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Principio y fundamento
Manolo García Bonasa
“¿P
or dónde comenzar? Es imprescindible comenzar por
algo”1, de este modo inicia su propuesta de Ejercicios
Espirituales uno de los más significativo y relevante
comentarista de los mismos al introducir el Principio y Fundamento. San
Ignacio apuesta fuerte en el comienzo de los Ejercicios al proponer el Prin-
cipio y Fundamento [23] como inicio de los mismos. Su propuesta prime-
ra es mucho más que una mera introducción, o un simple comienzo, en ella
se anticipan ya cuestiones centrales y relevantes de los Ejercicios.
Conviene señalar que estas líneas están destinadas a proporcionar mate-
rial, instrumentos de apoyo, una “ayuda” para aquellos que acompañan
Ejercicios Espirituales en sus diversas modalidades, y no tanto a ofrecer
una reflexión sistemática y teórica sobre el número 23 de los Ejercicios. 73
Ignacio presenta el PyF en un contexto relacional y no como una defi-
nición esencialista o teórica. “Son concretamente los aspectos relacionales
entre el hombre y Dios, primeramente y entre el hombre y las criaturas, en
segundo lugar, los que acaparan el punto fuerte de esta visión inicial de
Ejercicios”2.
Preguntas como: ¿Quién es Dios para mí? ¿Cuál es la orientación fun-
damental de mi vida? ¿Cómo situarme ante las cosas? ¿De qué modo vivir
y asumir la libertad interior necesaria para ser indiferente?, deberían estar
de uno u otro modo presente. Partiendo de este marco de comprensión es
desde donde ofrecemos la presente propuesta.
El Principio y Fundamento es la entrada de la experiencia de iniciación,
introducción en la realidad asombrosa y desbordante de Dios. Reconoce-
mos que no somos el origen de nosotros mismos, que el ser nos viene dado
por Dios, que hay algo principal y fundamento del que recibimos todo, no
nos pertenecemos, y en este no pertenecernos está nuestra esperanza de
vida para siempre, de salvación.
1
J. LAPLACE SJ, Diez días de Ejercicios. Guía para una experiencia de vida en el Espíritu, Sal
Terrae, Santander 1987, 33.
2
F. J. RUIZ PÉREZ SJ, Teología del camino. Una aproximación antropológico-teológica a
Ignacio de Loyola, Colección Manresa núm. 22, Mensajero-Sal Terrae, Bilbao-Santander 2000, 45.
Manolo García Bonasa
do y amado por Dios, más allá de que me agrade o no. Se nos invita a vivir
una básica experiencia de reconciliación con lo que verdaderamente soy,
experimentando un amor incondicional y sanador del Creador.
● Es un primer momento donde se nos invita a ver la importancia de los
que sostener la máxima confianza en que Dios no sólo me da, sino que se me da.
● Si somos criaturas de Dios, hijos e hijas suyos el horizonte de nuestra
creado a cada uno originales, irrepetibles. Por lo que todos, tenemos una voca-
ción personal, propia, cuyo origen y meta es la misma realidad de Dios.
para, buscar, hallar y cumplir la voluntad de Dios, servir más, etc.; que una
libertad de, de los condicionamientos, normas, ley… Una libertad que está
llamada a expresarse en situaciones límites o radicales de la vida: salud y
enfermedad, pobreza y riqueza…
● Es la actitud básica de una libertad que acepta la existencia y la reali-
pecto a las cosas, pero tampoco con respecto a todos mis deseos, miedos,
relaciones, situaciones de mi existencia… Hay que experimentar un cierto
aprendizaje de desprendimiento, de ordenarnos cuando se trata de hacer
elecciones que afectan a lo radical de nuestra existencia de criaturas.
● “Es menester hacernos indiferentes”, es decir reconociendo que siem-
tad de espíritu, es amor que está dispuesto a todo, el amor vivido como
absoluto. Vivir “indiferentes” es existir en la verdad de lo que estamos lla-
mados a ser: responsables y servidores del proyecto de Dios Padre.
● Se ha de ordenar la propia vida como manifestación de que entendemos