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Cuadernillo- Kuatiahairã

Ciencias Sociales y sus tecnologías


Filosofía – 2.° curso

Semana: del 19 al 23 de abril de 2021


Arapokõindy: Paporundy guyve mokõipaapy jasyrundy peve.
Nombre y Apellido/Téra ha Terajoapy…………………………………………………………………………….………

Tema: Sócrates y Platón (los grandes maestros atenienses)

Mbo’epy: Sócrates ha Platón (mbo’eharakuéra ikatupyrýva Atenas-gua)

Atención: Recuerda la importancia de lavarte las manos correcta y frecuentemente, además de utilizar
el ángulo interno del codo al toser o estornudar. Para evitar la propagación del Coronavirus: ¡Quédate
en tu casa! Epyta nde rógape!

ACTIVIDAD DE INICIO - Tembiapo ñepyrũha


Amor «platónico»

A menudo se piensa que esta expresión se refiere a un «amor imposible» o «no correspondido», pero no es
así. Entonces: ¿qué significa o pretende decir?, y ¿de dónde proviene?
La expresión surge a partir de la lectura de los textos de Platón sobre Eros, la belleza y el amor; así como de
la aplicación de su doctrina idealista; se refiere a un tipo de amor que es casto y no sexual. La belleza (o el
encanto) de la otra persona inspira nuestra mente o alma; entonces, la amamos por su ser interior,
inteligencia o carácter. Es un amor ideal, que supera a la mera atracción física y la trasciende, por lo que nos
impulsa hacia el conocimiento, al Mundo de las ideas.

 Contesta: ¿Qué opinas con respecto a lo que significa el «amor platónico»?


Embohovái mba’épa ndéve ĝuarã he’ise amor platónico

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Guía de trabajo - Tembiaporã


1. Completa los cuadros comparativos (sobre las líneas punteadas):
1.1. Historia de la ética (ítems A y B)

La ética a través del tiempo


Pensadores Característica
Los sofistas Relativistas

Sócrates a………………………………….
b………………………………………… Eudemonista
1.2. Filosofía platónica (escribe los términos faltantes, en los espacios desde la A hasta la L)

2. Marca el ítem que contenga la respuesta correcta (sólo uno en cada caso):
2.1. Dos personas inspiraron la teoría cosmológica 2.2. La doctrina platónica nos llevaría a concluir
platónica: que:
a. Sócrates a la alegoría de la caverna, y Parménides a. Este mundo no es el verdadero, sino que una
a la alegoría del carro alado. imitación.
b. Parménides a las características del «Mundo b. Existe una correlación estructural entre el alma
real», y Heráclito a las del «Mundo sensible». y las funciones de los ciudadanos.
c. Sus padres, tanto a la mayéutica como a la ironía. c. Política, ética y psicología se relacionan.
d. Ninguna respuesta es correcta. d. Son correctas todas las demás respuestas.

2.3. La mayéutica representa 2.4. Platón afirmó:


a. La idea de que las parteras son productoras del a. Que existen dos mundos, uno aparente o físico
Estado. y uno real o inteligible.
b. Un método para dar a luz a la verdad con dolor. b. Que son reales todos los mundos posibles.
c. Una técnica para cometer errores lógicos. c. El carácter antisocial del ser humano.
d. La creencia de que solo sabemos que en realidad d. La unidad eterna de alma y cuerpo.
nada sabemos.

2.5. La ironía socrática tiene como fin: 2.6. Para Sócrates, el concepto es:
a. Hacernos conscientes de nuestra propia a. Lo particular y concreto.
ignorancia. b. Lo que aparece en los diccionarios.
b. Negar la realidad y todo tipo de conocimiento. c. Lo común, universal y abstracto.
c. Que nos comportemos moralmente. d. Lo antiguo y originario.
d. Que encontremos la realidad en nuestro interior.

Ficha Técnica – Filosofía


Elaboradores: Dr. Daniel Oviedo Sotelo y Lic. Lucía Vallejos (INAES) [ohaíva’ekue]
Traducción al guaraní: Prof. Gilda Ferreira de Gómez [guaraníme ñembohasa]
Revisión y corrección: Lic. Ariel Mencia [ohecha jeýva]
Evaluación: Lic. Nilsa Concepción Miranda Vera
Docentes Nacionales: Lic. Silvia Vázquez y Dr. Daniel Oviedo Sotelo (INAES)
Voz en off (guaraní): Lic. Ada Ávalos
Diagramación y Coordinación CS-NM: Prof. Lic. Marcial Espínola Aguilera.
Coordinación Gral. PTEDes21 CS: Prof. Elvira V. Benegas de Rumich
LECTURA - Moñe’ẽrã
1. Sócrates (Atenas, 470 - 499 a. C.)
El primero de los grandes filósofos de la historia fue originario de Atenas, ciudad donde pasó casi toda su
vida y de la cual solo salió durante la guerra. Dedicaba gran parte del tiempo a preguntar y dialogar con las
personas; en la plaza, en el ágora, en las calles; quería que la gente abra sus mentes, reconozcan los errores
y busquen el conocimiento; los provocaba. Dejó de lado a la cosmología y se interesó por buscar la verdad y
por los problemas propios del ser humano, es el primer gran ético. No fundó ninguna escuela ni escribió
libro alguno, sabemos de sus enseñanzas a través de sus discípulos.
Sócrates heñóiva’ekue Atenas-pe, ha’e omoñepyrũva’ekue Filosofía kuaapy, Sócrates nosẽiete itávagui,
oiko ramo guare ñorairõ añónte osẽva’ekue upégui.
Ha’e omba’eporandu ha oñomongeta tapichakuérandi okavusúpe, tapére ha opa tenda oipykúiha rupi,
Sócrates oipota tekove ojepy’amongeta apañuãi rehe ha ojeheka kuaapy.
Omboyke heta mba’e ha oheka añetéva ha tekovekuérape omyangekóiva, nomopu’ãi mbo’ehao, ndohaíri
aranduka, imba’ekuaapy oĝuahẽ ñandéve hemimbo’ekuéra rupive.

El conocimiento es un proceso
El maestro estaba convencido de que podemos alcanzar la verdad, y nos enseñó que ella no depende de la
aceptación de la mayoría ni de lo que digan personas importantes, sino del correcto uso de la razón. Es más,
él mismo fue condenado a muerte por una mayoría de sus conciudadanos, hecho que de ninguna manera
demuestra que hubieran tenido razón.
Creó un método de razonamiento inductivo llamado «dialéctico», que consta de dos partes; estas, muestran
la notoria influencia de sus padres en su doctrina.
a. Ironía: hacer preguntas para que el interlocutor note su propio error, que a pesar de las creencias en
realidad no sabe; el objetivo es reconocer la propia ignorancia. Aquí, procede como un escultor (su
padre) que toma un trozo de piedra y quita todo lo que está demás y no es requerido. «Solo sé que
no sé nada» afirmaba, a pesar de ser considerado por el oráculo el hombre más sabio de su época.
b. Mayéutica: tras desechar nuestros prejuicios y errores, debemos buscar a la verdad que se encuentra
en nuestro interior («Conócete a ti mismo», proclamaba, como el oráculo de Delfos). El filósofo
cumple una función similar a las comadronas o parteras, pues en vez de «enseñar conceptos», ayuda
a «dar a luz al conocimiento» (con esfuerzo y dolor), a las demás personas.
Sócrates se empeñó en buscar la definición o concepto. El concepto es lo común dentro de la diversidad
(hay que descartar lo accidental), es lo más esencial de las cosas, lo que les hace ser lo que son, la respuesta
a la pregunta: ¿qué es? En una ocasión discutió con unos generales sobre lo que es la valentía; no pudieron
definirla, solo dieron ejemplos de actuaciones valientes, pero esto demuestra que tenemos una noción del
concepto. Hay que abstraer para llegar a la definición, esto implica tomar solo las esencias, un concepto o
definición debe ser universal y abstracto.

Ética «intelectualista»
El conocimiento va a ser un medio para la acción buena; para Sócrates el saber y el bien son la misma cosa,
el que hace el mal, es por ignorancia. Esta posición es llamada intelectualismo ético, pues basta conocer el
bien para quererlo y obrar en concordancia. La ética no puede ser relativista ni depender de cada uno,
porque podemos saber lo que es el bien, la justicia y la virtud.
Consideró que ni el dinero ni el poder son suficientes ni necesarios para alcanzar el areté (ἀρετή, en griego:
excelencia o virtud). «La virtud es conocimiento», a través del uso de la razón podemos aspirar a ella, y se
la debe enseñar para combatir a la maldad, la cual es sinónimo de ignorancia.
Sócrates defendió aun con su vida sus creencias. Cuando fue condenado a muerte, a raíz de acusaciones
injustas, aceptó su castigo para no desobedecer a las leyes de su ciudad. Para él, la justicia era uno de los
valores más importantes, y le dedicó gran parte de su vida a la reflexión sobre ella.
2. Platón (Atenas 427 - 347 a. C.)
Su nombre real fue Aristocles. Ateniense de ascendencia noble, se convertiría en uno de los dos mayores
filósofos de Grecia y de toda la historia, máximo representante del idealismo. Tuvo como maestros a
algunos sofistas, a Crátilo (discípulo de Heráclito) y a Sócrates. Tras la condena y muerte de este último
(399 a.C.) realizó viajes a Megara, Egipto, Cirene, Creta y Siracusa (Sicilia, en la Magna Grecia), mientras
maduró su doctrina. Luego intentó poner en práctica su teoría política, pero fracasó tratando de convertir en
rey-filósofo al tirano Dionisio el viejo. A la muerte de este último, fue vendido como esclavo por su hijo, el
déspota Dionisio el joven; no obstante, su amigo Anniceris lo reconoció y lo compró para liberarlo
gratuitamente.
En el año 387 a.C. regresó a Atenas y fundó la famosa escuela de Academia, nombre que debe al haberse
instalado en los jardines de su amigo Akademos. Allí se exponían oralmente lecciones sobre diversas
materias, fundamentalmente Filosofía, Aritmética y Geometría, pero también Astronomía y Derecho. La
institución, antecedente de la educación superior actual, pasó a ser centro de la formación de jóvenes
atenienses y permaneció abierta por cientos de años, hasta el 529 d. C.
Es el más antiguo filósofo del que se conservaron todos sus textos, unos 35 libros, y algunas cartas. La
mayoría fueron escritos como diálogos, destacan: La República o De la justicia, El banquete o Del amor,
Fedón o Del alma, Apología de Sócrates, De la virtud, Fedro o De la belleza, Político y Las Leyes.
Ontología y dualismo cosmológico
Intentando resolver la «aporía» (aparente paradoja irresoluble) de la existencia de un ser único o de la
multiplicidad, afirmó que, el conocimiento es abstracto, universal y necesario, por lo tanto, debe
corresponderle una realidad abstracta, universal y necesaria; ahora bien, la realidad natural (las cosas que
vemos) no cumple con estos requisitos, y encontramos cosas concretas, particulares y contingentes.
Debe existir un mundo distinto al sensible o físico; que sea universal y necesario. Este mundo es el de las
ideas (εἶδος / eidos: figura o aspecto), de las esencias, mundo suprasensible o topus uranus (lo llamó así por
ser superior o mayor).
A. El Mundo inteligible o topus uranus (de ideas jerarquizadas): las ideas forman el mundo de la realidad
auténtica. Las ideas, según Platón, no son contenidos del entendimiento, sino objetos que se conocen,
inteligibles pero imposibles de percibir por hallarse en una dimensión superior. Tienen, cada una, las
propiedades que Parménides atribuye al ser, ya que son
únicas, inmutables, inmóviles, verdaderas, inmateriales,
inasibles y eternas (menos la infinitud espacial,
obviamente); «son» en absoluto.
Las ideas están ordenadas jerárquicamente según su
grado de perfección. Las más imperfectas son las
relacionadas con el mundo sensible (como las ideas de
reposo y movimiento, ideas de extensión, de peso, etc.).
Inmediatamente arriba se hallan las ideas matemáticas,
seguidas de las ideas puras (belleza, justicia, etcétera).
Por último, la idea más perfecta y suprema, a la que
todas tienden y que es causa y esencia de las demás, es la
del «bien», a la que identifica con la belleza, el uno (por
influjo de los Pitagóricos), e inclusive con Dios.
B. El Mundo sensible o de las apariencias: inspirado por Heráclito, tomó la idea de cambio o devenir para
el «mundo sensible», o mundo donde las cosas «no son», porque están sometidas a la variación y al
tiempo, al contrario de las ideas. Desvaloriza a nuestro mundo, llamándolo el mundo de las sombras, el
mundo material, de la realidad aparente. Es sólo por copia, imitación y participación que este contiene a
las ideas. Es el mundo del «tener».
Para explicar su formación, en el libro Timeo, habla de un ser divino, invisible, inteligente, bueno y
poderoso: el demiurgo, arquitecto, artesano u ordenador. Este, es un creador, pero no un dios a la
manera cristiana, pues el demiurgo construye el mundo material o cosmos a través de un sustrato,
tomando materia que encontró caótica, sin forma y desordenada; gracias al movimiento, copia las ideas
y ordena esa materia, dándole forma. De este modo, actúa como el escultor que reproduce su modelo en
el material elegido.
Psicología y antropología (somos cuerpo y mente unidos)
El ser humano está compuesto de alma y cuerpo, unidos desde el nacimiento, accidentalmente. El alma, que
ya existía en el Mundo de las ideas (topus uranus) en forma pura, es principio de vida y conocimiento, su
naturaleza es espiritual e inmortal. El cuerpo, es material, corruptible y mortal.
La tarea del alma es purificarse. Tras la muerte ella transmigra, pues según como haya sido su última vida
se reencarnará en un ser superior o inferior. Las reencarnaciones suceden varias veces, y terminan cuando
cumple la aspiración de llegar a la cúspide del conocimiento de las ideas (iluminación), entonces el alma
regresa al topus uranus. Por todo esto, para Platón tienen alma todos los seres vivos.
El autor, distingue tres partes del alma (o, tres almas):
 El alma inteligible o racional, localizada en la cabeza, posee la facultad de pensar, su virtud es la
prudencia o sabiduría.
 El alma irascible, situada en el pecho, tiene la facultad de la ira y la virtud de la fortaleza (su objeto
es estimular al ser humano para vencer las dificultades)
 El alma apetitiva o concupiscible, está situada en el vientre, sus facultades son del hambre, la sed y
el amor; domina los deseos y pasiones; su virtud es la templanza
La «Alegoría del carro alado», (Fedro) explica estas teorías. El carro alado (alma) es tirado por dos
caballos (parte irascible y parte apetitiva) y guiado por un auriga o conductor (parte racional), mientras
avanza por el «Mundo de las ideas», contemplando a la realidad, a las distintas ideas que allí encuentra.
Pero, llega un momento en el que uno de los caballos se desboca y el carro cae al Mundo de las apariencias,
donde es encarcelado en el cuerpo, probablemente para expiar una culpa. Entonces, el cuerpo es cárcel,
tumba y vehículo del alma, pues esta lo conduce y guía, mientras trata de salir de él.
Teoría del conocimiento: conocemos por reminiscencia
El conocimiento es «reminiscencia» (anamnésis); o sea,
conocer es recordar, es innato. Cuando el alma se
encontraba en el Mundo de las ideas conocía en plenitud a
las ideas, pero al entrar en el cuerpo, las olvidó. El alma
recuerda algunas cosas al entrar en contacto con lo
material, porque las sensaciones son estímulos. La única
forma de que se pueda recordar de un modo absoluto es
separándose del cuerpo y volviendo al topus uranus, y
esto significaría la muerte. Entonces, la muerte (tras una
vida buena) sería la aspiración máxima del hombre.
Dialéctica, es como se denomina al proceso por el cual el ser humano rebasa el conocimiento sensible y
accede de modo gradual a niveles superiores de entendimiento. Esta dialéctica permite al ser humano
obtener el conocimiento supremo o ciencia, llamado conocimiento filosófico, mediante un procedimiento
discursivo que consiste en la contraposición entre ideas.
Ética para la felicidad
Su ética es eudemonista, lo que significa que «obrar bien» nos conduce a la «felicidad». Esta felicidad no es
otra cosa que el conocimiento, el contemplar la verdadera realidad. A través de las virtudes, el humano
puede limpiarse de pecado y llegar a la perfección del alma. Si no lo logra: su destino será reencarnarse en
un cuerpo o ser inferior.
Platón distingue cuatro tipos de virtudes: la prudencia o la virtud del alma inteligible, por la que obramos
con razón; la fortaleza, correspondiente al alma irascible, que tiene por objeto estimularnos para vencer las
dificultades; la templanza, corresponde al alma apetitiva, por la que moderamos los apetitos; y, la justicia,
es la armonía de las anteriores y aparece cuando cada parte desarrolla las virtudes que le son propias.

Política: en busca del estado ideal


Al Estado le compete la educación de las personas en la justicia y la virtud. El sistema platónico consta de
dos etapas: la primera es obligatoria hasta los 20 años (música y gimnasia), y la segunda, de los 20 a 35
años, para quienes gobernarán (matemática y dialéctica).
El Estado es un cuerpo orgánico, parecido o semejante al ser humano, compuesto de tres clases sociales
(correlación estructural). A cada clase de persona le corresponde una virtud determinada para que cumpla la
misión que tiene que realizar; y, si cada uno hace lo suyo y en forma correcta, se logrará la justicia. Por lo
tanto, hay una especialización funcional de la ciudad.
La determinación de la clase social corresponde al tipo de alma que prime en cada persona:
a) Gobernantes: minoría de filósofos o el rey-filósofo, deben dirigir a los demás, legislar y gobernar.
b) Guerreros o guardianes: deben defender al estado, sociedad o ciudad. Como los gobernantes, no
pueden tener mujeres o familia, ni propiedad privada; estos derechos están reservados a los productores
(para que no se vuelvan egoístas).
c) Productores, agricultores o artesanos: son la mayoría y producen los bienes necesarios para
satisfacer las necesidades de todos los ciudadanos, a través de comercio, agricultura, artesanía, trabajo;
es decir, incrementan materialmente a la polis o ciudad.
Platón quería construir y fundamentar un modelo ideal de sociedad, y decía que el gobierno debe
corresponder a la razón. Dijo que hay dos formas buenas de gobierno: cuando gobiernan los mejores
tenemos una aristocracia; que es una buena forma de gobierno, como también lo es la monarquía, cuando
está al frente sólo una persona, el mejor. Las formas degradadas o malas de gobierno son tres: la tiranía (es
la peor, esclavitud entre esclavos, porque el rey está preso de sus caprichos y pasiones), la oligarquía
(gobierno de unos pocos en beneficio propio), y la democracia (en donde primarían el humor y los gustos,
por sobre la razón; este rechazo se debe a que una democracia degradada en demagogia condenó a su
maestro a la muerte).
En su último libro, Las leyes, había reconocido cierta utopía de estas doctrinas, pues es muy difícil encontrar
a los sabios gobernando, entonces, hizo hincapié en un Estado de derecho donde rija la ley y un sistema
mixto de gobierno, un Estado más realista.

Aranduka ha Ta’angakuéra – Texto fuente y esquemas:


Oviedo Sotelo, Daniel. (2019). Solo sé que no sé nada. Filosofía (2.a ed.). Ñemby: Book Sellers.

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