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LA V CONFERENCIA DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO

APARECIDA: UN RESUMEN

La V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, o


Conferencia de Aparecida fue una conferencia organizada por el Consejo Episcopal
Latinoamericano (CELAM) con la ayuda de la Pontificia Comisión para América Latina que
tuvo lugar entre el 13 y 31 de mayo de 2007 en Aparecida, Brasil.

Su tema fue “Discípulos y Misioneros de Jesucristo, para que nuestros pueblos


tengan en Él vida.” Fue convocada por el Papa Juan Pablo II y concretada por su sucesor,
Benedicto XVI, quien estuvo presente en la conferencia, dando el discurso inaugural.

A continuación haré un resumen de los temas tratados en la conferencia, todos


expuestos en su Documento Conclusivo, empezando por el discurso inaugural del Papa
Benedicto XVI, luego yendo por los puntos más relevantes del Documento, que explican las
resoluciones y posturas tomadas de los temas tratados.

DISCURSO INAUGURAL DEL PAPA BENEDICTO XVI

El primer tema que toca el Papa es el de la fe cristiana en América Latina.


“La fe en Dios ha animado la vida y la cultura de estos pueblos durante más de
cinco siglos. Del encuentro de esa fe con las etnias originarias ha nacido la rica cultura
cristiana de este continente expresada en el arte, la música, la literatura y, sobre todo, en
las tradiciones religiosas y en la idiosincrasia de sus gentes, unidas por una misma
historia y un mismo credo, y formando una gran sintonía en la diversidad de culturas y de
lenguas. En la actualidad, esa misma fe ha de afrontar serios retos, pues están en juego el
desarrollo armónico de la sociedad y la identidad católica de sus pueblos. A este respecto,
la V Conferencia General va a reflexionar sobre esta situación para ayudar a los fieles
cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia, a tomar conciencia de ser discípulos y
misioneros de Cristo, enviados por Él al mundo para anunciar y dar testimonio de nuestra
fe y amor.”

En este hablar de la fe cristiana en Latinoamérica menciona el proceso de


evangelización, como los latinoamericanos llegamos a esta fuerte cultura de fe que ahora
está siendo amenazada: “Para ellos ha significado conocer y acoger a Cristo, el Dios
desconocido que sus antepasados, sin saberlo, buscaban en sus ricas tradiciones religiosas.
Cristo era el Salvador que anhelaban silenciosamente.”
Niega que fue un proceso de indoctrinación religiosa o imposición colonial:
“ Las auténticas culturas no están cerradas en sí mismas ni petrificadas en un
determinado punto de la historia, sino que están abiertas, más aún, buscan el encuentro
con otras culturas, esperan alcanzar la universalidad en el encuentro y el diálogo con
otras formas de vida y con los elementos que puedan llevar a una nueva síntesis en la que
se respete siempre la diversidad de las expresiones y de su realización cultural concreta.”
Dice que volver a dar vida a las religiones precolombinas y separarlas de la fe universal
sería una involución.

Dice que el cambio más grande que ocurrió entre la última conferencia y esta es el
auge de la globalización, pero que los sistemas que crea no deben estar a servicio de
monopolios, sino ser creados a servicio de la persona humana, según la imagen y semejanza
de Dios.

Evalúa la situación latinoamericana: se está avanzando hacia la democracia aunque


haya preocupaciones por el auge de sistemas menos éticos. Latinoamérica tiene una
comunidad cristiana fuerte, que emprende proyectos de servicio y tiene fuerte compromiso
con laicos de todas las edades, pero ve debilitada a la vida cristiana en la sociedad, “debido
al secularismo, al hedonismo, al indiferentismo y al proselitismo de numerosas sectas, de
religiones animistas y de nuevas expresiones seudorreligiosas.”

Hablando del tema de la conferencia, el de ser discípulos de Cristo, explica que es


un recuerdo a los fieles que, en virtud de su bautismo, están llamados a ser discípulos y
misioneros de Jesucristo, estando profundamente enraizados con Él y llevando su mensaje
de salvación.

Luego alza un posible punto de debate, que este enfoque en la religión a luz de los
problemas de Latinoamérica sería un individualismo religioso, pero contrapone este
argumento con el punto de que la religión es inherentemente comunitaria y en servicio a la
comunidad, así que no puede ser individualista. No es una fuga de la realidad, porque la
religión es realidad.

“¿Son “realidad” sólo los bienes materiales, los problemas sociales, económicos y
políticos?” Dice que este error de sobreenfocarse en lo material fue fatal para los sistemas
marxistas e incluso los capitalistas.
“Falsifican el concepto de realidad con la amputación de la realidad fundante y
por esto decisiva, que es Dios. Quien excluye a Dios de su horizonte falsifica el concepto
de “realidad” y, en consecuencia, sólo puede terminar en caminos equivocados y con
recetas destructivas.”

Anima a los pastores a estudiar y conocer profundamente la palabra de Dios,


porque solo así la llegarán a esparcir. Sugiere métodos de evangelización: la catequesis y las
redes sociales para esparcir el mensaje de Cristo.

Hace una rememoración de la encíclica Populorum Progressio, y su mensaje de que


el desarrollo social y espiritual del hombre debe ser integral. Si el hombre vive en miseria, le
será difícil conocer plenamente a Dios. Nombra a la eucaristía como un recurso para ayudar
al hombre a conocer a Dios, como lo han hecho los discípulos del Evangelio. Por eso alienta
a los obispos presentes que den en sus programas importancia a la misa dominical, ya que es
el encuentro de los laicos con Dios.

Después habla de los problemas sociales, económicos y políticos latentes en


América Latina, y cuál debe ser el rol de la Iglesia en resolverlos. Benedicto XVI dice esto:
para una sociedad justa se necesitan estructuras justas, y para estructuras justas se necesita
un consenso social sobre qué valores son fundamentales y “sobre la necesidad de vivir estos
valores con las necesarias renuncias, incluso contra el interés personal. Donde Dios está
ausente –el Dios del rostro humano de Jesucristo– estos valores no se muestran con toda su
fuerza, ni se produce un consenso sobre ellos.”

El rol de la Iglesia aquí es guiar y enseñar, no involucrarse políticamente. Los


laicos deben también han de hacer su labor, abogando por estos valores en su día a día,
oponiéndose a las injusticias.

Después se toma el tiempo de nombrar otros campos importantes: la familia es el


primero de todos, primer lugar donde ocurre la evangelización, pero que “sufre situaciones
adversas provocadas por el secularismo y el relativismo ético.” El Estado debe permitir que
las madres que quieran dedicarse plenamente al cuidado de sus hijos puedan hacerlo, y que
los padres sean conscientes de su rol como responsables de la educación de sus hijos.

Termina el discurso dando palabras de aliento y sugerencia a los sacerdotes,


religiosos, y laicos.

EL DOCUMENTO CONCLUSIVO
En total, tiene más de 200 páginas y 550 párrafos, y honda en la situación
latinoamericana, el lugar de la Iglesia en América Latina (histórico y actual), reflexiona
sobre la labor de discípulos que tienen los cristianos, tema central de toda la conferencia, y
las instituciones puestas para fortalecerlo. Identifica problemas y propone soluciones a ser
implantadas por la Iglesia.

A continuación voy a resumir y desarrollar algunas de las partes más importantes.

PARTE I: LA VIDA EN NUESTROS PUEBLOS HOY

El capítulo 1 habla del hecho de ser discípulo, continúa la misma reflexión ya


hecha anteriormente en el discurso inicial y mensaje final. Habla sobre el proceso de
evangelización de América Latina, sobre cómo la alegría del discípulo es lo que le inspira a
llevar su mensaje.
“ La alegría del discípulo es antídoto frente a un mundo atemorizado por el
futuro y agobiado por la violencia y el odio. La alegría del discípulo no es un sentimiento
de bienestar egoísta sino una certeza que brota de la fe, que serena el corazón y capacita
para anunciar la buena noticia del amor de Dios. “ [29]

El segundo capítulo habla sobre la situación actual de constantes cambios y


apertura global. Cabe destacar que el congreso se realizó en 2007, cuando la globalización
aún estaba en auge y las redes sociales eran todavía algo nuevo y no una parte integral de la
vida en sociedad como lo son hoy en día, sino que se estaban preparando para serlo.

La reflexión sobre esta nueva realidad global se centra sobre cómo expone que la
realidad es mucho más compleja de lo que la Iglesia había pensado, y cómo esta nueva
forma de comunicación instantánea resulta en una percepción fragmentada de la realidad,
donde las personas, para llenar un vacío que nace de su confusión, eligen percibir el mundo
desde un solo canal, unidimensionalmente. Cita a la “ideología de género” como una de las
percepciones fragmentadas erróneas.

La solución, estudiar y seguir a Cristo. “En Cristo Palabra, Sabiduría de Dios, la


cultura puede volver a encontrar su centro y su profundidad, desde donde se puede mirar la
realidad en el conjunto de todos sus factores, discerniéndolos a la luz del Evangelio y dando
a cada uno su sitio y su dimensión adecuada.” [41]
Sostiene que la visión cristiana es necesaria porque es completa. “No basta
suponer que la mera diversidad de puntos de vista, de opciones y, finalmente, de
informaciones, que suele recibir el nombre de pluri o multiculturalidad, resolverá la
ausencia de un significado unitario para todo lo que existe.” [41]

Hablando sobre la situación sociológica tanto latinoamericana como mundial, habla


de una “sobrevaloración de la subjetividad individual,” una imposición de derechos
individuales innecesarios y su defensa en detrimento de los derechos colectivos y culturales,
cosa que termina deshonrando la dignidad de todos. Menciona una “nueva colonización
cultural,” donde se está tratando de imponer una cultura homogeneizada, caracterizada por
la individuación masiva de la persona.

Dice que esta nueva cultura de falsas realidades, consumismo, y gratificación


instantánea afecta más fuertemente a los jóvenes, que crecen con una incertidumbre sobre el
futuro y pocos valores religiosos. El lado positivo, sin embargo, de esta individualidad
exagerada, es que fomenta un pensamiento filosófico sobre la propia identidad y existencia.
Te obliga a pensar quién eres realmente.

Habla de la diversidad cultural de América Latina, que hace que sus ciudadanos
tengan identidades culturales complejas, y dice que “Asumir la diversidad cultural, que es
un imperativo del momento, implica superar los discursos que pretenden uniformar la
cultura, con enfoques basados en modelos únicos,” en contraargumento a lo que está
intentando hacer esta revolución cultural.

En el siguiente apartado reflexiona sobre la globalización, partiendo de lo ya


establecido en el discurso inaugural de Benedicto XVI, que decía que debía estar restringida
por principios éticos. Establece que, la globalización como está actualmente estructurada, no
es capaz de mirar más allá del propio mercado, hacia valores de dignidad humana.

Propone entonces “una globalización diferente que esté marcada por la


solidaridad, por la justicia y por el respeto a los derechos humanos, haciendo de América
Latina y El Caribe no sólo el Continente de la esperanza, sino también el Continente del
amor, como lo propuso SS. Benedicto XVI.” [64]

Habla de otros problemas económicos: tratados que esconden amenazas a la


soberanía económica de países pobres, sistemas de capital con fallas, la corrupción y su
relación con el narconegocio, la falta de tierras campesinas, el subempleo y empleo
informal.

Identifica la violencia como uno de los problemas más grandes de América Latina,
tanto intrafamiliar como de crimen organizado y otros tipos de violencia presentes, como
violencia de género.

También habla de que la falta de participación política de la ciudadanía es una de


las principales causas de las sanciones de leyes anti humanistas, ya que no se logra un
diálogo entre gobernantes y ciudadanos, aunque entiende que este desencanto político es
debido a promesas no cumplidas.

Habla brevemente sobre la devastación ambiental que está ocurriendo en la


Antártida y el Amazonas, al detrimento de las muchas poblaciones que residen allí y su
sabiduría sobre la utilización de los recursos naturales.

Se pasa todo un apartado hablando de los indígenas y afroamericanos. Pone a los


indígenas en una alta posición al ser los primeros habitantes de la región y un pilar esencial
que ayudó a construir la cultura latinoamericana de hoy, y respeta sus tradiciones religiosas
y manera de vivir la Palabra.

También reconoce la situación de los afrodescendientes como víctimas de


discriminación y los alienta en su lucha por derechos. “...descolonizar las mentes, el
conocimiento, recuperar la memoria histórica, fortalecer espacios y relaciones
interculturales, son condiciones para la afirmación de la plena ciudadanía de estos pueblos.”

El último apartado honda sobre el rol de la Iglesia en todo esto, sus muchos aciertos
en latinoamérica y también sus fallos. Reconoce a Latinoamérica como la comunidad
mundial más grande de católicos, con iglesias activas y bien estructuradas, pero al mismo
tiempo menciona una falta de caridad por parte de sus ministros que no acompañan a los
laicos y consiguen que muchos abandonen el involucrarse en la comunidad religiosa, y una
mala aplicación de lo establecido en el Concilio Vaticano II.

PARTE II: LA VIDA DE JESUCRISTO EN LOS DISCÍPULOS MISIONEROS

La parte dos habla del hecho de ser discípulo, es una reflexión del mandato y
destino del Cristiano. Comienza con buenas nuevas sobre todo lo ya discutido anteriormente
sobre la situación de América Latina, y luego reflexiona sobre el papel del discípulo: el de
misionero, el llamado a la caridad y santidad, a anunciar el reino, a vivir en comunidad con
otros discípulos.

Habla del proceso de formación del discípulo: desde su encuentro con Jesús
mediante la Iglesia, María, y los santos; luego su conversión, encuentro con discipulado, y
finalmente comunión y la misión que embarcarán. También habla de los lugares donde se
realiza esta formación, las parroquias y seminarios, y de ahí se va por la rama de la
educación religiosa. Critica que la escuela hoy en día está desconectada de la antropología,
educando para el mercado, no para el desarrollo personal.

Ante esto dice que:


“Constituye una responsabilidad estricta de la escuela, en cuanto institución
educativa, poner de relieve la dimensión ética y religiosa de la cultura, precisamente con
el fin de activar el dinamismo espiritual del sujeto y ayudarle a alcanzar la libertad ética
que presupone y perfecciona a la psicológica.” [330]

Sugiere propuestas para la educación católica:


“Se propone que la educación en la fe en las instituciones católicas sea integral
y transversal en todo el currículum, teniendo en cuenta el proceso de formación para
encontrar a Cristo y para vivir como discípulos y misioneros suyos, e insertando en ella
verdaderos procesos de iniciación cristiana.” [338]

Sobre las universidades católicas:


“Las actividades fundamentales de una universidad católica deberán vincularse
y armonizarse con la misión evangelizadora de la Iglesia. Se llevan a cabo a través de una
investigación realizada a la luz del mensaje cristiano, que ponga los nuevos
descubrimientos humanos al servicio de las personas y de la sociedad.” [341]

PARTE III: LA VIDA DE JESUCRISTO PARA NUESTROS PUEBLOS

El capítulo 7 honda un poco más en la misión de los discípulos, la de predicar el


mensaje de Cristo. Para esto se pregunta, ¿qué realmente predicaba Cristo con su vida? “La
vitalidad que Cristo ofrece nos invita a ampliar nuestros horizontes, y a reconocer que,
abrazando la cruz cotidiana, entramos en las dimensiones más profundas de la existencia.”
[357]

Una vez más se remarca el tema central de esta conferencia, crear un nuevo
método para inspirar el espíritu de discípulo en todos los creyentes.
En el capítulo 8 reafirma la dignidad humana establecida en el Evangelio, e insta a
los religiosos y evangelizadores latinoamericanos a siempre priorizar a los pobres. Establece
que este compromiso de hacer que la dignidad humana se viva plenamente es de todos:
“Alentamos a los empresarios que dirigen las grandes y medianas empresas y a
los microempresarios, a los agentes económicos de la gestión productiva y comercial,
tanto del orden privado como comunitario, por ser creadores de riqueza en nuestras
naciones, cuando se esfuerzan en generar empleo digno, en facilitar la democracia, y en
promover la aspiración a una sociedad justa y a una convivencia ciudadana con bienestar
y en paz.” [404]

Da recomendaciones a la Iglesia de América Latina y el Caribe de cómo


desempeñar su rol, siendo defensora de los pobres y desprotegidos en este escenario
económico global. Luego dedica tiempo a hablar sobre estos grupos desfavorecidos,
haciendo demandas a los Estados:
Sobre las personas en situación de calle:
“Es deber social del Estado crear una política inclusiva de las personas de la
calle. Nunca se aceptará como solución a esta grave problemática social la violencia e
incluso el asesinato de los niños y jóvenes de la calle, como ha sucedido lamentablemente
en algunos países de nuestro continente.” [410]
Sobre los migrantes:
“Entre las tareas de la Iglesia a favor de los migrantes, está indudablemente la
denuncia profética de los atropellos que sufren frecuentemente, como también el esfuerzo
por incidir, junto a los organismos de la sociedad civil, en los gobiernos de los países,
para lograr una política migratoria que tenga en cuenta los derechos de las personas en
movilidad.” [414]
Sobre los enfermos:
“En la cultura actual no cabe la muerte y, ante su realidad, se trata de ocultarla.
Abriéndola a su dimensión espiritual y trascendente, la Pastoral de la Salud se transforma
en el anuncio de la muerte y resurrección del Señor, única verdadera salud.” También
prioriza a la población con VIH: “Desde esta V Conferencia, pedimos a los gobiernos el
acceso gratuito y universal de los medicamentos para el Sida y las dosis oportunas.” [419]
Sobre los drogadictos:
“Es responsabilidad del Estado combatir, con firmeza y con base legal, la
comercialización indiscriminada de la droga y el consumo ilegal de la misma.
Lamentablemente, la corrupción también se hace presente en este ámbito, y quienes
deberían estar a la defensa de una vida más digna, a veces, hacen un uso ilegítimo de sus
funciones para beneficiarse económicamente.” [425]
Sobre los detenidos en cárceles:
“Es necesario que los Estados se planteen con seriedad y verdad la situación del
sistema de justicia y la realidad carcelaria. Se necesita una mayor agilidad en los
procedimientos judiciales, una atención personalizada del personal civil y militar que, en
condiciones muy difíciles, labora en los recintos penitenciarios, y el reforzamiento de la
formación ética y de los valores correspondientes.” [428]

El capítulo 9 habla de la familia como primer instrumento de evangelización y


valor máximo de la cultura latinoamericana. A la Iglesia impulsa a proteger a las familias,
especialmente a los más desprotegidos dentro de ellas, las madres solteras, niños y
adolescentes, y ancianos. Se compadece de los niños en situaciones de precariedad, los
niños abusados sexual y/o físicamente, los niños enfermos y los niños pobres. Impulsa a las
iglesias a tomar la evangelización de la niñez más en serio, creando programas específicos
para ellos.

Sobre los adolescentes, los identifica como un grupo necesario pues tienen la
capacidad de ser misioneros, pero vulnerable pues son muy permeables a falsas propuestas.
Insta a la Iglesia a desarrollar programas que sean atractivos y pedagógicos para los jóvenes.

Sobre los ancianos: “Es lamentable que en algunos países no haya políticas
sociales que se ocupen suficientemente de los mayores ya jubilados, pensionados, enfermos
o abandonados. Por tanto, exhortamos a elaborar diseños de políticas sociales justas y
solidarias que atiendan estas necesidades.” [449]

Luego habla de la igualdad de la mujer y el hombre, cosa que está consagrada por
el Evangelio. “Es necesario en América Latina y El Caribe superar una mentalidad
machista que ignora la novedad del cristianismo, donde se reconoce y proclama la “igual
dignidad y responsabilidad de la mujer respecto al hombre.” [453] Identifica este como un
problema mayor ya que el machismo es una gran mancha cultural en América Latina.

Luego habla de la vida y cuestiones éticas de su protección.


“Si queremos sostener un fundamento sólido e inviolable para los derechos
humanos, es indispensable reconocer que la vida humana debe ser defendida siempre,
desde el momento mismo de la fecundación. De otra manera, las circunstancias y
conveniencias de los poderosos siempre encontrarán excusas para maltratar a las
personas.” [467]

El capítulo 10 honda en la relación entre el Pueblo Santo y la cultura, pues “La fe


sólo es adecuadamente profesada, entendida y vivida, cuando penetra profundamente en el
substrato cultural de un pueblo.” [477]

También recalca en el rol de la Iglesia de denunciar los modelos antropológicos


incompatibles con la naturaleza del hombre, y transmitir el evangelio de manera
comprensible para la cultura actual. Establece la tarea de la Iglesia de educar a aquellos que
no acceden a educación escolar religiosa, estudiar y utilizar los nuevos medios de
comunicación, y evangelizar a aquellos que están en posiciones de decisión.

Dice que es imperativo restablecer la relación entre fe y ciencia, y hacerlo


recordando que la fe no es irracional, promoviendo pensadores que también eran religiosos.
También crear espacios culturales dentro de los espacios religiosos.

Termina el capítulo hablando del rol de los discípulos en la vía pública y urbana.
Establece que la Iglesia debe responder y adecuarse a la urbanización, ayudando a construir
la Ciudad Santa de Dios. Una vez más remarca su compromiso con las luchas de los
indígenas y afrodescendientes, denunciando el racismo:
“Por esto, la Iglesia denuncia la práctica de la discriminación y del racismo en
sus diferentes expresiones, pues ofende en lo más profundo la dignidad humana creada a
“imagen y semejanza de Dios”. [533]

Concluye el capítulo hablando una vez más de la situación de diversidad abundante


en América Latina y el Caribe, y la misión de la Iglesia de acompañarla en su desarrollo con
acciones concretas.

CONCLUSIÓN

“Esta V Conferencia, recordando el mandato de ir y de hacer discípulos (cf. Mt


28, 20), desea despertar la Iglesia en América Latina y El Caribe para un gran impulso
misionero. No podemos desaprovechar esta hora de gracia. ¡Necesitamos un nuevo
Pentecostés! ¡Necesitamos salir al encuentro de las personas, las familias, las
comunidades y los pueblos para comunicarles y compartir el don del encuentro con Cristo,
que ha llenado nuestras vidas de “sentido”, de verdad y amor, de alegría y de esperanza!”
[548]
Una vez más remarca esta necesidad del ser discípulo: “Hay que fortalecer la fe
para afrontar serios retos, pues están en juego el desarrollo armónico de la sociedad y la
identidad católica de sus pueblos.” [549] Termina con una homilía llamando a Jesucristo a
quedarse con nosotros y fortalecer a los cristianos en su fe para convertirse en verdaderos
discípulos.

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