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México prehispánico

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México prehispánico

Pinturas rupestres de la sierra de San Francisco (Baja California Sur),


testimonio cultural de los pueblos aridoamericanos.

Cerámica de Paquimé (Chihuahua), correspondiente a la cultura mogollón de


Oasisamérica.
Perrito de cerámica de la tradición clásica de Colima, es una muestra de las
costumbres y mitos funerarios de Mesoamérica.

Historia de México

México prehispánico

Etapa lítica
Aridoamérica, Oasisamérica y Mesoamérica

México español

Conquista de México (1519-¿?)
México virreinal (1535-1821)
México independista (1810-1821)

México independiente

Primer Imperio (1821-1824)
Primera República Federal (1824-1835)
República Centralista (1835-1846)
Segunda República Federal (1846-1863)
Segundo Imperio (1863-1867)
República Restaurada (1867-1876)
Porfiriato (1876-1911)
México Revolucionario (1910-c. 1917-21)
México Posrevolucionario (ut supra.-1940)
México Contemporáneo (desde 1940)

El México prehispánico es un período de la historia del país anterior a


la conquista y colonización española a partir de 1521. Es necesario aclarar
que México es un Estado moderno cuyas fronteras fueron fijadas a
mediados del siglo XIX. Por lo tanto, la historia mexicana de la época
prehispánica, es la historia de los pueblos que vivieron en ese territorio, no
la historia del estado mexicano en la época precolombina.

La historia prehispánica de México comienza con la llegada de sus primeros


pobladores. Sobre el poblamiento de América se han propuesto numerosas
hipótesis, pero la que cuenta con mayor aceptación y evidencia de apoyo
señala que los humanos entraron al continente a través de Beringia durante
la época de las glaciaciones. Esta teoría está demostrada por estudios
recientes de ADN basados en los haplogrupos del cromosoma Y (ADN-Y) y
los haplogrupos del ADN mitocondrial (ADNmt). La época en que esto
ocurrió es motivo de debate entre quienes defienden la teoría del
poblamiento temprano y la del poblamiento tardío. En el caso de México,
algunos autores han querido ver evidencia que apoya la primera, como los
hallazgos de El Cedral (San Luis Potosí), a los que se atribuye una
antigüedad de 33 mil años.

Con la llegada de los primeros habitantes comenzó la Etapa Lítica —


correspondiente con el período paleoamericano— durante el cual los grupos
humanos eran nómadas, sobrevivían de la recolección, la cacería y la pesca
y contaban con una tecnología lítica que fue mejorándose constantemente a
lo largo de milenios. De esta época data la invención del molcajete,
el metate y otros instrumentos asociados al aprovechamiento de las
semillas; así como el desarrollo de armas de sílex y obsidiana entre las que
destacan las puntas Clovis, que supusieron un gran adelanto tecnológico
por su eficacia.
La interacción de diversos factores ambientales, sociales y culturales fue
uno de los elementos que tomaron parte en la diversificación de las
sociedades indígenas que vivieron en lo que actualmente es México. Un hito
fundamental en este proceso fue el descubrimiento de la agricultura, que
tuvo lugar entre los años 8000 y 2000 a. C. La domesticación de diversos
vegetales —como la calabaza (Cucurbita sp.), el maíz (Zea mays), el frijol
(Phaseolus vulgaris) y el chile (Capsicum annuum), entre otros— supuso
condiciones que propiciaron la sedentarización humana en el sur del actual
territorio de México y América Central.

De acuerdo con la propuesta de algunos antropólogos y arqueólogos


como Julian Steward y Paul Kirchhoff, las sociedades prehispánicas de
México forman parte de tres grandes superáreas culturales. El norte de
México, aproximadamente hasta la línea del trópico de Cáncer, se
encontraban los pueblos nómadas organizados en formaciones sociales
poco complejas. Esta gran área cultural es llamada Aridoamérica, y se
extiende hacia los Estados Unidos por el territorio de Texas, las Montañas
Rocosas y California. De estos pueblos se conservan escasos testimonios,
pero de ninguna manera debe pensarse que carecían de cultura.

En el sur de México y el noroeste de América Central se desarrolló la


civilización mesoamericana. Mesoamérica fue un mosaico étnico y
lingüístico compuesto por pueblos que compartían varios rasgos culturales,
entre ellos la formación estatal, la arquitectura monumental, la escritura, el
uso de calendario civil y ritual, y una economía basada en la agricultura del
maíz. Las culturas mesoamericanas son las mejor conocidas del México
prehispánico porque la evidencia arqueológica de su desarrollo ha sido
investigada más intensivamente que en el caso de las otras áreas. Se toma
generalmente como hito inicial de la historia mesoamericana la invención de
la cerámica, que ocurrió aproximadamente alrededor del año 2500 a. C. La
conquista y colonización española supuso el fin de esta civilización, y los
pueblos mesoamericanos fueron sometidos desde entonces a un proceso
de aculturación que prosigue en la actualidad.
Oasisamérica es la tercera de las superáreas culturales del México , formada
por la progresiva sedentarización de algunos pueblos aridoamericanos en el
noroeste de México y la Gran Cuenca del suroeste de los Estados Unidos.
Los pueblos de la región oasisamericana tuvieron una relación muy intensa
con Mesoamérica desde épocas muy antiguas, pero fue alrededor del siglo
VII de la era cristiana cuando se establecieron las comunidades sedentarias
y la organización social compleja que las caracterizó. Los oasisamericanos
también eran pueblos agricultores, pero solo unos pocos cultivos fueron
domesticados por ellos, entre ellos el frijol tépari (Phaseolus acutifolius).
Una mezcla de factores ambientales adversos y la crisis social propició la
ruina de las civilizaciones oasisamericanas, en algunos casos antes de la
llegada de los españoles.

La historia de las sociedades que vivieron en el México prehispánico


básicamente es conocida a partir de la investigación arqueológica por varias
razones. En primer lugar, porque no todos los pueblos habían desarrollado
la escritura, que es uno de los rasgos que distinguen a Mesoamérica del
resto de las culturas y civilizaciones americanas. En segundo lugar, porque
cuando se retomó el interés en sus registros escritos —monumentos,
estelas, códices, cerámica— se había olvidado el modo de leerlo, por lo que
hubo que esperar a los avances en el campo de la arqueología, la
historiografía y la lingüística para poder interpretarlos. Finalmente, porque
muchos documentos indígenas fueron destruidos en las primeras décadas
después de la Conquista.

A los escasos registros documentales y los descubrimientos arqueológicos


se suman los documentos escritos después de la Conquista. Estos registros
comprenden las crónicas de conquistadores y evangelizadores, la
investigación realizada por algunos clérigos con información de personas
que vivieron en la época precolombina, la obra de autores indígenas que
aprendieron a escribir en el alfabeto latino y los códices históricos que
emplearon algunas comunidades indígenas para reclamar la posesión
legítima de sus tierras ante el rey de España.

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