Tema 1

¿QUIÉN SOY?, ¿QUÉ BUSCO?, ¿A DÓNDE VOY?

Propósito:
Tomar conciencia de tu realidad existencial como plataforma de discernimiento de la
voluntad de Dios en tu vida.

Cita Bíblica:
“Señor, soy obra de tus manos, de tu amor, no me abandones”.
Sal. 138,8

Oración inicial:
a) Escuchar “La historia de una línea”
b) Canto “Caminando voy”.
Caminando voy sin saber muy bien qué sendero andar,
Hacia dónde ir. Hoy me pregunté si sé dónde estoy,
Dónde comeré, cuál será mi fin, para qué vivir.
Como un río soy, que en el mar se va,
Donde va a morir y resucitar.
Quiero hacer el bien en mi caminar,
Que a mi paso dé flores el jardín, aves el trigal.
En mi corazón luchan sin cesar
Lo que quiero ser y la realidad
En mi corazón quiso Dios sembrar
Ansias de vivir, sed de plenitud y felicidad.

Iluminación:
En tu vida, como persona, has llegado a tener momentos de preguntarte quién
eres, y para qué existes. Esto implica conocernos y ésta es una necesidad de la cual,
ninguna persona puede sustraerse.
El hombre tiene necesidad de saber quién es, no puede vivir si no descubre qué
sentido tiene su vida. Si llega a responderse, es más seguro que encuentre su felicidad,
descubra su gran dignidad de persona y se realice en plenitud.
Por eso, tu primera tarea es la búsqueda de tu propio “YO”; una búsqueda
continua y valiente, para llevarte a descubrir tal cual eres, aunque esto requiera
esfuerzo y a veces crisis que hay que superar, y por consiguiente, te ayudan a crecer.
Algunas personas viven disfrazadas de lo que quisieran ser. Viven según la moda
les indique y se ajustan a todo lo que la sociedad califica como “lo mejor”, aunque no lo
sea.
De ahí surgen serias frustraciones porque muchas de las veces no logramos ser
como los demás, y parecemos títeres del destino, sufriendo los efectos y perdiendo
energía, por lo que no vale la pena, ni te va a hacer feliz.
La siguiente clasificación te ayudará a identificarte con tu propio “yo”.
1. EL YO REAL.
Es esa parte de mí, concreta y objetiva, que ha venido creciendo a lo largo de toda mi
vida.
Es mi cuerpo, mi manera de ser, mi temperamento, mi carácter, lo que he recibido en
mi educación familiar y escolar, lo que sé y lo que siento; lo que mi historia, con todas
sus experiencias, ha construido en mí. Son mis capacidades y potencialidades, mi
inteligencia y valores, mis límites y defectos, etc. En otras palabras, el yo real me dice
que yo soy todo lo que tengo, como resultado de mis años de vida.

2. EL YO IDEAL.
Es la parte de mí que imagino, que quiero alcanzar, por ejemplo: ser consagrada,
esposa, soltera.
Es mi ideal de vida, lo que quiero ser y que sigo cultivando y profundizando dentro de
mí.
Algo bonito que me atrae y motiva desde dentro, algo que mueve mi voluntad, mis
iniciativas de bien, mi búsqueda continua de una verdadera autorrealización personal.

3. EL IDEAL DEL YO.

Es el conjunto de valores de vida que me propone la vida (moral),

Es muy importante que me conozca bien en todos estos aspectos, porque

frecuentemente se da el caso de que ellos no logran integrarse sanamente, dentro de la
misma persona.
De todo esto comprendemos la importancia de conocernos mucho más y mejor de lo
que sabemos de nosotros hasta hoy.

CONCLUSIÓN:
Cuando una joven no tiene, aún en proceso, la aceptación serena y alegre de quien es,
de lo que tiene, de su historia y experiencias personales, familiares y educativas, no es
posible que pueda optar libremente por la vida consagrada. Escoger esta vocación
significa ser capaz de asumir una nueva identidad; lo cual no va a ser posible a quien
no ha logrado construir en sí misma la base de una identidad humano – cristiana.

Trabajo:
a) Contesta el siguiente cuestionario.

1. ¿Quién soy y a dónde voy?

2. ¿Me acepto tal cual soy? (Físico, psicológico, social…)
3. ¿Me siento con libertad de realizar y expresar lo que deseo?
4. ¿Me siento identificada con los demás y soy solidaria con ellos?
5. ¿Me siento querida?
6. ¿Me quiero y me agrada mi forma de ser y lo que realizo?
7. ¿Valoro y reconozco lo que soy y la importancia de mi trabajo y estudio?
8. ¿Realizo lo que realmente quiero sin que lastime a los demás o me presionen?
9. ¿Me siento eficiente, capaz y productiva?
10. ¿Busco superarme y renovarme cada día en todos los aspectos?
b) Junto con tu Promotora, lee el siguiente escrito sobre la dignidad del hombre citado por
la Constitución Pastoral sobre la Iglesia en el mundo actual, del Concilio Vaticano II:

CAPÍTULO I
LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA
El hombre, imagen de Dios.

¿Qué es el hombre? Muchas son las opiniones que el hombre se ha dado y se da

sobre sí mismo. Diversas e incluso contradictorias. Exaltándose a sí mismo como
regla absoluta o hundiéndose hasta la desesperación. La duda y la ansiedad se siguen
en consecuencia. La Iglesia siente profundamente estas dificultades, y, aleccionada
por la Revelación divina, puede darles la respuesta que perfile la verdadera situación
del hombre, dé explicación a sus enfermedades y permita conocer simultáneamente y
con acierto la dignidad y la vocación propias del hombre.
La Biblia nos enseña que el hombre ha sido creado "a imagen de Dios", con
capacidad para conocer y amar a su Creador, y que por Dios ha sido constituido señor
de la entera creación visible para gobernarla y usarla glorificando a Dios. ¿Qué es el
hombre para que tú te acuerdes de él? ¿O el hijo del hombre para que te cuides de él?
Apenas lo has hecho inferior a los ángeles al coronarlo de gloria y esplendor. Tú lo
pusiste sobre la obra de tus manos. Todo fue puesto por tí debajo de sus pies (Ps 8, 5-
7).
Pero Dios no creó al hombre en solitario. Desde el principio los hizo hombre y
mujer (Gen l,27). Esta sociedad de hombre y mujer es la expresión primera de la
comunión de personas humanas. El hombre es, en efecto, por su íntima naturaleza, un
ser social, y no puede vivir ni desplegar sus cualidades sin relacionarse con los demás.

Compromiso:
a) Después de las reflexiones hechas contesta las siguientes preguntas:

¿Quién soy?
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¿Qué busco?
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¿A dónde voy?
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b) Hacer un listado de todas las cualidades que Dios te ha dado como persona creada a
su imagen y semejanza y agradecer, en un momento de oración, este don.

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BIBLIOGRAFÍA:
-Sagrada Escritura.
-Documentos Pastoral Vocacional, Diócesis de Guadalajara.
-Documentos Pontificios
Concilio Vaticano II
Gaudium et spes Dic. 7 1965.