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Enamorados del Lecho (El Don de Detener los Milagros)

Lucas 4:14-21

Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la
tierra de alrededor. 15 y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por
todos.
16 vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de reposo entró en la
sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. 17 y se le dio el libro del
profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito:

18 el Espíritu del Señor está sobre mí,


Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres;
Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón;
A pregonar libertad a los cautivos,
Y vista a los ciegos;
A poner en libertad a los oprimidos;
19 a predicar el año agradable del Señor.

20 y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la


sinagoga estaban fijos en él. 21 y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta
Escritura delante de vosotros.

Esta palabra nos muestra la obra del Espíritu Santo sobre la vida de Cristo, siendo
Él mismo como hijo de Dios la primera persona sobre la cual el Espíritu Santo
descendió y se quedo sobre Él. Antes de este hecho el Espíritu Santo venia sobre
las personas del antiguo testamento, pero solo en momentos o periodos
específicos de su vida… “El Espíritu de Dios vino sobre sansón” “Cuando David es
ungido rey, el Espíritu de Dios se va de Saul y se va con David” “El Espíritu de
Jehová vino sobre Gedeón al ser llamado por Dios” “Los profetas de Jericó vieron
que sobre Eliseo había venido el Espíritu que estaba sobre Elías en el momento
que hubo ese relevo”

Así a lo largo del antiguo testamento, la obra del Espíritu Santo se veía como algo
esporádico sobre aquellos a quienes Dios quería usar para cosas y momentos
específicos, sin embargo, cuando Cristo viene a la tierra, es el primero sobre el
cual viene el Espíritu de Dios y se queda con Él.
Juan 1:33
Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquel me dijo:
Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ese es el que
bautiza con el Espíritu Santo.

Lucas subraya que Jesús comienza su ministerio “en el poder del Espíritu” v. 14. El
Espíritu de Dios, cuya presencia se aprecia desde la concepción y el nacimiento
de Jesús, aparece ahora como el medio por el cual Jesús es capaz de enseñar
efectivamente en las sinagogas de Galilea (v. 15). El v. 16 da a entender que, si
bien Jesús se había criado en Nazaret, en ese momento no vivía allí. Nazaret en
esa época era una aldea sumamente pequeña, tal vez de entre 200 a 400
personas. Todos sus habitantes probablemente eran judíos. No se han
encontrado restos de mosaicos, de frescos en las paredes ni de calles
empedradas. Las construcciones eran modestas y rústicas, con ventanas
pequeñas y techos chatos. Sin embargo, Nazaret en el primer siglo no estaba
aislada del resto del mundo, pues se situaba a pocos kilómetros de Séforis, que
era una ciudad importante.

El sábado, como era su costumbre, entra a la sinagoga, en este caso la de su


pueblo natal Nazaret (v. 16). Con este detalle Lucas nos comunica algo que como
cristianos actuales conviene que no olvidemos: Jesús no era “cristiano”, sino
judío y fiel practicante de su tradición de fe. El culto del sábado solía tener dos
partes: un comienzo marcado por la oración y la bendición y una segunda mitad
que incluía la lectura de la Torá. Se solía leer un pasaje corto en hebreo y luego
traducirlo al arameo (o al griego si esa era la lengua predominante). Jesús lee e
interpreta una porción tomada de:

Isaías 61:1-2a
El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha
enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados
de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la
cárcel; 2 a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová

En la versión del episodio que nos ofrece Lucas se trata de una cita casi textual de
la Septuaginta (traducción griega de la Biblia hebrea), en la que en nuestra
versión RVR60 no toma completo el versículo 2 ya que este versículo habla de
una profecía completa del Mesías que en este momento se cumple de forma
parcial y su resto está a la espera del cumplimiento en su segunda venida, y a la
que se le agrega una frase de:
Isaías 58:6, la de “poner en libertad a los oprimidos.”
¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad,
soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis
todo yugo?

Si tomamos el texto como descripción del ministerio de Jesús, vemos en primer


lugar que el Espíritu de Dios “está sobre” él y posibilita todo lo demás. El Espíritu
es lo que lo marca como el Ungido de Dios. En la dupla escrita por Lucas (su
Evangelio y el libro de los Hechos), esta referencia al Espíritu que unge a Jesús y
mora sobre él funciona como recordatorio de su bautismo y del descenso del
Espíritu “sobre él en forma corporal”

Lucas 3:22
y descendió el Espíritu Santo sobre él en forma corporal, como paloma, y vino
una voz del cielo que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia.

También señala hacia adelante, a la presencia del Espíritu con el movimiento de


Jesús a partir de Pentecostés en:

Hechos 2:4
Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras
lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.

y al prometido derramamiento del Espíritu “sobre toda carne” del que hablo Joel
y lo recalca Pedro en

Hechos 2:17
Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, Y
vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán visiones, Y
vuestros ancianos soñarán sueños;

El Espíritu de Dios es quien envía y faculta a Jesús para:


1. Dar buenas nuevas a los pobres;
2. Sanar a los quebrantados de corazón;
3. Pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos;
4. Liberar a los oprimidos; y
5. Predicar el año agradable de Dios.

Los verbos centrales de esta obra facilitada por el Espíritu de Dios tienen que ver
con la comunicación (pregonar, predicar, anunciar), la sanación (sanar a los
quebrantados, dar vista a los ciegos) y la liberación (de los oprimidos y de los
cautivos). Estos tres ejes que son comunicar, sanar y liberar aparecen a lo largo
de todo el ministerio de Jesús y constituyen el corazón del llamado de su iglesia.
Una iglesia que subraye solamente alguno de estos ejes por encima de los demás,
olvidando cómo se entrelazan mutuamente, vive un evangelio incompleto.

Jesús enrolla el libro, se lo devuelve al ministro y se sienta (v. 20). Toda la


congregación espera en suspenso, con los ojos clavados sobre su rostro: ¿Qué
dirá el carpintero, el hijo de José (v. 22)? Sin embargo, el contenido de sus
palabras los golpea: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros” (v.
21). No sabemos qué más habrá dicho—Lucas nos relata solamente el comienzo
de su discurso (v. 21). Pero queda claro que Jesús está dando a entender que
como Ungido del Espíritu de Dios hará carne las promesas mesiánicas de los
profetas.

Y ese mismo Espíritu de Dios que vino a morar en Cristo y facultarlo para este
ministerio, y que vino a moverse con poder en la vida de todos estos hombres,
empezó en Cristo y no ha llegado a su fin… Los apóstoles se movieron en estos 3
ejes del ministerio de Cristo… a lo largo de la historia Dios ha levantado grandes
Hombres de Dios y fe para moverse en estos 3 ejes del ministerio de Cristo… y sin
duda el Espíritu Santo quiere guiar a cada hijo de Dios a moverse en estos 3 ejes
del ministerio de Cristo… Comunicación, Sanación y Liberación… Tu como hijo de
Dios recibiste la comunicación del Evangelio para comunicar el evangelio, debes
recibir tu sanación para llevar sanación a otros tanto física como del alma y debes
ser libre para llevar libertad a otros…

Dios tiene algo grande para ti hoy iglesia… y Dios me dijo que te dijera hoy que
aquí esta aquel Dios que se le apareció a Agar en:

Génesis 16:13
Entonces llamó el nombre de Jehová que con ella hablaba: Tú eres Dios que ve;
porque dijo: ¿No he visto también aquí al que me ve?

En este lugar está El ROI, en este lugar está el Dios que te ve, que ha visto cada
aflicción, que ha visto cada batalla, que ha visto cada lucha, que ha visto cada
clamor, que ha visto cada lagrima, que ha visto cada caída, que ha visto cada
etapa de tu vida y no ha apartado los ojos sobre ti… Porque aun cuando tú has
querido huir de Él, Él te vio iglesia, Él te ha visto. Tu estas aquí hoy porque Él te
vio y si tú tienes fe el día de hoy, hoy hará algo extraordinario en tu vida. El Dios
que te ve fue quien opero para que te alcanzará el Evangelio y es quien Opera
aquí y ahora para que seas sano y libre.

¿Por qué este mensaje se llama Enamorado del Lecho?


Lo ilustro con una última historia que la vemos en:

Juan 5:5-9
Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. 6
cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo:
¿Quieres ser sano? 7 Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta
en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro
desciende antes que yo. 8 Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. 9 y al
instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de
reposo[a] aquel día.

El Paralitico de Bethesda tenía 38 años enfermo… Y Jesús vino a Él y le pregunto


si quería ser sano… Él no sabía quién estaba frente a Él… No tenía idea a quien le
estaba tratando de explicar su situación, él si quería ser sano, pero cuando recibe
esta pregunta de Jesús, en lugar de decir su deseo, trato de explicar por qué no
había sido sano…

El Espíritu Santo me dijo cuando me hablo de este tema… Hay muchos en mi


iglesia a los que les he preguntado si quieren ser sanos, hay muchos a los que les
he preguntado si quieren ser libres… pero cuando les he preguntado, han tratado
de explicarme porque están enfermos, han tratado de explicarme porque están
atados y me han dicho que deben vivir toda la vida con su enfermedad y con su
atadura… y se han enamorado del Lecho donde han estado tirados, han
romantizado sus batallas como si eso fuera sufrir por el evangelio, sufrir por el
evangelio es ser perseguido por comunicar mi palabra, sufrir por el evangelio es
negarse a sí mismos y hacer morir a su carne, sufrir por el evangelio es sujetar su
alma para seguirme aunque seguirme duela, estar atado o enfermo no es sufrir
por el evangelio, estar atado o enfermo es sufrir por falta del evangelio… Yo solo
les pregunte si querían, no si podían sanarse o si podían liberarse ellos… Porque
está bien que no tengan fe en que ellos pueden hacerlo… pero no está bien que
no tengan fe en que yo puedo hacerlo…

¿No creen que yo quiero mi templo sano y libre? ¿No creen que yo quiero una
morada que pueda usar sin restricciones? Yo quiero sanarlos, yo quiero
liberarlos, porque yo quiero lo mejor para mi casa y mis hijos.
Pero no hay Don más grande para detener mis milagros, que estar enamorado de
tu lecho, enamorado de tu enfermedad, enamorado de tu atadura, enamorado
de tu pasado, enamorado de tus ligaduras impías, enamorado de tus heridas,
enamorado de tu pecado.
¿Iglesia, quieres ser libre? ¿Quieres ser sano? ¿Quieres recibir tu milagro? El Dios
que ha visto tu necesidad quiere hoy moverse con poder en tu vida…

Juan 11:40
¿No te he dicho que si crees verás la Gloria de Dios?

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