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Dirección de empresas
Contenido
Prólogo
Parte primera: Fundamentos de dirección
Bibliografía
Prólogo
Sólo una razón de estrecha amistad justifica que escriba este prólogo,
pero asumo encantado la tarea, no solo porque me honra el encargo de
académicas como Ana María Castillo e Isabel María Abad, sino también
por la oportunidad que me brinda para reflexionar, siquiera sea brevemente,
sobre el mundo de la empresa y de su dirección en momentos tan difíciles y
cruciales como los que nos ha deparado la enorme crisis en la que estamos
sumergidos desde hace ya casi seis años.
La crisis ha alterado muchas cosas de nuestro mundo. La economía
global se ha resquebrajado gravemente, docenas de bancos han quebrado y
las finanzas se han venido abajo, dejando sin crédito a millones de
empresas, el desempleo alcanza niveles exorbitados, en muchos países
nunca antes vistos y miles de empresas han cerrado, volatilizando
patrimonios y experiencia acumulados en muchos casos durante
generaciones. Pero no solo ha sido la estructura económica y financiera de
nuestras sociedades la que ha saltado por los aires. Como dijo el que fuera
Presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Alan Greenspan,
también ha colapsado nuestra mente, en el sentido de que muchas de las
ideas que se mantenían como sacrosantas en el mundo económico,
financiero y empresarial se han mostrado como completamente inútiles o,
cuanto menos, como incapaces de proporcionar soluciones satisfactorias a
los problemas económicos contemporáneos.
Lógicamente, de la mano de todo ello ha venido también una profunda
crisis de valores y de los sistemas de incentivos que condicionan nuestras
conductas y decisiones, y nada de eso puede ser ajeno al ámbito de la
empresa y más concretamente al de su dirección, cuyas claves descifran las
doctoras Castillo y Abad en este manual.
La dirección de las empresas, sus principios, las técnicas de gestión que
utiliza, el contexto en el que se desarrolla, la responsabilidad que tiene ante
la sociedad, su eficacia para alumbrar nuevos y positivos horizontes para las
organizaciones..., entre otros aspectos, también están siendo afectados,
como no puede ser de otro modo, por la crisis en la que nos encontramos.
El buen funcionamiento de las empresas es un prerrequisito para el
correcto desarrollo de la economía, sea cual sea el sistema en el que lleve a
cabo su actuación, algo que, por cierto, se olvida cuando tan a menudo se
identifica su naturaleza con la del régimen de propiedad de un sistema en
concreto. Pero en los últimos años, y aún más en los de crisis, se han
producido demasiados factores de perturbación que han mediatizado
mucho, y no creo que siempre para bien, el desenvolvimiento de las
empresas en casi todos los ámbitos en los que actúan.
La moderna dirección de empresas tiene que hacer frente a retos que
hace unos decenios ni siquiera se oteaban en el horizonte: la nueva
globalización, que obliga a pensar en mercados y dimensiones que a veces
nos desbordan, no solo a las grandes empresas, sino incluso también a las
pymes; la financiarización, es decir, la aparición de un universo de
especulación financiera muy rentable que tiende a desvirtuar la gestión
empresarial, convirtiendo a la empresa, que en realidad es una organización
dedicada a satisfacer necesidades mediante la producción real de bienes y
servicios, en una fuente de ganancia bursátil a corto plazo, o incluso en un
mero activo financiero; la competencia desaforada, que obliga a innovar
constantemente y a encontrar vías de permanente renovación, so pena de
caer en estrategias empobrecedoras que antes o después destruyen a la
empresa como creadora de riqueza; o la aparición de nuevas demandas de
equidad respeto al medio ambiente y transparencia, que obligan a las
corporaciones a asumir nuevos compromisos de responsabilidad ante la
sociedad o incluso a supeditar a esta última la propia búsqueda de su
beneficio.
Y para salir de la crisis en la que nos encontramos será preciso que las
empresas estén cada vez mejor dirigidas para afrontar ese tipo de retos, algo
que no siempre se está consiguiendo.
En los últimos decenios se ha incentivado, sobre todo mediante la
multiplicación perversa de las retribuciones a los directivos, un tipo de
gestión que, si bien ha permitido aumentar los beneficios de las empresas,
al menos de las más grandes, está siendo puesto en cuestión básicamente
por dos razones. La primera, porque ha primado la generación de simple
valor bursátil, la cotización financiera de la empresa y, en general, el
resultado en el corto plazo, en detrimento de su desempeño digamos
estrictamente empresarial, lo que a la postre solo ha coadyuvado a generar
burbujas y a inflar los flujos financieros que crecen independientemente de
la economía real, de la que las empresas deberían ser soporte preferente. La
segunda, porque ha ido acompañada de una notable pérdida de
transparencia y responsabilidad corporativa, aunque esto último se haya
producido, paradójicamente, justo cuando más en boga ha estado esta
última en centros de estudios o en la agenda aparente de la gestión
empresarial.
Los datos al respecto son impresionantes. En Estados Unidos, el ingreso
medio de los 100 ejecutivos mejor pagados en 1970 era 45 veces mayor que
el salario medio de los trabajadores de aquel país, mientras que en 2006 era
1.723 veces mayor. Pero eso no ha ido objetivamente acompañado de un
incremento paralelo de la buena gestión, como ha terminado por demostrar
una crisis que cada vez más se vincula sin discusión, precisamente a los
malos incentivos que ha generado ese crecimiento descomunal de las
retribuciones.
En España, donde esa brecha ha aumentado también en los últimos años,
los datos que proporcionan diversos observatorios indican que siguen
existiendo lagunas muy importantes desde el punto de la transparencia y el
buen hacer de la gestión empresarial. Así, en 2011, todas las empresas del
IBEX-35 operaban, directamente o a través de filiales, en paraísos fiscales;
sólo una cumplía con los requisitos de transparencia respecto a blindajes de
directivos; ninguna informaba sobre los impuestos pagados o las
subvenciones percibidas país a país, lo que imposibilita conocer su grado de
transparencia o responsabilidad fiscal; solo dos hacían público el dinero que
donan, los préstamos que perdonan o las aportaciones que realizan a
partidos e instituciones, y solo cinco empresas asumen el compromiso de
mantener y proteger los derechos laborales.
Es cierto que eso ocurre en las más grandes empresas y muy
posiblemente no en todas las demás, pero en todo caso es lo suficientemente
significativo como para poder deducir que estamos aún lejos de entender la
dirección y gestión de las empresas como una tarea que no solo incumbe y
afecta a los accionistas o directivos, al beneficio de la corporación, sino a la
sociedad en general, y que ésta, por tanto, no solo tiene el derecho sino
posiblemente la obligación de reclamar más eficiencia, más sujeción a la
lógica de la economía real y más responsabilidad a la hora de actuar sobre
ámbitos que, más allá del beneficio privado, afectan a toda la población o a
la naturaleza, imponiéndoles costes que no se pueden eludir.
Como he apuntado ya, me parece indiscutible que para salir de la crisis
va a ser imprescindible reactivar la vida de las empresas, lo que además
obliga, se quiera o no, a repensar su propia naturaleza, su función y
teleología. De que se recupere la producción de bienes y servicios en
empresas con lógicas de eficiencia que tengan en cuenta costes individuales
y también sociales, y de que se guíen por objetivos de competitividad, no
empobrecedora, de sostenibilidad económica y social y de responsabilidad
corporativa, depende que la economía española se condene para muchos
años o que afronte con éxito un horizonte de equilibrio y bienestar.
Y para que esto último sea factible me parece fundamental que se
aprenda a dirigir bien a las empresas, pero no solo como meras agencias de
maximización de utilidades, sino como instrumentos que son para lograr
eficiencia en sentido integral y bienestar social, lo que a mi juicio implica
aprender a gobernarlas con rigor, con perfecto conocimiento de las técnicas
de gestión internas y de intervención sobre un entorno cada vez más
complicado y difícil, como un sistema complejo que obliga a tener siempre
presentes todas y cada una de sus partes o dimensiones. Y, lo que me parece
igual o incluso más importante todavía, asumiendo en todo caso que dirigir
una empresa responde, se quiera o no, a un compromiso ético que se puede
eludir —bien es verdad y como tantas veces ocurre—, empobreciéndola a la
larga, o darle prioridad para hacer posible que cuando progrese y se
desarrolle lo haga también con ella el conjunto de la sociedad.
Tengo la seguridad de que este manual puede ayudar a que esto sea así, y
por ello espero que los estudiantes lo utilicen con ahínco para aprender y
con pasión para dirigir empresas en el futuro de un modo que permita que
todos podamos vivir en un mundo mejor.
JUAN TORRES LÓPEZ
Catedrático de Economía Aplicada.
Universidad de Sevilla, junio de 2013
PARTE PRIMERA
Fundamentos de dirección
1
Dirección de organizaciones
CONTENIDO
1.1. Organización y dirección.
1.1.1. Las organizaciones.
1.1.2. La dirección de organizaciones.
1.1.3. Niveles directivos.
1.2. El trabajo directivo: funciones y roles.
1.2.1. La planificación.
1.2.2. La organización.
1.2.3. La dirección del comportamiento humano.
1.2.4. El control.
1.2.5. Los roles directivos.
1.3. Competencias y habilidades directivas.
1.3.1. La importancia de la formación en gestión.
1.3.2. Capacidades directivas.
1.3.3. Competencias directivas.
1.3.4. Algunas pautas para la eficacia directiva.
1.3.5. La gestión de la inteligencia emocional.
1.1. ORGANIZACIÓN Y DIRECCIÓN
— Conseguir objetivos.
— Contando con personas.
— Con limitación de recursos.
— Asumiendo riesgos e incertidumbre.
— Teniendo que responder de lo realizado.
— Dentro de una estructura y cultura dadas.
— En un contexto dinámico y de competencia.
— Bajo la necesidad de constante innovación.
1.2.1. La planificación
1.2.2. La organización
1.2.4. El control
Figura 1.3. Los roles del directivo. (FUENTE: elaboración propia a partir de Mintzberg, 1983.)
a) Toma de decisiones:
b) Capacidades directivas:
c) Desempeño directivo:
d) Ética empresarial:
e) Dirección de personas:
TÉRMINOS CLAVE
• Organización.
• Dirección.
• Administración.
• Funciones directivas.
• Roles directivos.
• Capacidades y competencias directivas.
• Inteligencia emocional.
NOTAS
1 Algunos autores distinguen entre competencias técnicas y competencias generales, que no están
ligadas a las exigencias específicas de un determinado puesto (Ansorena, 1996: 172); otra distinción
es la que se realiza entre competencias particulares, cuya utilidad está ligada al contexto de una
empresa concreta, y competencias universales, de validez en contextos muy diferentes (Levy-
Leboyer, 1997).
2 Se pueden citar las de Mitrani, Dalziel y Suárez (1992), quienes identificaron las competencias
diferenciales que distinguen una ejecución excelente de otra que no lo es; entre ellas: razonamiento
estratégico, liderazgo del cambio, gestión de las relaciones, flexibilidad, introducción de cambio,
sensibilidad interpersonal, delegación, trabajo en equipo y transferibilidad. Vargas, Casanova y
Montanero (2001) tipifican las competencias haciendo énfasis en lo individual (sistematicidad,
proactividad, disposición al aprendizaje, capacidad de decisión, de control, flexibilidad y
adaptabilidad, creatividad y conciencia crítica) o en el aspecto social (capacidad de cooperación, de
comunicación, actitud solidaria, respeto y responsabilidad).
3 Estas competencias guardan gran similitud con las inteligencias interpersonales del modelo de la
inteligencia emocional (Goleman, 2008).
4 Premio Príncipe de Asturias 2011 a las Ciencias Sociales por su aportación en este campo.
2
CONTENIDO
2.1. Análisis y diagnóstico de problemas.
2.1.1. Problemas y decisiones.
2.1.2. La información en la organización.
2.1.3. Sistemas de información automatizados.
2.1.4. Factores que afectan a la toma de decisiones.
2.2. El proceso de toma de decisiones.
2.2.1. La toma de decisiones como proceso.
2.2.2. Decisiones racionales versus decisiones instintivas.
2.2.3. Tipología decisional.
2.2.4. Modelos de decisión.
2.3. La participación en la toma de decisiones.
2.3.1. Toma de decisiones en grupo.
2.3.2. Técnicas para la toma de decisiones en grupo.
2.3.3. El grado de participación de los subordinados en las decisiones.
2.1. ANÁLISIS Y DIAGNÓSTICO DE PROBLEMAS
— Los datos (raw data o datos «crudos») son hechos objetivos sobre
acontecimientos que no tienen un significado inherente y que no han
sido seleccionados. Las empresas almacenan multitud de datos, como
los registros de ventas o las contraseñas de acceso a sus webs
corporativas.
— La información tiene un propósito y una capacidad de modificar las
expectativas o disposición del receptor. Aunque está compuesta de
datos, estos han sido procesados de alguna forma que los dota de
sentido. Por ejemplo, los registros de ventas pueden ser ordenados
para mostrar información sobre el comportamiento de compra de los
clientes.
— El conocimiento combina experiencia, valores e información que ha
sido contextualizada, para permitir interpretar el entorno y actuar de
forma coherente y orientada. En las organizaciones existe un
conocimiento tácito, que poseen las personas que la forman, y un
conocimiento explícito, que se plasma en documentos, rutinas y
procedimientos, que puede enseñarse y transmitirse, y que la
1
organización usa para desarrollar su actividad .
Figura 2.3. Etapas de la decisión según el enfoque descriptivo y la propuesta de Simon. (FUENTE:
elaboración propia.)
Figura 2.5. Tipos de decisiones y niveles directivos. (FUENTE: Aguirre, Castillo y Tous, 1999: 137.)
— Decisiones operativas: son decisiones rutinarias y frecuentes,
cotidianas, referentes a las actividades operativas básicas de la
organización. Su alcance en tiempo y recursos es corto, y se refieren a
asuntos concretos y a problemas muy específicos de la actividad
normal de la organización. Por eso mismo se pueden estandarizar,
pues este tipo de problemas, por ser estructurados, involucran pocas
variables, que son además conocidas y medibles. Estas decisiones
buscan hacer funcionar de forma fluida y eficaz las operaciones
corrientes, se ubican principalmente en el nivel de supervisión directa
de la estructura orgánica y se rigen por criterios de eficiencia. Las
decisiones operativas, por ser repetitivas y rutinarias, se pueden
convertir en programadas en tanto que se doten de procedimientos
normalizados para su resolución, de modo que no sea necesario
tratarlas cada vez como si fuesen problemas nuevos (Renau, 1985:
70).
TABLA 2.1
Modelos de decisión
Por tanto, el hecho de que los grupos sean más eficaces que los
individuos para tomar decisiones depende de los criterios que se utilicen
para definir la eficacia, ya que si se mide en términos de velocidad, la
decisión individual será la más eficaz, pero si el criterio es la creatividad o
la aceptación, los grupos son más eficaces.
En relación a la eficiencia, los grupos son menos eficientes que la
decisión individual, pues precisan más tiempo. Sin embargo, a pesar de esto
será preferible el grupo cuando se requiera manejar una gran cantidad y
diversidad de información.
La toma de decisiones en grupo puede conducir a distintos tipos de
soluciones, según el grado de acuerdo entre los miembros, pudiendo
adoptarse:
TABLA 2.2
Resumen de estilos del modelo normativo de liderazgo para el problema
grupal
TÉRMINOS CLAVE
• Problema.
• Decisión.
• Información.
• Sistema de información.
• Proceso de toma de decisiones.
• Racionalidad.
• Decisión intuitiva.
NOTAS
1 La gestión del conocimiento tiene como propósito hacer que el conocimiento tácito se convierta en
explícito.
4 Dada la complejidad del modelo, para su utilización es aconsejable utilizar apoyo informático,
existiendo al respecto programas que lo desarrollan (Abad Guerrero, 1997).
3
El ambiente externo
CONTENIDO
3.1. El entorno general de la organización.
3.1.1. Ambiente económico.
3.1.2. Ambiente político-legal.
3.1.3. Ambiente educativo-tecnológico.
3.1.4. Ambiente sociocultural.
3.1.5. El medio ambiente natural.
3.2. Caracterización del entorno específico.
3.2.1. Grado de incertidumbre ambiental.
3.2.2. La globalización económica.
3.3. La empresa en el entorno global.
3.3.1. El proceso de internacionalización de la empresa.
3.3.2. El entorno sociocultural en los contextos internacionales.
3.1. EL ENTORNO GENERAL DE LA ORGANIZACIÓN
Este aspecto del ambiente es muy relevante para las empresas que
operan en el contexto internacional. La preparación profesional de los
eventuales empleados es un factor determinante para la inversión
internacional, al condicionar el tipo de actividades en las que se podrá
invertir, la tecnología que es factible usar, la relación capital-trabajo de las
estructuras productivas, la productividad, etc.: muchas veces, las empresas
internacionales han encontrado serios problemas al intentar materializar sus
inversiones en otros países, ya que, o bien no existía una infraestructura
tecnológica suficientemente desarrollada (por ejemplo, redes de
telecomunicación o aeropuertos) o bien no se podía acceder a suministros
imprescindibles para el funcionamiento de los bienes de equipo
(insuficiencia de los sistemas de distribución de energía eléctrica) o,
sencillamente, el personal local no sabía manejar herramientas o máquinas
sofisticadas (Koontz y Weirich, 1998).
Por eso, hay que tener en cuenta que los países más avanzados, cuando
invierten en el extranjero, están inyectando una nueva tecnología en un
entorno que no está familiarizado con la misma, lo que puede representar un
cambio impuesto que sea difícil de aceptar, y que provoque por ello mismo
un rechazo. En este aspecto, hay que ser sumamente respetuosos con las
tradiciones y actitudes de los demás y no suponer que los avances técnicos
han de ser necesariamente aceptados por sí mismos (Aguirre, Castillo y
Tous, 2003).
TABLA 3.1
Cuadro resumen de las dimensiones y elementos del entorno general
Legislación
Sobre beneficios, operaciones, etc.
fiscal
Ambiente Aspectos
Estructura de clases, movilidad social, hábitos sociales.
sociocultural sociológicos
TABLA 3.2
Variables determinantes del grado de incertidumbre ambiental
TABLA 3.3
Cuadro resumen de los elementos culturales de los contextos
internacionales
Pasado Futuro
Presente
Percepción del tiempo Largo plazo Corto plazo
Medio plazo
Policrónico Monocrónico
TÉRMINOS CLAVE
• Entorno general.
• Entorno específico.
• Complejidad ambiental.
• Incertidumbre ambiental.
• Globalización.
• Internacionalización.
• Culturas internacionales.
CUESTIONES PARA EL DEBATE
NOTAS
1 Geert Hofstede (1997) ha elaborado el estudio más amplio realizado hasta ahora de la diversidad
cultural, con una investigación en la que se encuestó a más de 116.000 empleados de 72 empresas
subsidiarias nacionales, pertenecientes a una misma compañía multinacional (IBM), por lo que las
diferencias encontradas sólo pueden atribuirse a las culturas nacionales y no a las prácticas
administrativas. Según este estudio, se evidenció que la cultura nacional tiene un fuerte impacto
sobre los valores y actitudes en el trabajo.
3 El Estudio Mundial de Valores tiene más de 250 variables, lo que permite realizar un análisis de
los valores y creencias y su evolución en la población general sobre la vida política y social de los
individuos. Esta única base de datos hace posible examinar distintos temas, como por ejemplo ver la
relación entre los valores públicos y el crecimiento económico, o entre la contaminación ambiental y
las actitudes de las personas frente a este problema o entre la cultura política y las instituciones
democráticas.
4
CONTENIDO
4.1. La empresa en el contexto socioeconómico.
4.1.1. La función de la empresa en la sociedad.
4.1.2. Externalidades y costes sociales.
4.1.3. Los grupos de interés de la organización.
4.1.4. Objetivos de los grupos de interés.
4.2. La responsabilidad social de la empresa.
4.2.1. Concepto de responsabilidad social.
4.2.2. Evolución del contenido de la responsabilidad social.
4.2.3. Determinación del contenido de la responsabilidad social.
4.2.4. Carácter innovador de la responsabilidad social.
4.2.5. Europa y la responsabilidad social de la empresa.
4.3. Gestión social de la empresa.
4.3.1. La rendición de cuentas en responsabilidad social.
4.3.2. La gestión de la responsabilidad social y la ética empresarial.
4.3.3. La institucionalización de la ética empresarial.
4.1. LA EMPRESA EN EL CONTEXTO
SOCIOECONÓMICO
Figura 4.1. Los grupos de acción directa y los elementos de acción indirecta en la organización.
(FUENTE: Stoner, Freeman y Gilbert, 1996: 70).
La teoría de los grupos de interés, formulada inicialmente en el campo
de la dirección estratégica, ha tenido un recorrido importante, hasta el punto
en que se interpreta como la propuesta de un nuevo modelo de empresa
capitalista (Charreaux y Desbrières, 2001) basado en la creación de valor
para la sociedad (stakeholder value), en contraposición al modelo
empresarial genuinamente capitalista, enfocado hacia la protección
exclusiva de los intereses del capital, según el concepto de creación de valor
para el accionista (shareholder value).
La importancia de prestar atención a los grupos de interés no solo tiene
la motivación ética de hacer lo que es correcto y justo, sino también una
motivación utilitarista, ya que, como sistema abierto, una organización no
podrá sobrevivir y desarrollarse a largo plazo sin desempeñar un
comportamiento integrador y aceptado por su medio social. Por eso, una
empresa que se plantee un modelo sostenible de negocio ha de tener en
cuenta las expectativas e intereses de esas partes interesadas y establecer un
modelo de gestión apropiado que no ignore las expectativas de otros grupos
sociales más allá de sus propietarios.
La consideración de los grupos de interés en la gestión es propia,
además, de un modelo de empresa considerada como organización de
conocimiento (Castillo y Rastrollo, 2004), ya que entre los fundamentos
morales que caracterizan a la organización inteligente se citan cuestiones
como el diálogo abierto con los interlocutores sociales, la mejora continua a
través del contacto permanente con los grupos de interés, el liderazgo
2
«discente» (que aprende tanto como enseña) y la transformación continua
mediante la adaptación flexible a nuevas necesidades y exigencias (Snell,
2001: 320-321).
Una gestión orientada a los grupos de interés plantea dos exigencias
fundamentales (Castillo, 1988): en primer lugar, la necesidad de la
organización de identificar las expectativas e intereses de estos grupos, y en
segundo lugar, la existencia de una actitud abierta a la negociación y
eventual reconocimiento e incorporación de esas expectativas e intereses al
sistema de objetivos de la organización. En un modelo de negocio
responsable, todos los que hayan contribuido a la creación de valor deben
ser partícipes de los excedentes, en proporción directa a su intervención en
el proceso.
Pero ¿qué es un modelo de negocio responsable? Podríamos afirmar que
es un modelo de negocio centrado en la creación de valor real, que
incorpora de forma transversal en todos sus procesos y actividades la
responsabilidad social. Es decir, es un modelo de negocio productivo y no
especulativo, que contempla los intereses de todos aquellos que, directa o
indirectamente, resultan afectados por la actividad de la empresa, esto es,
que se ejecuta contando con las personas (Castillo, 2013).
Eso coloca a las personas trabajadoras y empleadas de la organización en
un lugar preferente en la distribución de valor, en detrimento de la
propiedad, lo cual podría resultar perfectamente aceptable en un
planteamiento donde esta sea identificable con el clásico capitalista
propietario de los medios de producción.
Sin embargo, ¿qué pasa cuando la propiedad son millones de pequeños
accionistas, sin poder político, que actúan como meros inversores? Es decir,
personas que han colocado sus ahorros en acciones de empresas grandes y
seguras, sin ninguna pretensión de intervenir en su gestión, que ni siquiera
acuden a las juntas de accionistas porque no poseen la representación
suficiente y que no se agrupan, sindicando sus títulos, con otros como ellos
para lograrla. Desde nuestro punto de vista, estos inversores deben ser
considerados un grupo interno de carácter preferente, situado
inmediatamente por detrás de los trabajadores y por delante de los
directivos y de los grandes propietarios (Castillo, 2013).
Otra cuestión interesante respecto a los grupos de interés es la discusión
sobre la legitimidad de los directivos para actuar como representantes de la
3
organización , ya que en sí mismos constituyen un grupo de interés interno,
por lo que en el proceso de negociación se plantearían dudas sobre la
corrección de esta relación de agencia y la posibilidad de que se desarrollen
comportamientos oportunistas (Aguirre, Castillo y Tous, 2003).
TABLA 4.1
Objetivos de las partes interesadas
Grupos
Objetivos
sociales
TABLA 4.2
Evolución del contenido de la responsabilidad social de la empresa
TÉRMINOS CLAVE
• Responsabilidad social.
• Función de la empresa.
• Externalidades.
• Grupos de interés.
• Contenido de la responsabilidad social.
• Gestión social.
• Acción social.
• Ética empresarial.
NOTAS
1 No obstante, la preocupación por el estudio de este tema es muy anterior en otros países como
Estados Unidos, donde las primeras conceptualizaciones de la responsabilidad social se remontan a
los años cincuenta. Vide: Bowen, H. R. (1953): Social responsibilities of the businessman. Nueva
York: Harper and Row.
2 Hemos optado por utilizar la expresión liderazgo discente como traducción de la expresión inglesa
learning leadership.
3 Aunque existen muchas clases de posiciones dentro de una organización, normalmente se elige a
los directivos (managers) como representantes porque ostentan la máxima responsabilidad y poseen
información de conjunto, lo que hace que su responsabilidad sea aplicable a otras posiciones (Bowie
y Duska, 1990: 40-42).
4 De acuerdo con los informes del Observatorio Europeo para las pymes (2002: 18-19), la mitad de
las pymes europeas están involucradas en diferentes grados en causas comunitarias externas ajenas a
los empleados y no rentabilizadas por la actividad básica de la empresa. Por ello, así como por su
importancia socioeconómica, la política de la Unión Europea apunta en la línea de fomentar la RSE
de forma especial entre las pymes, según la estrategia de la Comisión de «pensar a pequeña escala»
(think small first).
5 La SGE 21 de Forética es la primera norma que establece los requisitos que se deben cumplir para
integrar la responsabilidad social en la estrategia y gestión de las organizaciones:
http://sge21.foretica.org/
6 Nitin, N. y Khurana, R. (2008). «It’s Time to Make Management a True Profession». Harvard
Business Review, 86 (10), 70-77.
PARTE SEGUNDA
Funciones directivas
5
Planificación y control
CONTENIDO
5.1. El proceso de planificación.
5.1.1. La función de planificación.
5.1.2. Etapas del proceso de planificación.
5.1.3. Recomendaciones para una planificación efectiva.
5.2. Tipología y elementos de la planificación.
5.2.1. Tipología de los planes.
5.2.2. Elementos de la planificación.
5.3. Planificación y control.
5.3.1. Concepto y finalidad del control.
5.3.2. Etapas del proceso de control.
5.3.3. Eficacia y eficiencia del control.
5.3.4. El control de gestión.
5.3.5. Técnicas de control de gestión.
5.1. EL PROCESO DE PLANIFICACIÓN
a) Expresión de la misión.
b) Elaboración de la visión.
c) Formulación de los objetivos estratégicos.
d) Análisis estratégico externo.
e) Análisis estratégico interno.
f ) Identificación de oportunidades y amenazas.
a) Comunicación de la estrategia.
b) Ejecución de los planes.
Figura 5.1. Proceso de planificación desde la perspectiva estratégica. (FUENTE: elaboración propia).
A) Horizonte temporal
B) Área de actividad
C) Nivel orgánico
D) Alcance
1. Visión
2. Misión o propósito
3. Objetivos y subobjetivos
Los objetivos deben ser contemplados como una pirámide, que abarca
desde la cúspide de la organización hasta la base (Steiner, 1979). Por
encima de ellos se sitúan la misión y la visión, que condicionan todo el
sistema de objetivos. En la práctica, el proceso de establecimiento de los
objetivos comienza con los objetivos del más alto nivel, los objetivos
estratégicos, que sintetizan los grandes logros que la organización se
propone conseguir en un entorno competitivo y cambiante. Los objetivos
estratégicos incluyen dos tipos de metas:
4. Previsiones
TABLA 5.1
Previsiones y planificación por áreas funcionales
Plan de producción.
Previsiones de costes productivos.
Plan de aprovisionamientos.
Producción Previsiones de materias primas.
Plan de personal.
Previsiones de mano de obra.
Plan de inversiones.
Previsiones de ingresos.
Plan de inversiones.
Financiera Previsiones de gastos.
Plan de financiación.
Previsiones de tesorería.
5. Estrategias
6. Políticas
7. Programas y proyectos
8. Presupuestos
9. Procedimientos
10. Reglas
— Para ejercer el control hay que basarse en unos planes, que establecen
los estándares con arreglo a los cuales se va a verificar lo realizado.
— Una correcta planificación, con una fijación de objetivos hasta el nivel
individual, permite ubicar las responsabilidades por las desviaciones.
— El control también permite apreciar la calidad de la dirección del
comportamiento en aspectos como la comunicación, el liderazgo y la
motivación del equipo humano.
— Del control se obtiene una información, que a su vez realimenta el
ciclo de decisiones, enlazando de nuevo con la planificación: aquello
que se aprende al revisar e investigar las causas de los problemas
proporciona un acervo valioso para sucesivos planes.
Figura 5.5. El control y las demás funciones directivas. (FUENTE: elaboración propia.)
TÉRMINOS CLAVE
• Planificación.
• Control.
• Proceso planificador.
• Tipos de planes.
• Control de gestión.
• Indicadores.
• Cuadro de mando.
La formulación de la estrategia
CONTENIDO
6.1. El proceso de elaboración de la estrategia.
6.1.1. La dirección estratégica.
6.1.2. Niveles y componentes de la estrategia.
6.1.3. El análisis estratégico externo.
6.1.4. El análisis estratégico interno.
6.1.5. Ventaja competitiva y cadena de valor.
6.2. Diseño de la estrategia.
6.2.1. Técnicas para el análisis y formulación de la estrategia.
6.2.2. Definición del modelo de negocio.
6.2.3. Opciones estratégicas.
6.3. Evaluación, selección e implementación de estrategias.
6.3.1. Evaluación de estrategias.
6.3.2. Implementación de la estrategia.
6.3.3. Control estratégico.
6.1. EL PROCESO DE ELABORACIÓN DE LA
ESTRATEGIA
Figura 6.1. Modelo de las cinco fuerzas de Porter. (FUENTE: Porter, 1982: 24).
Para la realización del análisis interno se puede utilizar una técnica muy
sencilla y fácil de ejecutar como es el perfil estratégico, cuya función es
poder comparar a la empresa con los competidores en los factores clave de
éxito. El perfil estratégico representa gráficamente los valores de cada uno
de los aspectos clave del análisis interno y sirve para apreciar los puntos
fuertes y débiles sobre los que apoyar la formulación estratégica. Es
importante identificar los competidores respecto a los cuales la empresa se
quiere comparar, y es aconsejable escoger, del conjunto de la competencia,
la más representativa por sus características estructurales y estratégicas.
Figura 6.2. Perfil estratégico. (FUENTE: elaboración propia).
Figura 6.3. Cadena de valor del sector y de la empresa. (FUENTE: elaboración propia.)
El análisis de la ventaja competitiva parte de la consideración de que la
empresa ocupa un lugar en la denominada cadena de valor añadido de la
industria, que arranca en las materias primas y llega hasta el consumidor
final. El estudio de la cadena de valor profundiza en los mecanismos por los
que la empresa va agregando valor sucesivamente a los factores que
adquiere, sin perder de vista su encaje dentro del conjunto de la cadena de
valor del sector. El proceder concreto sigue una serie de pasos:
1. El benchmarking
2. La matriz BCG
1
3. La matriz DAFO
TABLA 6.1
Matriz DAFO para el análisis y formulación de estrategias
Al diseñar las estrategias hay que tener presente que muchas de ellas son
excluyentes: no se puede pretender seguir una estrategia ofensiva y
defensiva al mismo tiempo, por lo que la empresa centrará su atención en
formular aquellas estrategias que respondan a la combinación de elementos
internos y externos de mayor peso. Esto no significa que no deba trabajar en
la solución y mejora de otros aspectos, pero eso puede hacerse a través de
los planes derivados, cuando dichos aspectos no sean determinantes de la
estrategia principal.
b) Estrategias de diferenciación
La estrategia de diferenciación consiste en crear un producto o servicio
original, exclusivo, que es prestado de forma particular, por lo que el
mercado está dispuesto a pagar un precio superior. Lo que se persigue es
que la oferta de la empresa sea considerada especial y única por sus
clientes, que la valoren por encima de sus competidores. La diferenciación
busca lograr una imagen de exclusividad del producto, por lo que debe
tratarse de bienes y servicios en los que la calidad y la posibilidad de
diferenciarse jueguen un papel importante.
Hay muchos caminos para desarrollar una estrategia de diferenciación, a
través de diferentes operaciones de la cadena de valor. La alta calidad, el
diseño, la utilización de materiales superiores y originales, la adición de
componentes de servicio extra al producto, etc., son factores de
diferenciación. La diferenciación puede centrarse en cuestiones como las
siguientes (Navas y Guerras, 2012):
2. El reloj estratégico
A raíz de las críticas formuladas a la taxonomía de Porter (Karnani,
1984, Mathur, 1988, Bowman, 1992 y Bowman y Faulkner, 1997) por las
incongruencias e insuficiencias que presenta para ubicar en ella todos los
comportamientos estratégicos reales de las empresas, se formula el
denominado reloj estratégico de Bowman, que aporta una revisión y
resistematización de las opciones estratégicas genéricas, ofreciendo una
escala más acorde con la realidad.
La clasificación de Bowman (figura 6.6) se fundamenta en dos aspectos:
primero, la consideración de que precio y coste no son conceptos unitarios,
pues no es lo mismo competir en precios que en costes; segundo, que las
estrategias genéricas no son tan excluyentes, admitiéndose situaciones
intermedias más matizadas. Se denomina reloj porque la clasificación
establece unas rutas o trayectorias que adoptan la secuencia de las agujas
del reloj.
Figura 6.6. Reloj estratégico de Bowman. (FUENTE: elaborado a partir de Johnson et al., 2010).
TABLA 6.2
Matriz de expansión producto-mercado
Productos
Actuales Nuevos
Mercados Diversificación:
Nuevos Desarrollo de mercados — Relacionada
— No relacionada
TÉRMINOS CLAVE
• Dirección estratégica.
• Estrategia.
• Componentes de la estrategia.
• Ventaja competitiva.
• Cadena de valor.
• Modelo de negocio.
• Opciones estratégicas.
NOTAS
Diseño organizativo
CONTENIDO
7.1. La función directiva de organización.
7.1.1. Los organigramas.
7.1.2. La coordinación y sus mecanismos básicos.
7.1.3. Formalización y coordinación.
7.1.4. Concepto de diseño organizativo.
7.1.5. Variables determinantes de la organización.
7.1.6. Parámetros del diseño organizativo.
7.2. Decisiones de diferenciación y agrupación de actividades.
7.2.1. Departamentalización de enfoque interno.
7.2.2. Departamentalización de enfoque externo.
7.3. Decisiones de coordinación e integración.
7.3.1. Conceptos previos.
7.3.2. Parámetros de la red de autoridad.
7.3.3. Diseño del sistema de comunicación.
7.3.4. Otros dispositivos de coordinación.
7.1. LA FUNCIÓN DIRECTIVA DE ORGANIZACIÓN
1. La burocracia
2. La adhocracia
1. El ambiente
TABLA 7.1
Influencia del grado de incertidumbre ambiental en la estructura
Elevado Bajo
2. Dimensión técnica
TABLA 7.2
Ventajas e inconvenientes de la agrupación funcional
Ventajas Inconvenientes
Figura 7.5. Agrupación por productos en una gran superficie. (FUENTE: elaboración propia.)
TABLA 7.3
Ventajas e inconvenientes de la departamentalización por productos
Ventajas Inconvenientes
1. Cadena de mando
2. Unidad de mando
3. Tramo de control
El ángulo o tramo de control hace referencia al número de subordinados
que pueden ser supervisados por un jefe de forma efectiva. Este problema
ha sido objeto de estudio y discusión teórica durante mucho tiempo, lo que
ha dado lugar a variadas recomendaciones, e incluso se han llegado a
establecer fórmulas matemáticas para definir el ángulo ideal (Hampton,
1989: 347).
En su formulación actual, el ángulo de control (también denominado
tramo o abanico de control, ángulo de autoridad, etc.) se establece con un
enfoque contingente: se asume que el número de subordinados que pueden
ser dirigidos por un superior es limitado y depende de ciertas variables,
donde las más importantes son el grado de incertidumbre de la tarea, la
necesidad de supervisión estrecha y la facilidad para comunicarse jefes y
subordinados. Así, el tramo de control se hace más cerrado cuanto más
incierta sea la actividad y más abierto en caso contrario, ya que la
normalización reduce la necesidad de coordinar por supervisión directa.
Igualmente, cuanto más difícil sea la comunicación entre jefe y
subordinados, por razones de distancia o de otro tipo, menor será el ángulo
de control, al igual que cuando la necesidad de vigilancia y supervisión sea
más elevada.
En la práctica, sólo se pueden establecer orientaciones cualitativas sobre
el ángulo de control, que además únicamente son aplicables a unidades de
la organización y no al conjunto. En la realidad se observa que la mayoría
de las empresas presentan tramos de control pequeños en la parte alta de la
pirámide (donde la tarea es directiva y, por tanto, poco estructurada,
variable e incierta), y amplios en la base (donde la actividad es predecible,
rutinaria y puede normalizarse), lo que permite diferenciar entre el ángulo
de autoridad ejecutivo, propio de los niveles directivos, y el ángulo de
autoridad operativo, propio de los niveles inferiores (Davis, 1951, apud
Renau, 1985: 110).
4. Binomio centralización-descentralización
TABLA 7.4
Aplicación de los mecanismos básicos de coordinación
Reuniones.
Comités y grupos de trabajo.
Dispositivos de enlace Adaptación mutua
Puestos de enlace.
Unidades de coordinación.
FUENTE: elaboración propia, basado en Mintzberg (1988).
TÉRMINOS CLAVE
• Organización.
• Coordinación.
• Organigrama.
• Formalización.
• Diseño organizativo.
• Diferenciación.
• Departamentalización.
• Red de autoridad.
• Centralización.
Estructuras de organización
CONTENIDO
8.1. Estructuras tradicionales.
8.1.1. Configuraciones básicas tradicionales.
8.1.2. La estructura divisional.
8.1.3. La estructura matricial.
8.2. Nuevas estructuras.
8.2.1. Organización federal.
8.2.2. Estructura en red.
8.2.3. Organización virtual.
8.2.4. Estructura en trébol.
8.2.5. Características de las nuevas estructuras.
8.3. Adaptación de la estructura organizativa.
8.3.1. Estructura y estrategia.
8.3.2. Evolución y cambio organizativo.
8.1. ESTRUCTURAS TRADICIONALES
TABLA 8.1
Principales configuraciones estructurales
Organización
simple o
empresarial
Estructura
funcional
Configuraciones
básicas
Estructura de Estructuras de
mercado empresa única
Estructuras
mononivel
tradicionales
Estructura
híbrida
Configuraciones Estructura
organizativas matricial
Estructuras
complejas
Estructura
divisional
Keiretsu
Organización
federal
Chaebol Estructuras
Nuevas multiempresas
formas Estructura en red
organizativas
Organización virtual
Estructura en trébol
Las formas básicas de organización son los modelos más sencillos, que
lógicamente corresponden a las etapas iniciales en el desarrollo de la
empresa, que se dedica normalmente a un negocio único, donde no existe
una gran diferenciación ni especialización en la actividad. Entre ellas,
pueden citarse la estructura simple, la estructura funcional, la estructura de
mercado mononivel y la estructura híbrida.
2. Estructura funcional
4. Estructura híbrida
Figura 8.5. Estructura de mercado simple con unidades de apoyo. (FUENTE: elaboración propia).
Así, cada etapa de crecimiento sufrirá una crisis generada por las mismas
condiciones que le permitieron el crecimiento anterior. Si la organización
no supera esta crisis, no crecerá e inevitablemente deberá prepararse para
desaparecer. Por el contrario, si supera la crisis seguirá desarrollándose y
creciendo hasta generar otra nueva crisis, que al superarla, a su vez, le
permitirá avanzar, pues si no es capaz pondrá en entredicho su existencia
(Greiner, 1998).
Fase 1. Creatividad
Fase 2. Dirección
Fase 3. Delegación
Fase 4. Coordinación
Fase 5. Colaboración
Fase 6. Alianzas
TÉRMINOS CLAVE
• Estructuras.
• Tipología estructural.
• Estructura funcional.
• Estructura matricial.
• Estructura divisional.
• Estructura federal.
• Estructura red.
• Estructura virtual.
• Estructura trébol.
• Cambio organizativo.
NOTAS
1 Su creación se atribuye a Alfred Sloan, presidente de General Motors, quien la aplicó en los años
veinte del siglo pasado, poniendo en marcha una innovación organizativa de enorme éxito que
propició el crecimiento diversificado de la empresa y que ha sido adoptada por otras muchas grandes
corporaciones.
2 Existen evidencias empíricas que demuestran que las organizaciones que deben tener grandes
sistemas técnicos de costes fijos elevados no suelen diversificar sus líneas de productos y no llegan a
divisionalizarse, prefiriendo optar por la integración vertical.
4 Esto ocurre con la organización ambidextra (Duncan, 1976 apud Hodge, Anthony y Gales, 1998),
que integra características orgánicas y mecánicas, o con la organización femenina, basada en valores
altruistas y cooperativos, de servicio a los demás, de compromiso con el crecimiento del empleado, el
sentido comunitario de la empresa y la participación en el poder y la información (Robbins y Judge,
2009).
5 Así ocurre con: la organización horizontal, que se organiza por procesos de negocio o flujos de
trabajo, llegando a achatar la jerarquía, asignar la responsabilidad y resultados ligándolos con la
satisfacción del cliente, mediante equipos de empleados polivalentes (Ostroff y Smith, 1992); la
organización inteligente, autodidacta o de aprendizaje (learning organization), un tipo de
organización flexible y adhocrática, capaz de lograr una eficaz gestión del conocimiento en base a
nuevos conocimientos y percepciones (Senge, 1992; Kreitner y Kinicki, 1996); la estructura de
equipo, que sustituye al departamento por el equipo como unidad organizativa, descentralizando
todas las funciones en cada equipo (Kreitner y Kinicki, 1996: 576); o la organización sin fronteras
(Robbins y Judge, 2009: 532-533; De la Fuente et al., 2002: 391), un desarrollo más avanzado de
modelos anteriores que elimina todos los límites tanto internos como externos, verticales y
horizontales, rompiendo las barreras entre la empresa, los clientes y los proveedores, así como
eliminando la jerarquía.
6 Denominados zaibatsu.
9
CONTENIDO
9.1. La dirección de personas.
9.1.1. El contrato psicológico.
9.1.2. Supuestos sobre el comportamiento humano.
9.1.3. El liderazgo como función directiva.
9.1.4. El liderazgo y el poder.
9.2. Enfoques del liderazgo.
9.2.1. Teorías tradicionales del liderazgo.
9.2.2. El liderazgo bajo el enfoque contingente.
9.3. La comunicación.
9.3.1. El proceso de comunicación.
9.3.2. Flujos de comunicación.
9.3.3. Medios de comunicación.
9.3.4. Obstáculos a la comunicación.
9.3.5. Pautas para mejorar la comunicación.
9.3.6. Planificación de la comunicación interna.
9.1. LA DIRECCIÓN DE PERSONAS
En el plano individual, el ejercicio del poder tiene unas bases a las que
se denomina fuentes del poder, que responden a dos grandes dimensiones:
el poder de base formal, que deriva de la autoridad y los recursos que la
organización otorga a los directivos, y el poder de base personal, que tiene
su origen en las habilidades, competencias y capacidades del individuo
(French y Raven, 1959; Robbins y Judge, 2009: 452-453; Aguirre, Castillo
y Tous, 1999: 200-201), y que se concretan en los siguientes tipos de poder:
Figura 9.1. Tipos de poder según su base formal o personal. (FUENTE: elaboración propia).
Estas fuentes del poder van de mayor a menor base formal (figura 9.1),
desde las que acompañan a la autoridad y al estatus del cargo, hasta las que
dependen exclusivamente de la persona. Las tres primeras, al ser otorgadas
por la organización, van anejas a la autoridad del puesto y pueden
desaparecer con él, por lo que el control que el directivo tiene sobre ellas es
limitado: es la organización la que define y puede alterar los límites y
alcance de esas fuentes de poder. Pero las tres últimas dependen mucho más
de la persona, ya que es el propio sujeto el que puede esforzarse en
desarrollarlas, al margen de la posición que ocupe en la organización,
siendo, por tanto, duraderas.
Un líder efectivo tendrá que utilizar todas las bases y fuentes de poder,
pero son más eficaces y creíbles los directivos que fundamentan su
liderazgo en el poder de base personal. Eso no significa que no utilicen las
fuentes formales cuando sea necesario. Del mismo modo, los directivos que
carecen de fuentes de poder personal tienden a abusar de los poderes
formales, usándolas como mecanismo de compensación de esas carencias.
1. Modelo de Fiedler
Figura 9.3. Estilos de liderazgo eficaces (modelo de Fiedler). (FUENTE: Fiedler, 1967: 146.)
Figura 9.4. Grados de madurez del subordinado, según la teoría del ciclo de vida. (FUENTE: adaptado
de Hersey y Blanchard, 1982.)
La relación entre el líder y su grupo viene definida por dos dimensiones,
que hacen referencia a las orientaciones conocidas en el comportamiento
del líder: la orientación a la tarea, o medida en que el líder define y
supervisa el rol del subordinado, y la orientación de apoyo a las personas,
que es la medida en que un líder atiende, motiva e implica a los
subordinados en las decisiones.
Ambas orientaciones se han de aplicar de forma combinada, siempre
tomando en consideración la madurez de los subordinados, lo que produce
cuatro estilos de liderazgo:
Figura 9.5. Estilos de liderazgo de la teoría del ciclo de vida. (FUENTE: Hersey y Blanchard, 1982.)
9.3. LA COMUNICACIÓN
a) Claridad del mensaje. El emisor debe tener claro cuál es la idea que
desea transmitir, por lo que debe hacer previamente un esfuerzo de
reflexión para ordenar bien sus ideas.
b) Sencillez en el lenguaje. Estructurar el mensaje de manera clara y
comprensible, escogiendo los códigos más adecuados para el receptor.
El lenguaje verbal debe ser sencillo y directo, evitando la jerga técnica
y la retórica.
c) Comunicar cara a cara. La comunicación directa es la más eficaz y
flexible, la que proporciona mayor confianza y permite el feed-back.
d) Adoptar una actitud igualitaria. Se debe evitar toda actitud de
superioridad y buscar la igualdad, el respeto y la empatía hacia la
persona del receptor, mostrándose descriptivo, orientador, paciente,
espontáneo, flexible y abierto.
e) Oportunidad. Es importante elegir el momento oportuno para emitir
un mensaje, así como el lugar y el contexto, ya que ambos
condicionan la actitud del receptor.
f ) Equidad. Hay que evitar las diferencias y obstáculos físicos,
simbólicos y territoriales que puedan poner al receptor a la defensiva,
ya que el que emisor y receptor estén en un mismo plano facilita el
entendimiento y crea un clima de confianza.
g) Neutralizar los ruidos. Evitar, en la medida de lo posible, que sucesos
extemporáneos como, por ejemplo, las interrupciones, entorpezcan la
comunicación.
h) Aplicar redundancia. Emplear una cantidad correcta de redundancia o
repetición, por lo que es deseable una diversidad de fuentes, canales y
medios que se refuercen recíprocamente.
i) Promover el feed-back. Usar la retroalimentación para comprobar que
la comunicación ha conseguido la finalidad pretendida.
Pero, sobre todo, hay que tener presente que la empresa «comunica» de
muchas maneras: con su espacio físico, con el mobiliario, con la manera de
desenvolverse y de tratarse empleados y directivos, con sus símbolos y
logotipos, con su publicidad, con sus envases y productos, etc. Es
importante que haya congruencia entre todos estos distintos elementos y
entre ellos y la comunicación interna, de forma que no se transmitan
imágenes contradictorias o desvirtuadas de la organización.
TÉRMINOS CLAVE
• Dirección del comportamiento.
• Estilos directivos.
• Liderazgo.
• Poder.
• Liderazgo contingente.
• Líder transformador.
• Comunicación.
• Barreras a la comunicación.
• Comunicación eficaz.
• Plan de comunicación interna.
CUESTIONES PARA EL DEBATE
La motivación
CONTENIDO
10.1. La motivación en la empresa.
10.1.1. Conceptos básicos sobre motivación.
10.1.2. Factores motivadores.
10.1.3. Las actitudes y la motivación.
10.2. Teorías de la motivación.
10.2.1. Teoría de la jerarquía de necesidades.
10.2.2. Teoría bifactorial de la motivación.
10.2.3. Enfoque de los motivadores adquiridos.
10.2.4. Teoría de la equidad.
10.2.5. Teoría de las expectativas.
10.2.6. Teoría de la finalidad.
10.3. La práctica motivacional.
10.3.1. Dinero y recompensas materiales.
10.3.2. La participación.
10.3.3. La delegación.
10.3.4. Enriquecimiento del trabajo.
10.3.5. El empoderamiento (empowerment).
10.3.6. Dirección por objetivos.
10.3.7. Técnicas mixtas de motivación.
10.1. LA MOTIVACIÓN EN LA EMPRESA
Entre las aportaciones más influyentes del primer grupo cabe citar la
teoría de la jerarquía de necesidades, la teoría bifactorial y los motivadores
adquiridos, y dentro del segundo analizaremos la teoría de la equidad, la
teoría de las expectativas y la teoría de la finalidad.
Esto significa que una necesidad se activa como motivador sólo tras la
satisfacción previa de la inferior, pues mientras una necesidad no haya sido
adecuadamente satisfecha monopoliza la conciencia y focaliza todo el
comportamiento de la persona hacia su satisfacción. Pero una vez
satisfecha, la necesidad pierde poder motivador para dar paso a la siguiente,
que pasa a dominar según la secuencia. El proceso sigue un orden
ascendente, pero también puede actuar en sentido descendente (Castillo,
1990b: 32).
La principal contribución de Maslow es que reconoce la incapacidad de
las necesidades ya satisfechas para motivar. Esto es fundamental para la
práctica de la motivación, ya que exige centrarse en las necesidades
insatisfechas, en vez de ofrecer más compensaciones para las que ya están
cubiertas adecuadamente.
A pesar de su indudable valor, existen apreciaciones críticas de la teoría
de Maslow, que se centran en la dificultad para articular operativamente las
necesidades, ya que en la práctica es imposible conocer la situación de cada
persona en la secuencia, y en la falta de evidencia empírica sobre el orden
de las necesidades, ya que reflejan más bien un modelo cultural concreto
que una escala universal de la motivación humana.
Figura 10.4. Factores higiénicos y motivadores según la teoría bifactorial de Herzberg. (FUENTE:
elaboración propia).
Por tanto, el nivel de esfuerzo que una persona está dispuesta a realizar
depende de la valencia de los resultados de segundo nivel, de sus
instrumentalidades y de las expectativas que tiene de conseguir un
determinado nivel de ejecución. En síntesis, para que un individuo esté
motivado a desarrollar cierto comportamiento es necesario que (Castillo
Clavero, 1990b: 50) considere deseables las recompensas derivadas de
dicho comportamiento, crea que el rendimiento que consiga le
proporcionará esas recompensas, y estime probable que sus esfuerzos le
permitan conseguir un nivel de ejecución elevado.
Ahora bien, el nivel de ejecución no sólo depende de la motivación
(Castillo, 1990b: 51). Porter y Lawler (1968) toman en consideración otros
factores, como son la aptitud, o capacidad del individuo para desempeñarse
con eficacia en una tarea; la percepción del rol, es decir, la idea que tiene de
cómo actuar para desempeñarse bien; y las variables organizativas del
contexto del trabajo, que escapan a su control pero que influyen en las
valencias, instrumentalidades y expectativas.
En resumen, la teoría de las expectativas analiza la intensidad de la
motivación, con especial hincapié en la apreciación individual, por lo que
no se puede generalizar sobre qué motiva y qué comportamientos
resultarán, ya que cada persona percibe y reacciona de una forma única.
10.2.6. Teoría de la finalidad
TABLA 10.1
Clasificación de las técnicas motivacionales
Material Inmaterial
Individual — Incentivo individual. — Delegación.
— Dirección por objetivos. — Enriquecimiento del puesto.
— Empoderamiento.
— Incentivo de grupo.
— Participación.
— Círculos de calidad.
Colectiva
— Programas de calidad de vida laboral.
— Equipos autónomos.
— Dirección por objetivos.
— Refuerzo positivo.
10.3.3. La delegación
La delegación es el proceso en virtud del cual los directivos asignan
tareas a sus subordinados, confiriéndoles la autoridad y la responsabilidad
necesarias para llevarlas a cabo (Hampton, 1989: 350); de esta forma, el
delegante (superior) confía al delegado (subordinado) la realización de una
prestación que pertenece a la responsabilidad del primero, otorgándole
autonomía y discrecionalidad para que pueda resolver los problemas
aplicando su propio juicio. Por tanto, es una técnica de motivación de
aplicación individual.
Aunque normalmente se analiza la delegación desde el punto de vista de
su utilidad para la empresa y el directivo que la usa, la delegación tiene
también recorrido como técnica de motivación. Para que sea efectiva, ha de
cumplir las condiciones básicas de ser:
TÉRMINOS CLAVE
• Motivación.
• Proceso de motivación.
• Motivadores.
• Actitudes.
• Teorías de contenido.
• Teorías de proceso.
• Motivación laboral.
NOTAS
1 La denominada en psicología «teoría de la atribución» (Heider, 1958) sostiene que las personas,
cuando tratan de explicar el comportamiento humano, atribuyen razones a la conducta con criterios
diferentes si se trata del propio sujeto o de alguien ajeno, y así se aplica un sesgo de autobeneficio
cuando se justifica el comportamiento propio, en el sentido de que se atribuye el éxito al esfuerzo y
capacidad, y el fracaso a razones externas no controlables por el sujeto, mientras que cuando se
explica el comportamiento ajeno, se tiende a atribuir el éxito a factores casuales y el fracaso a causas
internas del propio sujeto.
2 El propio Locke considera que su teoría de la finalidad es más una técnica de motivación que un
modelo explicativo del proceso motivacional.
Bibliografía
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