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Predicación:

1)-Arte de usar las palabras para anunciar el evangelio.

2)-Proclamar el reino de Dios.

3)-Declaración de verdades.

Jesús vino a predicar el evangelio del Reino pero también llamó a Sus discípulos, los entrenó y luego los
envió a predicar. Sin embargo, la predicación no sólo la podemos ver en el tiempo de Jesús y la Iglesia
Primitiva, sino que podemos remontarnos muchos años atrás y ver a personas como Jonás, por ejemplo,
que también predicaron según nos dice Jonás 3:2 :

Jon 3:2 Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y proclama en ella el mensaje que yo te diré.

Jonás 3:2 (Versión Reina-Valera 1960)

La palabra hebrea que se usa para «proclamar» (y que fue traducida correctamente en inglés como
preach) da la idea de clamar, o sea, decir algo en alta voz. Jonás iba predicando por toda Nínive,
elevando su voz para avisarles el inminente juicio que Dios traía sobre ellos. La predicación tiene una
larga historia, pues hombres como Noé, Esdras y Salomón también predicaron; lo importante es saber
que predicar es persuadir a los oyentes con un mensaje y que ellos actúen en respuesta.

En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed,
venga a mí y beba.

El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.

Jua 7:37

Aquí vemos al Señor Jesús predicando, pero lo hace con un clamor, un clamor compasivo; Él levantó la
voz por que un predicador no es un orador público o alguien que entretiene. Predicar tiene que ver con
lo que somos, tiene que ver con lo que hacemos. La predicación es un acto de Dios que busca una
decisión de parte del hombre: aquí Jesús expuso «si alguno tiene sed venga a mí, y beba» . Aquel que
quería beber iba a ir hacia Él, pero quien no, podría quedarse sin esos ríos que fluyeran desde su interior.
Vemos entonces que la predicación es el medio de Dios para acercarse al alma humana.

Jesús vino a traer el mensaje de Dios al hombre, y por ello fue ordenado divinamente para predicar, tal
como vemos en el siguiente pasaje:

Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su
costumbre, y se levantó a leer. Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el
lugar donde estaba escrito:

El Espíritu del Señor está sobre mí,

Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;

Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;

A pregonar libertad a los cautivos,

Y vista a los ciegos;

A poner en libertad a los oprimidos;

A predicar el año agradable del Señor.

Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.
Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.

Lucas 4:16-21

Los evangelios nos presentan un cuadro innegable de Jesús predicando: en los montes, junto al mar, de
aldea en aldea; atrayendo grandes multitudes, predicando con palabras de gracia y de autoridad, no
como los fariseos, porque predicar no es algo que uno haga solamente detrás de un púlpito, sino que un
predicador es el que proclama abiertamente lo que ha experimentado en privado. Jesús hablaba del
Reino de Dios, porque Él experimentaba la vida de ese Reino en Su constante comunión con el Padre
Celestial. Jesús fue predicando y haciendo discípulos, y luego esos mismos discípulos hicieron más
discípulos mediante la predicación y la enseñanza; y lo que enseñaban era aquello que habían visto y
oído, era algo que habían vivido realmente.
Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar,

Mar 3:14

Definición:

La predicación es el medio por el cual una persona explica y demuestra a otros lo que ha recibido del
Señor. El que predica debe predicarles a muchos tipos de personas, con diferentes tipos de problemas,
situaciones, cargas, estados de ánimo, entre otros. Pero él debe predicarles a ellos como un todo cuando
se reúnen, y es allí cuando el Espíritu Santo le da al predicador Su mensaje: un mensaje efectivo para
saciar la necesidad de todo hombre, y es entonces cuando uno puede ver que verdaderamente la
predicación es un acto de Dios.

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