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INTRODUCCIÓN:
¿Cómo han influido los mandatos de género y los mandatos de cultura en mi vida?
Recuerdo cuando era niña y la primera vez que escuche la frase “es que tú eres
mujercita”
Y Como realmente me sentía al momento de escuchar que me prohibían hacer cosas y
que a mi hermano (mellizo) si se le permitía, y es que cuando éramos más pequeños
compartíamos todo de igual, me sentía igual a él, desde compartir los mismos juguetes, la
misma ropa, que ambos éramos queridos por igual. Y como esto fue cambiando a medida
que íbamos creciendo, y cuando la misma sociedad, la crianza tradicional y los
estereotipos de género te etiquetan en el grupo “más débil” por ser mujer, que los
hombres no pueden llorar y expresar sus emociones porque son “machos”, cuando me
dijeron que no podía ir a conciertos por ser mujer y por ser peligroso, cuando me
delegaban las labores domésticas por ser mujercita, cuando conseguí mi primer trabajo y
aludieron mi asignación por ser mujer, joven y bonita, cuando me dieron un proyecto
grande y complejo; y que por ser mujer y joven no lograría cumplir el objetivo, o y cuando
los cuidados recaen en mí, soy mujer, joven, me considero un adulto funcional e
independiente, pero en su mayoría los cuidados del hogar recaen en mi persona, en fin
son tantas las situaciones en la vida personal, laboral, académica y recreativa, en las que
me sentí condicionada por mi género.
Por ejemplo al momento de liderar un equipo, siempre hay ese discurso en cuanto al
carácter de la mujer que las definen como muy débiles, de no tener voz de mando y que
son muy sentimentales y que se necesitan personas con carácter más fuerte, y es una de
las situaciones en la que me he visto pues asumen mi forma de trabajo y lo relacionan
con mi género y con mi físico cuando en muchas ocasiones las mujeres hemos
demostrado que tenemos las mismas capacidades que los hombres para ocupar altos
cargos y dirigir equipos y en muchos casos se ha demostrado una gestión mucho más
eficaz que los hombres en diferentes áreas y otra cosa es que el sistema laboral limite
nuestros accesos a dichos cargos por el tema de la maternidad.
“DETRÁS DE UN GRAN HOMBRE HAY UNA GRAN MUJER”
Por ejemplo, es una de las frases que más conflicto genera en mí, pues ponen a
nosotras las mujeres como complemento, como algo secundario y por detrás del
hombre cuando en realidad somos completas y somos completos, todos luchamos por
nuestros objetivos, a todos nos cuesta, cuando todos podemos desarrollar las mismas
capacidades para llegar a cumplir nuestras metas; todo lo contrario, nadie dice “detrás
de una gran mujer hay un gran hombre”.
CONCLUSION:
Y aunque siento que yo soy una mujer privilegiada en esta sociedad; porque tengo acceso
a educación, salud, vivienda, aun siento que nos falta mucho por luchar, para que, a
todos, todas y todes se les dé el mismo trato y las mismas oportunidades.