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ARMADA BOLIVIANA

ESCUELA MARÍTIMA
BOLIVIA

ASIGNATURA : DERECHO PENAL.


DOCENTE : DR. MARCELO HUBER GARCIA MONRROY
CURSANTES : TF. CGON. HENRY R. CHOQUE CONDORI
TF. CGON. COARTIE MAMANCUSI LUIS C.
CHOQUE LLAPACO MARUSHCA BELEN
CHOQUE VALDA DILAN DANIEL
CHURA CHINO ERICK ALEJANDRO
TEMA : LA DISCIPLINA (EXPOSICION)

2022
ARMADA BOLIVIANA
ESCUELA MARÍTIMA
BOLIVIA

ÍNDICE
Pág.
INTRODUCCIÓN

I. ANTECEDENTES 1 - 13

II. DESARROLLO 1 - 13

A. Los cuerpos dóciles. 2 - 13

B. El arte de las distribuciones. 2 – 13

C. El arte de la actividad . 4 - 13

D. La organización de la Génesis. 5 – 13

E. La composición de la Fuerza. 6 - 13

F. La vigilancia jerárquica. 6 – 13

G. La sanción normalizadora 7 – 13

H. El examen. 8 – 13

I. El pasotismo. 9 – 13

III. CONCLUSIONES 13 - 13
ARMADA BOLIVIANA
ESCUELA MARÍTIMA
BOLIVIA

DISCIPLINA

ANTECEDENTES.

El presente trabajo establecerá una interpretación acerca del autor Paul-


Michel Foucault. Quien fue un conocido principalmente por sus estudios
críticos de las instituciones sociales, en especial la psiquiatría, la medicina,
las ciencias humanas, el sistema de prisiones, así como por su trabajo sobre
la historia de la sexualidad humana. Sus análisis sobre el poder y las
relaciones entre poder, conocimiento y discurso han sido ampliamente
debatidos. Es decir, la disciplina implica técnicas minuciosas, ínfimas, pero
que tienen su importancia puesto que definen cierto modo de adscripción
política y detallada del cuerpo, una nueva “microfísica” del poder.

La noción de docilidad une al cuerpo analizable y al cuerpo manipulable. Es


dócil un cuerpo que puede ser sometido, utilizado, transformado y
perfeccionado. A partir del siglo XVIII, estos esquemas de docilidad
desarrollaron una escala de control al nivel de la mecánica: movimientos,
gestos, actitudes, rapidez.

I. LOS CUERPOS DOCILES


El soldado es por principio de cuentas alguien a quien se reconoce de lejos.
Lleva en sí unos signos: los signos naturales de su vigor y de su valentía, las
marcas también de su altivez; su cuerpo es el blasón de su fuerza y de su
ánimo.
Segunda mitad del siglo XVIII: el soldado se ha convertido en algo que se
fabrica. Se habitúa a los reclutas "a llevar la cabeza derecha y alta; a
mantenerse erguido sin encorvar la espalda, a adelantar el vientre, a sacar el
pecho y meter la espalda.
Ha habido, en el curso de la edad clásica, todo un descubrimiento del cuerpo
como objeto y blanco de poder.
El momento histórico de las disciplina es el momento en que nace un arte del
cuerpo humano, que no tiende únicamente al aumento de sus habilidades, ni
tampoco a hacer más pesada su sujeción, sino a la formación de un vínculo
que, en el mismo mecanismo, lo hace tanto más obediente cuanto más útil, y
al revés. Formase entonces una política de las coerciones que constituyen un
trabajo sobre el cuerpo, una manipulación calculada de sus elementos, de sus
gestos, de sus comportamientos.
II. EL ARTE DE LAS DISTRIBUCIONES.
La disciplina procede ante todo a la distribución de los individuos en el
espacio. Para ello, emplea varias técnicas.
A. La disciplina exige a veces la clausura, la especificación de un lugar
heterogéneo a todos los demás y cerrado sobre sí mismo. Lugar protegido
de la monotonía disciplinaria. Ha existido el gran "encierro" de los
vagabundos y de los indigentes; ha habido otros más discretos, pero
insidiosos y eficaces. Colegios: el modelo de convento se impone poco a
poco, Cuarteles: es preciso asentar el ejército, masa vagabunda; impedir
el saqueo y las violencias; aplacar a los habitantes que soportan mal la
presencia de las tropas de paso; evitar los conflictos con las autoridades
civiles; detener las deserciones; controlar los gastos.
B. Pero el principio de "clausura" no es ni constante, ni indispensable, ni
suficiente en los aparatos disciplinarios. Se trata de establecer las
presencias y las ausencias, de saber dónde y cómo encontrar a los
individuos, instaurar las comunicaciones útiles, interrumpir las que no lo
son, poder en cada instante vigilar la conducta de cada cual, apreciarla,
sancionarla, medir las cualidades o los méritos.
C. La regla de los emplazamientos funcionales va poco a poco, en las
instituciones disciplinarias, a codificar un espacio que la arquitectura
dejaba en general disponible y dispuesto para varios usos. Se fijan unos
lugares determinados para responder no sólo a la necesidad de vigilar, de
romper las comunicaciones peligrosas, sino también de crear un espacio
útil.
III. EL CONTROL DE LA ACTIVIDAD.

A. El empleo del tiempo es una vieja herencia. Las comunidades monásticas


habían sin duda sugerido su modelo estricto. Rápidamente se difundió.
Sus tres grandes procedimientos —establecer ritmos, obligar a
ocupaciones determinadas, regular los ciclos de repetición.
B. La elaboración temporal del acto. Consideremos dos maneras de controlar
la marcha de un cuerpo de tropa. Comienzos del siglo XVII : "Acostumbrar
a los soldados, que marchan en fila o en batallón, a marchar a la cadencia
del tambor. Y para hacerlo, hay que comenzar por el pie derecho, a fin de
que toda la tropa se encuentre levantando un mismo pie al mismo tiempo."
C. De donde el establecimiento de correlación del cuerpo y del gesto. El
control disciplinario no consiste simplemente en enseñar o en imponer una
serie de gestos definidos; impone la mejor relación entre un gesto y la
actitud global del cuerpo, que es su condición de eficacia y de rapidez. En
el buen empleo del cuerpo, que permite un buen empleo del tiempo, nada
debe permanecer ocioso o inútil.
D. La articulación cuerpo-objeto. La disciplina define cada una de las
relaciones que el cuerpo debe mantener con el objeto que manipula.
E. La utilización exhaustiva. El principio que estaba subyacente en el empleo
del tiempo en su forma tradicional era esencialmente negativo; principio de
no ociosidad: está vedado perder un tiempo contado por Dios y pagado
por los hombres. Lo cual significa que hay que tratar de intensificar el uso
del menor instante, como si el tiempo, en su mismo fraccionamiento, fuera
inagotable; o como si, al menos, por una disposición interna cada vez más
detallada, pudiera tenderse hacia un punto ideal en el que el máximo de
rapidez va a unirse con el máximo de eficacia.
IV. LA ORGANIZACIÓN DE LAS GÉNESIS.

En 1667, el edicto que creaba la manufactura de los Gobelinos preveía la


organización de una escuela. La escuela está dividida en tres clases. En la
clase tercera, aprenden los colores, hacen pastel y se inician en la teoría y en
la práctica del tinte. En un libro general que llevan los profesores y sus
ayudantes debe registrarse cotidianamente la conducta de los alumnos y todo
cuanto ocurre en la escuela.

Dividir la duración en segmentos, sucesivos o paralelos, cada uno de los


cuales debe llegar a un término especificado. Al término de cada
serie, comienzan otras, forman una ramificación, y se subdividen a su vez. De
suerte que cada individuo se encuentra incluido en una serie temporal, que
define específicamente su nivel o su rango. Los soldados de la primera clase
serán sometidos a ejercicios todos los domingos por el jefe de la escuadra.

Cada grado en la combinatoria de los elementos debe inscribirse en el interior


de una gran serie temporal, que es a la vez una marcha natural del intelecto y
un código para los procedimientos educativos. Se recoge la dispersión
temporal para hacer de ella un provecho y se conserva el dominio de una
duración que escapa. Los procedimientos disciplinarios hacen aparecer un
tiempo lineal cuyos momentos se integran unos a otros, y que se orienta hacia
un punto terminal y estable. Una macro y una microfísica de poder han
permitido, no ciertamente la invención de la historia, sino la integración 149 de
una dimensión temporal, unitaria, continua, acumulativa en el ejercicio de los
controles y la práctica de las dominaciones.

En todo caso, el pequeño continuo temporal de la individualidad-génesis


parece muy bien ser, como la individualidad-célula o la individualidad
organismo, un efecto y un objeto de la disciplina. Se trata del «ejercicio». El
ejercicio es la técnica por la cual se imponen a los cuerpos tareas a la vez
repetitivas y diferentes, pero siempre graduadas. Influyendo en el
comportamiento en un sentido que disponga hacia un estado terminal, el
ejercicio permite una perpetua caracterización del individuo ya sea en relación
con ese término, en relación con los demás individuos, o en relación con un
tipo de trayecto.

En todo caso, la idea de un «programa» escolar que siga al niño hasta el


término de su educación y que implique de año en año, de mes en mes, unos
ejercicios de complejidad creciente, ha surgido primero, parece ser, en un
grupo religioso, los Hermanos de la Vida Común. Son quizá procedimientos
de vida y de salvación colectivos que han constituido el primer núcleo de
métodos destinados a producir aptitudes individualmente caracterizadas pero
colectivamente útiles. Bajo su forma mística o ascética, el ejercicio era una
manera de ordenar el tiempo terreno en la conquista de la salvación.
V. LA COMPOSICIÓN DE FUERZAS

« Así, siempre que quiera atraer la atención de los niños, y hacer que cese
todo ejercicio, dará un solo golpe. » «Si, después de haber recomenzado, no
lo hace por la palabra que pronunció mal, por haber leído varias después de
ésta, el maestro hará sonar la señal tres veces sucesivamente y con rapidez
para indicarle que retroceda unas palabras y continuará haciendo este
signo, hasta que el alumno llegue a la sílaba o a la palabra que ha dicho
mal.»278 La escuela de enseñanza mutua insistirá sobre este control del
comportamiento por el sistema de señales a las que hay que reaccionar
instantáneamente. La táctica, arte de construir, con los cuerpos
localizados, las actividades codificadas y las aptitudes formadas, unos
aparatos donde el producto de las fuerzas diversas se encuentra aumentado
por su combinación calculada, es sin duda la forma más elevada de la
práctica disciplinaria. XVIII veían el fundamento general de toda la práctica
militar, desde el control y el ejercicio de los cuerpos individuales hasta la
utilización de las fuerzas específicas de las multiplicidades más complejas.

La política, como técnica de la paz y del orden interno, ha tratado de utilizar el


dispositivo del ejército perfecto, de la masa disciplinada, de la tropa dócil y
útil, del regimiento en el campo y en los campos, en la maniobra y en el
ejercicio. Si hay una serie política-guerra que pasa por la estrategia, hay una
serie ejército-política que pasa por la táctica. Estados control de los cuerpos y
de las fuerzas individuales. Mientras los juristas o los filósofos buscaban en el
pacto un modelo primitivo para la construcción o la reconstrucción del cuerpo
social, los militares, y con ellos los técnicos de la disciplina, elaboraban los
procedimientos para la coerción individual y colectiva de los cuerpos.

Walhausen, en los albores del siglo XVII, hablaba de la "recta disciplina" como


de un arte del "buen encauzamiento de la conducta". En lugar de plegar
uniformemente y en masa todo lo que le está
sometido, separa, analiza, diferencia, lleva sus procedimientos de
descomposición hasta las singularidades necesarias y suficientes. Humildes
modalidades, procedimientos menores, si se comparan con los rituales
majestuosos de la soberanía o con los grandes aparatos del Estado. Y son
ellos precisamente los que van a invadir poco a poco esas formas mayores, a
modificar sus mecanismos y a imponer sus procedimientos.

VI. LA VIGILANCIA JERÁRQUICA.

Es el lugar privilegiado de un poder que debe tener tanto mayor


intensidad, pero también discreción, tanto mayor eficacia y valor preventivo
cuanto que se ejerce sobre hombres armados. La última pieza está a 8 pies
de la última tienda de los soldados y la puerta mira hacia la tienda de los
capitanes... Las tiendas de los capitanes se levantan frente a las calles de sus
compañías. Como la escuela-edificio debe ser un operador de encauzamiento
de la conducta. ”Aparte de que el aspecto de tales vidrieras tiene que ser
agradable, nos atrevemos a decir que es útil en no pocos sentidos, sin hablar
de las razones de disciplina que pueden imponer tal disposición".
Escrúpulos infinitos de la vigilancia que la arquitectura secunda por mil
dispositivos sin honor. En estas máquinas de observar, ¿cómo subdividir las
miradas, cómo establecer entre ellas relevos, comunicaciones?. Los papeles
así definidos son de dos órdenes: unos corresponden a cometidos materiales
En cuanto a los "intendentes", vigilan a todos los demás oficiales. 292 10
Ch. Demia, Règlementpour les écoles de la ville de Lyon, 1716, pp. 27-
29. Después de 1762, sobre esbozo de una institución de tipo "de enseñanza
mutua", donde están integrados en el interior de un dispositivo único tres
procedimientos: la enseñanza propiamente dicha, la adquisición de
conocimientos por el ejercicio mismo de la actividad pedagógica, y finalmente
una observación recíproca y jerarquizada. Se organiza también como un
poder múltiple, automático y anónimo; porque si es cierto que la vigilancia
reposa sobre individuos, su funcionamiento es el de un sistema de relaciones
de arriba abajo, pero también hasta cierto punto de abajo arriba y
lateralmente.
VII. LA SANCIÓN NORMALIZADORA

A. Son sesiones del tribunal que se reunía cada mañana eran ocasión de un
verdadero ceremonial: "Encontramos a todos los alumnos en orden de
batalla, en un alineamiento, una inmovilidad y un silencio absolutos. El
teniente coronel mayor, joven caballero de dieciséis años, estaba fuera de
filas, espada en mano; a su voz de mando, la tropa echó a andar a paso
redoblado para formar el círculo.
En el corazón de todos los sistemas disciplinarios funciona un pequeño
mecanismo penal. Beneficia de cierto privilegio de justicia, con sus propias
leyes, sus delitos especificados, sus formas particulares de sanción, sus
instancias de juicio, califican y reprimen un conjunto de conductas a los
grandes sistemas de castigo.
B. La disciplina lleva consigo una manera específica lo que compete a la
penalidad disciplinaria es la inobservancia, todo lo que no se ajusta a la
regla, todo lo que se aleja de ella, las desviaciones. Es punible el dominio
indefinido de lo no conforme: el soldado comete una “falta" siempre que no
alcanza el nivel requerido; la "falta" del alumno, es, tanto como un delito
menor, una ineptitud para cumplir sus tareas. El reglamento de la
infantería prusiana mandaba tratar con "todo el rigor posible" al soldado
que no había aprendido a manejar correctamente su fusil. Igualmente,
"cuando un alumno no recuerde la parte de catecismo del día anterior, se
le podrá obligar a aprender la de ese día, sin cometer falta alguna, y se le
hará repetir al día siguiente; o se le obligará a escucharla en pie o de
rodillas, y con las manos juntas, o bien se le impondrá alguna otra
penitencia". El orden que los castigos disciplinarios deben hacer respetar
sede índole mixta: es un orden "artificial", dispuesto de manera explícita
poruna ley, un programa, un reglamento. Pero es también un orden
definido porunos procesos naturales y observables: la duración de un
aprendizaje.
C. El castigo disciplinario tiene por función reducir las desviaciones. Debe,por
lo tanto, ser esencialmente correctivo. Al lado de los castigos tomados
directamente del modelo judicial (multas, látigo, calabozo), los sistemas
disciplinarios dan privilegio a los castigos del orden del ejercicio —del
aprendizaje intensificado, multiplicado, varias veces repetido: el
reglamento de 1766 para la infantería preveía que los soldados de primera
clase "que muestren algún descuido o mala voluntad serán relegados a la
última clase”, y no podrán reintegrarse a la primera sino después de
nuevos ejercicios y un nuevo examen. Como decía, por su parte, J.-B. de
La Sallé, "Los trabajos impuestos como castigo (pensum) son, de todas
las penitencias, lo más honesto para un maestro, lo más ventajoso y lo
más agradable para los padres"; permiten "obtener, de las faltas mismas
de los niños, medios para hacerlos progresar al corregir sus defectos"; a
aquellos, por ejemplo, que no hayan escrito todo lo que debían escribir o
no se hayan aplicado hacerlo bien, se les podrá dar como castigo algunas
líneas que escribir o que aprender de memoria"

VIII. EL EXAMEN

El examen combina las técnicas de la jerarquía que vigile y las de la sanción


que normaliza. Es una mirada normalizadora, una vigilancia que permite
calificar, clasificar y castigar. Establece sobre los individuos una visibilidad a
través de la cual se los diferencia y se los sanciona. A esto se debe que, en
todos los dispositivos de disciplina, el examen se halle altamente ritualizado.
En él vienen a unirse la ceremonia del poder y la forma de la experiencia, el
despliegue de la fuerza y el establecimiento de la verdad. En el corazón de
los procedimientos de disciplina, manifiesta el sometimiento de aquellos que
se persiguen como objetos y la objetivación de aquellos que están
sometidos. La superposición de las relaciones de poder y de las relaciones
de saber adquiere en el examen toda su notoriedad visible. Otra innovación
de la época clásica que los historiadores de las ciencias dejaron en la
sombra.

A. El examen invierte la economía de la visibilidad en el ejercicio del poder.


Tradicionalmente el poder es lo que se ve, lo que se muestra, lo que se
manifiesta, y, de manera paradójica, encuentra el principio de su fuerza en
el movimiento por el cual la despliega. Aquellos sobre quienes se ejerce
pueden mantenerse en la sombra; no reciben luz sino de esa parte de
poder que les está concedida, o del reflejo que recae en ellos un instante.
En cuanto al poder disciplinario, se ejerce haciéndose invisible; en cambio,
impone a aquellos a quienes somete un principio de visibilidad obligatorio.
En la disciplina, son los sometidos los que tienen que ser vistos.
B. El examen hace entrar también la individualidad en un campo documental.
Deja tras él un archivo entero tenue y minucioso que se constituye al ras
de los cuerpos y de los días. El examen que coloca a los individuos en un
campo de vigilancia los sitúa igualmente (194) en una red de escritura; los
introduce en todo un espesor de documentos que los captan y los
inmovilizan. Los procedimientos de examen han ido inmediatamente
acompañados de un sistema de registro intenso y de acumulación
documental. Constituyese un poder de escritura" como una pieza esencial
en los engranajes de la disciplina. Sobre no pocos puntos, se modela de
acuerdo con los métodos tradicionales de la documentación administrativa.
Pero con técnicas particulares e innovaciones importantes. Unas
conciernen a los métodos de Identificación, de señalización o de
descripción.
La crónica de un hombre, el relato de su vida, su historiografía relatada al
hilo de su existencia formaban parte de los rituales de su poderío. El
momento en que se ha pasado de mecanismos histórico-rituales de
formación de la individualidad a unos mecanismos científico-
disciplinarios, donde lo normal ha revelado a lo ancestral, y la medida al
estatuto, sustituyendo así la individualidad del hombre memorable por la
del hombre calculable, Y si desde el fondo de la Edad Media hasta hoy la
"aventura" es realmente el relato de la individualidad, el paso de lo épico a
lo novelesco, del hecho hazañoso a la secreta singularidad, de los largos
exilios a la búsqueda interior de la infancia, de los torneos a los
fantasmas, se inscribe también en la formación de una sociedad
disciplinaria. Pero atribuir tal poder a los ardides con frecuencia
minúsculos de la disciplina. ¿No es concederles mucho?

IX. EL PANOTOPTISMO

Según un reglamento de fines del siglo XVIII, las medidas que había que
adoptar cuando se declaraba la peste en una ciudad. Se hace salir a todos los
habitantes, se esparce perfume, que se hace arder, tras de haber tapado
cuidadosamente las ventanas, las puertas y hasta los agujeros de las
cerraduras, llenándolos con cera. Contra la peste que es mezcla, la disciplina
hace valer su poder que es análisis. La peste como forma a la vez real e
imaginaria del desorden tiene por correlato médico y político la disciplina.
Por detrás de los dispositivos disciplinarios, se lee la obsesión de los
contagios, de la peste, de las revueltas, de los crímenes, de la vagancia, de
las deserciones, de los individuos que aparecen y desaparecen, viven y
mueren en el desorden. El Panóptico de Bentham es la figura arquitectónica
de esta composición. La construcción periférica está dividida en celdas, cada
una de las cuales atraviesa toda la anchura de la construcción. Tienen dos
ventanas, una que da al interior, correspondiente a las ventanas de la torre, y
la otra, que da al exterior, permite que la luz atraviese la celda de una parte a
otra.
Basta entonces situar un vigilante en la torre central y encerrar en cada celda
a un loco, un enfermo, un condenado, un obrero o un escolar. Hacer que la
vigilancia sea permanente en sus efectos, incluso si es discontinua en su
acción. Para ello Bentham ha sentado el principio de que el poder debía ser
visible e inverificable. En la época de Bentham, esta casa de fieras había
desaparecido.
Pero se encuentra en el programa del Panóptico la preocupación análoga de
la observación individualizadora, de la caracterización y de la
individualización, de la disposición analítica del espacio.En cuanto al aspecto
laboratorio, el Panóptico puede ser utilizado como máquina de hacer
experiencias, de modificar el comportamiento, de encauzar o reducar la
conducta de los individuos. El Panóptico es un lugar privilegiado para hacer
posible la experimentación sobre los hombres, y para analizar con toda
certidumbre las trasformaciones que se pueden obtener en ellos. El Panóptico
puede incluso constituir un aparato de control sobre sus propios
mecanismos. Frente a las prisiones ruinosas, hormigueantes y llenas de
suplicio que grababa Piranese, el Panóptico se considera jaula cruel y sabia.

Porque, en estas condiciones, su fuerza estriba en no intervenir jamás, en


ejercerse espontáneamente y sin ruido, en constituir un mecanismo cuyos
efectos se encadenan los unos a los otros.  Este panóptico, sutilmente
dispuesto para que un vigilante pueda observar, de una ojeada, a tantos
individuos diferentes, permite también a todo el mundo venir a vigilar al
vigilante de menor importancia. El panoptismo es el principio general de una
nueva anatomía política cuyo objeto y fin no son la relación de soberanía sino
las relaciones de disciplinas.. Con estas disciplinas que la época clásica
elaborara en lugares precisos y relativamente cerrados —
cuarteles, colegios, grandes talleres— y cuyo empleo global no se había
imaginado sino a la escala limitada y provisional de una ciudad en estado de
peste, Bentham sueña hacer un sistema de dispositivos siempre y por doquier
alerta, que recorrieran la sociedad sin laguna ni interrupción. Dos
imágenes, pues, de la disciplina. El movimiento que va de un proyecto al
otro, de un esquema de la disciplina de excepción al de una vigilancia
generalizada, reposa sobre una trasformación histórica: la extensión
progresiva de los dispositivos de disciplina a lo largo de los siglos XVII y
XVIII, su multiplicación a través de todo el cuerpo social, la formación de lo
que podría llamarse en líneas generales la sociedad disciplinaría.
1) La inversión funcional de las disciplinas. Se les pedía sobre todo
originalmente que neutralizaran los peligros, que asentaran las poblaciones
inútiles o agitadas, que evitaran los inconvenientes de las concentraciones
demasiado numerosas; se les pide desde ahora, ya que se han vuelto
capaces de ello, el desempeño de un papel positivo, haciendo que aumente la
utilidad posible de los individuos. Cuando en el siglo XVII se desarrollaron las
escuelas de provincias o las escuelas cristianas elementales, las
justificaciones que se daban para ello eran sobre todo negativas: como los
pobres no contaban con medios para educar a sus hijos, los dejaban «en la
ignorancia de sus obligaciones: el cuidado que se toman para subsistir, y el
hecho de haber sido ellos mismos mal educados, hace que no puedan
trasmitir una buena educación que jamás tuvieron; lo cual implica tres
inconvenientes mayores: la ignorancia de Dios, la holgazanería , y la
formación de esas partidas de mendigos y picaros, siempre dispuestos a
provocar desórdenes públicos y «buenos todo lo más para agotar los fondos
del Hospital.319 Ahora bien, en los comienzos de la Revolución, el objetivo
que se prescribirá a la enseñanza primaria será, entre otras cosas, el de
fortificar, el de desarrollar el cuerpo, el de disponer al niño para cualquier
trabajo mecánico en el futuro, el de procurarle un golpe de vista preciso, la
mano segura, los movimientos habituales rápidos.320 Las disciplinas
funcionan cada vez más como unas técnicas que fabrican individuos
útiles. De ahí el hecho de que desenlacen lentamente su parentesco con las
regularidades y las clausuras religiosas. De ahí también que tiendan a
implantarse en los sectores más importantes, más centrales, más productivos
de la sociedad; que vengan a conectarse sobre algunas de las grandes
funciones esenciales: la producción manufacturera, la trasmisión de
conocimientos, la difusión de aptitudes y de tacto, el aparato de guerra.
2) La enjambrazón de los mecanismos disciplinarios. Mientras que por una
parte, se multiplican los establecimientos de disciplina, sus mecanismos
tienen cierta tendencia a des institucionalizarse, a salir de las fortalezas
cerradas en que funcionaban y a circular en estado «libre»; las disciplinas
masivas y compactas se descomponen en procedimientos flexibles de
control, que se pueden transferir y adaptar. A veces, son los aparatos
cerrados los que agregan a su función interna y específica un papel de
vigilancia externa, desarrollando en torno suyo un margen entero de controles
laterales. Así la escuela cristiana no debe simplemente formar niños dóciles;
debe también permitir vigilar a los padres, informarse de su modo de vida., de
sus recursos, de su piedad, de sus costumbres. Se ven también difundirse los
procedimientos disciplinarios, a partir no de instituciones cerradas, sino de
focos de control diseminados en la sociedad.
Grupos religiosos, asociaciones de beneficencia desempeñaron durante
mucho tiempo este papel de «organización de disciplina» de la población. El
territorio por cubrir se divide en cuarteles y en cantones, que se reparten los
miembros de la compañía. Éstos tienen que visitarlos regularmente.

3) La nacionalización de los mecanismos de disciplina. En Inglaterra, son


grupos privados de inspiración religiosa los que han realizado, durante largo
tiempo, las funciones de disciplina social; en Francia, si bien una parte de este
papel ha quedado en manos de patronatos o de sociedades de socorro, otra
—y la más importante sin duda— ha sido recobrada muy pronto por el aparato
de policía. La organización de una policía centralizada ha pasado durante
mucho tiempo, y a los propios ojos de los contemporáneos, por la expresión
más directa del absolutismo monárquico; el soberano había querido tener «un
magistrado de su hechura a quien poder confiar directamente sus
instrucciones, sus misiones, sus intenciones, y que se encargara de la
ejecución de las órdenes y de las lettres de cachet.
Castigar no es una propuesta teórica que formula una solución al problema
del poder y la manera como es ejercido a través de las formas jurídicas. Es
una denuncia de los excesos del poder y las transformaciones que ha sufrido.

Se refiere a que la policía como institución ha sido realmente organizada bajo


la forma de un aparato del Estado, y si ha sido realmente incorporada de
manera directa al centro de la soberanía política, el tipo de poder que ejerce,
los mecanismos para regularal estado.

Quese entiende por control policíaco, si bien se halla entero "en la mano del
rey", no funciona en una sola dirección. Es de hecho un sistema de doble
entrada: tiene que responder, eludiendo el aparato de justicia, a la voluntad
inmediata del rey; pero es susceptible también de responder a las
solicitaciones de abajo; en su inmensa mayoría, las famosas lettres de cachet.

La organización del aparato policíaco del siglo XVIII sanciona una


generalización de las disciplinas que alcanza las dimensiones del Estado. Se
comprende, aunque se haya encontrado vinculada de la manera más explícita
a todo lo que, en el regio poder, excedía el ejercicio de la justicia reguladapor
qué la policía pudo resistir con un mínimo de modificaciones.

la reorganización del poder judicial, y por qué no ha cesado de imponer cada


vez más pesadamente, hasta hoy, sus prerrogativas. Es sin duda por ser su
brazo secular; pero es también porque mucho más que la institución judicial
forma cuerpo, por su magnitud y sus mecanismos, con la sociedad de tipo
disciplinario. Sería inexacto, sin embargo, creer que las funciones
disciplinarías han sido confiscadas y absorbidas de una vez para siempre por
un aparato del Estado. La "disciplina" no puede identificarse ni con una
institución ni con un aparato. Es un tipo de poder, una modalidad para
ejercerlo, implicando todo un conjunto de instrumentos, de técnicas, de
procedimientos, de niveles de aplicación, de metas; es una "física" o una
"anatomía" del poder, una tecnología. Puede ser asumida ya sea por
instituciones "especializadas" (las penitenciarías, o las casas de corrección
del siglo XIX), Se puede, pues, hablar en total de la formación de una
sociedad disciplinaria en este movimiento que va de las disciplinas cerradas,
especie de "cuarentena" social, hasta el mecanismo indefinidamente.

En todo caso debe decirse, que al final del siglo xvlll nos encontramos ante
tres maneras de organizar el poder de castigar, la primera es la que funciona
todavía y se apoyaba en el viejo derecho monárquico, las otras corresponden,
ambas a una concepción preventiva, utilitaria, correctiva, a un derecho de
castigar que pertenencia a la sociedad entera, puede decirse que el derecho
monárquico, el castigo ceremonial de soberanía utilizada las marcas rituales
de la venganza, que aplica sobre el cuerpo del condenado, en el proyecto de
los juristas reformadores el castigo es un procedimiento para recalificar a los
individuos como sujetos de derecho, pero como lo hace sencillamente, utilizan
instrumentos como los ejercicios, marcación de horarios, empleo de tiempo,
movimiento obligatorio, actividades regulares, meditación solitaria, trabajo en
común, silencio, aplicación, respeto y buenas costumbres.

X. CONCLUSIONES

En conclusión, la vida dentro del penal se divide de acuerdo con un empleo


del tiempo absolutamente estricto bajo una vigilancia interrumpida en donde
cada instante del día tiene marcada una ocupación, determinado un tipo de
actividad lo cual conlleva obligaciones y prohibiciones.

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