Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Qué buena onda poder comunicarme contigo y contarte algunas cosas de mi gremio.
¿Por dónde partir si son tantos los aspectos interesantes que tenemos los del Seven?
Puedo partir contándote que somos personas que nos caracterizamos por ser súper
alegres e hiperactivas. Con un tremendo derroche de energía, nuestro fin es gozar las más
variadas fuentes de estimulación que posea el mundo; somos extrovertidas y ocupadas en
una cantidad de diferentes cosas, mucho más allá que el resto de las personas, porque nos
queda claro que si no viniste al mundo a pasarla bien, entonces ¿a qué viniste?
A la vida no le pedimos mucho, sólo que nos dé hartas cosas y experiencias que nos
hagan felices. Somos como los pescadores, tiramos ampliamente una red al mundo a fin de
probarlo todo al menos una vez; todo nos energiza. Ahora, es típico que cuando estamos
gozando algo, no alcancemos a exprimirlo porque nos surge una incomodidad de que en ese
momento nos estamos perdiendo algo mejor en otro lado; esta molestia hace que esta
actividad parezca fome y no sea, al final, suficientemente estimulante. Esto les puede hacer
comprender por qué huimos del aburrimiento más que cualquier otro gremio.
A veces nos critican que nos creemos agradables, prácticos y gozadores, aunque los
demás puedan vernos como superficiales, charlatanes e infantiles. Nuestra presencia se
hace notar, como que las cosas quedan en otra posición cuando llega y pasa el “huracán” o
el “terremoto” Siete.
Eso me recuerda que también nos han dicho que, aunque hablamos hasta por los
codos, no somos los mejores conversadores debido a cierta dificultad en escuchar al otro
(“¡Ah, qué simpático! Ahora déjame contarte lo que me pasó ayer…”).
El problema central que vivimos es que, con mayor o menor fuerza, existe en nosotros
una tendencia a mantenernos en un activismo constante, de modo centrífugo, encarnando el
lema: “Hago, luego existo”. Con dificultad para decirnos a nosotros mismos “No”, a veces las
veinticuatro horas del día se hacen pocas para lo que anhelantemente buscamos: diversión,
pasarla bien. Acostumbrados a movernos a 120 km/h, es una lata bajar a 100 km/h. Con mil
proyectos en la cabeza, siempre hay dificultades en concretarlos. ¡Es que es tan rico el sabor
de la chispa inicial! ¿Acaso el enamoramiento no es la mejor parte del amor, y la de un
proyecto no es la brillante idea primera? Planifiquemos, hagamos lluvia de ideas, pero por
favor no nos metan en el trabajo sucio de la concreción.
Algunos de nuestro gremio, al mirar su pasado, ven que alguna vez tuvieron grandes
aptitudes, pero después se convirtieron en diletantes, picoteando en mil áreas y temas. Un
representante de este grupo puede aprender un poco de francés, luego pasa a un barniz de
japonés; ahí descubre y le gusta el trabajo en bonsái y mientras aprende a modelar un par de
ellos se mete a practicar karate y fotografía; claro, durante seis meses, porque entonces
descubre qué entretenidas son las novelas de Agatha Christie, etc. La constante es que, una
vez que una actividad requiere concentración y perseverancia, ésta se abandona.