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Sábado

Mantengámonos “sin mancha, sin defectos y en paz” (2 Pedro 3:14)


Sesión de la mañana parte 2

¿Llenó la solicitud de la Escuela para Evangelizadores del Reino pero no lo han invitado? ¿O le
gustaría hacerlo pero duda de si este es el momento? No es el único. Por culpa de la pandemia, las
clases siguen suspendidas. Pero, si usted es precursor, tiene entre 23 y 65 años, y le gustaría asistir
en el futuro a esta escuela, hable con el secretario de su congregación y llene una solicitud por
internet, para que se le tenga en cuenta cuando se reanuden las clases. Le recordamos que su
solicitud será válida durante un año. Así que debe mandar una todos los años que desee ser
invitado. Además, nos alegra informarles que quienes hayan asistido a la Escuela de Entrenamiento
Ministerial o a la Escuela Bíblica para Varones Solteros, y sigan solteros y en el servicio de tiempo
completo, ya pueden solicitar ir a la Escuela para Evangelizadores.

¿Es posible sentir paz si estamos pasando por pruebas muy difíciles? ¿Cómo nos cuida Jehová
cuando estamos bajo mucha presión? En el siguiente video, conoceremos a hermanos que han
sentido la paz de Jehová en sus vidas. Se titula Nuestros hermanos tienen paz a pesar de las
dificultades: la oposición, las enfermedades, los problemas económicos y los desastres naturales.

VIDEO: Nuestros hermanos tienen paz a pesar de las dificultades


• La oposición
• Las enfermedades
• Los problemas económicos
• Los desastres naturales
William Malenfant

Mientras vivamos en este mundo de Satanás, todos pasaremos por situaciones que pueden
robarnos la paz. Recuperar la paz puede ser difícil, pero no es imposible. En este video,
escucharemos a tres hermanas y dos matrimonios que hablarán abiertamente sobre sus pruebas
y lo difícil que ha sido sobrellevarlas. Pero, a pesar de todo lo que han tenido que aguantar, fíjense
en sus sonrisas, en su alegría y en lo que hicieron para recuperar y mantener la paz. Pero, sobre
todo, fíjense en cómo los está ayudando Jehová.

El Cuerpo Gobernante sabe que muchos de ustedes están pasando por cosas parecidas a las que
estos hermanos van a contarnos. Y confía en que el ejemplo de estos hermanos pueda ayudarles a
ustedes a mantener la paz y a aguantar las dificultades.

ANTOINETTE FABIAN (ESTADOS UNIDOS) Por todo el mundo, los hermanos se están enfrentando a
desastres naturales, problemas económicos, enfermedades y persecución. A pesar de todo, están
felices y en paz. Puedo aprender mucho de ellos. Me llamo Antoinette, vivo en Las Vegas (Nevada),
con mi supermamá y mi hermana, que es muy traviesa. Me encanta estar con mi familia y mis amigos.
Cuando era niña, vivía con mi mamá y mi papá, y estaba muy unida a la familia de mi papá. Era
muy divertido, nos queremos un montón. Yo era muy feliz. Pero ya estaba notando los efectos del
cáncer. Aunque no sabíamos bien qué pasaba. Yo estaba bien, pero un día empecé a sentirme mal,
¿sabes?

FÉLIX MAJAMADÍEV (ASIA) Cuando era niño, jugaba un juego un poco raro. Atrapaba insectos, los
metía en un frasco y me los llevaba a casa. Y luego buscaba libros, como el libro del Código Penal.
Los abría y empezaba a juzgar a un insecto. Hacía de investigador y de juez al mismo tiempo. Nací
en una familia en la que todos, empezando por mis abuelos, o llevaban uniforme de policía o toga de
juez. Por eso yo tenía un sentido de la justicia muy fuerte. Pero en 1989 mi mamá tuvo un accidente
de tránsito terrible. Y se hizo quemaduras graves en la cara, las manos y el cuerpo. Y entonces mi
padre, al ver cómo había quedado mi mamá, decidió abandonarnos, sí. Y creo que fue en aquel
momento que mi mundo y mis ideales se derrumbaron.
ANTOINETTE FABIAN Cuando era pequeña quería estar con toda mi familia. Pero, cuando nos fuimos
a vivir a Nueva York, por mi tratamiento, los tenía lejos. Cuando estaba en Nueva York, me sentía
todo el tiempo triste, no sentía paz.

MARGARET WYRICK (ESTADOS UNIDOS) Aquí, en California, estamos acostumbrados a los


incendios. Pero, cuando me llamaron esa mañana para que saliera de la casa, no me imaginaba que
por la tarde todo el pueblo de Paradise desaparecería. Justo antes del incendio, en una parte de la
reunión se nos dijo lo que tendríamos que hacer en caso de un desastre. Yo tenía el auto lleno de
gasolina, la bolsa de emergencia lista y también un mapa de donde tenía que ir. Estaba preparada.
Los hermanos nos recordaron que teníamos que obedecer a las autoridades de tránsito. El guardia
dijo que giráramos a la derecha, y yo no quería ir a la derecha. Pero, como nos dijeron que
obedeciéramos, giré a la derecha aunque pensaba que no era una buena idea. Cada vez había más
y más humo, cada vez estaba más oscuro, hasta que ya no se veía nada.

NIKKI WILLIAMS (ESTADOS UNIDOS) Según mi mamá, yo siempre he sido una cuidadora, incluso
cuando era muy pequeña. Es parte de mi personalidad. No me gusta ver sufrir a la gente, me afecta
muchísimo. Recuerdo cuando empecé a trabajar como enfermera. Siempre estaba llorando. Es que,
literalmente, lloraba cada día que tenía que ir a trabajar. Por un lado, me agobiaba porque era nueva
y, por otro, es que estaba luchando contra la depresión.

MIGUEL NOVOA (NICARAGUA) En el año 2017, yo era el tesorero de un banco de prestigio en


Nicaragua. Y ya era padre de familia, tenía un niño de un año. Entonces estábamos muy felices. Pero
perdí mi trabajo. Pues, yo dije: “Tengo la experiencia, y Jehová me va a ayudar a buscar otro trabajo
parecido”. Y empecé a buscar, pero se me cerraban las puertas. Me sentía muy tenso, muy… Me
hacía sentir inútil, como un mantenido decimos aquí. Eso era muy difícil para mí.

Estos hermanos han vivido situaciones muy duras. Quizá en algún momento se sintieron como
Job, cuando dijo: “Siento asco de mi vida”. Eso es algo que podríamos sentir todos. En la vida, las
cosas a veces no salen como esperábamos, y eso nos puede doler mucho. ¿Significa eso que somos
víctimas indefensas de nuestras circunstancias? ¡Claro que no! Por favor, presten atención y fíjense
en por qué decimos que Margaret, Félix, Miguel, Nikki y Antoinette no son víctimas indefensas.
Al contrario, son luchadores. Y, mientras siguen escuchándolos, vean qué cosas específicas
hicieron ellos para mantener la paz. Y, por favor, piensen detenidamente en lo que pueden hacer
para imitar su fe.

FÉLIX MAJAMADÍEV Cuando era joven, yo me preguntaba: “Si Dios es el Juez Supremo”, ¿por qué
permite tantas injusticias y sufrimiento?. Y, en mi interior, sentía la necesidad de que se hiciera
justicia. Era un deseo muy fuerte que yo tenía. Y esa es la razón por la que me fui a Rusia a vivir con
mi hermana. Ella había empezado a estudiar la Biblia y estaba entusiasmada con la verdad.
Hablábamos durante horas, hasta la madrugada. Así fue como empezó mi amistad con Jehová.
Y comencé a recordar lo que es tener un padre cariñoso. Hacía tiempo que no sentía eso.

ANTOINETTE FABIAN El día de mi bautismo estaba muy contenta. De repente tenía una familia
espiritual enorme. Y ves que te quieren muchísimo.

FÉLIX MAJAMADÍEV Me bauticé y me parecía que en mi vida ocurrían milagros, uno tras otro. Fue
maravilloso. Pero entonces empezó la persecución, cuando arrestaron al hermano Christensen. Luego
hubo una oleada de arrestos, y nos llegó el turno. En junio de 2018, un grupo enorme de hombres
armados vino a nuestra casa. Ellos representaban los ideales que yo tenía de niño, pero estas
personas… este sistema judicial ahora estaba cometiendo una injusticia contra mí. Me encontraba en
una jaula, como los insectos que yo metía en un frasco. Creo que me sentía igual que ellos. El momento
en el que escuchas el veredicto y te dicen que vas a ir a la cárcel es como si te golpearan en la cabeza
y te dejaran inconsciente, solo oyes un zumbido en los oídos. Luego me llevaron esposado. Y la verdad
es que estaba muy desanimado. Y entonces las puertas se abrieron, y ahí estaban: un montón de
hermanos aplaudiendo con todas sus fuerzas. Algunos lloraban, no porque estuvieran tristes, sino
porque nos querían y se sentían orgullosos. Eso es lo que siempre pasa. Cuando estás a punto de
quedarte sin aire, Jehová hace algo para darte ese oxígeno que necesitas. Ese aplauso, ese cariño,
esas lágrimas, esos gritos —“¡Aguanta, todo va a salir bien!”—. Eso fue como aire puro, justo lo que
necesitaba para seguir corriendo la siguiente parte de la carrera. Un guardia se sorprendió tanto que
me dijo: “¡Cómo te apoyan tus amigos!, ¿ah?”.

ANTOINETTE FABIAN Yo creo que sin amigos me sentiría muy sola. Estaría pensando todo el tiempo
en mi enfermedad. Un día conocí a Marissa, en una asamblea. Ella es muy buena conmigo y muy
espiritual. Cuando me llevaba al hospital, nos íbamos a comer juntas. Yo creo que la comida es algo
que une a la gente, ¿verdad? Cuando hablas de comida es como “Ah, sí, hablamos el mismo idioma”.
Me encantaba que me llevara ella al hospital. Es que siempre me hace reír. Me hace sentir bien, pase
lo que pase. La verdad es que los amigos siempre te animan.

MIGUEL NOVOA Proverbios 17:17 dice: “El verdadero amigo ama en todo momento y es un hermano
en tiempos de angustia”. Y lo he visto cumplirse en mi vida. Cuando perdí mi trabajo en el banco, me
sentía muy deprimido, muy atribulado, tenso. Y yo con este amigo tengo una muy buena
comunicación. Le contaba cómo me sentía. Y él me dice: “Mira, Miguel, deja de buscar el mismo perfil.
Quizás lo que tengas que hacer es un ajuste en tu vida y, mientras, haces trabajos un poco más
simples que no sean de oficina. Eso te va a ayudar a mantener tu ojo sencillo y no vas a dejar de
traer el sustento a casa”. Aprendí al ver a mi esposa, ella hacía pan para la casa. Y un día le dije:
“Yo voy a hacer ese pan, pero no lo voy a hacer para la casa. Lo voy a hacer para vender”. Entonces,
ella me dijo: “¡No! ¿Estás loco?”.
HERMANA NOVOA Era un cambio, ¿verdad? Pasar de ser una persona bancaria, de manejar mucho
dinero, a vender en la calle.
MIGUEL NOVOA Y le dije: “Mira, me voy a poner este gorro”. Y me puse un gorro así como de chef.
Y entonces le digo: “En menos de una hora yo regreso, venda o no venda”. Y así fue. Y, para sorpresa
de ella, no regresó ni un pan. Así que ella, cuando fui a vender por segunda vez, me dice: “Vete pero
ahora sin ese gorro”. Y empecé a planchar ropa a domicilio. Se miraba extraño, porque normalmente
ese trabajo aquí lo hace una mujer, pero un varón que vaya a planchar ropa a una casa no se ve.
Pero no me quería quedar de brazos cruzados viendo a ver qué pasa. ¡No! Tenía que poner mis manos
ágiles para buscar el pan. Eclesiastés 11: 6 “Que no descansen tus manos” Luego predicaba un día
y otro día iba a planchar. Y al otro día a predicar y al otro día a vender pan. Entonces mi mente seguía
ocupada en hacer algo, ya sea por el Reino, ya sea por mi hogar, ¿verdad? Y eso me ayudó mucho.

NIKKI WILLIAMS Estaba muy triste. De verdad que necesitaba la ayuda de Jehová para entender
qué me estaba pasando. Y recuerdo que en el 2009 salió un artículo que hablaba de la depresión.
Y pensé: “Bueno, Jehová, me estás diciendo que esto es lo que tengo. Así que ya sé lo que me pasa.
Lo que tengo que hacer es aprender a sobrellevarlo”. Entonces cambié mi alimentación, empecé a
hacer más ejercicio. Y me di cuenta de que tanto una dieta sana como el ejercicio son muy muy
importantes. También hice un cuaderno, lo dividí en diferentes secciones con aspectos de la depresión
que tenía que tratar. En cada sección escribía textos bíblicos, ponía artículos. Y pegaba dibujos,
imágenes que dicen muchísimo sin usar ni una palabra. Jehová nos escucha, él se preocupa por
nosotros.

FÉLIX MAJAMADÍEV Cuando llevaba un tiempo en prisión, me cambiaron a otra zona. Allí había
presos que seguían las órdenes de los investigadores. Ellos hacían todo lo posible por que tu vida
fuera insoportable. Y ¿por qué hacían eso? Para derrumbarte. Lo hacen para que la gente colabore y
confiese. Y hay quienes confiesan para que los lleven a otra zona de la cárcel. Salmo 37:3: “Confía
en Jehová y haz el bien”. Le decía a Jehová: “Por favor, Dios mío, ayúdame a ser leal”. Mis oraciones
eran muy sencillas. En realidad, solo tenían dos palabras: “¡Jehová, ayúdame! ¡Jehová, ayúdame!”.
Y, aunque los otros presos me trataran mal, yo intentaba tratarlos bien a ellos. Estas personas hacían
que tu vida fuera insoportable. Pero, cuando los tratabas bien, ellos se ablandaban y te trataban
mejor. Cuando estaban a punto de trasladarme a otra área, un preso, que era el que controlaba
aquella zona, me llamó, y me dijo: “Siéntate conmigo”. Me senté, y me dijo: “Si a alguien se le ocurre
tocarte, dile que se las verá conmigo”. Y dijo: “¡Saquen sus cosas!”. Se lo dijo a los demás presos. Las
puertas se abrieron y los guardias vieron cómo un montón de presos estaban agarrando mis cosas y
colocándolas en el pasillo. Yo no tuve que sacar ni una cosa. El guardia cerró mi celda y, antes de
irme, los presos se despidieron y hasta me abrazaron. Y me dijeron: “Aguanta, todo va a salir bien”.
Volvieron a sus celdas, y el guardia me preguntó: “Oye, ¿cuánto tiempo estuviste aquí?”. Y le dije:
“Tres semanas”. Y dijo: “Normalmente, la gente sale de aquí llena de golpes, y son los presos los que
los echan de la celda. Y tú tienes que cargar tus cosas, eso si los presos no las han arrojado antes”.
Él no podía creer lo que estaba pasando. Fue Jehová.

NIKKI WILLIAMS El ejercicio, llevar una dieta saludable, las publicaciones y el cuaderno… todo eso
me ayudó mucho durante bastante tiempo. Fue como un salvavidas. Pero llegó un punto en el que
todo aquello ya no funcionaba tanto. Recuerdo que me preparaba para ir a la reunión. Y yo estaba
bien, pero, cuando estaba a punto de salir por la puerta, no podía. Me invadía una angustia, me
invadía una tristeza que me sentía sobrepasada, era demasiado. Y me venía abajo, me ponía a
llorar… y es que no podía controlarlo, era imposible. Estaba mal, fatal. Tenía una depresión muy
grande. Me costaba mucho decirles a los ancianos que necesitaba ayuda. Pero en aquel momento me
di cuenta de que, si no lo hacía, podía pasar algo peor. Así que pensé: “¿Sabes qué? Voy a pedirles
una visita de pastoreo a los ancianos”. Porque no tenían ni idea de mi depresión, no sabían nada.
Esa fue la primera vez que hablé con ellos. Y resulta que uno de los hermanos, uno de los ancianos,
también sufría de depresión. Y él me sugirió: “¿Has pensado en comentárselo a un médico?”.
Yo no quería ir a un médico de ninguna manera. Pensé que no lo necesitaba, pero a veces uno llega
a un punto en el que necesita que lo ayuden, porque tú solo ya no puedes. A mucha gente le parece
que es algo malo, que es vergonzoso decir que uno tiene depresión, y que no hace falta ir al médico
por eso, que no es necesario. Pero yo me di cuenta de que, si quería seguir sirviendo bien a Jehová,
tenía que buscar la ayuda de un profesional. Esa era mi responsabilidad. Mateo 9:12 Los enfermos
necesitan un médico. No todo el mundo tiene que dar ese paso, pero yo tuve que hacerlo. Y puedo
decir que estoy muy contenta de haberlo hecho, porque no me he sentido así de bien en toda mi vida.

FÉLIX MAJAMADÍEV Alrededor de un año después nos liberaron. Pero mi esposa y yo sabíamos que
podía volver a la cárcel. Así que teníamos que aprovechar todo el tiempo que tuviéramos al máximo.
¿Qué fue lo que hicimos? Salmo 119:165: “Los que aman tu ley disfrutan de abundante paz”. Leíamos
la Biblia, hacíamos la adoración en familia y orábamos juntos. Eso fue lo que hicimos los cuatro meses
que estuve libre. Entonces me condenaron a tres años de prisión.

ANTOINETTE FABIAN Cuando me dijeron que ya no tenía cáncer, estaba supercontenta, muy feliz.
Y pensé: “Bueno, por fin puedo hacer las cosas que hacen los niños de mi edad. Ya no voy a estar
preocupada ni a tener miedo”. Desgraciadamente, el cáncer volvió. Y, básicamente, ahora en mi
situación, ya no hay nada más que hacer. Y están esperando a que pase lo que tenga que pasar… y,
nada, ya está. De acuerdo con lo que dice Efesios 4:26 “Cuando se enojen no pequen”, tenía que
asimilar la noticia y darme tiempo para estar triste y enojada. Tienes que sacar esos sentimientos,
no te los guardes. Pero puedes controlar lo que piensas, lo que haces. La verdad es que he estado
enferma la mayor parte de mi vida, pero aprendí a cambiar el chip. No me centro en mí todo el tiempo.
Pienso en otros y en sus problemas, que son diferentes pero duros también. Leo las noticias de jw.org,
por ejemplo, las de los hermanos de Rusia. Oro mucho por ellos porque están sufriendo mucho.

FÉLIX MAJAMADÍEV Hechos 20:35 “Hay más felicidad en dar que en recibir”. Y en nuestra situación
ha sido así. Y hasta diría que dar te ayuda a aliviar el dolor. Si solo te centras en ti mismo, el dolor
empeora. Pero, si te centras en los demás y en sus problemas, tu dolor es menor.

Durante la producción de este video, se programó una videollamada para que Antoinette hablara
con Félix y Yeuguenia

Félix: ¡Holaaa!
Antoinette: —¡Hola!
Félix: Antoinette, cuando me dijeron que íbamos a hablar tú y yo, me puse muy contento.
Antoinette: —Y yo también. Cuando los hermanos me dijeron que nos íbamos a ver, me emocioné
mucho.
Félix: Muchas gracias por las oraciones que haces por los hermanos de Rusia. Valen mucho. Eres
un ejemplo para nosotros.
Antoinette: —Gracias. Es muy bonito que me digas tú eso. Los dos hemos pasado por cosas muy
difíciles. Seguro que estar en la cárcel fue superduro.
Félix: ¿Sabes, Antoinette? En la cárcel, los hermanos tenían un dicho: “Si te preguntas ‘¿hay algo
peor que esto?’, no tienes que esperar mucho para averiguarlo”. En otras palabras, cuando piensas
“no puede haber nada peor”, está a punto de pasarte algo peor. Y, cuando nos dijeron la sentencia,
pensamos: “Ya está. Esto es lo peor que podía pasar”.

FÉLIX MAJAMADÍEV Y, por supuesto, había algo peor. Al llegar a la cárcel nos golpearon y nos
humillaron durante horas. Pensamos: “¿Hay algo peor que esto?”.

Félix: Al día siguiente nos dijeron: “¡Todos ustedes, a la celda de castigo!”. Y pensamos: “Ya está,
no hay nada peor que esto”.

NIKKI WILLIAMS Al principio pusieron a los pacientes con COVID en una zona, y luego en otra, y al
final todo el hospital estaba lleno de pacientes con COVID. Esa fue una de las peores cosas que he
vivido como enfermera en todos los años que llevo ejerciendo. Y muchos de mis compañeros murieron.
Estaban en la primera línea de batalla, igual que yo. Se esforzaron mucho. Perdimos a muchas
personas buenas. Es verdad, yo tenía mi tratamiento para la depresión, te ayuda, pero no te la quita
del todo. Y dices: “Pero ¿esto qué es? No puedo salvar a nadie, no puedo ayudar a nadie”. Fue
horroroso, en serio, fue algo devastador.

¿Alguna vez se ha sentido como Félix cuando se preguntaba “¿Hay algo peor que esto?”? Aun así,
una persona espiritual puede ver los problemas como oportunidades para confiar en Jehová.
Mientras ven la última parte de este video, fíjense en cómo Jehová fortaleció a estos hermanos y en
cómo ellos se acercaron todavía más a él. Piense en sus propios problemas y en cómo Jehová lo ha
ayudado a enfrentarse a ellos. Y tenga la completa seguridad de que él seguirá haciéndolo.

Félix: Y entonces decidí que iba a dejar de preguntarme “¿Hay algo peor que esto?”. Le pedí a Jehová
que me ayudara a aguantar y a ser feliz ese día, nada más, ese día. Mateo 6:34 “Bastante hay con
los problemas de cada día.”

NIKKI WILLIAMS Y, en momentos así, yo le oro a Jehová, le explico cómo me siento y le suplico que
me ayude y que me dé paz.

MARGARET WYRICK Siempre hablo con Jehová de manera cercana y sincera, pero nunca como
cuando estaba allí tan sola. Me di cuenta de que me iba a morir. Le dije a Jehová que si veía algo
bueno en mí que, por favor, me resucitara, que me encantaría estar en el nuevo mundo y volver a ver
a mi esposo y a mis hijos. Y le di las gracias por la vida que había tenido. Y sentí una paz como la
que no había sentido nunca. Entonces me di cuenta de que fue Jehová quien me sacó de allí.
La obediencia, hacer lo que nos dijeron… venía de Jehová, era así de sencillo. Le di algo que pudiera
bendecir, y quizá eso me salvó. Yo nunca he querido ser una carga para nadie, pero vinieron
hermanos de todo el país a trabajar en mi casa y en las de otros hermanos. Me hicieron sentir querida,
me hicieron sentir amada. Ver que Jehová se preocupa tanto por mí, creo que yo no me lo merezco.
Y todos esos hermanos aquí cuidando de mí… y los miras y piensas: “Soy parte de esta organización,
tengo que mejorar, ser como ellos y hacer felices a los demás”.

NIKKI WILLIAMS Cuando puedo ayudar a alguien que también tiene depresión, siento que Jehová
me está usando de algún modo. Y la verdad es que me hace muy feliz saber que soy útil para Jehová.
Me encanta esa sensación de sentirte bien de nuevo, de ser feliz otra vez, de volver a sonreír, de
poder disfrutar de las cosas pequeñas, de la creación de Jehová. O sea, me alegro mucho de estar
viva. Así que… sí, eso siento.

MIGUEL NOVOA Ahora tengo un trabajo estable. Es en una ferretería. Y me siento más tranquilo.
Las adversidades me han hecho más fuerte, y sobre todo mi relación con Jehová se ha hecho más
fuerte. Pero sigo haciendo pan, y yo soy el que plancha la ropa en casa.

FÉLIX MAJAMADÍEV Un día, me enteré de que me iban a deportar. Recuerdo que, cuando salí del
tren, me sacaron por la puerta trasera de la estación. Pero mi esposa estaba en la entrada principal.
Ella estaba con el teléfono y no podía verme, porque estaba mirando a la entrada principal. Tiré mi
maleta y corrí hacia ella. Yevguenia vio de reojo a alguien corriendo. Se sorprendió, hasta se asustó.
Y allí estaba yo abrazando a la persona a la que más amo. Fue uno de los días más bonitos de mi
vida.

Yevguenia: ¡Hola! Privet.


Antoinette: —¡Hola!
Yevguenia: Cuando me enteré de que estabas orando por nosotros y por todos los hermanos de
Rusia, a Félix y a mí nos animó mucho. Para mí eres todo un ejemplo. Lo mencionamos ayer en la
oración. Félix dijo que tú nos has puesto el ejemplo de lo que tenemos que hacer para demostrar
que amamos a los hermanos.
Félix: Te queremos muchísimo.
Yevguenia: Chao.
Félix: Adiós.
Antoinette: —Me encantó conocerlos.
Félix: Chao.

ANTOINETTE FABIAN Sé que mi cáncer no tiene cura. La solución está en el nuevo mundo. ¡Esa es la
cura! Me gusta imaginar… Cuando llegue ese momento, ¿qué estaré haciendo? Seguro que voy a
estar saltando de alegría porque no tendré cáncer. Y voy a comer todo lo que no he podido probar
todavía. Tendré muchísimos animales y voy a hacerme una casa. Bueno, tendré que aprender
primero. Tener paz ahora no significa no estar enfermo o no estar en peligro o no ser perseguido o
no tener problemas económicos. Lo que te da paz ahora es obedecer lo que Jehová dice, orar a Jehová
constantemente, meditar en la Palabra de Dios y en sus promesas. Tener buenos amigos a tu lado
también te da paz. Y tener sentido del humor.

MARGARET WYRICK Lo que aprendí de todo esto es que la paz no viene de afuera, no depende de lo
que esté sucediendo. Aprendí que la paz está en el interior y que es Jehová quien te la da.

Estos ejemplos que acabamos de ver son de personas normales con “los mismos sentimientos que
nosotros”. Pero ellos sintieron paz incluso cuando pasaron por pruebas muy difíciles. ¿Cómo lo
lograron? Cuando Miguel perdió su trabajo, siguió centrado en servir a Jehová. Además, estuvo
dispuesto a hacer trabajos humildes para mantener a su familia. Margaret estaba preparada para
un desastre natural. Y, cuando sintió mucha angustia, le abrió su corazón a Jehová. Para afrontar
la depresión, Nikki buscó información en nuestras publicaciones y les pidió ayuda a los ancianos.
Aunque se enfrentó a una persecución brutal, Félix trató bien a quienes lo maltrataban. Él sabía
que actuando de esa manera demostraría ser un buen cristiano. Y nuestra querida Antoinette, a
pesar de su enfermedad, no se centra en ella misma, sino en ayudar a los demás. Y, como ella dice,
la cura para ella —igual que para todos nosotros— es el Reino de Dios. Si usted está pasando por
una prueba, céntrese en lo que sí pueda controlar, ayude a los demás, sea agradecido y apóyese en
Jehová y en su organización. Y, si no está pasando por pruebas difíciles, prepárese para cuando
lleguen fortaleciendo su amistad con Jehová. No se angustie, el miedo a lo que pudiera pasar a
menudo es peor que la propia prueba. Confíe en Jehová. Y no olvide que él jamás abandona a sus
amigos.
Los hermanos y hermanas a los que acabamos de escuchar son grandes amigos de Jehová. Les
damos las gracias por participar en estas entrevistas. También les damos las gracias a todos los
hermanos que trabajan en los hospitales. Ellos han dado la milla extra durante esta pandemia.
Santiago 5:11 dice: “Consideramos felices a los que han aguantado. Ustedes han oído del aguante
de Job y han visto lo que al final Jehová hizo por él, así que saben que Jehová es muy cariñoso y
misericordioso”. Las bendiciones que recibimos cuando aguantamos una prueba nos dan fuerzas
para el futuro y nos ayudan a ser la clase de personas que Jehová quiere que seamos. La paz
interior y la felicidad que sentimos son un regalo de Jehová. Estos hermanos de distintas partes
del mundo nos recordaron que no debemos dudar nunca de que nuestro maravilloso Padre celestial
bendecirá a todos los que lo aman.

Les damos las gracias a los hermanos que fueron entrevistados por sus comentarios tan sinceros.
Podemos aprender muchas lecciones de sus experiencias. Las historias que contaron demuestran
que podemos seguir sintiendo paz aunque estemos pasando por pruebas difíciles. Jehová siempre
ayuda y cuida a sus siervos leales. Llegó el momento del discurso de bautismo. Animamos a los
que se van a bautizar a prestar mucha atención. ¿Por qué andar por el camino de Jehová conduce
a la paz? ¿Qué tenemos que hacer para no salirnos de ese camino? Escuchemos con atención al
hermano William Turner, ayudante del Comité de Servicio, en el discurso “Sigan andando ‘por el
camino de la paz’ ”.

DISCURSO DE BAUTISMO: Sigan andando “por el camino de la paz”


(Lucas 1:79; 2 Corintios 4:16-18; 13:11)
William Turner

Cuánta alegría nos da, queridos candidatos al bautismo de todo el mundo, estar con ustedes hoy,
en esta ocasión tan especial. Ya han tomado la decisión más importante que se pueda tomar:
dedicarle su vida a Dios. Y hoy están aquí para demostrarlo. Sus circunstancias son diferentes.
Algunos de ustedes conocen a Jehová desde niños, pero tuvieron que cultivar su propia amistad
con él. Y otros están dando este paso aunque llevan menos tiempo conociendo a Jehová. Pero, sea
como sea, esto ha sido como un viaje, una especie de camino que han tenido que recorrer hasta
este punto. De hecho, la Biblia también compara la adoración pura a un sendero, a una ruta, a un
camino por el que debemos andar. En Hechos 9:2 vemos que, cuando se estableció la congregación
cristiana, los discípulos de Jesús usaban la expresión “el Camino” para referirse a su nueva forma
de adorar a Jehová. Entendieron que, al bautizarse como cristianos, su nueva forma de adoración
—o camino— tendría que influir en todo aspecto de su vida. Y en su caso debe ocurrir lo mismo.
Esto se ve claramente en lo que dice la Biblia en la Carta a los Efesios. Vamos a buscar, por favor,
Efesios 4:22-24: “Aprendieron que deben quitarse la vieja personalidad, que se corresponde con su
comportamiento anterior y que se va corrompiendo debido a los deseos engañosos de ella. Deben
seguir renovando su forma de pensar y deben ponerse la nueva personalidad que fue creada según
la voluntad de Dios, de acuerdo con la justicia y la lealtad verdaderas”.

Igual que los cristianos del siglo primero, ustedes aprendieron la verdad acerca de Jehová, y todo
lo que aprendieron los ha motivado a bautizarse. Ustedes han hecho lo que todos los siervos de
Dios: se han quitado la vieja personalidad. Pero hay otra cosa más. Deben hacer lo que dice el
versículo 23, “seguir renovando su forma de pensar”. La mente, nuestros pensamientos…, debemos
cuidar las cosas que pensamos. Fíjense que la nota de ese versículo dice que eso también se puede
traducir como “la fuerza que impulsa su mente”, o de manera literal, “el espíritu de su mente”. ¡Qué
interesante! Por ejemplo, a veces, para describir a alguien, decimos que tiene un espíritu positivo.
Y, para describir a otra persona, decimos que tiene un espíritu negativo. Estamos hablando de su
forma de pensar, de cómo es esa persona, de sus pensamientos, de sus motivos…, de lo que impulsa
a esa persona a hacer las cosas que hace.

Todos los siervos bautizados de Jehová tenemos una meta muy importante en común: que nuestra
forma de pensar esté en armonía con la de Dios. Eso no siempre es fácil; requiere tiempo y mucho
esfuerzo. Los que andan por el camino de la paz suelen encontrar obstáculos. Y para permanecer
en el camino tenemos que estar dispuestos a hacer sacrificios. Quizás también seamos perseguidos,
como les ocurrió a los cristianos del siglo primero. Pero, si seguimos andando en el camino de
Jehová, seremos felices y él nos bendecirá. En Lucas 1:79, Jehová nos asegura que va a “guiar
nuestros pies por el camino de la paz”. Cuánto nos tranquiliza eso, ¿no? Así que estamos muy
emocionados. Muy emocionados de que ustedes hayan emprendido este viaje. Y no olviden que hay
unos ocho millones y medio de Testigos en este mismo camino. Hoy, es un honor darles la
bienvenida al camino de Jehová, darles la bienvenida al camino de la paz, un camino que lleva a la
vida.

En este discurso vamos a responder tres preguntas. 1) ¿Por qué es importante que no nos rindamos
al andar en el camino de la paz? 2) ¿En qué sentido nos da paz ir por este camino? 3) ¿Qué debemos
hacer para seguir andando en el camino de la paz? Respondamos la primera pregunta: ¿por qué es
importante que no nos rindamos al andar por el camino de la paz? Encontramos la respuesta en
2 Corintios 4:16-18. Allí dice: “Por lo tanto, no nos rendimos. Aunque la persona que somos por fuera
vaya desgastándose, la persona que somos por dentro sin duda va renovándose cada día. Porque,
aunque las dificultades son momentáneas y livianas, producen en nosotros una gloria de una
grandeza cada vez más extraordinaria, una gloria eterna, mientras mantenemos la vista fija en las
cosas que no se ven, y no en las cosas que se ven. Porque las cosas que se ven son temporales, pero
las que no se ven son eternas”. ¿Ven por qué no nos podemos rendir? Porque, como testigos de
Jehová, se espera que siempre estemos activos, que andemos en el camino de la paz. Ustedes ya
han demostrado que no se rinden, que quieren agradar a Jehová y que se han esforzado por ser
parte de su pueblo. ¿Y por qué? Porque aman a Jehová. Y, si piensan en la vida eterna y feliz que
tendremos en el nuevo mundo, veremos que todas las dificultades de hoy son “momentáneas y
livianas”.

A partir de hoy tendrán una amistad especial con Jehová. No dejen que nada ni nadie ponga en
peligro esa amistad. Debe ser algo muy valioso para ustedes, porque es una amistad para toda la
vida. Así que sigan andando por el camino de la paz. Piensen en lo maravilloso que es tener a
Jehová como amigo, guiando sus pasos. Si nunca se rinden y aguantan cualquier prueba, seguirán
contando con la bendición de Jehová. Y estamos seguros de que lo harán. Para ver cómo esto sí es
posible, a continuación, hablaremos con la hermana Indira Alfonso. Ella se bautizó en el año 2006
y actualmente sirve con su esposo en el Betel de Warwick.

ENTREVISTA: Hermana Alfonso, ¿puedes contarnos, por favor, cómo llegaste hasta aquí, es decir,
cómo te hiciste testigo de Jehová?
Indira Alfonso: —Nací en Cuba, pero mi mamá y yo nos mudamos a Estados Unidos. Aunque tenía
9 años, para mí era importante buscar a Dios, así que cada vez que nos mudábamos visitaba las
Iglesias de la zona y hasta me bauticé en algunas religiones. A los 11 años, mi mamá me dejó
mudarme con mi tía, que era testigo de Jehová. Y entonces ella le preguntó a mi madre si me dejaba
estudiar la Biblia con una precursora, y ella dijo que sí.
William Turner: ¡Qué bien! Qué bueno que desde que eras una niña querías conocer a Dios. Pero,
durante todo ese tiempo que pasó antes de que te hicieras Testigo, ¿pasaste por alguna prueba que
te desanimara?
Indira Alfonso: —Sí, claro que sí. La verdad es que hice cambios muy rápidos y dejé de celebrar las
fiestas y de usar imágenes. Pero mi madre no entendía aquellos cambios y se le hacía difícil
aceptarlos, tenía miedo de que me hubieran lavado el cerebro. Así que, después de unos meses, me
obligó a volver a casa con ella, y por eso tuve que dejar de estudiar y de asistir a las reuniones. Poco
después, empecé a juntarme con gente que influyó en mi manera de hablar y de comportarme.
Me afectó tanto que hasta empecé a celebrar mi cumpleaños de nuevo. Sentía que en vez de acercarme
a Jehová me estaba alejando de él.
William Turner: Seguro que eso fue muy difícil. Entonces, ¿qué te ayudó a no rendirte y a seguir
andando en el camino de la paz?
Indira Alfonso: —Me ayudó mucho el texto de Mateo 10:37, donde Jesús dijo: “El que quiere más a
su padre o a su madre que a mí no es digno de mí”. Me di cuenta de que estar en paz con Jehová
podía implicar no estar en paz con mi familia. Pero sabía que, para que mamá aceptara la verdad, yo
tenía que andar en el camino de Jehová y no rendirme. Por eso, una noche, llorando le pedí a Jehová
que me perdonara y que me ayudara. Y, sin darme ninguna explicación, unos días después, mi madre
me envió a vivir de vuelta con mi tía. Así que volví a estudiar la Biblia y un año después, a los 15, me
bauticé.
William Turner: ¡Qué bien! Se ve que Jehová te escuchó y contestó tu oración. Y, desde entonces,
¿sientes que Jehová ha seguido guiando tus pasos?
Indira Alfonso: —Una buena amiga me ayudó a ver que tenía que hablarle a mi mamá de otra forma.
Así que un día la llamé y le dije que la quería mucho y que la valoraba, y que quería que nos
lleváramos mejor. Le expliqué que nunca había dejado de quererla, pero que ahora mi amor por
Jehová estaba en primer lugar. Aquella conversación fue un antes y un después. Ahora conversamos
más y entiende mucho mejor por qué decidí hacerme Testigo. Ver cómo Jehová guía mi vida hace que
esté más decidida a seguir andando en el camino de la paz.
William Turner: Muchísimas gracias, hermana Alfonso, por tus comentarios y por el buen ejemplo que
nos pones.

Vamos a ver el segundo punto: ¿en qué sentido nos da paz andar por el camino de Jehová? Para
responder, vamos a comparar el recorrido que han hecho hasta hoy, el día de su bautismo, con un
camino o una carretera. Y al hacer esta comparación encontraremos muchas cosas parecidas. Por
ejemplo, los dos caminos tienen límites, un propósito y un destino. Empecemos hablando de los
límites. En un camino podemos ver señales de ceda el paso, o prohibido el paso, o barreras a la
orilla del camino, o líneas que nos ayudan a permanecer en nuestro carril. Todas esas cosas son
límites, y esos límites están allí para protegernos, porque, si no les hacemos caso, podríamos
resultar heridos o perdernos.

Nos gustaría decirles que ahora, después de su bautismo, no van a tener nunca ningún problema
y que, a partir de este momento, el resto de su vida será como un camino de rosas. Pero la realidad
es que su fe se pondrá a prueba y habrá retos. El Diablo se encargará de eso; se asegurará de que
se sientan tentados a hacer lo que está mal. Él va a hacer todo lo posible por dañar su amistad con
Jehová. Pero estamos seguros de que no lo logrará. Les va a ir muy bien y evitarán los peligros si
se mantienen dentro de los límites del camino de Jehová. ¿Y cómo pueden hacer eso? Deben seguir
aprendiendo sobre las leyes y los principios de Jehová, y obedecerlos. Su obediencia no solo los
protegerá, también tendrán una conciencia limpia. Y, como resultado de eso, paz interior.

Un camino o carretera y el camino a la vida también se parecen en otra cosa: los dos tienen un
propósito. Miren, cuando tomamos una carretera, no sería muy normal entrar allí y quedarnos
detenidos sin movernos, solamente para mirar a las personas que pasan o a los vehículos que
circulan por ahí. No, estamos ahí por algo. El propósito de un camino es ayudarnos a avanzar,
llevarnos de un lugar a otro. De manera parecida, estar en el camino de la paz nos ayuda a avanzar
en sentido espiritual, a progresar de manera constante. Claro, hay muchas maneras de progresar,
de acercarnos más a Jehová. Una forma en la que todos podemos avanzar es cultivando cualidades
espirituales, cualidades que le agradan a Jehová. Vamos a ver un ejemplo de eso en Gálatas 6:10.
Dice: “Por eso, mientras tengamos la oportunidad, hagamos el bien a todos, pero especialmente a
nuestros hermanos en la fe”. Como vimos, algo que todos podemos hacer es buscar formas de hacer
cosas buenas por los demás, sean testigos de Jehová o no. Por ejemplo, la pandemia nos ha dado
muchas oportunidades de ayudar a los demás. Hemos estado pendientes unos de otros y hemos
distribuido comida y otras cosas. Y piensen en lo que hacen nuestros hermanos una y otra vez para
ayudar a los que sufren por los desastres naturales. Piensen unos minutos en las personas que
tienen alrededor. ¿Qué cosas buenas podrían hacer por ellas? ¿Qué creen? ¿Hay alguien que
necesite un favor o comida? ¿Pueden pensar en alguien que esté triste y necesita quizás que lo
animemos? ¿Conocemos a alguien a quien se le haya muerto un ser querido que necesite que lo
consolemos o simplemente un hombro para llorar? Así que demostrar cualidades que le agradan a
Dios, como la compasión, la bondad, la hospitalidad o la generosidad, eso va a hacer que sientan
que Jehová los está recompensando o bendiciendo. Y Jehová se sentirá muy contento porque
demostrarán que su propósito al andar por el camino de la paz no es solo salvarse a sí mismos,
sino ayudar a los demás.

Veamos la tercera similitud entre un camino o carretera y el camino a la vida. ¿Cuál es? En ambos
casos tenemos un destino, un lugar al que queremos llegar. Cuando vamos por un camino, en
algún momento llegamos a nuestro destino. Y, como testigos de Jehová, nuestro viaje, el camino
que recorremos, nos lleva a nuestro destino: disfrutar de la paz y la amistad de Dios para siempre.
Es cierto que ya queremos estar en el nuevo mundo, pero incluso ahora podemos tener las
bendiciones y la paz interior que vienen cuando le servimos a Jehová toda la vida. Ahora vamos a
entrevistar a la hermana Gloria Herd. La hermana Herd lleva más de 70 años bautizada y ha
disfrutado de una vida maravillosa en el servicio especial de tiempo completo junto a su esposo, el
hermano Samuel Herd, del Cuerpo Gobernante.

ENTREVISTA: Hermana Herd, Jehová te ha dado muchas bendiciones maravillosas, pero sabemos
que en el camino te has enfrentado a muchas dificultades. ¿Qué es lo que te ha ayudado a mantener
tu paz interior durante todos estos años en los que has tenido asignaciones tan diferentes?
Gloria Herd; —He aprendido que, cuando Jehová nos asigna una tarea, también nos da lo que
necesitamos para cumplirla. Los superintendentes viajantes y sus esposas me han enseñado mucho.
Para mí es un honor trabajar con estos hermanos tan fieles, y algunos de ellos nos visitaban a mi
familia y a mí cuando era una niña. Ver su lealtad, lo felices que eran y la paz interior que tenían me
hizo mucho bien. Aprendí mucho de todos ellos y tomé la decisión de seguir su buen ejemplo.
William Turner: Sí, la ayuda de otros es muy valiosa. ¿Qué otras cosas te han servido?
Gloria Herd; —Otra cosa que me ha ayudado a tener paz es orarle mucho a Jehová. Muchas veces
teníamos muy poco dinero, o incluso nada, pero nunca nos faltó qué comer y nunca nos perdimos
ninguna reunión ni asamblea. Algo que he aprendido es que no necesitamos dinero para que Jehová
nos bendiga. Él escucha nuestras oraciones, las contesta, y uno siente como si su respuesta cayera
del cielo.
William Turner: ¡Cuánto poder tiene la oración! Gracias por mencionarlo. Ahora, dinos: ¿cómo te ha
ayudado a mantener la paz con otros andar en el camino de la paz?
Gloria Herd; —He trabajado y he vivido con muchas hermanas, y todas eran muy diferentes.
He tenido que aplicar las palabras de Romanos 12:18, que dice que, hasta donde dependa de mí,
viva en paz con todos (y todas). Así que, para mantener la paz, algunas veces he tenido que adaptar
mi personalidad. Por ejemplo, en una de aquellas ocasiones, llegamos a casa de una hermana un
martes. Y algo de lo que le dije la molestó mucho, y se enojó conmigo. Pensé: “No voy a echarle más
leña al fuego, porque tenemos que estar juntas toda la semana”. Así que decidí que era mejor que
ella viera por mi conducta que me había malinterpretado. Así que pasaron los días y la tensión fue
disminuyendo. Y el lunes, cuando nos íbamos, ya éramos muy buenas amigas, me dio un fuerte
abrazo y nunca más volvimos a hablar del tema.
William Turner: Se ve que resolviste muy bien la situación. Está claro que eres una mujer muy
espiritual. Por último, ¿cómo te ha ayudado a tener paz con Dios andar en el camino de la paz?
Gloria Herd; —Bueno, cuando ves que Jehová te está ayudando una y otra vez, sientes que tienes su
aprobación. Ahora que Sam y yo ya somos mayores, hemos visto que Jehová nos ha concedido el
deseo que teníamos por muchos años, la meta de servir en Betel. Y estoy convencida de que, mientras
le sea leal a Jehová, él continuará dándome paz. Y nosotros también estamos seguros de eso.
William Turner: Muchísimas gracias, hermana Herd. Gracias por tus comentarios tan animadores y
por todo lo que nos has contado.
Hablemos ahora del último punto. ¿Qué debemos hacer para seguir andando en el camino de la
paz? Volvamos al ejemplo del camino. Cuando vamos por la carretera, a veces tenemos que ir
adaptándonos si encontramos algunos obstáculos en el camino o si hay mal tiempo. De modo
parecido, a medida que ustedes avancen por el camino de la paz, tendrán que ir ajustando su
manera de pensar y actuar cuando sea necesario. Hace poco, un viajante dijo algo interesante sobre
nuestros pensamientos y nuestra actitud ante las cosas. Dijo que podían ser como una cárcel o
como un pasaporte. Nuestros pensamientos y acciones pueden ser como una cárcel si nos hacen
sentir atrapados, o como un pasaporte si nos ayudan a llegar adonde queremos llegar. Pues
nosotros queremos estar y permanecer en el camino de la vida. Así que tenemos que asegurarnos
de hacer todos los cambios necesarios en nuestros pensamientos y nuestras acciones para
no quedarnos atrapados, para avanzar en sentido espiritual.

¿En qué cosas es posible que necesitemos hacer cambios? Fíjense en lo que dice el apóstol Pablo
en 2 Corintios 13:11: “Por último, hermanos, sigan alegrándose, corrigiéndose, aceptando el
consuelo, teniendo la misma forma de pensar y viviendo en paz, y así el Dios de amor y de paz estará
con ustedes”. ¿Observaron tres áreas en las que podemos hacer ajustes, según dijo el apóstol Pablo?
En primer lugar, dijo: “Sigan alegrándose”. Si permiten que las preocupaciones de la vida les
angustien demasiado, pueden perder la paz y la alegría. Así que, para que eso no suceda, ¿por qué
no se enfocan en cosas que los hagan sentir felices y no tristes? Por ejemplo, si no se sienten bien
o tienen un dolor crónico, ¿por qué no meditan en la promesa de Dios de que nadie dirá “estoy
enfermo”? Si hay alguien que se opone a sus creencias, recuerden que tienen una familia espiritual,
una hermandad que los apoya y que ora por ustedes, y que la organización nos cuida para que
estemos fuertes. O, si los desanima lo que pasa en el mundo, pueden alegrarse si piensan que
ustedes tienen una esperanza para el futuro, ustedes saben lo que va a pasar y saben el maravilloso
futuro que les espera. El punto es que no permitan que los pensamientos negativos sean un
obstáculo para su progreso espiritual. En vez de eso, hagan todos los cambios necesarios para
seguir avanzando y para seguir alegrándose.

Veamos una segunda área en la que podemos hacer ajustes. Pablo dijo: “Sigan […] teniendo la
misma forma de pensar”. En el siglo primero, algunos miembros de la congregación estaban
promoviendo ideas apóstatas. Y otros planteaban ideas que no necesariamente eran antibíblicas,
pero eran polémicas y causaban divisiones. Eso provocaba discusiones sobre cosas de poca
importancia y creaba un mal ambiente en la congregación. Entonces, ¿qué nos puede ayudar a
nosotros a seguir el consejo de Pablo? Recuerden lo que él mismo dijo en 2 Timoteo 2:23: “Rechaza
los debates tontos y sin sentido, pues sabes que provocan peleas”. Obviamente, cuando algo está
en contra de las leyes de Dios, lo rechazamos de inmediato. Pero, si no se pasa por alto ningún
principio bíblico, lo mejor sería que no tratáramos de imponer nuestras opiniones. Tenemos que
hacer todo lo que esté en nuestra mano para no empezar ni participar en discusiones que puedan
acabar con la paz de la congregación.

Veamos una tercera área que Pablo menciona en el versículo 11. Él aquí dijo: “Sigan […] viviendo
en paz”. Piensen en las hermanas que entrevistamos hace un rato, ¿recuerdan lo que ellas hicieron?
Ellas se enfrentaron a situaciones que amenazaban la paz. Pero le hablaron a Jehová sobre el
asunto. También pensaron en textos bíblicos que pudieran ayudarlas y reflexionaron en cómo esos
textos podían servirles en su situación en particular. Eso no solo las ayudó a conservar su paz
interior, sino a conservar la paz con los demás. Por eso, ¡demuestren sus cualidades espirituales!
Sigan promoviendo la paz. Y sean cariñosos y generosos con todos, especialmente con sus
familiares cercanos, tanto si son Testigos como si no lo son.

Para concluir queremos recordarles a ustedes, los que se van a bautizar, que el día de hoy no solo
marcará el resto de su vida, sino también su relación con Jehová. Así que reflexionen en lo
importante que es este día. Estamos orgullosos de ustedes. Nunca se van a arrepentir de la decisión
que han tomado: dedicarle su vida a Jehová. Pero no olviden esto: tienen que seguir adelante, el
camino no se ha terminado, en realidad acaba de empezar. Así que les pedimos que hagan todo lo
posible por seguir en el camino a la vida. Recuerden lo que hemos aprendido hoy. Primero, nunca
se rindan, no abandonen el camino de la paz; su vida depende de eso. Dejen que Jehová guíe sus
pasos. Segundo, no se salgan de los límites de este camino. Recuerden, caminan con un propósito,
y eso los va a llevar a su destino: disfrutar de paz y amistad con Dios para siempre. Y, por último,
sigan ajustando sus pensamientos, sus actitudes y sus acciones para que puedan mantener la paz
con Jehová y con los demás. Si siguen haciendo estas cosas, no solo van a tener paz, pues como
dice al final de 2 Corintios 13:11: “El Dios de amor y de paz estará con ustedes”. Nunca olviden esta
promesa, es una promesa que Jehová les hace a todos los que andan por el camino de la paz.

Gracias, hermano Turner. Al igual que el año pasado, los preparativos para el bautismo pueden
variar. Los ancianos de cada congregación han hecho planes, de acuerdo con las circunstancias
locales, para que los candidatos puedan bautizarse después de que concluya esta sesión.

Le damos gracias a Jehová por el alimento espiritual tan oportuno que hemos recibido en esta
sesión. En la siguiente sesión, veremos cómo evitar algunas cosas que pudieran acabar con la paz.
También aprenderemos qué podemos hacer para promover la paz. Y veremos la primera parte de
la producción audiovisual. Ahora vamos a cantar juntos la última canción de esta sesión, la canción
54, “Este es el camino”. Después de la canción, pueden hacer una oración de conclusión. Canción
54.

“Este es el camino”
(Isaías 30:20, 21)

1.Hay un camino
que conduce a la paz.
Te lo mostró
el propio Hijo de Jehová.
Brilló la luz,
la noche ya se terminó.
Pudiste ver
a tu divino Instructor.
(ESTRIBILLO)
¡Es la verdad! ¡Estás en la verdad!
Camina firme, sin mirar atrás.
Contigo marcha tu Dios, Jehová.
No busques más, ¡estás en la verdad!

2.Hay un camino
que conduce al amor.
Estás en él,
no mires por alrededor.
La voz de Dios
con claridad podrás oír
diciéndote
que no te vayas a salir.
(ESTRIBILLO)
¡Es la verdad! ¡Estás en la verdad!
Camina firme, sin mirar atrás.
Contigo marcha tu Dios, Jehová.
No busques más, ¡estás en la verdad!
3.Hay un camino
que te da la salvación.
No hallarás
ninguna senda superior.
Si eres fiel
y obedeces a Jehová,
podrás vivir
por siempre con amor y paz.
(ESTRIBILLO)
¡Es la verdad! ¡Estás en la verdad!
Camina firme, sin mirar atrás.
Contigo marcha tu Dios, Jehová.
No busques más, ¡estás en la verdad!

(Vea también Sal. 32:8; 139:24; Prov. 6:23).

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