron, en
congruencia con las propuestas de Winnicott sobre el desarrollo emocional primitivo, que existen
ventanas críticas de desarrollo durante las cuales el microcircuito genéticamente determinado de
estructuras cerebrales claves (límbico-hipotalámico-mesencéfalo) son susceptibles a las influencias
ambientales tempranas y que estas influencias dan forma poderosamente a la capacidad de
respuesta de un individuo a los factores estresantes psicosociales y a su capacidad de recuperación o
vulnerabilidad a diversas psicopatologías.
Feldman presentó recientemente36,37 un marco conceptual actualizado referido a la neurobiología de
los vínculos humanos y sus implicancias para sentar las bases de salud y resiliencia en la vida.
Argumenta que el estudio de los vínculos debe ser conducido desde una perspectiva del desarrollo,
dado que:
- Los lazos de apego –en los seres humanos como en todo mamífero- son sostenidos por un sistema
neurobiológico formado por la relación entre la madre y su descendencia durante un período sensible
temprano.
- Los diferentes vínculos que se generan a lo largo de la vida con amigos íntimos, parejas, sociedad,
activan el mismo sistema neurobiológico configurado en los primeros años de vida.
- La modalidad selectiva de los vínculos de apego –solo entre tú y yo–, su durabilidad –toda la vida
entre padres e hijos– y la gran flexibilidad que adoptó el apego humano a lo largo de la evolución
permite no sólo una inmensa variabilidad en los más diversos contextos culturales, sino que también
habilita para su posterior reparación cuando hubo una mala adaptación temprana.
Nos referiremos a la sincronía bioconductual, el sistema oxitocina y el cerebro social, aspectos claves
e interrelacionados de este marco conceptual.

Sincronía bioconductual
Definida por Feldman como un mecanismo específico del ser humano a través del cual dos individuos
pueden impactar mutuamente modificando la fisiología del otro, en ocasiones sin contacto físico, a
través de la coordinación de señales afectivas diversas. Considerada como una experiencia formativa
para la maduración del cerebro social, la sincronía bioconductual afecta el desarrollo de la
autorregulación, el uso de símbolos y la empatía a lo largo de la niñez y la adolescencia y sienta las
bases para la capacidad posterior de intimidad a lo largo de la vida. Stern,20 Sander21 y Traverthen24
informaron que, en momentos de encuentro y reconocimiento, padres y bebés coordinan sus
conductas en miradas, vocalizaciones, caricias y que dicha sincronía afectiva y conductual sincroniza
a su vez los relojes biológicos de ambos participantes: ritmos cardíacos y respiratorios, ciclos de
sueño y vigilia, liberación de hormonas, temperatura corporal, etcétera. A dicha sincronía conductual y
fisiológica38 Feldman agrega dos nuevos niveles: neuroendocrino y cerebral.38 Con estos aportes
explica el pasaje de los ritmos biológicos a los ritmos sociales.

Sincronía neuroendocrina: sistema oxitocina

El principal componente neuroendocrino es el sistema de oxitocina, clave en plasticidad neuronal,


sociabilidad e inmunidad. Sostiene la capacidad humana para involucrarnos sincrónicamente entre
padres e hijos y otras vinculaciones significativas a lo largo de la vida.
La oxitocina38,39 es una molécula muy antigua, presente en las formas vivientes más primitivas,
implicada siempre en mantener las funciones vitales básicas. Contribuye a manejar el estrés
ecológico, por lo que se la considera esencial para la supervivencia de las especies. Producida en el
hipotálamo, se almacena en la hipófisis, desde donde se libera, de manera pulsátil, al resto del
cuerpo. En 1953 se conoció su papel generador de las contracciones uterinas durante el trabajo de
parto y en la secreción de leche en la lactancia. Lo novedoso es que en la década del 1990, por
estudios en ratas, se comprobó que los niveles de oxitocina se relacionan también con el
comportamiento materno posparto. Cuando se replicó esta investigación en seres humanos se
demostró que colocar a los recién nacidos en contacto piel a piel con la madre, así como el
amamantamiento, estimulaba la liberación de oxitocina. Estos descubrimientos motivaron la
caracterización cada vez más específica del sistema oxitocina en la formación de vínculos humanos.
Se sintetizan a continuación los aspectos que consideramos más significativos.
- Es un sistema altamente integrador entre el individuo y el mundo exterior y también entre las
funciones cerebrales y el resto del cuerpo a través de receptores presentes en la mayoría de los
órganos vitales.
- Es la molécula responsable, en mayor medida, de la plasticidad neuronal, no solo en el feto y el
recién nacido sino también en los padres: hay evidencias de que el período posterior al parto marca el
momento de mayor plasticidad en el cerebro adulto. Sus funciones neuroendocrinas y su modo de
liberación, pulsátil y sincrónico con elevación durante los momentos de encuentro lo hace único para
posibilitar la reorganización de las redes neuronales en madres, padres y cuidadores primarios sobre
la base de cada vínculo temprano, también para configurar conexiones y circuitos neuronales y la
disponibilidad de receptores neuroendocrinos en regiones claves del cerebro del bebé, dejando
marcas biológicas que persisten toda la vida y se trasmiten generacionalmente.
- Los padres tienen niveles de oxitocina similares a las madres en el primer mes de vida de los bebés,
siempre que mantengan una participación activa en la crianza. Las cantidades de esta molécula
aumentan tanto si existe un vínculo biológico como si no lo hay, siendo la proximidad física y la
especificidad en el vínculo emocional lo que propende su liberación.
- El enamoramiento está asociado con un dramático incremento en la oxitocina, lo que también
favorece la interacción sincronizada con la pareja romántica.
- Condiciones que interfieren con la generación de los vínculos parentales, como depresión posparto,
prematuridad y medioambiente estresante impiden la liberación o generan falta de respuesta de
oxitocina en situaciones sociales. Al funcionar como feedback bioconductual, cuanto más contacto
corporal y afectivo hay, más se libera oxitocina, lo que facilita mayores conductas de apego. Esto
demuestra el carácter epigenético del sistema y tiene implicancias preventivas y terapéuticas
inmensas en el abordaje de las disfunciones tempranas.

Sincronía cerebro-cerebro

Plasticidad y configuración perinatal del cerebro parental humano


Las bases cerebrales del cuidado parental humano configuran un área de investigación reciente,
desarrollada con los estudios de neuroimágenes funcionales que aparecieron en los últimos años, en
particular la resonancia magnética funcional, la tomografía por emisión de positrones y, más
recientemente, la espectroscopia funcional del infrarrojo cercano.40 Además, métodos ya establecidos,
como la electroencefalografía, se reconsideraron orientándolos hacia la comprensión de las bases
neurales de la interacción social. Estas técnicas posibilitan investigar el procesamiento de las
emociones y la cognición social no sólo a nivel conductual y fisiológico periférico, sino también a nivel
del cerebro.
Feldman41,42 investigó los cambios cerebrales que se producen en padres en los meses que rodean al
nacimiento de un hijo. Refiere cómo la prolongada dependencia de los bebés y la inmadurez extrema
del cerebro en el nacimiento encuentran correspondencia en el cerebro parental adulto de nuestra
especie.
Diversos estudios detectaron que áreas del cerebro en adultos se activan repetidamente en respuesta
a las señales de los bebés y trazaron una red global de “cuidado de los padres” que integra varios
tipos de circuitos de funcionamiento interconectados y en tiempos superpuestos. Dicha conectividad
permite la integración de estructuras cerebrales comunes en todos los mamíferos, con otras
estructuras corticales de evolución posterior implicadas en procesos específicamente humanos.
El antiguo sistema subcortical, formado por estructuras mesolímbicas y mesencefálicas, común en
humanos y otros mamíferos, activa y sostiene la orientación parental hacia las crías, imbuyendo a los
lactantes como incentivo privilegiado. Apuntala la vigilancia y motivación para detectar peligros y
poner a salvo a los hijos conformando circuitos cerebrales automáticos. Da al amor parental el
sentimiento de urgencia y quemazón y quizás sea lo que más se corresponde con lo que Freud
describió como libido.
En los seres humanos, a diferencia de otros mamíferos, el sistema subcortical extiende su proyección
a varios sistemas corticales definiendo conjuntamente el “cerebro social” humano.39,41 Comprenden
principalmente redes de empatía, espejo, mentalización y regulación emocional, las que habilitan a los
padres a sentir el dolor y las emociones de su hijo y conectar con su experiencia “on line” facilitando

una representación rápida y altamente integrada de momentos emocionales. También posibilita a los
adultos representar en su cerebro las acciones de su compañero de crianza, si esta es compartida,
así como participar en multitareas e inhibir la excitación en función adaptar las acciones a objetivos de
crianza a largo plazo.

Sincronía cerebral padres-hijos

La sincronía cerebral madre-hijo37,38 se origina en el reconocimiento de la madre de los primeros


ritmos biológicos del hijo en el útero, como los ritmos cardíacos y los ciclos de sueño-vigilia. Dichos
ritmos fetales envían señales a la placenta y también al cerebro materno. Después del nacimiento, las
madres incorporan estos ritmos familiares al intercambio diádico generándose los fenómenos de
sincronía cerebral, fenómenos que también se producen con el padre si este interactúa con el bebé.
Al sincronizarse, los padres maduran y regulan externamente el cerebro inmaduro del niño, el que va
siendo configurado en relación con el tipo de apego y las habilidades sociales de sus cuidadores, con
los estilos de interacción y patrones específicos de conductas, no solo de cada diada, sino también de
cada cultura. En algunos ámbitos, ello implica mayor contacto corporal, en otras más interacciones
cara a cara; cualquiera sea la forma, esta sincronía cerebral permite incorporar a los niños pequeños
en el mundo social e iniciar la trasmisión de creencias y valores.

Otras particularidades de la sincronía cerebro-cerebro

- Plasticidad cerebral. La liberación de oxitocina sensibiliza el cerebro parental y el del lactante en


períodos ventana (especialmente entre los 2 y los 9 meses de edad), posibilitando la configuración
cerebral en el bebé y la reconfiguración en los adultos.41,42 Se halló un aumento de la conectividad,
indicando la coactivación de dos o más redes cerebrales en los padres que asumen cuidados
primarios, en comparación con los cuidadores secundarios, tanto en hombres como en mujeres. Por
lo tanto, la conexión vivencial puede operar como un mecanismo de plasticidad mediante el
cocableado de varias estructuras relacionadas con la crianza para acomodar la creciente participación
de los padres en la crianza de los hijos.
- Se observa aumento y variaciones en la distribución del volumen de materia gris, tanto en las
madres como en los padres, desde el primer hasta el cuarto mes posparto.
- La vía materna activa inicialmente las estructuras subcorticales sensibilizadas por las hormonas del
embarazo (de abajo hacia arriba) mientras que el circuito paterno enciende primero las redes
corticales que configuran el cerebro social (de arriba hacia abajo). En padres a cargo del cuidado
primario la vía paterna recluta a la vía materna para aumentar la supervivencia infantil en ausencia de
la madre.
- Diferentes modalidades de las madres –sincronizadas, intrusivas o depresivas– muestran diferencias
significativas en zonas de activación cerebral y tipos de conectividad entre las redes del cerebro
parental.
- Se detectó sincronía cerebral entre la madre y el padre en la crianza compartida, aludiendo a una
red funcional que incluye tanto áreas espejo como redes de mentalización. Esto implica que madres y
padres ajustan ambas respuestas cerebrales apoyándose en la comprensión “on line” de las señales
del bebé para coordinar el cuidado eficiente.
- La sincronía se considera fundamental para fomentar la resiliencia,37 dado que la microestructura de
las experiencias sincrónicas es la de un cambio constante entre la ruptura y la reparación. Según
Tronick,43 las madres se sincronizan con el bebé sólo alrededor del 30% del tiempo; así, las díadas
pasan más tiempo en estados mal coordinados que están enmarcados por preciosos momentos de
sincronía. Psicoanalistas y estudiosos del desarrollo enfatizan la importancia de estos ciclos de
emparejamiento-desajuste, para enseñar a los bebés cómo tolerar momentos de falta de sintonía y
cómo reparar los malentendidos inherentes al diálogo humano.
Feldman37 conjetura que el acoplamiento cerebro-cerebro posiblemente tuvo un papel fundamental en
la evolución de la familia humana. Piensa que las nuevas estructuras evolucionaron en el Homo
sapiens dentro del contexto parental para maximizar la supervivencia infantil en entornos hostiles. La
posibilidad de adaptar el cerebro humano tanto a la automaticidad de los cuidados, propio de todos
los mamíferos, como a nuevas estructuras que permiten representar estados de los otros, resonar con
señales no verbales (empatía y mentalización) y organizar tareas jerárquicamente (regulación de las
emociones) ayuda significativamente a proteger a los bebés de potenciales daños. Por lo tanto,
plantea la hipótesis de que lo humano no prefigura la parentalidad, sino que más bien la parentalidad
prefigura lo humano.

Consideraciones finales y aperturas posibles


Revisamos los principales cambios realizados por el psicoanálisis en la comprensión del desarrollo y
funcionamiento mental, poninedo de manifiesto que desde hace varias décadas algunas de sus
propuestas funcionan como bisagras y articuladores con otras disciplinas. Ellas reconocen que
naturaleza y crianza interactúan desde los inicios de la vida para posibilitar un desarrollo saludable.
Como representantes de estas tendencias compartimos algunos avances propuestos por Stern,
Sander y Trevarthen, quienes realizaron investigaciones basadas en la observación naturalista de la
crianza temprana. Encontraron que los fenómenos mentales emergen en el marco de una matriz
intersubjetiva formada al sincronizar los tiempos compartidos entre cuidadores primarios y lactante.
Mostraron que dicha interacción genera una base común que se refleja en marcadores fisiológicos
periféricos, tales como liberación de hormonas y regulación de ritmos vitales. Basados principalmente
en la aplicación de la cronobiología y el descubrimiento de las neuronas espejo, brindan un marco
teórico que consideran la crianza de la cría humana como un sistema biológico compartido.
Las formulaciones de estos psicoanalistas se extendieron en un nuevo campo científico denominado
neurociencia social. Dicho campo, utilizando el análisis interdisciplinario multinivel, provee evidencias
convincentes de que la estructura y función del sistema nervioso están influenciadas por el entorno
social. En consonancia con dicha perspectiva resaltamos los aportes de Feldman, quien ofrece un
nuevo marco conceptual que explicita las bases neurobiológicas del apego y la vinculación humana.
Sus aportes relativos a la sincronía bioconductual, el sistema oxitocina y el cerebro parental permiten
comprender aspectos cruciales de la interfaz mente-cuerpo y del pasaje de ritmos biológicos a ritmos
sociales. Al demostrar que los circuitos biológicos y neuronales que se constituyen en las relaciones
tempranas son los mismos que se activan en los demás vínculos significativos a lo largo de la vida,
abre caminos promisorios para intervenciones preventivas y terapéuticas en los más diversos ámbitos.
Destacamos que el psicoanálisis como estudio de la subjetividad, al salir de su aislamiento inicial,
despliega propuestas que contribuyen a otras disciplinas y, al mismo tiempo, están siendo
enriquecidas por ellas. Su implicación con la neurobiología social tiene el potencial de proporcionar
una integración más profunda entre ciencias y humanidades después de siglos de separación en
distintas ramas del conocimiento y a ampliar la comprensión de los vínculos humanos, basada en la
exquisita complejidad y multifinalidad de nuestra especie. Estos enfoques en conjunto dan cuenta de
los distintos niveles que sustentan nuestra capacidad de formar vínculos únicos y duraderos con los
hijos, participar en grupos sociales y utilizar las relaciones para manejar el estrés. Todo ello configura
las características centrales de la capacidad humana para resistir, incluso prosperar, frente al trauma.
Explica, asimismo, por qué los lazos humanos experimentados a lo largo de la vida son
transformadores y tienen el potencial de reparar las relaciones negativas tempranas mediante
relaciones posteriores más benevolentes: la gran plasticidad del cerebro social humano y su
naturaleza basada los lazos primarios permiten que los vínculos posteriores reorganicen las redes
neuronales y reparen, al menos en parte, experiencias negativas tempranas.

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