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Aspectos positivos de la práctica docente que favorecen el proceso de enseñanza y aprendizaje View project
All content following this page was uploaded by Norma alicia Benois on 07 August 2015.
Mérida, Yucatán
Octubre de 2011
Declaro que esta tesis es
mi propio trabajo, con excepción de las
citas en las que he dado crédito a sus
autores, asimismo afirmo que
este trabajo no ha sido presentado
para la obtención de algún
título, grado académico o equivalente.
Al Dr. Pedro José Canto Herrera por su valiosa guía, paciencia y por no perder la fe en
mí. A la Dra. Ana Hirsch Adler y al Dr. Elías Góngora Coronado, quienes con sus
valiosas aportaciones enriquecieron este trabajo. Ha sido un honor para mí trabajar con
tres personas tan honorables, profesionales, dedicadas, preparadas y sobre todo,
dispuestas a encaminar a aquellos que iniciamos esta importante travesía que es la
formación de posgrado.
Al Mtro. Mario José Martín Pavón por creer en mi persona y apoyarme
incondicionalmente para llegar a esta meta.
A la Mtra. María Cecilia Guillermo y Guillermo por darme la oportunidad de finalizar
mi tesis y cumplir un sueño de vida.
A mi madre que ha sido un ejemplo de vida con su coraje y fortaleza ante las
adversidades, así como por su tiempo, ayuda y paciencia. La palabra gracias no cubre
mi sentir.
A mi hija por ser mi inspiración y por recordarme que la humildad y el esfuerzo son
valores que permiten crecer a los seres humanos.
Por último y no menos importante, a todos mis amigos, maestros y compañeros que
enriquecieron mi proceso de formación y tocaron mi vida de una u otra forma. Gracias
por la oportunidad de formar parte de su vida también.
Resumen
Tabla de contenido
Tabla de contenido/ i
Tablas/ iv
Figuras/ vi
Capítulo 1
Introducción/ 1
Antecedentes/ 2
Problema de investigación/ 5
Justificación/ 6
Propósito del estudio/ 7
Objetivos de investigación/ 8
Delimitación/ 8
Capítulo 2. Marco referencial
Formación profesional/ 9
Formación de los futuros educadores/ 11
Ética/ 19
Ética profesional/ 23
Formación de actitudes y valores en ética profesional/ 25
Visión integral de los contenidos de enseñanza/ 29
El cambio de paradigma: la interdisciplinariedad/ 30
Investigaciones realizadas/ 32
Capítulo 3. Método
Tipo de estudio y diseño/ 40
Sujetos
Primera etapa/ 40
Segunda etapa/ 41
Instrumentos/ 43
Procedimiento
Primera etapa/ 45
Segunda etapa/ 45
Capítulo 4. Resultados
Primera etapa
ii
Tablas
Tabla 1. Frecuencia y porcentaje de estudiantes que contestaron el cuestionario por
variable demográfica/ 41
Tabla 2. Frecuencia y porcentaje de profesores que contestaron el cuestionario por
variable demográfica/ 41
Tabla 3. Comparación de los índices de confiabilidad obtenidos en las muestras de
estudiantes de posgrado y de la Licenciatura en Educación de la UADY/ 43
Tabla 4. Comparación de los índices de confiabilidad obtenidos en las muestras de
profesores de posgrado y de la Licenciatura en Educación de la UADY/ 44
Tabla 5. Tamaño de la red de los estímulos por muestras/ 46
Tabla 6. Peso Semántico y Distancia Semántica Cuantitativa del estímulo
“características de un buen profesional” para los alumnos/ 47
Tabla 7.Frecuencia y porcentaje de respuesta por muestra de ítems que conforman los
factores de la escala/ 49
Tabla 8. Medias por factor y género para la muestra de estudiantes/ 50
Tabla 9. Diferencias de acuerdo con el factor de la escala y el género del estudiante/ 50
Tabla 10. Medias por factor y semestre para la muestra de estudiantes/ 51
Tabla 11. Análisis de varianza de acuerdo con los factores de la escala y el semestre del
alumno/ 51
Tabla 12. Medias por factor y rango de edad para la muestra de estudiantes/ 52
Tabla 13. Análisis de varianza entre los factores de la escala y el rango de edad de los
estudiantes/ 52
Tabla 14. Peso Semántico y Distancia Semántica Cuantitativa del estímulo
“características de un buen profesional” para los docentes/ 53
Tabla 15. Frecuencia y porcentaje de tendencia de respuestas de los profesores, muestra
de ítems por factor/ 56
Tabla 16. Medias por factor y género para la muestra de profesores/ 57
Tabla 17. Prueba t de acuerdo con cada factor de la escala y el género del profesor/ 57
Tabla 18. Medias por factor y grado de estudios para la muestra de profesores/ 58
Tabla 19.Análisis de varianza por factor y grado de estudios de los profesores/ 58
Tabla 20 Medias por factor y rango de edad de los profesores/ 59
Tabla 21.Análisis de varianza por factor y rango de edad del profesor/ 59
v
Tabla 22. Comparación de medias entre las respuestas obtenidas por estudiantes y
profesores de acuerdo con cada factor de la escala/ 60
Tabla 23. Afirmaciones de los estudiantes respecto a la manera en que adquieren y
desarrollan sus valores/ 63
Tabla 24. Afirmaciones de los estudiantes respecto al papel que juega el profesor como
formador de valores/ 64
Tabla 25. Afirmaciones de los estudiantes respecto al papel de los pares en la
formación valoral/ 65
Tabla 26. Razones por las que los estudiantes consideran importante la ética
profesional/ 66
Tabla 27. Propuestas de los estudiantes respecto al tema “ética profesional”/ 68
Tabla 28. Afirmaciones de los estudiantes respecto a la manera en que ponen en práctica
su ética profesional/ 68
Tabla 29. Afirmaciones de los profesores respecto al proceso de formación de valores
en el aula/ 71
Tabla 30. Comparación de las respuestas obtenidas en las etapas respecto a los valores
profesionales, de acuerdo con los estudiantes/ 85
Tabla 31. Comparación de los valores sociales en la primera y segunda etapas, de
acuerdo a alumnos y profesores/ 87
vi
Figuras
Figura 1: Núcleo de la red para el estímulo “características de un buen profesional” para
los alumnos/ 47
Figura 2. Porcentajes del núcleo de la red para el estímulo “características de un buen
profesional” y las definidoras restantes por alumnos/ 48
Figura 3: Núcleo de la red para el estímulo “características de un buen profesional” para
los docentes/ 54
Figura 4. Porcentajes del núcleo de la red para el estímulo “características de un buen
profesional” y las definidoras restantes por docentes/ 54
Figura 5. Concentrado de respuestas de los estudiantes al eje uno “valores que fomenta
la universidad”/ 62
Figura 6. Concentrado de respuestas de los profesores al eje uno “valores que fomenta
la universidad”/ 70
Figura 7. Síntesis de respuestas de profesores y estudiantes/ 90
1
Capítulo uno
Introducción
El avance científico y tecnológico genera nuevas complejidades en los sistemas
productivos, éstos a su vez originan transformaciones en todos los ámbitos de la sociedad.
Una posible consecuencia de esas transformaciones es que, actualmente, la sociedad
demanda aún más a los profesionales un comportamiento ético; de igual forma, se insiste
más en la importancia de incorporar elementos éticos en su formación para promover
nuevas relaciones sociales que orienten hacia el progreso humano.
Según Yurén (2001), un sistema de formación profesional es un proceso continuo de
adquisición de conocimientos teóricos y prácticos, así como de formación de valores, cuya
realización obedece a la convergencia de dos intenciones: la de una institución educativa,
así como la de una persona que adquiere ciertos conocimientos, habilidades y actitudes para
contribuir a su formación.
Al respecto, la ética profesional tiene un papel fundamental dentro del aspecto
formativo de actitudes. Según García, Fernández, Sales y Moliner (2006), es la disciplina
que tiene por objeto determinar el conjunto de responsabilidades morales que surgen en
relación con el ejercicio de una profesión. Implica: (a) considerar los valores profesionales,
(b) su apropiación de manera reflexiva y crítica; por último, (c) promover en el estudiante
los valores de la profesión que va a desempeñar, así como su compromiso con la sociedad
(Martínez, Buxarrais y Esteban, 2002).
A su vez, los valores profesionales son los valores humanos contextualizados,
orientados hacia una carrera (Arana, Batista y Ramos, 2003). Éstos constituyen rasgos de la
personalidad profesional y contribuyen a definir una concepción integral del ejercicio de
una labor. Por ende, la educación en valores profesionales implica desarrollar la
personalidad profesional integral, mediante la modelación durante toda la vida
universitaria.
La formación ética y valoral es necesaria en las universidades, tanto en el ámbito
institucional como entre sus actores. No basta preparar buenos profesionales con
conocimientos, habilidades técnicas y cultura; es necesario incluir la reflexión de principios
2
mis sentimientos de justicia”; también les preguntaron: ¿qué es lo que motiva a tomar
decisiones éticamente aceptables o inaceptables? En general, Schmidt (2002) encontró que
lo que motiva a los profesionales es: el código de conducta de las personas, la política
formal de la empresa donde laboran, el clima o ambiente ético de la misma, el
comportamiento de los superiores en la empresa y el comportamiento de los pares.
Schmidt (2002) concluye que en licenciatura es mejor ofrecer un curso de ética
profesional casi al final de la carrera, de esta manera, el curso puede servir a una doble
finalidad: (a) promover la formulación e integración de principios éticos en el proceso de
toma de decisiones y (b) integrar las otras materias de la carrera en búsqueda de soluciones
realistas a los problemas que pueden presentarse en la vida profesional.
Por otra parte, en México desde el año 2002 se realiza un proyecto interinstitucional
sobre ética profesional presidido por la Dra. Hirsch de la Universidad Nacional Autónoma
de México (UNAM), el cual tiene como objetivo conocer cuáles son las actitudes y valores
profesionales de estudiantes y docentes de diversas áreas de formación. En el año 2008
colaboraban 14 universidades en el proyecto; entre ellas la Universidad Autónoma de
Yucatán (UADY). El estudio cuenta con un instrumento válido y un marco teórico en
constante construcción (Hirsch, 2003; 2005).
Como contribución a este proyecto interinstitucional, en 2008 Canto Herrera,
Guillermo y Guillermo, Imbernon, Alonzo Blanqueto, Benois Muñoz y Millet Espinosa, se
dieron a la tarea de describir las actitudes en ética profesional de 508 estudiantes y 119
profesores de posgrado de la UADY. Para tal efecto, se utilizó la sección de la escala de
actitudes en ética profesional que forma parte del cuestionario de la Dra. Hirsch. Dicha
escala está compuesta por cuatro factores: competencias cognitivas, competencias sociales,
competencias éticas y competencias sociales-afectivas.
Canto et al. (2008) compararon si existían diferencias entre las competencias que
mide la escala y el género de los alumnos y al área de estudio sin encontrar datos
significativos; asimismo quisieron saber si existía relación entre las competencias y la edad
de los alumnos, misma que no se encontró. Se realizaron las mismas pruebas con los
profesores, encontrando los mismos resultados.
4
Por último, los autores compararon las respuestas brindadas por alumnos y
profesores y una vez más no se encontraron diferencias significativas, por lo que concluyen
que alumnos y profesores comparten actitudes y creencias acerca de la ética profesional,
especialmente en lo referente a las competencias cognitivas y sociales. Sugieren
profundizar en la forma en la que los alumnos adquieren estas actitudes y creencias y
conocer el papel que el docente juega en este proceso; posiblemente esto pueda dar más luz
a la razón por la cual no existen diferencias entre alumnos y profesores.
Además, en Yucatán se han hecho otros trabajos relativos al tema de los valores. En
concreto, Sabido (2004) se dio a la tarea de determinar los valores que presentan los
estudiantes de la licenciatura en educación de la Facultad de Educación de la UADY y
encontró que el valor predominante es el social.
Del trabajo de Sabido (2004) se rescata la conclusión de que al establecer la
relevancia que tiene la formación de valores en el nivel superior, se vislumbran dos
posturas frente a la educación de los valores: la primera considera que un programa formal
de valores tendría un impacto más contundente en el desarrollo integral de la persona. La
segunda postura afirma que no se puede implantar en un individuo un motivo autónomo,
sino que cada estudiante debe descubrir aquellos valores que sean de su interés y es por
medio del modelaje de los maestros, que se vincula la formación de valores con el quehacer
de los estudiantes.
De igual forma Escalante y Morales (1996) se dieron a la tarea de conocer si los
alumnos de la licenciatura en educación de la UADY percibían a sus maestros como
modelos en la promoción de los valores plasmados en el perfil de egreso. Se concluyó que
en la licenciatura en educación existe la promoción de los valores plasmados en el perfil,
por parte de los maestros hacia los alumnos. Tales valores son: superación profesional,
tolerancia, democracia, cooperación, responsabilidad y justicia.
Como se puede observar, los temas de ética profesional y valores han sido
abarcados desde diversas perspectivas y enfoques, por lo que se han obtenido diversos
resultados. Sin embargo, falta información que integre las temáticas; por ello, es importante
obtener un estado de conocimiento más amplio que permita hacer propuestas reales con
base en las necesidades de formación de las carreras que se ofrecen en el país.
5
Esta importancia no sólo se refiere al ámbito escolar y profesional; sino que incluye
el ámbito social, ya que los profesionales son la base para el desarrollo coordinado y
sustentable de México. Específicamente, los docentes tienen parte de la responsabilidad
como agentes de cambio, ya que tienen la misión de formar no sólo en conocimientos y
habilidades, sino en actitudes y valores que correspondan a un desempeño de calidad
humana, antes que técnica.
Problema de investigación
Según Stephenson, Ling, Burman y Cooper (2001), al proporcionar un currículo
que tome en cuenta la enseñanza de valores profesionales, se espera que el maestro permita
a los estudiantes:
a) Comprender y comparar los valores propios de su quehacer laboral, así como los
valores y creencias de los otros
b) Formarse una opinión y extraer conclusiones
c) Discutir las diferencias y manejar los conflictos de manera no violenta con sus
compañeros de estudio o trabajo
d) Discutir y considerar diferentes soluciones para los dilemas personales, sociales y
morales
e) Reconocer las complejidades que implica definir lo bueno y lo malo
f) Analizar los elementos de poder y la función que cumplen quienes toman las
decisiones en la comunidad
g) Comunicar sus valores en los debates y a través de su comportamiento
h) Reflexionar en qué medida sus acciones afectan a la sociedad y a la comunidad a
la que sirven en particular
i) Mostrar responsabilidad e iniciativa
Los maestros actúan como modelos, influyen en los valores y los transmiten.
Pueden hacerlo de manera implícita o explícita, e incidir tanto positiva como negativamente
en los procesos de los alumnos relativos a la formación de valores. Por tanto, se les exige
que examinen críticamente sus propios valores y que reflejen los valores que ejemplifican a
través de sus métodos de enseñanza, de sus relaciones con estudiantes y colegas, de los
métodos de evaluación y valoración que utilizan y de la selección de contenido.
6
“Las instituciones de educación superior deben formar a los estudiantes para que se
conviertan en ciudadanos bien informados y profundamente motivados, provistos de
un sentido crítico y capaces de analizar los problemas, buscar soluciones para los
que se planteen a la sociedad, aplicar éstas y asumir responsabilidades sociales” (en
Martínez, 2002 p.22).
La frase anterior expresa la necesidad de reconocer la importancia del papel que
tienen las instituciones de educación superior en la formación de valores éticos,
profesionales, cívicos y personales, ya que son estos valores los que guiarán al futuro
profesional en su ejercicio posterior. Siendo los profesionales base en la sociedad, se espera
que sean personas con calidad profesional y humana.
Sin embargo, se sabe que en las universidades la ética profesional llega a ser un
buen discurso que en la mayoría de las veces no trasciende. Y no solamente los maestros y
alumnos están implicados, sino también los que se encargan de la academia y la
administración de las universidades deben estar convencidos del cambio de una cultura
organizacional desde los cimientos (Hortal, 2002).
Por ello, es imprescindible dar un espacio a la formación ética y valoral en la
planeación curricular y del mismo modo, evaluar cómo lo están haciendo y conocer cuáles
son esos valores que se están formando.
Dicho lo anterior, surge la necesidad de entender el proceso de formación que están
teniendo los Licenciados en Educación, ya que al ser éstos futuros formadores y creadores
de planes y programas de estudio, es indispensable contar con información que pueda
brindar, por una parte, una base para la elaboración de un código ético y, por otra parte, una
propuesta educativa basada en las experiencias reales de estudiantes y profesores.
Cabe mencionar que debido a que el perfil profesional de un licenciado en
educación es amplio, para finalidades del estudio, sólo se analizará la parte del licenciado
en educación como futuro docente.
Propósito del estudio
El propósito de este estudio es entender el proceso de formación de actitudes y
valores en ética profesional. Para esto, es necesario explorar qué valores y actitudes éticas
están presentando los futuros Licenciados en Educación y sus profesores, para
8
Capítulo dos
Marco referencial
A continuación se expondrán las bases teóricas sobre las cuales descansa el presente
estudio. En este capítulo se revisarán las conceptualizaciones de las variables de estudio
como son la formación profesional y la formación de los licenciados en educación. Se
expondrá lo que se entiende primero por ética, después lo que se tomará como ética
profesional y por formación de actitudes y valores en ética profesional, así como el papel
del docente en el proceso de formación profesional como parte medular del estudio. Para
finalizar, se presenta una breve revisión y análisis de las últimas investigaciones realizadas
en nuestro país y en el extranjero.
Formación profesional
El origen del término profesión tiene un sentido religioso, referido a la profesión de
votos que constituía la toma del estado clerical. Antes del siglo XVI, la profesión era el acto
que realizaba aquella persona que iniciaba una nueva vida en una orden eclesiástica. Para
Max Weber, en la palabra profesión hay cuando menos una reminiscencia religiosa, la idea
de una misión impuesta por Dios. Este sentido lleva consigo una dimensión ética: la
decisión libre y abierta de quien profesaba en la vida religiosa llevaba consigo una
obligación moral de seguir los dictados establecidos para regular la nueva vida (Altarejos,
Ibañez-Martín, Jordán y Jover, 1998).
Se remite a Lutero el sentido moderno de profesión, al cambiar la referencia directa
a Dios en la vida contemplativa religiosa, por la proyección al trabajo en el mundo. Lutero
empieza a utilizar el término breuf (profesión) para traducir vocatio (llamamiento) y opus
(trabajo) (Altarejos, et al., 1998). El nuevo sentido que da Lutero a profesión pretende la
desvinculación de la profesión religiosa de la vida monástica.
De manera más puntual, el concepto de profesión surge cuando aparece la
organización y división del trabajo, así como la organización de los servicios. A partir de su
surgimiento, las profesiones han estado en constante cambio y, actualmente, se reconoce
que los estudios superiores que por principio deberían capacitar para el desempeño
profesional, en realidad sólo introducen al aprendizaje real del ejercicio de la profesión
(Altarejos, et al., 1998).
10
sociedad civil que dicta que al menos debe de enseñar, por último, el deber ante la familiar,
el cual es de educar.
El primer rubro se refiere a la necesidad de los estudiantes a ser tratados como
personas, con respeto y a ser considerados como parte activa del proceso enseñanza-
aprendizaje. El segundo rubro se refiere a que la sociedad tiene derecho a exigirle al
profesor una debida preparación académica, cultural y psicológica que le permita conocer a
sus alumnos, así como ser consciente de su ejercicio profesional y de su participación en
asociaciones profesionales y deberes sindicales.
Por último, el tercer rubro se refiere a la responsabilidad del educador con la familia
que se refiere a la apertura de canales de información, de modo que se convierta en una real
educación integral, por medio de la cooperación entre padres y profesores.
Es importante que se consideren estos tres rubros en la formación de valores y
actitudes en ética profesional, independientemente si se sigue un código ético o no. Pero si
se reflexiona y se toma consciencia de estos aspectos, entonces se habrá ganado un paso en
la formación de los futuros educadores.
Al respecto, se espera que los profesores tengan competencias tales como la
autonomía, el profesionalismo y la capacidad como parte de su perfil. No obstante, la
realidad muestra debilidades en el profesorado respecto a dichas capacidades, así como
otros recursos didácticos y pedagógicos, por razones que van desde su formación hasta su
socialización en un sistema escolar. Los docentes son ajenos a la información y al debate en
torno a los grandes temas de la educación, a las políticas educativas nacionales e
internacionales que definen su papel y perspectivas presentes y futuras (Bustamante Rojas,
2006).
De hecho, uno de los problemas en la formación de los educadores es que no saben
reflexionar acerca de las prácticas pedagógicas que llevan a cabo, esto ocurre porque están
motivados en primer lugar por el afán de obtener resultados, o mantener ocupados a los
alumnos. En síntesis, falta reflexión y crítica en la práctica educativa, la conciencia del
papel social y cultural que lleva consigo ejercer la docencia, así como la inquietud por
trascender. Pero eso se aprende.
14
se realice en forma sistemática y que este muy apegado a la práctica cotidiana (Arellano
Baxmann y Cerda Taverne, 2006).
Lo anterior, supone la posibilidad de hacer preguntas específicas relativas a acciones
pedagógicas recurrentes, ya que a partir de ellas será posible tomar conciencia del origen de
la forma de hacer las cosas y de sus efectos en la formación de los alumnos. Esta forma de
proceder permite cuestionar el propio quehacer y considerar otras alternativas que se
puedan conocer mediante el intercambio con pares (Arellano Baxmann y Cerda Taverne,
2006).
Por lo tanto, es necesario potenciar la reflexión crítica en la formación de los
profesores, e inducir a que éstos desarrollen competencias para tomar decisiones frente a
procesos en los que sean capaces de diagnosticar de manera profesional, sobre la base de la
experiencia profesional.
Ética
Para comprender el concepto de ética profesional es necesario primero definir de
dónde surge. Hay en todos los hombres ideas morales: bueno, malo, virtud, vicio, lícito,
ilícito, derecho, deber, obligación, culpa, responsabilidad y demérito, entre otras, son
palabras que emplea tanto el ignorante como el sabio en todos tiempos y países, ya que éste
es un lenguaje perfectamente entendido por todo humano (Balmes, 2000).
Las ideas morales se presentan como reglas de conducta prácticas. Uno de los
elementos de la moral, es el bien. Al respecto, Aristóteles en su libro La Gran Moral,
plantea que no es posible hablar del bien en su totalidad desde ninguna ciencia, ya que éste
se encuentra en todas las categorías: en la sustancia, en la cualidad, en la cantidad, en el
tiempo, en la relación, en el lugar, en todas sin excepción. Pero en cuanto al bien que sólo
se refiere a un momento dado, por ejemplo en la medicina, sólo el médico conoce el
momento en que es preciso hacer una amputación. Cada uno en su esfera conoce el
momento que es bueno para todo aquello que le concierne. El bien relativo al tiempo es un
bien común a todas las ciencias.
Según Aristóteles, si se echa una mirada sobre todas las ciencias, se verá, por
ejemplo, que no es una ciencia que hace la casa y otra ciencia la que la hace buena, sino
que es la arquitectura la que hace ambas cosas. El mérito del arquitecto consiste
20
precisamente en hacer bien la obra que ejecuta y lo mismo sucede en todas las demás cosas.
Al observar a un hombre virtuoso, sólo se debe juzgarle por sus acciones, porque es
imposible ver directamente la intención que pueda tener.
Al hablar de la expresión virtud, se define el carácter de un hombre virtuoso: la
honestidad unida a la bondad y a la belleza moral. Para Aristóteles, el hombre honesto y
bueno es aquel que aspira a la adquisición de los bienes absolutos y para quien las cosas
absolutamente bellas son las cosas que trata de realizar. Pero el hombre para quien los
bienes absolutos no son bienes, no es honesto y bueno, en la misma forma que no está sano
el hombre para quien las cosas sanas, no lo son. Verdaderamente honesto y bueno sólo es
aquel que no se deja corromper por los bienes, como la riqueza y el poder.
Asimismo, Balmes (2000) afirma que la contracara de la virtud es el vicio. Vicio es
el hábito de obrar mal. Para ser virtuoso, no basta ejecutar una acción buena; es preciso
tener el hábito de obrar bien, así como por un acto malo se hace el hombre culpable, más no
vicioso. Gadamer (1985) rescata el término prohairesis, el cual fue utilizado por Aristóteles
para describir la capacidad del ser humano para decidirse ante las alternativas de actuar que
se le ofrecen, es decir, la capacidad que tiene de buscar la virtud o el vicio.
En este punto, Balmes (2000), hace una observación: no hay moralidad ni
inmoralidad cuando no hay conocimiento: nadie ha culpado jamás a una piedra, aunque con
su caída haya producido un desastre. Este conocimiento debe ser superior a la percepción
sensorial. La moral exige un conocimiento de relaciones capaz de comparar los medios con
los fines. Cuando esto falta, hay acciones provechosas o nocivas, pero no morales o
inmorales. De esto se infiere que otro elemento de la moralidad, es la inteligencia del que la
ejerce.
Pero esta inteligencia no se refiere a un puntaje obtenido en una prueba
estandarizada, sino a aquélla que le permite al ser humano conocer la moralidad de las
acciones, es decir, que haga consciente las consecuencias de sus actos los dirija hacia un
bien común. Aunado a esta inteligencia, se requiere que los seres humanos tengan la
capacidad de conocer y decidir libremente acerca de las acciones que han de cometer. Por
ello, la libertad es uno más de los elementos que encierra la moralidad.
21
En el universo todo tiene un orden, pero ese orden no puede mutilar la naturaleza
racional del hombre, despojándolo de su libre albedrío. El que sabe la pena en que incurre
si falta a sus deberes, tiene limitada su acción por la influencia del temor; el que espera una
recompensa de su obra, está atraído por el deseo del premio. Ambos motivos, el repulsivo
y el atractivo, aunque puedan ejercer más o menos influencia sobre la voluntad, la dejan
siempre libre: uno puede cometer el delito sufriendo la pena; y el otro puede omitir la buena
acción renunciando al premio (Balmes, 2000).
Según Balmes (2000), los inanimados se perfeccionan sujetándose pasivamente a
leyes necesarias y los irracionales, aunque obran por un impulso propio, no conocen lo que
hacen, pues su percepción se limita a lo meramente sensible. Pero el ser dotado de razón y
de libre albedrío es dueño de su misma espontaneidad, puede usarla de diferentes modos y
por lo tanto, necesita conocer ciertas reglas que dirijan su conducta para mejorar las
condiciones de su desarrollo moral.
Una vez establecido que para conocer y vivir en la moralidad es necesario el bien, la
inteligencia y la libertad, surge otra pregunta: ¿será posible establecer la moralidad, en la
utilidad de todos; es decir, en la medida en que lo que conduzca al bien común algo se
puede considerar moral y lo que vaya en contra se suponga inmoral? La respuesta es no; no
es necesaria la sociedad para que existan y se apliquen las ideas morales; una persona
inteligente aunque estuviera sola en el universo, tendría sus deberes para consigo; desde el
momento que hay inteligencia y libertad, existe el orden moral.
A su vez, la perfección de la sociedad se debe a la organización para el desarrollo
simultáneo y armónico de todas las facultades del mayor número posible de los individuos
que la componen. En el hombre hay inteligencia, cuyo objeto es la verdad; hay voluntad,
cuya regla es la moral; hay necesidades sensibles, cuya satisfacción constituye el bienestar
material. En la medida que estas facultades sean desarrolladas por los hombres, la sociedad
será mejor. Un pueblo inteligente, pero sin moralidad ni medios de subsistir, no se podría
llamar perfecto; dejaría mucho que desear el que fuese moral, pero al mismo tiempo
ignorante y pobre; y aún más si abundando de bienestar material, fuese inmoral e ignorante
(Balmes, 2000).
22
Hasta este punto, se han revisado los elementos básicos de la moral; sin embargo,
aún falta distinguir cuál es su relación con la ética y de dónde nace esta.
Al respecto, Maturama y Pörksen (2004) hacen la distinción entre ética y moral.
Estos autores plantean que un moralista aboga por el cumplimiento de reglas; ya que éstas
son para él un referente externo destinado a dar autoridad a sus afirmaciones. Sin embargo,
le falta la conciencia de la propia responsabilidad. Siguiendo esta idea, el que actúa como
moralista no percibe al otro porque está concentrado en el cumplimiento de reglas e
imperativos, sabe con certeza lo que hay que hacer y cómo tendrían que comportarse los
demás. En cambio, el que actúa éticamente percibe al otro y se preocupa de las
consecuencias que las propias acciones podrían tener para su bienestar.
El planteamiento de Maturama y Pörksen (2004) parece estar en contradicción con
el de Balmes (2000), ya que como se mencionó anteriormente, para Balmes la moral
empieza en cada persona, pero con el fin de crear una sociedad que sea mejor para cada uno
de sus integrantes.
Por otra parte, Savater (1991) menciona que la moral, por su significado
etimológico mores, está relacionada a las costumbres y es el conjunto de comportamientos
y normas que los hombres aceptan como válidos. Sin embargo, hay costumbres que pueden
ser malas, o “inmorales”, por muy ordenadas que se presenten. Asimismo, este autor
plantea que la ética es la reflexión acerca de por qué dichos comportamientos y normas se
consideran válidos. La ética es personal, no existe en el inconsciente colectivo de las
personas y no tiene nada que ver con los castigos ni los premios repartidos por la autoridad,
argumento que concuerda con el presentado por Balmes (2000).
Por su parte, García López (2006) define la ética como un término que se aplica a la
conducta libre y responsable de una persona. También se refiere a ella como una disciplina
filosófica que investiga la conducta humana orientada hacia el bien. Según esta autora, la
ética propone el cuadro de principios y valores básicos que han de servir de referencia para
que las personas puedan estructurar el proceder habitual en todos los órdenes, como por
ejemplo, el principio y valor de la justicia, aplicable a todas las relaciones humanas.
A diferencia de otros seres vivos o inanimados, los hombres pueden inventar y
elegir su forma de vida. Se puede optar por lo que lo bueno o conveniente, frente a lo que
23
parece malo e inconveniente. De modo que parece prudente fijarse bien en lo que se hace y
adquirir un modo de vida que permita un bienestar a sí mismo y sus semejantes. A ese saber
vivir, o arte de vivir es lo que Savater (1991) llama ética.
Existen diversas perspectivas de la ética y la moral, tantas como autores se revisen,
por lo tanto en el presente trabajo se considerará a la moral como un espectro más amplio
que la ética, la cual es la manera de conducir nuestras acciones y la actitud que tomamos
ante ellas. Por su parte, la ética es una serie de normas y principios que cada ser humano
aplica en momentos determinados de su existir.
Al mismo tiempo, la ética también se encuentra relacionada con la política en el
sentido de que quien desee una vida buena para sí mismo, también debe desear que la
comunidad política de los hombres se base en la libertad, la justicia y la asistencia,
siguiendo la línea de Maturama y Pörksen (2004) de que la ética busca el bien social. La
democracia moderna ha intentado a lo largo de los dos últimos siglos establecer unas
exigencias mínimas que debe cumplir la sociedad política: los llamados derechos humanos
cuya lista es hasta la actualidad, un catálogo de buenos propósitos más que de logros
efectivos. Insistir en reivindicarlos al completo, en todas parles y para todos, sigue siendo la
única empresa política de la que la ética no puede desentenderse (Savater, 1991).
La discusión sobre la moral y la ética, así como el terreno que a cada una le
corresponde queda abierta a otros espacios. Por lo pronto, se han expuesto brevemente
diversas opiniones y planteado la propia. Una vez que hemos tocado el tema general de la
ética, pasemos a revisar una rama específica de ésta: la ética profesional.
Ética Profesional
Tanto la ética general de las profesiones como las éticas correspondientes a cada
profesión, son éticas que en sus principios y directrices buscan el bien de los clientes o
usuarios de los servicios, de la sociedad y de los propios profesionales.
La ética general de las profesiones propone unos principios válidos para todas las
profesiones: dignidad y derechos humanos, justicia, autonomía, beneficencia y
responsabilidad profesional (Hortal, 2002). Asimismo, las éticas profesionales aplican los
principios de la ética general de las profesiones a un campo de actividad profesional
determinado (medicina, abogacía, educación, trabajo social, entre otros), asumiendo
24
también como principios para el proceder ético los criterios científicos y la experiencia de
las buenas prácticas en el proceder profesional (García López, 2006).
De hecho, la ética profesional está fuertemente relacionada con la deontología
laboral y a su vez, hace uso de los códigos deontológicos. Un código deontológico es un
código de conducta profesional el cual es una propuesta racional y metódica de normas para
la actuación éticamente correcta en el ejercicio de una profesión, elaborada desde la ética
profesional correspondiente y promulgada por quienes tienen autoridad para ello (Hortal,
2002).
Según Hortal (2002), un código deontológico cumple con las siguientes funciones:
(1) brinda identidad a la profesión mediante la uniformidad de la conducta ética, (2) regula
la actividad profesional por medio de criterios éticos, (3) expresa e informa los principios y
valores éticos de la profesión, dando a la sociedad de los comportamientos que puede
esperar de esos profesionales, (4) restringe el mal proceder profesional y (5) protege a la
profesión.
En los años sesenta se empiezan a presentar situaciones en las ciencias médicas que
hacen que se empiecen a plantear cuestiones sobre la ética profesional, gracias a los
adelantos tecnológicos. Sin embargo, los cursos sobre ética profesional los brindaban
filósofos, que enseñaban a los estudiantes sobre teoría moral, pero dejaban un espacio
grande sobre la práctica profesional con la que se tendrían que enfrentar todos los días
(Davis, 1999).
Según Davis (1999) en 1980, el Centro de Recursos Éticos entrevistó a 105
corporaciones que contaban con códigos éticos, el 58% contaban con códigos éticos de
menos de cuatro años de creación, para 1990 que se replicó el estudio, se identificó 1,700
compañías con códigos éticos. Como se puede observar, en la década de los noventa, se
incrementó el número de instituciones que vio la necesidad de contar con un código que rija
en quehacer de sus profesionales.
La realidad sociocultural y económica actual necesita de buenos profesionales. Pero,
como afirma Martínez (2002) para ser un buen profesional no es suficiente ser un
estudiante con un buen expediente académico. Es necesario también ser una persona con
capacidades y actitudes abiertas a los cambios, capaces de aprender autónomamente,
25
que la ética se encuentra relacionada a la subjetividad, los valores y principios que cada
quien puede asumir de manera personal.
Por lo anterior, la conjunción de la ciencia con la ética sólo puede ser posible
mediante la apropiación de un paradigma de pensamiento complejo, que defienda la
interdisciplinariedad que reconoce la interrelación e interdependencia de las disciplinas y
saberes; una teoría y práctica, hechos y valores (Vallaeys, 2002).
Es este marco donde la ética profesional puede asumir su dimensión
interdisciplinaria debido a que permite encontrar y articular sus vínculos y relaciones con
los otros saberes que conforman la formación profesional.
Por lo tanto, se defiende la incorporación de cuestiones éticas y la modificación o
creación de condiciones que hagan posible que el escenario de aprendizaje universitario
también lo sea de aprendizaje ético, requerirá sin duda algún establecimiento de pautas o de
un marco normativo.
Según Martínez, Buxarrais y Esteban (2002), avanzar hacia un modelo de
universidad que incorpore estrategias prácticas y contenidos de aprendizaje relacionados
con valores y actitudes en sus programas de formación, requiere que se establezcan
objetivos terminales referentes a lo ético y lo moral en sus diferentes etapas. Para ello,
deben tomar en cuenta las experiencias, los estilos de aprendizaje y el ámbito cultural de los
estudiantes (Stephenson, et al. 2001).
El planteamiento de la enseñanza de valores en una escuela puede incluir la
discusión de la necesidad de que los estudiantes, maestros y autoridades escolares reciban
enseñanza y estímulo para reflexionar críticamente, lo cual les permitirá tomar decisiones
más eficaces respecto a su propio crecimiento y a su participación en la comunidad y la
sociedad global.
Aunado a esto, es importante que se plantee la necesidad de que las autoridades
escolares proporcionen recursos para apoyar la implementación de programas generales de
enseñanza de valores (Stephenson, et al. 2001).
Del mismo modo, es importante tener en cuenta que la enseñanza de este tipo de
valores debe motivar a los estudiantes, es decir, despertar su interés y curiosidad
(Stephenson, et al. 2001).
32
entrevistados. Así, el paradigma encontrado podría dar una buena imagen de dos visiones
distintas del mundo: la Gemeinschaft (comunitario) y la Gesellschaft (asociación).
Los datos obtenidos en las redes semánticas indican que, dentro de un continuo,
México se ubica hacia el extremo de la Gemeinschaft y Estados Unidos en el de la
Gesellschaft, mientras que Canadá se encuentra en una posición intermedia. En México, los
valores se articulan en torno a nociones como comunidad, fraternidad, amor y respeto. En
Estados Unidos y Canadá se observa una tendencia mayor hacia el logro, la competencia y
el desarrollo personal, con una diferencia significativa entre ambos países.
Por su parte, Elizondo Huerta (2001) señala que las estrategias de formación valoral
deben ponderar, entre otras cosas, no sólo el conjunto de valores que han de compartirse, si
no los sentidos que cada subgrupo cultural les asigna.
También se encontraron estudios acerca de los espacios de formación valoral, como
el de Pérez (2001), que quiso rescatar la particularidad de los microeventos sociales que
caracterizan la vida en el aula. Pérez (2001) encontró que las formas de relación que se
generan en el aula, no llegan a ser contextos verdaderamente comunicativos, por lo que no
se alcanza una formación hacia valores como la tolerancia, la democracia y el sentido de
comunidad.
Pérez (2001) explica que a pesar de la buena relación que se pudo dar entre los
estudiantes de un mismo subgrupo, no se llegó al desarrollo de los valores mencionados
anteriormente, lo único que los alumnos llegaron a establecer fue una relación de
solidaridad mediada por los intereses personales y que se traducía en ayuda específica para
lograr la acreditación de los cursos.
Además, se encontraron estudios más complejos, como el de Muñoz, Rubio,
Palomar, y Márquez (2001). Estos autores se dieron a la tarea de determinar hasta qué
punto los egresados de la Universidad Iberoamericana (UIA), han internalizado valores que
los predispongan favorablemente a contribuir a la gestación de una sociedad más acorde
con los principios que la propia universidad desea promover en México.
Estos autores encontraron que las actitudes y los valores que los entrevistados han
desarrollado ante la vida, la educación, el trabajo, el dinero y el tiempo libre, tienen una
orientación individualista. De lo anterior se infiere que las experiencias que los sujetos
34
tuvieron en la universidad no fueron suficientes para que aprendieran a valorar los efectos
sociales de los comportamientos a los que se les predisponen.
Del mismo modo, Muñoz, Rubio, Palomar, y Márquez (2001), se dieron a la tarea
de conocer el perfil valoral de los egresados de algunas instituciones de educación superior
públicas y privadas. Ellos encontraron que los sujetos entrevistados atribuyen poca
importancia a compartir su tiempo y sus recursos económicos con los sectores menos
favorecidos de la sociedad. La edad y sexo de los entrevistados, son factores que modifican
en forma significativa las respuestas ofrecidas en relación con el tiempo libre que los
sujetos dedicarían a sus familias, así como las respuestas que se refieren a los ingresos
adicionales que se destinarían al consumo o a la inversión.
Además, estos autores quisieron conocer cuáles fueron las circunstancias en que
tuvo lugar el proceso de socialización de los egresados a través de las diferentes etapas de
su desarrollo personal y qué agentes y acontecimientos tuvieron mayor importancia a lo
largo del mismo. Respecto a esto, encontraron que en el horizonte axiológico de los
egresados ocupan un lugar sobresaliente los valores relacionados con el logro y el éxito
familiar y personal, a la luz de una ética basada en el esfuerzo, la honestidad y la
superación personal.
Por otra parte, es muy probable que la influencia que puede ser atribuida a la edad
en la formación valoral, esté relacionada con el crecimiento personal de los sujetos. Sin
embargo, esta influencia también puede reflejar el hecho de que los egresados de mayor
edad han estado expuestos durante su juventud a una cultura política más sensible a la
problemática social.
En la búsqueda de investigaciones realizadas acerca de la temática sobre valores y
ética profesional, fue común encontrar estudios acerca del juicio moral, ya que éste es un
término que muchas veces va de la mano con la definición de valores y ética, llegando en
ocasiones a causar confusión entre los mismos términos.
Un ejemplo de este tipo de investigaciones es la de Barba y Romo (2005), quienes
realizaron un estudio cuyo objetivo fue evaluar el desarrollo del juicio moral de estudiantes
de primer ingreso y de semestres avanzados de carreras profesionales. Algunas de las
conclusiones a las que llegaron fueron que los sujetos comparten la perspectiva de un
35
sistema social como la estructura de juicio moral que con mayor frecuencia utilizan al
enfrentar dilemas morales.
Según Barba y Romo (2005), durante los años de escolaridad superior, los
estudiantes logran un crecimiento de 2.6 puntos conceptuales en promedio, en el
razonamiento moral de principios, lo que indica que a mayor edad (está asociada a mayor
escolaridad), mayor índice de moralidad postconvencional.
Los autores finalizan planteando la necesidad de que las instituciones traduzcan
postulados de carácter valoral en proyectos escolares que atiendan de manera eficaz la
formación ética y el crecimiento moral.
Otro estudio relacionado con el tema es el de Herrera (2001), quien se dio a la tarea
de buscar diferencias morales significativas entre las distintas carreras universitarias de la
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Encontró que aunque los afectos
integran los valores al resto del comportamiento humano, la capacidad analítica y reflexiva
del sujeto, puede prescindir de los aspectos emocionales.
Es por ello que Herrera (2001) propone el establecimiento de la escuela como una
autoridad cívico-social en la que prevalece el binomio ética-saber, pues fortalece la moral
convencional de los individuos, sobre todo durante la enseñanza básica y media superior.
En la educación superior se tiende más a la sistematización de los principios éticos
ligados a la cultura, integrando teóricamente las actividades intelectuales y las conductas
morales y socializando lo humano en el hombre. En última instancia, si la moralidad
constituye un vínculo esencial para regular los procesos intrapsíquicos y las relaciones
sociales, es porque los contenidos valorativos controlan las normas de conducta,
distinguiendo lo bueno de lo malo.
De igual forma, se han realizado investigaciones sobre ética profesional. Una de las
que se encontró fue la de Myyry y Helkama (2002) que quisieron investigar si la educación
ética en estudiantes de psicología social tiene impacto en cuestiones de sensibilidad moral y
examinar las relaciones entre los valores prioritarios y ésta. Los autores encontraron que el
nivel de sensibilidad moral en el grupo experimental no tuvo un incremento significativo,
mientras que los participantes del grupo control se quedaron aproximadamente en el mismo
nivel del pre test al post test.
36
obtenido (en el caso de los docentes) y el área de posgrado al que estaban vinculados. La
formación recibida y la edad condicionan la opinión acerca de lo que es un buen
profesional.
Sobre esta misma línea, Chávez González (2008), realizó un estudio en la
Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) para conocer los rasgos de un buen
profesional. Se aplicó la Escala de Actitudes en Ética Profesional de la Dra. Hirsch (2005) a
321 alumnos de los diversos programas y áreas de posgrado de la UANL. Los resultados
obtenidos por la autora son: los estudiantes de posgrado presentan en primer lugar el rasgo
ética; como segundo, responsabilidad; como tercer rasgo honestidad, como cuarto
conocimiento y por último, la formación.
Como se puede observar, han sido diversos los estudios, enfoques, y actores de
estudio respecto a la temática de los valores y la ética profesional; sin embargo, es difícil
encontrar estudios que discutan sobre el proceso de formación de éstos. Es decir, es común
encontrar estudios descriptivos, que permiten dar un vistazo sobre cuáles son los valores
que están presentando determinados sujetos, pero son pocos los que permitan entender el
proceso de adquisición de dichos valores.
Razón por la cual, este estudio encuentra su razón de ser, ya que se presenta como
una alternativa a la temática de la ética profesional y los valores, pero esta vez desde su
formación, no solamente desde su descripción.
40
Capítulo tres
Método
A continuación se describen el tipo de estudio y diseño, los sujetos, los instrumentos
utilizados y el procedimiento de aplicación e interpretación de los datos obtenidos, esto con
el fin de esclarecer la metodología seguida en la consecución de los objetivos del presente
estudio.
Tipo de estudio y diseño
Se utilizó la combinación de métodos de investigación con la idea de que éstos se
complementen para que el investigador comprenda y profundice el proceso de formación de
valores y actitudes en ética profesional (Hesse-Biber, 2010).
El estudio se realizó en dos etapas: la primera con un enfoque cuantitativo y la
segunda con un enfoque cualitativo.
El objetivo de la primera etapa fue comparar las respuestas de los alumnos por
género, edad y semestre, así como las respuestas de los profesores por género, edad y
antigüedad, respecto a los rasgos del buen profesional y la ética profesional.
En la segunda etapa el objetivo fue analizar y explicar el proceso de formación de
actitudes y valores en ética profesional en los estudiantes.
Sujetos
Se trabajó con dos poblaciones en las dos etapas del estudio:
Primera etapa
Una de las poblaciones estuvo compuesta de todos los estudiantes de la Licenciatura
en Educación inscritos en el semestre febrero-julio de 2009. Debido a que se pretendió
recolectar información de toda la población de estudiantes, el estudio fue tipo censo. Al
final se obtuvo respuesta de 147 estudiantes (40 hombres y 106 mujeres) de entre 17 y 35
años, como se muestra en la tabla 1.
41
La otra población estuvo integrada por los 26 profesores que impartieron clases en
la Licenciatura en Educación en el período estipulado. Contestaron el cuestionario 22 de los
profesores (12 hombres y 10 mujeres) entre 27 y 60 años y de diversos grados académicos,
el porcentaje de respuesta de la población de profesores fue de 84.6%.
Tabla 2. Frecuencia y porcentaje de profesores que contestaron el cuestionario por variable
demográfica.
Variable
Frecuencia Porcentaje
demográfica
Masculino 12 54.5
Género
Femenino 10 45.4
Licenciatura 2 9
Grado
Especialidad 0 0
máximo de
Maestría 15 68.1
estudios
Doctorado 4 18.1
27-34 6 27.2
35-43 8 36.3
Edad
44-52 6 27.2
53-60 2 9
Segunda etapa
La investigadora que realizó el estudio es Licenciada en Psicología que ha
participado en cuatro proyectos de investigación desde su formación profesional, uno sobre
desastres naturales en comunidades de Motul, Yucatán en el Centro de Estudios Regionales
42
El cuestionario para profesores también consta de las mismas tres partes que el
cuestionario para alumnos. La diferencia está en la tercera parte, datos generales, que se
pide a los profesores información acerca de su género, edad y grados académicos (ver
apéndice B).
44
Procedimiento
Como se ha mencionado previamente, este estudio constó de dos etapas de
aplicación y una tercera de análisis de los resultados.
Primera etapa
Previo consentimiento de las autoridades de la institución, se acudió a los salones y
se aplicó la Escala de Actitudes Éticas y Profesionales a todos los estudiantes que aceptaron
colaborar. Por su parte, a los profesores se les entregó el cuestionario y se recogió
posteriormente, previa cita. El proceso de calificación fue el siguiente. La primera parte de
la Escala se calificó como una red semántica, la cual se analizará con base en los
lineamientos de Reyes Lagunes (1993). La segunda parte, la escala Likert, se dividió por
factores con los que se realizaron análisis de varianza mediante ANOVA, por cohortes de
semestres y edad y una prueba t para conocer si existen diferencias de acuerdo con el
género. La tercera parte de la escala se trabajó con análisis descriptivos, realizados con el
paquete estadístico SPSS versión 15.
Segunda etapa
De acuerdo con los resultados obtenidos en la primera fase del estudio, se
desarrollaron las preguntas para las entrevistas semiestructuradas a estudiantes y
profesores. Estas entrevistas se realizaron previo acuerdo con los participantes en cuanto a
lugar y hora. Una vez realizadas todas las entrevistas, se efectuó un análisis de contenido de
la información obtenida, el cual permitió responder a las preguntas y objetivos de la
presente investigación.
46
Capítulo cuatro
Resultados
A continuación se presentan los resultados de acuerdo con las etapas de recolección
de la información, así como de los objetivos de investigación.
Primera etapa
Para alcanzar el objetivo “Describir qué actitudes y valores en ética profesional
tienen los estudiantes de los diversos grados de la Licenciatura en Educación de la UADY”,
se utilizó la Escala de Actitudes Éticas y Profesionales.
Valores profesionales de los estudiantes
Como primer paso, para conocer cuáles son sus valores profesionales se les pidió
que definieran con cinco rasgos lo que ellos consideraban un “buen profesional”, lo que
posteriormente se analizó por el método de redes semánticas según Reyes Lagunes (1993).
Al analizar los resultados de la técnica de redes semánticas, se encontró que para la
muestra de alumnos, el Tamaño de Red (TR) fue de 185 para el estímulo: “características
de un buen profesional“; de igual manera, para la muestra de docentes el total de
definidoras fue de 55 debido al tamaño menor de dicha muestra (Ver tabla 5).
Tabla 5. Tamaño de la red de los estímulos por muestras
Muestra Estímulo TR
Alumnos Características de un buen profesional 187
Docentes Características de un buen profesional 55
Para los alumnos, el núcleo de la red semántica quedó conformado por 7 palabras
con el peso semántico más alto. De esta manera, las características que definen a un buen
profesional de acuerdo con la muestra de alumnos son: responsable (PS= 884), ético (PS=
422), respetuoso (PS= 314), honesto (PS =252), puntual (PS= 197), comprometido (PS=
175) y justo (PS= 109).
La mayor distancia semántica cuantitativa se obtiene entre la primera palabra y el
resto, es decir, el adjetivo “responsable” tiene mayor peso semántico que el resto de
definidoras del núcleo con un 52.26% de diferencia de porcentaje con la definidora más
cercana (Ver tabla 6 y figuras 1 y 2).
47
Figura 1: Núcleo de la red para el estímulo “características de un buen profesional” para los
alumnos.
48
Tabla 7.Frecuencia y porcentaje de respuesta por muestra de ítems que conforman los
factores de la escala
1 2 3 4 5
Factor Ítems F (%) F (%) F (%) F (%) F (%)
Me produce satisfacción la 0 (0) 0 (0) 1 (0.7) 30 (20.4) 116 (79)
adquisición de nuevos
conocimientos profesionales
Estar al día en los 0 (0) 0 (0) 5 (3.4) 34 (23.1) 108 (73.5)
Cognitivo
conocimientos es
imprescindible para ser un
buen profesional
Estoy dispuesto a ocupar 0 (0) 0 (0) 3 (2.0) 58 (39.5) 86 (58.5)
tiempo en actualizar mis
conocimientos sobre algún
aspecto de mi profesión
Me gusta que mis 0 (0) 0 (0) 12 (8.2) 56 (38.1) 79 (53.7)
compañeros valoren
positivamente mi buen
trabajo con las personas
Social
Mediante una prueba t se analizó si las diferencias entre las respuestas de los
alumnos en cada uno de los factores de la escala, eran significativas de acuerdo con su
género.
Tabla 9. Diferencias de acuerdo con el factor de la escala y el género del estudiante
Factor t Sig
Cognitivo .617 .538
Social .335 .738
Ético -.290 .772
Afectivo-emocional -1.35 .176
Una vez obtenidas las medias de cada factor por semestre del alumno, se realizó un
análisis de varianza mediante una Anova, los resultados se presentan en la tabla 11.
Tabla 11. Análisis de varianza de acuerdo los factores de la escala y el semestre del alumno
Factor F Sig.
Cognitivo .368 .776
Social 1.234 .300
Ético .323 .808
Afectivo-emocional .089 .966
Tabla 12. Medias por factor y rango de edad para la muestra de estudiantes
Edad Casos Factor Media DE
Factor cognitivo 4.12 .299
Factor social 3.79 .415
16-20 83
Factor ético 4.01 .259
Factor afectivo-emocional 4.44 .331
Factor cognitivo 4.16 .306
Factor social 3.68 .428
21-25 55
Factor ético 4.00 .288
Factor afectivo-emocional 4.39 .345
Factor cognitivo 4.30 .313
Factor social 3.73 .702
26-30 8
Factor ético 4.16 .338
Factor afectivo-emocional 4.56 .396
Factor cognitivo 4.07
Factor social 3.44
31-35 1
Factor ético 3.78
Factor afectivo-emocional 4.50
Para finalizar, se realizó un análisis de varianza mediante una Anova para conocer si
existen diferencias entre las medias de cada factor de acuerdo con el rango de edad de los
estudiantes.
Tabla 13. Análisis de varianza entre los factores de la escala y el rango de edad de los
estudiantes.
Factor F Sig.
Cognitivo 1.050 .372
Social .894 .446
Ético 1.101 .351
Afectivo-emocional .665 .575
Según los resultados presentados en la tabla 13, no existen diferencias entre las
respuestas obtenidas en cada factor de acuerdo con el rango de edad, es decir, que los
estudiantes reportan actitudes similares, independientemente de su edad.
Recapitulando, no se encontraron diferencias significativas en los puntajes de los
diferentes factores de la escala de acuerdo con el género, semestre o edad de los
estudiantes.
53
Figura 3: Núcleo de la red para el estímulo “características de un buen profesional” para los
docentes.
conocimientos es
imprescindible para ser un
buen profesional
Estoy dispuesto a ocupar 0 (0) 0 (0) 0 (0) 4 (18.2) 18 (81.8)
tiempo en actualizar mis
conocimientos sobre algún
aspecto de mi profesión
Trabajar con ahínco es parte 0 (0) 0 (0) 2 (9.1) 7 (31.8) 13 (59.1)
de mi realización profesional
Estoy convencido de que 0 (0) 1 (4.5) 0 (0) 11 (50.0) 10 (45.5)
para ser un buen profesional
Social
cuenta mi opinión
Para ser un buen profesional 0 (0) 0 (0) 0 (0) 5 (22.7) 17 (77.3)
no puedo ignorar los
problemas de la sociedad en
donde vivo
Estoy satisfecho con la 0 (0) 0 (0) 0 (0) 5 (22.7) 17 (77.3)
carrera que he elegido
Es un gran logro hacer 0 (0) 0 (0) 1 (4.5) 3 (13.6) 18 (81.8)
profesionalmente lo que me
Afectivo
gusta
En el ejercicio profesional 0 (0) 0 (0) 0 (0) 6 (27.3) 16 (72.7)
ayuda mucho tener una
actitud positiva ante la
adversidad y la superación de
los retos
57
Tabla 18. Medias por factor y grado de estudios para la muestra de profesores
Grado de estudios Casos Factor Media DE
Factor cognitivo 4.15 .108
Factor social 3.55 .471
Licenciatura 2
Factor ético 3.84 .338
Factor afectivo-emocional 4.40 .141
Factor cognitivo 4.15 .250
Factor social 3.73 .425
Maestría 15
Factor ético 4.05 .231
Factor afectivo-emocional 4.60 .250
Factor cognitivo 4.23 .217
Factor social 3.97 .611
Doctorado 4
Factor ético 4.01 .295
Factor afectivo-emocional 4.30 .875
En la tabla 19 se observa que las actitudes en ética profesional de los profesores son
similares, sin importar su grado máximo de estudios.
Un siguiente paso fue conocer las medias obtenidas por factor y el rango de edad de
los profesores mediante un análisis descriptivo.
59
Para conocer si la diferencia entre las medias obtenidas en cada uno de los factores por
rango de edad, es significativa, se realizó un análisis de varianza mediante una prueba
Anova.
Tabla 21.Análisis de varianza por factor y rango de edad del profesor
Factor F Sig.
Cognitivo .900 .460
Social .269 .847
Ético .173 .913
Afectivo-emocional .067 .977
Finalmente, se realizó una comparación de medias entre los puntajes obtenidos de las
respuestas de los estudiantes y los profesores para cada factor de la escala, mediante una
prueba t de muestras independientes; los resultados son los siguientes:
Tabla 22. Comparación de medias entre las respuestas obtenidas por estudiantes y
profesores de acuerdo con cada factor de la escala.
Factor t Sig.
Cognitivo -.485 .628
Social -.347 .729
Ético -.438 .662
Afectivo-emocional -1.417 .158
generales, sin embargo, también fueron considerados como valores propios de su profesión,
sólo que no con la misma importancia.
Los valores técnicos que nombraron los estudiantes fueron la cooperación, la
disciplina y la puntualidad. Estos valores fueron nombrados en tercer lugar como valores
generales, pero en segundo lugar como valores profesionales, de lo que se puede concluir
que los estudiantes consideran que los valores técnicos con parte fundamental en su
formación profesional.
Por último, se mencionó un valor correspondiente a los valores intelectuales; este
valor fue el conocimiento, el cual fue mencionado como valor general, pero no como un
valor propio de su profesión.
Proceso de adquisición de valores y actitudes en ética profesional. Este eje se
conforma por tres aspectos: 1) cómo adquieren los estudiantes sus valores, 2) cuál es la
influencia en este proceso del profesor y 3) cuál es la influencia de sus pares.
En la tabla 23 se presentan las afirmaciones y el porcentaje de alumnos que las
presentaron respecto a la manera en que desarrollan sus valores.
Tabla 23. Afirmaciones de los estudiantes respecto a la manera en que adquieren y
desarrollan sus valores
La formación de valores se da Porcentaje de estudiantes
que afirmaron
Por medio de la experiencias 37.5 %
Con el ejemplo de mis profesores 37.5%
Cuando llegas a la carrera, ya tienes valores definidos y en 37.5%
la carrera se van reforzando
Con las bases que me da mi familia 25%
Con lo aprendido durante todo mi proceso educativo, desde 25%
la niñez
Cumpliendo el reglamento 25%
Con la interacción con mis compañeros de la carrera 25%
Por medio de proyectos con la comunidad 12.5%
interacción con profesores y compañeros. Del mismo modo, los estudiantes tienen la
oportunidad de fortalecer y formar sus valores profesionales siguiendo las normas
establecidas y de esta manera al ponerlos en práctica, se van interiorizando y apropiando de
ellos.
Cabe señalar que los estudiantes plantean la idea de que este es un proceso que se da
de manera individual, ya que los valores se adquieren de acuerdo con la educación recibida,
las creencias y las experiencias personales. Al respecto Francisco dijo:
Francisco: “Como sabemos los valores son propios de las personas, puesto que no
todos tenemos los mismos valores y en la misma escala de importancia ya que cada
uno se va formando en valores a través de la familia y el tipo de educación que
recibe desde casa. Por ejemplo, si está muy pegada a la religión pues tendrá valores
más acordes a ésta y también creo que la escuela desempeña un papel importante en
la formación de valores. Pero sobre todo, depende de uno mismo interiorizar los
valores y apropiarse de ellos, ya que son como un hábito”.
Otro aspecto a considerar en este eje es el papel que toma el profesor como
formador de valores. En la tabla 24 se presenta el concentrado de las respuestas de los
estudiantes.
Tabla 24. Afirmaciones de los estudiantes respecto al papel que juega el profesor como
formador de valores.
El papel del profesor como formador Porcentaje de estudiantes
que contestaron
Como modelo, por medio del ejemplo 75%
Haciendo reflexión respecto a nuestras responsabilidades 25%
Por medio de la interacción fuera del salón de clases 12.5%
Ofreciendo ayuda a los estudiantes 12.5%
María: “…..en la medida que ellos promueven esos valores con su comportamiento,
es decir, que exista una relación entre lo que dice la institución y el papel de los
profesores dentro y fuera del salón de clases”.
Por otra parte, está el papel de los profesores que sirven de contra ejemplo, es decir,
aquellos docentes que los estudiantes observan para no realizar las mismas acciones, ya que
las consideran prácticas obsoletas en educación. Asimismo, se enfatiza el hecho de que los
estudiantes de licenciatura ya cuentan con el suficiente criterio para tomar sólo aquellos
comportamientos y actitudes que son acordes a los que el propio estudiante ha obtenido a
través de su proceso de desarrollo emocional.
Martha: “los profesores me han ayudado en varias cosas, ya que algunos con su
indiferencia por mantener una práctica docente adecuada me motivan a no seguir
sus pasos y a ser mejor por mí misma. Otros por su parte han resultado ser
excelentes guías en mi formación, ya que me dan herramientas que valoro y así
mismo consideran mi trabajo y me motivan a seguir desarrollándome para tener
acceso a más oportunidades y experiencias”.
Carolina: “cuando ya está bien arraigada la ética a nosotros, sabemos cuáles son
nuestros deberes como profesionales de la educación. También conocemos nuestros
derechos y siento que ejerciendo nuestra profesión con ética logramos ser no sólo
unos simples profesionales con titulo, sino que lograríamos ser profesionales con
calidad e íntegros”.
Otro aspecto a considerar dentro de este eje fue la necesidad de contar con una
materia en particular respecto a la ética profesional durante su carrera. Al respecto, seis
(75%) de los alumnos entrevistados contestaron que si, y dos (25%), dijeron que no
necesariamente.
Los estudiantes consideran que es importante que se ofrezcan cursos sobre ética
profesional, ya que consideran más factible que se establezcan parámetros de conducta
durante el proceso de formación, que ya estando en el pleno ejercicio de la profesión.
María: “…es más fácil que se adquiera la ética mientras eres estudiante, que cuando
ya eres un profesionista”.
Por otro lado, los estudiantes que plantean que no es necesaria una materia
particular sobre ética profesional, comentan que ésta se va forjando con el ejemplo y la
coherencia de los profesores entre lo que dicen y lo que hacen.
Carolina: “…sin duda alguna, es preferible mostrarlos, porque si un profesor te
enseña a ser honesto, pero sabes que él vende examen, entonces, ¿de qué se trata?”.
Un siguiente aspecto a considerar son los contenidos que los estudiantes consideran
necesarios revisar respecto a la ética profesional. En la tabla 27 se presentan las propuestas
de los alumnos.
68
Para completar este eje, se cuestionó a los estudiantes respecto a cómo ponen en
práctica su ética profesional. En la tabla 28 se presenta el concentrado de las respuestas
obtenidas.
Tabla 28. Afirmaciones de los estudiantes respecto a la manera en como ponen en práctica
su ética profesional
Afirmación Porcentaje de alumnos
que la indican
No cometo plagio, ni copio en exámenes 87.5%
Estoy comprometido con mi formación y mi labor como 87.5%
profesional
Uso información válida y confiable 87.5%
Acepto cuando no sé algo 87.5%
Soy responsable en la escuela y el trabajo 75%
Soy respetuoso en la interacción y con las diferencias con 50%
compañeros, profesores y mis propios alumnos
Trato de no hacer las cosas en beneficio propio 12.5%
69
Los estudiantes respondieron que tratan de ser personas íntegras, tratando de actuar
de la mejor manera como estudiantes, en sus trabajos (los que ya laboran) y en la vida
diaria.
Francisco: “cuando tengo exámenes no copio, cuando se entrevista a alguien pues
avisarle que es para fines educativos, no plagiar, estar comprometido con todo mi
quehacer, buscar información válida y confiable. Si algo no sé cuando expongo,
decirlo y no inventarlo…”.
Figura 6. Concentrado de respuestas de los profesores al eje uno “valores que fomenta la
universidad”.
71
En este punto, los profesores contestaron que más que sentirse modelos a seguir,
ellos tratan, cada uno desde su respectiva visión, de actuar lo más ética y correctamente
posible, sin embargo, están conscientes que como seres humanos que son, tienen fallas. Por
lo tanto, tratan de hacer su trabajo de la mejor manera posible y de esta manera motivar y
hacer consciencia en los estudiantes respecto a su responsabilidad social como
profesionales de la educación; esto por medio del ejemplo, es decir, exigen calidad
profesional en la medida en la que ellos la ofrecen a sus alumnos, tal como menciona
Ernesto.
Ernesto: “Yo generalmente lo que trato de hacer como profesor con mis estudiantes
es ser exigente conmigo mismo, de tal manera que ellos lo noten de alguna manera,
es decir, si el maestro hace esto, yo también tengo que hacerlo. Entonces, trato de
ser exigente conmigo, de cumplir con mis funciones, demostrarles que mi carrera
me gusta y trato de que a ellos también les guste, que sientan esa vocación…..”
72
También están los profesores que consideran que es quehacer de cada uno dentro de
las aulas, formar a sus estudiantes con valores y actitudes éticas. Ellos opinan que esto se
logra siendo congruentes con lo que se plasma en el papel y lo que se realiza en los salones
de clase, tal como lo menciona Jaime:
“Lo que se requiere es que todos los profesores sean congruentes con lo que dicen
que son y cómo actúan. No tiene caso que sepan lo que la literatura dice acerca del
tema si no lo viven o experimentan. Es una cuestión transversal”.
Para complementar este aspecto se les preguntó qué es lo que se debería enseñar
respecto al tema, Daniel contestó:
“Conceptos generales de ética, comparar los diferentes códigos éticos, de las
distintas áreas de la licenciatura (docencia, tutoría, investigación, administración)”.
Por su parte, José dijo:
“Hay que analizar cuáles son las prácticas profesionales aceptables e inaceptables
hay que trabajar duro, hay que enseñarles que la práctica de una vida profesional
tiene consecuencias…..”.
Los docentes consideran que es necesario concientizar a los estudiantes en relación
con la importancia de actuar ética y disciplinadamente, así como de las consecuencias de
esto. Todo, enmarcado en un proceso de formación que se dé de manera respetuosa y en
especial, donde ellos puedan ser un buen ejemplo a seguir.
Por último, se consideró la importancia de contar con un código ético, a lo que los
profesores contestaron que un código en ética sería sólo una guía, un referente para el
proceder profesional. Sin embargo, se hizo énfasis en la necesidad de que los licenciados y
futuros licenciados en educación sean conscientes y reflexivos acerca de su proceder, ya
que sin estas capacidades, de nada serviría un código de ética debido a que si los
profesionales no tienen la habilidad de analizar las situaciones, apropiarse y plantearse
criterios de su actuar como profesional de la educación, un código de ética profesional no
sería nada más que una lista de buenos deseos sin realizar.
José: “Un código ético sólo es útil si existe un proceso educativo que acompañe su
comprensión y adquisición y que muestre su utilidad. El entendimiento de cómo un
código ético mejora la vida de todos, debe ser el resultado de una toma de
conciencia”.
74
En voz de los profesores se puede concluir que la universidad es una institución que
forma valores sociales, morales y técnicos, los cuales se procuran resaltar como parte
fundamental en el quehacer profesional y que por ende, se trabaja en su formación dentro
de las aulas por medio de la reflexión y el análisis de casos reales. Una materia en ética
profesional apoyaría en el proceso de formación valoral, ya que sería en espacio donde se
conozcan y desarrollen los derechos y responsabilidades de los futuros licenciados en
educación, apoyada en código ético que sirva como parámetro o referente del actuar
profesional, todo enmarcado por la facilitación del profesor y la reflexión y adquisición del
estudiante.
En el apartado de discusión, se hará un análisis de la información para lograr la
integración de las perspectivas de estudiantes y profesores, cubriendo con ello el último
objetivo de este trabajo.
75
Capítulo cinco
Discusión
Conforme a la secuencia establecida, se revisará la evidencia pertinente a la
consecución de los objetivos de investigación planteados al inicio de esta investigación y a
las etapas seguidas por este estudio.
Primera etapa
En esta etapa se contestaron los primeros dos objetivos, referentes a la descripción
de los valores y actitudes en ética profesional, tanto de estudiantes como de profesores.
Valores profesionales de los estudiantes
El primer objetivo “Describir qué actitudes y valores en ética profesional tienen los
estudiantes de los diversos grados de la Licenciatura en Educación de la UADY”, se obtuvo
mediante dos estrategias; la primera, el uso de una frase estímulo “buen profesional” la cual
los participantes debían definir con cinco características y posteriormente éstas fueron
analizadas de acuerdo con la técnica de redes semánticas de Reyes Lagunes (1993).
Los estudiantes de la licenciatura en Educación consideran que un buen profesional
es una persona responsable, ética, honesta, respetuosa, puntual, justa y esté comprometida
con su labor.
Esto concuerda con lo encontrado por Chávez González (2008), de la Universidad
Autónoma de Nuevo León. Las características encontradas por la autora presentan gran
similitud, a pesar de estar inmersos en un contexto diferente y que los estudiantes a los que
fue dirigida esta encuesta son de diferentes carreras.
Esto indica uniformidad de criterios, así como el nivel de exigencia respecto a lo
que se espera de un buen profesional; es decir, se espera que sea un sujeto ético, honesto y
que esté en constante formación para adquirir nuevos conocimientos que le permitan
desempeñarse mejor en su profesión, independientemente del área o campo de trabajo.
Actitudes profesionales de los estudiantes
Como segunda estrategia en la consecución del primer objetivo, se analizaron las
respuestas de la Escala de Actitudes Éticas y Profesionales los estudiantes de la
licenciatura en educación. En general, los estudiantes presentaron un patrón de respuesta
76
similar en cada uno de los factores, sin variar en demasía de acuerdo con el género,
semestre o rango de edad.
Esto coincide con lo encontrado por Canto Herrera et al. (2008) en su estudio con
estudiantes de diferentes programas de posgrado de la UADY, donde se realizaron análisis
por factor y género y por factor y edad y al igual que en la presente investigación, no se
encontraron diferencias significativas.
Sin embargo, difiere de los resultados encontrados por Barba y Romo (2005)
respecto al desarrollo moral, ya que dichos autores, afirman que si existe una diferencia en
el desarrollo moral de acuerdo a la edad del sujeto.
Esto puede indicar que en el contexto yucateco, los estudiantes tanto de licenciatura
como de posgrado tienen una actitud positiva hacia la ética profesional,
independientemente del género, la edad, o el programa que se encuentren cursando. A
continuación, se revisan los valores que consideran importantes los profesores.
Valores profesionales de los profesores
El segundo objetivo “Describir qué actitudes y valores en ética profesional tienen
los profesores de la Licenciatura en Educación de la UADY”, se basándose en las mismas
estrategias utilizadas para el primer objetivo.
Mediante la aplicación de la red semántica, se encontró que los profesores
consideran que un buen profesional es una persona responsable, honesta y comprometida
con su profesión.
Actitudes profesionales de los profesores
Otro paso para cubrir este objetivo fue aplicar la escala a los profesores. No se
encontraron diferencias estadísticamente significativas entre cada uno de los factores de la
escala y el género, entre los factores y la edad de los profesores, ni los factores de la escala
y su grado de estudios. Del mismo modo que con los estudiantes, se concluye que los
profesores tienen una actitud positiva hacia la ética profesional, independientemente del
género, la edad y el grado académico.
Estos resultados también concuerdan con lo encontrado por Canto Herrera, et al.
(2008) en su muestra con profesores de posgrado de la UADY.
77
Segunda etapa
Esta etapa se realizó posterior al análisis cuantitativo de los datos recogidos por
medio de la escala. El análisis cualitativo se realizó con información obtenida de entrevistas
semiestructuradas, llevadas a cabo con estudiantes y profesores.
Entrevistas a estudiantes
El tercer objetivo, explicar el proceso de adquisición y desarrollo de actitudes y
valores en ética profesional, desde la perspectiva de los estudiantes, se consiguió por medio
de entrevista a estudiantes. Estas entrevistas se guiaron por tres ejes básicos: 1) valores que
fomenta la universidad, 2) proceso de formación de valores y 3) importancia de la
formación en ética profesional.
Valores que fomenta la universidad. Este eje se conformó con dos aspectos base: los
valores generales que fomenta la universidad y los valores que se consideren propios de
profesión que se desarrollan en su proceso de formación.
Con base en la clasificación de Herrera (1998), se llegó a la conclusión de que los
valores que se forman en el espacio universitario son los sociales en primera instancia, así
como los morales y los técnicos. Se encontró que a pesar de que los estudiantes consideran
que la universidad les fomenta valores morales, técnicos e intelectuales, éstos no tienen el
mismo valor dentro de su perfil de valores profesionales, en donde se le da más peso a los
valores técnicos que los morales.
Es decir, los estudiantes consideran que como profesionales deben contar con
valores sociales, dado que su labor como licenciado en educación atañe directamente a la
sociedad. Ya que son ellos como futuros formadores, investigadores, creadores y
evaluadores de planes y programas de estudio o administrativos, los que tienen la
responsabilidad de formar seres humanos en toda la extensión de la palabra con los
conocimientos, las habilidades y las actitudes necesarias para desempeñarse en su
comunidad. Para ello, necesitan valores técnicos que les permitan realizar impecablemente
esta valiosa labor y por supuesto, valores morales que sustenten sus decisiones y les
permitan desarrollarse personal y profesionalmente.
78
labor dentro y fuera del aula de manera reflexiva, de tal forma que pueda transmitir a sus
alumnos los valores asociados a un desempeño ético y responsable.
A su vez, Escalante y Morales (1996) en su estudio en la Facultad de Educación ya
reportaban que los estudiantes consideraban a sus profesores como formadores de valores,
entre los que se mencionó la responsabilidad, uno de los valores sociales más mencionados
por los sujetos de este estudio.
Un aspecto más a considerar dentro de este eje de análisis fue el papel de los pares
en el proceso de adquisición de valores. Los estudiantes contestaron que es por medio de la
interacción y las relaciones de amistad como se refuerzan y fomentan nuevos valores. Esta
interacción les permite retroalimentarse de tal manera que les permita crecer como personas
y profesionales. Sin embargo, al igual que con los profesores, también existe la opinión de
que hay compañeros que son ejemplos de contra valor.
Por otra parte, también se considera el papel que sigue tomando la familia y la
religión en este proceso de formación.
Importancia de la formación en ética profesional. El tercer eje se refiere a la
importancia de la ética profesional en el espacio educativo. Los estudiantes si consideran
importante la ética profesional ya que la labor de un educador está plagada de valores
implícitos y al ser éste un modelo de conducta, es necesario contar con parámetros para
establecer límites y reglas de conducta que les permitan tomar mejores decisiones. Del
mismo modo, la ética profesional permite conocer derechos y obligaciones del profesional
de la educación.
Sin embargo, no hay que olvidar que al trabajar con seres humanos es imposible
establecer reglas fijas y recetas de cocina que indiquen el proceder del profesional, por lo
tanto, es necesario contar con el criterio necesario para tomar decisiones propias.
Es por ello que se retoma la idea de Gómez (2007), que plantea que las
universidades constituyen un espacio idóneo para el aprendizaje ético, y deben encaminar
sus esfuerzos por desarrollar el pensamiento crítico, así como la búsqueda de la verdad.
Como parte de este último eje, se quiso conocer la opinión respecto a los estudiantes
sobre la necesidad de contar con una materia específica sobre ética profesional. Ellos
consideran que si sería importante, más no necesario contar con cursos sobre ética
80
tratan de realizar un trabajo académico de calidad que motive y haga conciencia en los
estudiantes respecto a su responsabilidad social como educadores.
En el modelo educativo de la UADY (Dájer Abimerhi, 2006) se plasma el papel del
profesor como facilitador del estudiante y del mismo modo considera la formación de
valores como un tema transversal, con lo que se pretende que el profesor introduzca
temáticas que lleven a la reflexión y a la apropiación de valores por parte de los estudiantes.
Cabe señalar que ya no es el enfoque tradicional donde el docente es concebido
como un transmisor de conocimientos, donde se espera que el estudiante aprenda
conductual y conceptualmente qué es un valor, cuáles son y cómo llevarlos a la vida diaria.
Se espera que el alumno pueda hacer un ejercicio de introspección y de acuerdo con sus
propias creencias, jerarquizar sus valores y ponerlos en práctica en su vida personal y
profesional.
Los profesores consideran que en la medida en que los estudiantes tomen
consciencia y se apropien de sus responsabilidades con la sociedad como futuros
educadores, ellos van tomando aquellas actitudes y valores que los profesores han tratado
de mostrar mediante el ejemplo en su práctica profesional.
Además, en el proceso de formación valoral debe considerarse el contexto del
estudiante, es decir, no se puede pretender que el estudiante sólo tiene interacción en la
escuela, sino que es un cúmulo de experiencias personales, familiares y educativas que
impactan sobre él, su comportamiento y su formación actitudinal y valoral. Esto último,
muchas veces es olvidado y se espera que sea en la escuela (en todos sus niveles) donde los
estudiantes “adquieran” aquellos valores que dirigirán su actuar personal y profesional.
Importancia de la formación en ética profesional. Este eje se constituye por dos
aspectos: 1) opinión respecto a la necesidad de contar con una materia sobre ética
profesional y sus contenidos y 2) la importancia de contar con un código ético.
Los profesores mostraron opiniones divididas respecto a la idea de contar con una
materia sobre ética profesional. Los que están a favor consideran que sería un espacio
dedicado a analizar, discutir y generar información que sirva como guía en el actuar
profesional de los futuros licenciados en educación.
83
Los que no consideran necesaria una materia sobre ética profesional, mencionan que
actualmente, el contenido valoral está considerado como una competencia transversal en el
plan de estudios y es papel de cada uno formar a sus estudiantes, siendo congruentes con lo
que está plasmado en el papel y lo que se trabaja en el aula.
Sin embargo, los profesores consideran que algunas veces estos contenidos quedan
de lado y no se les da el énfasis necesario para que los estudiantes puedan reflexionar
respecto al papel que éstos tienen en su formación.
Según Martínez (1995) los contenidos transversales son contenidos culturales
relevantes, necesarios para la convivencia, que configuran el modelo ciudadano que
demanda cada sociedad a través de una educación en valores que permita a los estudiantes
sensibilizarse ante los problemas, enjuiciarlo de manera crítica y actuar con compromiso,
pero libremente asumido.
Es decir, los contenidos transversales en valores y ética profesional deben de tener
el propósito de sensibilizar, concientizar y crear un sentido de compromiso en los
estudiantes; por lo tanto, deben de ser trabajados con la misma relevancia que los
contenidos específicos de cada asignatura. Es decir, estos contenidos deben de contar con
objetivos, metas, actividades y es necesario que el docente participe activamente para que
esta formación se vea materializada en el aula. Desde esta perspectiva, el docente es un
modelo a seguir. Por tanto, los docentes deben ser conscientes de esta responsabilidad y
trabajar para que la “transversalidad” tome sentido.
Por último, se cuestionó la necesidad de contar con un código ético que guíe su
actuar profesional. Los profesores contestaron que un código ético sería sólo un referente
para el proceder profesional. Además de esta guía, es necesario que el estudiante sea
consciente y reflexivo acerca de su proceder, ya que sin estas capacidades, un código ético
se reduciría a una lista de buenos deseos.
Tal como menciona Menéndez (1962), al plantear las responsabilidades del profesor
ante la sociedad escolar, la sociedad civil y ante la familia dentro de la formación de
valores y actitudes en ética profesional, independientemente si se sigue un código ético o
no.
84
A su vez, Yurén (2001) plantea que la formación en ética profesional contiene una
estrategia deliberada cuando incluye objetivos, reglas y actividades con vistas a favorecer
que el sujeto en formación tenga un referencial que le dé sentido a su quehacer profesional.
Del mismo modo, es necesario que determine y aplique criterios, principios y
procedimientos de consciencia para enfrentar situaciones que puedan representar un
conflicto socio-moral en su campo profesional.
En conclusión, el proceso de formación en ética profesional debe de ser
cuidadosamente planeado, con objetivos y actividades específicas que le permitan al
estudiante fijarse criterios en los que pueda basar su quehacer profesional. Del mismo
modo, no deben dejarse de lado los tres grandes rubros a los que va dirigido principalmente
el actuar profesional del educador que es primero hacia los estudiantes, segundo a la
sociedad en general y tercero, a la familia en particular.
Según González Maura y González Tirados (2007), la concepción tradicional de la
formación docente como formación instrumental que se realiza a través de cursos en los
que el educador se apropia de conocimientos y habilidades didácticas que le permiten
transmitir conocimientos a sus estudiantes, resulta obsoleta y por tanto, se presenta una
concepción diferente; la formación docente como proceso educativo potenciador del
desarrollo profesional del educador que le posibilita un desempeño profesional competente,
autónomo y comprometido.
Este aprendizaje se basa en aprender no sólo del libro de texto, sino del profesor, del
aula, de la vida y a lo largo de ella en la medida que se adquiere la capacidad de reflexión,
abstracción, conceptualización y se lleva a la práctica lo aprendido, es decir, es un
aprendizaje iterativo.
En resumen, participación, reflexión crítica y compromiso con la tarea educativa
constituyen, por tanto, elementos esenciales en el perfil idóneo del licenciado en educación.
Como se mencionó con anterioridad, es importante que los jóvenes desarrollen la
capacidad reflexiva y crítica de poder apreciar y apropiarse de valores éticos que sean una
guía en su proceder profesional posterior.
A continuación se presenta la integración de las etapas del estudio por resultados de
estudiantes y profesores con la finalidad de establecer la relación entre las mismas.
85
profesores en sus aulas procuran invitar a sus alumnos a reflexionar y concientizarse de sus
propios valores por medio de ejemplos reales de su quehacer profesional.
Asimismo, por medio de modelamiento tratan de inculcar el gusto por la carrera y
establecer normas dentro del salón de clases, siendo exigentes académica y
actitudinalmente.
Importancia de la formación en ética profesional
Respecto a la necesidad de contar con una materia sobre ética profesional, los
profesores presentan una opinión divida al respecto. Por una parte, los que están a favor,
mencionan que ésta apoyaría en el proceso de formación valoral, brindando un espacio
donde se conozcan los derechos y responsabilidades de los futuros licenciados en
educación, y apoyada en un código ético que les brinde un referente de su actuar
profesional. Por otra parte, los que están en contra, mencionan que la ética profesional es un
contenido transversal que cada profesor debe trabajar en las aulas, por medio de una
coherencia entre lo que dice la teoría y su práctica profesional.
Conclusión
A manera de conclusión, se contestará el objetivo número cinco de esta
investigación, el cual es una integración y análisis de las perspectivas de estudiantes y
profesores respecto a la formación de valores y actitudes en ética profesional.
Como apoyo para el análisis se presenta a continuación en figura siete un
concentrado de las respuestas de estudiantes y profesores.
Respecto a la figura siete, es importante señalar la diferencia entre la cantidad de
palabras definidoras que utilizaron estudiantes y profesores. Los estudiantes utilizaron seis,
mientras los profesores sólo tres. Esto nos indica más cohesión entre las ideas de los
profesores que entre los alumnos. Esto podría deberse al entorno laboral que viven en la
institución, es decir, que los trabajadores de la Facultad de Educación, brindan más
importancia a valores como la responsabilidad, la honestidad y el compromiso, mismos que
son transmitidos de manera consciente o no a los alumnos en su proceso de formación.
La UADY como organismo regulador, establece valores que difunde entre las
diversas carreras que se ofertan en ella, algunos de ellos la responsabilidad, la honestidad y
el compromiso, los cuales se traducen en excelencia académica y el sentimiento de orgullo
89
y pertenencia a la institución, ya sea como estudiante o como profesor. Esto permite crear
un fuerte sentido de identidad que compromete al individuo con ella y con la consecución
de la visión y los objetivos de la institución de pertenencia, en este el caso de la Facultad de
Educación.
90
por ello, que no se puede dejar de lado el contenido ético en los planes de estudio, ya sea
como contenido transversal, como una materia que forme parte de los contenidos básicos de
un programa o ¿por qué no?, de ambas formas.
Independientemente del manejo del tema, se proponen algunos contenidos de
trabajo en el aspecto de formación ética y valoral, los temas son:
1. ¿Qué es la ética profesional?
2. ¿Qué valores están implícitos en la profesión?
3. Beneficiarios directos e indirectos
4. Prácticas profesionales aceptables e inaceptables
5. Deberes y derechos de la profesión
6. La complejidad del trabajo profesional en las diversas organizaciones públicas y
privadas. Conflictos éticos en el ejercicio profesional
7. Problemática de la identidad profesional cuando los estudios no coinciden con las
ofertas de empleo
8. Comportamiento con los pares
9. El papel del educador en la sociedad
10. Existencia de asociaciones, colegios profesionales y códigos profesionales
11. Importancia de la disciplina en el educador
El tema de los valores y la ética profesional puede ser abarcado desde diversas
perspectivas. Ésta es sólo una propuesta de formación de las muchas posibles, siempre y
cuando no se pierda de vista que la ética es una ciencia aplicada y cualquiera que sea el
camino que se tome para abordarla, el fin último debe de ser contribuir a que los
profesionales ofrezcan mejor calidad en sus servicios, al contar con las competencias
necesarias para desempeñar bien su labor y con esto, beneficiar a la comunidad en la que se
desenvuelve.
Recomendaciones
Para enriquecer el tema de la formación de valores y actitudes en ética profesional,
se sugiere realizar estudios similares en carreras afines y disímiles, tal como se ha trabajado
con los estudiantes de posgrado, con la finalidad de obtener una visión más amplia sobre
éste. Asimismo, dado que se ha proliferado el número de universidades privadas en
93
Yucatán, sería interesante conocer el trabajo de formación valoral y en ética profesional que
se realiza al interior de las mismas, ya que los estudios que se han hecho en este estado
sobre el tema, se han realizado en la universidad pública.
Asimismo, sería interesante conocer las perspectivas de los diferentes actores que
intervienen en este proceso de formación: estudiantes, docentes, empleadores y
administrativos y comparar los resultados obtenidos en las universidades privadas con los
obtenidos en la universidad pública de Yucatán.
Por otra parte, se sugiere para estudios posteriores, enriquecer la Escala de
Actitudes y Valores en ética profesional, ya sea con nuevos apartados en el cuestionario o
con la adición o modificación de los reactivos, esto con la finalidad de obtener resultados
significativos que nos permitan realizar análisis más profundos.
Asimismo, es deseable realizar más entrevistas a profundidad a estudiantes y
profesores de diversas áreas de conocimiento, de modo que se cuente con información
suficiente para derivar propuestas de formación conforme cada disciplina, acordes a las
necesidades específicas de cada una.
94
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problemas universitarios. 43. pp. 16-25.
97
Apéndice A
Escala de actitudes en ética profesional-versión para alumnos
Estimado alumno:
Con el propósito de ampliar la información sobre el estado de la ética profesional en
nuestro estado, se está llevando a cabo una tesis de maestría, para conocer los valores
profesionales que rigen a los estudiantes de la Licenciatura en Educación de la Facultad de
Educación de la Universidad Autónoma de Yucatán, por lo tanto, la información que usted
proporcione será de gran utilidad.
Por tal motivo, solicitamos su valiosa colaboración para responder el siguiente
cuestionario que cuenta con los siguientes apartados: 1.Rasgos del buen profesional,
2.Escala de actitudes hacia la ética profesional y 3. Datos generales
Toda la información que nos proporcione será manejada con suma confidencialidad,
y los resultados contribuirán a la generación de conocimiento acerca del tema.
De antemano les agradecemos su colaboración.
Dr. Pedro Canto Herrera – asesor de tesis
Lic. Norma Benois Muñoz –tesista
100
Apéndice B
Escala de actitudes en ética profesional-versión para profesores
Estimado profesor:
Con el propósito de ampliar la información sobre el estado de la ética profesional en
nuestro estado, se está llevando a cabo una tesis de maestría, para conocer los valores
profesionales que rigen a los estudiantes de la Licenciatura en Educación de la Facultad de
Educación de la Universidad Autónoma de Yucatán, por lo tanto, la información que usted
proporcione será de gran utilidad.
Por tal motivo, solicitamos su valiosa colaboración para responder el siguiente
cuestionario que cuenta con los siguientes apartados: 1.Rasgos del buen profesional,
2.Escala de actitudes hacia la ética profesional y 3. Datos generales
Toda la información que nos proporcione será manejada con suma confidencialidad,
y los resultados contribuirán a la generación de conocimiento acerca del tema.
De antemano les agradecemos su colaboración.
Dr. Pedro Canto Herrera – asesor de tesis
Lic. Norma Benois Muñoz –tesista
104
Apéndice C
Guía de entrevista para estudiantes
1. ¿Cuáles consideras que son los principales valores que promueve la Universidad?
2. ¿Cuáles consideras que son los principales valores profesionales que promueve la
Universidad?
3. ¿Cómo consideras que has adquirido esos valores?
4. ¿Cuál es la influencia que tus profesores han tenido en tu proceso de formación
valoral?
5. ¿Cuál es la influencia que tus compañeros y amigos han tenido en tu proceso de
formación de valores generales y profesionales?
6. ¿Consideras importante la ética profesional? ¿Por qué?
7. ¿Consideras necesario que se impartan cursos sobre ética profesional en la carrera?
8. ¿Qué crees que se debería enseñar sobre ética profesional a los estudiantes de la
licenciatura en educación?
9. ¿Cómo consideras que pones en práctica la ética profesional?
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Apéndice D
Guía de entrevista para profesores
1. ¿Cuáles considera que son los principales valores en general que promueve la
universidad como institución?
2. ¿Cuáles considera que son los principales valores profesionales que promueve la
universidad?
3. ¿Cuáles son los valores que considera promueve en el salón de clase?
4. ¿De qué manera cree que los estudiantes pueden adquirir actitudes y valores en ética
profesional?
5. ¿De que manera promueve actitudes y valores en ética profesional en el salón de
clases?
6. ¿Considera importante la ética profesional? ¿Por qué?
7. ¿Considera necesario que se impartan materias sobre ética profesional en la
licenciatura en educación?
8. ¿Qué contenidos cree que se debería enseñar sobre ética profesional a los
estudiantes universitarios?
9. Como ejercicio de reflexión, ¿cómo percibe su actuar profesional?