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DERECHO COMERCIAL

UNIDAD III: TEORÍA DEL ACTO DE COMERCIO

1.- CONCEPCIONES DOCTRINALES DEL DERECHO COMERCIAL:

Como paso previo al estudio del acto de comercio, es conveniente presentar el análisis relativo a las
concepciones doctrinales de esta disciplina. Ello, por cierto, permitirá entender de mejor manera
ciertos aspectos del estudio de los actos de comercio. A modo de partida, digamos que estas
posiciones doctrinarias surgen de la necesidad de separar o distinguir los actos civiles de los
mercantiles, llegando a la idea de la comercialización del Derecho Civil, como una manifestación
característica del Derecho Comercial, mediante el cual éste surge a partir de la necesidad de un grupo
de personas los comerciantes- de regirse por un ordenamiento jurídico propio, cuestión que en el siglo
XIX terminó por imponer como paradigma la coexistencia de dos cuerpos legales rectores de cada
disciplina: el Código Civil (reservado a los no comerciantes) y el Código de Comercio (aplicable a los
comerciantes).
Otro paso en la comercialización del Derecho Civil se presenta cuando surgen ciertas dificultades que la
codificación por separado no puede asumir, que son la aparición de la visión objetiva del acto de
comercio y el surgimiento de los actos mixtos. La consecuencia de esto es que el Derecho Comercial va
desprendiéndose de su excepcionalidad al permitir, en cierta medida, su aplicación a sujetos no
comerciantes que ejecutan actos de comercio.
Luego, en la misma senda se encuentra, de la mano de la pérdida de la noción del Derecho Comercial
como derecho aplicable a una determinada clase social, la incorporación de la accesoriedad como
forma de extender -o reducir- el campo de acción del Derecho mercantil.
“En la actualidad, en síntesis, se mantienen dos ramas del derecho distintas y autónomas aunque
vinculadas entre sí, cuyas regulaciones se han influenciado recíprocamente a lo largo de su historia al
punto que, hasta hoy, ambas se superponen incluso respecto de ciertas materias (v. gr., la
compraventa, la permuta, el mandato, depósito, prenda, fianza, etc.). Todavía más, contratos de
naturaleza civil se encuentran regulados en el C. de C., como ocurre con el contrato de transporte
(artículos 166 y ss. del
C. de C.), mientras que contratos mercantiles lo están en el C.C., como ocurre con el mutuo o préstamo
de consumo mercantil y las sociedades comerciales (artículo 2059 del C.C.), lo que hace aún más difusa
la frontera entre ambos”1.

1.1.- La concepción subjetiva:

Esta noción -respecto de la cual ya hemos adelantado algo- se relaciona con el origen mismo del
Derecho Comercial como el derecho de los comerciantes, creado por y para ellos mismos.
De ese modo, la legislación comercial regulaba la actividad de un tipo de sujetos determinado (los
comerciantes) en el ejercicio de una profesión determinada (la profesión de comerciante); de modo tal
que desde ese punto de vista las normas mercantiles resultan ser subjetivas, siendo el concepto de

1
JEQUIER (2017) p. 63.
comerciante el núcleo del ramo. “En otros términos, según esta tesis el Derecho comercial asume el
carácter de un derecho esencialmente funcional, en donde el centro de imputación es la actividad
profesional de aquellos individuos que asumen la calidad de comerciantes por el hecho de
incorporarse, precisamente, a un gremio o corporación de comerciantes. Como señala Ripert, la mayor
parte de los actos que realizan los comerciantes profesionales son similares o idénticos a los que se
ejecutan cotidianamente en el ámbito civil, de manera que si aquellos tienen un carácter mercantil se
debe precisamente a la cualidad de comerciante de quien lo ejecuta o celebra” 2.
Esta es la posición que, actualmente, adopta el Código de Comercio alemán, para el cual son actos de
comercio “todas las operaciones concluidas por un comerciante con vistas a la explotación de su
empresa comercial” (artículo 343).
En cuanto a las críticas a esta doctrina, se plantea que es invasiva en cuanto considera todos los actos
de los comerciantes como mercantiles, cuando en la realidad pueden ejecutar actos civiles, por lo que
sería más adecuado atender a la naturaleza del acto antes que a la calidad de la persona. Igualmente,
sería necesario establecer una clasificación legal de las profesiones para saber quién es comerciante.

1.2.- La concepción objetiva:

Esta idea surge como una de las consecuencias de la Revolución Francesa en el plano económico, al
estimular la privatización de la economía y la limitación del intervencionismo del Estado en la misma.
De ese modo, la propiedad privada requiere de libertad de comercio y de empresa, cuestión
incompatible con la atribución de la actividad comercial como propia y exclusiva de los gremios de
comerciantes.
Así es como surge en el derecho francés la noción objetiva del Derecho Comercial, como una forma de
asegurar el acceso igualitario a la actividad comercial.
Ahora bien, en base a la concepción objetiva, el Derecho Comercial “no se define ya desde la figura del
comerciante ni de su actividad como tal, sino como una que reglamente el acto de comercio en cuanto
parámetro objetivo de mercantilidad, susceptible de ser actuado y realizado por cualquier persona. Es
la ley comercial, entonces, la que califica como mercantiles a ciertos y determinados actos, de manera
que la calidad de comerciante deriva ahora del ejercicio de tales actos y de la naturaleza de los mismos,
mas no del hecho de pertenecer o no a un gremio o corporación de comerciantes” 3. Esta es la postura
que adopta nuestro Código de Comercio.

2.- EL ACTO DE COMERCIO:

Establecer qué es un acto de comercio es una tarea compleja, que reviste una serie de dificultades en
torno a arribar a una precisión del concepto debido a los matices que presenta, como, por ejemplo, la
existencia de los actos mixtos o la accesoriedad. En razón a ello, el legislador optó por evitar una
definición, limitándose a enumerar los actos de comercio.

2
JEQUIER (2017) p. 67.
3
JEQUIER (2017) p. 70.
De ese modo, la definición hay que buscarla en la doctrina, y para ello debemos recordar que nuestro
Código de Comercio adopta la concepción objetiva, sin obviar que hay ciertos actos de comercio en los
cuales se nota cierto componente subjetivo (a saber, los actos ejecutados por empresas); pese a lo cual
en definitiva el artículo 3° es claramente objetivo, ya que no dice que los actos de comercio son “los
que celebran los comerciantes”, sino que derechamente los enumera.

Pues bien, Sandoval define el acto de comercio como “todo negocio u operación sobre bienes
muebles, realizado mediante intermediación o calificado por la ley como tal por la sola forma que
asume, con propósito lucrativo”4.

2. 1.- Elementos del acto de comercio:

De la misma definición anterior se obtienen los elementos del acto de comercio, que pueden a su vez
ayudarnos a distinguir en una primera etapa cuándo un acto jurídico puede ser un acto de comercio.

2.1.1.- Recae sobre bienes muebles:

Siempre el acto de comercio recaerá sobre bienes muebles, encontrándose la excepción a esta regla en
el artículo 3° N° 20 del Código de Comercio, que analizaremos posteriormente.

2.1.2.- Existencia de intermediación:

En todo acto de comercio está presente esta característica del comercio, que es la intermediación
entre productores y consumidores, cuestión a la que nos hemos referido anteriormente.

2.1.3.- Carácter formal:

Con esta característica nos referimos a que la mercantilidad del acto de comercio está determinada por
la ley: el acto de comercio es tal por voluntad del legislador, para lo cual se prescinde absolutamente
de los sujetos que intervienen, así como del objeto y causa del acto. Por lo tanto, las partes no pueden
por su propia voluntad crear nuevos actos de comercio fuera de los que ya están establecidos en la ley.

2.1.4.- Ánimo de lucro:

A lo también nos hemos referido, como intención de obtener una ganancia.

3.- RELEVANCIA DE LA CALIFICACIÓN DE UN ACTO COMO CIVIL O MERCANTIL:

Ciertamente, el tema no es baladí, ya que la determinación de si un acto jurídico es civil o


mercantil va a tener relevantes efectos que analizamos a continuación.

3.1.- Determinación de la legislación de fondo aplicable:

4
SANDOVAL (2017) p. 59.
La relevancia de esta determinación estriba en que entre la legislación civil y mercantil existen, en
ciertos aspectos, diferencias en cuanto a normas que se pueden aplicar en un caso, pero en otros no.
Por ejemplo, las reglas sobre sociedades son diferentes en ambos casos, ya que en materia civil las
sociedades son consensuales, mientras que las comerciales son solemnes. También ello permite saber
si es necesaria la aplicación supletoria del Código Civil, en caso que en la legislación comercial no haya
regla al efecto.

3.2.- Para efectos probatorios:

Existen ciertas reglas en materia probatoria que tienen ciertas modificaciones, dependiendo si
estamos en materia civil o comercial. La regla general es que los aspectos sustantivos de la prueba
están regulados en el Código Civil, no obstante, el Código de Comercio tiene algunas reglas especiales
para acreditar la existencia de los actos de comercio.
a) Prueba testimonial: La regla general señalada en el artículo 1708 y 1709 del
Código Civil, indica que “No se admitirá prueba de testigos respecto de una obligación que
haya debido consignarse por escrito” y que “Deberán constar por escrito los actos o
contratos que contienen la entrega o promesa de una cosa que valga más de dos unidades
tributarias (.-) No será admisible la prueba de testigos en cuanto adicione o altere de modo
alguno lo que se exprese en el acto o contrato, ni sobre lo que se alegue haberse dicho
antes, o al tiempo o después de su otorgamiento, aun cuando en algunas de estas adiciones
o modificaciones se trate de una cosa cuyo valor no alcance a la referida suma (.-) No se
incluirán en esta suma los frutos, intereses u otros accesorios de la especie o cantidad
debida”. Ahora bien, en materia mercantil la regla del artículo 128 del Código de
Comercio modifica estas reglas generales, ya que en materia mercantil “La
prueba de testigos es admisible en negocios mercantiles, cualquiera que sea la cantidad que
importe la obligación que se trate de probar, salvo los casos en que la ley exija escritura
pública”. Finalmente, cabe destacar lo dispuesto en el artículo 129 del Código de Comercio,
el cual permite al juez “atendidas las circunstancias de la causa, admitir prueba testimonial
aun cuando altere o adicione el contenido de las escrituras públicas”.
b) Prueba documental: El artículo 127 del Código de Comercio otorga una mayor amplitud
probatoria a las escrituras privadas que se condigan con los libros de contabilidad (“Las
escrituras privadas que guarden uniformidad con los libros de los comerciantes hacen fe de su
fecha respecto de terceros, aun fuera de los casos que enumera el artículo 1703 del Código
Civil”). Cabe recordar aquí lo dicho respecto del valor probatorio de la contabilidad, por lo que
nos remitimos a dichos contenidos.

3.3.- Para fines profesionales:

Recordemos lo que señala el artículo 7° del Código de Comercio: “Son comerciantes los que, teniendo
capacidad para contratar, hacen del comercio su profesión habitual”. Esta disposición debe entenderse
como una actividad que “implica la ejecución de actos de comercio en sentido profesional, aunque no
siempre se ejecuten habitualmente, sino que su realización represente el modo de vida del sujeto que
se trata5.
5
SANDOVAL (2017) p. 61.
La relevancia de esta calificación tiene que ver con la aplicación de las normas de la Ley N° 20.720, ya
que dependiendo de si el deudor es no comerciante se aplicarán procedimientos distintos.
Así, existen procedimientos aplicables a la empresa deudora, que se define como “Toda
persona jurídica privada, con o sin fines de lucro, y toda persona natural contribuyente de primera
categoría o del número 2) del artículo 42 del decreto ley N° 824, del Ministerio de Hacienda, de 1974,
que aprueba la ley sobre impuesto a la renta” (art. 2° N° 13 Ley N° 20.720); y otros aplicables a la
persona deudora, que es “Toda persona natural no comprendida en la definición de Empresa Deudora”
(art. 2° N° 25 Ley N° 20.720).
En otras palabras, los comerciantes caben dentro de la definición de empresa deudora, de modo que la
ejecución de actos de comercio, determina la aplicación de ciertos procedimientos concursales.

3.4.- Para efectos de la capacidad:

Particularmente respecto del caso del menor adulto, el Código de Comercio tiene reglas que alteran las
normas generales que establece el Código Civil (artículos 10 y 18 Código de Comercio).

3.5.- Para efectos tributarios:

En este sentido, saber si un acto es civil o mercantil tiene relevancia para efectos de determinar la
aplicación del Impuesto al Valor Agregado (IVA).
Debe tenerse en cuenta, que el IVA es un impuesto que grava las ventas y servicios:
En cuanto a las ventas, para los efectos de la aplicación del impuesto venta se define como
“toda convención independiente de la designación que le den las partes, que sirva para transferir a
título oneroso el dominio de bienes corporales muebles, bienes corporales inmuebles construidos, de
una cuota de dominio sobre dichos muebles o de derechos reales constituidos sobre ellos, como,
asimismo, todo acto o contrato que conduzca al mismo fin o que la presente ley equipare a venta. Los
terrenos no se encontrarán afectos al impuesto establecido en esta ley” (art. 2° N° 2 Decreto Ley N° 825
de 1974, Ley sobre Impuesto a las Ventas y Servicios).
Asimismo, la ley define para estos efectos, en su artículo 2° N° 3, al vendedor: “cualquiera
persona natural o jurídica, incluyendo las comunidades y las sociedades de hecho, que se dedique en
forma habitual a la venta de bienes corporales muebles e inmuebles, sean ellos de su propia producción
o adquiridos de terceros. Corresponderá al
Servicio de Impuestos Internos calificar la habitualidad (…) Se considerará también ‘vendedor’ al
productor, fabricante o vendedor habitual de bienes corporales inmuebles que venda materias primas o
insumos que, por cualquier causa, no utilice en sus procesos productivos”.
Lo anterior se relaciona con la actividad comercial a la luz del artículo 7° del Código de Comercio, el
cual determina la habitualidad como elemento diferenciador de la calidad de comerciante. Por otra
parte, la Ley sobre Impuesto a las Ventas y Servicios indica que el SII es quien determina la
habitualidad.
¿Cómo el SII determina la habitualidad? Aunque hay algunas presunciones de habitualidad, la regla
general indica que para determinar la habitualidad, “el Servicio considerará la naturaleza, cantidad y
frecuencia con que el vendedor realice las ventas de los bienes corporales muebles o inmuebles de que
se trate y, con estos antecedentes, determinará si el ánimo que guio al contribuyente fue adquirirlos
para su uso, consumo o para la reventa” (art. 4° Decreto Supremo N° 55 de 1977, Reglamento de la Ley
sobre Impuesto a las Ventas y Servicios). Lo anterior cobra relevancia cuando la persona que ejecuta el
acto no es comerciante, ya que por lo general sólo en los comerciantes está presente el ánimo de
comprar para vender la cosa en la misma forma o en otra distinta.
Ahora bien, si un comerciante (en cuanto “vendedor” en los términos de la LIVS) tiene giro como tal, la
habitualidad se presume (art. 4° inciso final DS N° 55/1977). Para los efectos de este impuesto, además,
es el contribuyente el que debe probar: a) la inexistencia de habitualidad, y/o b) que el ánimo existente
al momento de adquirir los bienes, fue destinarlos a su uso, consumo o reventa (art. 4° inciso 2° DS N°
55/1977).
En lo que atañe a los servicios, se debe considerar la definición que la Ley del IVA establece: “La acción
o prestación que una persona realiza para otra y por la cual percibe un interés, prima, comisión o
cualquiera otra forma de remuneración, siempre que provenga del ejercicio de las actividades
comprendidas en los números 3 y 4, del artículo 20 de la Ley sobre Impuesto a la Renta”6. En ambos
numerales se encuentra comprendido tanto el comercio (expresamente, en el numeral 3 del artículo 20
LIR), como otras actividades que se incluyen dentro de algunos numerales determinados del artículo 3°
del Código de Comercio. Sin embargo, basta la sola mención al “comercio” del numeral 3 del artículo
20 de la LIR para entender comprendidos en él a todos los actos jurídicos señalados en el artículo 3° del
Código de Comercio.

3.6.- Para efectos de la aplicación de la Ley de Protección al Consumidor:

El artículo 2° de la Ley N° 19.496, indica que quedan sujetos a sus normas “los actos jurídicos
que, de conformidad con lo preceptuado en el Código de Comercio u otras disposiciones legales, tengan
el carácter de mercantiles para el proveedor y de civiles para el consumidor”.
“El aludido texto legal reitera la existencia de los actos mixtos o de doble carácter, cuyo origen
proviene del enunciado del artículo 3° del Código de Comercio y que, como veremos más adelante,
suscitan algunas dificultades en el orden probatorio. Asimismo, queda claro que el tema de la
protección del consumidor, a diferencia de lo que ocurre en otros ordenamientos extranjeros, no
forma parte del dominio del derecho mercantil, sino en cuanto respecta al proveedor”.

4.- EFECTOS DE LA FALTA DE UN CONCEPTO LEGAL DE ACTO DE COMERCIO:

6
Artículo 20 Ley sobre Impuesto a la Renta:
“Establécese un impuesto de 25% (…). Este impuesto se determinará, recaudará y pagará sobre: 3° Las rentas de la
industria, del comercio, de la minería y de la explotación de riquezas del mar y demás actividades extractivas, compañías
aéreas, de seguros, de los bancos, asociaciones de ahorro y préstamos, sociedades administradoras de fondos, sociedades
de inversión o capitalización, de empresas financieras y otras de actividad análoga, constructora, periodísticas, publicitarias,
de radiodifusión, televisión, procesamiento automático de datos y telecomunicaciones.
4° Las rentas obtenidas por corredores, sean titulados o no, sin perjuicio de lo que al respecto dispone el N° 2° del artículo
42°, comisionistas con oficina establecida, martilleros, agentes de aduanas, embarcadores y otros que intervengan en el
comercio marítimo, portuario y aduanero, y agentes de seguros que no sean personas naturales; colegios, academias e
institutos de enseñanza particulares y otros establecimiento particulares de este género; clínicas, hospitales, laboratorios y
otros establecimientos análogos particulares y empresas de diversión y esparcimiento”.
Ya se esbozó que el legislador, en lo que respecta al concepto de acto de comercio, optó por no dar
una definición del mismo, limitándose a una descripción de ellos. Dicha falta de definición plantea
ciertos problemas prácticos, pero a la vez nos otorga soluciones que nos permitirán suplir esa falencia y
contar con herramientas para determinar la mercantilidad de un determinado acto.

4.1.- El rol de la autonomía de la voluntad frente al acto de comercio:

La regla general en esta materia, como es bien sabido, se encuentra en el artículo 1545 del Código
Civil, por cuanto en virtud de la autonomía de la voluntad las partes son plenamente libres de celebrar
los actos o contratos que estimen útiles a sus intereses, estableciéndoles el contenido que juzguen
conveniente.
¿Qué pasa con los actos de comercio? Como se indicó antes, el acto de comercio tiene carácter formal,
lo que significa que solamente al legislador le corresponde caracterizar un acto jurídico como
mercantil. Por ello, la autonomía de la voluntad encuentra una importante limitación en esta materia,
ya que un acto civil no puede transformarse en mercantil, ni aun cuando las partes lo pacten
expresamente.
La justificación de esta restricción está en el carácter excepcional del Derecho Comercial, ya que
permitir que las partes atribuyan a un acto civil carácter mercantil implicaría alterar algunas
disposiciones que van más allá de lo que las partes pueden alterar (capacidad del menor adulto,
normas sobre prueba). En otras palabras, al estar la mercantilidad determinada por la ley, la
comerciabilidad de un acto jurídico siempre será una cuestión de derecho, no de hecho.

4.2.- La teoría de lo accesorio:

La teoría de lo accesorio o accesoriedad es un principio general del derecho privado, el cual en su


vertiente mercantil nos permite extender o limitar la noción del acto de comercio. ¿Cómo ocurre eso?
Dos ejemplos:
- Imaginemos un supermercado cualquiera. La actividad de supermercado es un acto de
comercio, ya que se asimila a un almacén, por lo que se encuentra comprendida en el artículo
3° N° 5 del Código de Comercio. Si el supermercado compra mercadería para venderla en la
misma forma u otra distinta, no cabe duda de que estamos frente a un acto de comercio (art. 3°
N° 1). ¿Pod
- emos emplear el mismo criterio si compramos, por ejemplo, un camión para reparto a
domicilio? En una primera mirada, la compra de dicho camión sería un acto civil, por cuanto no
está presente el ánimo de revender; no obstante, esa compra le sirve al supermercado para
complementar su actividad comercial, por lo que también debe entenderse como un acto de
comercio.
- También el principio opera en el sentido inverso: un agricultor que compra novillos para
engordarlos y venderlos posteriormente, no ejecuta un acto de comercio, ya que la agricultura
no es una actividad mercantil; de modo que en este caso la noción de acto de comercio se
restringe.
Al momento de enunciar en qué consiste el principio, se puede decir que “la accesoriedad consiste en
presumir mercantiles ciertos actos cuando se relacionan con una profesión, actividad o acto jurídico
principal de carácter comercial, ya sea porque lo facilitan, contribuyen a acrecentarlo o realizarlo, o
simplemente lo garantizan”7. Su papel es ayudar en la determinación del carácter mercantil de un acto,
cuando el legislador no ha sido claro al respecto, permitiendo así integrar las lagunas legales y extender
el ámbito de aplicación del Código de Comercio.
Ahora bien, debemos tener en cuenta dos salvedades al estudiar este principio:
- La accesoriedad mercantil tiene un alcance más amplio que en el Derecho Privado en general
(“lo accesorio sigue la suerte de lo principal”), ya que desde el punto de vista práctico permite
ampliar la noción de acto de comercio.
- Se debe tener en cuenta que el principio no siempre podrá aplicarse, ya que hay actos civiles
que nunca podrán ser mercantiles (los relativos a inmuebles), así como hay actos mercantiles
que nunca podrán ser civiles (los actos formales de comercio).
Finalmente, hay que indicar que el fundamento legal de la accesoriedad mercantil se encuentra en los
artículos 3° N° 1 inciso 2° y 1° segunda parte del Código de Comercio.
Con respecto al primero de los mencionados (“Sin embargo, no son actos de comercio la compra o
permuta de objetos destinados a complementar accesoriamente las operaciones principales de una
empresa no comercial”), implica que lo que accede a una industria o actividad no comercial, no es un
7
8 SANDOVAL (2017) p. 65-66.

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acto de comercio; en el sentido inverso, un acto civil deberá calificarse como mercantil, cuando acceda
a una actividad o industria comercial.

4.3.- Los actos mixtos o de doble carácter:

La existencia de esta clase de actos se desprende del encabezado del artículo 3° del Código de
Comercio (“Son actos de comercio, ya de parte de ambos contratantes, ya de parte de uno de ellos…”);
e implica que un mismo acto jurídico puede ser civil para una de las partes y mercantil para la otra.
Esta categoría presenta algunos problemas prácticos, ya que implica establecer cuál es la legislación de
fondo aplicable, así como lo relativo a la prueba de las obligaciones.
En cuanto a la legislación de fondo, se aplica la legislación que corresponda a la persona obligada,
según la naturaleza que para la misma tenga el acto.
En lo referente a la prueba, debemos estar a las prevenciones ya vistas al hablar de la relevancia de
distinguir un acto civil de uno mercantil.

4.4.- La mercantilidad de los inmuebles:

Como ya se mencionó antes, el acto de comercio se caracteriza por recaer sobre bienes muebles, de
modo tal que, en principio, los inmuebles se excluyen de la mercantilidad. De esa manera lo entiende la
doctrina tradicional, fundada principalmente en los siguientes argumentos:
a) Las operaciones sobre inmuebles, al tener carácter solemne, atentan contra la rapidez y
fluidez del tráfico mercantil.
b) Por razones históricas, dado que el concepto de mercadería (que es el objeto del comercio),
comprende solamente a los muebles.
c) La definición de mercancía que contiene el artículo 976 inciso 1° del Código de Comercio
(“Se entiende por mercancía toda clase de bienes muebles, comprendiendo también los
animales vivos”); norma que, si bien se ubica a propósito del comercio marítimo, no se
avizora inconveniente para darle aplicación general.
No obstante, en la otra vereda hay argumentos a favor de la eventual mercantilidad de los bienes
inmuebles:
a) Las características del mercado inmobiliario actual, y el lucro e intermediación que
indudablemente están presentes en él.
b) La opción que en ese sentido han adoptado otros ordenamientos, en especial el francés,
que expresamente considera acto de comercio la compra de inmuebles con ánimo de
revenderlos; o el colombiano, que no distingue entre bienes muebles e inmuebles como
objeto de la compra mercantil.
c) La situación del artículo 3° N° 20 del Código de Comercio chileno (“Las empresas de
construcción de bienes inmuebles por adherencia, como edificios, caminos, puentes, canales,
desagües, instalaciones industriales y de otros similares de la misma naturaleza”). Al
respecto, cabe hacer presente que esta norma fue introducida por el Decreto Ley N° 1.953
de 1977, el cual mercantiliza la actividad de la construcción (no la inmobiliaria en general),
cuando la misma se lleva a cabo por empresas constructoras; frente a la necesidad de la
época de aplicar la Ley de Quiebras de entonces a estas empresas.

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Finalmente, cabe señalar que, en esta materia, la posición de la jurisprudencia ha sido prácticamente
invariable en excluir a los inmuebles de la mercantilidad.

5.- TAXATIVIDAD DEL ARTÍCULO 3° DEL CÓDIGO DE COMERCIO:

Esta discusión -si bien en opinión de ciertos autores no tiene mayor trascendencia 8- resulta a nuestro
juicio importante, ya que dependiendo de la posición que se siga se podrá aceptar o rechazar la
analogía para poder determinar si un acto es mercantil o no: si se

opta por la taxatividad, no tendrá cabida la analogía, mientras que la enunciatividad de la norma nos
llevará a la solución contraria.
Ahora bien, en caso de duda respecto de si un acto es civil o mercantil, debe tenerse en cuenta que la
mercantilidad no se presume, de modo tal que deberá concluirse que frente a los casos en que no se
tenga claridad, se debe considerar que el acto es civil, y quien alegue el carácter mercantil de un acto
respecto del cual no se tenga certeza si es civil o comercial, deberá probar la mercantilidad.
Las posturas al respecto se reducen a dos: la que aboga por la taxatividad del artículo 3° del Código de
Comercio y la que se inclina por sostener que el mismo tiene carácter enunciativo.

5.1.- Argumentos a favor de la taxatividad:

Como su nombre lo indica, esta corriente sostiene que en el Derecho nacional no hay más actos de
comercio que los expresamente señalados en el artículo 3° del Código de Comercio, no procediendo
por lo tanto la analogía para establecer otros. Valga señalar que, doctrinariamente, esta es la posición
mayoritaria.
Los argumentos en que se asila son los siguientes:
a) El carácter excepcional del Derecho Comercial. Al ser una rama de excepción frente al
Derecho Civil, la regla general será por cierto el acto civil. Lo que hace el artículo 3° del
Código de Comercio es, por lo tanto, establecer excepciones a dicha regla general, y toda
excepción es de derecho estricto y debe aplicarse restrictivamente.
b) La inexistencia de una definición de acto de comercio. “Si el legislador hubiera definido el
acto de comercio como estrictamente debió haberlo hecho, teniendo presente además que
el derecho comercial es excepcional frente al derecho civil, habríamos debido juzgar el acto
de comercio conforme a los elementos esenciales contenidos en la definición y solo
podríamos haber sostenido que tal acto es de comercio cuando esos elementos hubieren
concurrido. Pero sabemos que el legislador se encontró en la imposibilidad de definir y se
limitó a reemplazar la definición por una enumeración. Pues bien, así como si de haber
habido definición hubiéramos debido ceñirnos estrictamente a ella, debemos atenernos de
preferencia a la enumeración que la reemplaza”9.

c) La historia fidedigna de la ley. Previamente, el Proyecto de código redactado por Ocampo,


además del artículo 3° actual, contenía otro artículo (el 10) que efectuaba una enumeración
de los actos que no eran de comercio, norma que la Comisión Revisora del Código suprimió

8
SANDOVAL (2017) p. 114.
9
SANDOVAL (2017) p. 115.

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por estimarlo innecesaria. Además, el artículo 11 del Proyecto permitía expresamente la
analogía, pero fue suprimido.
d) El carácter formal del acto de comercio. Como ya hemos dicho, el carácter formal del acto
de comercio implica que el mismo sólo es establecido por el legislador, siendo el artículo 3°
del Código de Comercio el único precepto legal que en forma expresa menciona que
determinados actos jurídicos tienen tal carácter.

5.2.- Argumentos a favor del carácter enunciativo del artículo 3° del Código de Comercio:

a) La redacción del artículo 3°. El texto de la norma, concretamente la expresión “Son actos de
comercio…”, no haría sino indicar que el legislador no quiso cerrar el catálogo de los actos
de comercio en el artículo 3°; una norma taxativa sería
“Los actos de comercio son:”. Para la mayor parte de la doctrina este argumento carece de
relevancia.
b) La existencia de otros actos de comercio fuera del artículo 3°. Estos casos son, entre otros,
la sociedad, la cuenta corriente mercantil y el mutuo mercantil. Ahora bien, cabe hacer
presente que respecto de las sociedades, la razón por la cual el legislador no las incluyó en
el artículo 3° es porque más que actos de comercio, las considera como personas jurídicas.
Por otra parte, está la situación de la sociedad anónima y de la empresa individual de
responsabilidad limitada, que si bien son casos de mercantilidad formal, ello no obsta a que
sus objetos sociales sean exclusivamente civiles, caso en el cual mal podríamos hablar de
actos de comercio. Respecto de la cuenta corriente mercantil, la misma es un acto que si
bien está regulado en el Código de Comercio, es intrínsecamente civil. En cuanto al mutuo,
si bien puede haber mutuo mercantil, lo que determina dicha mercantilidad es la aplicación
de la teoría de lo accesorio.

Concluimos, entonces, que el artículo 3o es taxativo. Pero esto no significa que su interpretación debe
ser restrictiva o específica; no debe ser estrictamente literal por dos razones:
1) Si un acto no está expresa e individualmente señalado por él, lo puede estar dentro de la amplitud
del precepto. En este caso debe ser considerado como mercantil. Recordemos que el No 5o en su
parte final y el No 16 están redactados en forma muy amplia.
2) La accesoriedad, que, como hemos visto, amplía el concepto de acto de comercio a actos que no
son específicamente mercantiles. Por eso hoy se admite que el carácter taxativo del artículo 3o debe
aceptarse con las reservas de la accesoriedad que extiende la mercantilidad más allá de sus límites.
Desde este punto de vista, el artículo deja de ser taxativo. Pero no debemos olvidar que la
accesoriedad arranca precisamente del inciso 2o del No 1o del artículo 3o del Código de Comercio.

i) Actos de comercio no contemplados en el artículo 3 del Código de Comercio


La enumeración que de los actos de comercio hace el artículo 3o del Código de Comercio no es
completa. Hay algunos actos que tienen este carácter y no se encuentran señalados en ella. Esta
omisión, a la que ha querido dársele una importancia que no tiene, la doctrina la explica señalando que
era imposible comprender en una enumeración todos los actos de comercio, posición por la cual
también se inclina la jurisprudencia de los tribunales. Los actos omitidos en el artículo 3o son los
siguientes:

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a) Las sociedades. Omisión que se encuentra salvada por el precepto contenido en el artículo 2059 del
Código Civil, que expresa que sociedades comerciales son “las que se forman para negocios que la
ley califica de actos de comercio”.
Seguramente el Código no incluyó las sociedades en el artículo 3o, pues éstas son personas y sujetos
de derecho y en dicha disposición trataba de enunciar los actos constitutivos de la actividad mercantil
para que ellas mismas puedan constituirse.

b) El contrato de cuenta corriente mercantil. Tampoco señaló el legislador este contrato en su


enumeración y lo trata en los artículos 602 y siguientes del Código de Comercio. Su omisión se debe,
a juicio de Olavarría, al hecho de que este contrato es “intrínsecamente civil, aunque puede asumir
características mercantiles”.

c) El Código de Comercio ha reglamentado el mutuo en forma diferente al Código Civil. No obstante,


para determinar la mercantilidad hay que recurrir al principio de lo accesorio.

d) Los contratos accesorios. El problema para la calificación de estos contratos se encuentra resuelto
en el artículo 1o del Código de Comercio; debe atenderse a la naturaleza de la obligación principal a la
que acceden. Así, la fianza y la prenda serían mercantiles según sea comercial el contrato principal
cuyas obligaciones garantizan.

6.- CLASIFICACIÓN DE LOS ACTOS DE COMERCIO:

El artículo 3° del Código de Comercio es un catálogo de los actos de comercio -que puede o no ser
taxativo, según la posición que sobre ello se adopte-; pero en todo caso dicha norma nos permite hacer
dos clasificaciones de los actos de comercio:

6.1.- Clasificación atendiendo al lugar en que se ejecutan los actos:

a) Actos relativos al comercio terrestre:


- Artículo 3° N°s. 1 al 12 y N° 20.
b) Actos relativos al comercio marítimo:
- Artículo 3° N°s. 13 al 19.

6.2.- Clasificación atendiendo al criterio de mercantilidad empleado:

a) Actos que se califican como mercantiles de acuerdo a la intención de la persona que los
ejecuta:
- Artículo 3° N°s. 1 al 4.
b) Actos que se califican como mercantiles por ser ejecutados por una empresa:
- Artículo 3° N°s 5 al 9 y N° 20.
c) Actos formales de comercio:
- Artículo 3° N° 10.
d) Actos que se califican como mercantiles por la existencia de intermediación:
- Artículo 3° N°s. 11 y 12.

DERECHO COMERCIAL

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UNIDAD IV: TEORÍA GENERAL DE LOS TÍTULOS-VALORES

1.- INTRODUCCIÓN:

Cuando analizamos las características tanto del comercio como del Derecho Comercial, quedó de
manifiesto el carácter de la actividad mercantil, en cuanto actividad de intermediación de bienes y
servicios. En otras palabras, la esencia del comercio es el intercambio de valores patrimoniales.
Ahora bien, la circulación si bien suele revestir la forma de una tradición (esto es, el acto de transferir
el dominio de una cosa a otro), no se agota necesariamente en la misma, puesto que existen otras
formas de hacer circular los bienes, tales como la transferencia temporal del goce de una cosa (caso en
el cual hablamos del crédito); como cuando el bien pasa a ser gozado por dos o más personas
(asociación).
Hay dos aspectos de la circulación que cobran relevancia, a saber, la cantidad y la velocidad. La
cantidad dice relación con la suma de valores que se transfieren en un lapso determinado, mientras
que la velocidad se refiere a la rapidez del movimiento de los bienes en circulación. Si yo tengo una
cantidad determinada de bienes que deseo hacer circular, trataré de hacerlos circular con la mayor
rapidez posible, para así mejorar el rendimiento que me reporte ese intercambio y, por ende, generar
mayor cantidad de riqueza. De allí emanan las características de la circulación en el comercio actual, la
cual es masiva y permanente; dicha circulación masiva y permanente es lo que conocemos como
tráfico mercantil.
Es rol del Derecho Comercial el crear las formas jurídicas que puede revestir el tráfico mercantil. Así, el
primero de estos medios es el contrato, que no es otra cosa que un medio que permite hacer circular la
riqueza.
En lo sucesivo nos ocupa el estudio de otro de estos medios de circulación: el título-valor.
La idea que subyace al título-valor es la existencia de un documento que incorpora en su contenido
una prestación que puede exigirse al obligado a su vencimiento, de lo cual queda en evidencia su rol
como medio de circulación, a lo que debe sumarse su versatilidad, ya que el contenido puede ser
representativo de varias clases de bienes (dinero, mercaderías o participación en entidades emisoras
de valores mobiliarios).
Los títulos-valores dinerarios (también conocidos como títulos de crédito), la prestación incorporada
en él consistirá en la necesidad de pagar una suma determinada o determinable de dinero, a su
vencimiento. Por lo tanto, su utilidad es que constituye un medio de pago, sustitutivo de la moneda,
pero sin el mismo poder liberatorio de ésta. Su función como medio de crédito, por otra parte, deriva
del hecho de constituir una promesa de pago diferido en el tiempo. Y su carácter circulatorio deriva de
su materialidad, ya que al estar contenida en un documento, esta promesa de pago puede circular,
mediante la circulación de ese documento.
Los títulos representativos de mercaderías contienen una prestación que consiste en la entrega de
bienes (ejemplos: la carta de porte10, el conocimiento de embarque11 y los certificados warrants12). En

10
La carta de porte está definida en el artículo 173 del Código de Comercio, que indica: “ llámase carta de porte del
documento que las partes otorgan para acreditar la existencia y condiciones del contrato, y la entrega de las mercaderías al
porteador”. Está regulada a propósito del contrato de transporte terrestre y su objeto es el de acreditar la existencia y
condiciones del contrato, así como la entrega de las mercaderías al porteador; de modo tal que, habiéndose extendido carta
de porte, éste será el único medio idóneo para acreditar tanto la existencia como las estipulaciones del contrato.

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todos estos casos, los títulos permiten la transferencia de mercaderías sin que sea necesario el
desplazamiento material de las mismas, facilitando de esa manera la circulación de los bienes.
Los títulos de participación social o valores mobiliarios13 atribuyen determinados derechos a su
tenedor, ya sea como asociado o como acreedor, respecto de quien los emite. Estos documentos
permiten no sólo ejercer el derecho, sino también transferirlo, facilitando igualmente la circulación.

2.- CONCEPTO Y ELEMENTOS DE LOS TÍTULOS-VALORES:

2.1.- El título-valor:

La expresión título-valor corresponde a la traducción literal de la expresión alemana


Wertpapiere14; y su idea es la de referir a documentos privados que representan derechos de
contenido patrimonial, acreditando tanto la existencia y contenido de los mismos, sino que además
constituyéndolos y permitiendo su transferencia. En base a esta razón, se dice que el título-valor
incorpora o materializa un derecho en su texto.
Dado que el legislador no lo define, debemos tomar para estos efectos el trabajo que ha hecho
la doctrina al construir la noción de título-valor; existiendo al efecto una noción amplia y una
restringida.
a) La noción restringida de título-valor se identifica con la noción de título de crédito, la cual
representa o se relaciona solamente a los títulos que representan créditos dinerarios,
también llamados títulos cambiarios; dentro de los cuales están la letra de cambio, el
pagaré y el cheque. Desde este punto de vista, título-valor se ha definido por Vivante como
“documento necesario para ejercitar el derecho literal y autónomo mencionado en el
mismo”. Esta definición deja en evidencia las características de los títulos-valores, que son la
necesariedad, la literalidad y la autonomía15. Esta es la postura que sigue tanto la doctrina
italiana como el Código Civil de dicho país.

11
El conocimiento de embarque, también llamado bill of landing, “es un documento que prueba la existencia de un contrato
de transporte marítimo, y acredita que el transportador ha tomado a su cargo o ha cargado las mercancías y se ha obligado a
entregarlas contra la presentación de ese documento a una persona determinada, a su orden o al portador” (artículo 977
Código de Comercio).
12
Bajo esta denominación se incluyen tanto el certificado de depósito o warrants y el vale de prenda. Ambos se ubican en el
contexto del contrato de almacenaje regido por la Ley N° 18.690, sobre Almacenes Generales de Depósito, que su artículo 1°
define como “aquel en virtud del cual una persona llamada depositante entrega en depósito a otra denominada almacenista
mercaderías de su propiedad de cualquier naturaleza, para su guarda o custodia, las que pueden ser enajenadas o
pignoradas mediante el endoso de los documentos representativos de las mismas emitidos por el almacenista, esto es, del
certificado de depósito o del vale de prenda, en su caso, todo de conformidad a las disposiciones de la presente ley”.
13
Valores son “cualesquiera títulos transferibles incluyendo acciones, opciones a la compra y venta de acciones, bonos,
debentures, cuotas de fondos mutuos, planes de ahorro, efectos de comercio y, en general, todo título de crédito o inversión ”
(artículo 3° inciso 1° Ley N° 18.045).
14
También “valores en papel”.
15
Desde ya podemos plantear que “El título es necesario porque es imprescindible su tenencia o posesión para el ejercicio
del derecho incorporado, y el deudor que paga al tenedor legitimado por la posesión queda liberado; literal, en tanto el
contenido y extensión del derecho aparece en el tenor del mismo documento; y autónomo, en la medida que su tenedor
ejerce un derecho propio y autónomo, independiente de los tenedores anteriores”. LARA (2013) p. 13.

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b) A su vez, la noción amplia no se agota en los títulos que permiten ejercer el derecho a
obtener el pago de una suma de dinero, sino que se basan en la necesidad de la tenencia
del documento para el ejercicio del derecho incorporado al mismo, el cual puede ser desde
el pago de una suma hasta la prestación de un servicio (bajo este prisma podríamos incluso
considerar a la Tarjeta Bip como un título-valor). El concepto amplio de título-valor, del
alemán Brunner, indica que el mismo es “un documento en el que se incorpora un derecho
de carácter privado, de tal forma que para su ejercicio es necesaria la posesión del
documento”16. Esta doctrina es propia del derecho alemán.

Para dar una definición más completa, Sandoval lo define como “documentos que llevan
incorporado un derecho literal y autónomo que se puede ejercer por el portador legítimo contra el
deudor a la fecha de su vencimiento”17.
A partir de dicha definición, pueden extraerse los elementos de la misma. Así, por ejemplo,
tenemos que la existencia y tenencia del documento es indispensable para que el derecho pueda
nacer, conservarse y disponerse; de allí la exigencia de hacer constar en el título toda operación
relativa al derecho incorporado en él.
Ese derecho -que se denomina derecho documental- no puede escindirse del documento, “no
vive por sí solo, porque desde el momento en que se produce su conexión en el instrumento, irá ligado
a él dondequiera que éste vaya, corriendo su misma suerte, expuesto a las mismas contingencias y
vicisitudes, a tal punto que, si el documento se destruye o se pierde, desaparece también el derecho en
él incorporado, a menos que su propietario tome algunas medidas (…) En consecuencia, la posesión del
documento decide de modo soberano la titularidad del derecho en él consignado” 18.
De ese modo, tenemos que lo relevante, más que el derecho, es el documento. Ello no quiere
decir, por cierto, que el documento genere por sí solo una relación patrimonial, sino que por lo
general, la emisión del documento obedece a una relación fundamental anterior, pero una vez que se
plasma en un documento, adquiere características propias en virtud de la instrumentalización que
experimenta al ser incluido en un soporte material. Dicha materialización, además, redunda en una
mayor facilidad para la circulación de estos instrumentos.
A tal punto llega la preeminencia del documento sobre el derecho que contiene, que en estos
casos “la conexión entre el documento y la relación jurídica es no sólo originaria sino permanente. En
estos casos, no sólo no nace el derecho si la declaración de voluntad que le dio origen no se consigna
en un documento, sino que el documento y el derecho subsisten compenetrados, de tal manera que el
instrumento es condición necesaria y suficiente para atribuir el derecho. De esta suerte, quien tiene el
documento tiene a la vez el derecho” 19. Esto es lo que la doctrina denomina incorporación, que es una
característica fundamental de los títulos-valores y que se define como “el consorcio indisoluble del
título con el derecho que representa” 20; idea que se identifica en doctrinas más modernas con una de
las características de los títulos-valores que analizaremos, que es la necesariedad.

16
LARA (2013) p. 10-11.
17
SANDOVAL (2018) p. 20.
18
SANDOVAL (2018) p. 20-21.
19
SANDOVAL (2018) p. 22-23.
20
SANDOVAL (2018) p. 22.

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2.2.- Elementos del título-valor:

El título está formado por la suma de dos elementos: uno material, que es el documento que lo
soporta (un bien mueble), y uno inmaterial, que está constituido por la obligación representada en él.

2.2.1.- El sustrato material del título:

Sea cual sea la materialidad del título (papel u otro medio electrónico), no cabe duda de que
éstos son bienes muebles, y como tales pueden ser objeto de dominio, posesión, mera tenencia,
usufructo e incluso pueden ser reivindicados.
En nada altera su naturaleza jurídica el que los títulos estén sometidos a reglas especiales en
cuanto a su circulación (esto es, a las reglas de cesión de créditos), ya que ello se justifica en que el
verdadero valor del título está en el derecho y no en su materialidad.
Por otra parte, además de ser una cosa mueble, desde el punto de vista material el título es un
documento, esto es, “un instrumento escrito, firmado por el sujeto emisor que ha plasmado o
conectado a él una declaración de voluntad con contenido económico. Al ser así, para el derecho tal
instrumento se considera un documento que acredita la existencia de un hecho que puede producir
consecuencias jurídicas. De esta suerte, el valor jurídico del documento está representado por su
aptitud probatoria. Además de esa función probatoria, el título-valor tiene un rol constitutivo, porque
el derecho representado en él no nace si la voluntad no se expresa en el documento mismo, de
acuerdo a las formalidades de su otorgamiento…” 21. Finalmente, el título tiene también aptitud
dispositiva, lo que significa que no se puede disponer del derecho sin el instrumento.

2.2.2.- La obligación:

El título contiene, a su vez, una declaración con valor económico, que constituye la fuente de
una obligación. En este sentido, es una declaración unilateral de voluntad que da origen a un vínculo
jurídico, que surge de la orden o promesa unilateral de pago que consta en el título.
Esta orden o promesa se caracteriza por ser: a) no recepticia, esto es, que no depende del
sujeto a quien se dirige; b) incondicionada, lo que implica que su exigibilidad no depende de una
contraprestación por parte del receptor; c) irrevocable, por cuanto una vez efectuada no puede dejarse
sin efecto, y d) vinculante, ya que el emisor o suscriptor queda obligado al cumplimiento de la
prestación contenida en el título.
En cuanto al contenido del derecho, éste puede ser cualquier prestación con contenido
económico.

3.- LEGITIMACIÓN DE LOS TÍTULOS:

Planteamos anteriormente que la posesión material del título es necesaria para el ejercicio del derecho
contenido en él. Pero no basta con dicha posesión; es requisito que la misma sea legítima, de

21
SANDOVAL (2018) p. 25.

Página 16 de 70
conformidad a las reglas que la ley establece para cada clase de título en particular, en atención a una
de las clasificaciones de los títulos-valores, que es la que los clasifica en atención a las exigencias
formales para la legitimación o, de otra forma, la clasificación de los títulos en cuanto a su forma de
emisión22.
En ese sentido, es menester concluir que solamente la posesión legítima habilita el ejercicio del
derecho incorporado en el título-valor por parte del acreedor, y por la cara inversa, el pago hecho
válidamente por el deudor al acreedor le permitirá liberarse de la obligación; estos efectos que la
posesión legítima del título genera tanto para el acreedor como para el deudor, se denominan como
legitimación, que “consiste, por lo tanto, en ‘la propiedad que tiene el título de crédito de facultar a
quien lo posee, según la ley de su circulación, para exigir del suscriptor el pago de la prestación
consignada en el título y de autorizar al segundo para pagar válidamente su obligación, cumpliéndola
en favor del primero’. El acreedor se legitima exhibiendo el título; si carece de él por cualquier causa,
nada podrá hacer para legitimarse aunque realmente sea propietario del título y aunque por otros
medios pudiera demostrar plenamente su carácter de tal y el hecho de la pérdida de la posesión” 23.

3.1.- La legitimación activa:

En este caso, la legitimación obedece a la idea que, frente a un título al cual se ha incorporado un
derecho, para el ejercicio del mismo debe necesariamente poseerse el título según las formalidades
que la ley ha establecido para su circulación; para lo cual tendremos que tener en cuenta las normas
que rigen la cesión de créditos, que analizaremos posteriormente.
Podemos indicar entonces que la posesión del título -esto es, un bien mueble- es la fuente de la
legitimación, ya que el poseedor, al recaer su posesión sobre un mueble, se presume dueño por
aplicación del artículo 700 del Código Civil, por lo que no requiere probar su derecho. “Se despliega así
una apariencia o presunción de titularidad, pero dicha apariencia no es absoluta, ya que se trata de una
presunción iuris tantum de titularidad material del derecho, pues admite prueba en contrario, por
parte del deudor, en orden a acreditar la falta de titularidad”24.
La legitimación activa debe analizarse desde dos puntos de vista:
a) Desde el punto de vista del ejercicio del derecho, el legitimado activo será quien posea el
título de conformidad con las normas que la ley establece para su circulación (nominativo, a
la orden o al portador). El requisito básico -aunque no el único- es la posesión. Lo anterior,
dado que en los títulos al portador (esto es, aquellos cuya cesión se perfecciona por la mera
entrega), basta con la posesión del título para ejercer el derecho; mientras que en los títulos
nominativos y a la orden se requieren una serie de formalidades adicionales (la inscripción
en el registro del deudor y el endoso, respectivamente). Cuando el título se ha adquirido
legítimamente, se tiene derecho a obtener el cumplimiento de la prestación; por otra parte,
la pérdida de la posesión (aunque sea por medios ilegítimos), no se podrá ejercer el derecho
y se arriesga incluso su pérdida definitiva, en la medida que sea ejercido por un poseedor de
buena fe. Lo anterior no significa que el legislador abandone a su suerte a quien sufre el
extravío de un título, por cuanto los artículos 88 a 97 de la Ley N° 18.092, sobre Letra de

22
Desde dicho punto de vista, los títulos se clasifican en nominativos, a la orden y al portador.
23
SANDOVAL (2018) p. 28.
24
LARA (2013) p. 29.

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Cambio y Pagaré, establecen un procedimiento judicial mediante el cual se puede obtener la
reconstitución de la legitimación perdida.
b) Desde el punto de vista de la transferencia del derecho a favor del adquirente del título, el
cumplimiento de los requisitos que tiene cada clase de título (nominativos, a la orden o al
portador), permitirá por parte del adquirente la adquisición para sí del derecho incorporado
en el título, aún cuando el tradente no tenga la titularidad material del derecho.

3.2.- La legitimación pasiva:

Desde el punto de vista del deudor, su situación frente al pago de la obligación incorporada al
título dependerá del hecho de efectuar el pago al tenedor legítimo del mismo. El pago hecho de buena
fe al acreedor aparente, esto es, al poseedor del título, permitirá al deudor quedar liberado de su
obligación.
Para ello, es esencial que el pago se haga de buena fe, entendiendo por tal el efectuado a la
persona respecto de la cual, teniendo la posesión material del título, el deudor verificó tanto su
identidad como su legitimación. Esta conclusión se obtiene de lo que disponen los artículos 31 y 56 de
la Ley N° 18.09225. “En otras palabras, si el deudor incurre en culpa grave o dolo al apreciar la
legitimación del acreedor que le presenta el título producirá la consecuencia de que el pago no
obtendrá su liberación”26; y para tener la obligación de pagar, no basta el mero vencimiento del título,
sino que el poseedor debe exhibirlo y, después de su pago, tiene derecho a que el acreedor se lo
entregue, a fines de evitar un doble pago.
La buena fe se presumirá respecto del deudor que, pagando al poseedor del título, haya
cumplido con lo dispuesto en los artículos 31 y 56 de la Ley N° 18.092; por lo tanto, la prueba a este
respecto será para quien alegue la ausencia de buena fe en el deudor.
Como conclusión, desde el punto de vista activo la posesión da al poseedor la calidad de
acreedor aparente, por lo que de acuerdo al inciso final del artículo 1576 del Código Civil, “El pago
hecho de buena fe a la persona que estaba entonces en posesión del crédito, es válido, aunque después
aparezca que el crédito no le pertenecía”, se presumirá que el deudor, al pagar al poseedor del crédito,
ha actuado de buena fe. “Así las cosas, la legitimación por la posesión, según la correspondiente ley de
circulación, constituye el hecho básico sobre el que se articula el aspecto activo de la misma que
permite al portador legítimo del título-valor exigir la prestación, así como el aspecto pasivo, en cuya
virtud el deudor que cumpla la prestación de lo que se debe a favor del tenedor legitimado, y de buena
fe, permitirá la liberación del deudor”27.

3.3.- La legitimación a favor del tercero adquirente:

Cumpliéndose con las reglas aplicables a la cesión del crédito del cual se trate (nominativo, a la
orden o al portador), además de la entrega, se producirá además de la tradición del documento en
25
Artículo 31: “El pagador de una letra de cambio no está obligado a cerciorarse de la autenticidad de los endosos; ni tiene
facultad para exigir que ésta se le compruebe; pero debe verificar la identidad de la persona que se la presente al cobro y la
continuidad de los endosos, so pena de quedar responsable si paga a portador ilegítimo del documento”.
Artículo 56: “El librado que paga antes del vencimiento queda responsable de la validez del pago. El que paga la letra a su
vencimiento queda válidamente liberado, a menos que lo haya hecho a sabiendas para consumar un fraude”.
26
LARA (2013) p. 32.
27
LARA (2013) p. 33.

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cuanto bien mueble, la transferencia del derecho incorporado en él. Como consecuencia de ello
podemos decir que en este caso rigen las normas generales aplicables a la tradición de los bienes
muebles, más los requisitos adicionales que corresponda. Así, “la circulación del título implica la del
derecho incorporado al título, lo que puede predicarse fácilmente respecto de los títulos a la orden y al
portador que están destinados a la circulación, a diferencia de los títulos nominativos o directos que
están llamados a permanecer en manos del primer titular”28.
¿Qué ocurre respecto del tercero de buena fe que adquiere el título de quien no es dueño del
mismo? Dicho adquirente cuenta con protección jurídica, en la medida que justifique su derecho por
una serie no interrumpida de endosos, aunque el último esté en blanco (artículo 26 inciso 1° Ley N°
18.092); caso en el cual se aplicará la regla del artículo 27 del mismo cuerpo legal, en cuya virtud “ El
portador legítimo de una letra no puede ser privado de ella, salvo que se pruebe que la adquirió de
mala fe o que no pudo menos de conocer su origen irregular”. Así se protege la apariencia jurídica y la
circulación de los títulos por sobre el dominio del título por parte del dueño no poseedor, al punto que
el artículo 27 de la Ley 18.092 lo que hace es derogar la norma general del artículo 890 del Código Civil,
al establecer una especie de “irreivindicabilidad” del título a favor del tercero adquirente de buena fe.
Para el legislador es evidentemente más importante la protección de la apariencia jurídica que genera
la confianza del deudor de que quien le exhibirá el título es el legitimado para exigir su cumplimiento.
Debemos tener presente que “La protección jurídico-real apuntada no opera inter partes, sino
inter tertios, esto es, cuando el título-valor ha circulado, por ejemplo, en virtud del endoso cambiario
realizado por el primer tenedor o acreedor (endosante) a un tercero (endosatario) que lo adquiere.
Endosante y endosatario (transmitente y adquirente) deben ser ‘personas distintas y autónomas en el
orden material de sus intereses’”29. En otras palabras, si el legítimo dueño del título se ve privado del
mismo (por ejemplo, por extravío o sustracción), se estará frente a este caso en el cual el tercero que
adquiere de buena fe, cuenta con la protección del artículo 27 de la Ley sobre Letra de Cambio y
Pagaré.

4.- CARACTERÍSTICAS DE LOS TÍTULOS-VALORES:

Las características de los títulos-valores son: la necesariedad, la literalidad, la autonomía; y, respecto


de ciertos títulos, la abstracción y la formalidad.

4.1.- La necesariedad:

En virtud de esta característica, para el ejercicio y disposición del derecho incorporado al título es
imprescindible la tenencia material del título.
La justificación de esta característica se funda en la estructura del título, dado que en él se conjugan su
sustrato material, su contenido obligacional y su función probatoria: al estar el derecho
indisolublemente conectado al soporte material, surge la necesidad del portador de contar
materialmente con el título para poder ejercer sus derechos. Así, “Los efectos del carácter necesario
del documento pueden resumirse diciendo que el derecho documental sólo puede nacer, existir y ser
ejercido por el legítimo portador del documento” y que “Debido al carácter necesario del documento,

28
LARA (2013) p. 33.
29
LARA (2013) p. 35.

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el acreedor no puede suplir con otro instrumento la carencia de posesión del título para ejercer o
disponer del derecho”30.
Desde el punto de vista del deudor, la necesariedad se traduce en que es preciso que el acreedor
exhiba el título para obtener el cumplimiento de la obligación, de modo tal que el deudor, frente a la
no exhibición, no está obligado a cumplir.
La necesariedad es una característica de todos los títulos-valores y permite que la certeza, rapidez y
seguridad que les son propios se resguarden.

Esta característica está consagrada en varios preceptos de la Ley N° 18.092:


- Artículo 34: “El propietario de la letra puede presentarla a la aceptación por sí o por mandatario
especial, aun cuando no la haya endosado a favor de éste (.-) La mera tenencia de la letra hace
presumir el mandato y confiere la facultad necesaria par presentarla a la aceptación y, en su
defecto, requerir el protesto”.
- Artículo 44: “El librado que ha estampado en la letra de cambio su aceptación, puede borrarla
o tacharla antes de restituir la letra, debiendo en tal caso agregar la expresión ‘retiro mi
aceptación’ y volver a firmar. Cumplidos estos requisitos se considerará que la aceptación ha
sido negada”31.
- Artículo 57, parte final: “…Sin embargo, podrá decretarse la retención, prohibición o embargo
sobre el crédito conjuntamente con la aprehensión del documento mismo, en juicio o gestión
judicial seguida contra su tenedor legítimo y siempre que el documento se encuentre en sus
manos o en las de un mandatario de éste para su cobranza”32.
- Artículo 92, inciso 1°, parte final: “…Una copia autorizada de esa resolución reemplazará el
documento extraviado para los efectos de requerir la aceptación o el pago”.

4.2.- La literalidad:

Esta característica implica que el derecho que ha sido incorporado al título, en cuanto a su existencia,
contenido, extensión y modalidades, depende exclusivamente del tenor literal del título; el derecho es
tal y como consta en el título, según lo que se haya consignado en él, al punto que, como plantea
Garrigues, “lo que no está en el título no está en el mundo”.
Esta característica es propia de los llamados títulos perfectos o completos, que son aquellos en los que
el derecho se encuentra completamente incorporado en el título (letra de cambio, pagaré, cheque).
Hay otros títulos-valores, llamados incompletos o imperfectos, en los cuales el derecho incorporado a
ellos debe determinarse, en cuanto a su contenido y vigencia, por otros elementos externos,
debilitándose en consecuencia esta característica (por ejemplo, para determinar el contenido y
vigencia de las acciones de una sociedad anónima habrá que analizar el estatuto social).
30
SANDOVAL (2018) p. 34.
31
“Se advierte que el librado sólo puede tachar o borrar su aceptación “antes de restituir la letra” a la persona que le requiera
la aceptación, es decir, mientras tenga el documento en su poder y cuente con él, ya que si lo entrega si tachar o borrar su
aceptación, después de esto no puede hacerlo porque el documento es necesario, imprescindible para el acto jurídico de
retractación de la aceptación”. SANDOVAL (2018) p. 35.
32
“En este caso, para que la retención, prohibición o embargo surta efectos prácticos no debe limitarse sólo al crédito
contenido en la letra de cambio sino que debe hacerse ‘conjuntamente con el documento mismo’, pues el documento es
insustituible para ejercer el derecho contenido en él, porque de nada serviría la sola retención, prohibición o embargo, si no
se cuenta con el documento que contiene el derecho, aprehendiéndolo para sustraerlo de la circulación y que quede en poder
del tribunal”. SANDOVAL (2018) p. 35-36.

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La literalidad del título es un beneficio para el acreedor-portador, ya que no solo le permite ejercer su
derecho, sino que cualquier excepción que pretenda oponer el deudor debe fundarse necesariamente
en algún elemento que conste del tenor literal del título. Pero también la literalidad beneficia al
deudor, ya que el mismo tiene la certeza de cuál será la prestación que deberá cumplir, sin que pueda
ser obligado a más de lo que expresa el título, aunque existan fundamentos extracambiarios o basados
en la obligación subyacente.
Por otra parte, la relación jurídica entre el acreedor y el deudor está determinada solamente por el
contenido del título, con independencia de la obligación que le haya servido de fundamento.
Esta característica se ve reflejada en varias disposiciones de la Ley N° 18.092 (artículos 13, 14, 15, 16,
17, 33 y 46).

4.3.- La autonomía:

Un primer aspecto que debe tenerse en cuenta, es que esta característica opera solamente en los
títulos a la orden o al portador. Respecto de los títulos nominativos, dado que se emiten respecto de
persona determinada, no están en principio destinados a la circulación. Son efectivamente títulos-
valores, ya que para que el acreedor pueda ejercer el derecho debe poseer y exhibir el título; pero
carecen de la transferibilidad que caracteriza a los títulos-valores, dado que la transferencia del título
nominativo no implica la transferencia del derecho incorporado en él. Sin perjuicio de ello, para
transferirse deben aplicarse las reglas relativas a la cesión de créditos nominativos, siendo procedente
en todo caso el endoso en comisión de cobranza.
La autonomía implica que, en caso que el título haya sido adquirido de buena fe por un tercero distinto
del primer acreedor, tomador o beneficiario, se adquiere un derecho independiente de la relación
subyacente que dio origen al título, así como también de cada adquirente anterior.
“El carácter autónomo de un título de crédito se explica porque el titular del mismo lo adquiere en
forma originaria, es decir, su derecho no deriva del tradente, sino que nace nuevo en el adquirente al
recibir el documento según su ley de circulación. El nuevo titular no es sucesor del sujeto que le
transfirió el título-valor, sino que lo adquirió en forma originaria. El portador ejerce, en consecuencia,
un derecho propio, distinto e independiente de las relaciones jurídicas existentes entre los anteriores
poseedores del título y el deudor (.-) El fundamento de la autonomía reside en el principio de la
representación del derecho en el documento, en donde se encuentran unidos en conexión íntima y
permanente. Por tal razón es evidente que toda adquisición opera sin la cooperación del tradente, es
decir, que si bien es cierto éste efectúa la tradición del título, soporte material, la adquisición del
derecho documental se produce exclusivamente en virtud de que el nuevo titular ha recibido el
documento de acuerdo con su ley de circulación. Al recibir el documento el portador adquiere la
titularidad del derecho documental que se halla objetivado en el mismo”33.
De ese modo, para el legislador las relaciones intermedias y el rol de los poseedores anteriores del
título es irrelevante, ya que solamente se les reconoce una función instrumental en cuya virtud el
último poseedor puede vincularse directamente con el deudor por medio del documento.
El efecto principal de esta característica “es que durante la circulación del derecho representado no se
produce la acumulación de vicios o defectos que pudieran derivarse de cada transferencia, que daría
lugar a excepciones o defensas personales del deudor contra el último portador del título. Cada sujeto

33
SANDOVAL (2018) p. 39.

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que transfiere asume una relación jurídica independiente de los demás, por lo que se puede afirmar
que la función que cumple, al tiempo del vencimiento del título, es simplemente instrumental y
consiste en relacionar al deudor con el portador legítimo del documento. Por otra parte, la
prescindencia subjetiva de las situaciones jurídicas intermedias hace que la relación portador-deudor
sea objetiva e impersonal, pues no interesa quién requiera el cumplimiento de la obligación, sino que
lo importante es que tenga la posesión del documento y haya cumplido con la ley de circulación” 34.
La autonomía encuentra su fundamento legal en lo dispuesto por los artículos 7° y 28 de la Ley N°
18.092. El primero de dichos preceptos establece el llamado principio de independencia de las firmas,
al disponer que “La incapacidad de alguno de los signatarios de una letra de cambio, el hecho de que
en ésta aparezcan firmas falsas o de personas imaginarias, o la circunstancia de que, por cualquier
motivo, el título no obligue a alguno de los signatarios o a las personas que aparezcan como tales, no
invalidan las obligaciones que derivan del título para las demás personas que lo suscriben”. A su vez, el
artículo 28 resulta más evidente al indicar que “La persona demandada en virtud de una letra de
cambio no puede oponer al demandante excepciones fundadas en relaciones personales con anteriores
portadores de la letra”; que no es sino reconocer el carácter originario del derecho en el portador, que
no deriva de los tenedores anteriores del título, por lo que el deudor no puede hacer valer sus vínculos
con los anteriores poseedores. Lo anterior no impide que el deudor pueda oponer excepciones
personales que tenga para con el actual poseedor, así como las excepciones reales fundadas en el
documento mismo (falta de menciones esenciales, prescripción, caducidad).

4.4.- La abstracción:

Esta característica dice relación entre el título y la relación fundamental que le da origen, que
pertenece al derecho común. Su relevancia radica en determinar cómo nace el título-valor, así como
cuáles son las relaciones entre éste y la obligación que le antecede. En ese sentido, “el título-valor
crédito puede emitirse con motivo de cualquier contrato, negocio o acto jurídico que pasa a ser su
antecedente o relación fundamental o relación subyacente. El nacimiento del derecho documental no
significa necesariamente la extinción de la relación fundamental, sino que ambas relaciones jurídicas
(documental y subyacente) pueden coexistir y en principio coexisten” 35. En efecto, al emitir un título-
valor no se extingue la obligación subyacente salvo pacto expreso, según lo dispone el artículo 12 de la
Ley sobre Letras de Cambio y Pagarés (“El giro, aceptación o transferencia de una letra no extinguen,
salvo pacto expreso, las relaciones jurídicas que les dieron origen, no producen novación (.-) El pago de
una letra emitida, aceptada o endosada para facilitar el cobro de una obligación o para garantizarla, la
extingue hasta la concurrencia de lo pagado”)36.
Un título abstracto se define como “aquel documento cambiario que, por estar desvinculado de su
causa, no menciona la relación fundamental, y, en caso de hacerlo, ello resulta irrelevante” 37. En virtud
de la abstracción, el negocio subyacente carece de relevancia para los efectos del cumplimiento de la
obligación cambiaria, en cuya virtud el tercero que ha adquirido el título no puede hacer valer en
contra del deudor un eventual incumplimiento de la obligación subyacente como fundamento de exigir

34
SANDOVAL (2018) p. 40.
35
SANDOVAL (2018) p. 43.
36
Similar conclusión se obtiene de lo dispuesto en los artículos 37 de la Ley sobre Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques y
287 N° 2 de la Ley sobre Reorganización y Liquidación de Empresas y Personas.
37
SANDOVAL (2018) p. 46.

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la prestación a la que tiene derecho. Y no puede ser de otra manera, dado que el vínculo entre el
tercero adquirente y el deudor emana exclusivamente de la relación cambiaria, sin comunicarse a la
relación subyacente.

4.5.- La formalidad:

La formalidad es una característica de los títulos abstractos, en cuya virtud deben someterse al
cumplimiento de ciertos requisitos formales para su eficacia. Por ejemplo, si una letra de cambio no
cumple con las menciones que señala el artículo 1° de la Ley N° 18.092, “no valdrá como letra de
cambio” (artículo 2°). Lo mismo ocurre respecto del pagaré y del cheque, por cuanto puede protestarse
cuando ha sido mal extendido.

5.- CLASIFICACIÓN:

Los títulos-valores pueden clasificarse de acuerdo a varios criterios, de los cuales veremos los más
relevantes.

5.1.- Atendiendo al contenido de la prestación:

Bajo este criterio se distinguen tres categorías de títulos.


En primer término, están los títulos de pago o dinerarios, o también efectos de comercio; que son
aquellos cuya prestación consiste en el pago de una suma de dinero determinada o determinable (letra
de cambio, pagaré, cheque, factura).
Luego, están los títulos que representan el derecho de disposición sobre cosas, que se denominan
títulos representativos de mercaderías (certificados warrants, vale de prenda, carta de porte,
conocimiento de embarque).
Finalmente, los títulos pueden consistir en un conjunto de derechos de diversa naturaleza, inherentes a
la calidad de socio o acreedor del emisor. Tales son los títulos de participación social o valores
mobiliarios (acciones, bonos, debentures, etc.).

5.2.- Atendiendo a los requisitos formales para la legitimación del acreedor:

Según este criterio, los créditos se clasifican en nominativos, a la orden y al portador.

5.2.1.- Títulos nominativos:

Estos títulos se definen como aquellos que son expedidos o girados a favor de persona determinada,
por lo que no están destinados a circular y tanto su emisión como sus sucesivas transmisiones deben
inscribirse en el registro del emisor. Este registro encuentra su razón de ser en el control que el mismo
desea mantener respecto del documento, para lo cual se emiten a favor de persona cierta y
determinada.
Amén a ello, se debe hacer la diferencia con los títulos a la orden, ya que estos, si bien también indican
como titular a determinada persona, la cláusula a la orden les permite circular mediante el endoso. Por
ello se dice que la letra de cambio nominativa “es un título directo, que se emite con la intención de

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que el aceptante, u obligado cambiario principal, pague a favor de quien consta de manera
nominativamente designado en la misma, sin vocación de circular”38.
Lo anterior no les impide circular. Los títulos nominativos no son endosables, pero para su circulación
deben aplicarse las normas del derecho común, esto es, las que el Código Civil establece para la cesión
de créditos. De ello resulta que la adquisición del título deriva de la adquisición del derecho, que es el
objeto de la cesión de créditos. En otras palabras, el derecho de propiedad sobre el título se adquiere
como consecuencia de la adquisición del derecho incorporado en él.
Hay parte de la doctrina que no los considera como títulos de crédito, ya que al tener que registrarse
pierden su autonomía, la literalidad y el carácter circulatorio, al depender de un registro. Además, el
hecho de registrarse implica que el emisor debe dar su consentimiento en cada caso y puede negarse a
la transmisión, lo que desnaturaliza las características del título. Otra doctrina critica esto, ya que el
registro en realidad sería una carga para el emisor, sin que tenga facultades para negarse a una
transferencia; otra cosa es que se niegue a la transferencia, caso en el cual el documento pierde su
calidad de título-valor.
Los títulos nominativos por excelencia son las acciones (parte alícuota en el capital de una sociedad de
capital), los bonos (instrumentos de deuda emitidos por instituciones públicas o privadas que a su
vencimiento dan derecho para obtener la devolución del capital más el interés) y los debentures (son
bonos que emiten las sociedades anónimas a través de los cuales pueden obtener financiamiento de
largo plazo a cambio de un interés fijo).
Una precisión respecto de las acciones de sociedades anónimas: como se había indicado antes, estos
títulos son nominativos, lo que no quiere decir que no sean negociables. El artículo 15 del Reglamento
de Sociedades Anónimas establece que “Toda cesión de acciones se celebrará por escritura privada
firmada por el cedente y el cesionario ante dos testigos mayores de edad o ante corredor de bolsa o
ante notario público. También podrá hacerse por escritura pública suscrita por el cedente y el
cesionario”.
Finalmente, para que haya legitimación activa en estos títulos, se requiere la posesión del título, la
exhibición al deudor, la cadena de traspasos y el registro de los mismos en el registro del deudor,
además de la identificación del portador.

5.2.2.- Títulos a la orden:

Estos títulos son “los que designan el nombre de su primer titular, a una persona determinada y que
permite la designación de un nuevo titular, de manera sucesiva, es decir, a la orden de la persona a
quien el título se transmita o transfiera regularmente” 39; y si bien están emitidos a favor de
determinada persona, le facultan a transferirlo sin intervención del deudor. Que el título sea
transferido o no es irrelevante, ya que no perderá nunca su calidad de título-valor.
No es necesario que contenga expresamente la frase “a la orden”; puede decir cualquier otra de la cual
se entienda claramente que tiene esa naturaleza (“a la disposición de”, “endosable”, etc.).
Estos títulos circulan mediante el endoso, que es una declaración escrita mediante la cual se transfiere
el título. El artículo 17 de la Ley N° 18.092 lo define como “el escrito por el cual el tenedor legítimo
transfiere el dominio de la letra, la entrega en cobro o la constituye en prenda”.

38
LARA (2013) p. 56.
39
LARA (2013) p. 57.

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En estos documentos, la legitimación activa se acredita mediante la posesión del título, su exhibición al
deudor y la existencia de una cadena ininterrumpida y formal de endosos. Esta continuidad debe ser
formal y externa, lo que significa que no pueden haber endosos en blanco, o extendidos por incapaces
o por terceros sin poder para suscribirlos. Además, se requiere que el portador se identifique, para
poder ejercer su derecho (artículo 31 Ley 18.092).
Cabe señalar, finalmente, que el título a la orden por excelencia es la letra de cambio.
5.2.3.- Títulos al portador:

Los títulos al portador son “aquellos que se emiten sin mencionar en su texto al beneficiario o que
apareciendo éste se les adiciona la cláusula ‘al portador’”40.
Estos títulos son los que mejor se identifican con las cosas muebles, porque por la sola tradición del
documento se produce el cambio en la legitimación activa. ¿Cuándo hay legitimación activa? Cuando
hay tenencia material del título y se exhibe al obligado al pago. Por ello, estos títulos se transfieren por
la simple entrega material.
En caso de extravío, no hay derecho para reivindicar el documento, ya que el interés en la circulación
mercantil exige proteger al poseedor de buena fe antes que al que extravió el documento. Además, la
circunstancia de ser el documento al portador, implica que cualquier persona podría ser dueña del
título, lo que genera evidentes dificultades probatorias. En este caso, la mala fe está determinada por
la circunstancia de conocer si el título ha sido extraviado, hurtado o robado al legítimo portador.
Por ello, la persona que encuentra un título extraviado, puede pedir que un juez así lo declare,
autorizándole a ejercer los derechos que corresponden al portador (artículos 88 y 90 Ley 18.092).

6.- CESIÓN DE LOS TÍTULOS-VALORES:

La razón de ser del título-valor es la de circular. Son esencialmente cedibles. Veamos qué reglas se
aplican a cada caso.

6.1.- Cesión de los títulos nominativos:

Como se dijo anteriormente, en esto títulos consta el nombre del titular y no incluyen las cláusulas “a
la orden” ni “al portador”.
La cesión de los títulos nominativos es un acto complejo, que comprende las siguientes etapas:
a) Traspaso. Es un acto escrito que puede constar en el mismo título o en otro documento
distinto, en el que bajo la firma del cedente, se designa la persona del cesionario.
b) Tradición. Según el artículo 699 del Código Civil, se produce mediante la entrega manual del
título. Con estas dos etapas queda perfeccionada la cesión entre cedente y cesionario.
c) Notificación del deudor. Es una carga que pesa sobre el cesionario, y que consiste en
notificar al deudor -y eventualmente a terceros- de la cesión, informando que el crédito
ahora está en poder del cesionario. Cabe señalar que mientras no se realice esta
notificación, el pago efectuado por el deudor al cedente es válido, y los acreedores podrán
embargar el crédito cedido al cedente (art. 1905 Código Civil). Ahora bien, no será necesario
notificar cuando el deudor acepta de forma expresa o tácita la cesión. ¿Cuándo hay
aceptación expresa?, cuando lo manifiesta expresamente, en términos formales y explícitos.
40
SANDOVAL (2018) p. 53.

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¿Cuándo hay cesión tácita?, cuando el deudor paga todo o parte del crédito al cesionario.
Con este último paso queda perfeccionada la cesión respecto del deudor y de terceros.
Para la cesión de créditos nominativos, se aplican las normas que indican los artículos 1901 y
siguientes del Código Civil, con algunas modificaciones que indican los artículos 162 inciso 3° y 163
inciso 2° del Código de Comercio:
a) Notificación al deudor. El artículo 1902 señala que la cesión no produce efecto contra el
deudor ni contra terceros mientras no se produzca la notificación al deudor de la cesión, o
bien la aceptación de ésta por aquél. Ahora bien, el artículo 1903 solamente dice respecto a
la notificación, que la misma se realiza con exhibición del título, que llevará anotado el
traspaso del derecho con la designación del cesionario y bajo la firma del cedente. A ello, el
artículo 162 del Código de Comercio establece que la notificación se hace por ministro de fe,
con exhibición del título y que para ello basta el simple requerimiento del cesionario. En la
práctica, se efectúa a través de un receptor judicial, previa resolución judicial. En cuanto a la
forma de notificación, la doctrina y la jurisprudencia son unánimes en señalar que debe
notificarse al deudor personalmente.
b) Aceptación del deudor. Puede el deudor concurrir al acto del traspaso y aceptar
expresamente la cesión, o puede hacerlo en un acto posterior. También puede aceptar
tácitamente. Si no acepta, se le notifica la cesión para que produzca efectos.
c) Actitudes del deudor. En el acto de la notificación, el deudor puede asumir tres actitudes:
i. Puede aceptar la cesión en el acto, quedando perfeccionada en consecuencia. En ese
caso, el deudor pierde la oportunidad de oponer la excepción de compensación que
tenía para con el cedente (art. 1569 Código Civil).
ii. Puede aceptar con reservas. En ese caso, puede oponer la excepción de
compensación de deudas que el cedente tenga con él.
iii. Puede oponer las excepciones personales que tenga con el cedente, sin perjuicio que
también las puede oponer en un acto posterior, ya que no se purgan con la cesión.
d) Excepciones. Según el artículo 163 del Código de Comercio, “El deudor a quien se notifique
la cesión y que tenga que oponer excepciones que no resulten del título cedido, deberá
hacerlas presentes en el acto de la notificación, o dentro de tercero día a más tardar, so
pena de que más adelante no serán admitidas (.-) Las excepciones que aparezcan a la vista
del documento o que nazcan del contrato, podrán oponerse contra el cesionario en la misma
forma que habrían podido oponerse contra el cedente”. Vale decir, el inciso 1° se refiere a
las excepciones personales, que son las que emanan de las relaciones personales que el
deudor mantenga con el cedente o el cesionario, las cuales se purgan sólo con la aceptación
sin reservas de la cesión (son, por ejemplo, el pago, la compensación, la remisión, etc.);
mientras que el inciso 2° se refiere a las excepciones reales, que emanan del título en sí
mismo y que, por ende, no se purgan nunca (nulidad, prescripción, etc.). Cabe señalar,
respecto a las excepciones personales, que el artículo 163 es perentorio en cuanto a que, si
el deudor no se pronuncia oponiéndolas dentro de tercero día, ya no podrá hacerlo
posteriormente.
e) Responsabilidad del cedente. En este caso, se debe hacer una distinción:
i. Si la cesión es a título oneroso, el cedente responde de la llamada garantía de
derecho, esto es, que el crédito señalado en el documento es real, válido, existente y
que le pertenece. En cuanto a la garantía de hecho (esto es, la solvencia del deudor),

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no responde a menos que se pacte expresamente y, en tal caso, responde solamente
de la solvencia presente (esto es, a la fecha de la cesión). Respecto de la solvencia
futura, procederá sólo respecto de lo que recibió el cedente por el crédito (esto es,
del precio de la cesión), salvo que expresamente se haya pactado que responderá
del total.
ii. Si la cesión es a título gratuito, el cedente no asume responsabilidad alguna, aunque
alguna parte de la doctrina dice que respondería de la garantía de derecho.

6.2.- Cesión de los títulos a la orden:

Éstos se ceden, según el artículo 164 del Código de Comercio, mediante el endoso, lo que
trataremos más adelante, a propósito de la letra de cambio.

6.3.- Cesión de los títulos al portador:

De acuerdo con el artículo 164 del Código de Comercio, ésta se efectúa por la mera entrega, sin
otra solemnidad.
En cuanto a los efectos de esta cesión, podemos indicar:
a) El deudor no puede oponer excepciones personales respecto de los anteriores tenedores,
ya que al no constar en el título quiénes son, no es posible determinar si hay en contra de
quién oponerlas; en cambio, las excepciones reales siempre procederán.
b) El cedente sólo responde de la garantía de derecho en las cesiones onerosa.

DERECHO COMERCIAL

UNIDAD V: LA LETRA DE CAMBIO

1.- INTRODUCCIÓN:

1.1.- Origen y evolución histórica:

No es posible indicar con certeza cuándo ni cómo se originó la letra de cambio, pero lo que sí se sabe
es que comenzó a emplearse durante la Edad Media con el fin de evitar el transporte de dinero
efectivo por largas distancias. Lara41 atribuye el origen de la letra de cambio a una creación propia de
los comerciantes, como medio de facilitar sus negocios; mientras que Sandoval 42 indica que el origen
de la letra de cambio se encuentra en un hecho histórico concreto, el cual fue la expulsión de los judíos
de Francia43, tras lo cual idearon una forma de recuperar sus bienes consistente en entregar a viajeros
que se dirigían a dicho país, cartas que debían entregarse a quienes custodiaban dichas pertenencias
para que las entregaran a quienes portaban dichas cartas. Entonces, la letra de cambio halla su génesis
41
LARA (2013) p. 75.
42
SANDOVAL (2018) p. 65.
43
Hubo cuatro de estos hechos durante la Edad Media (años 1182, 1306, 1321 y 1394), pero Sandoval no precisa en cuál de
los mismos se habría originado la letra de cambio.

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en una comunicación, una carta complementaria al contrato de cambio, que tenía como finalidad
hacer efectivo el monto señalado en la misma. Otra teoría sobre el origen de la letra de cambio, según
también relata Sandoval, estaría en el denominado cambio seco, el cual permitía encubrir el préstamo
a interés que se encontraba prohibido por el Derecho Canónico.
Lara la vincula derechamente al contrato de cambio, el cual era realizado por los banqueros durante la
Edad Media y cuyo surgimiento obedeció a la necesidad de evitar el transporte de dinero a través de
largas distancias, por motivos de seguridad. Para ello, lo que se hacía mediante la letra de cambio era
anticipar moneda local a cambio de la promesa de rescatar posteriormente otra cantidad equivalente
en lugar y moneda distintos. “El cambista o banquero, entonces, contra una entrega de dinero se
obliga a hacerla pagar por un tercero, en otra plaza distante o, en otro país, a la persona indicada como
beneficiaria en el documento (distantia loci). Así, la letra de cambio nace como un medio de ejecución
del contrato de cambio”44. Pero además tiene en un principio, además de esta función ejecutora del
contrato de cambio, un rol como forma de acreditar el mismo. Luego, con la introducción de la cláusula
“a la orden”, la letra de cambio pudo convertirse en un medio de crédito, ya que al permitir así su
traspaso se pudo emplear como un medio al cual atribuir un valor actual, cambiándolo por la promesa
de recibir posteriormente su valor futuro. Finalmente, se llega a un punto en el cual la letra de cambio
se independiza del contrato de cambio, adquiriendo valor propio como título de crédito y
formulándose algunos principios respecto de la misma que, según se plantea, se han erigido incluso
hoy como la base del sistema bancario:
a) La letra de cambio es la moneda de los comerciantes, por cuanto permite emplearla como
un medio de pago.
b) Es un título que contiene una orden de pago, no limitándose a cumplir un rol meramente
probatorio de una obligación.
c) Es independiente de la relación subyacente que le da origen, cuestión que debemos vincular
con la autonomía de los títulos-valores.
d) Es una promesa unilateral hecha al público, por cuanto al poder circular y endosarse varias
veces, a prima facie resulta imposible saber, en definitiva, quien será el acreedor.

1.2.- Funciones de la letra de cambio:

Ya habíamos dicho que la letra de cambio se vincula con el contrato de cambio, en cuanto era un
medio de probarlo y ejecutarlo; es así como los comerciantes de la Edad Media la utilizaban para no
tener que trasladar físicamente el dinero de un lugar a otro. Por eso resulta necesario referirse
brevemente al contrato de cambio, el cual se define según el artículo 620 del Código de Comercio
como “una convención por la cual una de las partes se obliga, mediante un valor prometido o
entregado, a pagar o hacer pagar a la otra parte o a su cesionario legal cierta cantidad de dinero en un
lugar distinto de aquel en que se celebra la convención”.
Así, la letra de cambio era el instrumento de ejecución por excelencia, ya que mediante ella el librador
(emisor del documento) ordenaba al librado (obligado al pago) que pague una cantidad de dinero al
beneficiario o a su cesionario legal en un lugar distinto al del giro o emisión. Así, por ejemplo, tengo
que viajar a Santiago a hacer un pago, pero para evitar movilizar materialmente el dinero, tomo una
letra en la sucursal de Antofagasta de un banco cualquiera (librador), que ordene a la sucursal de

44
LARA (2013) p. 76.

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Santiago (librado) que pague el dinero a mi orden (beneficiario) o a quien yo haya cedido o endosado
el documento (portador).
Ahora bien, cuando la letra de cambio comenzó a considerarse por su valor propio, con independencia
del contrato de cambio, se convirtió en un instrumento de pago, desarrollándose algunos elementos:
a) Se comenzó a incluir la cláusula “a la orden”, la que permite transferir la letra mediante el
endoso.
b) El tomador o beneficiario debe tener la certeza de que el librado estará dispuesto a cumplir
la orden o promesa de pago, lo que se materializa mediante la aceptación de la letra.
c) La circulación no puede trabarse por las excepciones que pueda oponer el librado; es por
eso que el endoso traslaticio origina la inoponibilidad de excepciones y obliga a los
endosantes al pago de la letra.

2.- CONCEPTO:

Para Ripert, es un “título que remitido por el librador al beneficiario da a este último el derecho de
hacerse pagar a una época determinada, en general fijada por la costumbre, de una suma de dinero
por el librado”45.
El antiguo artículo 632 del Código de Comercio, derogado por la Ley 18.092, la definía como “ un
mandato escrito, revestido de las formas previstas por la ley, por el cual el librador ordena al librado
pague una cantidad de dinero a la persona designada o a su orden”. Esta definición provenía del
derecho francés y no resulta adecuada para el rol de la letra de cambio en la actividad económica
actual, además de ser errónea al definirla como un mandato, en circunstancias que la letra de cambio
no es un contrato, sino que su emisión deriva de un acto unilateral.
Sandoval la define como “un título-valor que contiene la orden, no sujeta a condición, de pagar una
cantidad determinada o determinable de dinero, en la época fijada en ella o a su presentación, que
obliga a cumplirla con el beneficiario designado o a su orden, al aceptante y a todos los demás sujetos
que garanticen cambiariamente su pago”46.

3.- INTERVINIENTES EN LA LETRA DE CAMBIO:

a) Librador o girador: Es la persona natural o jurídica que emite el título.


b) Librado o girado: Es aquel a quien se ordena que pague la cantidad girada, a cuyo cargo se
gira la letra, y sólo resulta obligado en virtud de la aceptación de la orden que da el librador.
c) Tomador o beneficiario: Es la persona designada o a cuya orden debe pagarse la suma de
dinero. Cuando la letra sirve para ejecutar el contrato de cambio, necesariamente el
beneficiario debe ser distinto del librador.
d) Aceptante: Es el librado que admite el encargo de pagar la letra. Su aceptación se
perfecciona por la firma del documento.
e) Endosante: Es el que transmite a otro el documento en virtud del endoso; endosatario o
cesionario es quien adquiere la promesa de pago incorporada en el documento por el
endoso.
f) Avalista: Es el que afianza el pago del documento por alguno de los obligados.

45
SANDOVAL (2018) p. 72.
46
SANDOVAL (2018) p. 72.

Página 29 de 70
g) Portador, tenedor o poseedor: Es quien adquiere el título legítimamente y tiene derecho a
exigir el pago.

4.- EMISIÓN O GIRO DE LA LETRA DE CAMBIO:

4. 1.- Requisitos formales de la letra de cambio:

La letra de cambio tiene carácter formal. ¿A qué nos referimos con esto? A que la misma debe emitirse
respetando ciertas solemnidades legales, sin las cuales carece de valor (art. 2º Ley 18.092). Si se
cumplen los requisitos formales, la letra tiene eficacia jurídica y adquiere sus caracteres de literalidad y
autonomía.

4.1.1.- Enunciaciones de la letra de cambio (art. 1° Ley 18.092):

a) “La indicación de ser letra de cambio, escrita en el mismo idioma empleado en el título”.
El objeto de esta exigencia es el de dejar fijado en la letra su carácter de efecto de
comercio, concretamente de ser una letra de cambio, para así diferenciarla de otros
documentos que produzcan el mismo efecto (orden de pago de dinero). Debe expresarse así
para que el tenedor pueda saber que se trata de una letra de cambio.
Es una mención esencial, y no puede reemplazarse por otra, aunque sea equivalente.

b) “El lugar y fecha de su emisión. No obstante, si la letra no indicare el lugar de la emisión,


se considerará girada en el domicilio del librador”.
La relevancia de esta mención radica en los siguientes efectos que produce:
i. Aplicación del principio locus regit actum: la ley del lugar de la emisión rige la
forma del documento (art. 17 CC). El señalamiento del lugar de emisión no es
una mención esencial, ya que si no se indica, se entiende emitida en el domicilio
del librador. Ahora bien, ¿cómo se determina el domicilio del librador, si la ley no
exige esa mención? Es un tema de prueba, ya que solo se exige la firma del
librador.
ii. Permite establecer la época de vencimiento cuando se trata de una letra
girada a plazo. Igualmente es relevante para los efectos del art. 35 de la Ley
18.092, cuyo inciso segundo indica que hay un plazo de un año para aceptar una
letra girada a un plazo contado desde la vista; de no ser aceptada queda sin valor
a menos que sea protestada.
iii. La fecha permite determinar la capacidad del librador.
iv. El señalamiento de la fecha de emisión es una mención esencial, y si no se
indica o está mal señalada, el documento no vale como letra de cambio.

c) “La orden, no sujeta a condición, de pagar una cantidad determinada o determinable de


dinero”.
Es claramente una mención esencial ya que se refiere al objeto de la letra de cambio,
que no es otro que el de ordenar el pago de una suma determinada o determinable de
dinero.

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Esta mención permite diferenciar la letra de cambio de otros títulos de crédito que
recaen sobre bienes (carta de porte, conocimiento de embarque, certificado warrant,
acciones).
También nos permite diferenciarla de otros títulos como el pagaré: el pagaré es una
promesa de pago mientras que la letra de cambio es una orden de pago. ¿A qué nos
referimos con esto? En una orden de pago hay 3 sujetos: el que emite la orden (librador), el
obligado al pago (el librado) y el beneficiario (tomador). En cambio, en la promesa de pago
hay solo 2 sujetos, el que emite la promesa y se obliga a cumplir y el beneficiado. De ese
modo el pagaré no requiere aceptación porque nace confesada la deuda, mientras que en la
letra de cambio se precisa la aceptación para que el librado cumpla; si el librado no acepta
se debe protestar la letra para hacer efectiva la responsabilidad del librador.
Como lo señala la norma, la orden de pago no puede quedar sujeta a condición, lo cual
coincide con los requisitos de fondo de la aceptación de la letra, que debe ser pura y simple,
para dar certeza a la prestación.
Finalmente, que la letra sea determinable significa que puede expresarse el valor en
alguna unidad convertible (UF, UTM, moneda extranjera) o bien pactarse intereses y/o
reajustes.

d) “El nombre y apellido de la persona a que debe hacerse el pago o a cuya orden debe
efectuarse”.
La persona a quien debe hacerse el pago es el tomador o beneficiario de la letra.
En cuanto a la cláusula a la orden, si la misma se omite la letra de cambio no se
transforma en un título nominativo, porque la falta de dicha cláusula permite la
transferencia de la letra por endoso (art. 18 Ley 18.092).
No obstante, la ley no impide que se emita una letra de cambio nominativa, ya que ello
no altera la naturaleza de la letra (es una mención accidental). Para ello se le inserta la
cláusula “no endosable” u otra equivalente, y en ese caso la letra solo podrá transferirse o
darse en prenda según las reglas aplicables a los títulos nominativos.

e) “El nombre, apellido y domicilio del librado”.


Es una mención esencial, ya que permite determinar quién es el obligado al pago. Esta
mención por sí sola, no genera obligación alguna para el librado, ya que se requiere por su parte
la aceptación de la letra.
El artículo 4° de la ley, permite la pluralidad de librados, y en ese caso deberá indicarse un
domicilio único para todos ellos.

f) “El lugar y la época del pago. No obstante, si la letra no indicare el lugar del pago, éste
deberá hacerse en el domicilio del librado señalado en el documento; y si no contuviere la
fecha de su vencimiento, se considerará pagadera a la vista”.
Estas no son menciones esenciales, ya que como se aprecia, la propia norma suple el
silencio del librador.

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La importancia del lugar radica en determinar en dónde debe cumplirse la prestación y, en
caso que ello no ocurra, dónde debe protestarse por falta de pago (ante notario del lugar
del pago).
En cuanto a la época del pago, el artículo 48 de la ley indica las formas en las cuales puede
ser girada la letra de cambio.

g) “La firma del librador”.


La firma equivale a la intención del librador y, por lo tanto, a su voluntad de obligarse, razón
por la cual es indudablemente una mención esencial.

4.1.2.- Sanción por falta de menciones esenciales:

En este caso, se debe estar a lo que dispone el artículo 2° de la Ley N° 18.092, en cuanto a que “ El
documento en que no se cumpla con las exigencias del artículo precedente, no valdrá como letra de
cambio”.
Al respecto debemos tener en consideración dos cosas:
a) El antiguo artículo 641 del Código de Comercio, establecía que la letra de cambio a la cual le
faltase una mención esencial, valía como simple pagaré 47; mientras que la norma actual no
le asigna valor alguno.
b) Si una letra de cambio está suscrita por personas imaginarias, tiene firma falsa o si, por
cualquier razón, alguno de los signatarios no se encuentra obligado, los demás sí lo estarán,
en mérito del principio de independencia de las firmas (art.
7° Ley 18.092).

4.1.3.- Suscripción de letra en blanco y menciones posteriores al giro:

El artículo 11 de la ley permite que con posterioridad al libramiento de la letra puedan agregarse
menciones, siempre que se cumpla con los siguientes requisitos:
a) Que se llene por el portador legítimo.
b) Que el llenado se realice de acuerdo a las instrucciones dadas por los obligados al pago de la
letra.
c) Que el llenado sea hecho antes de la presentación al cobro.
Aquí podemos apreciar la existencia de otra excepción que el obligado puede oponer al
portador (incumplimiento de las instrucciones en el llenado de la letra), debiendo acreditar esa
circunstancia. Dicha excepción no puede oponerse respecto de un tercero de buena fe, que sería el
caso de quien adquirió la letra por endoso traslaticio de dominio, ignorando que la letra se suscribió en
blanco y que en el llenado se incumplieron las instrucciones. Como el tercero está amparado por la
presunción de buena fe, es el obligado el que debe probar la mala fe.

4.1.4.- Menciones accesorias de la letra de cambio:

Son menciones que pueden incorporarse voluntariamente y son elementos de la naturaleza del
giro de la letra. Están señaladas en el artículo 13 de la ley:
47
“La letra de cambio en que faltare alguna de las formalidades legales será considerada como simple pagaré firmado por el
librador a favor del tomador”.

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a) “La comuna dentro de la cual esté ubicado el lugar del pago”.
Es relevante sobre todo en las aglomeraciones urbanas que comprenden varias comunas,
como Santiago, el Gran Valparaíso, el Gran Concepción, La Serena – Coquimbo.
También es importante para los efectos del protesto. En palabras simples, el protesto es
una formalidad en la cual se deja constancia que la letra de cambio no fue aceptada por el
librado, que la aceptación no fue fechada o bien en caso que no se pague. La relevancia para los
efectos de nuestro estudio radica en que tratándose del protesto por falta de pago, el Notario
que realiza la diligencia debe verificar en la Tesorería Comunal si se ha efectuado en ella algún
depósito destinado al pago del documento, siempre que en él se haya señalado la comuna
correspondiente al lugar del pago.

b) “La cláusula de ser reajustable la cantidad librada, que se expresará mediante la palabra
‘reajustable’ u otra igualmente inequívoca”.
En este caso, se aplica el reajuste según las reglas señaladas en el propio título (art. 14), si
nada se dice se aplica la Ley 18.010. Si se indica un sistema de reajustabilidad prohibido por la
ley, la cláusula se tendrá por no escrita.

c) “La cláusula de intereses, los que correrán desde la fecha en que la letra fue emitida y
hasta su efectivo pago, a menos que en la letra se indiquen otras fechas; y se calcularán
sobre la cantidad reajustada, en su caso, salvo mención expresa en contrario”.
Al respecto, se aplican las reglas generales contenidas en la Ley N° 18.010, y corren hasta la
fecha de su pago efectivo.

d) “La cláusula ‘devuelta sin gastos’ o ‘sin obligación de protesto’”.


La cláusula “devuelta sin gastos” dice relación con el protesto de la letra por falta de pago.
Cuando llegado el vencimiento la letra no se paga, debe protestarse, de lo contrario el
beneficiario pierde sus derechos en contra del librador y endosantes. En este caso, por regla
general el librador debe asumir los gastos del protesto, pero mediante la cláusula “devuelta sin
gastos” no asume dichos gastos, que pasan a cargo del portador.
La cláusula “sin obligación de protesto”, como su nombre lo indica, libera al portador de
efectuar el protesto.

e) “Otras menciones que no alteren la esencia de la letra”.


No se pueden incluir menciones que desvirtúen la esencia, como por ejemplo la cláusula “al
portador”, o vencimientos sucesivos.
Es importante tener en cuenta que toda mención accesoria debe incluirse expresamente.

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5.- OBLIGACIONES DEL LIBRADOR:

5.1.- Obligaciones con los tomadores o beneficiarios:

Por el hecho de girar la letra, el librador garantiza tanto al beneficiario como a los portadores que le
sucedan, la aceptación y pago de la letra.
En su calidad de creador de la letra, el girador es el primer obligado al pago; cuando el librado
acepta la orden del librador y se obliga a pagar el documento, el librador se mantiene solo como
garante solidario en caso que el aceptante no pague.
El artículo 10 de la Ley 18.092 dice que “El librador garantiza la aceptación y el pago de la letra
de cambio”. Lo que asume es el riesgo de la falta de aceptación. No hay una promesa de hecho ajeno,
ya que el librador se obliga por su propia voluntad unilateral, al girar la letra.
Para hacer efectivos sus derechos, el beneficiario debe protestar la letra por falta de
aceptación, pudiendo hacerlo aun antes del vencimiento (art. 79 y 81).
Ahora bien, el librador puede liberarse de la responsabilidad de la aceptación mediante una
cláusula accidental (por ejemplo, “sin responsabilidad por la aceptación”), pero lo que no puede hacer
es eximirse de la garantía de pago o limitar dicha garantía, si así lo hiciere, esa cláusula se tiene por no
escrita.
Finalmente, si la letra es aceptada pero no pagada, el portador debe protestarla por falta de
pago para hacer valer sus derechos en contra del librador, endosantes y avalistas, pero conserva acción
de cobro en contra del aceptante, aun cuando no proteste la letra.

5. 2.- Obligaciones con el librado:

Antes de la Ley 18.092, el Código de Comercio contenía una serie de obligaciones del librador
para con el librado, que se ajustaban a la concepción que el Código de Comercio tenía como un
mandato entre librador y librado.
La Ley 18.092, producto del cambio de paradigma, no señala obligación alguna a este respecto,
ya que considera a la letra de cambio como un acto unilateral.

6.- EL ENDOSO DE LA LETRA DE CAMBIO:

6. 1.- Introducción:

La letra de cambio es un título de crédito porque representa el pago de una suma de dinero que
puede emitirse nominativamente o a la orden. De esa manera, por definición puede transferirse a
terceros sin necesidad que intervenga el librador.
La transferencia de la letra es facultativa, de modo que, si no circula, no pierde su valor como
título de crédito.
Los documentos a la orden circulan mediante el endoso, que es en palabras de
Sandoval, “un acto jurídico documental que se hace efectivo mediante una declaración de voluntad
exteriorizada formalmente al dorso del título, con la firma de quien lo otorga”.

6.2.- Definición legal:


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El artículo 17 de la Ley 18.092 define al endoso en los siguientes términos: “ El endoso es el
escrito por el cual el tenedor legítimo transfiere el dominio de la letra, la entrega en cobro o la
constituye en prenda”.
A la definición lo que le interesa es destacar los efectos jurídicos del endoso que son: transferir
el título, entregarlo en cobro y constituirlo en prenda.
Independientemente de su finalidad el endoso debe cumplir con tres exigencias formales:
a) Debe ser un acto escrito.
b) Debe contener la firma del endosante.
c) Debe literalizarse al dorso del documento.
Sobre ese último punto, debemos tener en cuenta lo dispuesto por el artículo 17 de la ley: si no
existe espacio suficiente en el título, la ley permite adherir una hoja de prolongación, en la cual pueden
insertarse en su anverso menciones de la letra (esenciales, de la naturaleza o accidentales) y en el
dorso, el endoso.
El artículo 18 de la ley señala que la letra de cambio aún no librada expresamente a la orden es
endosable, pero en este caso el librador puede insertar la cláusula “no endosable”, caso en el cual para
transferirla no se podrá hacer mediante endoso traslaticio de dominio, sino que mediante cesión de
créditos nominativos. No obstante, el endoso en comisión de cobranza siempre procederá.
6.3.- Naturaleza jurídica e importancia económica del endoso:

El endoso es la forma mediante la cual circulan los títulos a la orden, y en cuanto a su naturaleza
jurídica es un acto jurídico unilateral, documental y escrito, mediante el cual se hace efectiva la
intención de transferir el documento, entregarlo en cobro o darlo en prenda.
Desde el punto de vista económico, el endoso permite la circulación del título y emplearlo como
medio de pago. Por ejemplo, yo soy el beneficiario de una letra de cambio a la orden, tengo deudas
con otros acreedores, y como la letra tiene valor nominal -incluso reajustable y con intereses si así se
pactó- puedo usarla como medio de pago, la endoso a mi acreedor y así pago mi deuda sin necesidad
de tener dinero efectivo o a endeudamiento. También podría usarlo como medio para obtener
financiamiento, endosando la letra a un banco, el cual me la adquirirá cobrando un interés o una
comisión llamada descuento.
En suma, el endoso facilita la circulación del crédito.

6.4.- Características del endoso:

El endoso, en cuanto acto jurídico, tiene las siguientes características:

a) Es accesorio, ya que no existe por sí solo, sino que depende de la existencia de una letra de
cambio u otro título de crédito a la orden.
b) Es solemne, por cuanto es un acto escrito que lleva la firma o impresión digital del endosante,
puesta al dorso del documento.
c) Es no condicionado, ya que el endoso no está sujeto a condición en cuanto a su existencia, pero
sí en cuanto a alguno de sus efectos. (ejemplo: cláusula para exonerarse de la garantía de
aceptación, o cláusula “no endosable”). El carácter no endosable es de la esencia del mismo,
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según el artículo 19 de la ley 18.092 (“El endoso debe ser puro y simple. Toda condición a que se
subordine el mismo se reputa no escrita”).
d) Es total, lo que significa que abarca la totalidad de la letra. No puede haber endoso parcial, y la
cláusula que así lo estableciere no produce efecto alguno (artículo 19).

6.5.- Endosatario:

El artículo 20 de la ley señala que pueden ser endosatarios: un tercero, el librado o aceptante, el
librador o cualquier otro obligado. Además, señala que cualquiera de ellos puede volver a endosar la
letra.
Como ya se planteó, el endoso es un acto unilateral del endosante, de modo tal que la voluntad
del endosatario es irrelevante, ya que es un mero beneficiario.
En cuanto a los efectos del endoso, variarán dependiendo de la calidad que el endosatario
tenga en la letra. Por ejemplo, si la letra se endosa a favor del aceptante, la obligación se extingue por
confusión, no así el documento, el cual puede seguir circulando. Si el endosatario es un tercero, los
efectos dependerán del tipo de endoso (en dominio, en cobro, en garantía).

6.6.- Clasificación del endoso:

Hay dos clasificaciones:

6.6.1.- Atendiendo a la forma en que se otorga:

a) Endoso regular: Es aquel que, además de la firma del endosante o su representante,


contiene el lugar y fecha de su otorgamiento, el nombre del endosatario y la calidad del
endoso. La importancia del endoso regular dice relación con la determinación de la
legitimación activa del portador que cobra el documento, ya que el artículo 26 de la ley
considera portador legítimo al tenedor de la letra que justifica su derecho por una serie no
interrumpida de endosos, aunque el último esté en blanco. Si hay endosos irregulares o en
blanco, se interrumpe la serie, al faltar el nombre del endosatario. No obstante, la misma
ley resuelve este problema ya que se presume que el firmante del endoso que sigue a un
endoso en blanco, lo adquirió por dicho endoso en blanco precedente (art. 26 inciso 2°).
Otra razón por la cual es importante el endoso regular es para los efectos de la legitimación
pasiva del pagador, a fin de quedar liberado de su obligación, ya que según el artículo 31
mantiene responsabilidad si paga a un portador ilegítimo.
b) Endoso irregular: Es aquel al cual, estampándose la firma del endosante, se le agrega una o
más de las siguientes menciones, pero no todas: nombre del endosatario, fecha, lugar.
Todas ellas son menciones no esenciales, que se suplen según lo señala la ley: a falta de
lugar, se entiende hecho en el domicilio del endosante. A falta de fecha, se entiende
extendido antes del vencimiento de la letra (art. 22). Si no se indica la calidad, se presume
que es traslaticio de dominio (art. 21). Si se omite el nombre del endosatario, se considera
como endoso en blanco, que tiene los mismos efectos que el endoso regular (arts. 23 y 24).
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c) Endoso en blanco: Es aquel que estando firmado por el endosante no contiene el nombre
del endosatario (art. 23). El endoso en blanco autoriza al portador para llenarlo,
anteponiendo a la firma del endosante su propio nombre o el de un tercero, y para
transferir la letra, sin llenar el endoso, por la sola entrega del documento. El tenedor
también puede endosarla en comisión de cobranza o en garantía (art. 24).

d) Endoso al portador: Según el artículo 19, vale como endoso en blanco.

6.6.2.- Atendiendo a sus efectos jurídicos:

De acuerdo a esta clasificación, el endoso se clasifica:

a) Traslaticio de dominio: Es el escrito puesto al dorso de un título a la orden, mediante el cual


el tenedor legítimo transfiere su dominio y la prestación incorporada a él. Si no se menciona
la calidad, el endoso es traslaticio de dominio (art. 21).

b) En cobro o en comisión de cobranza: Importa un mandato para el cobro.

c) En prenda o en garantía: Implica su constitución en prenda.

6.7.- Endoso traslaticio de dominio:

En virtud de este endoso, se transfiere el dominio del título y de los derechos que de él emanan.
Desde el punto de vista formal, puede ser regular o en blanco.

6.7.1.- Efectos del endoso traslaticio de dominio:

a) Transferencia de dominio de la letra:


En virtud del endoso traslaticio de dominio, la cesión se perfecciona tanto entre
endosante y endosatario como respecto del aceptante y de terceros que lleguen a ser
portadores de la letra de cambio. Si el título tuviere garantías, el endoso traslaticio de
dominio implica también el traspaso de las mismas.
Cabe recordar que en virtud de la autonomía de la letra de cambio, el endosatario
adquiere un derecho nuevo, independiente tanto de la relación subyacente como de los
anteriores tenedores.
El endoso es un requisito de la legitimación de los títulos a la orden. La legitimación es la
situación jurídica regulada por el derecho cambiario, en cuya virtud el portador regular de
un título está facultado para ejercer todos los derechos que emanan del documento, una
vez que lo presenta al cobro.

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La legitimación activa es el conjunto de condiciones formales necesarias para que el
acreedor pueda ejercer válidamente las acciones que emanan del título (art. 26), y son: la
posesión del documento, su presentación o exhibición y la identificación del portador.
La legitimación pasiva, se analiza desde el punto de vista del pago: el deudor se libera si
paga el título a su portador legítimo. El deudor no tiene ninguna obligación de indagar o
averiguar quién es el legítimo tenedor porque para eso basta la legitimación activa formal,
pero si paga a un tenedor ilegítimo, dicho pago no extingue la obligación. La obligación que
tiene es la de verificar la identidad de quien presenta el documento al cobro y la
continuidad de los endosos (art. 31).

b) Responsabilidad solidaria del endosante:


Otro efecto del endoso traslaticio de dominio es que garantiza la aceptación y pago de la
letra de cambio, por lo que el o los endosante serán solidariamente responsables de los
efectos de la falta de aceptación o de pago, salvo estipulación en contrario.
De acuerdo con el artículo 25 inciso 2° de la ley, el endosante puede prohibir un nuevo
endoso, caso en el cual no responderá ante los endosatarios posteriores.
La responsabilidad solidaria está establecida en el artículo 79 de la ley: “Todos los que
firman una letra de cambio, sea como libradores, aceptantes o endosantes, quedan
solidariamente obligados a pagar al portador el valor de la letra, más los reajustes e
intereses, en su caso”.
El requisito esencial para que el portador pueda ejercer acciones en contra de los
endosantes es que proteste en tiempo y forma la letra por falta de pago; de no hacerlo, se
produce la caducidad de dichas acciones, como también de las que tuviere en contra del
librado o los avalistas. Las excepciones a esta regla se producen en dos casos: i) si con
anterioridad al vencimiento de la letra se dicta resolución de liquidación en contra del
librado o aceptante de conformidad con la Ley N° 20.720, y b) si se incluyeron las cláusulas
“devuelta sin gastos” o
“sin obligación de protesto”.

c) Inoponibilidad de excepciones:
La ley consagra expresamente este efecto del endoso traslaticio de dominio en su
artículo 28, al indicar que “La persona demandada en virtud de una letra de cambio no
puede oponer al demandante excepciones fundadas en relaciones personales con anteriores
portadores de la letra”.
Ello permite confirmar el carácter autónomo del derecho del cesionario, desvinculado
del derecho que tenía el cedente y de la relación subyacente que generó la emisión del
título.
Como la norma indica, la inoponibilidad se refiere a las excepciones personales que
puede oponer el obligado en contra del portador legítimo fundadas en relaciones
personales con anteriores tenedores de la letra, pero no alcanza a las excepciones que
afectan al título, por ejemplo:
▪ Las que se funden en alguna irregularidad formal del título.
▪ La falsedad del título, sin perjuicio del principio de independencia de las firmas.
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▪ Las de novación, compensación, remisión y pago, cuando se funden en
relaciones personales entre demandante y demandado. Respecto al pago, debe
fundarse en una cancelación otorgada en la letra misma.

d) Endoso de una letra vencida:


Está regulado en el artículo 32, que dispone: “El endoso de una letra vencida o
protestada por falta de pago no tiene más valor ni produce otro efecto que el de una cesión
ordinaria; y en este caso el cedente y el cesionario podrán ajustar los pactos que les
convengan”.

6.8.- Endoso en comisión de cobranza:

Se encuentra en el artículo 29 de la ley, y consiste en aquel que contiene una cláusula que
indique un mandato para que su portador ejerza todos los derechos derivados de la letra, salvo los de
endosarla en dominio o en garantía (“valor en cobro”, “en cobranza”, “en comisión de cobranza”).
Desde el punto de vista formal, debe hacerse siempre de manera regular y no puede hacerse en
blanco, ya que al ser un mandato comercial debe necesariamente indicarse el nombre del endosatario-
mandatario a quien se encarga cobrar el título.

6.8.1.- Efectos del endoso en comisión de cobranza:

a) Efectos cambiarios:
El principal efecto de este endoso es el de encomendar el cobro y de cobrar y percibir el
monto, incluso judicialmente, actuando por cuenta del endosantemandante.

b) Efectos en cuanto mandato judicial:


Dado que el endosatario en cobro puede cobrar la letra incluso judicialmente, cuenta
para ello con todas las facultades propias del mandato judicial, incluyendo las del inciso
segundo del artículo 7° del Código de Procedimiento Civil. Esto constituye una excepción a
las reglas generales, ya que las facultades del inciso 2° del artículo 7° del CPC requieren
mención expresa. No obstante, no modifica las normas sobre comparecencia en juicio de la
Ley 18.120, por lo que si el endosatario no tiene la calidad de abogado habilitado para el
ejercicio de la profesión, deberá designar uno para el cobro en sede judicial.

c) Efectos en cuanto comisión mercantil:


Al ser una comisión mercantil, el endoso en cobro produce los mismos efectos que la
comisión mercantil:
▪ Las facultades del endosatario cesarán cuando se verifique alguna de las causales
de término de la comisión.
▪ El librado puede oponer al endosatario en cobro todas las excepciones que tiene
contra el endosante.
▪ Una vez aceptado el encargo, el endosatario debe cumplirlo, y de no hacerlo se
hace responsable de los perjuicios que sobrevengan.

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6.9.- Endoso en garantía:

Este endoso se caracteriza por tener una cláusula que manifiesta el propósito de constituir en
prenda el documento (“valor en prenda”, “valor en garantía”).
Este endoso supone necesariamente la existencia de una obligación principal del tenedor de la letra, la
cual cauciona mediante su endoso.
Desde el punto de vista de su emisión, el endoso en garantía debe contener todas las menciones
propias de un endoso regular; no puede endosarse en blando ya que debe señalarse expresamente la
persona del acreedor prendario o endosatario en garantía. Por otra parte, al ser la prenda un contrato
real, debe entregarse materialmente la letra al endosatario.

6.9.1.- Efectos del endoso en garantía:

- De acuerdo con el artículo 30 de la ley, el endoso en garantía faculta al portador para ejercer
todos los derechos emanados de la letra, cobrarla judicial y extrajudicialmente y aplicar sin más
trámite su valor al pago de su crédito, debiendo rendir cuenta al endosante.
- El endosante no responde de la aceptación o pago del documento, salvo pacto expreso en
contrario.
- El endosatario en garantía, mientras mantenga la letra en su poder, debe practicar todas las
diligencias necesarias para conservar los derechos que emanan de ella, esto es, debe cumplir
todas las cargas legales que recaen sobre el portador, tales como protestar la letra por alguna
causal legal.
- En cuanto acreedor prendario, se le aplica la norma del artículo 2394 del Código Civil, esto es, la
obligación de guardar y conservar la prenda como un buen padre de familia.
- Puede endosar la letra, pero dicho endoso sólo vale como endoso en cobro.
- El deudor de la letra no puede oponer en contra del endosatario excepciones fundadas en
relaciones personales con anteriores tenedores del documento.

7.- LA ACEPTACIÓN DE LA LETRA DE CAMBIO:

7.1.- Concepto:

La aceptación de la letra de cambio, según Sandoval, es “el acto unilateral por el cual el librado admite
la orden del librador mediante la aposición de su firma en el anverso de la letra de cambio, quedando
como obligado directo al pago de la letra”.
Al vencimiento de la letra, o a su presentación, si es a la vista, la persona a quien debe cobrarse es al
aceptante. Lo anterior según el artículo 45 de la ley, que prescribe que
“el que acepta se obliga al pago de la letra”, así como el artículo 79 (“Todos los que firman una letra de
cambio, sea como libradores, aceptantes o endosante, quedan solidariamente obligados a pagar al
portador el valor de la letra”).
Mientras el librado no preste su aceptación, no contrae obligación de pagar la letra, por lo que
se plantea el problema de determinar por qué debe pagar.

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Una primera tesis señala que existiría una relación causal entre el librador que emite el documento y
el librado que lo acepta. El hecho de aceptar implicaría la existencia de una provisión de fondos
suficientes para cubrir la cantidad girada.
Otra doctrina recurre a la figura de la delegación, señalando que el librado sería un delegado del
librador.
Para Sandoval, la aceptación es una declaración unilateral de voluntad en cuya virtud el librado se
constituye en deudor cambiario, generando así una obligación que pesa sobre el aceptante y lo
convierte en deudor directo.

7.2.- Pluralidad de librados:

Ya hemos dicho que la ley permite girar una letra en contra de varias personas, caso en el cual todas
se consideran librados, salvo que se haya establecido un orden, situación en la cual se entiende como
librado solamente a quien aparece en primer lugar en el documento y a los demás como librados
subsidiarios en el orden que se haya establecido. La intención que tuvo el legislador fue la de aclarar
que el creador del título promete al tomador y sus sucesores un conjunto de personas como
aceptantes llamados conjuntamente a la aceptación. Si no aceptan, nacerá la responsabilidad por
garantía de aceptación del girador.
Si se gira la letra a varios librados conjuntos, en caso de que no acepten, deberá protestarse por falta
de aceptación respecto de todos ellos. Si los librados son alternativos, se debe protestar siguiendo el
orden establecido.
De acuerdo con el artículo 45 de la ley, habiendo varios librados, cualquiera que sea la forma en que
estén designados, el que acepta la letra se obliga al pago.

7.3.- Presentación de la letra a la aceptación:

Como paso previo a la aceptación, es necesario que el portador presente la letra al librado. Ello puede
hacerlo directamente el tenedor legítimo, como así también el endosatario en cobro o un mandatario
especial a quien no se haya endosado la letra (art.
34).
Ahora bien, la mera tenencia de la letra hace presumir el mandato y confiere la facultad para
presentarla a la aceptación y, en caso de que ésta no se verifique, para requerir el protesto por falta de
aceptación.
¿Qué reglas debemos tener en cuenta respecto de la oportunidad en que se debe presentar la letra a
la aceptación?:
- En principio puede ser en cualquier tiempo entre la fecha de expedición y la fecha de
vencimiento (art. 35).
- Puede darse incluso antes del giro de la letra, pero dicha aceptación queda supeditada a que el
librador la suscriba, conforme a las reglas de la letra en blanco.
- Puede aceptarse también incluso después del protesto por falta de aceptación o de pago, así
como después del vencimiento (art. 39).
- En ocasiones puede girarse una letra a un plazo contadero desde la vista, de ese modo la
aceptación es relevante porque permite fijar el vencimiento de la letra.
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- Si la letra se gira con una cláusula en virtud de la cual debe presentarse a la aceptación en un
determinado plazo, debe presentarse a la aceptación, y en ese caso el librado debe estampar la
fecha de la aceptación en la letra, ya que así quedará constancia del cumplimiento de ese
requisito. Si no se acepta la letra, o si aceptando el librado se niega a estampar la fecha, el
beneficiario deberá protestarla, y en ese caso el plazo para pagar la letra girada a un plazo
contadero desde la vista corre a partir del día del protesto (art. 36). Igualmente, si una letra
pagadera a un plazo desde la vista, se protesta por falta de aceptación y el librado la acepta
posteriormente, el plazo de vencimiento se cuenta desde el protesto y no desde la fecha de la
aceptación (art. 40), ya que el librado no puede aprovecharse de ello para retardar el
vencimiento del título.
- La presentación de la letra a la aceptación debe hacerse en el domicilio del librado, salvo que en
el título se señale un lugar para dicho efecto (art. 38).
- La letra no puede presentarse a la aceptación en días sábado, feriados ni el 31 de diciembre
(art. 38 y art. 33 Ley General de Bancos).
- El horario dentro del cual puede requerirse la aceptación es entre las 9 y las 18 horas, a menos
que el lugar señalado para la aceptación sea un banco o una institución financiera, caso en el
cual sólo puede hacerse en el horario de atención al público.
Otro aspecto que se debe tener en cuenta dice relación con la posibilidad del portador para
exigir la aceptación. El portador no tiene poder para requerir la aceptación, ya que entre el girador y él
no hay ningún vínculo; el portador no interviene en la emisión del título y sólo ha llegado a ser el titular
por alguna forma que legitima su derecho.
Una vez que se requiera al librado la aceptación, éste debe darla o negarla en el día en que el
portador se la presente, a menos que exija una segunda presentación al día siguiente (art. 41). Esta
exigencia no puede hacerla el librado, sólo el beneficiario.
El antiguo artículo 667 del Código de Comercio establecía que el portador podía dejar la letra en
poder del librado al requerir la aceptación, caso en el cual éste debía devolverla en el mismo día y si no
lo hacía, quedaba responsable del pago aun cuando no hubiere aceptado la letra. Ello se establecía
como una sanción a la conducta antijurídica del librado que mediante la retención de la letra impedía al
portador protestarla oportunamente para conservar sus derechos. La ley actual no reglamenta este
caso y se limita a decir a decir que el portador no tiene obligación alguna de dejar la letra en poder del
librado (art. 41).

7.4.- Requisitos de la aceptación:

La aceptación tiene requisitos de forma y fondo para producir el efecto de constituir al librado
que acepta en deudor directo, que son los siguientes:

7.4.1.- Requisitos de forma:

Para que la aceptación tenga valor, debe otorgarse en la letra misma (art. 33). Debe literalizarse
en el documento, de modo tal que su simple lectura permita al tenedor advertir que la aceptación se
ha producido.

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Para ello, el librado debe utilizar alguna expresión que deje constancia de ello (“acepto”,
“aceptada” u otras similares), junto a su firma. Por otra parte, la sola firma del librado al anverso de la
letra implica aceptación. Desde el punto de vista formal, la aceptación se perfecciona con la forma.
No es necesario fechar la aceptación, a menos que se trate de una letra girada a un plazo
contadero desde la vista o que deba ser presentada a la aceptación dentro de un plazo determinado.
La fecha debe ser la del día en que la aceptación fue dada, a menos que el tenedor exija que se indique
como fecha la de su presentación. Si no se fecha, el tenedor debe protestar la letra (art. 36).
La fecha de aceptación o del protesto por falta de aceptación resulta esencial para determinar
la fecha de vencimiento de la letra girada a la vista.

7.4.2.- Requisitos de fondo:

Dicen relación con que la aceptación se dé en los términos en que se emitió el documento. Son
los siguientes:

a) Debe ser pura y simple, lo que se desprende del artículo 1° (“La orden no sujeta a condición…”)
y del artículo 42. El librado sólo puede aceptar o rechazar, pero no puede aceptar con
condiciones.
b) Debe ser absoluta. Sin embargo, según el artículo 42 el librado puede restringirla a una parte
de la suma librada. En cuanto a qué parte del monto puede aceptarse parcialmente, la ley no
establece reglas, dado que la ley indica que el portador no puede rehusar un pago parcial (art.
54 inciso 2°). En caso de la aceptación parcial, el portador puede admitirla y protestar la letra
por el saldo para conservar sus derechos, dejando constancia de ello en el protesto.

c) Debe ser concordante con la letra. La única variación que se permite es respecto del lugar de
aceptación, el cual puede ser diferente, siempre y cuando sea en la misma provincia del que
resulte del texto de la letra, de lo contrario se entiende rechazada.

7.5.- Retiro de la aceptación:

Por regla general, la aceptación -así como toda otra declaración que conste en un título de crédito- es
irrevocable. La única hipótesis en que la orden de pago puede desincorporarse del título es en caso de
pérdida o extravío de la letra, siempre que se cumplan ciertos requisitos.
Sin embargo, el artículo 44 permite retirar la aceptación, en caso de que el tenedor haya entregado la
letra al librado, éste puede tachar la aceptación antes de restituirla, insertando la expresión “retiro mi
aceptación” y volviendo a firmar. En este caso, la letra se considera como no aceptada.

7. 6.- Negativa de aceptación:

En caso de que el librado se niegue a aceptar, en principio no adquiere ninguna responsabilidad para
con el portador, ya que no tiene relación jurídica con él. La negativa hace nacer la responsabilidad del
girador, quien en la emisión garantiza la aceptación al beneficiario y a sus sucesores. Para que el
librador adquiera responsabilidad es necesario el protesto por falta de aceptación.

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8.- LA GARANTÍA Y EL AVAL DE LA LETRA DE CAMBIO:

El crédito que emana de la letra de cambio puede ser caucionado por la solidaridad cambiaria,
por el aval y otras garantías.

8. 1.- La solidaridad cambiaria:

Según el artículo 79, todos los que firman una letra de cambio, sea como libradores, aceptantes y
endosantes, quedan solidariamente obligados al pago de la letra, más reajustes e intereses. Los
endosantes pueden eximirse mediante su estipulación en el endoso. Además, el avalista que otorga su
aval sin limitaciones, responde como aceptante y queda como deudor solidario.
En el caso de los endosantes, solamente el endoso traslaticio de dominio genera responsabilidad
solidaria, no así el endoso en cobro ni en garantía, a menos que en este último se pacte una cláusula
expresa en contrario.
La solidaridad cambiaria es distinta de la que regula el Código Civil, ya que en este caso los distintos
endosantes no son codeudores sino que son fiadores solidarios que sólo pueden ser perseguidos en
caso de que el deudor directo no pague y en caso que paguen, salvo el librador, tienen acción de
reembolso contra el deudor principal, según el artículo 82 (“El endosante que paga la letra tendrá
acción cambiaria de reembolso a su elección en contra del librador, aceptante y endosante anteriores y
sus avalistas”). El endosante no tiene acción en contra de cualquiera de los demás endosantes a
excepción de los anteriores, ya que de ellos derivó la transferencia del título. Respecto del librador, al
girar la letra garantiza a todos que ella va a ser pagada por el librado, de modo que cualquiera que
pague puede dirigir acción de reembolso en su contra, a excepción del aceptante (art.
82).
El requisito para hacer valer la solidaridad cambiaria es protestar oportuna y eficazmente la letra por
falta de pago. Si no se protesta, se produce el denominado perjuicio de la letra de cambio, en cuya
virtud caducan las acciones que el portador puede ejercer en contra del librador, endosantes y
avalistas. La excepción a esta regla se produce cuando se pronuncie una resolución de liquidación
según la Ley N° 20.720 contra el librado o aceptante, antes del vencimiento, o de haberse insertado la
cláusula “devuelta sin gastos” o “sin obligación de protesto”.
8. 2.- El aval:

El aval está definido en el artículo 46 de la ley, que indica que “es un acto escrito y firmado en la letra
de cambio, en una hoja de prolongación adherida a ésta, o en un documento separado, por el cual el
girador, un endosante o un tercero garantiza, en todo o parte, el pago de ella”.
¿Por qué el girador puede ser avalista? Porque el aval no es un contrato de fianza, en el cual es
un tercero el que garantiza la deuda.
El carácter de garante solidario del aval no está señalado en el artículo 46, sino que se concluye del
artículo 47, al indicar que concebido el aval sin limitaciones, responde en los mismos términos que la
ley impone al aceptante (solidariamente y sin acción de reembolso). En los demás casos, habrá que
estar a las limitaciones que se hubieren pactado.
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8.2.1.- Formalidades:

- Debe constituirse por escrito y firmado en la letra, en hoja de prolongación adherida a ésta o en
documento separado.
- La sola firma constituye aval, a menos que sea del girador o del librado.
- Puede constituirse en el dorso, debiendo contener la firma y la expresión “por aval”, para
diferenciarla del o los endosos que tenga.

8.2.2.- Efectos:

El aval puede limitarse a tiempo, a caso, a cantidad o a persona determinada.

a) El aval limitado a tiempo se produce en caso de que el avalista limite su responsabilidad al


plazo o fecha de vencimiento establecido en la letra de cambio para su pago; por lo tanto, si
por alguna razón dicho vencimiento se prorroga, el avalista quedará liberado de
responsabilidad, ya que el aval limitado a tiempo solamente rige hasta el vencimiento
original de la letra.

b) El aval limitado a caso implica la existencia de una condición cuyo cumplimiento dará lugar
a la responsabilidad, o bien que la misma será subsidiaria en caso de incumplimiento por
parte del deudor principal. Aquí estamos frente a una excepción al carácter incondicionado
de las menciones contenidas en una letra de cambio.

c) El aval limitado a cantidad, tal como su nombre lo indica, se produce en caso que el avalista
limite su responsabilidad a una suma inferior a la librada en la letra, o que la limite
solamente al capital, sin incluir los reajustes e intereses.

d) El aval limitado a persona determinada consiste en circunscribir la garantía a una


determinada persona que interviene como obligado en la letra, como el librador, un
endosante, otro avalista, etc.

e) El aval sin limitaciones implica que el avalista responde en los mismos términos que el
aceptante de la letra.

f) En todos los casos, el avalista puede oponer todas las excepciones que corresponden a la
persona a quien se cauciona, incluso las personales que el caucionado puede oponer al que
reclama el pago.

g) El avalista que paga la letra tiene acción cambiaria de reembolso en contra de la persona a
quien garantizó y de todos los demás firmantes de la letra respecto de quienes el avalado
tiene acción de reembolso. Si hay avalistas conjuntos, se aplica el beneficio de división (art.
2378 Código Civil).

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8. 3.- Otras garantías de la letra de cambio:

Además de las cauciones antes señaladas, el pago de la letra de cambio puede garantizarse mediante
prenda o hipoteca; caso en el cual se aplicarán las reglas del derecho común. Al efecto, debe tenerse
en cuenta que dichas cauciones reales, al no tener carácter cambiario, no se mencionan en el título, no
se incorporan a él y, por lo tanto, no circulan mediante el endoso de la letra.

9.- EL VENCIMIENTO Y PAGO DE LA LETRA DE CAMBIO:

9. 1.- El vencimiento de la letra:

La determinación de la fecha de vencimiento de una letra de cambio permite saber cuál es la época de
su pago. El vencimiento de una letra, depende de la forma en que se ha girado:

a) Letra a la vista: La letra girada a la vista es pagadera a su presentación, debiendo cumplirse


en el momento en que el portador requiere su pago presentándola al cobro. Si la letra
girada a la vista no se paga dentro del plazo de un año contado desde la fecha de su giro
queda sin valor, a menos que se proteste oportunamente por falta de pago (art. 49).

b) Letra a un plazo contado desde la vista: En este caso, el plazo para su pago comienza a
contarse desde la fecha de la aceptación o desde la fecha de su protesto por falta de
aceptación o por falta de fecha de aceptación, en el caso que el librado no la haya fechado.

c) Letra a un plazo contado desde la emisión: El plazo de vencimiento se cuenta desde el día
del giro.

d) Letra a día fijo y determinado: Es pagadera en el día designado, salvo que se gire a una
fecha inexistente, en el cual el título se encuentra viciado.

Si el vencimiento de una letra cae en día sábado, feriado o 31 de diciembre, se prorroga para el
primer día hábil siguiente.

9.2.- El pago de la letra:

Dada la relevancia del pago, tanto para el acreedor como para el deudor, veremos a
continuación las reglas del mismo.

9.2.1.- Presentación de la letra al pago:

Esta diligencia debe efectuarse al día del vencimiento de la letra o al día siguiente hábil, si el
vencimiento recae en sábado, domingo, feriado o 31 de diciembre.

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A diferencia de lo que ocurre con la aceptación, la ley no precisa cómo debe presentarse la letra
al pago. En todo caso, debe entenderse que es el requerimiento que el tenedor legítimo efectúa al
aceptante para que pague.
La oportunidad del pago se rige por las mismas reglas de la aceptación (en día hábil, entre 9 y 18
horas, salvo que se efectúe en una institución bancaria o financiera, caso en el cual debe hacerse
dentro del horario de atención al público).
“El librado que paga antes del vencimiento queda responsable de la validez del pago (art. 56).
Ello se explica porque la letra puede ser negociada hasta el día de su vencimiento, de suerte que debe
garantizarse a todas las personas que adquieran el título que el aceptante no pague antes del
vencimiento. Es una simple aplicación del brocardo jurídico: el que paga mal paga dos veces, ya que si
anticipa la solución del crédito su pago no se presume liberatorio, porque puede beneficiarse a quien
no es acreedor. Por el contrario, el aceptante que paga la letra a su vencimiento queda válidamente
liberado, a menos que lo haya hecho a sabiendas para consumar un fraude. Lo que se dice del
aceptante es aplicable a los otros obligados. La liberación del deudor no se produce cuando ha hecho el
pago ‘a sabiendas para consumar un fraude’. Es preciso recordar que según el artículo 31 de la ley
vigente en la materia, el pagador de la letra debe verificar la identidad de la persona que la presenta al
cobro y continuidad de los endosos, so pena de quedar responsable si paga al portador ilegítimo del
documento. De manera que el pagador debe cumplir dos exigencias precisas: verificar la identidad de
la persona que presenta la letra al pago y, además, que ésta sea el portador legítimo. Pero si no cumple
con las aludidas exigencias y por lo mismo paga a un portador ilegítimo, el pago no es liberatorio” 48.
Finalmente, digamos que no hay impedimento legal en pagar una letra de cambio con
anterioridad a su vencimiento.

9.2.2.- Acreedor:

La persona a quien debe hacerse el pago es el acreedor cambiario, que es el que está en
posesión del título, que puede ser el tomador o beneficiario o el portador legítimo, cuando la letra ha
circulado por endoso, pudiendo incluso ser el propio librador. Al efecto, valga recordar la regla del
artículo 26 de la ley, en cuanto el tenedor de la letra se considera portador legítimo si justifica su
derecho por una serie no interrumpida de endosos, aunque el último esté en blanco.

9.2.3.- Constancia del pago:

De acuerdo con el artículo 54, “El librado que paga la letra de cambio puede exigir que ésta se le
entregue con la constancia del pago”. Ello obviamente es de interés del deudor, junto con la restitución
del documento, ya que así podrá acreditar su pago, evitar un nuevo cobro y ejercer las acciones de
reembolso que correspondan, de ser ese el caso.

9.2.4.- Pago parcial:

Llegado el vencimiento de la letra, el portador no puede rechazar un pago parcial, pero después
de vencida, podrá rechazarlo si es inferior a la mitad del valor del documento.
48
SANDOVAL (2018) p. 136-137.
Página 47 de 70
En caso de pago parcial, el librado tiene derecho a exigir que se haga mención del mismo en la
letra y que se le otorgue recibo.
En caso de pago parcial, el portador puede protestarla y cobrarla judicial o extrajudicialmente
por el saldo.

9.2.5.- Lugar del pago:

El pago debe efectuarse en el lugar indicado en la letra y, de no señalarse nada en la misma,


debe realizarse en el domicilio del librado señalado en el documento. Igualmente, el librado puede
señalar en su aceptación un domicilio distinto para efectos de realizar el pago, siempre que sea en la
misma provincia.
Cuando el portador de una letra aceptada es un banco o institución financiera, sea como
beneficiario o endosatario, el pago debe hacerse en la oficina que tenga la letra en su poder y que esté
situada en la comuna en que debe realizarse el pago, de lo cual debe informarse al aceptante por
escrito, con una anticipación no menor a diez días del vencimiento, indicando el nombre del
beneficiario, monto de la letra, fecha de vencimiento y lugar preciso en que debe pagarse.

9.2.6.- Prohibición de pago:

Por regla general, el pago de una letra de cambio no puede prohibirse ni aún por resolución
judicial.
No obstante, en caso que el portador sea objeto de un procedimiento concursal de liquidación
en el que aún no se haya dictado sentencia de liquidación, o se encuentre privado por otra causa de la
libre administración de sus bienes, el aceptante no puede efectuar el pago al portador.
Igualmente, en caso de sustracción o extravío de la letra, el pago de la misma se encuentra
prohibido.

10.- EL PROTESTO:

10.1.- Concepto:

Si bien la ley no lo define, puede decirse que es “un acto solemne por medio del cual se deja
constancia fehaciente de la falta de aceptación, de la falta de fecha de aceptación o de la falta de pago
de una letra de cambio”.
Es un acto jurídico solemne, puesto que se encuentra revestido de una serie de formalidades: aviso,
acta o constancia escrita e intervención de ministro de fe.
La relevancia está dada porque mediante el protesto, el acreedor cambiario puede conservar los
derechos que emanan del título contra el librador, endosantes y avalistas.

10.2.- Clases de protesto:

La ley (artículo 59) reconoce tres causales de protesto:

10.2.1.- Protesto por falta de aceptación:


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Procede en el caso de incumplimiento de la promesa hecha por el librador al girar la letra, en
cuanto a que la misma sería aceptada por el librado.
Mediante este protesto, el portador puede hacer efectiva la responsabilidad del librado y los
endosantes (art. 10); pero también exime al portador de presentar la letra al cobro y de protestar por
falta de pago.
10.2.2.- Protesto por falta de fecha de aceptación:

Tratándose de letras giradas a un plazo contado desde la vista que no han sido aceptadas, el
protesto determina la fecha de vencimiento para presentar la letra al pago.

10.2.3.- Protesto por falta de pago:

Este protesto es el que hace nacer las acciones cambiarias en contra del librador, endosantes y
avalistas, y su omisión genera la caducidad de dichas acciones.

10.3.- Oportunidad del protesto:

Para estos efectos, debe distinguirse según la causal de protesto:

a) En el caso del protesto por falta de aceptación, el mismo debe efectuarse al día siguiente
hábil de la presentación de la letra a la aceptación. Recuérdese que respecto de las letras
giradas a la vista, “no es procedente la presentación a la aceptación, sino directamente al
pago. Esta presentación debe hacerse dentro del plazo de un año, contado desde la fecha
de giro de la letra, so pena de caducidad. En consecuencia, si no procede el protesto por
falta de aceptación en el caso de la letra girada a la vista, ella debe protestarse por falta de
pago dentro del plazo de un año contado desde su giro, bajo sanción de caducidad de las
acciones que emanan del documento, conforme al artículo 69, inciso 1° de la ley vigente en
la materia (.-) Tratándose de letra girada a un plazo contadero de la vista o que deba ser
presentada a la aceptación en un plazo determinado en virtud de cláusulas especiales, el
librado debe fechar su aceptación. La fecha debe ser la del día en que la aceptación se ha
dado, a menos que el requirente exija que se ponga la del día de su presentación. Si el
librado rehusa fechar su aceptación, el portador para conservar sus derechos contra el
librador y los endosantes, debe protestar la letra por falta de fecha de aceptación, al día
siguiente hábil de aquel en que se produjo dicho hecho”49.
b) El protesto por falta de pago debe hacerse al día siguiente hábil del vencimiento de la letra.
Ahora bien, hay que tener en cuenta dos casos en que esta regla general se altera:
i. En caso de dictarse resolución de liquidación respecto del deudor de una letra de
cambio. El artículo 136 de la Ley N° 20.720 establece que una vez dictada la
resolución de liquidación, todas las obligaciones dinerarias del deudor se entienden
vencidas y actualmente exigibles para que los acreedores puedan verificar sus
créditos. A su vez, el artículo 138 indica que si el deudor fuera aceptante de una

49
SANDOVAL (2018) p.142-143.
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letra de cambio, suscriptor de una letra no aceptada o de una pagaré, los demás
obligados deberán pagar inmediatamente dichos instrumentos; por lo tanto, la
exigibilidad anticipada afecta en este caso a los demás obligados al pago de la letra.
Cabe señalar que en estos casos, el portador no queda liberado de la obligación del
protesto.
ii. En caso que se de un cheque en pago de una letra de cambio, y el banco librado se
rehusa a pagarlo. En esta hipótesis, siempre y cuando en la letra se haya hecho
constar el nombre del banco girado, el número del cheque y el número de cuenta
corriente, el protesto podrá hacerse dentro de los treinta días siguientes al
vencimiento.
iii. Si hubiere caso fortuito o fuerza mayor. En este caso, el protesto deberá efectuarse
al día siguiente hábil a aquel en que hubiere cesado el impedimento.

10.4.- Formalidades del protesto:

El protesto está sujeto a una serie de formalidades que se describen a continuación.

10.4.1.- Intervención de ministro de fe:

Según el artículo 60 de la ley, los protestos deben hacerse por notario público y, en las comunas en
que no hubiere notario, por Oficial del Registro Civil del lugar del pago o del lugar en que deba
prestarse la aceptación. El protesto por falta de aceptación o por falta de fecha de aceptación debe
hacerse ante funcionario del lugar en que deba prestarse la aceptación (art. 65). En cuanto al protesto
por falta de pago, es competente el funcionario del lugar en que el mismo debe hacerse (art. 68).
Sin perjuicio de lo anterior, el protesto por falta de pago también puede hacerse por los bancos
e instituciones financieras, sin necesidad de intervención de notario u Oficial del Registro Civil (art. 71).
Para ello se requiere que el banco o institución financiera no haya recibido instrucciones en contrario
del portador del documento, y que el banco o institución tenga en su poder la letra como beneficiario o
endosatario.

10.4.2.- Diligencias a realizar por el ministro de fe:

El procedimiento mediante el cual se protesta una letra de cambio, comprende las siguientes
etapas:

a) Aviso. Según el artículo 61, el ministro de fe debe entregar al librado o aceptante un aviso
mediante el cual lo cita a su oficio para el día siguiente hábil que no sea sábado, a efectos de
efectuar el requerimiento de aceptación, de fechar la aceptación o de pago, según
corresponda. Respecto del protesto por falta de aceptación o por falta de fecha de
aceptación, el aviso debe entregarse en el lugar en que haya de prestarse la aceptación, a
más tardar el segundo día hábil siguiente al vencimiento del plazo para la presentación a la
aceptación (art. 66) y en el caso del protesto por falta de pago, el aviso debe entregarse en
el lugar en que se debió efectuar el mismo, en el primero o segundo día hábil siguiente que

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no fuere sábado, al vencimiento de la letra o del vencimiento del plazo señalado en el art.
49, si la letra es a la vista (art. 69).

b) Requerimiento. Este requerimiento de aceptación, de fechar la aceptación o de pago, según


corresponda, debe efectuarse en el oficio del ministro de fe, al día siguiente hábil a la
entrega del aviso. Si el librado o aceptante no comparece, se practica el protesto sin
necesidad de requerimiento.

c) Acta de protesto. Mediante este documento se materializa la diligencia, y debe estamparse


al dorso de la letra o en hoja de prolongación. El acta debe contener las siguientes
menciones:
• La constancia de haberse entregado el aviso de citación para el requerimiento, con
indicación de la fecha en que se entregó el aviso.
• La relación de que el librado no aceptó la letra en los términos en que ella fue girada,
o que no fechó la aceptación o que no se efectuó el pago íntegro de la misma,
debiendo expresar el monto en caso de pago parcial.
• Un resumen de lo que exprese el librado para no aceptar, no fechar la aceptación o
no pagar; o la constancia de que el librado no compareció a la citación o,
compareciendo, nada dijo.
• El número que se asignó al protesto en el registro de protestos del funcionario.
• El monto de los impuestos y derechos cobrados.
• La fecha, hora y lugar del protesto.
• La firma del funcionario que practica la diligencia.

d) Verificación del pago en Tesorería Comunal. Según lo dispone el artículo 70, antes de
estampar el protesto por falta de pago, el ministro de fe debe verificar en la Tesorería
Comunal respectiva -en caso que en la letra se haya señalado el lugar en que debe hacerse
el pago- si se ha efectuado algún depósito destinado al pago del documento. Si hay
depósito, y el mismo es suficiente para el pago de la letra, intereses y reajustes, no se
protestará la misma y el ministro de fe dejará constancia de ello, retirará los fondos y hará
entrega de la letra al depositante con la constancia del pago. Si el pago es parcial, se deja
constancia de dicho pago y se protesta por el saldo insoluto.

e) Registro en el Registro de Protestos. El Notario y el Oficial Civil deben llevar un Registro de


Protestos, en el cual deben dejar constancia en forma diaria de los que hayan realizado,
debiendo numerarlos correlativamente.

f) Entrega de la letra protestada al portador. Finalmente, el ministro de fe debe devolver la


letra original al portador, con las constancias del protesto, a más tardar al día siguiente hábil
que no sea sábado; debiendo responder de los perjuicios derivados de la tardanza en la
restitución, así como de cualquier irregularidad u omisión en el protesto que le sean
imputables, o si la letra se extravía estando en su poder.

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11.- LAS ACCIONES CAMBIARIAS50:

11.1.- Clasificación:

La letra de cambio está revestida de medios para garantizar u obtener su cumplimiento, los
cuales consisten en las acciones que el portador puede ejercer para hacer efectivo su pago.
Estas acciones se clasifican de la siguiente manera:
a) Acciones cambiarias: Son las que emanan de la letra misma, y se encuentran reguladas por la
Ley 18.092. Se subclasifican, a su vez, en:
i. Acción cambiaria directa. ii. Acción
cambiaria indirecta.
iii. Acción de reembolso.
b) Acciones extracambiarias: Son las que emanan y son propias de la obligación subyacente
que da origen a la letra. Se rigen por el derecho común y serán ordinarias o ejecutivas,
según el caso.

11.2.- Acción cambiaria directa:

La acción cambiaria directa es la que tiene el portador legítimo de la letra en contra del aceptante, de
su avalista y del avalista que otorga su garantía en términos generales. Su objeto es demandar el
monto de la letra, más intereses y reajustes, de haberse pactado.
A falta de pago, la letra devenga interés corriente desde el vencimiento.
Puede ser ejercida por el portador legítimo actuando por sí o bien representado, ya sea por el
endosatario en cobro o por un mandatario general o especial.
También pueden ejercerla el endosatario en garantía y el tercero que paga la letra sin haber
intervenido en ella.
En cuanto a la oportunidad en que debe ejercerse esta acción, por regla general deberá hacerse valer
al vencimiento de la letra. No obstante, puede hacerse valer antes del vencimiento en los siguientes
casos:
a) En caso de protesto por falta de aceptación del librado, de cualquiera de los librados
conjuntos o de todos los librados subsidiarios (no se requiere que se proteste nuevamente
por falta de pago).
b) Si el librado o cualquiera de los librados conjuntos, hayan o no aceptado la letra, son objeto
de una resolución de liquidación de conformidad con la Ley 20.720.
c) Si, antes de la aceptación, se pronuncia resolución de liquidación de uno de los librados
subsidiarios y ninguno de los restantes acepta la letra, o si la resolución recae sobre el
librado subsidiario que otorgó la aceptación.
d) Si se pronuncia resolución de liquidación respecto del librador de una letra no aceptada.

11.3.- Acción cambiaria indirecta:

11.3.1.- Concepto y características:


50
SANDOVAL (2018) p.150-155.
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Es aquella que la ley confiere al portador legítimo de la letra en contra del librador, de los endosantes
y de los avalistas, y su objeto es obtener el pacto de la letra, con intereses y reajustes si se hubieren
pactado, o el interés corriente devengado desde el vencimiento. Los titulares de su ejercicio son: a) el
portador, por sí o representado por el endosatario en cobro o por un mandatario; b) el endosatario en
garantía, y c) el tercero que paga la letra.
Para ser ejercida requiere el protesto oportuno y formal del título. Una vez hecho el protesto,
se hace valer en contra de cualquiera de los sujetos pasivos de la acción, sin que haya un orden de
precedencia.

11.3.2.- Perjuicio de la letra de cambio:

El perjuicio de la letra de cambio es la caducidad de las acciones indirectas del portador de la letra en
contra del librado, endosantes y avalistas de ambos, por no haberse protestado la letra en tiempo y
forma.
En virtud del perjuicio, el librador, los endosantes y los avalistas de ambos quedan exonerados de su
responsabilidad solidaria al pago de la letra.
El perjuicio de la letra nunca beneficia al aceptante, por ser deudor directo, ni a su avalista ni al
avalista que otorga su garantía en términos generales.
El perjuicio de la letra no produce la caducidad de las acciones indirectas, en los siguientes casos:
a) En caso que antes del protesto se pronuncie resolución de liquidación en contra del librado
o del aceptante.
b) Cuando la letra lleva la cláusula “devuelta sin gastos” o “sin obligación de protesto”.
c) Para ejercer la acción ejecutiva, aunque la letra lleve la cláusula “devuelta sin gastos”, debe
protestarse.

11.4.- Acción de reembolso:

Es aquella que puede ejercer el endosante y el avalista de la letra, cuando han debido efectuar el pago
del título.
Si quien ha pagado la letra es el endosante, puede ejercer la acción a su elección en contra de: a) el
librador; b) el aceptante; c) los endosantes anteriores51, y d) los avalistas de todos los anteriores.
Si quien pagó fue el avalista, tiene acción de reembolso en contra de la persona a quien garantizó y
contra quienes ésta tenga acción de reembolso.
El titular puede exigir el reembolso de la suma íntegra que hubiere pagado, reajustada desde la fecha
del desembolso a la fecha del reintegro; así como de los intereses corrientes sobre dicha suma
reajustada, desde la fecha del desembolso hasta la del reintegro.
Se aplica igualmente en caso de pago parcial, así como de pago hecho por un tercero, quien se
subroga en los derechos del portador. En este caso, el portador debe dejar constancia en la letra de la
persona que hizo el pago.

51 12
Porque a través del endoso comprometen su responsabilidad solidaria. SANDOVAL
(2018) p. 156-158.
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12.- EXTRAVÍO DE LA LETRA DE CAMBIO12:

El requisito fundamental para que el extravío produzca consecuencias jurídicas es que sea declarado
por resolución judicial.
El artículo 88 de la Ley 18.092 indica que el portador de la letra puede solicitar que se declare su
extravío y que se le autorice para ejercer los derechos que le corresponden como portador.
El procedimiento que debe seguirse para ello, es el establecido en los artículos 88 a 95 de la ley.
En relación con la sentencia que declara el extravío, cabe señalar lo siguiente:
a) Debe contener la determinación de la letra de cambio de que se trata.
b) Una copia autorizada de la sentencia reemplaza la letra extraviada para los efectos de
requerir la aceptación y el pago.
c) Una vez ejecutoriada la sentencia, los plazos para presentar el documento a la aceptación o
al pago se prorrogan hasta el tercer día hábil siguiente a quedar ejecutoriada, siempre que
dichos plazos hayan vencido durante el procedimiento.
d) En contra de la sentencia sólo procede el recurso de apelación, en ambos efectos.
e) La aceptación y el pago autorizado por la resolución, producen los mismos efectos derivados
del ejemplar auténtico de la letra.
f) No se afectan los derechos del portador legítimo en contra de quien, portando la letra
extraviada, haya obtenido el pago invocando indebidamente la calidad de tenedor legítimo.

13.- PRESCRIPCIÓN DE LA LETRA DE CAMBIO:

El artículo 98 de la Ley 18.092 señala que las acciones cambiarias del portador conta los obligados al
pago de la letra (aceptante, librador, endosantes y sus avalistas), prescriben en un año contado desde
el vencimiento. Este plazo, cabe aclarar, se aplica solamente respecto de las acciones directas e
indirectas, ya que las acciones de reembolso prescriben en seis meses contados desde el día del pago
(art. 99).
Con respecto a la interrupción de la prescripción, procede en los siguientes casos:
a) Respecto del obligado a quien se notifica la demanda judicial de cobro, o la gestión judicial
necesaria o conducente para deducir la demanda o preparar la ejecución (art. 100 inc. 1°).
b) Respecto del obligado a quien se notifica la solicitud de declaración de extravío de la letra.
c) Respecto del obligado que reconoce su calidad de tal en forma expresa o tácita
(aplicación de la regla general del artículo 2518 del Código Civil).

El pagare

Noción de pagaré

•Es un título-valor que contiene la promesa incondicionada de pagar una suma de


dinero.
• Es un acto jurídico unilateral, en virtud del cual una persona se reconoce como
deudora de otra, de una suma determinada o determinable de dinero.
• El pagaré se diferencia de la letra de cambio, en que no se encuentra sujeto a
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aceptación; basta la sola declaración del suscriptor que reconoce adeudar y se
obliga a pagar el capital, los intereses y reajustes.
• Basta con que contenga los requisitos formales y de fondo necesarios para que el
suscriptor quede obligado al pago.

Definición

• La ley 18.092 no lo define, solo señala sus requisitos.


• El antiguo art. 766 del Cco lo definía de esta manera: “Vale o pagaré es un escrito
por el que la persona que lo firma se confiesa deudora a otra de cierta cantidad o
valor de dinero y se obliga a pagarlo a su orden dentro de un determinado plazo”.
• Sandoval lo define como “un documento escrito que contiene una promesa, no
sujeta a condición, de pagar una cantidad determinada o determinable de dinero
al beneficiario, a su orden o al portador, que obliga a la persona que lo suscribe y
quienes garantizan su pago”

Diferencias con la letra de cambio

Pagaré:
- Es una promesa o confesión de deuda, emanada de la voluntad del suscriptor.
- No requiere aceptación, ya que surge por la sola voluntad del suscriptor.
- Sólo puede protestarse por falta de pago.
- No puede suscribirse a un plazo contadero desde la vista (vista es sinónimo de
aceptación)
- No puede librarse al portador.
Letra de cambio
- Emana de una orden en la que intervienen a lo menos dos personas, librador y librado.
- Requiere la aceptación del librado para que resulte obligado.
- Puede protestarse por falta de aceptación, por falta de fecha de aceptación, por falta de
fecha de aceptación o por falta de pago.
- Puede suscribirse a un plazo contadero desde la vista.
- No admite vencimientos sucesivos, así como también admite cláusula de caducidad del
plazo (cláusula de aceleración)
- Puede librarse al portador

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Creación del pagaré

Intervinientes

En la creación del pagaré solamente interviene el suscriptor, quien promete pagar


la deuda y firma el documento.
• El pagaré puede contener la designación del beneficiario, que es el acreedor de la
suma que se promete pagar.
• Si tiene la cláusula “a la orden”, puede circular mediante el endoso.
• Se puede garantizar su pago por los endosantes y los avalistas del suscriptor y los
endosantes.

Requisitos

• Tiene requisitos de foma y de fondo.


• Los requisitos de forma son las menciones que establece el legislador en el
artículo 102.
• Los requisitos de fondo son:
• La promesa no sujeta a condición, de pagar una suma determinada o determinable de
dinero.
• La indicación de ser pagaré.
• La firma del suscriptor.

Enunciaciones del pagaré


1.- La indicación de ser pagaré
- Debe estar escrita en el mismo título.
2.-La promesa, no sujeta a condición, de pagar una determinada o determinable cantidad de dinero.
-Es un requisito esencial.
-No es una orden dirigida a otra persona, sino que es una promesa unilateral.
-No esta sujeta a aceptación, ya que solo intervienen la voluntad del suscriptor.
-Respecto al carácter determinable de la suma de dinero, se aplican las mismas reglas de la letra de
cambio.

3.-El lugar y época del pago.


• Es una mención no esencial, ya que la ley las suple.
• Si no se menciona el lugar del pago, se entiende que éste debe efectuarse en el lugar de la
suscripción.
• Si no se menciona la fecha de vencimiento, se entiende pagadero a la vista.
• Según el art. 105, puede extenderse a la vista, a un plazo contado desde la fecha y a un día
fijo y determinado.
• Si tiene vencimientos sucesivos, puede tener cláusula de caducidad del plazo: el no pago de
una cuota hace exigible el total de la deuda.

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• Si no tiene cláusula de caducidad, cada cuota se debe protestar por separado.

4.- “Nombre y apellido del beneficiario o la persona a cuya orden se ha de


efectuar el pago o la indicación de que es pagadero al portador”:
• Es una cláusula esencial, por lo tanto, se debe indicar si es nominativo, a la orden o al
portador.
• De lo contrario, no vale como pagaré.
• Determina la legitimación activa.
• Si es nominativo, se transfiere mediante las reglas de la cesión de créditos nominativos.
• Si es a la orden, se transfiere mediante el endoso.
• Si es al portador, se transfiere mediante la entrega material.

5.- “El lugar y fecha de expedición”.


• Son menciones esenciales, ya que suplen las normas sobre lugar y fecha del pago.
• La fecha permite determinar la capacidad del suscriptor, así como el vencimiento.

6.- “La firma del suscriptor”:


• Es un requisito esencial, ya que es sinónimo de la voluntad de obligarse.
• La firma del pagaré autorizada ante notario lo convierte en título ejecutivo, sin necesidad de
protesto previo.

Normas supletorias

En lo no contrario a su naturaleza, sin aplicables al pagaré las normas sobre la letra de cambio.

El cheque

Ideas generales
• Noción del cheque
• En general, todo el mundo entiende que el cheque es un documento que
contiene una orden de pago relativa a una suma fija de dinero, que se hace
efectivo ante el banco señalado el el título.
• En el cheque existen dos relaciones jurídicas:
• Una entre el girador y el banco.
• Otra entre el girador y el beneficiario.

Relación girador – banco librado

• El vinculo surge de la operación de cuenta corriente bancaria, en cuya virtud el


banco girado se obliga a cumplir las órdenes de pago que emite el titular de la
cuenta, hasta la concurrencia de los valores depositados o hasta el monto del

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crédito convenido.
• Si bien la ley no obliga al titular a depositar dinero en la cuenta, ello es necesario
para que el banco pueda atender las órdenes de pago o cheques.
• Está regulada por el DFL 707 de 1982, Ley sobre Cuentas Corrientes Bancarias y
Cheques.
• Art. 1 inc. 1 DFL 707 define la cuenta corriente bancaria como “un contrato en
virtud del cual el Banco se obliga a cumplir las órdenes de pago de otra persona
hasta la concurrencia de las cantidades de dinero que hubiere depositado en ella
o del crédito que se haya estipulado”.

• En realidad no es un contrato, sino que es una operación en la que convergen


varios actos jurídicos:
• Depósito irregular
• Orden de pago (mandato)
• Libramiento de cheques
• Compensación entre giros y depósitos
• La cuenta corriente puede ser de dos clases:
• De depósito
• De crédito (actualmente no existen, ya que se otorga una “apertura de crédito” o “línea de
crédito”, para cubrir montos que excedan a los depositados.

• Puede tener su origen en cualquier relación jurídica de la cual surja una obligación de pagar una
suma de dinero.
• Se dice que hay una relación intrínseca (el vínculo del banco y el cliente),
cumplida la cual se cumple también la relación extrínseca (relación entre girador y beneficiario)
• El pago del cheque extingue la obligación extrínseca hasta concurrencia de lo pagado.
• El no pago del cheque por parte del banco no extingue la obligación del girador con el beneficiario
(origina acciones civiles y penales).

Concepto legal

• El concepto legal se encuentra en el art. 10 del DFL 707: “El cheque es una orden
escrita y girada contra un banco para que éste pague a su presentación, el todo o
parte de los fondos que el librador pueda disponer en cuenta corriente”.
• El mérito de dicha definición es la de destaca que es pagadero a la vista, y
cualquier mención en contra se tendrá por no escrita.
• Si se presenta al cobro antes de la fecha indicado como de emisión, se paga el día
de presentación; esto significa que el cheque a fecha no tiene reconocimiento
legal.
• Se critica porque solamente se enfoca en la relación intrínseca y no en la
Extrínseca

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Concepto doctrinario

• Sandoval: “Título-valor que contiene una orden incondicionada del girador al


banco de pagar, a su presentación, una suma determinada de dinero, quedando
obligado a pagarla al portador legítimo en todos aquellos casos en que el banco
no la cumpla.

Requisitos formales
• Las menciones formales del cheque están señaladas en el artículo 13 DFL 707:
• Nombre del librado
• Lugar y fecha de expedición
• Cantidad girada, en letras y números
• Firma del librador

1.- “Nombre del librado”:


• Es una mención esencial.
• El cheque solo puede emitirse en contra de un banco.
• En la práctica todos los cheques traen impreso el nombre del banco.
• Como el cheque el pagadero a la vista, no requiere aceptación.

2.- “El lugar y la fecha de expedición”:


• El lugar no es mención esencial (si falta, se entiende extendido en la plaza donde
funciona el banco librado).
• El lugar tiene relevancia para determinar la fecha de caducidad:
• Misma plaza: 60 días
• Otra plaza: 90 días
• Cheques girados desde el extrnjero: 3 meses
• Los plazos de días son de días corridos.
• La fecha es mención esencial, para:
• Establecer capacidad del girador
• Inicio del cómputo del plazo para presentar cheque al cobro

3.- “La cantidad girada, en letras y números”:


• Es el objeto del cheque.
• Mención esencial.
• Puede ser en moneda nacional o extranjera, cuando la cuenta corriente sea en
moneda extranjera.
• En caso de diferencia entre la suma en números y letras, se protesta por “mal
extendido” (en realidad debiera aplicarse regla del art. 11 inc. 3 ley 18.092: vale la
suma escrita en palabras).

4.- “La firma del librador”:

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• Voluntad del girador de obligarse.
• Basta la firma, no se necesita señalar el nombre.
• En la práctica, los cheques traen impreso el nombre del titular de la cuenta.
• Los bancos pueden autorizar a personas o institucions a estampar la cantidad
girada y la firma mediante medios mecánicos: en este caso la firma se entiende
estampada en forma manuscrita.
• Se puede reemplazar la firma con la huella digital, siempre que se haga ante
notario u Oficial Civil. Discutible porque para pagar el banco coteja la firma (art.
16 número 1, firma disconforme)

-Se permite otras menciones?


- NO se permite ninguna otra clase de mención, ni siquiera accidental.
- El art. 13 DFL 707 señala que dichas menciones se tienen por no escritas.

Clasificaciones
• Atendiendo a la persona del beneficiario:
• A favor del girador.
• A favor del banco.
• A favor de terceros
• Atendiendo a la finalidad cuando se gira el cheque a favor de terceros:
• Cheque pago de obligaciones.
• Cheque mandato o comisión de cobranza.
• Atendiendo a la forma de cobro:
• Cheque cruzado (puede ser simple o especial)
• Cheque no cruzado
• Atendiendo a la forma de circulación:
• Cheque nominativo
• Cheque a la orden
• Cheque al portador

Cheque mandato o comisión de cobranza

• Importa un mandato mediante el cual el girador encarga al beneficiario que lo


presente al cobro; el beneficiario recibe el dinero, pero no se hace dueño de él,
sino que lo recibe a nombre del girador.
• Se perfecciona insertando el librador en el cheque la frase “para mí”.
• El beneficiario tiene la obligación de rendir cuenta al girador.
• Se presume que el beneficiario ha entregado la cantidad al girador si éste deno
de los 15 días siguientes al pago no deduce acción judicial para el cobro.
• Ha tendido a desaparecer en la práctica.

Cheque pago de obligaciones

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• Es el que se utiliza frecuentemente en la práctica.
• No lleva la frase “para mí”.
• Se rige por las reglas generales de la letra de cambio, salvo en lo previsto
expresamente en la Ley de cuentas corrientes bancarias y cheques (art. 11 inc. 3)

Cheque cruzado
• En el anverso del documento se trazan dos líneas que lo cruzan transversalmente.
• Se clasifica en:
• En general: No lleva el nombre de nungún banco entre las líneas. Puede cobrarlo cualquier
banco.
• En especial: Lleva el nombre de un banco determinado entre las líneas. En ese caso, sólo ese
banco lo puede cobrar.
• Se caracteriza porque solo puede cobrarse por un banco; no puede pagarse por
caja.
• El banco puede endosarlo en comisión de cobranza a otro banco.

Cheque en garantía y cheque a fecha


• Son creaciones de la práctica que no están establecidos en la ley, pero tienen
reconocimiento jurisprudencial.
• El cheque en garantía es aquel que se entrega para caucionar una obligación
principal y que solo puede hacerse efectivo cuando no se cumpla la obligación
garantizada.
• Es un documento sujeto a condición, lo que desnaturaliza el cheque, que debe
servir de pago en todo momento.
• Determinar si un cheque es en garantía es una cuestón de prueba, ya que en el
cheque mismo no puede señalarse.
• El cheque a fecha es aquel cuya fecha de expedición es posterior a la real y
efectiva.
• Se utiliza como instrumeno de crédito en contravención al art. 10 inc. 2 (leer).
• El cheque se paga o se protesta el día de su presentación al cobro.

Cheque nominativo
• Es aquel que indica el nombre de la persona a quien debe pagarse, sin facultar su
circulación.
• En él se tarjan las expresiones “A la orden de” y “o al portador”.
• Para ceder un cheque nominativo se deben seguir las reglas de la cesión de
créditos del art. 1901 y ss CC.
• Se puede endosar en comisión de cobranza a un banco o a un abogado.

Cheque a la orden
• Contiene el nombre del beneficiario, quien puede transferirlo, por llevar la
cláusula “a la orden”.

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• Se tarja la frase “o al portador”.
• Circula mediante endoso traslaticio de dominio.
• Se aplican las reglas de la letra de cambio

Cheque al portador
• Es aquel que no designa la persona del beneficiario o que, designándolo,
mantiene la cláusula “o al portador”.
• Se transfiere mediante la entrega material.

Efectos jurídicos del cheque


• Son los derechos y obligaciones que emanan de su emisión.
• Obligaciones del beneficiario:
• Presentar el cheque al pago
• Protestar el cheque por falta de pago
• Obligaciones del girador:
• Son los derivados del contrato de cuenta corriente y de la necesidad de mantener fondos en Cuenta

Obligación del beneficiario: presentar el cheque al pago

• Debe presentarse al pago dentro de los plazos legales.


• Si no lo presenta al cobro dentro de plazo, pierde su acción en contra de los
endosantes.
• Presentado un cheque al cobro después de plazo, el banco se niega a pagar, a
menos que el girador lo revalide, esto es, indique por escrito que consiente en
que se pague fuera de plazo.
• El girador siempre debe responder de su pago, aunque no se haya cobrado a
tiempo.
• Solo pierde el beneficiario su acción contra el librador si el pago se hace
imposible por hecho o culpa del librado, posteriores al vencimiento de los plazos de caducidad.

Obligación del beneficiario: presentar el cheque al pago

• Presentado al cobro, el banco realiza un examen formal previo al pago. Si el


cheque está conforme, lo paga siempre que existan fondos disponibles en cuenta.
• Si el banco determina que el cheque está disconforme, no lo paga, y el
beneficiario carece de derecho a reclamar, ya que el banco no tiene vínculo con
él.
• Previo a pagar, el beneficiario debe:
• Cancelar el cheque, mediante su firma en el anverso.
• Exhibir su cédula de identidad.

Obligación del beneficiario: protestar el cheque

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• Es necesario para ejercer las acciones civiles y penales en contra del girador.
• Se debe cumplir con las siguientes formalidades:
• Que el protesto se estampe al dorso del cheque o en una hoja de prolongación adherida a él.
• Que se exprese la causa de la negativa de pago.
• Que se indique la fecha y hora del protesto (requisito para determinar plazo de prescripción).
• Que se estampe la firma del banco librado.
• Que el potesto se realiceen el momento de la negativa de pago.
• Todo protesto se requiere por el portador al banco, salvo el protesto por falta de fondos,
que se realiza sin necesidad de requerimiento.
• La finalidad del protesto es conservar los derechos del portador en contra de los
endosantes, que son los únicos responsables por garantía de pago del documento.

Acciones de cobro del cheque

• Se ejerce en contra del girador y los endosantes, para lo cual se requiere el


protesto por falta de pago.
• Ya que no interviene ningún ministro de fe en la diligencia, el cheque protestado
no tiene mérito ejecutivo; para ello hay que preparar la vía ejecutiva, mediante la
notificación judicial de protesto de cheque.
• El protesto es además requisito para deducir querella por los delitos relacionados
con el cheque.

Causales de protesto

• El cheque solo puede protestarse por falta de pago.


• La negativa de pago por parte del banco puede obedecer a varios motivos:
• Falta de cancelación (si falta timbre o firma de cancelación, sólo ocurre en los cheques que
se echan por canje, ya que por caja se exige la cancelación para el pago).
• Mal extendido (enmendado, el cheque no corresponde al talonario, etc.).
• Caducado (presentado al cobro fuera de plazo).
• Falta de portador legítimo (cuando lo cobra una persona que no es el legítimo portador. El
banco indica la causa, ej: “falta endoso”, “cheque nominativo”=.
• Falso o firm disconforme (es falso cuando la firma es visiblemente disconforme; si la firma es
dudosa, protesta por firma disconforme).
• Orden de no pago (ejemplo: extavío, hurto, robo. Debe tratarse de causa legítima, de la que
queda constancia en el protesto).
• Cuenta cerrada (distinguir si se cerro antes o después del giro, página 207).
• Falta de fondos (no existen en la cuenta fondos disponibles para el pago.

Ineficacia del cheque

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• Los requisitos de eficacia del cheque dependen del banco, del girador y del documento.
• En relación con el banco, el cheque es eficaz cando se cobra ante librado competente,
esto es, el que aparece señalado en el documento, siempre que se encuentre en ejercicio
de su giro.
• En relción con el girador, debe haber sido girado por persona capaz. La interdicción,
muerte o liquidación sobrevenidas después del giro, restan eficacia al cheque. La orden
de no pago también priva de valor al cheque.
• Causas orden de no pago:
• Firma falsificada.
• Cheque alterado en relación a la suma o a la persona del beneficiario, después de la emisión.
• Extravío, hurto o robo.
• En relación con el documento, el cheque debe cumplir todas las exigencias formales de la
emisión, debe girarse contra cuenta corriente existente, vigente y provista de fondos
suficientes.

Delitos relacionados con el cheque

• Giro fraudulento de cheque.


• Estafa.
• Abuso de firma en blanco.
• Tacha de firma auténtica.
• Otras defraudaciones y engaños.

La factura

Aspectos tributarios

• La factura es uno de los documentos relacionados con el Impuesto al Valor


Agregado (IVA).
• La emisión de facturas es una de las obligaciones secundarias o accesorias de los
contribuyentes de dicho impuesto, ya que uno de sus fines es el de informar al SII
la existencia de operaciones que puedan encontrarse afectas a dicho impuesto.
• También es un requisito de forma para tener derecho a crédito fiscal, así como
para determinar el débito fiscal.
• Comentarios generales sobre el IVA.
• Art. 53 letra a) Decreto Ley N°825 (1974) y 68 DS 55 (1977): Contribuyentes
obligados a emitir facturas:
• Vendedores o importadores, en las operaciones que realicen con otros vendedores,
importadores o prestadores de servicios y, en todo caso, tratándose de ventas o contratos de
arriendo con opción de compra.
• Prestadores de servicios, cuando el beneficiario de la prestación sea un vendedor,

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importador o prestador de servicios.

Requisitos formales de la factura (art. 69 DS 55):


• Deben emitirse electrónicamente, salvo las excepciones legales.
• La emisión en papel debe efectuarse en triplicado:
• Original y segunda copia: cliente.
• Primera copia: vendedor o prestador del servicio (copia “control tributario”).
• En caso que se emitan más ejemplares, debe consignarse en forma impresa y visible el destino de
cada documento (ej:
copia “cedible”).
• Numeradas en forma correlativa y timbradas por el SII.
• Nombre completo del contribuyente emisor, N° de RUT, dirección del establecimiento, comuna o
nombre del lugar, según corresponda, giro del negocio y otros requisitos que determine el SII.
• Fecha de emisión.
• Datos de identificación del comprador (id. N°3).
• Detalle de la mercadería transferida o naturaleza del servicio, precio unitario y monto de la
operación. El detalle de las mercaderías y el precio unitario podrán omitirse, cuando se hayan
emitido oportunamente las correspondientes guías de despacho.
• Indicar separadamente la cantidad recargada por concepto de impuesto, cuando corresponda.
• Indicar condiciones de venta (al contado, al crédito, mercadería puesta en bodega del comprador
o del vendedor, etc.)

• Momento en que debe emitirse la factura:


• Ventas: en el mismo momento en que se efectúe la entrega real o simbólica de las especies.
• Servicios: en el período tributario en que la remuneración se perciba o se ponga, en cualquier
forma, a disposición del prestador de servicios.
• Venta de inmuebles: en la fecha de suscripción de la escritura de compraventa por el precio
total, incluyendo las sumas pagadas previamente que se imputen al mismo a cualquier título.
• Contratos de instalación o confección de especialidades y contratos generales de
construcción: en el momento en que se perciba el pago del precio del contrato, o parte de
éste, cualquiera que sea la oportunidad en que se efectúe.

Clasificaciones

• Facturas electrónicas y manuales:


• Factura electrónica: aquella que se emite por medios electrónicos autorizados de
conformidad a la Ley.
• Factura física, manual o no electrónica: aquella que se emite por medios manuscritos o
mecánicos, sin la utilización de medios electrónicos autorizados.
• Facturas de venta y de compra:
• Factura de venta: aquella que debe emitir el vendedor o prestador de servicios, en los casos
que sea procedente (regla general).

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• Factura de compra: aquellas que, excepcionalmente, son emitidas por el comprador, en los
casos en que deba operar el cambio de sujeto de IVA

Factura electrónica (art. 54 DL N°825/1974)


• Las facturas deben emitirse exclusivamente por medios electrónicos, sin perjuicio
de las excepciones legales:
• Sector silvoagropecuario, pesca artesanal, pequeña minería y pirquineros (pueden emitir electrónicas
o en papel, a elección).
• Contribuyentes que desarrollen su actividad económica en un lugar geográfico sin cobertura de datos
móviles o fijos de operadores de telecomunicaciones que tienen infraestructura.
• Contribuyentes que desarrollen su actividad económica en lugares sin acceso a energía eléctrica.
• Contribuyentes que desarrollen su actividad económica en lugares decretados como zona de
catástrofe
según la Ley N°16.282

La factura como título-valor


• Art. 160 CCo.:
• Derecho del comprador a exigir que el vendedor entregue factura.
• No reclamándose contra el contenido de la factura dentro de los ocho días siguientes a la
entrega de ella, se tendrá por irrevocablemente aceptada.
• Ley N°19.883, regula la transferencia y confiere título ejecutivo a la copia de la
factura.
• Antes de la ley, no existía una regulación de la factura como título-valor.
• La Ley N°19.883 permite que la factura tenga una función como título valor, que
obliga al deudor al pago de la suma contenida en el título.

• Art. 1° L. 19.883: “En toda operación de compraventa, de prestación de servicios,


o en aquellas que la ley asimile a tales operaciones, en que el vendedor o
prestador del servicio esté sujeto a la obligación de emitir factura, deberá emitir
una copia, sin valor tributario, de la factura original, para los efectos de su
transferencia a terceros o cobro ejecutivo, según lo dispuesto en esta ley”.
• Además, el vendedor o prestador del servicio debe dejar constancia en el original
de la factura y en la copia cedible, del estado de pago del precio o remuneración
de las modalidades de pago del saldo insoluto, en su caso, y del plazo de pago.

Plazo de pago de la factura (norma vigente):


• Primera regla: lo que se indique expresamente en la factura.
• Segunda regla: el plazo mayor al indicado en la factura, que las partes pacten de común
acuerdo, por escrito, suscrito por quienes concurran a él y que no constituya abuso para el
acreedor (art. 2° L. 19.883):
• Inscripción del pacto en el registro especial que lleva el Ministerio de Economía.

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• Las estipulaciones no inscritas o que no cumplan con los requisitos legales, se tendrán por no
escritas.
• Las cláusulas o estipulaciones que intenten demorar indebidamente el pago de la factura, no
producen efecto
alguno
• Tercera regla: a falta de indicación expresa en la factura y pacto, 30 días corridos siguientes a
la recepción de la factura.
• La fecha de recepción de la factura es aquella en la cual la misma se recibe en el sistema del SII.
• En todo caso, el plazo máximo para pagar una factura es de 60 días.
• Plazo de pago de la factura (modificaciones Ley 21.131, vigencia: 17.02.2021):
• Primera regla: 30 días corridos contados desde la recepción de la factura.
• Segunda regla: el plazo mayor al legal, que las partes pacten de común acuerdo, en casos
excepcionales, por escrito, suscrito por quienes concurran a él y que no constituya abuso
para el acreedor (art. 2° L. 19.883):
• Inscripción del pacto en el registro especial que lleva el Ministerio de Economía.
• Las estipulaciones no inscritas o que no cumplan con los requisitos legales, se tendrán por no
escritas.
• Las cláusulas o estipulaciones que intenten demorar indebidamente el pago de la factura, no
producen efecto
alguno
• Tercera regla: a falta de indicación expresa en la factura y pacto, 30 días corridos siguientes a
la recepción de la factura.
• La fecha de recepción de la factura es aquella en la cual la misma se recibe en el sistema del SII.

La factura como título-valor


• Efectos del no pago de la factura:
• Se entiende que el deudor ha incurrido en mora, para todos los efectos legales.
• Se devenga interés corriente desde el primer día de mora o simple retardo, hasta el pago
efectivo.
• El comprador o beneficiario del servicio que esté en mora deberá pagar una comisión fija por
recuperación de gastos equivalente al 1% del saldo insoluto adeudado.

• Facturas emitidas a servicios públicos:


• Los servicios públicos sujetos a la Ley N°19.886 (Ley de Compras Públicas) deberán pagar a
sus proveedores dentro de los 30 días corridos siguientes a la recepción de la factura u otro
documento tributario de cobro, salvo que la ley establezca un plazo distinto.
• En las bases de licitación se puede establecer un plazo de hasta 60 días corridos, por motivos
fundados.
• Para pagar se debe certificar la recepción conforme de los bienes o servicios.
• En caso que no se pague dentro de los plazos establecidos, se generarán las
responsabilidades administrativas correspondientes.

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• Aceptación y rechazo de la factura:
• La factura, al ser aceptada, se entiende aceptada irrevocablemente (si se acepta, ya no se
puede reclamar de su contenido o de la falta total o parcial de la entrega de las mercaderías
o de la prestación del servicio, o del plazo de pago).
• ¿En qué casos se entiende irrevocablemente aceptada?:
• Si no se reclama de su contenido o de la falta total o parcial de la entrega de las mercaderías o de
la prestación del servicio, mediante:
• La devolución de la factura y la guía o guías de despacho, en su caso, al momento de la entrega.
• Reclamando en contra del contenido o de la falta total o parcial de la entrega de las mercaderías o de
la
prestación del servicio, dentro de los 8 días corridos siguientes a su recepción.
• El reclamo debe ser puesto en conocimiento del emisor.
• Cuando el deudor, dentro del plazo de 8 días corridos desde la recepción de la factura, acepta
expresamente el documento.

Efectos de la aceptación irrevocable de la factura:


• Serán inoponibles a los cesionarios de una factura irrevocablemente aceptada, las
excepciones personales que hubieren podido oponerse a los cedentes de la misma.
• Serán inoponibles las excepciones fundadas en la fata total o parcial de la entrega de las
mercaderías o de la prestación del servicio.
• Serán inoponibles las notas de débito y crédito emitidas respecto de facturas
irrevocablemente aceptadas.
• Todo lo anterior es sin perjuicio de las acciones civiles y penales que correspondan en contra
del emisor de la factura.

Cesión de la factura:
• En cuanto título-valor, la factura sólo puede ser nominativa, por lo que no puede transferirse
mediante endoso ni por la simple entrega material.
• Se aplican las normas de la cesión de créditos nominativos.
• Para que pueda cederse una factura, se requiere:
• Que haya sido emitida de conformidad con las normas que rijan la emisión de la factura original.
• Que en su cuerpo conste la expresión “cedible”.
• Que conste el acuse de recibo.

Acuse de recibo:
• Consiste en consignar expresamente en el documento el recibo de las mercaderías o del
servicio prestado.
• Si se omite, la factura puede cederse siempre que se acompañe una copia de la guía de
despacho, en que conste el recibo correspondiente (en la guía de despacho debe constar la
expresión “cedible con su factura”).
• El recibo debe emitirse dentro de los 8 días corridos siguientes a la recepción de la factura.
• Si no se acusa recibo ni se reclama de la factura en dicho plazo, se presume legalmente que

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las mercaderías han sido entregadas o los servicios han sido prestados y la factura queda
apta para su cesión.
• Si se otorga recibo o si transcurre el plazo sin que se reclame de la factura, y la misma es
cedida, se presume de derecho la validez de la cesión siempre que el documento cumpla con
los requisitos formales.
• Se prohíbe todo pacto que limite, restrinja o prohíba la libre circulación de un crédito que
conste en una factura.
• Se prohíbe la retención, destrucción, inutilización u ocultamiento de la copia cedible de una
factura.
• En caso de infracción, el Juzgado de Policía Local sanciona las infracciones
Mérito ejecutivo de la factura:
• Para que la copia cedible de la factura tenga mérito ejecutivo, se deben cumplir los siguientes
requisitos:
• La factura no debe haber sido reclamada.
• El pago debe ser actualmente exigible.
• La acción para el cobro no debe estar prescrita.
• Debe constar en la factura el acuse de recibo de las mercaderías entregadas o del servicio
prestado, con indicación del recinto y fecha de entrega de las mercaderías o de la prestación del
servicio e identificación de la persona que recibe las mercaderías o el servicio, más la firma de este
último, o que haya transcurrido el plazo de 8 días corridos sin haber sido reclamada la factura.
• Si no consta el acuse de recibo, la factura podrá tener mérito ejecutivo cuando se la acompañe de
una copia de la guía de despacho en que conste el recibo.
• Es obligación del comprador o beneficiario del servicio acusar recibo en el momento de la entrega
real o simbólica de las mercaderías o, en el caso de los servicios, al momento de recibir la factura.
Para que la copia cedible de la factura tenga mérito ejecutivo, se deben cumplir los siguientes
requisitos:
• Que, puesta en conocimiento del obligado a su pago mediante notificación judicial, no alegue en el
mismo acto o dentro de tercero día la falsificación material de la factura, guía de despacho o del
recibo.
• Si se rechaza la impugnación por resolución judicial, la factura tendrá mérito ejecutivo.

Cesión de la factura:
• La cesión puede ser traslaticia de dominio o en comisión de cobranza.
• La cesión traslaticia de dominio se hace estampando en el anverso de la copia cedible de la
factura la firma del cedente, el nombre completo, RUT y domicilio del cesionario, junto con la
entrega material del documento.
• Esta cesión debe ponerse en conocimiento del obligado al pago por notario público u Oficial
del Registro Civil (en comunas en que no existe notario), personalmente con exhibición del
título o mediante el envío de carta certificada, la que debe contener copia certificada de la
factura.
• La cesión en cobranza se realiza estampando en el anverso de la copia cedible de la factura la
firma del cedente, seguida de la expresión “en cobranza” o “valor en cobro”, más la entrega

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material.
• La cesión en cobranza produce los mismos efectos del endoso en comisión de cobranza
(mandato para el cobro, mandato judicial)
• Cesión de una factura electrónica:
• Art. 9° Ley 19.883.
• Normas supletorias:
• Normas de la Ley 18.092.

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