Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
MÓDULO 103
PSICOLOGÍA EN EL CAMPO EDUCATIVO Y DESARROLLO HUMANO
LIC. BÁRBARA BRENDA LEÓN JURADO
GRUPO 9152
05/12/2019
INTRODUCCIÓN
Pero ¿qué sucede con aquellos que no están preparados? Están condenados a
vivir en una situación de rezago durante toda su vida. En vista de esto ¿cuál es el
panorama a nivel mundial respecto a la alfabetización y analfabetismo? De
1
acuerdo con el Informe de seguimiento de la educación en el mundo de la
UNESCO (2019) “en el 2017, la tasa mundial de alfabetización era del 86%,
variando desde el 65% en el África Subsahariana hasta cerca del 100% en
Europa y América del Norte.”
Las cifras anteriores parecen alentadoras. Sin embargo, la verdad es que en los
países tercermundistas sigue existiendo una desigualdad abismal en materia
educativa. México no es la excepción: de acuerdo las estimaciones del rezago
educativo presentadas por la Dirección de Planeación, Administración y
Evaluación del INEA (2015), de 88,154,684 habitantes mexicanos de 15 años y
más, 30,132,061 se encuentran en rezago educativo.
Algunos factores que tienen un papel muy importante en esta situación son:
● La no inscripción
● La deserción
● La reprobación
● El no aprendizaje
● La falta de equidad
● El ambiente en el que ocurre el aprendizaje (la escuela)
● La falta de disciplina
● El tiempo real de enseñanza
● Los recursos para la enseñanza
● Las relaciones con la comunidad
● Las relaciones entre el personal de la escuela.
De acuerdo con Delors (1998), “el primero implica combinar una cultura general
con los conocimientos en un pequeño número de materias; el segundo pilar tiene
por finalidad adquirir competencias que capaciten al individuo para enfrentar
diversas situaciones y trabajar en equipo. En cuanto al hecho de vivir, o mejor
dicho convivir, desarrolla la comprensión hacia el otro y la percepción de
interdependencia, y por último el aprender a ser logrará obrar con autonomía,
juicio y responsabilidad personal sin menospreciar las posibilidades de cada
individuo”.
Pérez (2012) también destaca que la enseñanza debe ser concebida por el
maestro para lograr que el estudiante desarrolle habilidades intelectuales y
estratégicas para afrontar eficazmente cualquier aprendizaje novedoso, y también
para que pueda aplicar los conocimientos adquiridos en situaciones que lo
ameriten.
8
En cuanto a los procesos de enseñanza, Hernández (2000) menciona la
existencia de propuestas desarrolladas de forma independiente entre sí, que
consideran como meta y objetivo de la educación el “enseñar a pensar” y el
“aprender a aprender”, resaltando aquellos contenidos que permitan al estudiante
convertirse en un aprendiz “independiente, autónomo, creativo y autorregulado”.
Es decir, que tenga las habilidades y estrategias que fomenten un aprendizaje
continuo y autodidacta.
Considerando las nociones anteriores, la evaluación se debe focalizar en los
procesos cognitivos. Es, según Sandoval (2009), una actividad educativa que
permite regular los procesos de aprendizaje de los educandos. Siguiendo,
entonces la línea cognitiva que busca formar alumnos autodidactas, el profesor
deberá también brindar al estudiante herramientas que le permitan autorregular
sus aprendizajes.
Siguiendo las ideas del mismo autor, la evaluación también cumple funciones de
diagnóstico e información de los logros, a nivel de dominios de conocimiento; el
profesor debe tener clara la noción de lo que sus estudiantes saben y también lo
que no saben. También debe tener la capacidad de comprender cuáles de sus
estrategias de enseñanza y programas de instrucción están funcionando y cuáles
debería sustituir o modificar (Ertmer, 1993).
Finalmente, Stigliano y Gentile (2013) detallan los aportes metodológicos para
construir programas de aprendizaje según el paradigma cognitivo. Es necesario,
pues, reflexionar para qué y por qué se quiere enseñar algún contenido, así como
definir los objetivos. Esto permitirá tener un marco de referencia para organizar el
proceso y conectar disciplinaria e interdisciplinariamente los contenidos, lo cual
ayudará en el proceso de significación.
Las seis líneas metodológicas que facilitan la construcción de buenos
aprendizajes son: apelación a los puntos de acceso al conocimiento; indagar las
concepciones previas o teorías ingenuas de los alumnos, estimular el trabajo en
grupos cooperativos, modificar la presentación de las consignas, enseñar a
emplear organizadores del aprendizaje y cultivar los vínculos interpersonales en el
aula.
Para Vygotsky (1979), cualquier función aparece dos veces en dos dimensiones
distintas; según lo expresa la ley general del desarrollo, enunciada por él mismo.
En primer lugar, en el plano social, interindividual o interpsicológico y luego
posteriormente en el plano intraindividual o intrapsicológico.
De hecho, a partir de una serie de estudios realizados por Vygotsky y sus colegas,
se demostró que el desarrollo psicológico debe ser entendido como una serie de
transformaciones cualitativas, asociadas con otras en el uso de herramientas
psicológicas. En este sentido, se producen transformaciones en las formas de
mediación, las cuales producen que los sujetos realicen operaciones más
complejas sobre los objetos y así se construya e internaliza las funciones
psicológicas superiores y la conciencia (Pérez, 2012).
Es así que, para Vygotsky (1979), el problema del conocimiento entre el sujeto y
el objeto del conocimiento se resuelve con el planteamiento interaccionista
dialéctico, donde existe una relación recíproca entre ambos, misma que está
mediada por la actividad que el individuo realiza sobre el objeto con el uso de
instrumentos socioculturales, los cuales pueden ser: herramientas o signos. El uso
de herramientas produce transformaciones en los objetos y los signos producen
cambios en el sujeto que realiza la actividad.
Respecto de las aplicaciones del paradigma al ámbito educativo, hay que señalar
1) al papel causal otorgado al aprendizaje (vinculado con la enseñanza) en el
desarrollo ontogenético; 2) la propuesta de la noción de zona de desarrollo
próximo en la enseñanza (cultural y escolar); y 3) la evaluación dinámica, una
propuesta de medición y evaluación que se centra en considerar los procesos a
través del potencial de aprendizaje.
Porque, mientras los otros dos paradigmas restringen al alumnado, así como al
proceso de enseñanza y autonomía de aprendizaje, este paradigma logra una
transición del plano interindividual al intraindividual, concibe el aprendizaje como
un proceso activo que se da en etapas sucesivas (de lo más simple a lo más
complejo) y cuyo sujeto es activo, irrepetible, social y protagónico mientras que el
docente se vuelve guía y mediador respecto a los saberes socialmente
construidos. Y por último la evaluación dinámica propuesta combina lo cualitativo
y cuantitativo con productos parciales y finales, otorgando un mayor rango de
amplitud de aprendizaje.