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Harold, te mando el tema, la idea que que lo revises a ver con qué parte puedes colaborarme para

la presentación. Yo haría una presentación general y tú puedes escoger de ahí en que parte te
sientes mejor. Ha otra parte que yo la trabajo solo al final. ya te comentaría como va a ser. Me
comentas entonces cuando nos podríamos reunir y mirar.

ESQUEMA PRESENTACIÓN COMUNIDADES ECLESIALES DE BASE

CANTO INICIAL.

ORACIÓN SOBRE LAS PEQUEÑAS COMUNIDADES.

PRESENTACIÓN DEL TEMA: HISTORIA DE LAS C.E.B.s.

DESARROLLO DEL TEMA:

Propuesta para las comunidades de la zona...

Génesis de las CEBs

a) Gestación.

Hubo un largo período de preparación del terreno para el aparecimiento de las CEBS. Entre otros
elementos destacamos la experiencia de la catequesis popular (movimiento catequético), la
contribución a la Acción Católica Brasilera que asume el modelo belga, francés y canadiense de
la Acción Católica especializada (JAC – Juventud Agraria Católica; JEC – Juventud Estudiantil
Católica; JIC – Juventud Independiente Católica; JOC – Juventud Operaria Católica; JUC –
Juventud Universitaria Católica), el Movimiento de Educación de Base (MEB), el movimiento
por un Mundo Mejor (MMM), los diferentes Planos de Pastoral de la CNBB (Plan de
Emergencia – 1962, Plan de Pastoral de Conjunto – 1966), contando aun con el Movimiento
Bíblico que busca nuevas formas de interpretación de la Palabra de Dios, y el Movimiento
Litúrgico en Europa y también en Brasil. Este proceso posibilitó que el terreno fuera amainado
para el surgimiento de las Comunidades de Base.

b) Nacimiento
Podemos localizar el nacimiento de las CEBs en el final de la década de 1950 e inicio de la
década de 1960. Ellas surgieron en varios lugares de Brasil y en muchos países de América
Latina y el Caribe, en el campo y en la ciudad.

c) Bautismo.

El Bautismo de las CEBs se dio con Medellín (1968). Inicialmente eran llamadas Comunidades
Cristianas de Base:

Así, la comunidad cristiana de base es el primer y fundamental núcleo eclesial que debe, en su
propio nivel, responsabilizarse por la riqueza y expansión de la fe, como también por el culto que
es su expresión. Es ella, por lo tanto, la célula inicial de estructuración eclesial y foco de
evangelización y actualmente factor primordial de promoción humana y desarrollo (Medellín,
15.11).

d) Confirmación

La confirmación se dio en Puebla (1979), pero antes las CEBS ya habían encontrado su
legitimidad en la palabra del magisterio universal en Evangelii Nuntiandi, n.58: “(…) Son
solidarias con la vida de la misma Iglesia y alimentadas por su doctrina y se conservan unidas a
sus pastores”. El Documento de Puebla así se expresa: “Las comunidades eclesiales de base que
en 1968 eran apenas una experiencia incipiente maduraron y se multiplicaron sobre todo en
algunos países. En comunión con sus obispos y como lo pedía Medellín, se convirtieron en
centros de evangelización y en motores de liberación y de desarrollo” (Puebla, n.97; cf. también
n.641-642).

e) Madurez

La madurez de las CEBS puede ser comprendida en tres momentos:

El primero se da con el Documento de la CNBB (1982): “Fenómeno estrictamente eclesial, las


CEBs en nuestro país nacieron en el seno de la Iglesia-institución y se convirtieron en ‘un nuevo
modo de ser Iglesia’. Se puede afirmar que es alrededor de ellas que se desarrolla, y se
desarrollará cada vez más en el futuro, la acción pastoral y evangelizadora de la Iglesia” (CNBB,
Doc.25, n.3).
El segundo momento sucede con el VI Encuentro Inter-eclesial de las CEBs, en Trinidade-GO
(1986), donde se acuñó la expresión “CEBs: Un nuevo modo de ser de toda la Iglesia”. Con tal
expresión, se quería mostrar que el espíritu de las CEBs debería fermentar toda la institución
eclesial a partir de la opción por los pobres. Las CEBs se constituyen en un elemento-clave para
la vida eclesial en Brasil y apuntan hacia un nuevo modelo eclesial. Nos encontramos aquí con el
papel protagónico de las CEBs en función de un nuevo paradigma de organización eclesial.

El tercer momento puede ser comprendido a partir de la feliz expresión de D. Pedro Casaldáliga
– “CEBs: El modo normal de ser de toda la Iglesia”. Esta expresión quiere enunciar que las
cuestiones fundamentales defendidas por la CEBs debe ser asimilada por toda la Iglesia-
institución, pues forman parte de la defensa de la vida. Por detrás de esta vivencia está presente
la institución del Vaticano II, sobre todo Gaudium et Spes (GS, n.1 e 11). En esta misma
dirección, las CEBs son consideradas la primer instancia de la Iglesia, son su expresión
originante (At 2,42-47; 4,32-35). Dirigiéndose a los participantes del XIII Encuentro Inter-
eclesial, el Papa Francisco afirma que:

Como recordaba el Documento de Aparecida, las CEBs son un instrumento que permite al
pueblo “llegar a un mayor conocimiento de la Palabra de Dios, al compromiso social en nombre
del Evangelio, al surgimiento de nuevos servicios laicos y a la educación de la fe de los adultos”
(n.178). Y recientemente, dirigiéndome a toda la Iglesia, escribía que las Comunidades de Base
“traen un nuevo ardor evangelizador y una capacidad de diálogo con el mundo que renuevan la
Iglesia (Exort. Ap. Evangelii Gaudium, n.29).

Resumen: En el año 2016 (septiembre 13 a 17) en la ciudad de Luque en Paraguay se llevó a


cabo el X encuentro continental de las comunidades eclesiales de base, bajo el lema “Las CEBS
caminando y el Reino proclamando”. El caminar de las CEBS comenzó en América Latina al
final de la década de 1950 e inicio de la década de 1960. Las CEBS constituyen una propuesta
transformadora, tanto para la Iglesia, como para la sociedad. Se ubican en el ámbito de la
liberación, que abarca todos los niveles: económico, 'político, social, cultural y eclesial. Las
CEBs se saben llamadas hoy a resignificar su camino y dar respuesta a nuevos desafíos
culturales, sociales, políticos, religiosos y eclesiales. Las CEBs se saben llamadas a seguir
caminando en la construcción de una Iglesia inculturada en clave de decolonización, en salida,
con opción preferencial por los empobrecidos, los jóvenes, las mujeres, los migrantes, los
indígenas y los afro-descendientes, políticamente comprometida, ecológica y interpelada por el
cuidado de la Casa Común y la busca del Buen Vivir y Buen Convivir (Sumak Kawsay),
ministerial, bautismal, ecuménica, no patriarcal, que promueve la formación a partir de la
Palabra y la realidad y que tiene como base una espiritualidad liberadora, enraizada en la persona
y la práctica histórica de Jesús de Nazaret y su proyecto del Reino, siendo iluminada por la
Teología de la Liberación.

LA BASE EN LAS COMUNIDADES ECLESIALES DE BASE

Pedro TRIGO

1. LAS CEBs PASARON CON SU ÉPOCA

En el horizonte de la mayoría de las instituciones eclesiásticas latinoamericanas, no están las


CEBs. En bastantes nunca lo estuvieron, en otras se han esfumado. Si lo tuvieran que verbalizar,
cosa que ni siquiera suele hacerse, dirían que ellas pertenecían a la época que pasó y pasaron con
ella. La época que pasó está simbolizada en Medellín y Puebla, y lo que se piensa que ya pasó es
la pretensión transformadora, que tiene como cifra el Reino de Dios, como armónicos
fundamentales la justicia y la misericordia, y como sujeto privilegiado a los pobres y sus
organizaciones. Una frase de Medellín puede sintetizar el talante de este proyecto: "Alentar y
favorecer todos los esfuerzos del pueblo por crear y desarrollar sus propias organizaciones de
base, por la reivindicación y consolidación de sus derechos y por la búsqueda de una verdadera
justicia" (2,27). El horizonte global sería la justicia, el sujeto el pueblo y el objetivo sus
organizaciones de base.

Ni pretensión de justicia ni base

Hoy para muchos la justicia se restringe a cumplir los contratos, sean los contratos que cada uno
ha firmado como persona particular, sean aquellos que lo conciernen como miembro de cualquier
organización o simplemente como miembro de la sociedad política en los diversos niveles.

1.2 La época del Concilio, Medellín y Puebla


En este sentido sí hay que decir que la mayoría de la Iglesia Latinoamericana ha dado la espalda
a Medellín y Puebla. Estas asambleas constituyeron la recepción auténtica del Concilio Vaticano
II. Un santo y seña del Concilio fue la encarnación solidaria preferencialmente en el mundo de
los pobres y dolientes, es decir, la encarnación kenótica.

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