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Los pasiegos
Firma: Por Ángel Arce y Herrero Diego del instituto Ría del Carmen de Camargo.
Un extenso e interesante trabajo sobre la vida, costumbres, origen, carácter… de los pasiegos.
Individualistas, desconfiados, muy amigos de sus amigos, los pasiegos son conocidos fuera de
Cantabria por su carácter emprendedor y ¡cómo no! por sus sobaos y quesadas.
Uno de los lugares más hermosos de Cantabria, y también de los más olvidados, es el
impresionante rincón encaramado entre los montes divisorios de Cantabria con Castilla, conocido
como los montes de Pas. Protege la cordillera el sur de esta comarca y sus puertos de entrada a los
valles, que se adosan a sus breñas serpenteantes.
La sierra, como una atalaya vigilante, se extiende desde el Castro Valnera al puerto del Escudo, con
alturas de más de 1000 metros, entre las que sobresale el Castro Valnera, un gigantón pétreo de
1.707 metros de altura, que se yergue sobre la cordillera hasta asomarse por encima de la Bahía
de Santander, a caballo entre la Vega, San Roque y tierras burgalesas. Es el padre de los dos ríos
pasiegos: el Miera y el Pas, que ha dado nombre a toda la comarca y a sus habitantes.
San Roque de Riomiera, Trasmiera y San Pedro del Romeral son las tres villas pasiegas, que
asombran por su belleza arisca y bravía, pero siempre verde y sedante. También hay una zona de
influencia pasiega que abarca desde Soba a Ruesga, el valle de Carriedo con su capitalidad
repartida – y enfrentada a veces – entre Villacarriedo y Selaya.
2.- Otra teoría que sitúa su origen en los hombres del Norte -suevos o visigodos – que se
refugiaron en los montes de Pas.
3.- Muchos les atribuyen origen morisco o hebreo. Parece que en la época en la que fueron
expulsados los judíos y después los moriscos del norte de Burgos y Palencia, algunas familias
pudieron refugiarse en esta región entre Espinosa y los montes de Pas.
Lo que si se sabe es que el pueblo pasiego es de origen ganadero. La economía del pasiego se
basaba en la venta de la leche y carne así como otros productos obtenidos de la vaca. A partir de la
leche de sus animales fabricaban productos como los conocidos sobaos pasiegos, la quesada, las
mantecas o los quesos.
Vida y costumbres
Además de ganaderos también ejercían de sastres cuando en muchos casos se fabricaban la ropa
ellos mismos. Sus trajes son bastante elaborados. En la actualidad pocos artesanos continúan
realizando estos trajes con sus antiguos patrones. En estos trajes el rojo, el blanco y el negro se
toman como colores principales e incluso se decoran con hilo y bordados en tejido dorado, aunque
se pueden encontrar muchas variantes de estos preciosos trajes.
También fabricaban cestos o el clásico cuévano con el que trasportaban «el verde» o infinidad de
utensilios en sus marchas de una cabaña a otras. El cuévano consiste en un cesto grande y hondo
de sección cuadrangular, más ancho por la boca que por el fondo, trenzado con varas de avellano,
– cortado con luna menguante – que se porta a la espalda. Es una parte indispensable de sus vidas.
El pasiego, prácticamente nace en el cuévano; en el cuévano «muda»; con el cuévano transporta
la comida para sus hijos, y también para sus animales, además de usarlo para llevar sus mercancías
a vender.
Además, trabajaban la madera y fabricaban ellos mismos desde cevillas que eran utilizadas para
amarrar el ganado en las cuadras hasta albarcas con las que caminar por los abruptos caminos.
Antiguamente, en estas plazas eran muy típicos los mercados, a los que las pasiegas bajaban de los
barrios balanceando sus cuévanos sobre sus trabajadas espaldas.
Las costumbres pasiegas también poseen una cultura bastante rica con folclore característico. El
deporte más practicado es el de los bolos y el salto pasiego. Este ultimo consiste en saltar lo más
posible utilizando como pértiga un palo de unos dos metros. El «palu» o «palancu» pasiego era de
avellano descortezado y curado que le proporcionaba la debida flexibilidad y resistencia. Debía
tener una cuarta y media más alto que el dueño. Los hombres se valían del «palu» para salvar los
riachuelos y riscos de su tierra, con una agilidad sorprendente.
La cabaña
La casa pasiega es una casa construida con los materiales que ofrece el terreno a los pasiegos,
fundamentalmente a base de piedra, la cual es muy abundante en toda la zona y aparte de ser
utilizada para la construcción de casas también está presente en las paredes que separan las
parcelas. La casa está formada por gruesos muros de piedra unida entre sí por adobe o tierra.
Éstos son un buen aislante del frío. El tejado esta formado por una base de madera sobre la que se
colocan planchas de losa, comenzando a construirlo por la parte más baja y terminando en la
cumbre de forma que el agua discurra sobre ellas sin penetrar en la casa y pueda soportar la nieve.
La cabaña suele tener dos pisos. En el inferior se encuentra atado el ganado y la caballería. El
superior se divide en dos partes. En una de ellas se realiza la vida del pasiego y la otra sirve de
almacén para la hierba seca recogida durante el buen tiempo del verano y que les ayudara a pasar
el invierno.
Los pasiegos podían llegar a tener cinco, seis o más cabañas repartidas a lo largo del valle. Cada
una de éstas está rodeadas de una o más parcelas bien propias o bien arrendadas a las cuales el
pasiego llevaba a pastar el ganado. Además, según la situación de estas cabañas se pueden
distinguir entre las que se ocupaban en los meses de verano en donde se cambiaba a menudo de
una a otra cabaña y la cabaña denominada «vividora» que al ser ocupada durante el largo invierno
poseía pequeños lujos carentes en las otras como podía ser la electricidad o el poseer una o dos
habitaciones.
Carácter
Un rasgo fundamental en el carácter del pasiego y que le diferencia de los habitantes de sus
vecinos de valles cercanos es su manera característica de hablar, más cerrada que la del resto de
los cántabros.
De la misma forma que es verdad que los pasiegos son extraordinariamente desconfiados –
«desconfiables» – con aquellas personas a las que no conocen, puede decirse que son
extraordinariamente confiados y amigos de sus amigos.
No son gente que se ofrezcan con facilidad, pero cuando lo hacen son leales a carta cabal.
-El caso es que quería comprarle unas cuantas ovejas a buen precio.
-¿No será que tenga algún llamatu como toos los de aquí, y sea Pedru el de Guzparras el que
busca?
-Enestonces…¡no he de conoceli, siñor! (Contesta con una carcajada eufórica) ¡Si esi soy yo! ¿No
vei las mis ugüejinas y tres corderucius?
Gente poco dada a ser censados, figurar en padrones o votaciones, campañas, etc.
Tal vez una de las claves para entender su prosperidad, o al menos en parte, pueda explicarse por
su costumbre secular a prestarse dinero al margen de los establecimientos de crédito -. Esta
modalidad de préstamos «entre vicinus» tradicionalmente era suscrito con un simple apretón de
manos, y pactado a un tipo de interés sensiblemente menor que los ofertados por la
«competencia» financiera de los bancos.
Actualmente, y desde hace unos años, cada vez son más los que utilizan soporte escrito para estos
préstamos, que incluso tienen su propia redacción, que se respeta siempre: «Soy en deber a
Fulano de tal…». No se conoce ningún pasiego que sin papel o con él haya negado un dinero
prestado.
Emigración
La emigración es una de las facetas más conocidas del pasiego. La más importante emigración fue
la expansión ganadera y la fundación de vaquerías en Madrid, Zaragoza, etc. También las nodrizas
pasiegas abandonaron el valle para, en ocasiones, ir a prestar sus servicios a la Corte.
Ellas pueden dar buena fé de la pureza de raza y salud tradicional de la raza pasiega. Teófilo
Gautier, poeta romántico francés dice: «…vi en el Prado algunas pasiegas de Santander.. reputadas
como las mejores nodrizas de España, y el cariño que profesan a los niños es proverbial, como en
Francia la probidad de los Auvergnats. Estas mujeres son muy bellas y tienen un sorprendente
aspecto de fuerza y grandeza. La costumbre de mecer a los niños en sus brazos les da una actitud
combada que va bien con el desarrollo de su pecho».
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