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El 45 % de las empresas en Colombia estima que sus pérdidas por fraudes suman
hasta US$10.000, mientras que en el 20 % de los casos puede superar esta cifra y
llegar a los US$50.000 y en el 23 % de ellas el detrimento es superior y llega
hasta US$500.000. Así lo revelan los resultados del más reciente estudio
publicado por KPMG ‘Encuesta sobre Fraude en Colombia’.
Las áreas internas de las empresas que son más vulnerables a los delitos son
operaciones y producción, ventas y atención al cliente, alta gerencia, tesorería,
compras y bodega.
De acuerdo con el estudio, los diez fraudes más comunes en Colombia son robo
de dinero, pérdida o daño de inventario, soborno, conflicto de interés,
manipulación de flujo de caja, reconocimiento fraudulento de ingresos o egresos,
desembolso fraudulento, manipulación de métricas o indicadores financieros,
acceso no autorizado y piratería.
Con todo y esto, la mayor parte de los encuestados (47 %) expresó no haber
identificado ninguna señal de lo que sucedía, mientras que el 23 % tuvo como
indicio el estilo de vida del perpetrador, el cual estaba por encima de sus
posibilidades. Esto se explica en el hecho de que entre las causas directas del
fraude se identificó la falta de controles internos, debilidad en la cultura ética,
ausencia de políticas claras y bien definidas, o ausencia de un programa de
entrenamiento de ética.
Según Diego Ríos, los motivos que llevaron a que los delitos se llevaran a cabo
son diversos: presentación de la oportunidad, la ambición y codicia, problemas
económicos, presión por el alcance de los objetivos y resentimiento con la
organización.