El director de orquesta es una figura artística que ha ganado importancia y relevancia a
través del tiempo. Se ha posicionado casi que, en el escalafón mas alto o importante en la jerarquía de los músicos, y es esta figura sinónimo de respeto y admiración. Cuando se habla del director de orquesta dentro de una comunidad que musicalmente hablando no tiene conocimientos estrictos se piensa que es una persona con una importancia irrelevante o prescindible, y que incluso, después de explicar a estas personas el rol del director, perdura la incredulidad. Pero para personas con experiencia en lo musical, es, como se dijo al principio, una figura de mando y de admiración, es el director de orquesta el que tiene la sensibilidad mayor y el conocimiento más alto de la música. En el texto que nos presenta Walterhausen, comienza a aparecer una descripción de las cualidades del director de orquesta desde el ámbito psicológico hasta el ámbito espiritual por así decirlo, esta descripción tiene en cuenta su carácter que esta determinado por la vivencia estética del mismo, y que, a partir de esta, entiende la música de cierto modo.
Destacamos en la labor de interpretación musical la actividad masculina y femenina
llamada así por Walterhausen, donde el director inicialmente presenta unas indicaciones que posteriormente los músicos de la orquesta reciben y a partir de esta proponen y como resultado el director recibe de vuelta abriendo un ciclo de propuesta y respuesta que va nutriendo el alma de la obra, es esta propuesta masculina, activa, con iniciativa y femenina por su capacidad de sensibilidad al recibir. Es esta dinámica que inicia el director es la que propicia en los músicos el incentivo de vivenciar ya no desde la personalidad del director la obra sino desde su perspectiva, ¿pero como lograr esto de otra forma si no es el director quien enciende las brasas de la imaginación o interpretación? Por este motivo la imagen del director es siempre fundamental, para lograr esta reciprocidad de interpretación musical que finalmente llega al oyente incluyéndolo en este ciclo sugestivo de emociones y pensamientos. El director como parte de la orquesta y de su papel fundamental ya antes mencionado, tiene también una tarea estética al momento de la interpretación, y es que con los movimientos prestos para las indicaciones a la orquesta hay una transmisión de emociones necesarias para reproducir la música que se ven reflejadas en la intensidad de cada movimiento, podríamos llamar a esta especifica acción del director como una coreografía que se va a integrar en la interpretación de la obra, sin tener mayor o menor importancia a la contextualización a la obra que brinda el director o a las analogías que brinda para entender la intención de algún pasaje, o la forma de rítmicamente interpretar cierta línea, esta coreografía termina siendo también para el publico oyente tema de atención.
Se menciona entonces en el texto de Walterhausen que la facultad directora reside en gran
medida en la capacidad físico-motora, en movimientos personales que son capaces de comunicar, movimientos que podríamos llamar únicos en cada director. Algo importante que mencionar es la forma en la que se menciona al director como “introvertido” y “extrovertido” el cual se refiere a la forma en la que el director se relaciona o relaciona la música, y es que desde el ámbito emocional, espiritual y cognitivo tenemos distintas formas de traducir lo que cierta música nos presenta o representa. De esto el autor menciona que un director introvertido es aquel que su pensar de la música esta enfocado hacia el yo, hacia los sentimientos y emociones que vienen desde dentro, y el extrovertido los que haya este pensar en lo que nos rodea, el mundo, el universo, el entorno, lo exterior. Ya con esto reafirmamos que la figura del director es completamente sugestiva, es como si fuera dueño de la interpretación que se le da a la música, depende de él como se va a tocar algo y con que sentido y es a partir de esta sugerencia que los músicos de la orquesta tratan de entender en primer lugar lo que el director piensa o siente y, en segundo lugar, como transmitirlo con la música. Y es finalmente esta labor la que dota a la música de un significado mas concreto que finalmente recibe el oyente para el cual se ha codificado este trascendente mensaje que la música lleva.