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Cuadernillo - Kuatiahairã

Ciencias Sociales y sus Tecnologías

Filosofía - 2.° curso


Semana: del 31 de mayo al 4 de junio de 2021.
Arapokõindy: Paapy peteî jasypo guive irundy jasypoteî peve.
Temimbo’e - Estudiante: _____________________________ Mbo’esyry - Curso: __________________
Capacidad: Analiza su existencia humana a la luz de las teorías filosóficas.
Ohesa’ỹijokuaa hekove kuaara’ã arandurayhu rupive
Tema: Antropología filosófica
Mbo’epy: Arandurayhu kuaapy aváre
Ejesarekóke: ejepohéike manterei, ndehu’u térã ne’atῖava’erã nde jyvakuápe. Aníke remosarambi Coronavirus.
Atención: Recuerda la importancia de lavarte las manos correcta y frecuentemente, además de utilizar el ángulo
interno del codo al toser o estornudar. Para evitar la propagación del Coronavirus: ¡Quédate en tu casa! ¡Epyta nde
rógape!
* Expresa tu opinión acerca de la siguiente ilustración, que representa a la evolución humana:
Emombe’u ne remimo’ã ko ta’anga ohechaukáva ava ñemomýi tenonderã gotyogua:
___________________________________________________________________________________
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Antropología filosófica- Arandurayhu kuaapy aváre

La antropología filosófica es el estudio filosófico de los seres humanos, históricamente uno de sus intereses ha
sido definir tanto lo que es el ser humano como lo que no es (su naturaleza). De hecho, son numerosos los textos,
artículos y libros dedicados a analizar o mostrar aquello que «nos distingue» y que nos hace «diferentes» a todos
los demás seres vivos, en particular a los mamíferos y primates.

Arandurayhu kuaapy ava rehegua, umi kuaara’ã hína kuaapy tekove ava rehegua arandurayhu rupive, upe
kuaapy ojeporeka ohechaukaségui mba’épa ha’e ha mba’épa ndaha’éi pe ava. Heta jehaipy hesegua jajuhu,
umíva apytépe moñe’ẽrã ha aranduka, umi kuaapýpe ojekuaaukase mbojoavy oῖva tekove ava mymba okambúva
avei ka’ígui,

1
No obstante, al analizar las distintas expresiones que intentan definir al ser humano, también comprobamos que
tenemos muchos vínculos con los demás animales; es más, a medida que las ciencias han avanzado, nos
mostraron que mucho de aquello que creíamos exclusivo de nuestra especie no lo es, porque otros animales
también lo poseen, al menos en un grado aparentemente inferior; este, sería el caso del juego, la sociabilidad, el
lenguaje, la inteligencia y hasta la cultura. Tenemos diferencias, pero también cabemos dentro de la misma
definición de ser vivo, de animal, de mamífero, de homínido. No olvidemos que biológica y evolutivamente
estamos muy cerca de los chimpancés, bonobos y orangutanes, incluso más emparentados con ellos de lo que
estos están estos con los gorilas,1 por ejemplo (Riechmann, 2005, Todos los animales somos hermanos, pp. 52-
53).
Ñemoarandu rupi ojeikuaa oῖha mbojoavy ha mbojoja tekove ava mymba ndive, umi mbojoja hína ñembosarái,
ñemoirũreko, ñe’ẽkuaa, arandu ha arandupavẽpe, avei kuaapýpe oñemombe’u tekove ava ojoguaveha ka’i
guasúpe.

Nuestra especie tiene un relativo corto tiempo de existencia, una antigüedad de aproximadamente solo 200 mil
años (homo sapiens); mientras el homo habilis, que sería la especie del género homo más antigua, existió desde
hace nada más que unos dos millones de años. Estos tiempos son excesivamente cortos en comparación a los
3700 millones de años que llevaría la vida en la Tierra y a la propia existencia del planeta que data de hace
aproximadamente 4 530 millones de años. Todo apunta a que el resto de la Naturaleza es la fuente de nuestra
existencia (tal como señalan los filósofos Hans Jonas y Baird Callicot), es decir, en ella surgimos y desde ella co-
evolucionamos a lo que hoy somos.

1. Homo sapiens: somos animales racionales


El nombre de nuestra especie es homo sapiens, por ser seres pensantes o con raciocinio. Sin embargo, a pesar de
que nos llamamos los únicos raciones o mucho más racionales que el resto de los seres vivos, paradójicamente (a
pesar de ella) somos tal vez la única especie cuyos miembros han provocado una extinción global masiva
poniendo en peligro la existencia de la propia (debido a un consumo desproporcionado y sumamente acelerado
de bienes muchas veces innecesarias o no vitales, a actividades no sustentables y a la explotación irracional de
los bienes naturales, entre otros). Hoy en día ya se habla de un Antropoceno o era geológica de grandes cambios
producidos por la especie humana, incluyendo una masiva extinción de especies.

2. Zoon politikón (del griego: ζῷον [zóon], animal; y, πoλιτικόν [politikón]: político, de la polis o social)
Esta es una expresión acuñada por el filósofo griego Aristóteles en el siglo IV a. C., que literalmente significa
«animal político» o «cívico», porque como el ser humano necesita de la compañía de los demás, el pensador
concluye que es un impulso natural de nuestra especie el vivir en sociedades organizadas.
Así el Estado procede siempre de la naturaleza [...] De donde se concluye evidentemente que el Estado es
un hecho natural, que el humano es un ser naturalmente sociable, y que el que vive fuera de la sociedad
por organización y no por efecto del azar es, ciertamente, o un ser degradado, o un ser superior a la
especie humana […] pero aquel que no puede vivir en sociedad y que en medio de su independencia no
tiene necesidades, no puede ser nunca miembro del Estado; es un bruto o un dios.
La naturaleza arrastra, pues, instintivamente a todos los hombres a la asociación política. (Aristóteles.
Política. Libro I, cap. I)
Juntándonos en organizaciones políticas o polis (así llamaban a los gobiernos de ese entonces, conformados por
una ciudad y sus alrededores) podremos satisfacer nuestras necesidades diarias más rápidamente, ganando
tiempo para cultivarnos, desarrollar amistades, intercambiar trabajo y bienes, vivir más seguros, cobijarnos bajo
las leyes justas y conseguir ayuda en caso necesario. Es decir, a través de las sociedades se pueden crear las
condiciones necesarias para intentar alcanzar los fines propios de nuestra especie, lograr el pleno desarrollo, vivir

1
El ADN humano es disímil en menos de uno por ciento disímiles de los chimpancés, bonobos y gorilas, en tres por ciento de los
orangutanes, y en cerca del diez por ciento de las ratas.

2
bien y conquistar la felicidad (a la cual considera el fin propio del ser humano, aquello que se consigue
cultivando las virtudes éticas e intelectuales. Pero, no somos los únicos animales capaces de asociarnos, esta
capacidad también se da en otros, como delfines, pequeños cetáceos y primates (Riechmann, 2005, pp. 55-57).

3. Homo faber (del latín: homo, humano; y, faber: fabricante, que hace o fabrica)
En lo que se refiere a la inteligencia humana, no se ha hecho notar lo bastante que la invención mecánica
ha sido su paso esencial y que todavía hoy nuestra vida social gravita en torno a la fabricación y
utilización de instrumentos artificiales. [Nos definimos] como homo faber. En definitiva, la inteligencia,
es la facultad de fabricar objetos artificiales, en particular herramientas para hacer herramientas, y de
modificarlas indefinidamente. (Bergson, 1907, La evolución creadora)
Se designa homo faber a nuestra especie debido a su capacidad de crear de herramientas o utensilios con los
cuales modifica su medio y a otras herramientas. Aunque también existen otros seres vivos que fabrican o
utilizan productos naturales como herramientas rudimentarias, ciertas especies de aves, invertebrados y
mamíferos (Riechmann, 2005, pp. 53-54); estos lo hacen de manera mucho menos compleja.
Crear cultura (desde el punto de vista de los etólogos) no nos distingue, sino más bien la complejidad con la cual
la desarrollamos. Nuestra capacidad de transformar sustancialmente al mundo que nos rodea nos hace bastante
especiales, mas no somos los únicos animales culturales,2 existen también culturas diferenciadas entre otros,
como los orangutanes y chimpancés (o proto culturas).

4. Animal symbolicum (animal simbólico)


La razón es un término verdaderamente inadecuado para abarcar las formas de la vida cultural humana
en toda su riqueza y diversidad, pero todas estas formas son formas simbólicas. Por lo tanto, en lugar de
definir al humano como un animal racional, deberíamos definirlo como un animal simbólico. De este
modo podemos designar su diferencia específica y podemos comprender el nuevo camino abierto al
humano: el camino de la civilización. (Ernst Cassirer, 1968, Antropología filosófica [publicado orig. en
1944], p. 27)
La diferencia específica de nuestra especie sería su capacidad para crear símbolos, con los cuales nos adaptamos
al medioambiente y avanzamos hacia la construcción de la «civilización». Entonces, las ciencias naturales son
necesarias pero insuficientes para entender la vida humana, puesto que para lograrlo debemos también estudiar
los símbolos en nuestras sociedades y culturas. Para Cassirer «El conocimiento humano es, por su verdadera
naturaleza, simbólico», por esto, si queremos comprender mejor a nuestra propia especie necesitamos estudiar al
universo simbólico que creamos y recreamos, a través de toda la historia. Un universo que incluye a los
lenguajes, los mitos, las religiones, la ciencia y el arte.
Y aunque nos comunicamos por medio de lenguajes, de palabras, de sonidos, de gestos; sin embargo, el lenguaje
como tal es también una diferencia específica solo de grados y no exclusiva del humano, debido a la existencia
de animales capaces de emitir sonidos para comunicarse, de «hablar» a través de gestos e incluso de transmitir
emociones.

5. Homo ludens (del latín: homo más ludens: humano u hombre que juega)
El juego, en su aspecto formal, es una acción libre ejecutada «como si», y sentida como situada fuera de
la vida corriente, pero que, a pesar de todo, puede absorber por completo al jugador, sin que haya en ella
ningún interés material ni se obtenga en ella provecho alguno, que se ejecuta dentro de un determinado
tiempo y un determinado espacio, que se desarrolla en un orden sometido a reglas y que da origen a
asociaciones que propenden a rodearse de misterio o a disfrazarse para destacarse del mundo habitual
[...] Durante el juego reina el entusiasmo y la emotividad, ya sea que se trate de una simple fiesta, de un
momento de diversión, o de una instancia más orientada a la competencia. La acción por momentos se

2
Hay animales capaces de transformar parcialmente su medio ambiente, por instinto o desarrollo evolutivo, incluso para crear
estructuras complejas (no siempre iguales entre sí) en las cuales habitar; como los horneros, hormigas, castores (represas) y abejas.

3
acompaña de tensión, aunque también conlleva alegría y distensión. (Johan Huizinga, 1938, Homo
ludens, pp. 33 y 217)
El filósofo, profesor y teórico de la cultura Johan Huizinga dijo que el acto de jugar forma parte de la cultura
humana, y que el espíritu del juego se halla presente en todas las sociedades. Nos decimos animales que juegan,
y lo hacemos de manera diferente a otros animales. Para el autor, el juego es importante para nuestras vidas y
desprecia a quienes lo manipulan; de hecho, incluso en las relaciones internacionales es necesario respetar «las
reglas del juego». Huizinga también critica a quienes utilizan perversamente al deporte como propaganda, como
lo hizo Hitler con los juegos de Berlín en 1936. Este hecho se repitió muchas veces, como la manipulación de
Federico Franco al club Real Madrid, del boxeo por parte del dictador carnicero Mobutu (Zaire), de los Juegos
Olímpicos de México en 1968 y de las Copas Mundiales de Fútbol de la FIFA Italia 1938 (Benito Mussolini) y
Argentina 1978 (Junta Militar, Videla). En el último, la tiranía militar no solo intervino, sino que habría
«comprado» un partido, intercambiando prisioneros políticos extranjeros por una derrota (el famoso 0-6 de Perú,
que permitió clasificar a la selección argentina).

6. Homo œconomicus (¿o reciprocans?) (humano/hombre económico)


[...] El hombre económico es aquel que maximiza su utilidad, tratando de obtener los mayores beneficios
posibles con el menor esfuerzo. El homo economicus, obviamente, no es una descripción de ninguna
persona real sino un modelo de comportamiento que resulta útil para entender lo que sucede en los
múltiples intercambios económicos que se realizan en las sociedades humanas. Puede decirse entonces
que toda persona, en la práctica, actúa alguna vez o en algún sentido como un hombre económico, pero
que ello sólo puede considerarse como una abstracción de una parte de su conducta, la que precisamente
interesa para la formulación de la teoría económica. Las leyes económicas consideran que los homos
economicus tienen diversas preferencias y buscan diversos fines, pero los igualan en cuanto a la conducta
racional que despliegan para obtenerlos. (Carlos Sabino, 1991, Diccionario de economía y finanzas)
La economía es un arte que tiene por finalidad la satisfacción de las necesidades humanas, y esto lo logra a
través de la extracción y transformación de los bienes naturales, así como con los servicios. Por esto mismo,
aquel que dice que el fin de la economía es la obtención de ganancias está más que equivocado; ya Aristóteles
llamaba «crematística» al arte de buscar solo el lucro. Si creamos una empresa, esta nos permite satisfacer
muchas necesidades: de trabajo, de generación de alimentos, de servicios profesionales, de interacción social, de
amistad inclusive.
El profesor de economía Samuel Bowles (Universidad de Massachusetts, EE. UU.), probablemente influido por
las culturas antiguas e indígenas, ha propuesto llamarnos más bien homo reciprocans. Porque tomamos nuestras
decisiones productivas a partir de las necesidades comunitarias y sociales, anteponiendo muchas veces los
intereses colectivos a los individuales. Es que, las culturas indígenas de Sudamérica practicaban la reciprocidad
como una virtud ética, un don o regalo obligatorio para con los demás y con la Naturaleza. Los guaraníes, por
ejemplo, promueven el jopói, que significa literalmente «manos abiertas recíprocamente, o de los unos a los
otros»; una práctica de fuerte arraigo, una forma de relación entre las personas y de éstas con su entorno. Dichas
relaciones de ayuda mutua garantizan la distribución de los bienes producidos y obtenidos, sin permitir la
acumulación por parte de un solo individuo o familia.
7. Homo ecologicus (humano ecológico)
Una distinción fundamental entre animales humanos y no humanos es que nosotros tenemos potencialidades para
destruir severamente a la Naturaleza, pero también para enmendar grandes errores. Un «mérito» de los humanos
es que usamos nuestro poder no conocido en la toda la historia de la vida, para dañar o para salvar a los demás
seres de nuestra especie y de
nuestro planeta. Hasta ahora
ninguna mega extinción fue
debida a causas internas o
provenientes desde dentro de
la biosfera, como la que

4
actualmente estamos viviendo por obra y gracia de humanos (la sexta). No obstante, como ninguna otra especie
puede, tenemos la capacidad de parar, de detener la masacre, de rectificar el rumbo y hasta de restituir muchos de
los daños ya causados (aunque restaurar y restituir sean cosas muy diferentes a «no tocar»).
Pero, el mal trato que se da a nuestro medioambiente y al sistema de vida que soporta no se debe a nuestra lucha
contra otras especies, no es parte de la evolución natural; 3 en verdad, es más bien una lucha interna de la especie
humana, una batalla de los egoístas contra aquellos que piensan en los demás, en el futuro y en otros seres vivos.
Las potencialidades destructivas humanas deberían ser motivos para la prudencia y para la protección al resto de
la Naturaleza, para la lucha contra las creencias falsas y contra el ombliguismo de algunos (solo se miran a sí
mismos y no piensan en nadie más). Es hora de volver a la armonía entre especies, sin renunciar a los avances
tecnológicos ni a los científicos, sino que aprovechándolos.

Conclusión: ¿Diferencias o semejanzas?


No hay apenas manifestación de la vida que no contenga en estado rudimentario, o latente, o virtual, los
caracteres esenciales de la mayor parte de las restantes manifestaciones. La diferencia está en las
proporciones.
Pero esta diferencia de proporción bastará para definir el grupo en que se encuentra, si se puede
establecer que no es accidental y que el grupo, a medida que evoluciona, tiende cada vez más a poner su
acento en caracteres particulares. En una palabra: el grupo no se definirá ya por la posesión de ciertos
caracteres, sino por su tendencia a acentuarlos. Si nos colocamos en este punto de vista, si tenemos en
cuenta en menor grado los estados que las tendencias, encontramos que vegetales y animales pueden
definirse y distinguirse de una manera precisa, y que corresponden a dos desarrollos divergentes de la
vida. (Henri Bergson, 1973, La evolución creadora)
Nuestras diferencias, que a la postre nunca son radicales, también nos ayudan a entender las similitudes con la
vida que está por doquier a nuestro alrededor. Además, alguna vez no existimos y alguna vez desapareceremos
como especie, así que debemos ejercer la humildad y no creer que nuestras capacidades específicas nos hacen
absolutamente superiores o, peor aún, nos dan el derecho a disponer a nuestro antojo del resto de la Naturaleza.
Sólo cuando entendamos todo esto y nos comportemos en armonía con la vida podremos llegar a
autodenominarnos homo ecologicus, seres humanos ecológicos o sustentables, conscientes de sus deberes
morales con los demás seres que habitan el mismo planeta.

Guía de trabajo - Tembiaporã


* Antes de completar los ejercicios propuestos, recomendamos que veas el video de la lección actual que comparten
los profesores, y que también está disponible en: http://j.mp/FiloTEDantro
1. Completa el cuadro comparativo con los términos que definen o caracterizan al ser humano.
Emyenyhẽ porã pe mba’e ojeruréva
Términos y
Breve explicación Exponentes
traducciones
1. Homo
sapiens
2.

3.

4.

5.

3
A decir verdad, la evolución implica la sobrevivencia del más apto, no precisamente del «más fuerte».

5
6.

7.

2. Expresa tu opinión o interpretación personal acerca de lo siguiente / Emombe’u ne remimo’ã ko’ã kuaapýre
2.1. Los deberes del ser humano para con el resto de la Naturaleza
2.2. El jopói de los guaraníes
2.3. El dibujo evolucionista que aparece en la sección homo ecologicus.

3. Cita tres frases deportivas usadas en la economía o los negocios (que sean diferentes a las leídas en la sección 5.
Homo ludens) / Embohysýikuaa:

4. Parea las características descriptivas con el filósofo o la frase que corresponda. Embojoapy oῖ porã haĝuáicha

4.1. ____Johan Huizinga a. Las personas producimos no por egoísmo sino más bien para dar a la
comunidad, para compartir y ser libres.
4.2. ____Ernst Cassirer b. Lo que nos distingue de los demás animales es la capacidad de crear
símbolos para adaptarnos al medioambiente.
4.3. ____Aristóteles c. Transformamos a la Naturaleza con el fin de satisfacer nuestras
necesidades humanas, somos...
4.4. ____Henri Bergson d. Somos animales cívicos o políticos, necesitamos vivir en sociedad
para alcanzar la felicidad.
4.5. ____Homo œconomicus e. El ser humano fabrica herramientas para modificar su
medioambiente y a las propias herramientas.
4.6. ____Homo ecologicus f. Si nuestra especie destruyera menos y viviera en más armonía con las
demás, llegaríamos a ser...
g. Somos seres pensantes que viven en todos los continentes del
mundo.
h. El juego determina nuestras culturas y a nuestras vidas. Es una
actividad humana reglada, libre y emotiva.

Fuente del texto - Aranduka’aty


Oviedo Sotelo, D. (2019). Solo sé que no sé nada. Filosofía (2.a ed.). Ñemby: Book Sellers.

Citas - Ñemombykykuaa
Riechmann, Jorge. (2005). Todos los animales somos hermanos. Los Libros de la Catarata.
Fuente de las imágenes - Ta’angakuéra
http://mentescuriosas.es http://blog.rtve.es/cine/page/3/

Elaborador: Dr. Daniel Oviedo Sotelo (INAES)


Traducción al guaraní: Prof. Gilda Ferreira de Gómez
Revisión: Yeimy Da Ponte y Lucía Vallejos
Corrección: Lic. Liz Nazaria Vázquez G.
Evaluación: Lic. Nilsa Concepción Miranda Vera
Docente nacional: Dr. Daniel Oviedo Sotelo
Diagramación y Coordinación CS-NM: Prof. Lic. Marcial Espínola Aguilera.
Coordinación Gral. PTEDes21 CS: Prof. Elvira V. Benegas de Rumich

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