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2018-0113
En 1595, los dominicos fundaron el Colegio de Santo Tomás y los jesuitas el de San
Miguel, donde se impartían clases de latín, filosofía y teología. En 1608, se creó el
Seminario de Santiago, destinado a formar sacerdotes. Más tarde, ambos colegios fueron
elevados a la categoría de universidades
En 1585 el III Concilio Mexicano legisló sobre dos puntos relacionados con la educación
indígena. Prohibió la ordenación de los indios como sacerdotes y mandó que los párrocos
usaran la lengua indígena de cada región para la evangelización.nota12 La primera
disposición sirvió para desanimar los esfuerzos para promover estudios avanzados para
los indígenas porque ya no podían llegar a ser sacerdotes de la iglesia católica. A pesar
de la prohibición para las órdenes sacras, algunos indígenas asistieron a la Universidad
de México para estudiar filosofía, gramática latina, derecho y medicina, ya que esa
institución, fundada en 1551, estaba reservada para alumnos españoles y para indígenas
noblesnota
Durante el periodo colonial, la educación tuvo un rol importante por diversas razones. La
primera fue que constituyó el mecanismo principal para formar ciudadanos con
habilidades burocráticas y con una fuerte lealtad hacia el Rey y su administración. La
Compañía de Jesús tuvo el monopolio de la educación colonial y fue la encargada de
educar, en colegios ubicados en la capital y en las provincias, a la mayoría de personas
que ingresaban al sistema gubernamental y/o continuaban su carrera intelectual en la
Universidad de San Marcos.
En segundo lugar, la educación tuvo un rol evangelizador. Estas dos funciones eran
consideradas dependientes la una de la otra. Mediante la enseñanza de diversas formas de
Teología y el catecismo elemental los colegios del Virreinato formaban, además de
ciudadanos, buenos cristianos. Estas dos características eran muy apreciadas en el
contexto de la época, debido a que la sociedad colonial tenía dos poderes claros y
relacionados: el Rey y la Iglesia. Esta situación generaba que la sociedad fuese
intrínsecamente religiosa a un nivel en el que todas las acciones de la vida cotidiana
estaban ligadas a la religiosidad y a sus manifestaciones.
Un tercer rol importante atribuido a la educación fue el control de las clases sociales a
través del adoctrinamiento impartido en esos centros educativos. De hecho, muchos de
los colegios controlaban hasta el contacto de sus escolares con el exterior y las amistades
que entablaban, a la vez que corregían el comportamiento de los jóvenes.
La educación femenina no era oficial y, por ende, no poseía una organización fija. Sin
embargo, aquellas que vivían en casas de recogimiento iniciaban sus estudios en primeras
letras y manualidades alrededor de los 10 a 12 años para salir de esas residencias ya
comprometidas en matrimonio o casadas a la edad de 22 años aproximadamente.
La educación de los hombres sí poseía niveles claramente identificables. Por un lado, los
esclavos que accedían a la educación de manera informal solo accedían a estudios de
primeras letras en el mejor de los casos. Los indígenas estaban ante el mismo escenario.
Por otro lado, las élites indígenas y los hijos de españoles y criollos de cada ciudad
importante tenían acceso a educación más especializada. Su educación básica también se
basaba en las primeras letras. La diferencia radicaba en la especialización en los estudios
conforme avanzaba la edad de los estudiantes
Durante la colonia las universidades estaban administradas por el clero. La iglesia tuvo
un papel fundamental en la educación, ya que por medio de ella se impartió la enseñanza
de la época y se difundió la cultura por medio de la creación de centros educativos:
Bibliotecas, colegios y universidades.
La existencia de aquellos factores prioritarios para la creación del Estado que antes hemos
analizado, así como la necesidad de conseguir una coyuntura económica favorable,
retrasaron necesariamente hasta el último cuarto del siglo XIX el desarrollo de los
sistemas educativos ya previstos en las primeras Constituciones iberoamericanas. La
incorporación de la educación a la esfera de la actuación política la convirtió sin duda en
un elemento integrante del proceso de consolidación del Estado y su análisis contribuye
a identificar ciertos modos específicos del proceso interno de formación estatal. Lo que
nos interesa destacar es que a pesar de las limitaciones evidentes del llamado "Estado
oligárquico", a finales del siglo XIX la política educativa constituyó una medida
modernizadora constructiva. Si la integración nacional no pudo alcanzarse a través de la
propiedad o del derecho al voto, sensiblemente recortado para numerosos grupos sociales,
la educación hizo importantes aportaciones para la construcción de la nacionalidad. Por
otra parte, se produjo cierta democratización de la cultura, aunque restringida, si se tiene
en cuenta que la vida cultural en la época colonial había sido bastante limitada. Asimismo,
la educación pública contribuyó decididamente a la secularización de la sociedad.
Finalmente, si bien es cierto que las clases sociales inferiores, sobre todo la gran mayoría
campesina, se vieron muy escasamente afectadas por las medidas educativas, el desarrollo
educativo tuvo sin embargo importantes implicaciones en la emergencia y ampliación de
las clases medias.
Como puede observarse, son diversos los aspectos del desarrollo político y social
iberoamericano en los cuales el sistema de instrucción pública tendría una incidencia
destacada. Nos detendremos en el análisis de tres de esos aspectos, que creemos son de
la mayor relevancia, y analizaremos en lo posible las transformaciones de estas funciones
del sistema educativo a lo largo del siglo XX.