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POLÍTICA DE GOBIERNO Y MERCADO

Por: Laura Rogelia Castañeda Linares

“La competencia hay que verla como un proceso a través del cual la gente adquiere y transmite
conocimiento.”
Friedrich A. Hayek.

La mayoría de personas tiene la idea de que se compite para ganar, que para poder ganar
alguien tiene que perder, se ve siempre como una rivalidad; en el proceso económico muy pocos
consideran la importancia que tiene la competencia y mucho menos se piensa en la competencia
como un proceso.
Aplicado a la vida todo cambia porque todos quieren competir, pero según sus propias
reglas. Hayek afirma que al igual que la experimentación científica la competencia es un proceso de
descubrimiento y tiene razón al afirmarlo ya que como bien es sabido ninguna persona es capaz de
obtener todo el conocimiento y conocer todos los hechos. Cada acción individual conduce a
conclusiones diferentes cada vez, porque, aunque se planifiquen las mismas, la influencia exterior,
las condiciones y los momentos son distintos, por lo que los resultados podrían ser similares mas no
iguales. Permitir que las personas que tienen conocimientos específicos sean las encargadas de
producir aquello para lo que son buenas evidentemente conducirá a precios justos. Es evidente
entonces que para que haya verdadera competencia debe haber mercado libre.
En una economía como la de Guatemala, conducida por un sistema mercantilista ni en
sueños puede hablarse de libre mercado. Aquí todo negocio, emprendimiento, industria esta
cooptado por la élite económica, por lo que cualquiera que pretenda iniciar una empresa tendrá que
enfrentar no solo la burocracia que implica autorizaciones para su creación sino la competencia
desleal que usan las elites económicas que tienen a su favor hasta leyes proteccionistas que les
garantizan no tener que competir. Aquí no es el consumidor el que conduce el mercado sino la ley.
La ley dirá qué producir, cuando producirlo, quien lo producirá, en donde, y a qué precio venderá lo
producido.
Darse cuenta que no importa que tanto se esfuerce uno, no podrá desarrollarse como quiere
para buscar sus fines ya que las condiciones del país no lo permiten, desmotiva cualquier
emprendimiento y garantiza que la élite económica siga enriqueciéndose a costillas de todos los
demás.
Sectores como el pollo, la caña, el café y ahora la palma africana cuentan con la protección
del gobierno y de la ley y están tan acostumbrados a esa protección, que si la misma desaparece de
un día para otro no sabrían cómo actuar en un libre mercado y con una competencia verdadera.
En Guatemala el cambio sería cambiar la mentalidad que se tiene de que ganar obliga a que
alguien pierda y que competir es descalificar a los demás para destacar uno. Los ricos no quieren
competir quieren seguir siendo ricos no importa lo que tengan que hacer para conservar sus
riquezas. Esa es la razón por la que la competencia no se da en Guatemala. Debieran derogarse
todas las leyes proteccionistas, eliminar fomentos y tantas exenciones fiscales que solo aseguran
mantener ciertos sectores económicos en manos de quienes tienen el poder económico sin importar
que las industrias no tengan razón de ser y dejando fuera a esos nuevos emprendedores que muchas
veces tienen brillantes ideas que pudieran lograr mucho desarrollo, pero como perjudican a sectores
económicos privilegiados jamás saldrán adelante. El mismo sistema las destruye e impide que
prosperen.
EL EXTRAVÍO DEL IDEAL DEMOCRÁTICO

Por: Laura Rogelia Castañeda Linares.

El término “ley” perdió todo su antiguo significado y se convirtió en un término para


designar mandatos que los padres del constitucionalismo habrían ligado a la práctica del
gobierno arbitrario.”
Friedrich A. Hayek

Como experimento publiqué en diferentes redes sociales la pregunta que decía ¿Para
usted qué es la ley? No tenía muchas expectativas en cuanto a lo que las personas iban a
responder y no obstante indicar que era un experimento educativo, la mayoría no se lo tomó
muy en serio.
Respuestas como es cualquier norma jurídica obligatoria, la imposición de reglas
establecidas para mantener el orden y justicia en una sociedad, conjunto de normas que
mantienen el orden demuestran que efectivamente como lo afirma Hayek el término perdió
su significado y ahora se confunde con legislación.
Quizá la respuesta más atinada fue la de quien dijo que la ley eran reglas que
normalizan de manera coherente a la sociedad.
Es precisamente esa confusión la que hace pensar que todo lo que emana del órgano
legislativo son normas generales, pero es bien sabido que no es así ya que tomando como
ejemplo el Organismo Legislativo en Guatemala puede verse que de todos los decretos que
el mismo aprueba cada año, es mínima la cantidad que se refieren a las normas generales,
casi todos los decretos están aprobados para legislar asuntos particulares, ahora pareciera
que el Organismo Legislativo se dedica a gobernar en lugar de cumplir con lo que le
corresponde que es legislar sobre normas generales.
Que la mayoría apruebe una ley no significa que la misma sea justa, mucho menos
que esté basada en las normas generales, para que una ley sea justa debe estar fundada en
fines generales. Al respecto indica Hayek que un parlamento que no se limita a emanar
normas generales, significa gobierno arbitrario.
Guatemala está precisamente en manos de un gobierno arbitrario que durante cuatro
años se dedica a legislar para pagar los favores que los llevaron al poder. Grupos de poder,
la élite económica, sindicatos entre otros pasan presionando para que las leyes que se
aprueben les favorezcan a ellos y se ha convertido en un círculo vicioso, de quienes apoyan
a alguien para llegar al poder y que estando allí les devuelva el favor para seguir
conservando los privilegios que las leyes emanadas les han otorgado por generaciones.
Todos estos grupos son los interesados en que se mantenga el status quo, ganan los grupos
de presión y ganan las autoridades de turno. Aquí no hay libertad, ya que en todos los
ámbitos si una persona tiene interés de buscar sus propios fines se encontrará con tal serie
de obstáculos que no podrá hacer nada, ya que las leyes vigentes lo que buscan es impedir
el libre mercado y la libertad individual. Libertad solo tendrán aquellos cuyos privilegios
están plasmados en leyes emitidas con fines particulares.
La democracia ilimitada es la culpable de todo esto; el poder sin límites provoca
autoridades arbitrarias que buscaran siempre la manera de conservar la autoridad que
ostentan, muestra de ello es una Corte Suprema de Justicia ilegítima que cumplirá dos años
de estar en el cargo de forma ilegal, el órgano de control constitucional también forma parte
del entramado de esta democracia ilimitada, no hay nadie que detenga la arbitrariedad.
Para que la libertad individual esté garantizada la única manera es por medio de una
autoridad limitada por principios generales y el apoyo de la mayoría. Guatemala no tiene
democracia porque en primer lugar la soberanía no la tiene el pueblo, más que de nombre y
porque no hay igualdad bajo la ley.
La solución dice Hayek es dividir el poder entre dos asambleas distintas electas
democráticamente, la separación de poderes al más alto nivel; el problema es que en
Guatemala la cooptación llegó a tal grado que una elección democrática no garantiza nada.
UN MODELO DE CONSTITUCIÓN

Por: Laura Rogelia Castañeda Linares

“el fin de una constitución es precisamente evitar todas las limitaciones y coacciones arbitrarias
de los derechos, aunque provengan de los órganos legislativos.”
Friedrich A. Hayek

El artículo 5 de la Constitución Política de la República de Guatemala regula lo relativo a la


libertad de acción al respecto indica que toda persona tiene derecho a hacer lo que la ley no prohíbe;
este artículo es en relación a las acciones de los particulares ahora en cuanto a la autoridad los
artículos 152 y 154 regulan, el primero, que el ejercicio del poder está sujeto a las limitaciones
señaladas por la constitución y las leyes, y el segundo, que los funcionarios son depositarios de la
autoridad,, sujetos a la ley y jamás superiores a ella.
Como puede verse la constitución tal como lo dice Hayek limita el ejercicio del poder y
sujeta a todas las personas al imperio de la misma. Pero en más de alguna conferencia se ha
escuchado tanto a alcaldes como diputados y ministros afirmar que tienen libertad de acción y
pueden hacer lo que la ley no les prohíbe. Si partimos de tal afirmación es evidente que ni los
gobernantes conocen sus límites, ya que toda autoridad tiene límites diferentes a los que tiene un
ciudadano común, por lo que debiera empezarse por eso antes de intentar cualquier cambio en la
forma de gobernar en Guatemala. Una constitución tiene la finalidad de proteger la libertad
individual y evitar la coacción arbitraria, cosa que se desprende del mismo concepto de libertad;
pero que sucede en países como Guatemala donde hay gobiernos arbitrarios, legisladores que
decretan leyes proteccionistas dirigidas a grupos particulares, que lejos están de garantizar una
libertad individual garantiza la protección de aquel individuo que pertenece a un grupo de presión o
a la élite económica.
Si la finalidad de la constitución es limitar la actuación de las autoridades es evidente que
no es posible hacerlo si todos los organismos de control están cooptados al igual que el gobierno; en
Guatemala lo que ordena un organismo del Estado es avalado y defendido por los otros dos poderes
y protegido por la Corte de Constitucionalidad, lo que definitivamente deja la libertad individual de
la peor manera imaginable. Basta ver que bloqueos de grupos de presión como los cuarenta y ocho
cantones, CODECA, los sindicatos magisteriales o exmilitares son suficientes para paralizar el país
y crear verdaderas cortinas de humo para distraer a la población del actuar del gobierno. Un par de
manifestaciones son suficientes para la aprobación del Presupuesto de Ingresos y Egresos de cada
año o para la elección de la Junta Directiva del Congreso. Nada de lo que sucede en Guatemala pasa
al azar todo tiene un trasfondo político de interés de sectores determinados. Estamos ante un Estado
fallido, no hay una sola institución, organismo o ministerio que no esté cooptada de tal forma en
que es imposible que cumplan con la función para la que existen. Todos trabajan en un objetivo
común, agenciarse de fondos y crear leyes que les den poder ilimitado por tiempo indefinido.
CONTENCIÓN DEL PODER Y DESMITIZACIÓN

Por: Laura Rogelia Castañeda Linares.

“Muchas de las actividades del gobierno como prestador de servicios podrían delegarse
provechosamente a las autoridades regionales o locales, perfectamente limitadas en sus
poderes coactivos por las normas emanadas de la suprema autoridad legislativa.”
Friedrich A. Hayek.

Definitivamente lo afirmado por Hayek hace evidente que en todos lados se ha


hecho necesaria descentralizar el poder, la autoridad y el trabajo del gobierno. Un gobierno
centralizado ni siquiera permite un control de las acciones realizadas, ya que por estar
centralizado en la ciudad de Guatemala los ciudadanos en los departamentos no gastarán en
ir a pedir información ni fiscalizarán las actuaciones gubernamentales.
Que distinto sería si por ejemplo en Guatemala cada departamento pudiera elegir su
gobernador basado en méritos personales y profesionales y no que fuera nombrado a dedo
por el presidente; ese puesto solo ha servido como premio de consolación para aquellos que
apoyaron una campaña política pero no consiguieron una curul en el Congreso o que no
tienen tanta influencia para llegar a un Ministerio; ese es el perfil del gobernador actual, no
es su capacidad de gestión o su preparación profesional sino los favores que le quedaron a
deber.
Ahora bien, si el gobernador fuera electo y controlado y fiscalizado por personas a
las que conoce y tiene que ver todos los días, sin duda que se preocuparía por su gestión y
por cumplir ya que el mismo pueblo estaría exigiendo que realizara sus funciones como
debe ser.
Eso en cuanto a autoridad y que no decir de la descentralización del gasto público.
Imaginemos por un momento cuánto dinero le correspondería a cada departamento en
concepto de los impuestos que paga, impuesto sobre circulación de vehículos, IVA, el de
tabaco y bebidas alcohólicas y el ISR; no cabe duda que si el dinero se le entregara a cada
departamento haría más fácil la fiscalización del gasto público y la inversión, porque la
sociedad civil estaría pendiente de cada una de las inversiones que hagan en el
departamento y el cumplimiento de cada proyecto que se emprenda.
Eso por un lado y por el lado de los trámites para constitución de sociedad y
empresas, si se descentralización todas las oficinas gubernamentales, las personas no
debieran viajar para hacer sus trámites y el pago por las gestiones se incrementaría al estar
cerca de quienes tienen que gestionar. El Registro Mercantil, la DIGECAM, hasta la misma
Superintendencia de Administración Tributaria están tan centralizados en sus gestiones que
desmotivan a cualquiera para hacer un trámite y prefieren otorgar mandatos para que
alguien más haga las gestiones por ellos o bien pagar a los famosos tramitadores que solo
fomentan la corrupción para que de las vueltas por ellos.
Lo más importante de descentralizar la administración pública y los impuestos es
que el gasto se invertiría de forma justa ya que el departamento que más impuestos paga
tendrá acceso a más dinero que podrá invertir en obras y desarrollo de las comunidades, en
carreteras, construcción de mercados y proyectos de agua y alumbrado público. No
estaríamos subsidiando las obras de otro lado sino pagando por las nuestras; seguramente se
más gustosamente un impuesto que se está viendo donde se invierte que uno que se paga y
no se sabe en la bolsa de quien va a terminar. Y desde el punto de vista del control de la
administración y fiscalización, los pueblos estarían más alertas de cómo se invierten los
recursos, así que se podría optimizar de mejor manera el uso de los mismos. Pero una vez
más las elites económicas y los gobiernos corruptos siempre van a buscar la manera de que
esto nunca suceda porque no les permite seguirse enriqueciendo a costillas de los demás.

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