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DESCENTRALIZACIÓN.
Aproximación económica
la provisión descentralizada sería más eficiente que la centralizada en la medida en que los
límites jurisdiccionales descentralizados correspondan más adecuadamente a demandas
territorialmente diferenciadas de lo que puede reflejar un proceso centralizado en el que se
integran todas las preferencias independientemente de sus diferencias territoriales. El único
límite de esta aproximación aparece cuando los beneficios obtenidos de la descentralización
son inferiores a los generados por las economías de escala propias de una gestión
centralizada (Finot, 2001).
Aproximación política
Eduardo Palma (1983) analizó cómo, en América Latina, los estados nacionales se han
conformado a partir de un centro dominante, y establece que un Estado unitario puede
también ser descentralizado, lo que le permite ampliar las oportunidades de participación
política. Asimismo, Jordi Borja (1986) establece que la descentralización es progresista
porque permite:
El tipo de Estado que demandan los ciudadanos es aquel que cuenta con una gestión
moderna orientada a resultados. Esto se logra cuando el Estado y sus entidades públicas
están en capacidad de establecer políticas y objetivos claros, a nivel nacional, regional y
local. Para ello, es necesario asignar adecuadamente los recursos presupuestales para
asegurar una gestión eficiente que genere los resultados esperados (Hood, 1991). El Estado
moderno es capaz de reordenar o reorganizar a nivel nacional, regional y local, las
competencias y funciones de las entidades públicas sobre la base del análisis y la
optimización de los procesos de producción que brinda la “mayor satisfacción al ciudadano,
al menor costo posible” (Vries, 2010).
Los procesos de producción en el sector público son definidos como una secuencia de
actividades que trasforman un insumo en un bien o servicio, añadiendo valor en cada etapa
de la cadena. Las organizaciones modernas estudian rigurosamente cómo optimizar,
formalizar y automatizar cada uno de sus procesos internos a lo largo de la cadena de valor.
Tabla 1 EMPLEO DE CADENA DE VALOR
La ley orgánica del poder ejecutivo establece la dinámica del estado peruano similar
a una pirámide de tres niveles en la cual, el poder ejecutivo, incluyendo los entes
rectores de los sistemas funcionales y los sistemas administrativos, se ubican en el
primer nivel ya que dictan las políticas, pautas y normas que son de cumplimiento
obligatorio en los tres niveles de gobierno y en todas las entidades públicas.
Los sistemas funcionales, los sistemas administrativos y las entidades públicas de los tres
niveles de gobierno deben cumplir con sus competencias y gestionar sus funciones
aprovechando las ventajas que brindan las tecnologías de información (TICs) para
optimizar la accesibilidad, promover la rendición de cuentas, la transparencia y la
participación ciudadana, a fin de brindar de manera eficaz y eficiente servicios para todos
los ciudadanos (Organisation for Economic Co-operation and Development (OECD),
2005). La articulación (representada por las flechas) entre los tres niveles de gobierno y
entre los sistemas funcionales, los sistemas administrativos y las entidades públicas, es
esencial para que el planeamiento estratégico institucional, el establecimiento del
presupuesto y la gestión por procesos a lo largo de la cadena de valor se realice acorde con
las políticas nacionales y sectoriales, y de acuerdo a la normativa y requerimientos dictados
por los sistemas administrativos.
Tabla 2: PIRÁMIDE DEL ESTADO MODERNO
3.4. REGIONALIZACIÓN
b) las autoridades sub nacionales contarían con incentivos para incrementar su gasto, lo que
vendría a ser un ‘soft-budget constraint’, ya que confían que el gobierno central cubrirá sus
necesidades.
Por otro lado, cuando los gastos locales son financiados principalmente por impuestos
locales, surge un vínculo claro entre el contribuyente (tax-payer) y las decisiones de gasto
de la autoridad local (Bustad & Glimeus, 2011). Podría decirse que esto conlleva a un
mejor control, causando que el tamaño del sector público descentralizado se armonice con
la preferencia de los ciudadanos. Por ende, esta línea teórica sostiene que un modelo basado
en transferencias no acercaría los temas presupuestales a la ciudadanía.
Este mecanismo se guía de una organización por procesos contenidos en cadenas de valor
que generan resultados e impactos positivos. En esta cadena, los procesos son definidos
como una secuencia de actividades que trasforman una entrada o insumo (una solicitud de
un bien o un servicio) en una salida (la entrega del bien o el servicio), añadiéndole un valor
en cada etapa de la cadena (mejores condiciones de calidad/precio, rapidez, facilidad,
comodidad, entre otros).
En la tabla que sigue se presenta algunos indicadores básicos de los países analizados, a
modo de marco de referencia para el posterior análisis comparativo de sus procesos de
descentralización. Como se constata, se trata de países muy distintos entre sí.
Hay que resaltar la alta correlación entre el PBI (pc). de estos países y su Índice de
Desarrollo Humano (IDH) 2012 publicado este año por el Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo - PNUD: Alemania, España y Chile figuran en el grupo de países
con IDH muy alto, y México y Colombia (así como el Perú), en aquellos con IDH alto. Sin
embargo, cuando el IDH se ajusta por desigualdad, Alemania disminuye su índice solo en
6.9% y España en 10.1%, mientras que los países latinoamericanos lo hacen en 19% en el
caso de Chile, 23.4% en el de México y 27.8% en el de Colombia (en el caso del Perú, la
pérdida es de 24.3%). Estas diferencias en la desigualdad relativa son muy relevantes para
los procesos de descentralización porque en general, también suelen mostrarse de manera
ampliada en las disparidades de desarrollo interregional e intermunicipal al interior de los
países.
Un estado democrático requiere mecanismos de representación sólidos, donde los
partidos políticos son actores clave para el balance gubernamental y donde los
mecanismos de participación complementen la acción de los elegidos.
Ámbito Político
Los cinco países analizados cuentan como el Perú, con tres niveles básicos de
gobierno: (i) nacional o federal, (ii) regional o estatal (departamental en el caso de
Colombia y autonómico en el de España), según se trate de países unitarios o
federales, y (iii) local, principalmente representado por los municipios, tanto en los
casos de los países unitarios como de los federales. La diferencia es que en los
países unitarios el nivel regional o intermedio es producto de un determinado grado
de desconcentración o descentralización del nivel nacional (como en el caso
peruano); y en los países federales en cambio, el nivel nacional es resultado de un
determinado grado de cesión de poderes que le hacen los estados federados que lo
conforman.
Ámbito administrativo
En la mayoría de países analizados, así como en el Perú, el nivel intermedio de
gobierno (estados, comunidades autónomas, regiones o departamentos) asume en
general competencias relacionadas al desarrollo territorial; mientras que las
entidades de gobierno local (municipalidades, ayuntamientos, comunas, distritos)
asumen competencias en la provisión de servicios públicos, aunque con diferencias
de país a país en los niveles de autonomía y en los servicios específicos que asumen.
En general, los niveles nacionales mantienen las competencias de políticas
generales y legislación común. En los países unitarios de América Latina, la
prestación de servicios sectoriales claves –como educación, salud y saneamiento-
corresponde básicamente al nivel municipal; mientras que en los países
desarrollados analizados corresponde al nivel intermedio (estados o comunidades
autónomas), como es en el caso del Perú, donde la provisión de los servicios de
educación y salud públicas está a cargo de los gobiernos regionales.
Descentralización fiscal
En la mayoría de países analizados, la descentralización fiscal se apoya
principalmente en transferencias presupuestales (con excepción del caso alemán),
como también en la generación de ingresos propios atribuidos a los niveles sub
nacionales. En el caso de Chile, las regiones dependen íntegramente de los fondos
condicionados y semi-condicionados que les asigna el Gobierno Central; mientras
que las provincias y municipios sí cuentan con rentas propias, aunque en baja
proporción, ya que su fuente principal de ingresos son también recursos transferidos
por el nivel nacional. La descentralización fiscal en Colombia y México ha
consistido para ambos de sus niveles sub nacionales, en transferencias
complementadas por ingresos propios.
Gradualidad del proceso
Todos los países unitarios analizados destacan por la gradualidad de sus procesos
de transferencia administrativa. En los casos de Chile y Colombia, la primera fase
del proceso de descentralización puso énfasis en la transferencia de funciones y
competencias al nivel municipal. Además, cabe resaltar que en ambos países sus
niveles sub nacionales pasaron por un proceso de certificación de capacidades para
la recepción de las nuevas funciones y competencias.
Ámbito económico
Las competencias de los niveles descentralizados relativas al fomento productivo y
de la competitividad territorial presentan características comunes en los países
unitarios estudiados, incluyendo el Perú. En todos los casos, las políticas referidas a
fomento productivo y competitividad son establecidas por el nivel nacional y las
acciones de nivel sub nacional se enmarcan en esas políticas; asimismo, en todos
estos países los niveles
Transferencia de funciones
La descentralización no es un fin en sí misma, sino un medio para que el Estado se
acerque al ciudadano y atienda de manera eficiente y oportuna sus demandas. Para ello,
el Estado realiza, primero, la optimización y sistematización de las cadenas de valor de
cada una de las competencias, funciones y responsabilidades ejercidas hasta ese
momento por los ministerios y entidades públicas.
Arreglo institucional
Descentralización fiscal
Organización territorial
Como se ha visto, en general los países analizados se organizan en tres escalas territoriales
sucesivas: nacional (unitaria o federal), intermedia (regiones, departamentos, comunidades
autónomas o estados federados) y municipios. En los casos de los estados (lander) alemanes
y de parte de las comunidades regionales españolas, su origen tiene profundas raíces
históricas y no provino solo de un ejercicio nacional de delimitación territorial. Frente a
ello, en los casos latinoamericanos vale la pena preguntarse si la regionalización chilena,
implicando la integración de sus preexistentes provincias, hubiera sido viable de no haber
sido impuesta por un gobierno nacional fuerte. Contrastando con el caso peruano, entre
1989 y 1992 se crearon regiones integrando departamentos, delimitadas por el nivel
nacional, y la experiencia se truncó rápidamente sin llegar a desarrollarse; en el 2002, se
optó por crear gobiernos regionales sobre los departamentos existentes, supeditando a
futuros referéndums la decisión de su posible integración en regiones mayores, posibilidad
cuya viabilidad es cada vez menos evidente, al menos en el marco del diseño legal vigente.
Descentralización administrativa