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LA DANZA EN MEXICO > 3.- MESTIZAS


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SOBRE EL SON >

El Son de la

Negra

EL SON DE LA NEGRA

Guadalupe Vargas

Al son que me bailes... toco, frase popular


mexicana que da nombre a la exposición
que muestra cerca de 300 instrumentos,
testigos de la riqueza musical de México.

El son es una expresión musical, lírica y


dancística de nuestras etnias, es una
manifestación cultural que aparece en
nuestro país en el siglo XVII, en donde el
pueblo toma como suyas todas aquellas
tradiciones populares, las escenifica, les
da vida y las transmite a sus generaciones
oralmente.

Dos estudiosos de la música típica


mexicana, los maestros Guillermo
Contreras y Gonzalo Camacho fueron los
encargados de coordinar, así como de
seleccionar el material artístico que se
empleó para la muestra Al son que me
bailes, toco... senderos de la música
popular mexicana, del género más
importante de la música tradicional en
México.

Es una exhibición que le faltó espacio


para mostrarnos la más fecunda expresión
de nuestra música. "Es el género eje de
toda la música típica de nuestro país,
asimismo es el vehículo que nos enseña
la gran vastedad de música que tenemos
en México" dijeron ambos estudiosos.

Para el montaje auditivo los coordinadores


tomaron en consideración entre los miles
de sones que se seleccionaron de las
diferentes regiones del país, que tuvieran
una representación geográfica, étnica,
cultural, histórica y estética.

Esta manifestación popular es música


festiva que canta los más diversos temas,
pero principalmente le canta al amor. Hay
sones que se tocan para el regocijo de la
comunidad, en fiestas: como el fandango
y el huapango, en las bodas y
cumpleaños.

Pero también los hay para halagar a los


dioses, para implorar por mejores
cosechas, y para acompañar a los
muertos. En la actualidad algunos pueblos
utilizan este tipo de música para curar a la
gente o alejar a los malos espíritus. El son
muestra infinidad de actividades, así como
estilos de vida del pueblo mexicano en la
época en que fueron compuestos.

Aquí en México este género musical es un


concepto que se ha diversificado, ya que
en el momento de mezclarse en las
culturas, de aclimatarse en los paisajes
geográficos que caracterizan esta nación,
tomó perfiles muy particulares. Los
investigadores explican que el son
adquirió su carta de naturalidad en las
diferentes regiones del país, dando origen
al son huasteco, al veracruzano, al
jalisciense, al abajeño, y al calentano,
entre otros.

El son es una manifestación cultural con


propia identidad, que nació de la mezcla
de elementos indígenas, hispánicos,
africanos e inclusive italianos, por eso es
que cada región utiliza diferentes
instrumentos, salterios en unas zonas,
guitarras, vihuelas, tambores, flautas de
origen milenario o cornetas en otras.

En esta exposición el público aprecia


alrededor de 300 instrumentos musicales
autóctonos, así como piezas que datan
del siglo XVII y XVIII de origen europeo y
de otras latitudes que se incorporaron al
rico patrimonio mesoamericano.

De esta visión histórica de la música


folklórica se tiene conocimiento, según
trabajos de investigación en el Archivo
General de la Nación, que a la mayoría de
los sones, casi el 90 por ciento son
anónimos y que los más antiguos se
compusieron en 1750, los cuáles
aparecen con el nombre de jarabes, como
el jarabe gatuno, tapatío y el famoso Son
de la Negra en la región occidente,
también se crearon los denominados
sonecitos de la tierra, en el centro de la
República.

En la zona de la Huasteca veracruzana,


surge el chuchumbé, el bejuquito, y la
bamba, entre otros, bailes que por su
influencia afrocubana su representación
esta llena de ritmos cadenciosos y
movimientos eróticos, los cuales las
autoridades eclesiásticas de ese tiempo
los prohibieron, declarándolos danzas
deshonestas.

Los clásicos "sonesitos de la tierra"


surgieron durante el proceso de
independencia de México, por lo tanto se
caracterizó por ser parte del pensamiento
de los mestizos, nuevo grupo social de
nuestro país.

A finales del siglo XVII, en México se


generó un movimiento de malestar contra
la clase gobernante, como parte de los
cambios políticos y sociales que estaba
sufriendo el país. En el campo de la
música surgió esa inquietud que se
manifestó con canciones que hacían
referencias comunitarias, políticas y
familiares concernientes al momento,
como por ejemplo: Adiós, mamá Carlota;
el Atole, el Perico, incluso actualmente el
grupo de los Concheros interpreta el son
del guajito.

El más famoso de los sones mexicanos en


el mundo

El son de la negra, de autor anónimo, no


se puede afirmar que haya nacido en
Jalisco, pero de lo que si se tiene
conocimiento es que pertenece a la región
occidente del país, que comprende los
estados de Michoacán, Guerrero, Colima,
Nayarit y por supuesto Jalisco. Es el único
reconocido a nivel mundial y su
interpretación, después de casi tres siglos
de existencia y hasta nuestros días se
ejecuta fielmente según su creador.

Según el etnomusicólogo, Guillermo


Contreras, El Son de la Negra es tema de
especulación en cuanto a su composición,
porque se cree que el ritmo con el cual
inicia, evoca a una locomotora, que nos
remontaría a una zona ferrocarrilera que
podría ser el centro o norte del país; ahora
bien, en lo que se refiere a su letra se
advierte una enorme influencia africana,
ya que sus coplas versan sobre el amor
hacia una mujer negra o mestiza.

A pesar de las controversias en cuanto a


su origen, El son de la Negra con su ritmo
fuerte y vibrante, es el son mexicano que
más se baila y se toca en México y en el
extranjero. Por esta razón fuera de
nuestro país esta considerado como un
himno de identidad para los mexicanos.

"Sí se diera a conocer en el mundo toda la


riqueza musical que tenemos en nuestro
país, seguramente habría un boom de la
música mexicana, como el Tango,
argentino o el Bosa Nova, brasileño,
porque México es uno de los países con el
patrimonio más vasto, en lo que se refiere
a tradiciones culturales.

"En este recorrido musical del son


aprendimos que el Mariachi no es la única
agrupación que sabe interpretar este
género musical, aunque es una magnífica
alternativa. Conocimos el virtuosismo que
desarrolla el violín de los músicos
Calentanos; la exquisitez que demuestran
los conjuntos Planecas; la delicia y vigor
de los grupos jarochos; la riqueza sin
comparación de los compositores
huastecos; la dulzura de los istmeños; la
poesía de los yucatecos, la maestría de
los acordeonistas de la frontera norte, y
así podríamos nombrar toda la gama de
interpretaciones del son en México".

Los organizadores de esta exhibición


dijeron que están luchando porque la
música tradicional de México, se valora
por los propios mexicanos, la quieran y la
reconozcan tanto como en el extranjero,
para ello trabajan intensamente iniciando
a niños y jóvenes en talleres y cursos de
etnomusicología, en donde les enseñan a
tocar los instrumentos musicales propios
de este género. También están realizando
conciertos y exposiciones en diferentes
foros, con el fin de abrir espacios a
nuestra extraordinaria música mexicana.

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