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“19 de junio Natalicio de José Gervasio Artigas: el

hombre detrás del mito de héroe.”


Estamos viviendo un tiempo especial que, en ocasiones, nos aleja de lo que
tradicionalmente hacíamos. La realidad ha cambiado. Vivimos un presente complejo, que nos
obliga a replantearnos cada día la forma de enfrentar los problemas.
Sin embargo, es bueno mirar hacia atrás, hacia nuestro pasado, y ver cómo en otros tiempos
se han enfrentado las dificultades, y cómo los hombres han buscado siempre, caminos de
salida para las mismas.
En la época de Artigas, la lucha por la libertad fue lo que les dio fuerzas a los orientales, para
unirse y seguir al Caudillo, sin saber lo que vendría después. Artigas fue “conductor y
conducido”. Así lo definió el historiador José Pedro Barrán, haciendo referencia a que el
pueblo oriental no sólo seguía a su Jefe, sino que el propio pueblo, con su fervor
revolucionario, lo alentaba a seguir en la lucha, aún en medio de las mayores dificultades.
Artigas, era al mismo tiempo el conducido… “El que es atento a lo que le dicta la gente de su
tiempo y por lo tanto refleja su sentir colectivo”, así lo define la historiadora Ana Ribeiro.
Esta idea de Artigas, como “conductor y conducido”, nos interpela a la hora de forjarnos
nuestras concepciones históricas, acerca del mito del “héroe creador”. En ese sentido,
Barrán expresa que “el protagonismo en ocasiones esenciales, en giros decisivos para la
revolución, fue asumido directamente por la sociedad oriental y desde 1813 y sobre todo
desde 1815 por su sector mayoritario, las clases bajas”.
Artigas era uno más entre los orientales. El relato histórico, pocas veces baja al héroe de su
pedestal, y no nos permite ver al hombre de carne y hueso. Artigas recién se pliega a la
revolución a los 46 años de edad. Nació el 19 de Junio de 1764, en el seno de una familia de
profundo arraigo español. Sus abuelos paternos vinieron de Zaragoza, y fueron de los
primeros pobladores de Montevideo. Tanto su abuelo paterno, como su padre, Don Martín
José Artigas, fueron integrantes del Cabildo de Montevideo. El respeto por la institucionalidad
lo valoró desde la infancia. Pero también tuvo un espíritu rebelde y fue amante de la libertad.
Desde muy joven, abandonó su casa paterna y se internó en la campaña oriental,
conviviendo con los gauchos y los indígenas. Poco se sabe de esa época.
En 1797, a los treinta y tres años de edad, ingresó como soldado al Cuerpo de Blandengues,
el cual tenía como fin proteger las fronteras.
Artigas irrumpe en la vida política a partir de febrero de 1811, desde que desertó del Cuerpo
de Blandengues y ofreció sus servicios a la Junta Bonaerense. Se inició así, el período más
conocido de su historia, los diez años (1811-1820) de su vida revolucionaria.
En gran medida, su figura resulta más extraña que la de los “caudillos menores”. La
iconografía, ha buscado a tientas su rostro. Los grabados pictóricos reflejan las miradas de
diversas generaciones, sobre todo lo que su mítica figura sintetiza para el imaginario
colectivo.
El Artigas de bronce que conocemos, ha sido una creación que responde a la necesidad de
tener un héroe como fundador de la Patria. Pero ese héroe no era de bronce, sino un hombre
de su tiempo, que luchó por ideales republicanos y por la defensa de los más necesitados.
“Los más infelices serán los más privilegiados…” decía en el Reglamento de tierras de 1815.
La historiadora Ana Ribeiro, señala que cuando Artigas comenzó su vida pública, “se trataba
de un hombre maduro, experiente, con un fogueo muy importante en el interior , en la gente
de campo, muy conocedor de los paisanos que lo rodeaban, un hombre con fuerza física y
espiritual, un hombre con convicciones, con una personalidad que imantaba todo a su
alrededor…Un hombre vivido, no un hombre de libros, de la gran lectura, pero sí un hombre
informado de su tiempo, un hombre práctico, un hacedor…”.
Considero que a Artigas sólo se lo puede comprender en su contexto, en la época en la que
le tocó vivir, y es en esa dimensión que adquiere la verdadera grandeza. No podemos mirarlo
con el prisma del presente, y sólo reducirlo a los límites de nuestro territorio. “Su accionar
desbordaba el mapa del Uruguay actual”, por la sencilla razón que este territorio no existía
como país y seguramente era impensable en ese momento. Su proyecto era mucho más
amplio. Incluía la unión de las Provincias del Río de la Plata, de la cual nosotros formábamos
parte. Pero eso no impide que reivindiquemos a la figura de Artigas como nuestra. Su
pensamiento está en las raíces de esta tierra. Aquí nació, y vivió la mayor parte de su vida.
Cuando la revolución lo sorprende, ya era un hombre maduro, y no dudó en unirse Desde el
principio, tuvo bien claro cuál era el objetivo: “la soberanía particular de los pueblos será
precisamente declarada y ostentada como único objeto de la revolución”.
Artigas proponía la idea de FEDERACIÓN, que suponía la unión de las Provincias en un pie
de igualdad.
El hecho de luchar por la instauración de una Federación, hizo que Artigas no concibiera a la
Provincia Oriental, como un Estado independiente. Su reivindicación por la Democracia, la
forma Republicana de gobierno y la conformación de una sociedad, en la cual se tengan en
cuenta los intereses de todos los ciudadanos, son tres pilares fundamentales de nuestra
Nación.

El país que conformamos hoy se asienta en las bases de los principios de LIBERTAD,
REPÚBLICA y DEMOCRACIA que Artigas defendió.
Como en los tiempos de Artigas, hoy nuestra sociedad vive momentos de incertidumbre, pero
también de esperanza. Trazando un paralelismo con la imagen de “Conductor y conducido”,
podemos afirmar que hoy como ayer, es necesaria la responsabilidad de todos, la conciencia
ciudadana y la solidaridad de cada uno de nosotros.
Es necesario que nuestros jóvenes, futuros ciudadanos, tengan presente que así como
Artigas fue un hombre de convicciones y luchó por ellas, es fundamental que tengan
principios, fe en lo que emprendan y que sean capaces de defender sus convicciones.
En el día de su natalicio, fecha tan especial para nosotros, en la que juramos fidelidad a
nuestro Pabellón Nacional, la mejor forma de honrar la figura de Artigas, es defender sus
ideas y sus principios, los cuales permanecen vigentes.

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