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Señores.

Tribunal Superior del Distrito Judicial de Manizales – Sala Civil.


E. S. D.

Accionante: Panamericana Librería y Papelería S.A.


Accionado: Tribunal de Arbitramento del Centro de Conciliación y Arbitraje de la Cámara de
Comercio de Manizales por Caldas.
Asunto: Impugnación al fallo de tutela de fecha 10 de agosto de 2021.

Luis Alberto González Gaitán, ciudadano colombiano, mayor de edad, vecino de la ciudad de
Bogotá identificado con cedula de ciudadanía número 19.343.005 de Bogotá, abogado titulado en
ejercicio, portador de la tarjeta profesional número 42.292 expedida por el Consejo Superior de la
Judicatura obrando en mi calidad de Representante especial para asuntos judiciales de
Panamericana Librería y Papelería S.A. sociedad debidamente constituida, identificada con NIT
830.037.946-3, con domicilio principal en la ciudad de Bogotá, por medio de este escrito me permito
formular impugnación al fallo de tutela proferido por el cuerpo colegiado el pasado 10 de agosto de
2021, y notificado el día 11 de agosto de la misma anualidad, conforme a los siguientes argumentos.

El honorable Tribunal, despachó desfavorablemente las súplicas elevadas mediante el trámite


constitucional, para lo cual indicó entre otros, aspectos relacionados con la ausencia de los
lineamientos o causales generales y especificas para la procedencia del recurso de amparo

 “los “cuestionamientos y argumentos, independiente de la posición jurídica, ostentan unas


connotaciones de refutar las consecuencias adversas obtenidas dentro del juicio arbitral,
que en ningún caso abren paso en sede constitucional de revisar la materia del asunto, por
cuanto no se constituyen en actuaciones violatorias de la normativa vigente, solo de
interpretaciones legales protegidas por la autonomía de los árbitros, y si bien están
soportados los cuestionamientos en salvamento de voto, lo cierto es que la decisión arbitral
fue suscrita por la mayoría de sus Árbitros, con apoyo en un razonamiento jurídico
razonable que no es desdeñable por el solo hecho de una tesis jurídica diferente”.

 (…) eligió la parte aquí accionante la senda de solicitud de aclaración del laudo arbitral
antes que acudir al recurso extraordinario de anulación, previéndose la existencia de
causales de procedencia, de suerte que, sin lugar a hesitación, dejó fenecer los medios a su
alcance, sin ser admisible en este proscenio revivir etapas extintas y dilapidadas.

 En ese orden, devienen improcedentes las súplicas, en tanto es no se concibe la


configuración de los presupuestos generales y específicos de procedibilidad de la acción
tuitiva, al paso que no se dibuja la subsidiariedad, ni siquiera es de colegir una postura de
cara a la valoración probatoria, como defecto fáctico, por cuanto el laudo contiene una
justificación ponderada y razonable, lo cual no se puede demeritar porque el valor conferido
a los medios de prueba no sea el esperado por la parte aquí demandante, quien entronizó
su propia tesis jurídica que no fue acogida en el fallo atacado en sede constitucional.

 revisados por este Sentenciador Corporativo los postulados fácticos relacionados en el


mecanismo constitucional es notable que constituyen una disparidad a la posición jurídica
adoptada por la mayoría de los Árbitros y con soporte en postura diversa sostenida en
salvamento de voto, lo cual imposibilita analizar de fondo la cuestión puesta a consideración
por no ser el escenario adecuado para dicho análisis.

1. La entidad a la cual represento, esto es, Panamericana Librería y Papelería S.A.S.,


actualmente es propietaria del local No. 230 del Centro Comercial Fundadores PH, bien
privado cuya destinación se encuentra consagrada en el artículo 15 del Régimen de
Propiedad Horizontal, en los siguientes términos:

“(…) Local N° 230 de la Calle 33 B No. 20 – 03 de la ciudad de Manizales: Que hace parte
integrante del Centro Comercial Fundadores – Propiedad Horizontal, destinado al desarrollo
de la actividad comercial en general y en especial la comercialización de artículos de
librería, papelería. Oficina, didácticos, hogar, artes gráficas, insumos y artículos de
computación e informática, artículos eléctricos y electrónicos, revistas, tipografía, litografía,
centro de copiado, confitería, misceláneas, ropa y calzado escolar. (…)”

2. El Régimen de Propiedad Horizontal del Centro Comercial Fundadores, comprendía una


exclusividad de uso o giro a favor del Local No. 230, establecida en el numeral 17.1 del
artículo 17 de dicho RPH.

“(…) 17.1. Exclusividad: En todo el centro comercial y en sus futuras ampliaciones si la


hubiere el propietario del local N° 230 tiene exclusividad en las líneas de librería,
papelería, artículos de oficina e informática con excepción del establecimiento de comercio
destinado a supermercado local 9931 (Almacenes ÉXITO) y el inmueble local 140 (Foto
Japón) en los que se venden algunos de los artículos relacionados con la mencionada
destinación.”

3. En razón a lo anterior, el día veintiuno (21) de febrero del año 2020, la Sociedad Inversiones
Meda S.A.S., por intermedio de su apoderado judicial, interpuso demanda arbitral en contra
de Panamericana Librería y Papelería S.A., y del Centro Comercial Fundadores – PH, tras
considerar que la cláusula de exclusividad representaba una práctica comercial restrictiva.
4. Adicionalmente, la demanda arbitral alegaba que la cláusula de exclusividad limitaba la libre
competencia, la libre iniciativa empresarial y era abiertamente contraria al ordenamiento
jurídico.

5. De este modo, la Sociedad Inversiones Meda S.A.S., solicitó de forma principal la


declaración de nulidad absoluta de la cláusula demandada o subsidiariamente declararla
ineficaz de pleno derecho.

6. Dicha demanda fue radicada ante el Centro de Arbitraje y Conciliación de la Cámara de


Comercio de Manizales por Caldas, quien luego de intentar designar los árbitros de común
acuerdo, declaró la imposibilidad por la ausencia de una de las partes.

7. Así las cosas, por sorteo llevado a cabo el día dieciséis (16) de abril del año 2020, se
designaron como árbitro a los señores: Alejandro Mejía Arango, Francisco Javier González
Sánchez y Gabriel Jaime Hurtado Restrepo, quienes aceptaron su designación dentro del
término de ley y cumplieron con el deber de información del artículo1 5 de la Ley 1563 del
año 2012.

8. Por auto No. 1 del 21 de mayo del año 2020, el Tribunal de Arbitramento fue instalado
legalmente y mediante el Auto No. 2 de la misma fecha, el Tribunal decidió admitir la
demanda arbitral.

9. El día veintitrés (23) de junio de la pasada anualidad, la entidad Panamericana Librería y


Papelería S.A., contestó la demanda incoada, desde luego oponiéndose a las pretensiones
de la demanda y alegando diversas excepciones, tales como: prescripción extintiva, falta de
competencia, falta de legitimación en la causa, ausencia de acuerdo o convenio, aceptación
expresa del demandante a la cláusula de exclusividad, licitud del acto considerado como
una práctica comercial restrictiva y excepción genérica.

10. El mismo veintitrés (23) de junio del año 2020, el Centro Comercial Fundadores P.H., a
través de su apoderado judicial, contestó la demanda arbitral, oponiéndose a las
pretensiones y esbozando excepciones de mérito.

11. De las contestaciones de la demanda se corrió traslado al demandante, quien el día nueve
(9) de julio del año 2020 radicó el escrito respectivo.

12. El día veintidós (22) de julio del año 2020, el Tribunal de Arbitramento del Centro de
Conciliación y Arbitraje de la Cámara de Comercio de Manizales por Caldas, llevó a cabo la
audiencia de conciliación, la cual fue declarada fallida por contener materias no susceptibles
de conciliación.
13. Agotadas las demás etapas procesales, el día veintinueve (29) de enero del año 2021, el
Tribunal Arbitral del Centro de Arbitraje y Conciliación de la Cámara de Comercio de
Manizales por Caldas, emitió el respectivo laudo arbitral, en el que resolvió:

“PRIMERO: DECLARAR NO PROBADAS las excepciones propuestas por los convocados CENTRO
COMERCIAL FUNDADORES PROPIEDAD HORIZONTAL y la sociedad LIBRERÍA Y PAPELERÍA
PANAMERICANA S.A., por las razones expuestas en la parte considerativa de esta providencia.

SEGUNDO: DECLARAR la NULIDAD ABSOLUTA del numeral 17.1 del artículo 17 del Reglamento
de Propiedad Horizontal del Centro Comercial Fundadores – Propiedad Horizontal, contenido en la
Escritura Pública No. 7.683 del 6 de octubre de 2010 de la Notaría Segunda de Manizales, por las
razones expuestas en la parte considerativa de esta providencia.

TERCERO: ORDENAR el registro de la decisión contenida en el numeral anterior en la Oficina de


Registro de Instrumentos Públicos de Manizales, a los folios de matrícula inmobiliaria matriz y de
cada una de las unidades privadas del Centro Comercial Fundadores Propiedad Horizontal. (…)”

14. En efecto, para el Tribunal Arbitral, “(…) al aplicar la “regla de la razón” (…) no pudo
evidenciar en el análisis de todo el caudal probatorio la existencia de un efecto positivo erga
omnes en la cláusula demandada; todo lo contrario, lo que se pudo establecer es la
existencia de un acuerdo o una conducta abiertamente anticompetitiva, que se hace
acreedora a la cláusula general de prohibición del artículo 1° de la Ley 155 de 1959 y en
ese sentido (…)” declaró su ilegalidad, accediendo a la primera pretensión de la demanda.

15. La declaratoria de nulidad de la cláusula del Reglamento de Propiedad Horizontal se efectuó


con un yerro de carácter procesal, pues a pesar de tratarse de una controversia relacionada
con una cláusula general que era vinculante para todos los propietarios, no se efectúo el
llamado de estos en calidad de litisconsortes.

16. La declaratoria de nulidad absoluta, sin duda, afectaba a todos los titulares de dominio de la
propiedad horizontal, al punto que se ordenó su registro en el folio matriz, luego se vulneró
el derecho de defensa de los terceros propietarios, quienes no pudieron comparecer al
trámite procesal y defender sus intereses.

17. En el mismo sentido, el pronunciamiento arbitral no efectúo una debida valoración probatoria
de cara a la justificación económica de la cláusula de exclusividad, que además tiene
sustento en el giro ordinario de este tipo de negocios, pues obedece a la dinámica de oferta,
la cual, motivó la adquisición del inmueble (local ancla) por parte de mi mandante.

18. Igualmente, incurrió en una indebida valoración probatoria al determinar la existencia de un


acuerdo cuyo objetivo era limitar la competencia, cuando dentro del plenario no existía
acervo que le permitiera llegar a esa conclusión.
19. El Tribunal de Arbitramento accionado, igualmente no tuvo en cuenta los argumentos
esbozados en cuanto a la justificación de la exclusividad, y valoró de forma inadecuada los
interrogatorios de parte surtidos para acomodar su tesis en torno a la “prehorizontalidad”,
cuando los mismos se refieren a la negociación derivada de la “compraventa” del local o
unidad inmobiliaria, y no a un acuerdo entre la propiedad horizontal y mi cliente para
restringir la libre competencia.

20. El Tribunal de Arbitramento no valoró en conjunto las pruebas, sino que lo hizo de manera
separada para justificar su laudo, al punto que aun cuando no mediaba ningún elemento de
convicción en torno al objeto restrictivo del supuesto acuerdo, lo tuvo por probado y no
examinó ni desplegó ninguna actividad probatoria de oficio para descubrir la verdadera
razón de la exclusividad.

21. El Tribunal le dio alcance a normas mercantiles a asuntos que deben regirse por la
legislación especial de la Propiedad Horizontal, en especial en cuanto a la existencia de un
acuerdo, basado en una presunta “oferta mercantil”, sin que se cumplieran los requisitos de
esta.

22. Aunado a ello, procuró en su argumentación, hacer ver a la Propiedad Horizontal – Centro
Comercial, como una empresa, o un comerciante a fin de hacer valedera su tesis en cuanto
a la existencia de un acuerdo derivado de la oferta.

23. El Laudo arbitral, no valoró en debida forma el testimonio presentado por la señora Beatriz
Elena Vélez, quien fuera en alguna época la representante legal de la sociedad Sierra
Morena S.A., la cual a su vez, era la Constructora del proyecto del Centro Comercial, y
quien ostenta el 33% de la propiedad de los locales, por lo que presentaba un interés directo
en la controversia, luego dicho testimonio, a pesar de no haber sido tachado, debió ser
valorado de acuerdo a lo normado en el artículo 211 del Código General del Proceso.

24. Finalmente el Tribunal aclaro de oficio el Laudo declarando la nulidad absoluta del régimen
de exclusividad de uso y giro del Local 230 establecido en el numeral 17.1 del Reglamento
de propiedad horizontal, arrebatando un derecho sin sustento legal alguno y manteniéndolo
para otros como es el Éxito y Foto Japón, todo por no reconocer la omisión jurídica de su
vinculación oportuna.

25. El mal logrado Laudo pregonó la nulidad de la exclusividad del local de la propiedad de mí
representado, pero en realidad sin proclamar justicia material para los que es lo que busca
el derecho del acceso a la justicia aun a través del principio de habilitación.
26. Por último y muy importante es dejar fincado que nuestra defensa está totalmente
respaldada por el Salvamento de voto hecho por el Arbitro Gabriel Jaime Hurtado, que
resalta las anomalías en las que el laudo se basó para dictar el fallo.

I. Fundamentos de derecho.

 Procedencia excepcional de la tutela en contra de laudos arbitrales.

La jurisprudencia constitucional ha precisado que, tratándose de la acción de tutela contra laudos


arbitrales, el recurso de amparo no es el mecanismo idóneo para atacarlos ya que, por su propia
naturaleza, se encuentran amparados por el principio de legalidad, toda vez que su análisis parte del
presupuesto de que el Tribunal Arbitral, al momento de resolver el litigio que se le pone de presente,
debe acatar las prerrogativas constitucionales y legales a las que se encuentra subordinada, pues en
últimas su determinación tiene los efectos de una sentencia judicial. 
 
Lo anterior, en la medida que la homologación del laudo arbitral y la sentencia tiene su fundamento
en la función jurisdiccional que cumplen los árbitros que, conforme a lo establecido en el artículo 116
de la Constitución, pueden ser investidos transitoriamente de la función de administrar justicia, luego
el laudo no es otra cosa que la decisión definitiva con efectos vinculantes y de cosa juzgada
respecto a la controversia que es objeto de discusión ante la justicia arbitral. Sobre el particular, la
sentencia C-431 de 1995, indico lo siguiente:

“Una vez integrado o constituido el Tribunal, los árbitros quedan investidos de la facultad o poder de
administrar justicia en el caso concreto o litigio correspondiente, en el cual profiere actos jurisdiccionales. En
este sentido, los árbitros obran en forma similar a cualquier juez, ya que mediante un procedimiento
preestablecido, deben comprobar los hechos planteados por las partes, valorar las pruebas aportadas y extraer
de ese acervo, una consecuencia definitoria, contenida en un proveído, denominado laudo arbitral, que formal
y materialmente es revestido de las características de verdadera sentencia, pues se trata de un acto de
declaración de certeza del derecho, que produce efectos de cosa juzgada.”

En este sentido, la Corte ha enseñado que en los eventos en que se alega violaciones de derechos
fundamentales como sustento de la súplica constitucional, o cuando el Tribunal de Arbitramento ha
incurrido en graves falencias de relevancia constitucional (vías de hecho) tal circunstancia habilita
para que el juez de tutela actúe1

 De los requisitos de generales de procedibilidad de la tutela:

De acuerdo con lo establecido en la Constitución Política, el Decreto 2591 de 1991 y la


jurisprudencia constitucional, los requisitos de procedencia de la acción de tutela se pueden resumir
en los siguientes términos:

1
Sentencia C-590 de 2005.
i) Que la acción de tutela sea instaurada para solicitar la protección inmediata de un
derecho fundamental;
ii) Que exista legitimación en la causa por activa, es decir, que la acción sea instaurada
por el titular de los derechos fundamentales invocados o por alguien que actúe en su
nombre
iii) Que exista legitimación en la causa por pasiva, en otras palabras, que la acción se dirija
contra la autoridad o el particular que haya amenazado o violado, por acción o por
omisión, el derecho fundamental;
iv) Que el afectado no disponga de otro mecanismo de defensa judicial, porque ya agotó
los que tenía o porque los mismos no existen o cuando, a pesar de disponer de otro
mecanismo de defensa judicial, la acción de tutela sea instaurada como mecanismo
transitorio para evitar un perjuicio irremediable o cuando el medio judicial ordinario no
resulta idóneo para la protección de los derechos invocados por el accionante.

En lo que respecta al requisito de subsidiariedad, el cual para el caso en concreto devine de suma
relevancia, la Corte ha establecido que la tutela es procedente cuando “ (i) no exista otro mecanismo
de defensa judicial; (ii) existiendo, la intervención del juez constitucional sea necesaria para evitar la
consumación de un perjuicio irremediable, evento en el cual procederá de manera transitoria; o (iii)
si los mecanismos de defensa judicial no resultan idóneos o eficaces para lograr la protección de los
derechos presuntamente conculcados, caso en el cual procederá de manera definitiva” 2.

La idoneidad entonces se refiere a la aptitud material del mecanismo judicial para producir el efecto
protector de los derechos fundamentales, lo que ocurre cuando el medio de defensa se corresponde
con el contenido del derecho, mientras que la eficacia hace alusión al hecho que el mecanismo esté
diseñado de forma tal que brinde de manera oportuna e integral una protección al derecho
amenazado o vulnerado.

 Derecho al debido proceso y vías de hecho como violación al debido proceso.

El debido proceso constituye a la luz de lo dispuesto en el artículo 29 superior, la prerrogativa que


goza toda persona para que su juicio se adelante según reglas predeterminadas, por la autoridad
competente y con todas las posibilidades de defensa y de contradicción, habiendo sido oído durante el
trámite del proceso y examinadas y evaluadas las pruebas que obran en su contra y también las que
constan en su favor, el cual se aplicará a toda clase de actuaciones judiciales y administrativas.

La jurisprudencia constitucional ha expresado que el respeto al derecho fundamental al debido


proceso, le impone a quien asume la dirección de la actuación judicial o arbitral, la obligación de
observar, en todos sus actos, el procedimiento previamente establecido en la ley o en los reglamentos,
con el fin de preservar las garantías -derechos y obligaciones- de quienes se encuentran incursos en

2
Sentencia T-332 de 2018. Magistrada Ponente: Diana Fajardo Rivera.
una relación jurídica, en todos aquellos casos en que la actuación conduzca a la creación,
modificación o extinción de un derecho o a la imposición de una sanción.

En este sentido, la Corte Constitucional ha sido clara en señalar que; “[e]n virtud del citado derecho,
las autoridades estatales no podrán actuar en forma omnímoda, sino dentro del marco jurídico definido
democráticamente, respetando las formas propias de cada juicio y asegurando la efectividad de
aquellos mandatos que garantizan a las personas el ejercicio pleno de sus derechos” 3.

Ahora bien, una de las garantías que hace parte del debido proceso, es el derecho a la defensa, el
cual es entendido como la oportunidad reconocida a toda persona, en el ámbito de cualquier proceso o
actuación judicial o administrativa, de ser oída, de hacer valer las propias razones y argumentos, de
controvertir, contradecir y objetar las pruebas en contra y de solicitar la práctica y evaluación de las
que se estiman favorables, así como de ejercitar los recursos que la ley otorga.

Este derecho tiene una vital importancia en el contexto de las garantías procesales, pues “con su
ejercicio se busca impedir la arbitrariedad (…) y evitar la condena injusta, mediante la búsqueda de la
verdad, con la activa participación o representación de quien puede ser afectado por las decisiones
que se adopten sobre la base de lo actuado”. 4 (Negrilla fuera de texto original).

Bajo esta perspectiva es que, como mecanismo excepcional, se ha determinado que procede la
tutela contra los laudos arbitrales que sean contrarios a los derechos fundamentales de los
interesados en la actuación, en especial las garantías propias del derecho al debido proceso. Se
habla a este último respecto, como ocurre en materia judicial, de una vía de hecho que se puede
presentar por defecto orgánico absoluto, defecto procedimental absoluto, un defecto fáctico, defecto
material o sustantivo, error inducido o vía de hecho por consecuencia, falta de motivación,
desconocimiento del precedente constitucional vinculante y violación directa de la Constitución.

En punto de los defectos antes señalados la Corte en la sentencia T-466 de 2011, indicó:

II. Defecto orgánico: Ocurre cuando los árbitros carecen absolutamente de competencia
para resolver el asunto puesto a su consideración, ya sea porque han obrado
manifiestamente por fuera del ámbito definido por las partes o en razón a que se han
pronunciado sobre materias no arbitrables.

III. Defecto procedimental: Se configura cuando los árbitros han dictado el laudo de manera
completamente contraria al procedimiento establecido contractualmente o en la ley, y con
ello se ha incurrido en una vulneración directa del derecho de defensa y de contradicción.
Para que la mencionada irregularidad tenga la magnitud suficiente para constituir una vía de
hecho, es necesario que aquella tenga una incidencia directa en el sentido de la decisión
3
Corte Constitucional, Sentencia C-980 de 2010. MP. Gabriel Eduardo Mendoza Martelo.
4
Corte Constitucional, Sentencia C-025 de 2009. MP. Rodrigo Escobar Gil.
adoptada, de tal forma que si no se hubiera incurrido en ella se habría llegado a una
determinación diametralmente opuesta.

IV. Defecto fáctico: Se presenta en aquellas hipótesis en las cuales los árbitros (i) han
dejado de valorar una prueba determinante para la resolución del caso; (ii) han efectuado su
apreciación probatoria vulnerando de manera directa derechos fundamentales, o (iii) han
fundamentado su valoración de las pruebas con base en una interpretación jurídica
manifiestamente irrazonable. Para este Tribunal, es necesario que el error en la valoración
probatoria haya sido determinante respecto del sentido de la decisión finalmente definida en
el laudo.”

 Del caso en concreto.

Cumplimiento de los requisitos generales.

Descendiendo al caso concreto, se evidencia que en el asunto de marras se encuentran cumplidos


los requisitos generales para la procedencia del recurso de amparo, pues, en primer lugar es claro
que al plantearse la controversia en torno a la conculcación de los bienes jurídicamente tutelados de
la accionante, en el marco de la ausencia de vinculación de los demás titulares de derecho de
dominio de la propiedad horizontal respecto de una controversia que surtía efectos en aquellas
personas por tratarse de una cláusula general del Reglamento de Propiedad Horizontal, así como en
la carencia de motivación razonada en el laudo arbitral, la interpretación de normas y la indebida
valoración probatoria, la discusión se encuadra en el plano del debido proceso, por lo tanto el asunto
trasciende el ámbito de la mera legalidad y plantea una controversia de marcada importancia
constitucional que afecta los derechos fundamentales

En segundo lugar, la sociedad Panamericana Librería y Papelería S.A., es la titular de los derechos
cuya protección se persigue, pues en primer lugar, es quien se encuentra afectado con la decisión
adoptada en el laudo arbitral que ahora se discute, no se garantizó en debida forma su derecho a la
defensa, en el mismo sentido, por cuanto la ausencia de vinculación de los demás propietarios
implicó que el Tribunal hubiera dejado de valorar situaciones relacionadas con la naturaleza y la
necesidad de la cláusula de exclusividad, luego ostenta legitimación en la causa por activa para
solicitar la protección.

En tercer lugar, se encuentra que al ser la Tribunal de Arbitramento del Centro de Conciliación y
Arbitraje de la Cámara de Comercio de Manizales por Caldas la entidad que profirió el laudo arbitral
que es objeto de discusión, en la cual no tuvo en cuenta los argumentos esbozados por mi
mandante, efectúo interpretaciones irracionales de las normas que debían aplicarse y no valoró en
debida forma las pruebas recaudadas, situación que a la postre generó la vulneración de las
pegativas objeto de amparo, está demostrada su aptitud para comparecer a la presente acción como
sujeto pasivo.
En cuarto lugar, de cara la inmediatez, es del caso señalar que la presente actuación se inició tan
solo pasados 5 meses contados desde la emisión del laudo arbitral que resolvió la controversia
relacionada con la cláusula de exclusividad contenida en el Reglamento de Propiedad Horizontal,
luego resulta claro que se instauró oportunamente y dentro de un plazo razonable.

Finalmente, en torno a la subsidiariedad, se tiene que, para el asunto en estudio, resulta relevante
traer a colación que si bien en el presente asunto no se hizo uso del recurso extraordinario de
anulación, lo cierto es que el legislador restringió la posibilidad de tal recurso extraordinario a unas
causales taxativas y, precisamente por ello, es posible que en el trámite arbitral se presenten
afectaciones a derechos fundamentales que no estén comprendidas en tales causales y, en
consecuencia, no puedan ser controvertidas por vía del referido recurso de anulación. Sobre el
particular, en sentencia T-244 de 2007 la Corte preciso lo siguiente:

“Dado el carácter extraordinario del recurso de anulación y el alcance restringido de sus causales de
procedencia, podría argumentarse que ciertos defectos en los que pueden incurrir los laudos arbitrales no
están sujetos al control de la jurisdicción y en esa medida, en algunos eventos, el mecanismo judicial previsto
por el ordenamiento se revela ineficaces (sic) para la protección de los derechos fundamentales de las partes o
de terceros en el proceso arbitral.”

En el mismo sentido, la Sentencia T-244 de 2007, indicó que “ en ciertos casos cuando el recurso de
anulación es manifiestamente ineficaz para subsanar los defectos alegados por el peticionario en
sede de tutela, es desproporcionado e irrazonable requerir su agotamiento previo para acudir al
mecanismo judicial, pues tal exigencia supondría poner en marcha un proceso judicial
manifiestamente inconducente y sin posibilidades de satisfacer las pretensiones reclamadas,
especialmente por el carácter extraordinario del recurso de revisión que limita la competencia de la
jurisdicción para examinar el laudo arbitral a las causales estrictamente señaladas por la ley” .

Nótese que si bien el recurso extraordinario de anulación es el medio idóneo para que el juez
verifique la adecuación del laudo a los parámetros constitucionales respecto a las causales que
están enfocadas en la valoración del derecho al debido proceso por posibles “errores in procedendo,
en aquellas materias excluidas de este recurso y que, en principio, están sometidas a la decisión
definitiva e irrevocable del tribunal de arbitramento, es procedente la acción de tutela contra laudos
en protección de los derechos fundamentales 5”.

Lo anterior, encuentra sentido, si se valora que las vías previstas en el ordenamiento jurídico para
atacar los laudos arbitrales son extraordinarias y limitadas: su objeto se circunscribe a controvertir,
en principio, aspectos del procedimiento y se adscriben a unas causales taxativas. En tales términos,
“no pueden asimilarse al examen de un recurso de apelación que está destinado a un conocimiento
más completo y profundo sobre el ámbito sustancial de la controversia” y, por tanto, no tienen como

5
Sentencia SU033/18
objeto “revisar in integrum la determinación definitiva adoptada por los árbitros, ya que aquella se
reputa prima facie intangible, definitiva y revestida de plenos efectos de cosa juzgada.” 6

En consecuencia, la Corte Constitucional ha advertido que la procedencia excepcional de la acción


de tutela contra laudos encuentra sentido, por una parte, en la protección de los derechos
fundamentales, dada su trascendencia en nuestro ordenamiento constitucional, el cual prevé la
tutela como la última alternativa de defensa de estos bienes jurídicos y, por otra, en que los árbitros,
no obstante, su autonomía e independencia se encuentran igualmente obligados a garantizar dichos
derechos.

Requisitos especiales – vía de hecho.

Ahora bien, en torno a la vulneración del derecho al debido proceso, conviene precisar que la misma
deriva de la configuración de una vía de hecho en el trámite arbitral, en especial en el laudo arbitral,
pues el mismo se emitió sin efectuar una debida valoración probatoria del acervo recaudado en el
proceso, con una interpretación errada de la normatividad aplicada y sin que se hubiera efectuada la
debida vinculación de los demás propietarios del Centro Comercial Fundadores P.H.

Defecto sustantivo y factico.

De cara al defecto sustantivo, conviene señalar que el mismo se configura en el asunto de marras
por cuanto el de Arbitramento del Centro de Conciliación y Arbitraje de la Cámara de Comercio de
Manizales por Caldas efectúo una interpretación errada de la normatividad mercantil, así como de
las normas propias de la propiedad horizontal para poder edificar su teoría en torno a la
“prehorizontalidad”, como base para la configuración del supuesto acuerdo restrictivo de la libre
competencia.(Ver Salvamento de Voto hoja 4)

En igual sentido, realizó una indebida valoración probatoria respecto de las evidencias recaudadas
durante el proceso, en especial en cuanto al interrogatorio de parte del representante legal de mi
representada y del Centro Comercial Fundadores P.H., del mismo reglamento de propiedad
horizontal, del testimonio de la señora Beatriz Elena Vélez.( Ver Salvamento de Voto hoja 3)

Al respecto, conviene señalar que conforme lo dispuesto en el artículo 1º de la Ley 155 de 1959
están “prohibidos los acuerdos o convenios que directa o indirectamente tengan por objeto limitar la
producción abastecimiento, distribución o consumo de materias primas, productos, mercancías o
servicios nacionales o extranjeros, y en general toda clase de prácticas, procedimientos o sistemas
tendientes a limitar, la libre competencia, con el propósito de determinar o mantener precios
inequitativos en prejuicio de los consumidores y de los productores de materias primas.”

6
Corte Constitucional, Sentencia T-466 de 2011. Citada en la Sentencia T-354 de 2019
Con ocasión a ello, el actor de la demanda arbitral formuló como cargo el supuesto contemplado en
el numeral 10 del Decreto 2153 de 1992, es decir, los acuerdos “que tengan por objeto o tengan
como efecto impedir a terceros el acceso a los mercados o a los canales de comercialización” . Sobre
ello, el numeral 1º del artículo 45 del mismo compilado normativo, dispone que un acuerdo es “[t]odo
contrato, convenio, concertación, práctica concertada o conscientemente paralela entre dos o más
empresas”.( Ver Salvamento de Voto hoja 4)

De allí, que tal y como lo señaló el mismo Tribunal de Arbitramento, era determinante dentro del
proceso establecer si concurrían los elementos propios de tal conducta restrictiva, en especial los
relacionados con la existen de (i) un acuerdo, (ii) el carácter de empresa de los sujetos que
intervienen en dicho acuerdo y (iii) el objeto restrictivo de dicho convenio-

En este punto en donde se observa la indebida interpretación de la normatividad, así como la


aplicación de normas que no correspondían, pues el Tribunal Arbitral, sostuvo la existencia del
acuerdo derivaba del “consenso” al que llegaron mi poderdante y la propiedad horizontal (Centro
Comercial) dentro de la teoría de la “prehorizontalidad”, en virtud de la cual, la sociedad constructora
efectúa actos previos a la constitución de la Propiedad Horizontal y que tienen efectos de convenio,
entre ellos, el ofrecimiento de las unidad inmobiliarias.

Bajo ese supuesto, el Tribunal pasó por alto que la cláusula demandada era la que se contenía en el
Reglamento de Propiedad Horizontal, y para edificar su tesis en torno a la existencia de un acuerdo,
aplicó las reglas contempladas en los artículos 824 y 845 del Código de Comercio, que
respectivamente regulan lo relacionado con la formalidad para obligarse en materia mercantil y la
oferta comercial.

Erró el tribunal al aplicar estas normas en el caso concreto y sobre todo en el alcance que les dio,
pues pretendió argumentar que en razón a la oferta que le hiciera la constructora Promotora Sierra
Morena S.A., a mi mandante para la adquisición del local 230 del Centro Comercial Fundadores
P.H., se constituyó una oferta de cara a las condiciones del Reglamento de Propiedad Horizontal , de
manera que mi mandante la aceptó de manera tácita al momento de adquirir el bien, bajo la premisa
de que si no existiera la condición de exclusividad en el reglamento, no se habría materializado la
adquisición.

Para llegar a dicha conclusión, acomodó las declaraciones presentadas por el representante legal de
mi mandante en curso del interrogatorio formulado al interior del trámite arbitral, pues utilizó
únicamente los apartes que le servían para sostener su tesis, sin valorar en su totalidad la
declaración, y mal interpretó su dicho en cuanto a la oferta y las negociaciones sostenidas en torno
al local 230 del Centro Comercial Fundadores, pues se hacía referencia a la compra venta y no al
reglamento de propiedad horizontal.
En igual sentido, no tuvo en cuenta el Tribunal que el reglamento de propiedad horizontal se
protocolizó con la escritura pública 7683 del 6 de octubre de 2010, mientras que la compra del local
230 por parte de mi representado, se efectúo en la escritura pública 13.451 del 16 de diciembre del
mismo año, luego, una interpretación racional de tal documental hubiera llevado a la inevitable
conclusión que no pudo haber concurrido la voluntad de mi representado en la confección del
reglamento de propiedad horizontal por cuanto Panamericana ingresó al proyecto de manera
posterior a la constitución de aquél.

Por consiguiente, paso por alto que la oferta que hiciera la constructora a mi cliente no tiene relación
en cuanto a las condiciones del reglamento horizontal, sino respecto a la adquisición de la unidad
inmobiliaria, es decir, se trataba de las condiciones en que se celebraría la compraventa del local
230, situación completamente diferente y autónoma a la confección del reglamento de propiedad
horizontal. (Ver Salvamento de Voto hoja 3)

En ese orden de ideas, el Tribunal accionado confundió los supuestos facticos de una compraventa,
con los del reglamento, porque, es claro que la oferta se limitó a las condiciones en las que se
efectuaría la adquisición del local, lo que de suyo implicaba para el comprador hacer alguna oferta
de valor, como lo era la exclusividad, pero la misma se presentó, no como elemento de discusión
frente al reglamento, porque el mismo ya existía para el momento de la venta, sino como una
condición de dicha compraventa.

En este orden de ideas, si lo que se pretendía alegar era que se configuró una oferta dentro de la
cual se estipulo una exclusividad que implicaba una restricción en la libre competencia, la misma no
se originó en el reglamento de propiedad horizontal, sino en el contrato de compraventa, pues fue
allí en donde mi mandante tuvo la oportunidad de discutir en cuanto a si le resultaba atractiva la
adquisición, sin embargo, si esa fuera la conclusión, la repuesta seguiría siendo negativa por el
efecto de principio de la relatividad de los contratos.

Igualmente, pasó por alto el Tribunal que la regla de consensualidad que rige en materia mercantil
únicamente es aplicable a los comerciantes, pues así lo dispone el artículo 824 del Código de
Comercio, luego no era razonable que el mismo se utilizara para una propiedad horizontal, sobre
todo porque de acuerdo al certificado de existencia y representación del Centro Comercial
Fundadores P.H., se determinó que era de naturaleza civil sin ánimo de lucro, aspecto que se
acompasa a lo dispuesto en el artículo 33 de la ley 675 de 2001 7 (Ver Salvamento de Voto hoja 4)

Tampoco era aplicable las reglas de la oferta mercantil, en tanto que para el reglamento de
propiedad horizontal, no era dable a mi cliente aceptar o no sus condiciones, sino que por imperio de
la ley, al adquirir la unidad inmobiliaria, quedaba inmediatamente obligado a su contenido, por
adhesión y no por convenio, lo que deslegitima la naturaleza de la oferta.

7
“La persona jurídica originada en la constitución de la propiedad horizontal es de naturaleza civil, sin ánimo de lucro”.
Por consiguiente, las normas estudiadas por el Tribunal para determinar la existencia del acuerdo no
eran aplicables, máxime cuando al amparo de lo dispuesto en el artículo 3º de la Ley 675 de 2001, el
reglamento de propiedad horizontal constituye un acto unilateral del propietario inicial, luego no se
exteriorizo aquel concurso de voluntades que exige el Decreto 2153 de 1992.

Igualmente, el Tribunal Arbitral accionado efectúo una indebida aplicación de la normatividad en la


modalidad de no aplicar la ley que corresponde, pues pasó por alto que el numeral 1º del artículo 45
del Decreto 2153, imponía que para configurarse la practica restrictiva era necesario que el acuerdo
fuera entre dos o más “empresas”, es decir, no se detuvo a estudiar si dicho elemento se encontraba
presente entre los extremos demandados dentro del proceso arbitral, y aún más protuberante se
vuelve la omisión, si se observa que de acuerdo a lo preceptuado en el artículo 33 de la Ley 675, ya
mencionado, el Centro Comercial Fundadores, como propiedad horizontal, no obró como empresa,
pues su naturaleza es de orden civil y sin ánimo de lucro, como se señaló en líneas anteriores. (Ver
Salvamento de Voto hojas 4 y 5)

Así las cosas, el Tribunal no aplicó lo dispuesto en la ley especial de propiedad horizontal ni mucho
menos en el régimen general de protección a la competencia, pues no tuvo en cuenta los
presupuestos de aquellos regímenes que era de obligatorio estudio en el caso concreto.

Como si fuera poco, el Tribunal incurrió en defecto factico, por cuanto apreció el material probatorio
vulnerando de manera directa derechos fundamentales, por cuanto no valoró en debida forma las
declaraciones rendidas por el representante legal del Centro Comercial, tampoco las justificaciones
en torno a los almacenes anclan ni mucho menos propició la igualdad en torno a las pruebas de
oficio para determinar la afectación considerable en el mercado.

Nótese que el multicitado artículo 45 y 47 del Decreto 2153 de 1992 dispone como requisito para
acreditar la existencia de un acuerdo contrario de la competencia, que el convenio tenga una
finalidad restrictiva, es decir que el concurso de voluntades este encaminado a limitar o impedir a
terceros el acceso a los mercados o a los canales de comercialización.
Sobre el particular, el Tribunal no tuvo en cuenta que en el interrogatorio que rindiera el
representante legal de la propiedad horizontal, indicó que la intención con la que se incluyó la
exclusividad en el reglamento de propiedad horizontal era para atraer a inversionistas, superficies
reconocidas por el consumidor de manera que se motivara de manera importante el flujo de
personas al Centro Comercial.

Por consiguiente, el reglamento de propiedad horizontal, y en especial la cláusula de exclusividad


contemplada en el numeral 17.1 del artículo 17 del reglamento de propiedad horizontal no estaba
motivada o destinada a limitar la libre competencia, sino para generar un interés en aquellas
empresas cuyo posicionamiento de marca, trayectoria y reconocimiento harían parte del atractivo del
Centro Comercial, como lo es, la compañía PANAMERICANA, luego no existió la intención lesiva o
restrictiva, sino una causa legitima inspirada en las reglas de comercio de oferta y demanda y
encaminada únicamente a garantizar un tráfico de consumidores tal que favoreciera la economía del
Centro Comercial. (Ver Salvamento de Voto hoja 7)

Nótese que no se trataba de una cláusula particular que restringiera el ingreso a la actividad
económica, sino de una condición general que perseguía la atracción de superficies como la que
ostenta mi mandante, es decir, se trató de una oferta de valor que daba sentido al negocio y
propiciaba la estabilidad de la propiedad horizontal.

En este orden de ideas, no podía echarse por suelo las argumentaciones relacionadas con los
derechos que como comerciante y adquirente de buena fe ostenta mi poderdante, y estudiarse
únicamente la cláusula de exclusividad desde la óptica anticompetitiva que desarrollo el Tribunal,
sino también desde el tamiz de la órbita positiva y de las condiciones consolidadas y expectativas de
mercado que no fueron valoradas por el Tribunal de Arbitramento, las cuales, además, son propias
de este tipo de negociaciones y tiene sentido por la dinámica de la oferta y los beneficios que ello
genera, tanto para el adquirente como para el Centro Comercial Fundadores P.H.

Aunado a ello, el Tribunal también erró al determinar la afectación a la competencia en forma


considerable o sensible, pues para llegar a la conclusión sobre la presencia de tal detrimento pasó
por alto que el accionante no aportó ninguna evidencia que pudiera demostrar su menoscabo, ni
siquiera se arrimó una proyección de ventas o de ingresos que dejó de percibir el actor por causa de
la exclusividad que poseía el local 230, ni tampoco las implicaciones objetivas y reales que ello le
generaban. (Ver Salvamento de Voto hojas 5 y 9)

En consecuencia de lo anterior, es notorio que en el presente asunto se configura una vía de hecho,
pues la valoración de los elementos de convicción recaudados durante el proceso arbitral se efectuó
con base en una interpretación jurídica manifiestamente irrazonable, al punto que el Tribunal utilizó
argumentos rebuscados para hilar su idea y poder darle un alcance irracional al acervo probatorio,
situación que conlleva la vulneración directa de derechos fundamentales 8.

Defecto procedimental.

Finalmente, sobre la vinculación de los copropietarios del Centro Comercial Fundadores P.H., debe
ponerse de presente que la discusión versaba sobre una cláusula de exclusividad contenida en el
reglamento de propiedad horizontal, respecto de la cual, cada uno de los propietarios debían
adherirse, pues al adquirir algún predio al interior de la propiedad horizontal debían someter a la
misma, de manera tal que su anulación afectaba a todos los miembros de la comunidad.

Por consiguiente, en el presente caso se presentó un defecto procedimental, el cual, se reitera, se


configura cuando los árbitros han dictado el laudo de manera completamente contraria al

8
Corte Constitucional. Sentencia SU-174 de 2007. M.P. Manuel José Cepeda Espinosa
procedimiento establecido contractualmente o en la ley, y con ello se ha incurrido en una vulneración
directa del derecho de defensa y de contradicción.

Aquel yerro se evidencia en el hecho de que en el trámite arbitral no se vincularon a los


copropietarios como litisconsortes, aun cuando el efecto del laudo tendría efecto sobre ellos, pues se
trata de una condición general para todos los copropietarios. Sobre el particular, la Honorable Sala
de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia, ha manifestado:

“El litisconsorcio necesario reviste una doble connotación, en cuanto amén de ser un instituto procesal, es de
naturaleza sustantiva, con esencia y determinación causal, según se prevé en el artículo 83 del Código de
Procedimiento Civil, aplicable al caso en atención a la época de iniciación del litigio, no obstante, el artículo 61
del Código General del Proceso, reconocer el mismo alcance. (…) La existencia del litisconsorcio necesario, en
consecuencia, se comprueba en los casos en que la cuestión litigiosa versa directamente y está referida a una
relación o a un acto jurídico de estirpe sustancial, por cuya virtud, dada “(…) su naturaleza o por disposición
legal (…)”, jamás será posible resolverla en sentencia de fondo, sin la presencia obligatoria de los sujetos
involucrados.”

Por su parte, el honorable Consejo de Estado, explica sobre la figura procesal del litisconsorcio
necesario, lo siguiente “[s]iguiendo las voces del artículo 61 del Código General del Proceso, se
considera que existe litisconsorcio necesario cuando la cuestión litigiosa “haya de resolverse de
manera uniforme y no sea posible decidir de mérito sin la comparecencia de las personas que sean
sujetos de tales relaciones o que intervinieron en dichos actos” caso en el cual, “la demanda deberá
formularse por todas o dirigirse contra todas”.

En relación con la integración del litisconsorcio necesario en el proceso arbitral, la doctrina ha


enseñado que “se halla tipificada en el art. 36 del Estatuto que se ocupa de regular dos eventos de
integración del litisconsorcio necesario que es preciso tener claramente delimitados. El primero,
cuando el sujeto de derecho cuya presencia, bajo la modalidad citada, se echa de menos, no
suscribió el pacto arbitral; el segundo, cuando si intervino en el mismo, pero no ha sido integrado al
proceso bien como demandante ora como demandado, de ahí que bajo esta premisa explico la
norma, no sin advertir que la primera de las modalidades es de rarísima ocurrencia.” (López Blanco,
Hernán Fabio. El Proceso Arbitral Nacional. Dupré Editores. Bogotá DC-Colombia.2013. Página 253-
254.)

En este orden de ideas, el procedimiento imponía que se vincularan al proceso a los demás
propietarios así como a los titulares de derecho real del Comercial Fundadores P.H., pues la
sentencia tendría efectos sobre todos ellos, al punto que en el fallo se ordenó la inscripción de este,
en especial de la nulidad de la cláusula de exclusividad en el folio matriz, luego, surtió efectos
vinculantes y de carácter erga omnes, luego no propiciar la participación y mejor, la vinculación de
tales copropietarios, afectó no solo el debido proceso, sino que en el evento de haberse citado a
tales terceros, el Tribunal Arbitral habría entendido mejor la dinámica misma de la cláusula de
exclusividad dentro del mercado en específico.
Corolario de lo anterior, es palmario que la entidad accionada vulneró los derechos fundamentales
de mi poderdante, por el cual es menester que en sede constitucional se adopten las medidas
tendientes a salvaguardarlos.

II. Petición.

Con fundamento en lo anterior, solicito al Juzgado que despache favorablemente las siguientes
peticiones:

1. Amparar los derechos fundamentales al debido proceso y defensa de la sociedad Panamericana


Librería y Papelería S.A., vulnerado por el Tribunal de Arbitramento del Centro de Conciliación y
Arbitraje de la Cámara de Comercio de Manizales por Caldas.

2. Revocar el laudo arbitral adoptado el veintinueve (29) de enero del año 2021, por el Tribunal
Arbitral del Centro de Arbitraje y Conciliación de la Cámara de Comercio de Manizales por
Caldas.

3. En consecuencia, ordenar al Tribunal de Arbitramento del Centro de Conciliación y Arbitraje de


la Cámara de Comercio de Manizales por Caldas que proceda a valorar en debida las pruebas
recaudadas durante el curso de la actuación arbitral No. 01-2020, en especial en cuanto a la
inexistencia de un acuerdo entre los demandados que haya generado una práctica restrictiva.

4. Igualmente, ordenar al Tribunal de Arbitramento del Centro de Conciliación y Arbitraje de la


Cámara de Comercio de Manizales por Caldas que proceda a ordenar la vinculación de todos
los titulares de derecho real del Centro Comercial Fundadores P.H., para que se hagan parte en
la actuación arbitral No. 01-2020 y hagan valer sus derechos.

III. Pruebas.

Solicito señor Juez sean tenidas como pruebas las mencionadas a continuación:

1. Copia del procedimiento arbitral arbitral No. 01-2020 adelantada ante el Tribunal de
Arbitramento del Centro de Conciliación y Arbitraje de la Cámara de Comercio de Manizales
por Caldas.

IV. Anexos.

1. Los enunciados en el acápite de pruebas.


2. Certificado de existencia y representación de la sociedad Panamericana Librería y Papelería
S.A.

V. Juramento.

Bajo la gravedad del juramento me permito manifestar que no he presentado acción de tutela ante
ningún otro despacho judicial por los mismos fundamentos de hechos ni por los mismos derechos.

VI. Notificaciones

El suscrito recibe notificaciones en la secretaria de su despacho o en la calle 12 # 34-20/30 de la


ciudad de Bogotá

La demandante recibe notificaciones en el lugar indicado en la demanda de tutela.

Cordialmente,

LUIS ALBERTO GONZALEZ GAITAN


REPRESENTANTE LEGAL PARA ASUNTOS JUDICIALES
PANAMERICANA LIBRERÍA Y PAPELERÍA S.A.
C.C. # 19.343.005 DE BOGOTA

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