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En principio, la costumbre mercantil es entendida como una conducta social colectiva, con carácter
conciliable con la ley dispuesta para ello, plasmada de manera pública, general, uniforme y
reiterada con la certeza de ser la expresión de una regla del derecho. En ese sentido, la costumbre
expresa de alguna forma la cosmovisión y el ser de un conglomerado social.
Se requiere entonces, la existencia del uso o práctica y luego el reconocimiento de este bajo
determinadas circunstancias y con el objeto de que pueda hacer tránsito a costumbre jurídica, según
el grado de respeto y de control social que le otorgue la comunidad.
La costumbre juega un papel fundamental en la formación del derecho escrito, puesto que se han
presentado como antecesoras suyas y como reveladoras de una tendencia cultural del hombre hacia
el orden.
Ahora bien, el derecho comercial ha adquirido cierto formalismo cuando en su evolución se ha
plasmada de forma escrita, dicho proceso ha desviado la costumbre a un lugar secundario, para
ejercer una función supletiva de la ley, es por ello que, aunque el Art. 3 del Código de Comercio,
dispone a la costumbre como ley, se advierte, que sólo cuando no la contraríe manifiesta o
tácitamente (calladamente) y que reúna los requisitos legales para asegurar una certeza y estabilidad
ante la ley. La subordinación de la costumbre, la ley es completa o total, porque como ya sabemos,
la ley mercantil opera directamente o por analogía, pues el derecho escrito no es dable de ninguna
manera, a que las costumbres deroguen (supriman o anulen) las reglas de la ley escrita.
La costumbre mercantil, al igual que en la mayoría de legislaciones de otros países es considerada
en Colombia como una importante fuente del derecho comercial y además de la fuerza normativa
similar a la ley mercantil, las costumbres sirven para determinar el sentido de las palabras o frases
técnicas y como auxiliar de interpretación de actos y convenios mercantiles, como lo enfoca el Art.
5 del código.
A pesar, de la fuerza que adquiere la costumbre mercantil, no tiene hoy día, ni la importancia, ni la
aplicación que tuvo en épocas anteriores, ya que el derecho escrito se ha venido desarrollando de tal
manera que llena casi todos los vacíos que existían en materia comercial. Por otra parte, los
fundamentos básicos de su aplicación son limitados dentro de la jurisdicción legal, porque la
costumbre tiene un carácter supletorio, es decir que complementa la ley y es por ello que hoy día la
costumbre no ocupa un lugar importante en el orden jerárquico, como fácilmente podemos observar
en Las Fuentes, se clasifica como una fuente subsidiaria de la ley mercantil.
Ahora bien, se hace necesario que la costumbre reúna los siguientes elementos, indispensables para
su reconocimiento:
No debe ser contraria a una norma legal escrita.
La práctica debe ser observada públicamente, sin ningún tipo de clandestinidad, porque
dejaría de ser un acto mercantil.
La práctica debe ser generalizada, es decir, que se aplique a toda la comunidad.
El ejercicio de la costumbre, debe ser observado a lo largo de los años siempre de la misma
forma, para que se realice un respaldo en el cumplimiento o no de las normas legales
vigentes. la costumbre será aceptada por las personas que la observen, siempre y cuando
tengan la plena convicción de que ésta ha surgido de una norma jurídica.
Es importante resaltar que las funciones del mismo, son las diversas formas de utilizar la
costumbre, que constituyen usos comerciales como interpretativos, legislativos y de
derecho, analizan a fondo los usos y modos de operar de la misma, ejecutando la costumbre
con la eficacia de la propia ley.
Se refiere a la costumbre señalando que ésta debe complementarse con las normas de
derecho positivo, pero en ningún momento debe tratar de sobrepasar los límites que la
legislación consagra y, así mismo, dispone que la costumbre se debe tener como
mecanismo subsidiario a la legislación vigente, para llenar vacíos legales.
El artículo 1621, aduciendo que, si no existiera una voluntad contraria, deberá acogerse a la
interpretación que esté conforme con la naturaleza del contrato. Esto nos hace referirnos a
aquellas cláusulas que los contratantes incluyen en sus contratos, que pueden llamarse
“cláusulas de uso común”.
El código del comercio (Decreto 410 de 1971)
El artículo 1° del Código de Comercio dispone que: “Los comerciantes y los asuntos
mercantiles se regirán por las disposiciones de la ley comercial y los casos no regulados
expresamente en ella serán decididos por analogía de sus normas”.
El artículo 3º del código del comercio de Colombia establece que la costumbre mercantil
detectada tiene la misma fuerza que la ley comercial, siempre y cuando ésta no resulte
contraria de ninguna manera, y sea uniforme, reiterada y de conocimiento público.
De acuerdo con el artículo 86 numeral 5 del Código es función de las cámaras de comercio
“recopilar las costumbres mercantiles de los lugares correspondientes a su jurisdicción y
certificar sobre la existencia de las recopiladas”.
Referencias Bibliográficas
García-Bautista, H. N. (2016). La costumbre mercantil en Colombia como fuente del derecho: un
estudio sobre su teoría, práctica y uso a través de la jurisprudencia y la doctrina.
https://www.unipamplona.edu.co/unipamplona/portalIG/home_109/recursos/octubre2014/
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Cámara de Cali. Costumbre mercantil. https://www.ccc.org.co/minisite-costumbre/cuales-son-los-
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https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/1993/c-486-93.htm
Ayala Enciso, D., & Pinzón Fascina, C. La costumbre internacional como fuente de derecho
comercial internacional y su relación con el ordenamiento jurídico colombiano.
https://repository.javeriana.edu.co/bitstream/handle/10554/55055/AyalaEnciso%2cDiana.pdf?
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