¿Qué es sínodo?
Es una palabra antigua muy venerada por la Tradición de la Iglesia, cuyo significado se asocia a los
momentos más importantes de la Revelación. Sínodo significa “Caminar juntos” como Iglesia con el
Espíritu Santo. Indica el camino que recorre el Pueblo de Dios junto al Señor Jesús que se presenta a
sí mismo como: “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6). Todos los discípulos de Jesús deben
recorrer este camino. De hecho, los primeros discípulos fueron llamados como «los discípulos del
camino» (cfr. He 9,2; 19,9.23; 22,4; 24,14.22)
Hasta el momento se han tenido lugar quince Sínodos en Roma. En los últimos diez años se han
celebrado tres con los temas:
En abril de 2021 el Papa Francisco proclama un camino sinodal de todo el Pueblo de Dios.
El pasado mes de octubre de 2021 se dio inicio en la Iglesia en todo el mundo un sínodo nuevo con
el lema: Por una Iglesia sinodal: comunión participación y misión. Proceso que tiene una
duración de tres años, dividido en tres fases:
1. Fase Diocesana (Las necesidades de la iglesia a nivel Diocesano/Vicariato)
2. Fase Continental (Las necesidades a nivel continental – Continente americano y los demás)
3. Fase Universal (Las necesidades a nivel mundial)
La intención del Papa Francisco es de que TODA la Iglesia participe, no solo en buscar métodos y
formas de Sinodalidad (como caminar juntos), sino planteando las preocupaciones de la iglesia hoy.
Quiere que participe toda la Iglesia (todos los bautizados) y todas las personas de buena voluntad,
independientemente que sean cristianos o no. No quiere a nadie a fuera.
El Papa Francisco propuso un diseño novedoso de este camino, que es el “Caminar Juntos”
(Sinodalidad), es el camino que Dios espera de la Iglesia del Tercer milenio. Este es el motivo
fundamental de esta Sinodalidad. Es algo decisivo para la misión y la vida de la Iglesia. Es un medio
de relacionarnos, no solo entre la Iglesia, sino en todas las instituciones de las que formemos parte,
es decir en toda la realidad temporal en la que el hombre se mueve.
Para comprender mejor, Sínodo, significa caminar juntos en la misma dirección como familia
cristiana. Miremos a Jesús en la historia del Joven Rico. El joven estaba en camino, encontró con
Jesús y después de escucharle sus preguntas, Jesús finalmente lo ayudó a discernir qué tenía que
hacer para heredar la vida eterna, para ser feliz (cf. Mt 19,16-22). Es desde el Evangelio, desde la
persona de Jesús, de donde inicia su reflexión el Papa Francisco en la Misa de Apertura del Sínodo
sobre la Sinodalidad.
El objetivo de este Sínodo es “Escuchar”, como Pueblo de Dios, lo que el Espíritu Santo dice a la
Iglesia. Lo hacemos, escuchando juntos la Palabra de Dios en la Escritura y en la Tradición viva de
la Iglesia. Luego escuchándonos unos a otros, y especialmente a los que están en los márgenes,
periferia de la iglesia y de la sociedad, discerniendo los signos de los tiempos. Este Proceso Sinodal
pretende promover una experiencia vivida de discernimiento, participación y corresponsabilidad, en
la que se reúne una diversidad de dones para la misión de la Iglesia en el mundo.
El camino sinodal se inicia con una apertura solemne y se articula en tres fases:
3. Impulsar la participación activa de las mujeres en los ministerios, las instancias de gobierno, de
discernimiento y decisión eclesial.
Realidad: Es necesario abrir espacios de diálogo sobre la creación de nuevos ministerios
planteados desde el proceso sinodal. Es una esperanzadora respuesta a lo que el Magisterio de la
Iglesia había considerado como un signo de los tiempos, desde anunciar y hacer efectiva, en la
Iglesia la Buena Nueva de respeto y reconocimiento de la dignidad de las mujeres y las niñas, el
cual es necesario abrir espacios de diálogo sobre la creación de nuevos ministerios planteados
desde el proceso sinodal.
10. Reafirmar y dar prioridad a una ecología integral en las comunidades, a partir de los cuatro sueños
de ‘Querida Amazonía’.
Realidad: Se resalta la propuesta de una ecología integral vivida como experiencia de fe y de
cuidado de la “casa común” en donde los Cristianos y hombres de buena voluntad sean capaces de
cuidar el miedo ambiente y establecer medios para su conservación respetando las distintas
culturas que viven en medio de las reservas naturales, en el que la Iglesia acompañe como a una
madre.
11. Propiciar el encuentro personal con Jesucristo encarnado en la realidad del continente.
Realidad: La Iglesia de América Latina y del Caribe no pode ser espectadores de lo que dicen,
deciden y hacen unos pocos (obispos y grandes servidores), sino que esta llamada desde el
bautismo a ser partícipes activos y actuantes de la vida de las comunidades locales y de la Iglesia
en su conjunto.
12. Acompañar a los pueblos originarios y afrodescendientes en la defensa de la vida, la tierra y las
culturas.
Realidad: Se hace necesario, acompañar las luchas de estos pueblos en defensa de sus derechos y
fortalecer la interculturalidad, el reconocimiento mutuo y recoger la riqueza de la multidiversidad y
pluriculturalidad.
Conociendo los desafíos que la Iglesia de América Latina enfrenta, ¿cuáles de los desafíos
consideras que más afecta a tu comunidad? Colocarlos según la importancia que le des a
cada uno.
¿Qué otros desafíos encuentras a parte de los que se han que se han mencionado?