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I CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO

RÍO DE JANEIRO, BRASIL 1955

I. CONTEXTO
El marco cultural y eclesial que envolvió el comienzo y desarrollo de la conferencia de Río de
Janeiro, puede denominarse como un despertar de muchas realidades tanto dentro como fuera de
la Iglesia latinoamericana; dichas realidades enmarcadas en tres ámbitos; el clero, los seglares y
la realidad social.
Dentro del clero latinoamericano se empieza a evidenciar una carencia en la cantidad con
respecto de la gran porción del pueblo de Dios, muestra de ello es la estadística presentada por el
Arzobispo auxiliar de Río, Monseñor Helder Camara: “Dónde los católicos en Latinoamérica
representa el 32% de los católicos en el mundo frente a un grupo de sacerdotes que solo
representan el 7% del clero a nivel mundial” Este pueblo cada vez exige de sus pastores, hombres
más doctos y cualificados que puedan guiar al pueblo de Dios con sabiduría y una caridad
ferviente, capaz de tocar la carne sufriente de Cristo expresada en el territorio latinoamericano.
Pueblo que no solo adolece por su pobreza material, sino también por el creciente número de los
protestantes que a base de “convincentes” argumentos bíblicos abordan a gran número de
católicos que a falta de explicaciones se sienten abrumados y muchos de ellos arrastrados a vivir
una fe contraria a la suya.
En contraste con lo anterior nos encontramos con un laicado que toma propia la tarea
evangelizadora, no ya como simples receptores, sino como trasmisores y comunicadores de esa
buena nueva que ellos mismos han recibido. Esto por medio de la acción social que la iglesia pide
vivir, como responsabilidad del cristiano que debe buscar su vivencia no solo como obligación,
sino como vocación propia y específica dentro de la vida de la comunidad eclesial.
Por último, se encuentran las problemáticas de carácter social de pobreza y violencia muy
marcada en el contexto latinoamericano, a pesar de las distintas ayudas de la providencia divina
que una u otra manera buscaba suplir algunas de las necesidades básicas más apremiantes.
Propiciado por esta realidad se abre la puerta a una fuerte corriente marxista que pretende
dominar el panorama intelectual, con la característica propia de las ideologías que es la
promoción de máximas sesgadas que pretenden promover la guerra de contrarios, que en este
caso serían ricos contra pobres, que en lugar de que subsanar la brecha, la hace más grande.

II. METODOLOGIA
La conferencia de Río de Janeiro surge como respuesta a la necesidad eclesio-céntrica
identificada por el Papa Pio XII en su carta apostólica “AD ECCLESIAM CHRISTI” (1955),
dirigida al Cardenal Adeodato Giovanni Piazza secretario de la Sagrada Congregación
Consistorial y presidente de la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano; en ella el
sumo pontífice enmarca las necesidades de América Latina en orden a las vocaciones
sacerdotales y convoca a los obispos del continente con la finalidad de trabajar para alcanzar
soluciones a los problemas, encontrando los medios que sean más aptos para satisfacer las
necesidades del momento (Vatican.va, Nro.4).
La realidad religiosa del Continente marcó la agenda de la Conferencia, por lo tanto y en
cumplimiento a lo solicitado por el Papa Pio XII, era necesario previo a la asamblea conocerla de
manera directa; razón por la cual el Cardenal Piazza solicitó realizar un análisis estadístico de la
situación pastoral, espiritual y social de las iglesias locales en Latinoamérica. La metodología
consistía en desarrollar estudios locales y posteriormente los resultados arrojados por parte de las
asambleas provinciales deberían ser enviados a la asamblea de Río.
En cuanto al desarrollo de la conferencia, es importante tener en cuenta que se establecieron
siete comisiones de trabajo: Clero, Auxiliares del clero; organización y medios del apostolado;
protestantismo y otros movimientos anticatólicos; actividades sociales-católicas; misiones con
indios y personas de color; emigración y gente de mar. A través de ellas se construyó un
diagnóstico del catolicismo en Latinoamérica y se procedió a estudiar las potenciales soluciones
(Theologica Latinoamericana. Enciclopedia Digital, s.f.).
Para finalizar la Conferencia aprobó una Declaración dirigida al clero y en general a los
fieles del continente; de la misma manera surgieron Resoluciones orientadas para el episcopado
de América Latina, entre ellas la constitución del Consejo Episcopal Latinoamericano, el cual
tiene por objeto identificar los principales problemas comunes e impulsar las iniciativas católicas
en el Continente.

III. Respuesta de la iglesia a las situaciones concretas que vivía en esta época.
La primera conferencia general del episcopado Latinoamericano, llevado a cabo en Rio de
Janeiro, Brasil del 25 al 4 de agosto de 1955, responde a varias problemáticas y circunstancias
propias de la época que vivía la iglesia de América Latina; podríamos sintetizar estas respuestas e
iniciativas en tres:
1. La escasez de clero: Se pide con insistencia que se empleen todas las maneras posibles,
pastoral familiar, cultivo de los jóvenes, día del seminario, etc… para procurar un mayor
número de vocaciones. Posteriormente insisten en una adecuada formación espiritual,
intelectual y humana. Así mismo, recuerda la importancia de que se escojan los
sacerdotes más doctos y virtuosos para los cargos del Seminario y en otro capítulo se
dedica y propone la formación permanente del clero.
2. La necesidad de una adecuada instrucción religiosa para nuestro pueblo: pide
expresamente que se organice e incremente la acción católica en todas las parroquias, así
como que se le dote de sacerdotes exclusivamente dedicados a ella.
3. La urgencia de promover un auténtico y evangélico compromiso social: La iglesia debe
tener una presencia activa, a fin de influir en el mundo económico- social, orientándolo
con la luz de la doctrina y animándolo con su espíritu. Los obispos proponen iluminar,
educar y accionar, para hacer más efectivo el mensaje de Dios para su pueblo.
Cabe anotar que uno de los grandes frutos que surgen también de esta primera conferencia
general, fue la creación del CELAM, respondiendo de esta manera a un verdadero impulso por
intensificar la comunión y la colegialidad episcopal del continente latinoamericano.

IV. EL CELAM: FRUTO DE LA CONFERENCIA DE RÍO DE JANEIRO


El CELAM se crea en 1956, a propósito de la celebración de la Primera Conferencia
General del Episcopado Latinoamericano reunido en Río de Janeiro en 1955. Su nacimiento
jurídico se remonta a 1958; la creación del CELAM precede a la existencia de la mayoría de las
Conferencias Episcopales de iglesias locales, por lo tanto, no podemos leer su surgimiento como
una recepción regional de una experiencia local. En la reunión aludida de fines del XIX, no
habría surgido aún la conciencia común del episcopado latinoamericano, dado que la Iglesia en
América Latina era heredera de la cristiandad rural, manifestada en formas masivas y pasivas de
piedad popular decimonónica, estrictas pautas sociales tradicionales de convivencia, élites
eclesiásticas de territorio, etc. En este sentido, el CELAM no fue fraguado en el interior de la
reflexión del cuerpo episcopal del continente. Se institucionalizó como órgano eclesial-episcopal
por la iniciativa de algunos obispos y el impulso de instancias romanas. Con la renovación del
Concilio Vaticano II, esta institución eclesial latinoamericana adquirirá progresivamente más
autoconciencia del significado del afecto colegial y sus positivas repercusiones pastorales.
Para que este Consejo Latinoamericano funcionara eficazmente, se creó un Secretariado
General como órgano permanente para dos cosas: implementar las resoluciones del Consejo y
coordinar la actividad de los Secretariados Nacionales. En mayo de 1956, Mons. Julián Mendoza,
fue elegido por el Papa como el primer Secretario General, quien de inmediato preparó la primera
reunión del Consejo Episcopal Latinoamericano. Presidida por el Nuncio Apostólico en
Colombia, en esa ocasión se eligió al Presidente y a los dos Vice-Presidentes del Consejo para el
período 1957-1958. Por mayoría fue elegido Presidente el Arzobispo de Río de Janeiro, Cardenal
Jaime de Barros Cámara, y como Vicepresidentes Mons. Miguel Darío Miranda, Arzobispo
Primado de México y Mons. Manuel Larraín, Obispo de Talca, Chile.
El CELAM se ha reunido en Conferencia General cinco veces: 1955, 1968, 1979, 1992 y
2007, emitiendo un Documento Final como conclusiones de sus trabajos. Estos documentos no se
explican de manera automática e independiente, se requiere una adecuada hermenéutica para
evaluarlos y entender aquello que allí se ha expresado u omitido.

BIBLIOGRAFÍA
CELAM (1994), Rio de Janeiro, Medellín, Puebla y Santo Domingo, Santafé de Bogotá, Editorial
Kimpres.
Texto introductorio del Libro que compendia los documentos de las Cuatro Primeras Conferencias
Generales del Episcopado Latinoamericano Santiago: San Pablo, 1993 (edición autorizada por el
CELAM)
Ministério da Cultura. Fundação Biblioteca Nacional. (s.f.). Theologica Latinoamericana.
Enciclopedia Digital. http://theologicalatinoamericana.com/?p=1473
Santa Sede. (s.f.). vatican.va. Carta apostólica Ad Ecclesiam Christi.
https://www.vatican.va/content/pius-xii/es/apost_letters/documents/hf_p xii_apl_19550629_ad-
ecclesiam-christi.html

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