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Formación de actitudes y valores en ética profesional en futuros Licenciados


en Educación

Research · August 2015


DOI: 10.13140/RG.2.1.3366.8966

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Norma alicia Benois


Universidad Autónoma de Yucatán
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FORMACIÓN DE ACTITUDES Y VALORES EN ÉTICA
PROFESIONAL EN FUTUROS LICENCIADOS EN EDUCACIÓN

Norma Alicia Benois Muñoz

Tesis elaborada para obtener el Grado de Maestra en Investigación Educativa

Tesis dirigida por:


Pedro José Canto Herrera

Mérida, Yucatán
Octubre de 2011
Declaro que esta tesis es
mi propio trabajo, con excepción de las
citas en las que he dado crédito a sus
autores, asimismo afirmo que
este trabajo no ha sido presentado
para la obtención de algún
título, grado académico o equivalente.

Norma Alicia Benois Muñoz


Agradezco el apoyo brindado por el Consejo Nacional de
Ciencia y Tecnología(CONACYT) para la realización de
mis estudios de maestría que concluyen con la tesis,
como producto final de la Maestría en Investigación
educativa de la Universidad Autónoma de Yucatán y por
haberme otorgado la beca No. 12262/228541 durante el período de
septiembre de 2007 a agosto 2009.
Agradecimientos

Al Dr. Pedro José Canto Herrera por su valiosa guía, paciencia y por no perder la fe en
mí. A la Dra. Ana Hirsch Adler y al Dr. Elías Góngora Coronado, quienes con sus
valiosas aportaciones enriquecieron este trabajo. Ha sido un honor para mí trabajar con
tres personas tan honorables, profesionales, dedicadas, preparadas y sobre todo,
dispuestas a encaminar a aquellos que iniciamos esta importante travesía que es la
formación de posgrado.
Al Mtro. Mario José Martín Pavón por creer en mi persona y apoyarme
incondicionalmente para llegar a esta meta.
A la Mtra. María Cecilia Guillermo y Guillermo por darme la oportunidad de finalizar
mi tesis y cumplir un sueño de vida.
A mi madre que ha sido un ejemplo de vida con su coraje y fortaleza ante las
adversidades, así como por su tiempo, ayuda y paciencia. La palabra gracias no cubre
mi sentir.
A mi hija por ser mi inspiración y por recordarme que la humildad y el esfuerzo son
valores que permiten crecer a los seres humanos.
Por último y no menos importante, a todos mis amigos, maestros y compañeros que
enriquecieron mi proceso de formación y tocaron mi vida de una u otra forma. Gracias
por la oportunidad de formar parte de su vida también.
Resumen

El objetivo del estudio fue comprender el proceso de formación de actitudes y


valores en ética profesional de los futuros licenciados en educación de la Universidad
Autónoma de Yucatán. El estudio se realizó en dos etapas, la primera de enfoque
cuantitativo, en el que se administró la Escala de Valores y Actitudes hacia la ética
profesional desarrollado por la Dra. Hirsch a 147 estudiantes (40 hombres y 106
mujeres) de entre 17 y 35 años y a 22 profesores (12 hombres y 10 mujeres) de entre 27
y 60 años; la segunda, de enfoque cualitativo, en la que se entrevistó a ocho estudiantes,
dos de cada semestre y cuatro profesores.
Como parte de los resultados, no se encontraron diferencias en las competencias
cognitivas, sociales, éticas y afectivas por edad y género en profesores y alumnos, ni por
semestre del alumno o grado de estudios del profesor. En la Facultad de Educación se
forman valores como la responsabilidad, la honestidad y el compromiso. Sin embargo,
hacen falta espacios reflexivos para que profesores y estudiantes se concienticen de su
actuar profesional, ya que la formación valoral es un proceso continuo que inicia desde
etapas tempranas y que en la etapa universitaria se fomenta mediante la interacciónentre
profesores, estudiantes, pares y experiencias laborales.
i

Tabla de contenido
Tabla de contenido/ i
Tablas/ iv
Figuras/ vi
Capítulo 1
Introducción/ 1
Antecedentes/ 2
Problema de investigación/ 5
Justificación/ 6
Propósito del estudio/ 7
Objetivos de investigación/ 8
Delimitación/ 8
Capítulo 2. Marco referencial
Formación profesional/ 9
Formación de los futuros educadores/ 11
Ética/ 19
Ética profesional/ 23
Formación de actitudes y valores en ética profesional/ 25
Visión integral de los contenidos de enseñanza/ 29
El cambio de paradigma: la interdisciplinariedad/ 30
Investigaciones realizadas/ 32
Capítulo 3. Método
Tipo de estudio y diseño/ 40
Sujetos
Primera etapa/ 40
Segunda etapa/ 41
Instrumentos/ 43
Procedimiento
Primera etapa/ 45
Segunda etapa/ 45
Capítulo 4. Resultados
Primera etapa
ii

Valores profesionales de los estudiantes/ 46


Actitudes profesionales de los estudiantes/ 48
Valores profesionales de los profesores/ 53
Actitudes profesionales de los profesores/ 55
Segunda etapa
Entrevistas a estudiantes
Valores que promueve la universidad/ 60
Proceso de adquisición de valores y actitudes en ética profesional/
63
Importancia de la formación en ética profesional/ 66
Entrevistas a profesores
Valores que fomenta la universidad/ 69
Proceso de formación de valores y actitudes en ética profesional/
71
Importancia de la formación en ética profesional/ 72
Capitulo 5. Discusión
Primera etapa
Valores profesionales de los estudiantes/ 75
Actitudes profesionales de los estudiantes/ 75
Valores profesionales de los profesores/ 76
Actitudes profesionales de los profesores/ 76
Segunda etapa
Entrevistas a estudiantes
Valores que fomenta la universidad/ 77
Proceso de adquisición de actitudes y valores en ética profesional/
78
Importancia de la formación en ética profesional/ 79
Entrevistas a profesores
Valores que promueve la universidad/ 81
Proceso de formación de actitudes y valores en ética profesional/
81
Importancia de la formación en ética profesional/ 82
iii

Integración de las etapas: perspectiva de los estudiantes


Valores que fomenta la universidad/ 85
Proceso de adquisición de actitudes y valores en ética profesional/ 86
Importancia de la formación en ética profesional/ 86
Integración de las etapas: perspectiva de profesores
Valores que promueve la universidad/ 86
Proceso de formación de actitudes y valores en ética profesional/ 87
Importancia de la formación en ética profesional/ 88
Conclusión/ 88
Recomendaciones/ 92
Referencias/ 94
Apéndice A. Cuestionario sobre actitudes en ética profesional, versión para estudiantes/
99
Apéndice B. Cuestionario sobre actitudes en ética profesional, versión para profesores/
103
Apéndice C. Guía de entrevistas para estudiantes/ 107
Apéndice D. Guía de entrevistas para profesores/ 108
iv

Tablas
Tabla 1. Frecuencia y porcentaje de estudiantes que contestaron el cuestionario por
variable demográfica/ 41
Tabla 2. Frecuencia y porcentaje de profesores que contestaron el cuestionario por
variable demográfica/ 41
Tabla 3. Comparación de los índices de confiabilidad obtenidos en las muestras de
estudiantes de posgrado y de la Licenciatura en Educación de la UADY/ 43
Tabla 4. Comparación de los índices de confiabilidad obtenidos en las muestras de
profesores de posgrado y de la Licenciatura en Educación de la UADY/ 44
Tabla 5. Tamaño de la red de los estímulos por muestras/ 46
Tabla 6. Peso Semántico y Distancia Semántica Cuantitativa del estímulo
“características de un buen profesional” para los alumnos/ 47
Tabla 7.Frecuencia y porcentaje de respuesta por muestra de ítems que conforman los
factores de la escala/ 49
Tabla 8. Medias por factor y género para la muestra de estudiantes/ 50
Tabla 9. Diferencias de acuerdo con el factor de la escala y el género del estudiante/ 50
Tabla 10. Medias por factor y semestre para la muestra de estudiantes/ 51
Tabla 11. Análisis de varianza de acuerdo con los factores de la escala y el semestre del
alumno/ 51
Tabla 12. Medias por factor y rango de edad para la muestra de estudiantes/ 52
Tabla 13. Análisis de varianza entre los factores de la escala y el rango de edad de los
estudiantes/ 52
Tabla 14. Peso Semántico y Distancia Semántica Cuantitativa del estímulo
“características de un buen profesional” para los docentes/ 53
Tabla 15. Frecuencia y porcentaje de tendencia de respuestas de los profesores, muestra
de ítems por factor/ 56
Tabla 16. Medias por factor y género para la muestra de profesores/ 57
Tabla 17. Prueba t de acuerdo con cada factor de la escala y el género del profesor/ 57
Tabla 18. Medias por factor y grado de estudios para la muestra de profesores/ 58
Tabla 19.Análisis de varianza por factor y grado de estudios de los profesores/ 58
Tabla 20 Medias por factor y rango de edad de los profesores/ 59
Tabla 21.Análisis de varianza por factor y rango de edad del profesor/ 59
v

Tabla 22. Comparación de medias entre las respuestas obtenidas por estudiantes y
profesores de acuerdo con cada factor de la escala/ 60
Tabla 23. Afirmaciones de los estudiantes respecto a la manera en que adquieren y
desarrollan sus valores/ 63
Tabla 24. Afirmaciones de los estudiantes respecto al papel que juega el profesor como
formador de valores/ 64
Tabla 25. Afirmaciones de los estudiantes respecto al papel de los pares en la
formación valoral/ 65
Tabla 26. Razones por las que los estudiantes consideran importante la ética
profesional/ 66
Tabla 27. Propuestas de los estudiantes respecto al tema “ética profesional”/ 68
Tabla 28. Afirmaciones de los estudiantes respecto a la manera en que ponen en práctica
su ética profesional/ 68
Tabla 29. Afirmaciones de los profesores respecto al proceso de formación de valores
en el aula/ 71
Tabla 30. Comparación de las respuestas obtenidas en las etapas respecto a los valores
profesionales, de acuerdo con los estudiantes/ 85
Tabla 31. Comparación de los valores sociales en la primera y segunda etapas, de
acuerdo a alumnos y profesores/ 87
vi

Figuras
Figura 1: Núcleo de la red para el estímulo “características de un buen profesional” para
los alumnos/ 47
Figura 2. Porcentajes del núcleo de la red para el estímulo “características de un buen
profesional” y las definidoras restantes por alumnos/ 48
Figura 3: Núcleo de la red para el estímulo “características de un buen profesional” para
los docentes/ 54
Figura 4. Porcentajes del núcleo de la red para el estímulo “características de un buen
profesional” y las definidoras restantes por docentes/ 54
Figura 5. Concentrado de respuestas de los estudiantes al eje uno “valores que fomenta
la universidad”/ 62
Figura 6. Concentrado de respuestas de los profesores al eje uno “valores que fomenta
la universidad”/ 70
Figura 7. Síntesis de respuestas de profesores y estudiantes/ 90
1

Capítulo uno
Introducción
El avance científico y tecnológico genera nuevas complejidades en los sistemas
productivos, éstos a su vez originan transformaciones en todos los ámbitos de la sociedad.
Una posible consecuencia de esas transformaciones es que, actualmente, la sociedad
demanda aún más a los profesionales un comportamiento ético; de igual forma, se insiste
más en la importancia de incorporar elementos éticos en su formación para promover
nuevas relaciones sociales que orienten hacia el progreso humano.
Según Yurén (2001), un sistema de formación profesional es un proceso continuo de
adquisición de conocimientos teóricos y prácticos, así como de formación de valores, cuya
realización obedece a la convergencia de dos intenciones: la de una institución educativa,
así como la de una persona que adquiere ciertos conocimientos, habilidades y actitudes para
contribuir a su formación.
Al respecto, la ética profesional tiene un papel fundamental dentro del aspecto
formativo de actitudes. Según García, Fernández, Sales y Moliner (2006), es la disciplina
que tiene por objeto determinar el conjunto de responsabilidades morales que surgen en
relación con el ejercicio de una profesión. Implica: (a) considerar los valores profesionales,
(b) su apropiación de manera reflexiva y crítica; por último, (c) promover en el estudiante
los valores de la profesión que va a desempeñar, así como su compromiso con la sociedad
(Martínez, Buxarrais y Esteban, 2002).
A su vez, los valores profesionales son los valores humanos contextualizados,
orientados hacia una carrera (Arana, Batista y Ramos, 2003). Éstos constituyen rasgos de la
personalidad profesional y contribuyen a definir una concepción integral del ejercicio de
una labor. Por ende, la educación en valores profesionales implica desarrollar la
personalidad profesional integral, mediante la modelación durante toda la vida
universitaria.
La formación ética y valoral es necesaria en las universidades, tanto en el ámbito
institucional como entre sus actores. No basta preparar buenos profesionales con
conocimientos, habilidades técnicas y cultura; es necesario incluir la reflexión de principios
2

y valores para un óptimo desempeño de estos como miembros de la sociedad, combinando


las competencias laborales con las cualidades personales (Hirsch, 2003).
En ese contexto, se han tomado medidas para preservar la ética profesional en las
instituciones de educación superior. Por ejemplo, en los Estados Unidos, Canadá y en los
países de Europa Occidental se han multiplicado los comités de ética, principalmente en los
ámbitos de la ciencia (Hirsch, 2003).
Sin embargo, es necesario formular preguntas acerca de las actitudes y valores que
conforman la ética profesional en las distintas áreas de conocimiento. Es importante:
a) Indagar si los alumnos conocen e inclusive comparten estos valores
b) Conocer cómo piensan que pueden utilizarse en la práctica profesional
c) Saber si existen códigos éticos de la profesión y si los estudiantes universitarios
se identifican con ellos
d) Entender el proceso de formación de estas actitudes y valores, para derivar
estrategias de acción en la implementación curricular en esta área.
A continuación, se hará una breve revisión de trabajos relacionados con el tema de
la ética y los valores profesionales.
Antecedentes
A partir de los primeros años de la década de los ochenta empezaron a realizarse
trabajos sobre valores en el ámbito de la educación superior. En la década posterior, el
crecimiento fue mayor e inclusive se dio una diversificación de temas y enfoques, como
constatan Maggi, Hirsch, Tappia y Yurén en el trabajo “Educación, valores y derechos
humanos” (en Barba, 2005). Los trabajos coinciden en señalar la necesidad de que estas
instituciones den mayor fuerza a su intencionalidad formadora en la dimensión de valores
Desde entonces, se han realizado diversos trabajos sobre ética y valores
profesionales bajo diferentes enfoques metodológicos y objetivos de investigación
(Lafarga, Pérez y Schlüter, 2000; Myyry y Helkama, 2002; Muñoz, Rubio, Palomar y
Márquez, 2001 y Pérez Castro, 2001). Por ejemplo, en un estudio realizado en la
Universidad del Pacífico de Lima, Perú, (Schmidt, 2002) se les preguntó a estudiantes y
graduados: ¿cuál es el punto de referencia que utilizas para determinar lo que es o no ético?
Al respecto, entre el 31 y 49% de los participantes contestó: “lo que está de acuerdo con
3

mis sentimientos de justicia”; también les preguntaron: ¿qué es lo que motiva a tomar
decisiones éticamente aceptables o inaceptables? En general, Schmidt (2002) encontró que
lo que motiva a los profesionales es: el código de conducta de las personas, la política
formal de la empresa donde laboran, el clima o ambiente ético de la misma, el
comportamiento de los superiores en la empresa y el comportamiento de los pares.
Schmidt (2002) concluye que en licenciatura es mejor ofrecer un curso de ética
profesional casi al final de la carrera, de esta manera, el curso puede servir a una doble
finalidad: (a) promover la formulación e integración de principios éticos en el proceso de
toma de decisiones y (b) integrar las otras materias de la carrera en búsqueda de soluciones
realistas a los problemas que pueden presentarse en la vida profesional.
Por otra parte, en México desde el año 2002 se realiza un proyecto interinstitucional
sobre ética profesional presidido por la Dra. Hirsch de la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM), el cual tiene como objetivo conocer cuáles son las actitudes y valores
profesionales de estudiantes y docentes de diversas áreas de formación. En el año 2008
colaboraban 14 universidades en el proyecto; entre ellas la Universidad Autónoma de
Yucatán (UADY). El estudio cuenta con un instrumento válido y un marco teórico en
constante construcción (Hirsch, 2003; 2005).
Como contribución a este proyecto interinstitucional, en 2008 Canto Herrera,
Guillermo y Guillermo, Imbernon, Alonzo Blanqueto, Benois Muñoz y Millet Espinosa, se
dieron a la tarea de describir las actitudes en ética profesional de 508 estudiantes y 119
profesores de posgrado de la UADY. Para tal efecto, se utilizó la sección de la escala de
actitudes en ética profesional que forma parte del cuestionario de la Dra. Hirsch. Dicha
escala está compuesta por cuatro factores: competencias cognitivas, competencias sociales,
competencias éticas y competencias sociales-afectivas.
Canto et al. (2008) compararon si existían diferencias entre las competencias que
mide la escala y el género de los alumnos y al área de estudio sin encontrar datos
significativos; asimismo quisieron saber si existía relación entre las competencias y la edad
de los alumnos, misma que no se encontró. Se realizaron las mismas pruebas con los
profesores, encontrando los mismos resultados.
4

Por último, los autores compararon las respuestas brindadas por alumnos y
profesores y una vez más no se encontraron diferencias significativas, por lo que concluyen
que alumnos y profesores comparten actitudes y creencias acerca de la ética profesional,
especialmente en lo referente a las competencias cognitivas y sociales. Sugieren
profundizar en la forma en la que los alumnos adquieren estas actitudes y creencias y
conocer el papel que el docente juega en este proceso; posiblemente esto pueda dar más luz
a la razón por la cual no existen diferencias entre alumnos y profesores.
Además, en Yucatán se han hecho otros trabajos relativos al tema de los valores. En
concreto, Sabido (2004) se dio a la tarea de determinar los valores que presentan los
estudiantes de la licenciatura en educación de la Facultad de Educación de la UADY y
encontró que el valor predominante es el social.
Del trabajo de Sabido (2004) se rescata la conclusión de que al establecer la
relevancia que tiene la formación de valores en el nivel superior, se vislumbran dos
posturas frente a la educación de los valores: la primera considera que un programa formal
de valores tendría un impacto más contundente en el desarrollo integral de la persona. La
segunda postura afirma que no se puede implantar en un individuo un motivo autónomo,
sino que cada estudiante debe descubrir aquellos valores que sean de su interés y es por
medio del modelaje de los maestros, que se vincula la formación de valores con el quehacer
de los estudiantes.
De igual forma Escalante y Morales (1996) se dieron a la tarea de conocer si los
alumnos de la licenciatura en educación de la UADY percibían a sus maestros como
modelos en la promoción de los valores plasmados en el perfil de egreso. Se concluyó que
en la licenciatura en educación existe la promoción de los valores plasmados en el perfil,
por parte de los maestros hacia los alumnos. Tales valores son: superación profesional,
tolerancia, democracia, cooperación, responsabilidad y justicia.
Como se puede observar, los temas de ética profesional y valores han sido
abarcados desde diversas perspectivas y enfoques, por lo que se han obtenido diversos
resultados. Sin embargo, falta información que integre las temáticas; por ello, es importante
obtener un estado de conocimiento más amplio que permita hacer propuestas reales con
base en las necesidades de formación de las carreras que se ofrecen en el país.
5

Esta importancia no sólo se refiere al ámbito escolar y profesional; sino que incluye
el ámbito social, ya que los profesionales son la base para el desarrollo coordinado y
sustentable de México. Específicamente, los docentes tienen parte de la responsabilidad
como agentes de cambio, ya que tienen la misión de formar no sólo en conocimientos y
habilidades, sino en actitudes y valores que correspondan a un desempeño de calidad
humana, antes que técnica.
Problema de investigación
Según Stephenson, Ling, Burman y Cooper (2001), al proporcionar un currículo
que tome en cuenta la enseñanza de valores profesionales, se espera que el maestro permita
a los estudiantes:
a) Comprender y comparar los valores propios de su quehacer laboral, así como los
valores y creencias de los otros
b) Formarse una opinión y extraer conclusiones
c) Discutir las diferencias y manejar los conflictos de manera no violenta con sus
compañeros de estudio o trabajo
d) Discutir y considerar diferentes soluciones para los dilemas personales, sociales y
morales
e) Reconocer las complejidades que implica definir lo bueno y lo malo
f) Analizar los elementos de poder y la función que cumplen quienes toman las
decisiones en la comunidad
g) Comunicar sus valores en los debates y a través de su comportamiento
h) Reflexionar en qué medida sus acciones afectan a la sociedad y a la comunidad a
la que sirven en particular
i) Mostrar responsabilidad e iniciativa
Los maestros actúan como modelos, influyen en los valores y los transmiten.
Pueden hacerlo de manera implícita o explícita, e incidir tanto positiva como negativamente
en los procesos de los alumnos relativos a la formación de valores. Por tanto, se les exige
que examinen críticamente sus propios valores y que reflejen los valores que ejemplifican a
través de sus métodos de enseñanza, de sus relaciones con estudiantes y colegas, de los
métodos de evaluación y valoración que utilizan y de la selección de contenido.
6

Asimismo, es preciso considerar el entorno de aprendizaje que construyen, la


atmósfera que crean en las aulas y las filosofías que sustentan acerca de la educación como
proceso social. Sólo cuando ha llevado a cabo un examen y una reflexión profunda en el
plano personal, el maestro es capaz de elaborar, de un modo eficaz y activo, un enfoque
crítico en la enseñanza de valores en el aula (Stephenson, et al., 2001).
Sin embargo, el reto medular de la educación contemporánea no se deriva de que los
egresados universitarios carezcan de valores profesionales, sino que los ya norman su vida,
no fueron aprendidos con seriedad, no parecen valer realmente la pena ante sus ojos, ni son
producto de una decisión consciente, reflexionada, que aprecie los pros y contras; es decir,
los egresados no son capaces de tomar decisiones que consideren los efectos que tienen
sobre uno mismo y sobre los demás (Rugarcía, 2001).
Al respecto, según Álvarez, et al. (2000), hay poco conocimiento de cómo enfocar
la formación de actitudes y valores en ética profesional en las universidades. Algunas
posturas son:
a) La del profesorado que piensa que la formación en ética profesional debe tener un
lugar determinado en un tiempo concreto
b) Los que manifiestan que la mejor manera de guiar esta educación es de forma
interdisciplinar a través del currículum de las distintas áreas, materias o disciplinas, como
un elemento de unión entre ellas
c) Los que afirman que todas las actividades de la comunidad educativa deben
enfocarse a la construcción de los valores profesionales.
Sea cual fuere la postura a tomar, un primer paso en la formación de valores es la
planificación de la intervención educativa. Para ello, primero hay que conocer las
necesidades de formación de ética y valoral teniendo en cuenta la mayor confluencia
posible de intereses, de los estudiantes, la institución y el contexto que implica su
profesión, y que sea a partir de esto que se formulen objetivos y se concrete la estructura
organizativa que los haga posibles (Álvarez, et al., 2000).
Justificación
La Conferencia Mundial sobre Educación Superior en el siglo XXI, convocada por la
UNESCO y celebrada en París en octubre de 1998, planteaba:
7

“Las instituciones de educación superior deben formar a los estudiantes para que se
conviertan en ciudadanos bien informados y profundamente motivados, provistos de
un sentido crítico y capaces de analizar los problemas, buscar soluciones para los
que se planteen a la sociedad, aplicar éstas y asumir responsabilidades sociales” (en
Martínez, 2002 p.22).
La frase anterior expresa la necesidad de reconocer la importancia del papel que
tienen las instituciones de educación superior en la formación de valores éticos,
profesionales, cívicos y personales, ya que son estos valores los que guiarán al futuro
profesional en su ejercicio posterior. Siendo los profesionales base en la sociedad, se espera
que sean personas con calidad profesional y humana.
Sin embargo, se sabe que en las universidades la ética profesional llega a ser un
buen discurso que en la mayoría de las veces no trasciende. Y no solamente los maestros y
alumnos están implicados, sino también los que se encargan de la academia y la
administración de las universidades deben estar convencidos del cambio de una cultura
organizacional desde los cimientos (Hortal, 2002).
Por ello, es imprescindible dar un espacio a la formación ética y valoral en la
planeación curricular y del mismo modo, evaluar cómo lo están haciendo y conocer cuáles
son esos valores que se están formando.
Dicho lo anterior, surge la necesidad de entender el proceso de formación que están
teniendo los Licenciados en Educación, ya que al ser éstos futuros formadores y creadores
de planes y programas de estudio, es indispensable contar con información que pueda
brindar, por una parte, una base para la elaboración de un código ético y, por otra parte, una
propuesta educativa basada en las experiencias reales de estudiantes y profesores.
Cabe mencionar que debido a que el perfil profesional de un licenciado en
educación es amplio, para finalidades del estudio, sólo se analizará la parte del licenciado
en educación como futuro docente.
Propósito del estudio
El propósito de este estudio es entender el proceso de formación de actitudes y
valores en ética profesional. Para esto, es necesario explorar qué valores y actitudes éticas
están presentando los futuros Licenciados en Educación y sus profesores, para
8

posteriormente indagar sobre la percepción de estudiantes y profesores sobre la formación


de estos valores y actitudes, lo cual ayudará a comprender este proceso.
Objetivos de la investigación
Se propone la consecución de los siguientes objetivos de investigación:
1. Describir qué actitudes y valores en ética profesional tienen los estudiantes de los
diversos grados de la Licenciatura en Educación de la Universidad Autónoma de
Yucatán (UADY).
2. Describir qué actitudes y valores en ética profesional tienen los profesores de los
diversos grados de la Licenciatura en Educación de la UADY.
3. Explicar el proceso de adquisición y desarrollo de las actitudes y valores en ética
profesional, desde la perspectiva de los estudiantes.
4. Explicar el proceso de formación de las actitudes y valores en ética profesional,
desde la perspectiva de los profesores.
5. Analizar el proceso de formación de valores con la integración de ambas
perspectivas.
Delimitación
Se pretende que los resultados de este estudio sirvan como una revisión general
sobre el proceso de formación de actitudes y valores en ética profesional. Asimismo, se
espera que la información derivada del mismo, brinde la base para realizar propuestas de
formación actitudinal y valoral, que estén acordes con las necesidades y expectativas de los
actores de la institución.
Los resultados obtenidos son aplicables únicamente a la institución y a la población
específica donde se realizó el estudio, por lo que es importante no hacer generalizaciones
indiscriminadas para poblaciones que no cuenten con características similares a la de esta
investigación.
9

Capítulo dos
Marco referencial
A continuación se expondrán las bases teóricas sobre las cuales descansa el presente
estudio. En este capítulo se revisarán las conceptualizaciones de las variables de estudio
como son la formación profesional y la formación de los licenciados en educación. Se
expondrá lo que se entiende primero por ética, después lo que se tomará como ética
profesional y por formación de actitudes y valores en ética profesional, así como el papel
del docente en el proceso de formación profesional como parte medular del estudio. Para
finalizar, se presenta una breve revisión y análisis de las últimas investigaciones realizadas
en nuestro país y en el extranjero.
Formación profesional
El origen del término profesión tiene un sentido religioso, referido a la profesión de
votos que constituía la toma del estado clerical. Antes del siglo XVI, la profesión era el acto
que realizaba aquella persona que iniciaba una nueva vida en una orden eclesiástica. Para
Max Weber, en la palabra profesión hay cuando menos una reminiscencia religiosa, la idea
de una misión impuesta por Dios. Este sentido lleva consigo una dimensión ética: la
decisión libre y abierta de quien profesaba en la vida religiosa llevaba consigo una
obligación moral de seguir los dictados establecidos para regular la nueva vida (Altarejos,
Ibañez-Martín, Jordán y Jover, 1998).
Se remite a Lutero el sentido moderno de profesión, al cambiar la referencia directa
a Dios en la vida contemplativa religiosa, por la proyección al trabajo en el mundo. Lutero
empieza a utilizar el término breuf (profesión) para traducir vocatio (llamamiento) y opus
(trabajo) (Altarejos, et al., 1998). El nuevo sentido que da Lutero a profesión pretende la
desvinculación de la profesión religiosa de la vida monástica.
De manera más puntual, el concepto de profesión surge cuando aparece la
organización y división del trabajo, así como la organización de los servicios. A partir de su
surgimiento, las profesiones han estado en constante cambio y, actualmente, se reconoce
que los estudios superiores que por principio deberían capacitar para el desempeño
profesional, en realidad sólo introducen al aprendizaje real del ejercicio de la profesión
(Altarejos, et al., 1998).
10

El término profesión es difícil de definir ya que es muy complejo; denota rigor,


competencia, mejora en el trabajo y satisfacción del cliente. Asimismo, puede indicar un
estatus social y una cuantificación de la calidad del trabajo (Altarejos, et al., 1998). Otros
autores como Krishnaveni y Anitha (2007) definen profesión como una ocupación que
requiere de una amplia educación y requisitos formales.
Ya desde los tiempos de Lutero se perfilaron dos elementos de la noción de
profesión que perduran hasta ahora: la vocación y la obligación. Vocación como una
llamada a ocuparse en una profesión determinada y obligación como deber aceptado
libremente en pro del desempeño de tal trabajo, que se convierte en trabajo profesional
(Altarejos, et al., 1998).
Como se puede observar, el concepto profesión implica varios términos como
vocación, educación formal, así como competencias teóricas y prácticas. Por ello, se puede
concluir que una profesión nace de la vocación de una persona a dedicarse a algún oficio,
para lo cual es deseable que reciba una educación formal donde pueda desarrollar las
competencias necesarias, tanto cognitivas, afectivas y psicomotoras para desempeñarse
satisfactoriamente en una actividad profesional.
Altarejos et al. (1998) establecen los requisitos que conforman el perfil de una
profesión desde el punto de vista de análisis sociológico, éstos son: (1) poseer
conocimientos especializados teóricos y técnicos; (2) tener estudios de un nivel superior;
(3) compromiso de actualización y perfeccionamiento de los conocimientos y habilidades
que le son propios; (4) derechos sociales como individuo y como colectivo profesional; (5)
autonomía en la actualización y (6) compromiso deontológico con la práctica profesional.
En este rubro, el papel de las instituciones de educación superior es proporcionar la
formación pertinente para que los futuros profesionales obtengan los conocimientos,
habilidades y actitudes necesarias para desempeñar un buen papel en la o las instituciones
donde llevarán a cabo su trabajo (Bolívar, 2005; Hortal, 2002). Por ello, es importante
entender y ahondar en este proceso de formación.
Por otro lado, en el aspecto económico cambió la concepción de profesional liberal
al que se retribuía su trabajo por honorarios, ya que en la actualidad la mayoría de los
profesionales están a expensas de un sueldo como empleados por cuenta ajena o como
11

funcionarios de organismos públicos. En cuanto al aspecto institucional y organizativo, el


profesional actúa dentro de cauces institucionales que marcan las pautas de lo que tiene que
hacer y de lo que se debe esperar de él (Hortal, 2002).
Esto fundamenta incluir en el currículo de la formación universitaria una formación
ética que tenga como objetivo proporcionar instrumentos y claves para tener criterios
propios y capacidad de elección, características propias de ciudadanos que participan en los
asuntos públicos (Bolívar, 2005).
Bolívar (2005) plantea distintos niveles de inserción curricular e institucional de la
ética en la vida universitaria. El nivel curricular que se refiere a los contenidos académicos
que deben ser promovidos; el institucional, examina los valores que están presentes en el
organismo y analiza qué principios morales deben formar parte de la experiencia cotidiana.
En definitiva, la universidad de forma explícita o implícita es un actor principal
en la construcción del universo valorativo, que rige creencias, conductas y actitudes. Por lo
tanto, debe asumir la responsabilidad de contemplar la incorporación de contenidos éticos
propios para cada profesión; de forma que el futuro profesional, además de lograr ser un
experto en su materia, estuviera en condiciones de actuar con base en criterios éticos
(Martínez, 2002).
Formación de los futuros educadores
El oficio de educar tiene una larga tradición. Lleva siglos realizándose y aunque
cambia en cuanto a los individuos, contextos y épocas históricas, hay ciertos aspectos que
se mantienen. La constante más relevante se refiere a la capacidad para diseñar y organizar
tareas para que todos los alumnos puedan aprender los conocimientos, habilidades,
competencias y actitudes que la sociedad ha legitimado como los válidos de aprender
(Sacristán, 1994).
Según Sacristán (1994), este oficio es social porque es compartido por un grupo de
sujetos que poseen una formación común, trabajan en una misma institución y están sujetos
a reglas comparables (currículo, planes y programas de estudio, normativas institucionales).
Esto hace que las representaciones o prácticas de cada profesor, adquieran sentido en
relación con esta situación colectiva en que realizan su trabajo.
12

En la actualidad, el desarrollo social impone nuevas pautas a la educación.


Educación y desarrollo son dos categorías que interactúan de tal manera que se
complementan, ya que no sería posible hablar de desarrollo social sin tener en cuenta el
desarrollo educacional, y este último no sería viable sin una política que condicione su
evolución (Pérez Sarduy, Valiente Sandó y Velázquez León, s. f.).
Específicamente, la educación superior se enfrenta a una serie de desafíos en un
mundo que se transforma, por ello debe revisar su misión y redefinir sus tareas, en especial
aquellas que se relacionen con las necesidades de la sociedad en materia de aprendizaje y
superación continua.
Un punto clave de la educación superior es destacar las tareas de las universidades;
para ello, se requiere llevar a cabo esfuerzos para elevar la formación pedagógica de los
profesores, lo cual tributará en una mejor preparación de los egresados universitarios
(Arellano Baxmann y Cerda Taverne, 2006).
De acuerdo con Arellano Baxmann y Cerda Taverne (2006), para que la universidad
pueda cumplir sus tareas académicas, laborales e investigativas requiere de profesores
preparados, que sepan el contenido científico así como lo que necesita la sociedad. De aquí
surge la necesidad de que en la universidad se enseñe a los profesores a educar, para que los
estudiantes aprendan a aprender.
Asimismo, la formación integral del profesional exige la concepción de un nuevo
papel del estudiante en el proceso de aprendizaje en la universidad: el del sujeto
responsable de su formación profesional. Es decir, un estudiante que transita gradualmente
hacia niveles superiores de autonomía en el proceso de formación profesional con la
orientación del profesor (González Tirados y González Maura, 2007).
La preocupación por la calidad de la educación ha llevado a considerar el papel que
desempeña el docente en este proceso educativo. Aunque éste es complejo y multifactorial,
la participación del maestro tiene un impacto fundamental, de manera que puede superar
algunas limitaciones propias del entorno o del medio escolar (Bustamante Rojas, 2006).
Según Menéndez (1962) la responsabilidad del profesor comprende tres rubros; uno
es ante la sociedad escolar, cuyo deber como educador es amar y comprender; otro ante la
13

sociedad civil que dicta que al menos debe de enseñar, por último, el deber ante la familiar,
el cual es de educar.
El primer rubro se refiere a la necesidad de los estudiantes a ser tratados como
personas, con respeto y a ser considerados como parte activa del proceso enseñanza-
aprendizaje. El segundo rubro se refiere a que la sociedad tiene derecho a exigirle al
profesor una debida preparación académica, cultural y psicológica que le permita conocer a
sus alumnos, así como ser consciente de su ejercicio profesional y de su participación en
asociaciones profesionales y deberes sindicales.
Por último, el tercer rubro se refiere a la responsabilidad del educador con la familia
que se refiere a la apertura de canales de información, de modo que se convierta en una real
educación integral, por medio de la cooperación entre padres y profesores.
Es importante que se consideren estos tres rubros en la formación de valores y
actitudes en ética profesional, independientemente si se sigue un código ético o no. Pero si
se reflexiona y se toma consciencia de estos aspectos, entonces se habrá ganado un paso en
la formación de los futuros educadores.
Al respecto, se espera que los profesores tengan competencias tales como la
autonomía, el profesionalismo y la capacidad como parte de su perfil. No obstante, la
realidad muestra debilidades en el profesorado respecto a dichas capacidades, así como
otros recursos didácticos y pedagógicos, por razones que van desde su formación hasta su
socialización en un sistema escolar. Los docentes son ajenos a la información y al debate en
torno a los grandes temas de la educación, a las políticas educativas nacionales e
internacionales que definen su papel y perspectivas presentes y futuras (Bustamante Rojas,
2006).
De hecho, uno de los problemas en la formación de los educadores es que no saben
reflexionar acerca de las prácticas pedagógicas que llevan a cabo, esto ocurre porque están
motivados en primer lugar por el afán de obtener resultados, o mantener ocupados a los
alumnos. En síntesis, falta reflexión y crítica en la práctica educativa, la conciencia del
papel social y cultural que lleva consigo ejercer la docencia, así como la inquietud por
trascender. Pero eso se aprende.
14

La formación docente no puede ser una mera revisión de fórmulas didácticas o un


adiestramiento en disciplinas específicas. Tiene que ser el espacio que atienda la inquietud
del profesor por trascender, en donde pueda reflexionar acerca de su labor y confirmar su
compromiso con el aprendizaje de sus alumnos. También es importante que el docente
pueda aclarar su postura respecto de la problemática educativa así como su papel en la
dinámica social (Bustamante Rojas, 2006).
González Tirados y González Maura (2007), plantean que el proceso de formación
docente tiene lugar a lo largo de la vida del profesor y constituye una expresión del
desarrollo de su personalidad, con la participación activa y reflexiva del profesor. Este
proceso, que inicia en los estudios universitarios, se ocupa del desarrollo de capacidades
cognitivas, afectivas y motivacionales de la personalidad del profesor que le permitan una
actuación profesional ética y responsable.
Entre los rasgos que caracterizan el proceso de formación de profesores se pueden
mencionar: (a) su carácter orientado hacia la política educacional, (b) su carácter
permanente y (c) es generalmente institucionalizado.
El desempeño de la docencia en la actualidad, es complejo. Los cambios
paradigmáticos en la enseñanza y en los roles que desempeñan profesores y estudiantes en
el proceso de enseñanza-aprendizaje han vuelto obsoleta la concepción tradicional de la
formación instrumental, la que se realiza a través de cursos en los que el profesorado se
apropia de conocimientos y habilidades didácticas que le permiten transmitir conocimientos
a sus estudiantes. Por tanto, se impone una concepción diferente de la formación docente
(González Tirados y González Maura, 2007).
Según González Tirados y González Maura (2007), la concepción del profesor
como transmisor y del estudiante como receptor de conocimientos, es sustituida por la
concepción del docente como orientador. Así, el profesor es un guía que acompaña al
estudiante en el proceso de construcción no sólo de conocimientos, sino también en el
desarrollo de habilidades y valores asociados a un desempeño profesional eficiente, ético y
responsable.
El docente transmisor del conocimiento, gestor de información y modelo educativo,
ha de compartir con el estudiante conocimientos, vivencias, experiencias y reflexiones
15

respecto a los contenidos de enseñanza en un ambiente de diálogo, tolerancia, intercambio


y respeto que propicie la participación y el compromiso del estudiante en el proceso de
aprendizaje. En este punto, el alumno pasa de ser mero receptor de la información a ser
actor en el aprendizaje (González Tirados y González Maura, 2007).
Asimismo, el docente como orientador, ha de ser capaz de diseñar situaciones de
aprendizaje que potencien en el estudiante la construcción autónoma y responsable de
conocimientos, valores y habilidades profesionales en un ambiente de participación y
diálogo.
Para ello, el docente ha de contar con las competencias didácticas, la motivación y
el compromiso profesional que le permitan desarrollar sus clases a través de metodologías
participativas que ayuden a vincular la teoría con la práctica profesional en un contexto de
diálogo. Para lograr lo anterior, será necesario emplear métodos y técnicas de evaluación
que centren la atención en el estudiante como sujeto de aprendizaje (González Tirados y
González Maura, 2007).
Sin embargo, según Bustamante Rojas (2006), existe una gran cantidad de factores
que influyen en la labor del maestro y sus resultados. Algunos factores son condiciones del
contexto como aspectos socio-económicos, culturales y físico-geográficos. Otros son
particulares de la institución como la infraestructura, los recursos y el clima organizacional.
También influyen condiciones propias del currículo como la estructura del plan de estudios,
la calidad de los programas, el sistema de evaluación, los textos y los recursos didácticos.
No obstante los factores antes señalados, es importante enfatizar que en gran medida
la labor del docente depende de su formación: el conocimiento pedagógico adquirido, el
dominio de las materias que va a impartir, las destrezas de comunicación y el dominio de
los aspectos técnicos en relación con la enseñanza (Bustamante Rojas, 2006).
Por ello, es importante revisar planes y programas de estudio, así como las
estrategias docentes y las habilidades y actitudes que se están desarrollando en los futuros
docentes.
Según Bustamante Rojas (2006), para la preparación de docentes se puede recurrir a
diversos métodos o técnicas como: el estudio de casos, las metáforas, los portafolios de
tareas, los grupos de estudio, la realización de proyectos, la elaboración de autobiografías y
16

la revisión de biografías de educadores conocidos, la implementación de investigación-


acción.
Además, pueden incorporarse otras técnicas, como las conferencias, tutorías,
pasantías, talleres, entrevistas, mesas redondas, debates, seminarios, así como el empleo de
diferentes medios audiovisuales.
Por otra parte, Cáceres (s. f.), plantea seis modelos de formación del profesorado. El
primero es el modelo de formación permanente del profesorado, en el cual define la
formación permanente como el proceso que mejora los conocimientos referentes a la
actuación, las estrategias y las actitudes de quienes trabajan en las instituciones educativas.
El segundo modelo es el de formación orientada individualmente, que se caracteriza por ser
un proceso en el cual los mismos maestros y profesores son los que planifican y siguen las
actividades de formación que consideren puedan facilitar su aprendizaje.
El tercer modelo que postula Cáceres (s. f.), es el modelo de observación-
evaluación, el cual se caracteriza por dirigirse a responder a la necesidad del docente, saber
cómo está afrontando la práctica diaria para aprender de ella. El cuarto modelo es el de
desarrollo y mejora de la enseñanza, que tiene lugar cuando los profesores están
implicados en tareas de desarrollo curricular, diseño de programas, o en la mejora general
de la institución y tratan de resolver problemas generales o específicos relacionados con la
enseñanza.
El quinto modelo que bosqueja Cáceres (s. f.), es el modelo de entrenamiento, en
donde los objetivos, el contenido y el programa le establecen la administración o los
formadores, aunque hay algunas propuestas que implican a los participantes en la
planificación inicial del programa.
Por último, el sexto modelo, el indagativo o de investigación, requiere que el
profesorado identifique un área de interés, recoja información y basándose en la
interpretación de estos datos, realice los cambios necesarios en la enseñanza.
Cáceres (s. f.) detalla las diferentes etapas del proceso de formación pedagógica;
éstas son: (a) iniciación docente, (b) adiestramiento docente, (c) formación pedagógica por
niveles y (d) formación académica investigativa.
17

En cada uno de los niveles se brinda especial atención a la participación en eventos


pedagógicos para potenciar el intercambio académico con otros profesores y contraponer
sus ideas, creencias, opiniones sobre el perfeccionamiento de la labor docente de la
Educación Superior (Cáceres, s. f.).
La propuesta de formación pedagógica de Cáceres (s. f.), tiene las siguientes
características:
a) Uso del diagnóstico pedagógico
b) Carácter participativo de los profesores
c) Empleo del sistema de principios didácticos de la educación superior
d) Integración del trabajo individual al de grupo
e) Intercambio permanente de experiencias entre los profesores
f) Retroalimentación constante
g) Identificación con la profesión
h) Impacto del programa impartido.
Sin embargo, la característica esencial de la propuesta de Cáceres (s. f.), es la
satisfacción de las necesidades de aprendizaje personal, social e institucional a partir de la
estructuración de programas de formación pedagógica en diferentes modalidades, los cuales
están dirigidos a los profesores universitarios y por ende, a mejorar la calidad de la
formación del estudiante.
Lo anterior requiere un compromiso, una toma de posición por parte del profesor
respecto a las alternativas de las distintas metodologías docentes disponibles, ya que es el
docente quien decide lo que los alumnos necesitan para formar parte de la estructura social
desde su labor particular.
El compromiso social de la educación y del educador, debe revalidarse,
reconceptualizarse. El docente como agente primordial del proceso educativo, debe definir
un compromiso profundo y permanente con sus alumnos y con su práctica, de manera que
responda a lo que la realidad le demanda en favor de la formación de éstos; compromiso
que implica una toma de conciencia y trae como resultado una acción pedagógica centrada
en la situación formadora (Bustamante Rojas, 2006).
18

El quehacer cotidiano del docente, descansa sobre la base de concepciones,


creencias, conocimientos implícitos y/o explícitos que es necesario asumir lo más
conscientemente posible para que se haga efectiva la transformación de las prácticas
docentes (Arellano Baxmann y Cerda Taverne, 2006).
Los profesores que serán los responsables del aprendizaje de sus alumnos, son a su
vez aprendices de otros profesores, de los que van a recibir las nociones que les van a
permitir crear sus propias concepciones respecto de su labor docente y su papel social. Por
lo tanto, es primordial que se reflexione acerca de sus procesos de formación (Bustamante
Rojas, 2006).
Por ello se afirma que el trabajo cotidiano del docente es interactivo. El profesor
trabaja con sujetos y su función es crear las condiciones propicias para que los alumnos
logren aprendizajes que les permitan integrarse de una manera proactiva al mundo en el que
les toca desenvolverse.
Según Tardif (2004), enseñar es actuar con otros seres humanos y en esas
interacciones, se produce un juego sutil de conocimientos, reconocimientos y papeles
recíprocos, modificados por las expectativas y las perspectivas negociadas entre el profesor
y sus alumnos.
El trabajo que realiza el docente en el aula, no es sólo una aplicación de
conocimientos producidos por otros, sino un espacio de producción, transformación y
movilización de saberes que le son propios.
Según Arellano Baxmann y Cerda Taverne (2006), el saber pedagógico se moviliza
y puede reestructurarse si se producen procesos de diálogo entre docentes, que tienden al
intercambio de saberes y experiencias y si se realizan sobre ciertos referentes y criterios de
calidad. Este tipo de diálogo da cabida a que los involucrados den curso a procesos de
reflexión que permiten apoyar los procesos de apertura, de visualización de otras formas de
hacer las cosas, de aprendizaje con otros.
Entonces, se puede decir que el saber del oficio se puede transformar a partir del
diálogo y reflexión que realizan grupos de docentes acerca de su práctica cotidiana. Para
que este diálogo contribuya a cambiar percepciones y conceptualizaciones es necesario que
19

se realice en forma sistemática y que este muy apegado a la práctica cotidiana (Arellano
Baxmann y Cerda Taverne, 2006).
Lo anterior, supone la posibilidad de hacer preguntas específicas relativas a acciones
pedagógicas recurrentes, ya que a partir de ellas será posible tomar conciencia del origen de
la forma de hacer las cosas y de sus efectos en la formación de los alumnos. Esta forma de
proceder permite cuestionar el propio quehacer y considerar otras alternativas que se
puedan conocer mediante el intercambio con pares (Arellano Baxmann y Cerda Taverne,
2006).
Por lo tanto, es necesario potenciar la reflexión crítica en la formación de los
profesores, e inducir a que éstos desarrollen competencias para tomar decisiones frente a
procesos en los que sean capaces de diagnosticar de manera profesional, sobre la base de la
experiencia profesional.
Ética
Para comprender el concepto de ética profesional es necesario primero definir de
dónde surge. Hay en todos los hombres ideas morales: bueno, malo, virtud, vicio, lícito,
ilícito, derecho, deber, obligación, culpa, responsabilidad y demérito, entre otras, son
palabras que emplea tanto el ignorante como el sabio en todos tiempos y países, ya que éste
es un lenguaje perfectamente entendido por todo humano (Balmes, 2000).
Las ideas morales se presentan como reglas de conducta prácticas. Uno de los
elementos de la moral, es el bien. Al respecto, Aristóteles en su libro La Gran Moral,
plantea que no es posible hablar del bien en su totalidad desde ninguna ciencia, ya que éste
se encuentra en todas las categorías: en la sustancia, en la cualidad, en la cantidad, en el
tiempo, en la relación, en el lugar, en todas sin excepción. Pero en cuanto al bien que sólo
se refiere a un momento dado, por ejemplo en la medicina, sólo el médico conoce el
momento en que es preciso hacer una amputación. Cada uno en su esfera conoce el
momento que es bueno para todo aquello que le concierne. El bien relativo al tiempo es un
bien común a todas las ciencias.
Según Aristóteles, si se echa una mirada sobre todas las ciencias, se verá, por
ejemplo, que no es una ciencia que hace la casa y otra ciencia la que la hace buena, sino
que es la arquitectura la que hace ambas cosas. El mérito del arquitecto consiste
20

precisamente en hacer bien la obra que ejecuta y lo mismo sucede en todas las demás cosas.
Al observar a un hombre virtuoso, sólo se debe juzgarle por sus acciones, porque es
imposible ver directamente la intención que pueda tener.
Al hablar de la expresión virtud, se define el carácter de un hombre virtuoso: la
honestidad unida a la bondad y a la belleza moral. Para Aristóteles, el hombre honesto y
bueno es aquel que aspira a la adquisición de los bienes absolutos y para quien las cosas
absolutamente bellas son las cosas que trata de realizar. Pero el hombre para quien los
bienes absolutos no son bienes, no es honesto y bueno, en la misma forma que no está sano
el hombre para quien las cosas sanas, no lo son. Verdaderamente honesto y bueno sólo es
aquel que no se deja corromper por los bienes, como la riqueza y el poder.
Asimismo, Balmes (2000) afirma que la contracara de la virtud es el vicio. Vicio es
el hábito de obrar mal. Para ser virtuoso, no basta ejecutar una acción buena; es preciso
tener el hábito de obrar bien, así como por un acto malo se hace el hombre culpable, más no
vicioso. Gadamer (1985) rescata el término prohairesis, el cual fue utilizado por Aristóteles
para describir la capacidad del ser humano para decidirse ante las alternativas de actuar que
se le ofrecen, es decir, la capacidad que tiene de buscar la virtud o el vicio.
En este punto, Balmes (2000), hace una observación: no hay moralidad ni
inmoralidad cuando no hay conocimiento: nadie ha culpado jamás a una piedra, aunque con
su caída haya producido un desastre. Este conocimiento debe ser superior a la percepción
sensorial. La moral exige un conocimiento de relaciones capaz de comparar los medios con
los fines. Cuando esto falta, hay acciones provechosas o nocivas, pero no morales o
inmorales. De esto se infiere que otro elemento de la moralidad, es la inteligencia del que la
ejerce.
Pero esta inteligencia no se refiere a un puntaje obtenido en una prueba
estandarizada, sino a aquélla que le permite al ser humano conocer la moralidad de las
acciones, es decir, que haga consciente las consecuencias de sus actos los dirija hacia un
bien común. Aunado a esta inteligencia, se requiere que los seres humanos tengan la
capacidad de conocer y decidir libremente acerca de las acciones que han de cometer. Por
ello, la libertad es uno más de los elementos que encierra la moralidad.
21

En el universo todo tiene un orden, pero ese orden no puede mutilar la naturaleza
racional del hombre, despojándolo de su libre albedrío. El que sabe la pena en que incurre
si falta a sus deberes, tiene limitada su acción por la influencia del temor; el que espera una
recompensa de su obra, está atraído por el deseo del premio. Ambos motivos, el repulsivo
y el atractivo, aunque puedan ejercer más o menos influencia sobre la voluntad, la dejan
siempre libre: uno puede cometer el delito sufriendo la pena; y el otro puede omitir la buena
acción renunciando al premio (Balmes, 2000).
Según Balmes (2000), los inanimados se perfeccionan sujetándose pasivamente a
leyes necesarias y los irracionales, aunque obran por un impulso propio, no conocen lo que
hacen, pues su percepción se limita a lo meramente sensible. Pero el ser dotado de razón y
de libre albedrío es dueño de su misma espontaneidad, puede usarla de diferentes modos y
por lo tanto, necesita conocer ciertas reglas que dirijan su conducta para mejorar las
condiciones de su desarrollo moral.
Una vez establecido que para conocer y vivir en la moralidad es necesario el bien, la
inteligencia y la libertad, surge otra pregunta: ¿será posible establecer la moralidad, en la
utilidad de todos; es decir, en la medida en que lo que conduzca al bien común algo se
puede considerar moral y lo que vaya en contra se suponga inmoral? La respuesta es no; no
es necesaria la sociedad para que existan y se apliquen las ideas morales; una persona
inteligente aunque estuviera sola en el universo, tendría sus deberes para consigo; desde el
momento que hay inteligencia y libertad, existe el orden moral.
A su vez, la perfección de la sociedad se debe a la organización para el desarrollo
simultáneo y armónico de todas las facultades del mayor número posible de los individuos
que la componen. En el hombre hay inteligencia, cuyo objeto es la verdad; hay voluntad,
cuya regla es la moral; hay necesidades sensibles, cuya satisfacción constituye el bienestar
material. En la medida que estas facultades sean desarrolladas por los hombres, la sociedad
será mejor. Un pueblo inteligente, pero sin moralidad ni medios de subsistir, no se podría
llamar perfecto; dejaría mucho que desear el que fuese moral, pero al mismo tiempo
ignorante y pobre; y aún más si abundando de bienestar material, fuese inmoral e ignorante
(Balmes, 2000).
22

Hasta este punto, se han revisado los elementos básicos de la moral; sin embargo,
aún falta distinguir cuál es su relación con la ética y de dónde nace esta.
Al respecto, Maturama y Pörksen (2004) hacen la distinción entre ética y moral.
Estos autores plantean que un moralista aboga por el cumplimiento de reglas; ya que éstas
son para él un referente externo destinado a dar autoridad a sus afirmaciones. Sin embargo,
le falta la conciencia de la propia responsabilidad. Siguiendo esta idea, el que actúa como
moralista no percibe al otro porque está concentrado en el cumplimiento de reglas e
imperativos, sabe con certeza lo que hay que hacer y cómo tendrían que comportarse los
demás. En cambio, el que actúa éticamente percibe al otro y se preocupa de las
consecuencias que las propias acciones podrían tener para su bienestar.
El planteamiento de Maturama y Pörksen (2004) parece estar en contradicción con
el de Balmes (2000), ya que como se mencionó anteriormente, para Balmes la moral
empieza en cada persona, pero con el fin de crear una sociedad que sea mejor para cada uno
de sus integrantes.
Por otra parte, Savater (1991) menciona que la moral, por su significado
etimológico mores, está relacionada a las costumbres y es el conjunto de comportamientos
y normas que los hombres aceptan como válidos. Sin embargo, hay costumbres que pueden
ser malas, o “inmorales”, por muy ordenadas que se presenten. Asimismo, este autor
plantea que la ética es la reflexión acerca de por qué dichos comportamientos y normas se
consideran válidos. La ética es personal, no existe en el inconsciente colectivo de las
personas y no tiene nada que ver con los castigos ni los premios repartidos por la autoridad,
argumento que concuerda con el presentado por Balmes (2000).
Por su parte, García López (2006) define la ética como un término que se aplica a la
conducta libre y responsable de una persona. También se refiere a ella como una disciplina
filosófica que investiga la conducta humana orientada hacia el bien. Según esta autora, la
ética propone el cuadro de principios y valores básicos que han de servir de referencia para
que las personas puedan estructurar el proceder habitual en todos los órdenes, como por
ejemplo, el principio y valor de la justicia, aplicable a todas las relaciones humanas.
A diferencia de otros seres vivos o inanimados, los hombres pueden inventar y
elegir su forma de vida. Se puede optar por lo que lo bueno o conveniente, frente a lo que
23

parece malo e inconveniente. De modo que parece prudente fijarse bien en lo que se hace y
adquirir un modo de vida que permita un bienestar a sí mismo y sus semejantes. A ese saber
vivir, o arte de vivir es lo que Savater (1991) llama ética.
Existen diversas perspectivas de la ética y la moral, tantas como autores se revisen,
por lo tanto en el presente trabajo se considerará a la moral como un espectro más amplio
que la ética, la cual es la manera de conducir nuestras acciones y la actitud que tomamos
ante ellas. Por su parte, la ética es una serie de normas y principios que cada ser humano
aplica en momentos determinados de su existir.
Al mismo tiempo, la ética también se encuentra relacionada con la política en el
sentido de que quien desee una vida buena para sí mismo, también debe desear que la
comunidad política de los hombres se base en la libertad, la justicia y la asistencia,
siguiendo la línea de Maturama y Pörksen (2004) de que la ética busca el bien social. La
democracia moderna ha intentado a lo largo de los dos últimos siglos establecer unas
exigencias mínimas que debe cumplir la sociedad política: los llamados derechos humanos
cuya lista es hasta la actualidad, un catálogo de buenos propósitos más que de logros
efectivos. Insistir en reivindicarlos al completo, en todas parles y para todos, sigue siendo la
única empresa política de la que la ética no puede desentenderse (Savater, 1991).
La discusión sobre la moral y la ética, así como el terreno que a cada una le
corresponde queda abierta a otros espacios. Por lo pronto, se han expuesto brevemente
diversas opiniones y planteado la propia. Una vez que hemos tocado el tema general de la
ética, pasemos a revisar una rama específica de ésta: la ética profesional.
Ética Profesional
Tanto la ética general de las profesiones como las éticas correspondientes a cada
profesión, son éticas que en sus principios y directrices buscan el bien de los clientes o
usuarios de los servicios, de la sociedad y de los propios profesionales.
La ética general de las profesiones propone unos principios válidos para todas las
profesiones: dignidad y derechos humanos, justicia, autonomía, beneficencia y
responsabilidad profesional (Hortal, 2002). Asimismo, las éticas profesionales aplican los
principios de la ética general de las profesiones a un campo de actividad profesional
determinado (medicina, abogacía, educación, trabajo social, entre otros), asumiendo
24

también como principios para el proceder ético los criterios científicos y la experiencia de
las buenas prácticas en el proceder profesional (García López, 2006).
De hecho, la ética profesional está fuertemente relacionada con la deontología
laboral y a su vez, hace uso de los códigos deontológicos. Un código deontológico es un
código de conducta profesional el cual es una propuesta racional y metódica de normas para
la actuación éticamente correcta en el ejercicio de una profesión, elaborada desde la ética
profesional correspondiente y promulgada por quienes tienen autoridad para ello (Hortal,
2002).
Según Hortal (2002), un código deontológico cumple con las siguientes funciones:
(1) brinda identidad a la profesión mediante la uniformidad de la conducta ética, (2) regula
la actividad profesional por medio de criterios éticos, (3) expresa e informa los principios y
valores éticos de la profesión, dando a la sociedad de los comportamientos que puede
esperar de esos profesionales, (4) restringe el mal proceder profesional y (5) protege a la
profesión.
En los años sesenta se empiezan a presentar situaciones en las ciencias médicas que
hacen que se empiecen a plantear cuestiones sobre la ética profesional, gracias a los
adelantos tecnológicos. Sin embargo, los cursos sobre ética profesional los brindaban
filósofos, que enseñaban a los estudiantes sobre teoría moral, pero dejaban un espacio
grande sobre la práctica profesional con la que se tendrían que enfrentar todos los días
(Davis, 1999).
Según Davis (1999) en 1980, el Centro de Recursos Éticos entrevistó a 105
corporaciones que contaban con códigos éticos, el 58% contaban con códigos éticos de
menos de cuatro años de creación, para 1990 que se replicó el estudio, se identificó 1,700
compañías con códigos éticos. Como se puede observar, en la década de los noventa, se
incrementó el número de instituciones que vio la necesidad de contar con un código que rija
en quehacer de sus profesionales.
La realidad sociocultural y económica actual necesita de buenos profesionales. Pero,
como afirma Martínez (2002) para ser un buen profesional no es suficiente ser un
estudiante con un buen expediente académico. Es necesario también ser una persona con
capacidades y actitudes abiertas a los cambios, capaces de aprender autónomamente,
25

preocupados y dedicados a la investigación, a la actualización y a la transformación


sociocultural de nuestro entorno, procurando alcanzar grados progresivos de justicia y
solidaridad.
Por ello, hay que procurar desde la universidad, fomentar en los estudiantes la
capacidad de conocer su profesión desde diferentes aspectos y profundizar en la formación
de valores implicados en el futuro ejercicio profesional. Para esto, es necesario que se
revise la formación de los profesionales, en al menos dos campos: (1) la preparación para el
ejercicio profesional y (2) la formación o educación ética, para que esa preparación teórico-
técnica suponga un ejercicio profesional responsable, que conlleve beneficios para la
comunidad (García López, 2006).
Así pues, independientemente de la carrera elegida, todo futuro profesional tendría
que tener la oportunidad de que el sistema le ofrezca desarrollar su sensibilidad moral,
adquirir conocimientos de valores relevantes y desarrollar su autonomía.
La economía globalizada requiere competitividad y ésta se plantea y se intenta
resolver partiendo de la calidad en la organización, la producción y los servicios. Como
consecuencia del quehacer profesional, se desarrollan diversos sistemas y prácticas para
mejorar el trabajo y el servicio que se presta, pero el punto de partida de la calidad se
encuentra en la configuración profesional de las tareas realizadas (Altarejos, et al., 1998).
Para afrontar este reto, es necesario introducir cambios en la manera tradicional de
impartir las clases. Pasar de una estructura de trabajo competitivo e individualista, a una
organización basada en el trabajo cooperativo del alumnado es una alternativa que cobra
fuerza en la investigación y en las propuestas educativas que intentan dar respuesta a los
principales problemas que la educación plantea actualmente: conciliar diversidad e igualdad
(García López, 2006).
A continuación, se revisará el papel de las instituciones y los docentes en la
formación de las actitudes y valores en ética profesional.
Formación de actitudes y valores en ética profesional
Hasta hace algunos años hablar de ética en la educación era prácticamente un tabú,
pues se relacionaba con aspectos religiosos. Hoy muchos países se preocupan por
restablecer valores perdidos y por conocer los valores que rigen la vida de sus ciudadanos.
26

Según Zárate (2001) un sistema de valores inestable o indiferente, como el que


presenta la sociedad actual, es consecuencia de la pérdida del sentido personal del ser
humano. Esta reflexión debe conducir a preguntarse por el quehacer pedagógico de la
escuela con respecto a valores que sean congruentes con la condición personal del hombre,
ya que la acción de educar va más allá de los procesos de instrucción y socialización.
Un elemento imprescindible de la ética profesional son los valores que van
implícitos en cada una de las personas que se preparan o ejercen una profesión. Trillo,
Rubal y Zabalza (2003) definen los valores como la disposición personal o colectiva a
actuar de manera determinada en relación con ciertas cosas, personas, ideas o situaciones.
Éstos, presentan tres componentes básicos: cognitivo, emocional y conductual y algunas de
sus características son: surgen de la experiencia, tienen una función adaptativa y son
estables, pero son susceptibles de ser modificados.
Los valores se desarrollan como resultado de la socialización, la maduración y el
desarrollo cognitivo, por ello es importante conocer este proceso, desde las etapas
primarias, hasta grados más altos en la formación educativa.
Al respecto, Allport (1977) menciona que la conciencia moral implica el desarrollo
valoral desde los 18 meses y es el lenguaje el que desempeña un papel importante en la
adquisición de valores en los primeros años de vida. Posteriormente, es por medio de la
interacción que el niño se va formando una autoimagen y con ello la conciencia va
adquiriendo un papel más predominante en la adquisición y jerarquización de valores en la
edad adulta.
Debido al ascenso del cognoscitivismo y del reconocimiento de la producción social
de la vida a través de la práctica, se ha considerado que los valores son un producto
cultural. Se puede entender la cultura como la configuración de significados que son
interiorizados por los agentes sociales y cuya reproducción implica la representación del
mundo mediante símbolos que posibilitan la comunicación, el conocimiento y la
interpretación de lo que nos rodea (Hernández y Martínez, 2001).
De acuerdo con Rugarcía (2001), los valores son lo que en el fondo mueven al
hombre y a la sociedad que lo congrega. Los valores son aquello a lo que tienden los juicios
de valor, las decisiones, las acciones.
27

Asimismo, los valores ayudan a crecer y hacen posible el desarrollo armonioso de


todas las capacidades del ser humano. Los valores están ligados a la propia existencia,
afectan la conducta, configuran y modelan las ideas, como también los sentimientos y
actos. Los valores son dinámicos, están ligados al desarrollo de la personalidad e influidos
por los procesos de socialización (Romero, 2001).
Identificar los valores como expresiones culturales implica que forman parte
fundamental de la comunicación y la organización social, así como de acciones,
conocimientos y prácticas socioeducativas; como las que se pueden encontrar en el
currículo, la organización de la escuela, el salón de clases o en las formas de relación entre
maestros y alumnos (Hernández y Martínez, 2001).
Según Stephenson, Ling, Burman y Cooper (2001), la enseñanza de valores, sea
formal o informal, sirve de estímulo para que los estudiantes desarrollen sus propios
códigos morales y se interesen por los otros. También es un espacio para que reflexionen
sobre sus experiencias y busquen el sentido de las mismas así como para que se respeten a
sí mismos y respeten los valores compartidos tales como la honradez, la veracidad y
justicia. Por último, es una oportunidad para que los alumnos emitan juicios socialmente
responsables, justificando con ellos sus decisiones y acciones.
Por tanto, Allport (1988) espera que la escuela inculque valores en las personas de
modo que les permita vivir dentro de una estructura determinada por la sociedad. La
educación en valores sucede cuando un profesor transmite lo que cree, ya que esto conduce
al estudiante al descubrimiento de sí mismo, ya que no puede instaurar motivos autónomos,
pero puede abrir canales de experiencia personal, académica y laboral de manera que los
futuros educadores comprendan la importancia de los valores y la ética profesional que
forman parte de su quehacer profesional.
Herrera (1998) presenta una clasificación de valores, sobre la cual se realizará el
análisis posterior de los resultados obtenidos en el presente estudio. La autora plantea que
los valores pueden dividirse en: a) valores morales, b) valores sociales, c) valores
intelectuales, d) valores técnicos y e) valores vitales.
28

Los valores morales de definen como aquellos que perfeccionan al hombre en sí


mismo, en su esencia como persona. Ejemplos de estos valores son: la justicia, la
templanza, la fortaleza, y la prudencia.
Los valores sociales son aquellos que perfeccionan al hombre en su relación con los
demás. Algunos ejemplos son la amabilidad, la honestidad, el servicio, la solidaridad y el
patriotismo.
Por su parte, los valores intelectuales pueden entenderse como aquellos que
perfeccionan al hombre en su aspecto, razón, intelecto, memoria. Por ejemplo, la ciencia, el
conocimiento, y la sabiduría. Asimismo, dentro de esta clase se pueden mencionar los
relacionados con el arte.
Los valores técnicos son entendidos como aquellos que ayudan al hombre a tener
mejores condiciones de vida, tales como el estudio, la organización, el trabajo y la
creatividad.
Por último, los valores vitales son los que perfeccionan al hombre en su aspecto
fisiológico, por ejemplo: la agilidad, la fuerza, la salud, el deporte, el placer y el ejercicio.
Pasando a otro punto, la educación universitaria tiene entre sus objetivos
fundamentales, formar profesionales competentes al servicio de la ciudadanía. Ésta, debe
contribuir a que los futuros profesionales desarrollen una visión y sentido ético que pueda
guiar su práctica y refleje en sus acciones un conjunto de valores.
A su vez, la enseñanza de la ética profesional promueve en los estudiantes la
reflexión sobre el servicio que prestarán a la sociedad, sus beneficiarios directos e
indirectos, sus derechos y obligaciones y los posibles conflictos que se vayan a encontrar
(Hirsch, 2004).
Pero, ¿qué valores educar para adquirir la competencia ética? Según Bolívar (2005),
una primera respuesta son los mínimos a compartir por la ciudadanía, de acuerdo con los
principios de la ética general actual, y con los valores específicos de cada profesión,
recogidos parcialmente en los códigos deontológicos.
La articulación de la ética con la formación profesional resulta un reto; sin
embargo, en el campo educativo se pueden reconocer diferentes perspectivas desde las
29

cuales lograr esa integración A continuación se revisarán algunas de estas perspectivas


(Ibarra, 2005):
Visión integral de los contenidos de enseñanza
Las actuales propuestas metodológicas de diseño curricular han integrado la
formación en competencias profesionales y la ética a través de una nueva visión de los
contenidos de enseñanza que recuperan las tres dimensiones que estructuran a la formación
integral: a) la dimensión conceptual y cognitiva (saber), b) la dimensión de la aplicación y
uso de los conocimientos (saber hacer), y c) la dimensión valorativa-actitudinal (ser).
Esta concepción, si bien acepta que los contenidos conceptuales son fundamentales
en la formación, no constituyen la totalidad del aprendizaje, puesto que el alumno también
adquiere habilidades, destrezas cognitivas y manuales, al igual que asimila valores y
actitudes que de manera implícita o explícita, se transmiten en el proceso de enseñanza-
aprendizaje.
Desde una visión holística toda competencia se plantea como un conjunto de
atributos generales (conocimientos, actitudes, valores y actividades), requeridos para
interpretar situaciones específicas y desempeñarse en ellas de manera inteligente (Rojas
Moreno, 2000). Otro aspecto relevante de esta visión es que enlaza la ética con la eficacia
al reconocer que el desempeño profesional eficiente no descansa sólo en competencias
cognitivas y habilidades, ya que la obtención de buenos resultados implican la puesta en
práctica de valores.
La formación de competencias profesionales implica aprendizajes complejos que
comprenden una preparación para aplicar adecuada, responsable y éticamente los
conocimientos adquiridos (Bixio, 2001).
Para la formación de criterios éticos es preciso el marco reflexivo que proporciona
la ética profesional, en tanto que no sólo ofrece criterios, valores y principios, sino que
también abre un horizonte que permite identificar las múltiples dimensiones de un
problema, así como el contexto y características de la situación específica; del mismo
modo, permite la toma de conciencia de las repercusiones que acompañan a la acción.
30

El cambio de paradigma: la interdisciplinariedad


Según Gómez (2007), las universidades constituyen un espacio abierto para el
aprendizaje ético ya que son centros difusores de cultura por excelencia; su tendencia
fundamental es el pensamiento crítico, la necesidad del progreso, la búsqueda del rigor y de
la verdad en todos los ámbitos y procesos, y es por ellos que busca promover esta
capacidad en los estudiantes.
Dájer Abimerhi (2006, p.6) en su propuesta para la rectoría, menciona que la UADY
está orientada a:
“enfatizar las relaciones que tienen lugar entre seres humanos diferenciados, con
razón y voluntad desarrolladas, de naturaleza constructiva, dignos de confianza en
continua y respetuosa interacción; dirigidas al desarrollo interior, a la adopción de
hábitos mentales y la conformación responsable de competencias en un proceso
modulado por los académicos”.
Sin embargo, según Batallosa Navas (1998), el paradigma positivista se ha
traducido en el ámbito educativo, en la dicotomía entre productos y procesos educativos.
Este paradigma, tiene un enfoque en productos o resultados concretos como son el índice
de aprobación y de eficiencia, el número de egresados y la cantidad de titulados con los
cuales la educación da cuenta de la función social que cumple en la sociedad.
Agrega Batallosa Navas (1998) que en esta visión no cabe la dimensión ética porque
no considera los procesos educativos que constituyen el ámbito de la formación de la
personalidad y del carácter, así como del criterio y del buen juicio ético.
La fragmentación del saber en el currículum universitario, se traduce en áreas de
conocimiento y especializaciones que se concretizan en un conjunto de asignaturas que por
lo general, se encuentran desconectadas entre sí. Lo anterior, no facilita la integración de
los conocimientos y saberes que estructuran la formación profesional, reduciendo esta
formación a la unión de conocimientos, habilidades y valores que, en ocasiones, se
contraponen.
Según Vallaeys (2002), resulta problemático que la ética converja con el modelo
positivista para enriquecer la formación, ya que este modelo plantea la separación de la
ciencia y la ética con base en una visión unidimensional del conocimiento y de la realidad
en donde la ciencia establece el ámbito de los hechos, la objetividad y la verdad; mientras
31

que la ética se encuentra relacionada a la subjetividad, los valores y principios que cada
quien puede asumir de manera personal.
Por lo anterior, la conjunción de la ciencia con la ética sólo puede ser posible
mediante la apropiación de un paradigma de pensamiento complejo, que defienda la
interdisciplinariedad que reconoce la interrelación e interdependencia de las disciplinas y
saberes; una teoría y práctica, hechos y valores (Vallaeys, 2002).
Es este marco donde la ética profesional puede asumir su dimensión
interdisciplinaria debido a que permite encontrar y articular sus vínculos y relaciones con
los otros saberes que conforman la formación profesional.
Por lo tanto, se defiende la incorporación de cuestiones éticas y la modificación o
creación de condiciones que hagan posible que el escenario de aprendizaje universitario
también lo sea de aprendizaje ético, requerirá sin duda algún establecimiento de pautas o de
un marco normativo.
Según Martínez, Buxarrais y Esteban (2002), avanzar hacia un modelo de
universidad que incorpore estrategias prácticas y contenidos de aprendizaje relacionados
con valores y actitudes en sus programas de formación, requiere que se establezcan
objetivos terminales referentes a lo ético y lo moral en sus diferentes etapas. Para ello,
deben tomar en cuenta las experiencias, los estilos de aprendizaje y el ámbito cultural de los
estudiantes (Stephenson, et al. 2001).
El planteamiento de la enseñanza de valores en una escuela puede incluir la
discusión de la necesidad de que los estudiantes, maestros y autoridades escolares reciban
enseñanza y estímulo para reflexionar críticamente, lo cual les permitirá tomar decisiones
más eficaces respecto a su propio crecimiento y a su participación en la comunidad y la
sociedad global.
Aunado a esto, es importante que se plantee la necesidad de que las autoridades
escolares proporcionen recursos para apoyar la implementación de programas generales de
enseñanza de valores (Stephenson, et al. 2001).
Del mismo modo, es importante tener en cuenta que la enseñanza de este tipo de
valores debe motivar a los estudiantes, es decir, despertar su interés y curiosidad
(Stephenson, et al. 2001).
32

De ello nace la necesidad de generar información certera que brinde la oportunidad


de implementar programas de formación valoral. A continuación, revisaremos algunas de
las investigaciones realizadas que han contribuido al crecimiento de este campo.
Investigaciones realizadas
Dentro de la gama de investigaciones realizadas acerca de la temática de los valores
y la ética profesional, se han encontrado diversos trabajos. Algunos tienen la finalidad de
describir qué valores están presentando los sujetos.
Por ejemplo, Lafarga, Pérez y Schlüter (2000) se dieron a la tarea de conocer y
describir los valores éticos que los psicólogos mexicanos juzgan que promueven en el
ejercicio de su profesión; encontrando que éstos son: respeto, responsabilidad, honestidad,
capacidad profesional y confidencialidad.
Por otra parte, Herrera, Cruz, Gómez y Ramírez (2001) se encargaron de conocer
los valores que consideran importantes los jóvenes de la Universidad Nacional Autónoma
de México, en la actualidad y a futuro. Estos autores encontraron que la variación más
importante de estos valores se observa en aquellos relacionados con la seguridad
económica, que provoca que valores vinculados a la afectividad, la igualdad y la ética, sean
desplazados.
Los autores concluyen que esta visión produce una sensación de que para conservar
el nivel de vida en el futuro, basta con realizar soluciones individuales. Estos resultados
determinan la necesidad de iniciar la promoción de una nueva axiología fundada en valores
humanos esenciales, una relación armónica entre lo individual y lo social. Los sistemas
educativos no pueden permanecer al margen, ya que el centro de la educación es la
formación humana.
Por otra parte, se encontraron investigaciones enfocadas a describir paradigmas
valorales, como lo hizo Elizondo Huerta (2001), el cual quiso conocer qué paradigmas
predominan en los programas de formación docente de tres instituciones de diferente
procedencia (México, Estados Unidos y Canadá), y en qué medida se comparten
significados comunes hacia los valores que nominalmente se presentan como equivalentes.
Elizondo Huerta (2001) encontró que en cierta medida, los valores identificados
reflejan los valores propios de la cultura en la que se desenvuelven los futuros docentes
33

entrevistados. Así, el paradigma encontrado podría dar una buena imagen de dos visiones
distintas del mundo: la Gemeinschaft (comunitario) y la Gesellschaft (asociación).
Los datos obtenidos en las redes semánticas indican que, dentro de un continuo,
México se ubica hacia el extremo de la Gemeinschaft y Estados Unidos en el de la
Gesellschaft, mientras que Canadá se encuentra en una posición intermedia. En México, los
valores se articulan en torno a nociones como comunidad, fraternidad, amor y respeto. En
Estados Unidos y Canadá se observa una tendencia mayor hacia el logro, la competencia y
el desarrollo personal, con una diferencia significativa entre ambos países.
Por su parte, Elizondo Huerta (2001) señala que las estrategias de formación valoral
deben ponderar, entre otras cosas, no sólo el conjunto de valores que han de compartirse, si
no los sentidos que cada subgrupo cultural les asigna.
También se encontraron estudios acerca de los espacios de formación valoral, como
el de Pérez (2001), que quiso rescatar la particularidad de los microeventos sociales que
caracterizan la vida en el aula. Pérez (2001) encontró que las formas de relación que se
generan en el aula, no llegan a ser contextos verdaderamente comunicativos, por lo que no
se alcanza una formación hacia valores como la tolerancia, la democracia y el sentido de
comunidad.
Pérez (2001) explica que a pesar de la buena relación que se pudo dar entre los
estudiantes de un mismo subgrupo, no se llegó al desarrollo de los valores mencionados
anteriormente, lo único que los alumnos llegaron a establecer fue una relación de
solidaridad mediada por los intereses personales y que se traducía en ayuda específica para
lograr la acreditación de los cursos.
Además, se encontraron estudios más complejos, como el de Muñoz, Rubio,
Palomar, y Márquez (2001). Estos autores se dieron a la tarea de determinar hasta qué
punto los egresados de la Universidad Iberoamericana (UIA), han internalizado valores que
los predispongan favorablemente a contribuir a la gestación de una sociedad más acorde
con los principios que la propia universidad desea promover en México.
Estos autores encontraron que las actitudes y los valores que los entrevistados han
desarrollado ante la vida, la educación, el trabajo, el dinero y el tiempo libre, tienen una
orientación individualista. De lo anterior se infiere que las experiencias que los sujetos
34

tuvieron en la universidad no fueron suficientes para que aprendieran a valorar los efectos
sociales de los comportamientos a los que se les predisponen.
Del mismo modo, Muñoz, Rubio, Palomar, y Márquez (2001), se dieron a la tarea
de conocer el perfil valoral de los egresados de algunas instituciones de educación superior
públicas y privadas. Ellos encontraron que los sujetos entrevistados atribuyen poca
importancia a compartir su tiempo y sus recursos económicos con los sectores menos
favorecidos de la sociedad. La edad y sexo de los entrevistados, son factores que modifican
en forma significativa las respuestas ofrecidas en relación con el tiempo libre que los
sujetos dedicarían a sus familias, así como las respuestas que se refieren a los ingresos
adicionales que se destinarían al consumo o a la inversión.
Además, estos autores quisieron conocer cuáles fueron las circunstancias en que
tuvo lugar el proceso de socialización de los egresados a través de las diferentes etapas de
su desarrollo personal y qué agentes y acontecimientos tuvieron mayor importancia a lo
largo del mismo. Respecto a esto, encontraron que en el horizonte axiológico de los
egresados ocupan un lugar sobresaliente los valores relacionados con el logro y el éxito
familiar y personal, a la luz de una ética basada en el esfuerzo, la honestidad y la
superación personal.
Por otra parte, es muy probable que la influencia que puede ser atribuida a la edad
en la formación valoral, esté relacionada con el crecimiento personal de los sujetos. Sin
embargo, esta influencia también puede reflejar el hecho de que los egresados de mayor
edad han estado expuestos durante su juventud a una cultura política más sensible a la
problemática social.
En la búsqueda de investigaciones realizadas acerca de la temática sobre valores y
ética profesional, fue común encontrar estudios acerca del juicio moral, ya que éste es un
término que muchas veces va de la mano con la definición de valores y ética, llegando en
ocasiones a causar confusión entre los mismos términos.
Un ejemplo de este tipo de investigaciones es la de Barba y Romo (2005), quienes
realizaron un estudio cuyo objetivo fue evaluar el desarrollo del juicio moral de estudiantes
de primer ingreso y de semestres avanzados de carreras profesionales. Algunas de las
conclusiones a las que llegaron fueron que los sujetos comparten la perspectiva de un
35

sistema social como la estructura de juicio moral que con mayor frecuencia utilizan al
enfrentar dilemas morales.
Según Barba y Romo (2005), durante los años de escolaridad superior, los
estudiantes logran un crecimiento de 2.6 puntos conceptuales en promedio, en el
razonamiento moral de principios, lo que indica que a mayor edad (está asociada a mayor
escolaridad), mayor índice de moralidad postconvencional.
Los autores finalizan planteando la necesidad de que las instituciones traduzcan
postulados de carácter valoral en proyectos escolares que atiendan de manera eficaz la
formación ética y el crecimiento moral.
Otro estudio relacionado con el tema es el de Herrera (2001), quien se dio a la tarea
de buscar diferencias morales significativas entre las distintas carreras universitarias de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Encontró que aunque los afectos
integran los valores al resto del comportamiento humano, la capacidad analítica y reflexiva
del sujeto, puede prescindir de los aspectos emocionales.
Es por ello que Herrera (2001) propone el establecimiento de la escuela como una
autoridad cívico-social en la que prevalece el binomio ética-saber, pues fortalece la moral
convencional de los individuos, sobre todo durante la enseñanza básica y media superior.
En la educación superior se tiende más a la sistematización de los principios éticos
ligados a la cultura, integrando teóricamente las actividades intelectuales y las conductas
morales y socializando lo humano en el hombre. En última instancia, si la moralidad
constituye un vínculo esencial para regular los procesos intrapsíquicos y las relaciones
sociales, es porque los contenidos valorativos controlan las normas de conducta,
distinguiendo lo bueno de lo malo.
De igual forma, se han realizado investigaciones sobre ética profesional. Una de las
que se encontró fue la de Myyry y Helkama (2002) que quisieron investigar si la educación
ética en estudiantes de psicología social tiene impacto en cuestiones de sensibilidad moral y
examinar las relaciones entre los valores prioritarios y ésta. Los autores encontraron que el
nivel de sensibilidad moral en el grupo experimental no tuvo un incremento significativo,
mientras que los participantes del grupo control se quedaron aproximadamente en el mismo
nivel del pre test al post test.
36

En el grupo experimental la mitad de los participantes más jóvenes y aquéllos que


no tuvieron grados previos fueron más beneficiados por el curso de ética. Esto podría ser
explicado por la carencia de experiencias de vida y profesionales previas. No se
encontraron diferencias de género en el total de la escala de sensibilidad moral.
Sin embargo, el análisis revela que los hombres empatizan más con cuestiones de
autonomía y justicia, mientras que las mujeres tienden más hacia recibir ayuda y cuidar a
otros. Esto se traduce en que los dilemas morales pueden ser enfocados de manera diferente
de acuerdo con el género.
En lo que respecta a los valores prioritarios, cinco valores tuvieron correlaciones
significativas. El universalismo correlacionó positivamente con los derechos y
responsabilidades, la benevolencia correlacionó positivamente con el respeto a la
autonomía, la seguridad correlacionó positivamente con las cuestiones concernientes a los
derechos a tener ayuda en una situación. Se encontró una correlación negativa entre el valor
hedonismo y el reconocimiento del derecho a tener ayuda. La estimulación por otro lado, se
asoció negativamente con respetar la autonomía.
En el estudio de Myyry y Helkama (2002), el entrenamiento en ética profesional
incrementó la sensibilidad moral en los participantes con baja prioridad en valores
autotrascendentales, pero no en los participantes con alta prioridad en los mismos y en
quienes inicialmente tenían un nivel más alto en sensibilidad moral.
En suma, se puede afirmar que la relación entre los valores y la sensibilidad moral
indica la relatividad de la medición y que el conocimiento de los valores que guían a la
gente, se debe de hacer por diferentes medios.
Por su parte, Millet Espinosa (2008) realizó un estudio con 158 profesores de
posgrado de las diversas áreas de conocimiento de la UADY. La autora pidió a los
profesores que describan a un buen profesional con cinco adjetivos, de los cuales
sobresalen: honesto (55%), responsable (51%), ético (31%), actualizado (26%) y
comprometido (24%). Otro aspecto revisado por Millet Espinosa fue una escala de
actitudes hacia la ética profesional, la cual se agrupó en cuatro factores, los cuales
representan diferentes tipos de competencias: cognitivas, sociales, éticas y afectivo-
emocionales.
37

En general, las competencias cognitivas y las afectivo-emocionales son las que


tuvieron mayor porcentaje de respuestas positivas con 90% y 88%, respectivamente, en
todos los profesores de posgrado, independientemente de su área de conocimiento, género,
edad o nivel de estudios. Asimismo, las competencias sociales son las que obtuvieron
menor porcentaje de respuestas positivas.
En cuanto al género, se encontró que los hombres dieron mayor porcentaje de
respuestas positivas que las mujeres en los cuatro tipos de competencias, pero coinciden en
el orden de importancia que le dan a las mismas; las cognitivas son mejor valoradas y las
sociales, las menos. Por último, no se encontraron diferencias significativas respecto a la
edad ni al nivel de estudios.
En esta misma línea, en el 2009 Herrera Canto y Benois Muñoz realizaron un
estudio con la finalidad de analizar la opinión de 508 estudiantes de diversas áreas de
posgrado de la UADY acerca del buen profesional, la ética profesional y la ética docente.
Para esto, administraron un cuestionario compuesto de cuatro secciones: rasgos de un buen
profesional, escala de actitudes hacia la ética profesional, ética profesional docente y datos
generales.
Respecto a la primera sección Canto Herrera y Benois Muñoz (2009) concluyeron
que tanto hombres como mujeres coinciden en la idea de que un buen profesional es
honesto, responsable, ético, comprometido y preparado. La segunda sección fue una escala
Likert compuesta por cuatro factores, los cuales medían las siguientes competencias: a)
cognitivas, b) sociales, c) éticas y d) afectivo-emocionales, las cuales fueron analizadas en
función de las variables: género, edad y área de conocimiento del programa de posgrado
que estaban cursando. No se encontraron diferencias estadísticamente significativas.
En la tercera sección, los autores solicitaban a los participantes mencionar tres
acciones no éticas cometidas por los estudiantes de posgrado de las cuales se obtuvieron 11
categorías, entre ellas: 1) cometer plagio, 2) falta de espíritu para trabajar en equipo, 3)
exhibir antivalores, 4) hacer trampa y 5) presentar problemas éticos en su relación con
otros, por mencionar algunas. Del mismo modo, se les pidió a los estudiantes nombrar tres
acciones no éticas cometidas por los profesores, de las cuales se obtuvieron ocho
categorías, entre las que se mencionan: 1) cometer plagio, 2) exhibir antivalores, 3)
38

presentar problemas éticos en su relación con otros y 4) mostrar problemas éticos en la


docencia, entre otros.
Los autores consideran que la razón por la cual no se encontraron diferencias entre
las competencias que mide la escala y el género es que ambos conceptualizan y dan igual
importancia a las actitudes y valores en ética profesional. Respecto a la similitud de
respuestas entre las diferentes áreas de conocimiento, comentan que “no se puede hablar de
profesionistas más o menos éticos” (Canto Herrera y Benois Muñoz, 2009: 231). Finalizan
considerando el retomar el tema, pero reflexionando respecto a cómo se adquieren esos
valores y actitudes en ética profesional.
Un estudio que retoma parte del tema es el de Kepowicz, Medrano y Santacruz
(2008) en la Universidad de Guanajuato. Los autores se enfocaron a conocer el valor que le
dan 88 profesores de los diferentes programas y áreas de posgrado de la Universidad de
Guanajuato a las competencias cognitivas, sociales, éticas y afectivo emocionales, según la
escala de la Dra. Hirsch (2005). Ellos encontraron que los profesores ubican en primer
lugar las competencias cognitivas (88.85%), en segundo lugar las afectivo-emocionales
(88.43%), en tercer lugar las competencias éticas (81.66%) y por último, las competencias
sociales (72.37%).
A pesar de que no presentan análisis estadísticos que nos permitan conocer si las
diferencias entre estos porcentajes son significativas o no, si se pudo observar una amplia
diferencia (16.48%) entre las puntuaciones en las competencias cognitivas y las
competencias sociales.
Otro estudio más al respecto, fue publicado en 2009 por Canto Herrera, Guillermo y
Guillermo, Benois Muñoz y Millet Espinosa. Los autores querían conocer la opinión que
tenían los 119 docentes y 509 estudiantes de posgrado de la UADY acerca de lo que
significa para ellos ser un buen profesional. Se les administró cuestionario y se encontró
que estudiantes y docentes coincidieron en su opinión acerca de los adjetivos que califican
a un buen profesional, tanto en general como por género, edad y área de especialidad. Los
adjetivos más mencionados fueron la honestidad, responsabilidad, compromiso y ética.
Los autores concluyen que tanto docentes como estudiantes consideraron que la
capacitación y la actualización estuvieron relacionadas con su edad, su último grado
39

obtenido (en el caso de los docentes) y el área de posgrado al que estaban vinculados. La
formación recibida y la edad condicionan la opinión acerca de lo que es un buen
profesional.
Sobre esta misma línea, Chávez González (2008), realizó un estudio en la
Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) para conocer los rasgos de un buen
profesional. Se aplicó la Escala de Actitudes en Ética Profesional de la Dra. Hirsch (2005) a
321 alumnos de los diversos programas y áreas de posgrado de la UANL. Los resultados
obtenidos por la autora son: los estudiantes de posgrado presentan en primer lugar el rasgo
ética; como segundo, responsabilidad; como tercer rasgo honestidad, como cuarto
conocimiento y por último, la formación.
Como se puede observar, han sido diversos los estudios, enfoques, y actores de
estudio respecto a la temática de los valores y la ética profesional; sin embargo, es difícil
encontrar estudios que discutan sobre el proceso de formación de éstos. Es decir, es común
encontrar estudios descriptivos, que permiten dar un vistazo sobre cuáles son los valores
que están presentando determinados sujetos, pero son pocos los que permitan entender el
proceso de adquisición de dichos valores.
Razón por la cual, este estudio encuentra su razón de ser, ya que se presenta como
una alternativa a la temática de la ética profesional y los valores, pero esta vez desde su
formación, no solamente desde su descripción.
40

Capítulo tres
Método
A continuación se describen el tipo de estudio y diseño, los sujetos, los instrumentos
utilizados y el procedimiento de aplicación e interpretación de los datos obtenidos, esto con
el fin de esclarecer la metodología seguida en la consecución de los objetivos del presente
estudio.
Tipo de estudio y diseño
Se utilizó la combinación de métodos de investigación con la idea de que éstos se
complementen para que el investigador comprenda y profundice el proceso de formación de
valores y actitudes en ética profesional (Hesse-Biber, 2010).
El estudio se realizó en dos etapas: la primera con un enfoque cuantitativo y la
segunda con un enfoque cualitativo.
El objetivo de la primera etapa fue comparar las respuestas de los alumnos por
género, edad y semestre, así como las respuestas de los profesores por género, edad y
antigüedad, respecto a los rasgos del buen profesional y la ética profesional.
En la segunda etapa el objetivo fue analizar y explicar el proceso de formación de
actitudes y valores en ética profesional en los estudiantes.
Sujetos
Se trabajó con dos poblaciones en las dos etapas del estudio:
Primera etapa
Una de las poblaciones estuvo compuesta de todos los estudiantes de la Licenciatura
en Educación inscritos en el semestre febrero-julio de 2009. Debido a que se pretendió
recolectar información de toda la población de estudiantes, el estudio fue tipo censo. Al
final se obtuvo respuesta de 147 estudiantes (40 hombres y 106 mujeres) de entre 17 y 35
años, como se muestra en la tabla 1.
41

Tabla 1. Frecuencia y porcentaje de estudiantes que contestaron el cuestionario por


variable demográfica
Variable Frecuencia Porcentaje
demográfica
Género Masculino 40 27.2
Femenino 106 72.1
Semestre 2º. 49 33.3
4º. 43 29.3
6º. 42 28.6
8º. 13 8.8
Edad 16-20 86 56.5
21-25 55 37.4
26-30 8 5
31-35 1 .7

La otra población estuvo integrada por los 26 profesores que impartieron clases en
la Licenciatura en Educación en el período estipulado. Contestaron el cuestionario 22 de los
profesores (12 hombres y 10 mujeres) entre 27 y 60 años y de diversos grados académicos,
el porcentaje de respuesta de la población de profesores fue de 84.6%.
Tabla 2. Frecuencia y porcentaje de profesores que contestaron el cuestionario por variable
demográfica.
Variable
Frecuencia Porcentaje
demográfica
Masculino 12 54.5
Género
Femenino 10 45.4
Licenciatura 2 9
Grado
Especialidad 0 0
máximo de
Maestría 15 68.1
estudios
Doctorado 4 18.1
27-34 6 27.2
35-43 8 36.3
Edad
44-52 6 27.2
53-60 2 9

Segunda etapa
La investigadora que realizó el estudio es Licenciada en Psicología que ha
participado en cuatro proyectos de investigación desde su formación profesional, uno sobre
desastres naturales en comunidades de Motul, Yucatán en el Centro de Estudios Regionales
42

“Hideyo Noguchi”, otro sobre estrategias de aprendizaje en estudiantes de preparatoria en


la Facultad de Psicología de la UADY, uno más donde se evaluó el Programa de Educación
Preescolar del 2004 en la Facultad de Educación de la UADY y por último, un proyecto
interistitucional sobre ética profesional en estudiantes de posgrado, realizada en por la
Facultad de Educación de la UADY en colaboración con la UNAM y 12 universidades de
México. .
Es en su labor como docente en instituciones particulares de educación media
superior y superior donde se percata que el proceso de formación valoral y profesional se
torna pobre en “pro” del incremento de la matrícula con la visión institucional de no
“presionar” al alumno para que se sienta cómodo y permanezca en la escuela.
Por ello, al ingresar al proyecto sobre ética profesional se identifica con el tema y
decide tomar algunos elementos del estudio, para retomarlos y desarrollarlos en su trabajo
de tesis de maestría.
Tanto los estudiantes como los docentes fueron seleccionados aleatoriamente
utilizando como método de selección la tómbola. Se seleccionaron a dos estudiantes de
cada semestre, haciendo un total de ocho, con los cuales hubo un primer acercamiento para
invitarlos a participar en el estudio y programar una cita para realizar la entrevista. Debido
a que la investigadora ya se encontraba familiarizada con algunos de los estudiantes de
licenciatura, por conocimiento previo o por interacción en algunos eventos de la institución,
este primer acercamiento fue favorable, ya que todos los estudiantes elegidos aceptaron
participar. En general, los participantes fueron jóvenes entre 18 y 26 años, algunos de ellos
participan constantemente en actividades de la facultad como congresos, conferencias,
talleres, son jóvenes comprometidos con su formación y la institución a la que pertenecen.
En el caso de los docentes, se seleccionaron a cuatro de los cuales dos no pudieron
participar por problemas de disponibilidad de tiempo, por lo que se seleccionaron a otros
dos para tener un total de cuatro profesores.
Al igual que con los estudiantes, hubo un primer acercamiento para solicitar una cita
en la cual se realizarían las entrevistas. Éstas se dieron en un ambiente de camaradería, ya
que la investigadora había cursado asignaturas con tres de ellos, y con el último hubo una
relación empática debido al conocimiento previo de ambos.
43

Los profesores entrevistados tenían entre tres y cinco años laborando en la


institución y sus edades están entre los 30 y los 42 años, todos son hombres, tres de ellos
con estudios de maestría y uno con doctorado. Al ser jóvenes, tienen ideas frescas y
establecidas respecto al papel del docente fuera y dentro del aula.
Instrumentos
En la primera etapa del estudio se elaboró un cuestionario para recolectar
información de los estudiantes y se elaboró otro cuestionario para recolectar información de
los profesores, ambos con base en la Escala de Actitudes Éticas y Profesionales
desarrollado por la Dra. Hirsch (2005).
El cuestionario para estudiantes consta de tres partes, la primera es referente al
concepto de buen profesional, que solicita escribir cinco adjetivos; la segunda, consta de 55
enunciados con una escala tipo Likert, con cinco opciones de respuesta que van de
“totalmente en desacuerdo” a “totalmente de acuerdo”, que miden actitudes de los
estudiantes acerca de la ética profesional; la tercera, de datos generales, como son las
variables género, edad y grado de la licenciatura (ver apéndice A)
La escala ha sido previamente validada en una muestra de estudiantes de posgrado
de la UADY. En la tabla tres se presenta la comparación de los índices de confiabilidad
obtenidos en la muestra de estudiantes de posgrado y los obtenidos en este estudio.
Tabla 3. Comparación de los índices de confiabilidad obtenidos en las muestras de
estudiantes de posgrado y de la Licenciatura en Educación de la UADY.
Aspecto Estudiantes de posgrado UADY Estudiantes de la LE UADY
Escala total .94 .86
Factor cognitivo .90 .61
Factor social .63 .53
Factor ético .87 .69
Factor afectivo- .81 .68
emocional

El cuestionario para profesores también consta de las mismas tres partes que el
cuestionario para alumnos. La diferencia está en la tercera parte, datos generales, que se
pide a los profesores información acerca de su género, edad y grados académicos (ver
apéndice B).
44

Tabla 4. Comparación de los índices de confiabilidad obtenidos en las muestras de


profesores de posgrado y de la Licenciatura en Educación de la UADY.
Aspecto Profesores de posgrado UADY Profesores de la LE UADY
Escala total .93 .81
Factor cognitivo .80 .29
Factor social .80 .58
Factor ético .82 .71
Factor afectivo- .84 .79
emocional

La escala ha sido previamente validada en una muestra de profesores de posgrado


de la UADY. En la tabla cuatro se presentan la comparación de los índices de confiabilidad
obtenidos en la muestra de profesores de posgrado.
En las tablas tres y cuatro se aprecian índices más bajos de confiabilidad para la
población de este estudio, sin embargo, ésta situación puede deberse a que la cantidad de
sujetos que contestaron estos instrumentos es inferior a la muestra utilizada en el estudio
con estudiantes y profesores de posgrado.
Para la segunda etapa del estudio se elaboró una guía de entrevista para recolectar
información de los estudiantes (ver apéndice C) y se elaboró otra guía de entrevista para
recolectar información de los profesores (ver apéndice D).
Estas entrevistas están enfocadas a comprender el proceso de formación y
adquisición de valores y actitudes profesionales en los estudiantes y el caso de los
profesores su objetivo fue entender su papel en el proceso de formación de actitudes y
valores en ética profesional en los estudiantes. Se realizaron de manera individual y
llevaron un tiempo aproximado de 50 minutos. Fueron semi-estructuradas, ya que en el
desarrollo de las entrevistas, fue surgiendo información en la que se profundizó. Se
realizaron diez preguntas básicas, las cuales se manejaron de acuerdo con tres ejes: a)
valores que promueve la universidad, b) proceso de formación valoral y c) importancia de
la ética profesional.
45

Procedimiento
Como se ha mencionado previamente, este estudio constó de dos etapas de
aplicación y una tercera de análisis de los resultados.
Primera etapa
Previo consentimiento de las autoridades de la institución, se acudió a los salones y
se aplicó la Escala de Actitudes Éticas y Profesionales a todos los estudiantes que aceptaron
colaborar. Por su parte, a los profesores se les entregó el cuestionario y se recogió
posteriormente, previa cita. El proceso de calificación fue el siguiente. La primera parte de
la Escala se calificó como una red semántica, la cual se analizará con base en los
lineamientos de Reyes Lagunes (1993). La segunda parte, la escala Likert, se dividió por
factores con los que se realizaron análisis de varianza mediante ANOVA, por cohortes de
semestres y edad y una prueba t para conocer si existen diferencias de acuerdo con el
género. La tercera parte de la escala se trabajó con análisis descriptivos, realizados con el
paquete estadístico SPSS versión 15.
Segunda etapa
De acuerdo con los resultados obtenidos en la primera fase del estudio, se
desarrollaron las preguntas para las entrevistas semiestructuradas a estudiantes y
profesores. Estas entrevistas se realizaron previo acuerdo con los participantes en cuanto a
lugar y hora. Una vez realizadas todas las entrevistas, se efectuó un análisis de contenido de
la información obtenida, el cual permitió responder a las preguntas y objetivos de la
presente investigación.
46

Capítulo cuatro
Resultados
A continuación se presentan los resultados de acuerdo con las etapas de recolección
de la información, así como de los objetivos de investigación.
Primera etapa
Para alcanzar el objetivo “Describir qué actitudes y valores en ética profesional
tienen los estudiantes de los diversos grados de la Licenciatura en Educación de la UADY”,
se utilizó la Escala de Actitudes Éticas y Profesionales.
Valores profesionales de los estudiantes
Como primer paso, para conocer cuáles son sus valores profesionales se les pidió
que definieran con cinco rasgos lo que ellos consideraban un “buen profesional”, lo que
posteriormente se analizó por el método de redes semánticas según Reyes Lagunes (1993).
Al analizar los resultados de la técnica de redes semánticas, se encontró que para la
muestra de alumnos, el Tamaño de Red (TR) fue de 185 para el estímulo: “características
de un buen profesional“; de igual manera, para la muestra de docentes el total de
definidoras fue de 55 debido al tamaño menor de dicha muestra (Ver tabla 5).
Tabla 5. Tamaño de la red de los estímulos por muestras
Muestra Estímulo TR
Alumnos Características de un buen profesional 187
Docentes Características de un buen profesional 55

Para los alumnos, el núcleo de la red semántica quedó conformado por 7 palabras
con el peso semántico más alto. De esta manera, las características que definen a un buen
profesional de acuerdo con la muestra de alumnos son: responsable (PS= 884), ético (PS=
422), respetuoso (PS= 314), honesto (PS =252), puntual (PS= 197), comprometido (PS=
175) y justo (PS= 109).
La mayor distancia semántica cuantitativa se obtiene entre la primera palabra y el
resto, es decir, el adjetivo “responsable” tiene mayor peso semántico que el resto de
definidoras del núcleo con un 52.26% de diferencia de porcentaje con la definidora más
cercana (Ver tabla 6 y figuras 1 y 2).
47

Tabla 6. Peso Semántico y Distancia Semántica Cuantitativa del estímulo “características


de un buen profesional” para los alumnos.
Definidora PS DSC
Responsable 884 100%
Ético 422 47.74%
Respetuoso 314 35.52%
Honesto 252 28.51%
Puntual 197 22.29%
Comprometido 175 19.80%
Justo 109 12.33%

Figura 1: Núcleo de la red para el estímulo “características de un buen profesional” para los
alumnos.
48

Figura 2. Porcentajes del núcleo de la red para el estímulo “características de un buen


profesional” y las definidoras restantes por alumnos.
Por lo tanto, se llegó a la conclusión que los valores profesionales que los
estudiantes consideran importantes en un buen profesional son: responsabilidad, ser ético,
honestidad, respeto, puntualidad, justicia y compromiso con su labor.
Actitudes profesionales de los estudiantes
Como segundo paso, para conocer sus actitudes profesionales, se realizó un análisis
descriptivo y de varianza de las respuestas obtenidas en la sección de escala likert de Escala
de Actitudes Éticas y Profesionales de acuerdo con sus factores, contrastados con las
variables género, semestre y edad.
En la tabla siete se presenta la tendencia de respuesta de los estudiantes mediante la
frecuencia y porcentaje de los ítems más representativos de cada factor de la escala.
En la tabla siete se puedo observar que la tendencia de respuesta se ubica entre los
cuatro y cinco puntos, es decir, los estudiantes contestaron que se están “de acuerdo” y
“totalmente de acuerdo” con las actitudes presentadas en la escala.
49

Tabla 7.Frecuencia y porcentaje de respuesta por muestra de ítems que conforman los
factores de la escala
1 2 3 4 5
Factor Ítems F (%) F (%) F (%) F (%) F (%)
Me produce satisfacción la 0 (0) 0 (0) 1 (0.7) 30 (20.4) 116 (79)
adquisición de nuevos
conocimientos profesionales
Estar al día en los 0 (0) 0 (0) 5 (3.4) 34 (23.1) 108 (73.5)
Cognitivo

conocimientos es
imprescindible para ser un
buen profesional
Estoy dispuesto a ocupar 0 (0) 0 (0) 3 (2.0) 58 (39.5) 86 (58.5)
tiempo en actualizar mis
conocimientos sobre algún
aspecto de mi profesión
Me gusta que mis 0 (0) 0 (0) 12 (8.2) 56 (38.1) 79 (53.7)
compañeros valoren
positivamente mi buen
trabajo con las personas
Social

Trabajar con ahínco es parte 0 (0) 2 (1.4) 12 (8.2) 53 (36.1) 79 (56.7)


de mi realización profesional
Estoy convencido de que 1 (0.7) 5 (3.4) 11 (7.5) 50 (34.0) 79 (53.7)
para ser un buen profesional
tendré que hacer algún tipo
de sacrificio
Me gusta tratar con 0 (0) 0 (0) 3 (2.0) 28 (19.0) 115 (78.2)
profesionales que toman en
cuenta mi opinión
Estoy dispuesto a asumir las 0 (0) 1 (0.7) 2 (1.4) 32 (21.8) 111 (75.5)
Ético

consecuencias de mis errores


profesionales
Guardar la confidencialidad 0 (0) 0 (0) 4 (2.7) 32 (21.8) 111 (75.5)
es importante en el ejercicio
profesional
Es un gran logro hacer 0 (0) 0 (0) 1 (0.7) 33 (22.4) 112 (76.2)
profesionalmente lo que me
gusta
Afectivo

Para tomar buenas decisiones 0 (0) 1 (0.7) 1 (0.7) 50 (34.0) 94 (63.9)


profesionales hay que tener
seguridad en sí mismo
Estoy satisfecho con la 0 (0) 1 (0.7) 11 (7.5) 36 (24.5) 99 (67.3)
carrera que he elegido
50

Ahora, se presentan los resultados obtenidos en el análisis descriptivo y de


diferencia de medias para conocer si existe diferencia entre las respuestas dadas de acuerdo
con los factores de la escala y el género del estudiante (ver tablas 8 y 9, respectivamente).
Tabla 8. Medias por factor y género para la muestra de estudiantes
Género Casos Factor Media DE
Factor cognitivo 4.17 .307
Factor social 3.76 .461
Masculino 40
Factor ético 4.00 .305
Factor afectivo-emocional 4.37 .355
Factor cognitivo 4.14 .301
Factor social 3.73 .432
Femenino 106
Factor ético 4.02 .265
Factor afectivo-emocional 4.45 .333

Mediante una prueba t se analizó si las diferencias entre las respuestas de los
alumnos en cada uno de los factores de la escala, eran significativas de acuerdo con su
género.
Tabla 9. Diferencias de acuerdo con el factor de la escala y el género del estudiante
Factor t Sig
Cognitivo .617 .538
Social .335 .738
Ético -.290 .772
Afectivo-emocional -1.35 .176

Como se aprecia en la tabla nueve, no existen diferencias significativas de acuerdo


con el género del alumno y cada uno de los factores de la escala, es decir, tanto hombres
como mujeres presentan las mismas actitudes, independientemente del factor que mide la
escala.
Ahora, en la tabla 10 se presentan las medias obtenidas en cada factor, según el
semestre del alumno.
51

Tabla 10. Medias por factor y semestre para la muestra de estudiantes


Semestre Casos Factor Media DE
Factor cognitivo 4.11 .302
Factor social 3.84 .387
Segundo 49
Factor ético 4.00 .241
Factor afectivo-emocional 4.42 .339
Factor cognitivo 4.16 .305
Factor social 3.70 .454
Cuarto 43
Factor ético 4.04 .291
Factor afectivo-emocional 4.45 .333
Factor cognitivo 4.16 .295
Factor social 3.69 .460
Sexto 42
Factor ético 3.99 .316
Factor afectivo-emocional 4.41 .368
Factor cognitivo 4.18 .342
Factor social 3.65 .474
Octavo 13
Factor ético 4.04 .204
Factor afectivo-emocional 4.43 .286

Una vez obtenidas las medias de cada factor por semestre del alumno, se realizó un
análisis de varianza mediante una Anova, los resultados se presentan en la tabla 11.
Tabla 11. Análisis de varianza de acuerdo los factores de la escala y el semestre del alumno
Factor F Sig.
Cognitivo .368 .776
Social 1.234 .300
Ético .323 .808
Afectivo-emocional .089 .966

Como se aprecia en la tabla anterior, no se encontraron diferencias significativas


entre los factores de la escala de acuerdo con el género del alumno, es decir, las actitudes
en ética profesional de los alumnos aparentemente permanecen estables durante su
formación profesional.
Posteriormente, se realizó una descripción de las medias obtenidas de acuerdo con
cada factor y los rangos de edad de los estudiantes, datos que se presentan en la tabla 12.
52

Tabla 12. Medias por factor y rango de edad para la muestra de estudiantes
Edad Casos Factor Media DE
Factor cognitivo 4.12 .299
Factor social 3.79 .415
16-20 83
Factor ético 4.01 .259
Factor afectivo-emocional 4.44 .331
Factor cognitivo 4.16 .306
Factor social 3.68 .428
21-25 55
Factor ético 4.00 .288
Factor afectivo-emocional 4.39 .345
Factor cognitivo 4.30 .313
Factor social 3.73 .702
26-30 8
Factor ético 4.16 .338
Factor afectivo-emocional 4.56 .396
Factor cognitivo 4.07
Factor social 3.44
31-35 1
Factor ético 3.78
Factor afectivo-emocional 4.50

Para finalizar, se realizó un análisis de varianza mediante una Anova para conocer si
existen diferencias entre las medias de cada factor de acuerdo con el rango de edad de los
estudiantes.
Tabla 13. Análisis de varianza entre los factores de la escala y el rango de edad de los
estudiantes.
Factor F Sig.
Cognitivo 1.050 .372
Social .894 .446
Ético 1.101 .351
Afectivo-emocional .665 .575

Según los resultados presentados en la tabla 13, no existen diferencias entre las
respuestas obtenidas en cada factor de acuerdo con el rango de edad, es decir, que los
estudiantes reportan actitudes similares, independientemente de su edad.
Recapitulando, no se encontraron diferencias significativas en los puntajes de los
diferentes factores de la escala de acuerdo con el género, semestre o edad de los
estudiantes.
53

A continuación, se dará consecución al segundo objetivo “Describir qué actitudes y


valores en ética profesional tienen los profesores de los diversos grados de la Licenciatura
en Educación de la UADY”.
Valores profesionales de los profesores
Para conocer los valores profesionales de los profesores, se les pidió que definieran
con cinco rasgos lo que ellos consideraban un “buen profesional”, lo que posteriormente se
analizó por el método de redes semánticas según Reyes Lagunes (1993).
El núcleo de la red semántica quedó conformado únicamente por tres palabras con
el peso semántico más alto. De esta manera, las características que definen a un buen
profesional de acuerdo con la muestra de docentes son: responsable (PS= 106), honesto
(PS= 93) y comprometido (PS= 80).
La mayor distancia semántica cuantitativa se obtiene entre la primera palabra y el
resto, es decir, el adjetivo “responsable” posee mayor peso semántico que el resto de
definidoras del núcleo con un 52.26% de diferencia de porcentaje con la definidora más
cercana (Ver tabla 14 y figuras 3 y 4).
Tabla 14. Peso Semántico y Distancia Semántica Cuantitativa del estímulo “características
de un buen profesional” para los docentes.
Definidora PS DSC
Responsable 106 100%
Honesto 93 87.74%
Comprometido 80 75.47%
54

Figura 3: Núcleo de la red para el estímulo “características de un buen profesional” para los
docentes.

Figura 4. Porcentajes del núcleo de la red para el estímulo “características de un buen


profesional” y las definidoras restantes por docentes.
Por tanto, se afirma que los profesores consideran importantes valores tales como
responsabilidad, honestidad y compromiso con su profesión.
55

Actitudes profesionales de los profesores


A continuación se presenta la tendencia de respuestas de los profesores, con algunos
de los ítems más representativos de los factores que conforman la escala (ver tabla 15).
En la tabla 15 se aprecia que las opciones de respuesta de los docentes oscilan entre
los cuatro y cinco puntos, lo que se traduce a las opciones “de acuerdo” y “totalmente de
acuerdo”. Al respecto, es importante señalar que los patrones de respuesta de profesores y
alumnos son similares.
56

Tabla 15. Frecuencia y porcentaje de tendencia de respuestas de los profesores, muestra de


ítems por factor.
1 2 3 4 5
Factor Ítems F (%) F F (%) F (%) F (%)
(%)
Me produce satisfacción la 0 (0) 0 (0) 0 (0) 2 (9.1) 20 (90.9)
adquisición de nuevos
conocimientos profesionales
Estar al día en los 0 (0) 0 (0) 0 (0) 3 (13.6) 19 (86.4)
Cognitivo

conocimientos es
imprescindible para ser un
buen profesional
Estoy dispuesto a ocupar 0 (0) 0 (0) 0 (0) 4 (18.2) 18 (81.8)
tiempo en actualizar mis
conocimientos sobre algún
aspecto de mi profesión
Trabajar con ahínco es parte 0 (0) 0 (0) 2 (9.1) 7 (31.8) 13 (59.1)
de mi realización profesional
Estoy convencido de que 0 (0) 1 (4.5) 0 (0) 11 (50.0) 10 (45.5)
para ser un buen profesional
Social

tendré que hacer algún tipo


de sacrificio
Me gusta que mis 0 (0) 0 (0) 3 (13.6) 9 (40.9) 10 (45.5)
compañeros valoren
positivamente mi buen
trabajo con las personas
Guardar la confidencialidad 0 (0) 0 (0) 0 (0) 1 (4.5) 21 (95.5)
es importante en el ejercicio
profesional
Me gusta tratar con 0 (0) 0 (0) 0 (0) 4 (18.2) 18 (81.8)
profesionales que toman en
Ético

cuenta mi opinión
Para ser un buen profesional 0 (0) 0 (0) 0 (0) 5 (22.7) 17 (77.3)
no puedo ignorar los
problemas de la sociedad en
donde vivo
Estoy satisfecho con la 0 (0) 0 (0) 0 (0) 5 (22.7) 17 (77.3)
carrera que he elegido
Es un gran logro hacer 0 (0) 0 (0) 1 (4.5) 3 (13.6) 18 (81.8)
profesionalmente lo que me
Afectivo

gusta
En el ejercicio profesional 0 (0) 0 (0) 0 (0) 6 (27.3) 16 (72.7)
ayuda mucho tener una
actitud positiva ante la
adversidad y la superación de
los retos
57

Un siguiente paso en la consecución del segundo objetivo fue realizar un análisis


descriptivo de la tendencia de respuesta y de varianza de las mismas, de acuerdo con el
rango de edad y escolaridad de los profesores, así como una diferencia de medias por
género.
Tabla 16. Medias por factor y género para la muestra de profesores
Género Casos Factor Media DE
Factor cognitivo 4.14 .223
Factor social 3.86 .429
Masculino 12
Factor ético 4.06 .255
Factor afectivo-emocional 4.48 .520
Factor cognitivo 4.22 .247
Factor social 3.68 .478
Femenino 10
Factor ético 4.02 .258
Factor afectivo-emocional 4.62 .269

Se corrió una prueba t para muestras independientes con la finalidad de conocer si


existe diferencia entre las medias de los factores, de acuerdo con el género del profesor.
Tabla 17. Prueba t de acuerdo con cada factor de la escala y el género del profesor
Factor t Sig.
Cognitivo -.753 .460
Social .918 .369
Ético .395 .697
Afectivo-emocional -.749 .463

De acuerdo con la información presentada en la tabla 17, se llega al resultado de que


independientemente del género del profesor, éstos comparten las actitudes en ética
profesional.
Como siguiente paso se realizó un análisis descriptivo de las medias de cada factor,
por grado de escolaridad de los profesores.
58

Tabla 18. Medias por factor y grado de estudios para la muestra de profesores
Grado de estudios Casos Factor Media DE
Factor cognitivo 4.15 .108
Factor social 3.55 .471
Licenciatura 2
Factor ético 3.84 .338
Factor afectivo-emocional 4.40 .141
Factor cognitivo 4.15 .250
Factor social 3.73 .425
Maestría 15
Factor ético 4.05 .231
Factor afectivo-emocional 4.60 .250
Factor cognitivo 4.23 .217
Factor social 3.97 .611
Doctorado 4
Factor ético 4.01 .295
Factor afectivo-emocional 4.30 .875

Se corrió un análisis de varianza mediante la prueba Anova para conocer si las


diferencias son estadísticamente significativas entre las puntuaciones medias de los factores
de la escala y el grado de estudios de los profesores.
Tabla 19.Análisis de varianza por factor y grado de estudios de los profesores
Factor F Sig.
Cognitivo .167 .847
Social .630 .544
Ético .637 .540
Afectivo-emocional .895 .426

En la tabla 19 se observa que las actitudes en ética profesional de los profesores son
similares, sin importar su grado máximo de estudios.
Un siguiente paso fue conocer las medias obtenidas por factor y el rango de edad de
los profesores mediante un análisis descriptivo.
59

Tabla 20 Medias por factor y rango de edad de los profesores


Edad Casos Factor Media DE
Factor cognitivo 4.24 .254
Factor social 3.75 .325
27-34 6
Factor ético 3.99 .258
Factor afectivo-emocional 4.51 .240
Factor cognitivo 4.15 .246
Factor social 3.93 .517
35-43 8
Factor ético 4.03 .314
Factor afectivo-emocional 4.57 .647
Factor cognitivo 4.24 .191
Factor social 3.69 .513
44-52 6
Factor ético 4.10 .229
Factor afectivo-emocional 4.55 .288
Factor cognitivo 3.92 .108
Factor social 3.50 .392
53-60 2
Factor ético 4.06 .030
Factor afectivo-emocional 4.50 .282

Para conocer si la diferencia entre las medias obtenidas en cada uno de los factores por
rango de edad, es significativa, se realizó un análisis de varianza mediante una prueba
Anova.
Tabla 21.Análisis de varianza por factor y rango de edad del profesor
Factor F Sig.
Cognitivo .900 .460
Social .269 .847
Ético .173 .913
Afectivo-emocional .067 .977

Según los resultados presentados en la tabla 21, se concluye que independientemente


de la edad del profesor, las actitudes en ética profesional se mantienen estables.
Recapitulando los resultados obtenidos con las respuestas de los profesores, no se
encontraron diferencias significativas entre los puntajes de los diferentes factores de la
escala y el género, los factores de la escala y su grado de estudios, así como los factores de
la escala y su edad.
60

Finalmente, se realizó una comparación de medias entre los puntajes obtenidos de las
respuestas de los estudiantes y los profesores para cada factor de la escala, mediante una
prueba t de muestras independientes; los resultados son los siguientes:
Tabla 22. Comparación de medias entre las respuestas obtenidas por estudiantes y
profesores de acuerdo con cada factor de la escala.
Factor t Sig.
Cognitivo -.485 .628
Social -.347 .729
Ético -.438 .662
Afectivo-emocional -1.417 .158

En la tabla 22 se aprecia que no existen diferencias estadísticamente significativas


entre las respuestas de los estudiantes y los profesores, es decir, comparten actitudes en
ética profesional.
A continuación, se presentan los resultados de la segunda etapa de la investigación
realizada con metodología cualitativa, con la técnica de entrevistas semi-estructuradas y por
medio de un análisis de contenido.
Segunda etapa
Como se mencionó previamente, en la segunda etapa se realizaron entrevistas a
alumnos y profesores, cuyas respuestas de analizaron de manera cualitativa.
Entrevistas a estudiantes
Para la consecución del objetivo “explicar el proceso de adquisición y desarrollo de
las actitudes y valores en ética profesional, desde la perspectiva de los estudiantes” se
realizaron entrevistas, las cuales tuvieron como ejes: a) los valores que promueve la
universidad b) el proceso de adquisición de los valores en ética profesional y c) la
importancia de la ética profesional.
Valores que promueve la universidad. Este primer eje se conforma de dos aspectos:
1) valores generales que fomenta la universidad y 2) valores profesionales que promueve la
universidad.
En la figura cinco se puede observar que los estudiantes consideran que en el
espacio universitario y como parte de la formación profesional se fomentan valores
61

sociales, morales, técnicos e intelectuales, según la clasificación de Herrera (1998). Los


porcentajes presentados hacen referencia a la proporción de estudiantes que dieron la
respuesta.
Los valores sociales que se mencionaron fueron la responsabilidad, el respeto, la
tolerancia, la honestidad, el compromiso y la empatía. Cabe señalar que estos tipos de
valores son los que los estudiantes consideran se fomentan más en su espacio educativo.
62

Figura 5. Concentrado de respuestas de los estudiantes al eje uno “valores que


fomenta la universidad”.
Entre los valores morales mencionados se encuentran la ética y la integridad. Es
importante apuntar que los valores morales fueron más mencionados como valores
63

generales, sin embargo, también fueron considerados como valores propios de su profesión,
sólo que no con la misma importancia.
Los valores técnicos que nombraron los estudiantes fueron la cooperación, la
disciplina y la puntualidad. Estos valores fueron nombrados en tercer lugar como valores
generales, pero en segundo lugar como valores profesionales, de lo que se puede concluir
que los estudiantes consideran que los valores técnicos con parte fundamental en su
formación profesional.
Por último, se mencionó un valor correspondiente a los valores intelectuales; este
valor fue el conocimiento, el cual fue mencionado como valor general, pero no como un
valor propio de su profesión.
Proceso de adquisición de valores y actitudes en ética profesional. Este eje se
conforma por tres aspectos: 1) cómo adquieren los estudiantes sus valores, 2) cuál es la
influencia en este proceso del profesor y 3) cuál es la influencia de sus pares.
En la tabla 23 se presentan las afirmaciones y el porcentaje de alumnos que las
presentaron respecto a la manera en que desarrollan sus valores.
Tabla 23. Afirmaciones de los estudiantes respecto a la manera en que adquieren y
desarrollan sus valores
La formación de valores se da Porcentaje de estudiantes
que afirmaron
Por medio de la experiencias 37.5 %
Con el ejemplo de mis profesores 37.5%
Cuando llegas a la carrera, ya tienes valores definidos y en 37.5%
la carrera se van reforzando
Con las bases que me da mi familia 25%
Con lo aprendido durante todo mi proceso educativo, desde 25%
la niñez
Cumpliendo el reglamento 25%
Con la interacción con mis compañeros de la carrera 25%
Por medio de proyectos con la comunidad 12.5%

De la tabla 23 se puede concluir que los estudiantes consideran que la formación de


valores es constante y empieza desde etapas muy tempranas con la educación recibida en
casa y en la escuela. Por lo tanto, cuando se llega a la licenciatura, ya tienen ciertos valores
establecidos que se van fortaleciendo con la formación académica, el ejemplo y la
64

interacción con profesores y compañeros. Del mismo modo, los estudiantes tienen la
oportunidad de fortalecer y formar sus valores profesionales siguiendo las normas
establecidas y de esta manera al ponerlos en práctica, se van interiorizando y apropiando de
ellos.
Cabe señalar que los estudiantes plantean la idea de que este es un proceso que se da
de manera individual, ya que los valores se adquieren de acuerdo con la educación recibida,
las creencias y las experiencias personales. Al respecto Francisco dijo:
Francisco: “Como sabemos los valores son propios de las personas, puesto que no
todos tenemos los mismos valores y en la misma escala de importancia ya que cada
uno se va formando en valores a través de la familia y el tipo de educación que
recibe desde casa. Por ejemplo, si está muy pegada a la religión pues tendrá valores
más acordes a ésta y también creo que la escuela desempeña un papel importante en
la formación de valores. Pero sobre todo, depende de uno mismo interiorizar los
valores y apropiarse de ellos, ya que son como un hábito”.

Otro aspecto a considerar en este eje es el papel que toma el profesor como
formador de valores. En la tabla 24 se presenta el concentrado de las respuestas de los
estudiantes.
Tabla 24. Afirmaciones de los estudiantes respecto al papel que juega el profesor como
formador de valores.
El papel del profesor como formador Porcentaje de estudiantes
que contestaron
Como modelo, por medio del ejemplo 75%
Haciendo reflexión respecto a nuestras responsabilidades 25%
Por medio de la interacción fuera del salón de clases 12.5%
Ofreciendo ayuda a los estudiantes 12.5%

Los participantes respondieron que los profesores, mediante su ejemplo y la


interacción dentro y fuera de clase, son modelos de comportamiento y actitudes que
refuerzan los valores y motivan el compromiso de los estudiantes hacia su profesión y la
sociedad en la que se desenvuelven. Este modelamiento debe promover la congruencia
entre los valores plasmados por la institución, el papel de los profesores y la formación
integral de los alumnos, tal como menciona María:
65

María: “…..en la medida que ellos promueven esos valores con su comportamiento,
es decir, que exista una relación entre lo que dice la institución y el papel de los
profesores dentro y fuera del salón de clases”.

Por otra parte, está el papel de los profesores que sirven de contra ejemplo, es decir,
aquellos docentes que los estudiantes observan para no realizar las mismas acciones, ya que
las consideran prácticas obsoletas en educación. Asimismo, se enfatiza el hecho de que los
estudiantes de licenciatura ya cuentan con el suficiente criterio para tomar sólo aquellos
comportamientos y actitudes que son acordes a los que el propio estudiante ha obtenido a
través de su proceso de desarrollo emocional.
Martha: “los profesores me han ayudado en varias cosas, ya que algunos con su
indiferencia por mantener una práctica docente adecuada me motivan a no seguir
sus pasos y a ser mejor por mí misma. Otros por su parte han resultado ser
excelentes guías en mi formación, ya que me dan herramientas que valoro y así
mismo consideran mi trabajo y me motivan a seguir desarrollándome para tener
acceso a más oportunidades y experiencias”.

El último punto a cubrir en este eje es el papel de los pares en el proceso de


formación valoral. Las respuestas obtenidas se presentan en la tabla 25.
Los estudiantes afirman que es por medio de la interacción y los nexos de amistad
como se fomentan y refuerzan valores. Esta interacción les permite retroalimentarse y
crecer como personas y profesionales.
Isabel: “Al trabajar con ellos obviamente ya sabes cómo trabaja cada uno,
conocemos quiénes son los responsables y la influencia es positiva, ya que como
existe integración, hay flexibilidad para opinar, para ayudarnos con tareas o a
estudiar”.
Tabla 25. Afirmaciones de los estudiantes respecto al papel de los pares en la formación
valoral
Papel de los pares en el proceso de formación valoral Porcentaje de estudiantes
que la expresan
Por medio de la interacción y el trabajo en equipo, nos 75%
reforzamos mutuamente
La influencia es poca, la mayor influencia viene de la familia 25%
y la religión
La influencia más fuerte en el proceso de formación valoral 12.5%
se da en la adolescencia
66

Por el contrario, algunos estudiantes comentaron que la influencia de sus


compañeros es muy relativa, ya que consideran que su fuente principal en la formación de
valores es la familia y su iglesia y que al llegar a la carrera ellos ya han interiorizado sus
valores.
Francisco: “El grupo de pares generalmente es más significativo cuando atraviesas
la etapa de la adolescencia, ya que tienen mucha influencia en tu forma de pensar,
ser y actuar. Cuando entré a la carrera mis valores están influidos 100% por mi
familia…”.

Importancia de la formación en ética profesional. Este tercer eje estuvo constituido


por cuatro elementos: 1) razón por la cual es importante o no la ética profesional, 2)
necesidad de contar con cursos en ética profesional, 3) propuesta de contenidos a enseñar
sobre ética profesional y 4) manera en la que ponen en práctica la ética profesional.
En la tabla 26 se presentan las afirmaciones de los estudiantes respecto a la razón
por la cual consideran importante a la ética profesional.
Tabla 26. Razones por las cuales los estudiantes consideran importante la ética profesional
¿Por qué es importante la ética profesional? Porcentaje de alumnos que
afirmaron el enunciado
Para ser profesionales de calidad e íntegros 62.5%
Para establecer límites y parámetros que rijan el quehacer 37.5%
profesional
Para conocer nuestros deberes y derechos como 37.5%
profesionales
Para no afectar a nuestros colegas 12.5%

Los alumnos comentan que en el quehacer profesional de un licenciado en


educación están implícitos valores y al ser éste un modelo de conducta, es necesario contar
con ciertos parámetros para establecer límites, así como reglas de comportamiento que
permitan tomar mejores decisiones en pro del bienestar social. Asimismo, la importancia de
la ética profesional radica en la necesidad de conocer los derechos y obligaciones del
profesional en la educación. Esto separa a los simples educadores con título de los
profesionales íntegros y con calidad humana. Además, no se debe de perder de vista el
hecho de que se trabaja con seres humanos, por lo que se adquiere una responsabilidad
social aún mayor.
67

Carolina: “cuando ya está bien arraigada la ética a nosotros, sabemos cuáles son
nuestros deberes como profesionales de la educación. También conocemos nuestros
derechos y siento que ejerciendo nuestra profesión con ética logramos ser no sólo
unos simples profesionales con titulo, sino que lograríamos ser profesionales con
calidad e íntegros”.

Complementando, al trabajar con seres humanos se complica la generalización de


reglas y parámetros de conducta profesional, por lo que es necesario que además de
conocer los derechos y obligaciones, tener un criterio propio en el ejercicio de la práctica
profesional.
Alejandro: “es necesario regir la conducta por parámetros de ética y valores, pero
también necesita haber una interpretación de la situación, ya que trabajamos con
personas y no máquinas o artefactos”.

Otro aspecto a considerar dentro de este eje fue la necesidad de contar con una
materia en particular respecto a la ética profesional durante su carrera. Al respecto, seis
(75%) de los alumnos entrevistados contestaron que si, y dos (25%), dijeron que no
necesariamente.
Los estudiantes consideran que es importante que se ofrezcan cursos sobre ética
profesional, ya que consideran más factible que se establezcan parámetros de conducta
durante el proceso de formación, que ya estando en el pleno ejercicio de la profesión.
María: “…es más fácil que se adquiera la ética mientras eres estudiante, que cuando
ya eres un profesionista”.

Por otro lado, los estudiantes que plantean que no es necesaria una materia
particular sobre ética profesional, comentan que ésta se va forjando con el ejemplo y la
coherencia de los profesores entre lo que dicen y lo que hacen.
Carolina: “…sin duda alguna, es preferible mostrarlos, porque si un profesor te
enseña a ser honesto, pero sabes que él vende examen, entonces, ¿de qué se trata?”.

Un siguiente aspecto a considerar son los contenidos que los estudiantes consideran
necesarios revisar respecto a la ética profesional. En la tabla 27 se presentan las propuestas
de los alumnos.
68

Tabla 27. Propuestas de los estudiantes respecto al tema “ética profesional”


Propuesta Porcentaje de estudiantes
que hacen la propuesta
Comportamiento entre colegas 25%
Ejemplos de situaciones que se podría presentar en el 25%
ejercicio profesional
¿Cuáles son los valores propios de mi profesión? 25%
Ejercicio y reflexión para poner en práctica los valores 12.5%
Conocer nuestros derechos y deberes como profesionistas 12.5%
¿Qué es la ética profesional? 12.5%

Los participantes hicieron énfasis en la necesidad de ver los temas propuestos en la


tabla 27 de manera muy práctica y aplicada a situaciones que se pueden presentar en la
práctica del quehacer profesional diario.
Leslie: “…primero explicar los valores que van incluidos en nuestra ética
profesional, explicar qué es la ética profesional y ejemplos de cómo aplicar nuestra
ética profesional en el campo laboral…”.

Para completar este eje, se cuestionó a los estudiantes respecto a cómo ponen en
práctica su ética profesional. En la tabla 28 se presenta el concentrado de las respuestas
obtenidas.
Tabla 28. Afirmaciones de los estudiantes respecto a la manera en como ponen en práctica
su ética profesional
Afirmación Porcentaje de alumnos
que la indican
No cometo plagio, ni copio en exámenes 87.5%
Estoy comprometido con mi formación y mi labor como 87.5%
profesional
Uso información válida y confiable 87.5%
Acepto cuando no sé algo 87.5%
Soy responsable en la escuela y el trabajo 75%
Soy respetuoso en la interacción y con las diferencias con 50%
compañeros, profesores y mis propios alumnos
Trato de no hacer las cosas en beneficio propio 12.5%
69

Los estudiantes respondieron que tratan de ser personas íntegras, tratando de actuar
de la mejor manera como estudiantes, en sus trabajos (los que ya laboran) y en la vida
diaria.
Francisco: “cuando tengo exámenes no copio, cuando se entrevista a alguien pues
avisarle que es para fines educativos, no plagiar, estar comprometido con todo mi
quehacer, buscar información válida y confiable. Si algo no sé cuando expongo,
decirlo y no inventarlo…”.

En resumen, se puede hablar de que al interior de la universidad se forman valores


sociales, morales y técnicos, sólo que no existe una coherencia clara entre el discurso de la
formación valoral en la universidad y lo que los alumnos consideran importante como parte
de su profesión.
Los alumnos consideran que la formación de valores se da desde etapas tempranas
de la formación, por medio de la familia y las experiencias vividas y es al llegar a la carrera
que se establecen los valores que regirán el quehacer profesional, esto por medio del
ejemplo de sus profesores. Es por ello, que el papel de los pares en esta etapa es importante,
pero no primordial, ya que por medio de las interacciones entre ellos van desarrollando
valores que les serán útiles en el ejercicio posterior de su profesión.
Respecto a la ética profesional, ellos comentan que sería interesante contar con un
espacio que les permita conocer y reflexionar sobre sus deberes y derechos, así como los
parámetros de su quehacer profesional con la finalidad de formarse integralmente. Para
ello, sugieren una asignatura práctica donde se revisen ejemplos de situaciones reales.
Entrevistas a profesores
Para la obtención del objetivo “explicar el proceso de formación de actitudes y valores
en ética profesional, desde la perspectiva de los profesores”, se hicieron entrevistas las
cuales están guiadas por tres ejes principales: 1) los valores que fomenta la universidad, 2)
el proceso de formación valoral y 3) la importancia de la formación en ética profesional.
Valores que fomenta la universidad. Este eje contempla tres aspectos: a) valores
generales, b) valores profesionales y c) valores que se fomentan en el aula.
En la figura seis se aprecian las respuestas brindadas por los profesores, las cuales se
clasificaron según Herrera (1998). Los valores se clasificaron en tres tipos: sociales,
70

morales y técnicos; los porcentajes presentados en la figura representan la proporción de


profesores que consideran que el valor se está formando.
Al respecto, se puede mencionar que los profesores consideran que los valores que más
se promueven en la universidad y al interior de las aulas son los valores sociales, entre los
que se destacan la responsabilidad, la equidad y el compromiso, los cuales son, según los
docentes, son los pilares de la formación valoral en la universidad, forman parte primordial
dentro de su profesión y por lo tanto, se favorece su desarrollo dentro de las aulas.

Figura 6. Concentrado de respuestas de los profesores al eje uno “valores que fomenta la
universidad”.
71

Asimismo, los valores morales más mencionados en esta clasificación fueron la


autonomía y la ética, los cuales aparecen desde la base de la formación valoral, hasta el
trabajo realizado en las aulas.
Por otra parte, el valor técnico más mencionado en esta categoría fue la cooperación, la
cual es considerada por los docentes como parte primordial del bagaje valoral profesional,
razón por la cual se fomenta en el trabajo del aula.
Proceso de formación de valores y actitudes en ética profesional. El siguiente paso fue
conocer cómo se fomenta el desarrollo o adquisición de valores en el aula.
Tabla 29. Afirmaciones de los profesores respecto al proceso de formación de valores en el
aula
Desarrollo el trabajo en el aula Porcentaje de profesores
que proponen
Se procura la reflexión y toma de consciencia de sus propios 75%
valores por medio de ejemplos reales del quehacer docente
Por medio del ejemplo 50%
Fomentando el gusto por la carrera 25%
Siendo constante en el nivel de exigencia académica y 25%
actitudinal
Dar información sobre los valores 25%
Establecer normas dentro del salón de clases 25%

En este punto, los profesores contestaron que más que sentirse modelos a seguir,
ellos tratan, cada uno desde su respectiva visión, de actuar lo más ética y correctamente
posible, sin embargo, están conscientes que como seres humanos que son, tienen fallas. Por
lo tanto, tratan de hacer su trabajo de la mejor manera posible y de esta manera motivar y
hacer consciencia en los estudiantes respecto a su responsabilidad social como
profesionales de la educación; esto por medio del ejemplo, es decir, exigen calidad
profesional en la medida en la que ellos la ofrecen a sus alumnos, tal como menciona
Ernesto.
Ernesto: “Yo generalmente lo que trato de hacer como profesor con mis estudiantes
es ser exigente conmigo mismo, de tal manera que ellos lo noten de alguna manera,
es decir, si el maestro hace esto, yo también tengo que hacerlo. Entonces, trato de
ser exigente conmigo, de cumplir con mis funciones, demostrarles que mi carrera
me gusta y trato de que a ellos también les guste, que sientan esa vocación…..”
72

Es por ello que en la medida en la que los alumnos se sientan convencidos y


motivados de sus responsabilidades sociales como futuros profesionistas, ellos van
interiorizando y adoptando aquellos valores y actitudes que los profesores han tratado de
demostrar mediante el ejemplo en su práctica profesional, lo que implica su trabajo con los
estudiantes dentro y fuera del aula y el cumplimiento de sus funciones como parte de una
institución y una sociedad del conocimiento cuya función es formar futuros educadores.
Importancia de la formación en ética profesional. Este eje se conforma por dos
aspectos: a) la opinión respecto a la necesidad de implementar una materia sobre ética
profesional y cuáles serían los contenidos a enseñar y b) la importancia de contar con un
código ético.
Los profesores externan opiniones divididas referente a la necesidad de contar con
una materia específica sobre ética profesional, ya que dos (50%) están a favor, y los otros
dos, en contra. Los profesores a favor de la idea plantean que una materia sobre ética
profesional sería el espacio indicado para analizar, discutir y generar información que sea
útil y sirva como una guía en el actuar profesional de los futuros licenciados en educación.
Ellos comentan que a pesar de que la ética profesional está plasmada en el plan de
estudios vigente como un contenido transversal, falta enfatizar estos contenidos para que
los estudiantes sean conscientes de la relevancia que tiene en su proceso de formación.
Agregan que este debe ser un proceso educativo equitativo y con las condiciones necesarias
para que este aprendizaje realmente sea significativo y aplicado al proceder profesional.
Ernesto: “Yo estoy totalmente de acuerdo, algo en lo que no estoy totalmente de
acuerdo es que en nuestro plan se desaparece la asignatura de ética profesional y se
pone como eje transversal. Es cierto que nosotros en nuestra enseñanza como
profesionales debemos decirles a nuestros alumnos las cosas que pueden, deben y
tienen que hacer en el salón de clases y las cosas que debes evitar, sobre todo los
profesionales en la educación tenemos ese compromiso social. Es cierto, nosotros
como profesionales debemos demostrar nuestra ética en nuestro actuar diario en
nuestra profesión, pero a veces se nos olvida y sé que aún siendo parte de un eje
transversal en todas las asignaturas, a veces yo puedo errar en ese sentido. Entonces,
yo si considero el hecho de que sea aunque sea por una calificación
(desafortunadamente) lo vean de una manera más formal, que vean que esto se
aplica, se hace, pero que también es parte importante de una formación”.
73

También están los profesores que consideran que es quehacer de cada uno dentro de
las aulas, formar a sus estudiantes con valores y actitudes éticas. Ellos opinan que esto se
logra siendo congruentes con lo que se plasma en el papel y lo que se realiza en los salones
de clase, tal como lo menciona Jaime:
“Lo que se requiere es que todos los profesores sean congruentes con lo que dicen
que son y cómo actúan. No tiene caso que sepan lo que la literatura dice acerca del
tema si no lo viven o experimentan. Es una cuestión transversal”.

Para complementar este aspecto se les preguntó qué es lo que se debería enseñar
respecto al tema, Daniel contestó:
“Conceptos generales de ética, comparar los diferentes códigos éticos, de las
distintas áreas de la licenciatura (docencia, tutoría, investigación, administración)”.
Por su parte, José dijo:
“Hay que analizar cuáles son las prácticas profesionales aceptables e inaceptables
hay que trabajar duro, hay que enseñarles que la práctica de una vida profesional
tiene consecuencias…..”.
Los docentes consideran que es necesario concientizar a los estudiantes en relación
con la importancia de actuar ética y disciplinadamente, así como de las consecuencias de
esto. Todo, enmarcado en un proceso de formación que se dé de manera respetuosa y en
especial, donde ellos puedan ser un buen ejemplo a seguir.
Por último, se consideró la importancia de contar con un código ético, a lo que los
profesores contestaron que un código en ética sería sólo una guía, un referente para el
proceder profesional. Sin embargo, se hizo énfasis en la necesidad de que los licenciados y
futuros licenciados en educación sean conscientes y reflexivos acerca de su proceder, ya
que sin estas capacidades, de nada serviría un código de ética debido a que si los
profesionales no tienen la habilidad de analizar las situaciones, apropiarse y plantearse
criterios de su actuar como profesional de la educación, un código de ética profesional no
sería nada más que una lista de buenos deseos sin realizar.
José: “Un código ético sólo es útil si existe un proceso educativo que acompañe su
comprensión y adquisición y que muestre su utilidad. El entendimiento de cómo un
código ético mejora la vida de todos, debe ser el resultado de una toma de
conciencia”.
74

En voz de los profesores se puede concluir que la universidad es una institución que
forma valores sociales, morales y técnicos, los cuales se procuran resaltar como parte
fundamental en el quehacer profesional y que por ende, se trabaja en su formación dentro
de las aulas por medio de la reflexión y el análisis de casos reales. Una materia en ética
profesional apoyaría en el proceso de formación valoral, ya que sería en espacio donde se
conozcan y desarrollen los derechos y responsabilidades de los futuros licenciados en
educación, apoyada en código ético que sirva como parámetro o referente del actuar
profesional, todo enmarcado por la facilitación del profesor y la reflexión y adquisición del
estudiante.
En el apartado de discusión, se hará un análisis de la información para lograr la
integración de las perspectivas de estudiantes y profesores, cubriendo con ello el último
objetivo de este trabajo.
75

Capítulo cinco
Discusión
Conforme a la secuencia establecida, se revisará la evidencia pertinente a la
consecución de los objetivos de investigación planteados al inicio de esta investigación y a
las etapas seguidas por este estudio.
Primera etapa
En esta etapa se contestaron los primeros dos objetivos, referentes a la descripción
de los valores y actitudes en ética profesional, tanto de estudiantes como de profesores.
Valores profesionales de los estudiantes
El primer objetivo “Describir qué actitudes y valores en ética profesional tienen los
estudiantes de los diversos grados de la Licenciatura en Educación de la UADY”, se obtuvo
mediante dos estrategias; la primera, el uso de una frase estímulo “buen profesional” la cual
los participantes debían definir con cinco características y posteriormente éstas fueron
analizadas de acuerdo con la técnica de redes semánticas de Reyes Lagunes (1993).
Los estudiantes de la licenciatura en Educación consideran que un buen profesional
es una persona responsable, ética, honesta, respetuosa, puntual, justa y esté comprometida
con su labor.
Esto concuerda con lo encontrado por Chávez González (2008), de la Universidad
Autónoma de Nuevo León. Las características encontradas por la autora presentan gran
similitud, a pesar de estar inmersos en un contexto diferente y que los estudiantes a los que
fue dirigida esta encuesta son de diferentes carreras.
Esto indica uniformidad de criterios, así como el nivel de exigencia respecto a lo
que se espera de un buen profesional; es decir, se espera que sea un sujeto ético, honesto y
que esté en constante formación para adquirir nuevos conocimientos que le permitan
desempeñarse mejor en su profesión, independientemente del área o campo de trabajo.
Actitudes profesionales de los estudiantes
Como segunda estrategia en la consecución del primer objetivo, se analizaron las
respuestas de la Escala de Actitudes Éticas y Profesionales los estudiantes de la
licenciatura en educación. En general, los estudiantes presentaron un patrón de respuesta
76

similar en cada uno de los factores, sin variar en demasía de acuerdo con el género,
semestre o rango de edad.
Esto coincide con lo encontrado por Canto Herrera et al. (2008) en su estudio con
estudiantes de diferentes programas de posgrado de la UADY, donde se realizaron análisis
por factor y género y por factor y edad y al igual que en la presente investigación, no se
encontraron diferencias significativas.
Sin embargo, difiere de los resultados encontrados por Barba y Romo (2005)
respecto al desarrollo moral, ya que dichos autores, afirman que si existe una diferencia en
el desarrollo moral de acuerdo a la edad del sujeto.
Esto puede indicar que en el contexto yucateco, los estudiantes tanto de licenciatura
como de posgrado tienen una actitud positiva hacia la ética profesional,
independientemente del género, la edad, o el programa que se encuentren cursando. A
continuación, se revisan los valores que consideran importantes los profesores.
Valores profesionales de los profesores
El segundo objetivo “Describir qué actitudes y valores en ética profesional tienen
los profesores de la Licenciatura en Educación de la UADY”, se basándose en las mismas
estrategias utilizadas para el primer objetivo.
Mediante la aplicación de la red semántica, se encontró que los profesores
consideran que un buen profesional es una persona responsable, honesta y comprometida
con su profesión.
Actitudes profesionales de los profesores
Otro paso para cubrir este objetivo fue aplicar la escala a los profesores. No se
encontraron diferencias estadísticamente significativas entre cada uno de los factores de la
escala y el género, entre los factores y la edad de los profesores, ni los factores de la escala
y su grado de estudios. Del mismo modo que con los estudiantes, se concluye que los
profesores tienen una actitud positiva hacia la ética profesional, independientemente del
género, la edad y el grado académico.
Estos resultados también concuerdan con lo encontrado por Canto Herrera, et al.
(2008) en su muestra con profesores de posgrado de la UADY.
77

Segunda etapa
Esta etapa se realizó posterior al análisis cuantitativo de los datos recogidos por
medio de la escala. El análisis cualitativo se realizó con información obtenida de entrevistas
semiestructuradas, llevadas a cabo con estudiantes y profesores.
Entrevistas a estudiantes
El tercer objetivo, explicar el proceso de adquisición y desarrollo de actitudes y
valores en ética profesional, desde la perspectiva de los estudiantes, se consiguió por medio
de entrevista a estudiantes. Estas entrevistas se guiaron por tres ejes básicos: 1) valores que
fomenta la universidad, 2) proceso de formación de valores y 3) importancia de la
formación en ética profesional.
Valores que fomenta la universidad. Este eje se conformó con dos aspectos base: los
valores generales que fomenta la universidad y los valores que se consideren propios de
profesión que se desarrollan en su proceso de formación.
Con base en la clasificación de Herrera (1998), se llegó a la conclusión de que los
valores que se forman en el espacio universitario son los sociales en primera instancia, así
como los morales y los técnicos. Se encontró que a pesar de que los estudiantes consideran
que la universidad les fomenta valores morales, técnicos e intelectuales, éstos no tienen el
mismo valor dentro de su perfil de valores profesionales, en donde se le da más peso a los
valores técnicos que los morales.
Es decir, los estudiantes consideran que como profesionales deben contar con
valores sociales, dado que su labor como licenciado en educación atañe directamente a la
sociedad. Ya que son ellos como futuros formadores, investigadores, creadores y
evaluadores de planes y programas de estudio o administrativos, los que tienen la
responsabilidad de formar seres humanos en toda la extensión de la palabra con los
conocimientos, las habilidades y las actitudes necesarias para desempeñarse en su
comunidad. Para ello, necesitan valores técnicos que les permitan realizar impecablemente
esta valiosa labor y por supuesto, valores morales que sustenten sus decisiones y les
permitan desarrollarse personal y profesionalmente.
78

Este resultado concuerda con el estudio de Sabido (2004) realizado en la misma


institución, quien reportó como parte de sus resultados que los valores que consideran más
importantes en su formación, son los valores sociales.
Proceso de adquisición de actitudes y valores en ética profesional. Los estudiantes
consideran que éste es un proceso constante que empieza desde etapas muy tempranas,
desde la educación recibida en casa y en la escuela. Por lo tanto, en la licenciatura ya se
cuentan con ciertos valores establecidos que se van fortalecido o debilitando con la
formación académica, el ejemplo y la interacción con profesores y compañeros. Este
proceso es individual y se basa en el seguimiento de normas establecidas que al ponerlas en
práctica, se van interiorizando.
Estos resultados coinciden con la postura de Allport (1977) respecto a que la
formación de valores comienza en etapas tempranas y es por medio de la interacción que se
van interiorizando ciertos valores. Por ello, se espera que la escuela y en particular el
trabajo dentro del aula sea un espacio formador de valores, con la finalidad de que los
alumnos se conviertan en profesionales que puedan adaptarse a las expectativas éticas de la
sociedad.
Asimismo, se cuestionó respecto al papel del docente en este proceso de formación
valoral. Los estudiantes comentaron que es mediante el ejemplo y la interacción dentro y
fuera de clase con sus profesores, es como ellos refuerzan los valores y afianzan el
compromiso de los estudiantes hacia su profesión y la sociedad en la que se desenvuelven.
Este es un proceso de modelamiento que debe promover ante todo la congruencia entre los
valores plasmados por la institución y el desempeño profesional de los docentes; dando por
resultado la formación integral de los alumnos.
También se plasmó la situación en la que el profesor es un modelo de anti-valor y es
entonces cuando los estudiantes tienen la necesidad de usar su criterio para poder distinguir
aquellas conductas y actitudes acordes a los objetivos de aprendizaje, de aquellas conductas
que no lo son.
En este punto, se retoma la perspectiva de González Tirados y González Maura
(2007) respecto a la concepción del profesor como un orientador y modelo educativo. Por
tanto, es importante que el profesor cuente con las habilidades necesarias para hacer su
79

labor dentro y fuera del aula de manera reflexiva, de tal forma que pueda transmitir a sus
alumnos los valores asociados a un desempeño ético y responsable.
A su vez, Escalante y Morales (1996) en su estudio en la Facultad de Educación ya
reportaban que los estudiantes consideraban a sus profesores como formadores de valores,
entre los que se mencionó la responsabilidad, uno de los valores sociales más mencionados
por los sujetos de este estudio.
Un aspecto más a considerar dentro de este eje de análisis fue el papel de los pares
en el proceso de adquisición de valores. Los estudiantes contestaron que es por medio de la
interacción y las relaciones de amistad como se refuerzan y fomentan nuevos valores. Esta
interacción les permite retroalimentarse de tal manera que les permita crecer como personas
y profesionales. Sin embargo, al igual que con los profesores, también existe la opinión de
que hay compañeros que son ejemplos de contra valor.
Por otra parte, también se considera el papel que sigue tomando la familia y la
religión en este proceso de formación.
Importancia de la formación en ética profesional. El tercer eje se refiere a la
importancia de la ética profesional en el espacio educativo. Los estudiantes si consideran
importante la ética profesional ya que la labor de un educador está plagada de valores
implícitos y al ser éste un modelo de conducta, es necesario contar con parámetros para
establecer límites y reglas de conducta que les permitan tomar mejores decisiones. Del
mismo modo, la ética profesional permite conocer derechos y obligaciones del profesional
de la educación.
Sin embargo, no hay que olvidar que al trabajar con seres humanos es imposible
establecer reglas fijas y recetas de cocina que indiquen el proceder del profesional, por lo
tanto, es necesario contar con el criterio necesario para tomar decisiones propias.
Es por ello que se retoma la idea de Gómez (2007), que plantea que las
universidades constituyen un espacio idóneo para el aprendizaje ético, y deben encaminar
sus esfuerzos por desarrollar el pensamiento crítico, así como la búsqueda de la verdad.
Como parte de este último eje, se quiso conocer la opinión respecto a los estudiantes
sobre la necesidad de contar con una materia específica sobre ética profesional. Ellos
consideran que si sería importante, más no necesario contar con cursos sobre ética
80

profesional, ya que estos contenidos se ven de manera transversal en su carrera y se van


forjando por medio del ejemplo de los profesores.
Como complemento a esta pregunta, se les cuestionó a los alumnos respecto a los
contenidos a tratar dentro de esta materia. Los alumnos propusieron temas tales como: a) el
comportamiento entre colegas, b) cuáles son los valores que le corresponden a mi
profesión, c) deberes y derechos de los licenciados en educación y d) qué es la ética
profesional.
Esto muestra un vacío de información que los estudiantes requieren sea llenado por
medio de actividades prácticas y ejemplos de situaciones reales que se pueden presentar en
la práctica profesional.
Hirsch (2003) establece que la ética profesional es un campo que puede contribuir a
aminorar el aislamiento en que se encuentran las áreas de conocimiento, para integrarlas a
una perspectiva holística, además, ayuda a reflexionar sobre qué debe hacer un profesional
para dejar de ser un simple profesional y ser un buen profesional. Además, la ética
profesional es un tema que sirve para promover la autoestima colectiva y personal de los
estudiantes universitarios y de los profesionales, la calidad humana de lo que se hace y el
valor del servicio que prestan a la sociedad.
Algunos de los contenidos que propone Hirsch (2003, p. 241) como parte de un
programa en ética profesional son los siguientes:
1. Clarificar los bienes y servicios que brinda a la sociedad
2. Beneficiarios directos e indirectos
3. Modos más apropiados de ofrecer bienes y servicios
4. La complejidad del trabajo profesional en las diversas organizaciones públicas y
privadas.
5. Conflictos éticos en el ejercicio profesional
6. Problemática de la identidad profesional cuando los estudios no coinciden con las
ofertas de empleo
7. Existencia de asociaciones, colegios profesionales y códigos profesionales
8. La oportunidad de contribuir a la sociedad
81

Respecto a los deberes y derechos de los educadores, Altarejos, et al. (1998)


proponen los deberes del educador hacia los educandos, hacia los padres y tutores, con
respecto a la profesión, hacia los otros educadores y hacia la institución escolar.
Por último, para finalizar con este eje, se les preguntó a los estudiantes a manera de
ejercicio de reflexión cómo consideran que ponen en práctica la ética profesional. Los
estudiantes contestaron que tratan de ser personas íntegras y tratan de actuar de la mejor
manera como estudiantes, tratando de no copiar en exámenes, no cometer plagio, buscar
información válida y confiable, ser honestos respecto a sus conocimientos, ser
responsables, ser puntuales, no hacer las cosas en beneficio propio y ser respetuosos con
compañeros y profesores.
Entrevistas a profesores
El cuarto objetivo: “Explicar el proceso de formación de actitudes y valores en ética
profesional, desde la perspectiva de los profesores”, se alcanzó mediante entrevistas a los
profesores de la Licenciatura en Educación, las cuales estuvieron dirigidas por tres ejes
fundamentales: 1) valores que promueve la universidad, 2) formación de valores y actitudes
en ética profesional y 3) importancia de la formación en ética profesional.
Valores que promueve la universidad. Según la clasificación de Herrera (1998) los
valores que más se fomentan en la universidad son los valores sociales tales como la
responsabilidad, la equidad y el compromiso. Mismos que se comparten como parte del
perfil valoral de un licenciado en educación y que por lo tanto, son los que se trabajan al
interior de las aulas. Otros valores que se procuran son los morales, entre ellos la autonomía
y la ética; así como los valores técnicos, como la cooperación.
Esta congruencia nos habla de que la UADY sirve como guía con su modelo
humanista, el cual está orientado a destacar las interacciones que se establecen entre
personas, es decir, los valores sociales, tal como hizo mención el rector Dr. Alfredo Dájer
Abimerhi (2006, p.6) en su propuesta para la rectoría de la institución mencionada.
Proceso de formación de valores y actitudes en ética profesional. Los profesores
comentaron que tratan de actuar los más éticamente posible. Sin embargo, como seres
humanos tienen algunas fallas, por lo tanto, no se consideran modelos de conducta, pero sí
82

tratan de realizar un trabajo académico de calidad que motive y haga conciencia en los
estudiantes respecto a su responsabilidad social como educadores.
En el modelo educativo de la UADY (Dájer Abimerhi, 2006) se plasma el papel del
profesor como facilitador del estudiante y del mismo modo considera la formación de
valores como un tema transversal, con lo que se pretende que el profesor introduzca
temáticas que lleven a la reflexión y a la apropiación de valores por parte de los estudiantes.
Cabe señalar que ya no es el enfoque tradicional donde el docente es concebido
como un transmisor de conocimientos, donde se espera que el estudiante aprenda
conductual y conceptualmente qué es un valor, cuáles son y cómo llevarlos a la vida diaria.
Se espera que el alumno pueda hacer un ejercicio de introspección y de acuerdo con sus
propias creencias, jerarquizar sus valores y ponerlos en práctica en su vida personal y
profesional.
Los profesores consideran que en la medida en que los estudiantes tomen
consciencia y se apropien de sus responsabilidades con la sociedad como futuros
educadores, ellos van tomando aquellas actitudes y valores que los profesores han tratado
de mostrar mediante el ejemplo en su práctica profesional.
Además, en el proceso de formación valoral debe considerarse el contexto del
estudiante, es decir, no se puede pretender que el estudiante sólo tiene interacción en la
escuela, sino que es un cúmulo de experiencias personales, familiares y educativas que
impactan sobre él, su comportamiento y su formación actitudinal y valoral. Esto último,
muchas veces es olvidado y se espera que sea en la escuela (en todos sus niveles) donde los
estudiantes “adquieran” aquellos valores que dirigirán su actuar personal y profesional.
Importancia de la formación en ética profesional. Este eje se constituye por dos
aspectos: 1) opinión respecto a la necesidad de contar con una materia sobre ética
profesional y sus contenidos y 2) la importancia de contar con un código ético.
Los profesores mostraron opiniones divididas respecto a la idea de contar con una
materia sobre ética profesional. Los que están a favor consideran que sería un espacio
dedicado a analizar, discutir y generar información que sirva como guía en el actuar
profesional de los futuros licenciados en educación.
83

Los que no consideran necesaria una materia sobre ética profesional, mencionan que
actualmente, el contenido valoral está considerado como una competencia transversal en el
plan de estudios y es papel de cada uno formar a sus estudiantes, siendo congruentes con lo
que está plasmado en el papel y lo que se trabaja en el aula.
Sin embargo, los profesores consideran que algunas veces estos contenidos quedan
de lado y no se les da el énfasis necesario para que los estudiantes puedan reflexionar
respecto al papel que éstos tienen en su formación.
Según Martínez (1995) los contenidos transversales son contenidos culturales
relevantes, necesarios para la convivencia, que configuran el modelo ciudadano que
demanda cada sociedad a través de una educación en valores que permita a los estudiantes
sensibilizarse ante los problemas, enjuiciarlo de manera crítica y actuar con compromiso,
pero libremente asumido.
Es decir, los contenidos transversales en valores y ética profesional deben de tener
el propósito de sensibilizar, concientizar y crear un sentido de compromiso en los
estudiantes; por lo tanto, deben de ser trabajados con la misma relevancia que los
contenidos específicos de cada asignatura. Es decir, estos contenidos deben de contar con
objetivos, metas, actividades y es necesario que el docente participe activamente para que
esta formación se vea materializada en el aula. Desde esta perspectiva, el docente es un
modelo a seguir. Por tanto, los docentes deben ser conscientes de esta responsabilidad y
trabajar para que la “transversalidad” tome sentido.
Por último, se cuestionó la necesidad de contar con un código ético que guíe su
actuar profesional. Los profesores contestaron que un código ético sería sólo un referente
para el proceder profesional. Además de esta guía, es necesario que el estudiante sea
consciente y reflexivo acerca de su proceder, ya que sin estas capacidades, un código ético
se reduciría a una lista de buenos deseos.
Tal como menciona Menéndez (1962), al plantear las responsabilidades del profesor
ante la sociedad escolar, la sociedad civil y ante la familia dentro de la formación de
valores y actitudes en ética profesional, independientemente si se sigue un código ético o
no.
84

A su vez, Yurén (2001) plantea que la formación en ética profesional contiene una
estrategia deliberada cuando incluye objetivos, reglas y actividades con vistas a favorecer
que el sujeto en formación tenga un referencial que le dé sentido a su quehacer profesional.
Del mismo modo, es necesario que determine y aplique criterios, principios y
procedimientos de consciencia para enfrentar situaciones que puedan representar un
conflicto socio-moral en su campo profesional.
En conclusión, el proceso de formación en ética profesional debe de ser
cuidadosamente planeado, con objetivos y actividades específicas que le permitan al
estudiante fijarse criterios en los que pueda basar su quehacer profesional. Del mismo
modo, no deben dejarse de lado los tres grandes rubros a los que va dirigido principalmente
el actuar profesional del educador que es primero hacia los estudiantes, segundo a la
sociedad en general y tercero, a la familia en particular.
Según González Maura y González Tirados (2007), la concepción tradicional de la
formación docente como formación instrumental que se realiza a través de cursos en los
que el educador se apropia de conocimientos y habilidades didácticas que le permiten
transmitir conocimientos a sus estudiantes, resulta obsoleta y por tanto, se presenta una
concepción diferente; la formación docente como proceso educativo potenciador del
desarrollo profesional del educador que le posibilita un desempeño profesional competente,
autónomo y comprometido.
Este aprendizaje se basa en aprender no sólo del libro de texto, sino del profesor, del
aula, de la vida y a lo largo de ella en la medida que se adquiere la capacidad de reflexión,
abstracción, conceptualización y se lleva a la práctica lo aprendido, es decir, es un
aprendizaje iterativo.
En resumen, participación, reflexión crítica y compromiso con la tarea educativa
constituyen, por tanto, elementos esenciales en el perfil idóneo del licenciado en educación.
Como se mencionó con anterioridad, es importante que los jóvenes desarrollen la
capacidad reflexiva y crítica de poder apreciar y apropiarse de valores éticos que sean una
guía en su proceder profesional posterior.
A continuación se presenta la integración de las etapas del estudio por resultados de
estudiantes y profesores con la finalidad de establecer la relación entre las mismas.
85

Integración de las etapas: perspectiva de los estudiantes


Se presenta la integración de acuerdo con los ejes que se manejaron para las
entrevistas.
Valores que fomenta la universidad
Cuando se pidió a los alumnos que describieran con cinco adjetivos a un buen
profesional ellos dieron los siguientes: 1) responsable, 2) ético, 3) respetuoso, 4) honesto,
5) puntual, 6) comprometido y 7) justo.
De acuerdo con la clasificación de Herrera (1998), los valores responsabilidad,
respeto, honestidad y compromiso caerían dentro de los valore sociales; los valores ética y
justicia corresponden a los valores morales y por último, la puntualidad corresponde a los
valores técnicos. Para esclarecer el análisis se hará uso de una tabla de comparación.
En la tabla 30 se observará la congruencia entre los valores que los estudiantes
consideran importantes en su formación profesional. En ambas etapas, los valores sociales
tuvieron más peso y los más representativos son: a) la responsabilidad, b) el respeto, c) la
honestidad y d) el compromiso.
Por su parte, el valor moral que en el que coincidieron los estudiantes en ambas
etapas del estudio fue en la ética. Por último, el valor técnico en el que coincidieron los
estudiantes fue la puntualidad. Esto nos puede dar una visión más clara de cuáles son los
valores que se están fomentando en esta universidad para los futuros licenciados en
educación.
Tabla 30. Comparación de las respuestas obtenidas en las etapas respecto a los valores
profesionales, de acuerdo con los estudiantes
Categoría de valor Primera etapa Segunda etapa
Responsabilidad Responsabilidad
Respeto Respeto
Honestidad Tolerancia
Social
Compromiso Honestidad
Compromiso
Empatía
Ética Ética
Moral
Justicia Integridad
Puntualidad Cooperación
Técnicos Puntualidad
Innovación
86

Proceso de adquisición de actitudes y valores en ética profesional


Al aplicar la escala de actitudes en ética profesional a los estudiantes, no se
encontró diferencia entre las actitudes por género, semestre o edad, lo que invita a
reflexionar ¿entonces, si las actitudes no cambian de acuerdo con el género, semestre o
edad, cómo se llegan a establecer en el sistema de valores de un individuo?
Para responder a esta pregunta, se analizó la información obtenida en las entrevistas
respecto al proceso de formación valoral, en la que se encontró que éste es constante y
empieza desde etapas muy tempranas como menciona Allport (1977), desde la educación
recibida en casa y en la escuela. Por tanto, al llegar a la licenciatura, los estudiantes ya
cuentan con un sistema de valores establecidos que se van fortalecido o debilitando por
medio de las experiencias vividas, el ejemplo y la interacción con profesores y compañeros.
Este proceso es individual y se basa en el seguimiento de normas establecidas que al
ponerlas en práctica, se van interiorizando.
El hecho de que los estudiantes ya lleguen con una formación valoral previa, puede
ser la razón por la cual no se encontraron diferencias en las actitudes respecto a su género,
la edad o el semestre de la carrera, ya que aunque éstos son factores que pueden intervenir
durante el proceso, no son decisivos en el desarrollo de valores y actitudes.
Importancia de la formación en ética profesional
Cabe apuntar que aunque los estudiantes cuenten con sus propios valores y
actitudes, ellos si presentan la inquietud de contar con una materia específica sobre ética
profesional que les permita un espacio de análisis de casos concretos de su quehacer
profesional y que les brinde los elementos necesarios para conocer sus deberes y sus
derechos.
Integración de las etapas: perspectiva de profesores
Esta integración, se realizará bajo los mismos ejes que guiaron las entrevistas.
Valores que promueve la universidad
Cuando se les solicitó a los profesores describir a un buen profesional, ellos
coincidieron en tres valores principales: a) responsabilidad, b) honestidad y c) compromiso.
Estos tres valores caen en la clasificación de valores sociales según Herrera (1998).
87

A continuación, se presenta en la tabla 31 la comparación de los valores sociales


establecidos como parte del referente de un buen profesional, en la formación universitaria,
los correspondientes a la profesión y los que se promueven en el aula.
Como se observará en la tabla 31, los valores sociales: responsabilidad, honestidad
y compromiso son constantes en el referente de la formación valoral, desde los principios
plasmados por la universidad, los correspondientes a los licenciados en educación, hasta los
que se trabajen en las aulas, encontrando una fuerte correspondencia en el lo que se
considera “correcto” y lo que se procura trabajar en las aulas.
Sólo se realizó la comparación con los valores sociales, ya que los valores
propuestos en la etapa cuantitativa sólo corresponden a este tipo de valor. Esto no significa
que los valores morales y técnicos no sean importantes, sin embargo, si es notoria la
importancia que dan los profesores a los valores sociales, por encima de las otras
categorías.
Posiblemente esto nos dé una referencia del papel que perciben tener los docentes,
es decir, se conciben como seres sociales que cuya responsabilidad con la comunidad es
importante y por lo tanto, existe un fuerte sentido de compromiso con la labor que están
ejerciendo.
Tabla 31. Comparación de los valores sociales en la primera y segunda etapas, de acuerdo a
alumnos y profesores
Los que presenta un Los que se Los que corresponden Los que se fomentan en el
buen profesional fomentan en la a la profesión aula
universidad
Responsabilidad Responsabilidad Responsabilidad Responsabilidad
Honestidad Equidad Equidad Compromiso
Compromiso Compromiso Honestidad Respeto
Servicio Honestidad
Servicio
Equidad
Tolerancia

Proceso de formación de actitudes y valores en ética profesional


En general, los profesores presentan una condición favorable hacia las actitudes en
ética profesional, sin importar género, edad o grado de estudios. Es por ello, que los
88

profesores en sus aulas procuran invitar a sus alumnos a reflexionar y concientizarse de sus
propios valores por medio de ejemplos reales de su quehacer profesional.
Asimismo, por medio de modelamiento tratan de inculcar el gusto por la carrera y
establecer normas dentro del salón de clases, siendo exigentes académica y
actitudinalmente.
Importancia de la formación en ética profesional
Respecto a la necesidad de contar con una materia sobre ética profesional, los
profesores presentan una opinión divida al respecto. Por una parte, los que están a favor,
mencionan que ésta apoyaría en el proceso de formación valoral, brindando un espacio
donde se conozcan los derechos y responsabilidades de los futuros licenciados en
educación, y apoyada en un código ético que les brinde un referente de su actuar
profesional. Por otra parte, los que están en contra, mencionan que la ética profesional es un
contenido transversal que cada profesor debe trabajar en las aulas, por medio de una
coherencia entre lo que dice la teoría y su práctica profesional.
Conclusión
A manera de conclusión, se contestará el objetivo número cinco de esta
investigación, el cual es una integración y análisis de las perspectivas de estudiantes y
profesores respecto a la formación de valores y actitudes en ética profesional.
Como apoyo para el análisis se presenta a continuación en figura siete un
concentrado de las respuestas de estudiantes y profesores.
Respecto a la figura siete, es importante señalar la diferencia entre la cantidad de
palabras definidoras que utilizaron estudiantes y profesores. Los estudiantes utilizaron seis,
mientras los profesores sólo tres. Esto nos indica más cohesión entre las ideas de los
profesores que entre los alumnos. Esto podría deberse al entorno laboral que viven en la
institución, es decir, que los trabajadores de la Facultad de Educación, brindan más
importancia a valores como la responsabilidad, la honestidad y el compromiso, mismos que
son transmitidos de manera consciente o no a los alumnos en su proceso de formación.
La UADY como organismo regulador, establece valores que difunde entre las
diversas carreras que se ofertan en ella, algunos de ellos la responsabilidad, la honestidad y
el compromiso, los cuales se traducen en excelencia académica y el sentimiento de orgullo
89

y pertenencia a la institución, ya sea como estudiante o como profesor. Esto permite crear
un fuerte sentido de identidad que compromete al individuo con ella y con la consecución
de la visión y los objetivos de la institución de pertenencia, en este el caso de la Facultad de
Educación.
90

Figura 7. Síntesis de respuestas de profesores y estudiantes


91

Por su parte, la Facultad de Educación cuenta con sus propios valores y


metodologías para difundirlos entre todos los actores de la institución. Uno de sus métodos
de transmisión es por medio del ejemplo y fomentando la interacción entre pares, así como
entre estudiantes y profesores. Los profesores exigen excelencia en sus productos de
aprendizaje y los estudiantes tratan de actuar en consecuencia.
Respecto al proceso de formación, se concluye que éste es un proceso que se inicia
desde etapas muy tempranas. Si bien es cierto que para cuando el estudiante entra a la
carrera ya trae valores y actitudes muy definidos, la interacción entre sus profesores,
compañeros, familia y otros actores sociales, son factores que intervienen en este proceso.
Inclusive, los valores y actitudes pueden irse modificando aún después, en el ejercicio
profesional, ya que un proceso de formación es constante y está íntimamente ligado al
desarrollo personal. Por lo tanto, no se espera que sea un proceso que concluya en una etapa
escolar determinada, sino de acuerdo con las experiencias de cada persona.
Sin embargo, aún quedan brechas de formación, especialmente en la formación
ética, ya que como los estudiantes comentan, hacen falta espacios que inviten a la reflexión
y la concientización de los docentes y futuros licenciados en educación respecto al actuar
profesional y la importancia y repercusión que tiene éste en la sociedad.
Sobre este mismo punto, hay una observación importante, a pesar de que los
estudiantes si consideran necesaria una materia sobre ética profesional, no todos los
profesores (al menos los entrevistados) coinciden en esta idea. Esto lleva a la reflexión
respecto al papel que conciben los profesores como formadores de valores y actitudes en
ética profesional.
Es decir, los profesores que están a favor de contar con una materia específica ¿se
quieren deslindar de la obligación? O sólo consideran importante darle un espacio de
formación formal al tema. Por otro lado, los que están en contra ¿realmente están haciendo
lo que les corresponde respecto al tema? Si la respuesta fuera que si, entonces regresamos
al punto de ¿Por qué los estudiantes tienen esta necesidad de formación?
Es un hecho que nuestra sociedad atraviesa por momentos de cambios
paradigmáticos en educación, donde el enfoque basado en competencias establece que los
profesionistas deben ser personas integrales con conocimientos, habilidades y actitudes. Es
92

por ello, que no se puede dejar de lado el contenido ético en los planes de estudio, ya sea
como contenido transversal, como una materia que forme parte de los contenidos básicos de
un programa o ¿por qué no?, de ambas formas.
Independientemente del manejo del tema, se proponen algunos contenidos de
trabajo en el aspecto de formación ética y valoral, los temas son:
1. ¿Qué es la ética profesional?
2. ¿Qué valores están implícitos en la profesión?
3. Beneficiarios directos e indirectos
4. Prácticas profesionales aceptables e inaceptables
5. Deberes y derechos de la profesión
6. La complejidad del trabajo profesional en las diversas organizaciones públicas y
privadas. Conflictos éticos en el ejercicio profesional
7. Problemática de la identidad profesional cuando los estudios no coinciden con las
ofertas de empleo
8. Comportamiento con los pares
9. El papel del educador en la sociedad
10. Existencia de asociaciones, colegios profesionales y códigos profesionales
11. Importancia de la disciplina en el educador
El tema de los valores y la ética profesional puede ser abarcado desde diversas
perspectivas. Ésta es sólo una propuesta de formación de las muchas posibles, siempre y
cuando no se pierda de vista que la ética es una ciencia aplicada y cualquiera que sea el
camino que se tome para abordarla, el fin último debe de ser contribuir a que los
profesionales ofrezcan mejor calidad en sus servicios, al contar con las competencias
necesarias para desempeñar bien su labor y con esto, beneficiar a la comunidad en la que se
desenvuelve.
Recomendaciones
Para enriquecer el tema de la formación de valores y actitudes en ética profesional,
se sugiere realizar estudios similares en carreras afines y disímiles, tal como se ha trabajado
con los estudiantes de posgrado, con la finalidad de obtener una visión más amplia sobre
éste. Asimismo, dado que se ha proliferado el número de universidades privadas en
93

Yucatán, sería interesante conocer el trabajo de formación valoral y en ética profesional que
se realiza al interior de las mismas, ya que los estudios que se han hecho en este estado
sobre el tema, se han realizado en la universidad pública.
Asimismo, sería interesante conocer las perspectivas de los diferentes actores que
intervienen en este proceso de formación: estudiantes, docentes, empleadores y
administrativos y comparar los resultados obtenidos en las universidades privadas con los
obtenidos en la universidad pública de Yucatán.
Por otra parte, se sugiere para estudios posteriores, enriquecer la Escala de
Actitudes y Valores en ética profesional, ya sea con nuevos apartados en el cuestionario o
con la adición o modificación de los reactivos, esto con la finalidad de obtener resultados
significativos que nos permitan realizar análisis más profundos.
Asimismo, es deseable realizar más entrevistas a profundidad a estudiantes y
profesores de diversas áreas de conocimiento, de modo que se cuente con información
suficiente para derivar propuestas de formación conforme cada disciplina, acordes a las
necesidades específicas de cada una.
94

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Trillo, F., Rubal, X. y Zabalza, M. (2003). La educación en actitudes y valores. Dilemas
para su enseñanza y evaluación. Argentina: Homo Sapien Ediciones.
Vallaeys, F. (2002). Orientaciones para la enseñanza de la ética, el capital social y el
desarrollo en las universidades. Disponible en: www.iadb.org/ética
Yurén, M. (2001). Ethos profesional, eticidad y dispositivos de formación. Educación y
valores. Tomo III. pp. 99-118.
Zárate, R. (2001). La formación de valores y actitudes en la educación superior. Educación y
valores. Tomo II. pp. 183-213.
99

Apéndice A
Escala de actitudes en ética profesional-versión para alumnos

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE YUCATÁN


FACULTAD DE EDUCACIÓN

Estimado alumno:
Con el propósito de ampliar la información sobre el estado de la ética profesional en
nuestro estado, se está llevando a cabo una tesis de maestría, para conocer los valores
profesionales que rigen a los estudiantes de la Licenciatura en Educación de la Facultad de
Educación de la Universidad Autónoma de Yucatán, por lo tanto, la información que usted
proporcione será de gran utilidad.
Por tal motivo, solicitamos su valiosa colaboración para responder el siguiente
cuestionario que cuenta con los siguientes apartados: 1.Rasgos del buen profesional,
2.Escala de actitudes hacia la ética profesional y 3. Datos generales
Toda la información que nos proporcione será manejada con suma confidencialidad,
y los resultados contribuirán a la generación de conocimiento acerca del tema.
De antemano les agradecemos su colaboración.
Dr. Pedro Canto Herrera – asesor de tesis
Lic. Norma Benois Muñoz –tesista
100

I. Concepto del buen profesional


Instrucciones: En términos generales, indique los que a su juicio son los cinco adjetivos que
califican a un buen profesional.
Adjetivo 1 _________________________________________________________
Adjetivo 2 _________________________________________________________
Adjetivo 3 _________________________________________________________
Adjetivo 4 _________________________________________________________
Adjetivo 5 _________________________________________________________
I. Escala de actitudes hacia la ética profesional
Instrucciones: Por favor marque con una equis el número que corresponda al grado de
acuerdo que tiene con cada proposición con base en la escala siguiente.
1. Totalmente en desacuerdo
2. En desacuerdo
3. Ni en acuerdo ni desacuerdo
4. De acuerdo
5. Totalmente de acuerdo
1 Me gusta tratar con profesionales que tengan buenos conocimientos 1 2 3 4 5
científicos
2 Me siento mejor cuando tengo presente las necesidades profesionales 1 2 3 4 5
de mis compañeros
3 Estoy dispuesto a asumir las consecuencias de mis errores 1 2 3 4 5
profesionales
4 Me gusta tratar con profesionales que toman en cuenta con mi opinión 1 2 3 4 5
5 Me produce satisfacción la adquisición de nuevos conocimientos 1 2 3 4 5
profesionales
6 Guardar la confidencialidad es importante en el ejercicio profesional 1 2 3 4 5
7 Estoy satisfecho con la carrera que he elegido 1 2 3 4 5
8 Estar al día en los conocimientos es imprescindible para ser un buen 1 2 3 4 5
profesional
9 Me gusta que mis compañeros valoren positivamente mi buen trabajo 1 2 3 4 5
con las personas
10 El cumplimiento a tiempo de mis tareas importante 1 2 3 4 5
11 Es un gran logro hacer profesionalmente lo que me gusta 1 2 3 4 5
12 Si no estoy preparándome continuamente no puedo resolver nuevas 1 2 3 4 5
situaciones y problemas profesionales
13 No necesito ponerme en lugar de mis clientes o usuarios para 1 2 3 4 5
comprender sus necesidades
14 Es más fácil desarrollar el trabajo si se está identificado con la 1 2 3 4 5
profesión
15 Me producen desconfianza aquellos que dicen saberlo todo en la 1 2 3 4 5
profesión
101

16 La solución de los problemas sociales es un asunto técnico que hace 1 2 3 4 5


innecesario escuchar a los ciudadanos
17 Para no cometer errores en mi ejercicio profesional debo ser consciente 1 2 3 4 5
de los límites de mis conocimientos y habilidades
18 La profesión es un ámbito de identidad para sus miembros 1 2 3 4 5
19 No me agrada tener que prepararme continuamente 1 2 3 4 5
20 Considero que puedo resolver importantes cuestiones profesionales 1 2 3 4 5
escuchando a los demás
21 Debo ganarme la confianza de las personas con las que trabajo 1 2 3 4 5
actuando con honestidad
22 Actúo como un buen profesional cuando soy sensible a las necesidades 1 2 3 4 5
de los demás
23 Estoy dispuesto a ocupar tiempo en actualizar mis conocimientos sobre 1 2 3 4 5
algún aspecto de mi profesión
24 Prefiero trabajar en equipo porque el resultado es de mayor calidad 1 2 3 4 5
25 Hay decisiones éticas tan importantes en el ejercicio de mi profesión 1 2 3 4 5
que no puedo dejarlas sólo a criterio de las organizaciones
26 Hacer lo correcto profesionalmente me permite estar en paz conmigo 1 2 3 4 5
mismo
27 Estoy dispuesto a dedicar dinero a mi formación 1 2 3 4 5
28 Se equivocan las instituciones que no promueven el trabajo en equipo 1 2 3 4 5
de sus profesionales
29 Mientras la ciencia y la tecnología sigan avanzando no es necesario 1 2 3 4 5
preocuparse de sus consecuencias
30 En el ejercicio profesional ayuda mucho tener una actitud positiva ante 1 2 3 4 5
la adversidad y la superación de los retos
31 Me preocupa que pueda ejercer mi profesión de modo rutinario 1 2 3 4 5
32 Estoy convencido de que para ser un buen profesional tendré que hacer 1 2 3 4 5
algún tipo de sacrificio
33 La formación en ética me puede ayudar a enfrentar conflictos en el 1 2 3 4 5
trabajo profesional
34 Para tomar buenas decisiones profesionales hay que tener seguridad en 1 2 3 4 5
si mismo
35 Creo necesario hacer cosas nuevas para avanzar en la profesión 1 2 3 4 5
36 Trabajar con ahínco es parte de mi realización profesional 1 2 3 4 5
37 Considero imprescindible tener en cuenta los aspectos éticos en el 1 2 3 4 5
ejercicio de mi profesión
38 No debo tomar decisiones profesionales importantes sin antes valorar 1 2 3 4 5
sus consecuencias
39 Disfruto cuando tengo que aprender algo nuevo 1 2 3 4 5
40 A los profesionales no les corresponde la solución de los problemas 1 2 3 4 5
sociales
41 Es bueno tener aspiraciones pero no una ambición desmedida 1 2 3 4 5
42 Para mi buen ejercicio profesional no puedo limitarme a desarrollar 1 2 3 4 5
sólo habilidades técnicas
43 Para ser un buen profesional no puedo ignorar los problemas de la 1 2 3 4 5
sociedad en donde vivo
102

44 No estoy dispuesto a ejercer mi profesión solo por dinero 1 2 3 4 5


45 Considero conveniente aceptar el riesgo de equivocarme con tal de 1 2 3 4 5
mejorar mi actividad profesional
46 En la profesión, ayudar a los demás es más importante que alcanzar el 1 2 3 4 5
éxito
47 No es preciso que conozca y practique los valores de mi profesión para 1 2 3 4 5
poder ejercerla
48 Lo que me interesa preferentemente del ejercicio de mi profesión es 1 2 3 4 5
ganar dinero y prestigio
49 El éxito profesional no significa nada si no me permite ser una mejor 1 2 3 4 5
persona
50 De nada sirve un trabajo bien hecho sino contribuye a ayudar a los 1 2 3 4 5
demás
51 Un buen profesional debe darse tiempo para evaluar las consecuencias 1 2 3 4 5
de sus acciones
52 Seleccioné mi carrera para ser útil a las personas 1 2 3 4 5
53 La coherencia con los principios éticos es más importante que ganar 1 2 3 4 5
dinero
54 Respeto las opiniones de los clientes y usuarios sobre mi trabajo 1 2 3 4 5
profesional
55 Transmito mis propios valores a través del ejercicio profesional 1 2 3 4 5

II. Datos generales


Instrucciones:
Marque con una X su género: Masculino ( ) Femenino ( )
Indique su edad, en años cumplidos ______
Indique en grado académico en el que se encuentra __________
103

Apéndice B
Escala de actitudes en ética profesional-versión para profesores

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE YUCATÁN


FACULTAD DE EDUCACIÓN

Estimado profesor:
Con el propósito de ampliar la información sobre el estado de la ética profesional en
nuestro estado, se está llevando a cabo una tesis de maestría, para conocer los valores
profesionales que rigen a los estudiantes de la Licenciatura en Educación de la Facultad de
Educación de la Universidad Autónoma de Yucatán, por lo tanto, la información que usted
proporcione será de gran utilidad.
Por tal motivo, solicitamos su valiosa colaboración para responder el siguiente
cuestionario que cuenta con los siguientes apartados: 1.Rasgos del buen profesional,
2.Escala de actitudes hacia la ética profesional y 3. Datos generales
Toda la información que nos proporcione será manejada con suma confidencialidad,
y los resultados contribuirán a la generación de conocimiento acerca del tema.
De antemano les agradecemos su colaboración.
Dr. Pedro Canto Herrera – asesor de tesis
Lic. Norma Benois Muñoz –tesista
104

I. Concepto del buen profesional


Instrucciones: En términos generales, indique los que a su juicio son los cinco adjetivos que
califican a un buen profesional.
Adjetivo 1 _________________________________________________________
Adjetivo 2 _________________________________________________________
Adjetivo 3 _________________________________________________________
Adjetivo 4 _________________________________________________________
Adjetivo 5 _________________________________________________________

II. Escala de actitudes hacia la ética profesional


Instrucciones: Por favor marque con una equis el número que corresponda al grado de
acuerdo que tiene con cada proposición con base en la escala siguiente.
1. Totalmente en desacuerdo
2. En desacuerdo
3. Ni en acuerdo ni desacuerdo
4. De acuerdo
5. Totalmente de acuerdo

1 Me gusta tratar con profesionales que tengan buenos conocimientos 1 2 3 4 5


científicos
2 Me siento mejor cuando tengo presente las necesidades profesionales 1 2 3 4 5
de mis compañeros
3 Estoy dispuesto a asumir las consecuencias de mis errores 1 2 3 4 5
profesionales
4 Me gusta tratar con profesionales que toman en cuenta con mi opinión 1 2 3 4 5
5 Me produce satisfacción la adquisición de nuevos conocimientos 1 2 3 4 5
profesionales
6 Guardar la confidencialidad es importante en el ejercicio profesional 1 2 3 4 5
7 Estoy satisfecho con la profesión que he elegido 1 2 3 4 5
8 Estar al día en los conocimientos es imprescindible para ser un buen 1 2 3 4 5
profesional
9 Me gusta que mis compañeros de trabajo valoren positivamente mi 1 2 3 4 5
buen trabajo con las personas
10 El cumplimiento a tiempo de mis compromisos profesionales es 1 2 3 4 5
importante
11 Es un gran logro hacer profesionalmente lo que me gusta 1 2 3 4 5
12 Si no estoy preparándome continuamente no puedo resolver nuevas 1 2 3 4 5
situaciones y problemas profesionales
13 No necesito ponerme en lugar de mis clientes o usuarios para 1 2 3 4 5
comprender sus necesidades
14 Es más fácil desarrollar el trabajo si se está identificado con la 1 2 3 4 5
profesión
15 Me producen desconfianza aquellos que dicen saberlo todo en la 1 2 3 4 5
profesión
105

16 La solución de los problemas sociales es un asunto técnico que hace 1 2 3 4 5


innecesario escuchar a los ciudadanos
17 Para no cometer errores en mi ejercicio profesional debo ser consciente 1 2 3 4 5
de los límites de mis conocimientos y habilidades
18 La profesión es un ámbito de identidad para sus miembros 1 2 3 4 5
19 No me agrada tener que prepararme continuamente 1 2 3 4 5
20 Considero que puedo resolver importantes cuestiones profesionales 1 2 3 4 5
escuchando a los demás
21 Debo ganarme la confianza de las personas para las que trabajo 1 2 3 4 5
actuando con honestidad
22 Actúo como un buen profesional cuando soy sensible a las necesidades 1 2 3 4 5
de los demás
23 Estoy dispuesto a ocupar tiempo en actualizar mis conocimientos sobre 1 2 3 4 5
algún aspecto de mi profesión
24 Prefiero trabajar en equipo porque el resultado es de mayor calidad 1 2 3 4 5
25 Hay decisiones éticas tan importantes en el ejercicio de mi profesión 1 2 3 4 5
que no puedo dejarlas sólo a criterio de las organizaciones
26 Hacer lo correcto profesionalmente me permite estar en paz conmigo 1 2 3 4 5
mismo
27 Estoy dispuesto a dedicar dinero a mi formación 1 2 3 4 5
28 Se equivocan las instituciones que no promueven el trabajo en equipo 1 2 3 4 5
de sus profesionales
29 Mientras la ciencia y la tecnología sigan avanzando no es necesario 1 2 3 4 5
preocuparse de sus consecuencias
30 En el ejercicio profesional ayuda mucho tener una actitud positiva ante 1 2 3 4 5
la adversidad y la superación de los retos
31 Me preocupa que pueda ejercer mi profesión de modo rutinario 1 2 3 4 5
32 Estoy convencido de que para ser un buen profesional tendré que hacer 1 2 3 4 5
algún tipo de sacrificio
33 La formación en ética me puede ayudar a enfrentar conflictos en el 1 2 3 4 5
trabajo profesional
34 Para tomar buenas decisiones profesionales hay que tener seguridad en 1 2 3 4 5
si mismo
35 Creo necesario hacer cosas nuevas para avanzar en la profesión 1 2 3 4 5
36 Trabajar con ahínco es parte de mi realización profesional 1 2 3 4 5
37 Considero imprescindible tener en cuenta los aspectos éticos en el 1 2 3 4 5
ejercicio de mi profesión
38 No debo tomar decisiones profesionales importantes sin antes valorar 1 2 3 4 5
sus consecuencias
39 Disfruto cuando tengo que aprender algo nuevo 1 2 3 4 5
40 A los profesionales no les corresponde la solución de los problemas 1 2 3 4 5
sociales
41 Es bueno tener aspiraciones pero no una ambición desmedida 1 2 3 4 5
42 Para mi buen ejercicio profesional no puedo limitarme a desarrollar 1 2 3 4 5
sólo habilidades técnicas
43 Para ser un buen profesional no puedo ignorar los problemas de la 1 2 3 4 5
sociedad en donde vivo
106

44 No estoy dispuesto a ejercer mi profesión solo por dinero 1 2 3 4 5


45 Considero conveniente aceptar el riesgo de equivocarme con tal de 1 2 3 4 5
mejorar mi actividad profesional
46 En la profesión, ayudar a los demás es más importante que alcanzar el 1 2 3 4 5
éxito
47 No es preciso que conozca y practique los valores de mi profesión para 1 2 3 4 5
poder ejercerla
48 Lo que me interesa preferentemente del ejercicio de mi profesión es 1 2 3 4 5
ganar dinero y prestigio
49 El éxito profesional no significa nada si no me permite ser una mejor 1 2 3 4 5
persona
50 De nada sirve un trabajo bien hecho sino contribuye a ayudar a los 1 2 3 4 5
demás
51 Un buen profesional debe darse tiempo para evaluar las consecuencias 1 2 3 4 5
de sus acciones
52 Seleccioné mi carrera para ser útil a las personas 1 2 3 4 5
53 La coherencia con los principios éticos es más importante que ganar 1 2 3 4 5
dinero
54 Respeto las opiniones de los clientes y usuarios sobre mi trabajo 1 2 3 4 5
profesional
55 Transmito mis propios valores a través del ejercicio profesional 1 2 3 4 5

III. Datos generales


A. Datos generales
Instrucciones: Marque con una X su género: Masculino ( ) Femenino ( )
Indique su edad, en años cumplidos ______
B. Datos académicos
C. Complete el siguiente recuadro con sus antecedentes académicos:
Nivel del programa Nombre del programa
Licenciatura (s)
Especialidad (es)
Maestría (s)
Doctorado (s)

Indique las asignaturas que se encuentre impartiendo actualmente


___________________________________________
___________________________________________
___________________________________________
107

Apéndice C
Guía de entrevista para estudiantes

1. ¿Cuáles consideras que son los principales valores que promueve la Universidad?
2. ¿Cuáles consideras que son los principales valores profesionales que promueve la
Universidad?
3. ¿Cómo consideras que has adquirido esos valores?
4. ¿Cuál es la influencia que tus profesores han tenido en tu proceso de formación
valoral?
5. ¿Cuál es la influencia que tus compañeros y amigos han tenido en tu proceso de
formación de valores generales y profesionales?
6. ¿Consideras importante la ética profesional? ¿Por qué?
7. ¿Consideras necesario que se impartan cursos sobre ética profesional en la carrera?
8. ¿Qué crees que se debería enseñar sobre ética profesional a los estudiantes de la
licenciatura en educación?
9. ¿Cómo consideras que pones en práctica la ética profesional?
108

Apéndice D
Guía de entrevista para profesores

1. ¿Cuáles considera que son los principales valores en general que promueve la
universidad como institución?
2. ¿Cuáles considera que son los principales valores profesionales que promueve la
universidad?
3. ¿Cuáles son los valores que considera promueve en el salón de clase?
4. ¿De qué manera cree que los estudiantes pueden adquirir actitudes y valores en ética
profesional?
5. ¿De que manera promueve actitudes y valores en ética profesional en el salón de
clases?
6. ¿Considera importante la ética profesional? ¿Por qué?
7. ¿Considera necesario que se impartan materias sobre ética profesional en la
licenciatura en educación?
8. ¿Qué contenidos cree que se debería enseñar sobre ética profesional a los
estudiantes universitarios?
9. Como ejercicio de reflexión, ¿cómo percibe su actuar profesional?

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