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Trimestral del Tercer Mundo

ISSN: 0143-6597 (Impreso) 1360-2241 (En línea) Página de inicio de la revista: https://www.tandfonline.com/loi/ctwq20

Continuidad y cambio en la Venezuela Bolivariana


Revolución

julia buxton

Para citar este artículo: Julia Buxton (2019): Continuidad y cambio en la Revolución Bolivariana de Venezuela, Third
World Quarterly, DOI: 10.1080/01436597.2019.1653179

Para enlazar a este artículo: https://doi.org/10.1080/01436597.2019.1653179

© 2019 El(los) autor(es). Publicado por Informa UK Limited,


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Publicado en línea: 27 de agosto de 2019.

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https://doi.org/10.1080/01436597.2019.1653179

Continuidad y cambio en la Venezuela Bolivariana


Revolución
julia buxton

Escuela de Políticas Públicas, Universidad de Europa Central, Budapest, Hungría

RESUMEN HISTORIA DEL ARTÍCULO


Los objetivos y resultados de la Revolución Bolivariana en Venezuela son ferozmente
Recibido el 2 de enero de 2019
cuestionados. Una visión comprensiva ve la posibilidad de una transformación Aceptado el 27 de julio de 2019
revolucionaria de izquierda como desestabilizada por las acciones agresivas de la
oposición interna y estadounidense. Los detractores trazan un camino autoritario PALABRAS CLAVE

desde la elección del presidente Hugo Chávez en 1998 hasta una inevitable bolivarianismo
Chávez
implosión socialista bajo su sucesor Nicolás Maduro dos décadas después. Este
histórico institucionalismo revolución
artículo enfatiza las continuidades entre la Quinta República Bolivariana y la Cuarta
puntofijismo
República que la Revolución desplazó. Estos dan cuenta de las limitaciones del
proceso de transformación. El institucionalismo histórico explica la reproducción de
las prácticas rentistas y la gestión estatal centralizada y la organización política, que
culminan en una crisis en cascada en todos los tipos de régimen.

Introducción
La elección de Hugo Chávez a la presidencia de Venezuela en 1998 fue una revolución política.
Terminó con un sistema político bipartidista que había controlado el estado venezolano durante 40 años. El
mensaje de transformación nacional de Chávez se destacó en el contexto de una profunda alienación
popular de los partidos tradicionales y su historial de mala gestión económica y corrupción. La crisis de los
años pre-Chávez se manifestó en el abstencionismo electoral, la protesta social, un vaivén entre los
bandazos neoliberales (1989, 1996) y el repliegue heterodoxo, dos intentonas de golpe militar (1992), un
juicio político presidencial (1992) y una quiebra bancaria. colapso del sistema (1994). El precio del barril (p/
b) del crudo venezolano, que representa el 95% de los ingresos por exportaciones , estaba en un mínimo
histórico de $9,40 p/b (1998) cuando Chávez asumió el cargo. Reflexionando sobre el legado de mala
gestión que heredó el presidente entrante, Corrales destacó que

el crecimiento per cápita se estancó, las tasas de desempleo aumentaron y los déficits del sector público se
mantuvieron a pesar de los continuos recortes de gastos. Los salarios reales de hoy están casi un 70 por ciento por
debajo de lo que eran hace 20 años […] Más de dos tercios de la población ahora vive por debajo de los niveles de
pobreza.1

Dos décadas después de que Chávez lanzara la 'Revolución Bolivariana'2, Venezuela estaba
nuevamente en crisis política y económica. En enero de 2019, la toma de posesión del segundo mandato presidencial

CONTACTO Julia Buxton buxtonj@spp.ceu.edu Facultad de Políticas Públicas, Universidad Centroeuropea, Nador u. 9, 1051 Budapest, Hungría

© 2019 El(los) autor(es). Publicado por Informa UK Limited, comercializado como Taylor & Francis Group.
Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia de atribución de Creative Commons (http://creativecommons.org/
licencias/por/4.0/), que permite el uso, la distribución y la reproducción sin restricciones en cualquier medio, siempre que se cite correctamente la obra original.
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2 J. BUXTON

del sucesor de Chávez, Nicolás Maduro (2013–), fue cuestionado como ilegítimo por la Asamblea Nacional
dominada por la oposición. El presidente de la Asamblea, Juan Guaidó, fue declarado ' presidente interino' por
motivos de 'usurpación' de Maduro. La situación de doble poder resultante paralizó la gobernabilidad y proyectó a
las fuerzas armadas en la arena política como el intermediario clave del poder. El conflicto político interno de
Venezuela asumió dimensiones internacionales, con países alineándose detrás de Maduro o Guaidó dependiendo
de sus intereses geoestratégicos.
La economía estaba en severa recesión, con años sucesivos de contracción de dos dígitos e hiperinflación
que alcanzó un máximo histórico de 2.688.670% a principios de 2019. La producción de petróleo se había
desplomado de 3,3 millones de barriles de petróleo por día (b/d) en 1998 a menos de 1 millón de b/d, y la
producción se desplomó aún más después de las sanciones impuestas por EE. UU. al sector petrolero en enero
de 2019. Las sanciones privaron al tesoro venezolano de dólares e ingresos por importaciones esenciales, y
siguieron sanciones punitivas impuestas por EE. UU. en el sector financiero venezolano en 2017, lo que obligó a
un incumplimiento de $ 5 mil millones en pagos de intereses y capital sobre la deuda externa estimada de $ 110
mil millones de Venezuela. Un documento de las Naciones Unidas (ONU) de marzo de 2019 estimó que 3,4
millones de venezolanos habían abandonado el país, el 94% de la población vivía en la pobreza y una cuarta parte
requería algún tipo de asistencia humanitaria.3

Este artículo argumenta que la implosión de Venezuela se debe a una profunda crisis estructural de
dependencia del camino. Este enfoque explicativo prioriza la contextualización histórica sobre valoraciones
coyunturales que se basan únicamente en la interpretación del período bolivariano para dar cuenta de la crisis
actual. Una perspectiva institucionalista histórica enfatiza el papel a largo plazo del sector petrolero en la
estructuración de la lucha hegemónica y contrahegemónica por la captura y el control del sector petrolero estatal
y nacional. Los polos antagónicos han duplicado y reproducido las mismas estrategias políticas de centralización,
politización institucional y distribución de la renta petrolera para retener el poder, independientemente de su
orientación ideológica, y comparten las mismas características organizativas de personalismo, corrupción, rendición
de cuentas débil y toma de decisiones de arriba hacia abajo. La incorporación de estas prácticas ha llevado a una
acumulación de disfunción institucional y económica, pobreza y desigualdad durante el último medio siglo.

Efectuar el cambio político y social requiere revertir estas prácticas, pero el costo de la transformación en términos
políticos y electorales es alto, lo que obliga a los gobiernos a volver a comportamientos de búsqueda de rentas. El
acceso a los ingresos de las exportaciones de petróleo ha atenuado las estrategias de interrupción del camino,
reforzando los patrones de dependencia de los productos básicos, los ciclos económicos de auge y caída y el
capitalismo monopolista estatal.
La dependencia de la trayectoria explica las continuidades organizativas y políticas que con frecuencia se
pasan por alto entre la Cuarta República 'democrática liberal' (1958-1998) y el Socialismo del Siglo XXI en la
Quinta República (1998-). Los procesos históricos continúan dando forma a los resultados institucionales en el
país, estableciendo una dependencia de trayectoria a la que finalmente se adhirió el proyecto 'transformador' de
la Revolución Bolivariana. Siguiendo a Mahoney,4 la dependencia de la trayectoria se define como secuencias en
las que "eventos contingentes ponen en movimiento patrones institucionales o cadenas de eventos que tienen
propiedades deterministas". Las opciones institucionales previas que anteceden a la Revolución Bolivariana
restringieron las opciones posteriores,5 y erosionan la importancia de la ideología en la comprensión de las causas
tanto de la crisis contemporánea de Venezuela como de la crisis anterior que galvanizó el éxito electoral de Chávez
en 1998. La conclusión destaca la persistencia de la inercia , con indicadores tempranos que apuntan a la
continuidad de prácticas excluyentes y centralistas dentro de la presidencia interina de Guaidó.6
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La coyuntura crítica de Venezuela

El institucionalismo histórico enfatiza las 'coyunturas críticas' que marcan el final de un período prolongado e
ininterrumpido, y el paso a una nueva formación institucional que establece un nuevo camino. Se sigue
siguiendo este camino, ya que produce mayores beneficios económicos o políticos, lo que hace que las
opciones que socavan el camino sean menos atractivas, incluso si es cada vez más disfuncional.7
En el caso venezolano, 1945 fue la coyuntura crítica. El Trienio (1945-1948) fue decisivo al colocar la
política civil y las estrategias de captura y gestión del Estado en una trayectoria que ha resistido grandes
acontecimientos y trastornos. Se derivó de un proceso telescópico de cambio económico y político que hizo
insostenible un siglo de gobierno militar oligárquico y que fue impulsado por el descubrimiento y la explotación
de los recursos petroleros a principios del siglo XX. Antes de la Segunda Guerra Mundial, se otorgaron más
de 4000 concesiones a compañías petroleras en su mayoría estadounidenses. Para 1928, la sociedad
históricamente agrícola era el segundo mayor productor de petróleo del mundo, y para 1935 los impuestos y
regalías del sector representaban el 91% de los ingresos totales por exportaciones.8

La exploración y perforación de petróleo generaron patrones de desarrollo de enclave9 y un nacionalismo


petrolero incipiente que presionó al gobierno nacional para que aumentara los beneficios financieros del
estado venezolano y para que estos ingresos se 'sembraran' en la economía nacional para promover el
desarrollo.10 Estas demandas fueron liderado por clases intelectuales emergentes, grupos estudiantiles (La
Generación de 1928) y organizaciones de partidos políticos, sobre todo Acción Democrática (Acción
Democrática, AD) formada en 1941.
AD asumió el poder durante el Trienio inicialmente como parte de una junta posterior al golpe. Importante
para el camino subsiguiente de dependencia que asumió Venezuela, la experiencia de la dirección de AD
como un movimiento estudiantil en el exilio llevó al partido a adoptar una estructura centralizada y jerárquica
dominada por una dirección carismática de élite. El electorado central de AD era multiclasista, esta orientación
policlasista enfatizaba una meta-narrativa de democratización y nacionalismo petrolero por encima de los
intereses de clase. Este posicionamiento distinguió a AD de su principal rival, el Partido Comunista de
Venezuela (PCV), fundado en 1931, que había ganado una fuerte presencia en el sector laboral.

En octubre de 1946, la junta de transición encabezada por AD convocó una asamblea nacional
constituyente para volver a redactar la constitución nacional, un proceso que según Brewer-Carías se basó en
el uso de los procesos de elaboración de la constitución como 'un rechazo de facto de la constitución existente,
a través de un golpe de Estado, una revolución o una guerra civil'.11 La posterior elección presidencial del
candidato de AD Rómulo Gallegos en diciembre de 1947 proporcionó a AD un dominio político que fue
fortalecido por la asociación del partido con la extensión del sufragio, los derechos laborales y organización
rural y social. El proceso de reforma alienó los poderes sociales del país, y el gobierno de AD fue derrocado
en un golpe incruento en 1948. Un interludio de 10 años que vio un regreso al control militar no condujo a un
camino socavado, con la coyuntura crítica del Trienio estableciendo características institucionales y
organizativas que dieron forma al retorno a la democracia en 1958.

Configuración de ruta

El Trienio estructuró un camino de dependencia en Venezuela que ha resultado difícil de revertir.


Fundamental aquí fueron los cambios a la ley de hidrocarburos de Venezuela durante el Trienio. El Código
de Minería de 1910 bajo el cual se otorgaban concesiones petroleras sólo gravaba una renta de la tierra que era
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pagados como regalías del contrato. El Estado venezolano no se posicionó como propietario o beneficiario
de los recursos del subsuelo, sino como un intermediario al que se le pagaba una renta por permitir el
acceso del sector privado a los hidrocarburos de Venezuela.
Esto fue revisado por el gobierno de AD a través de un acuerdo de reparto de utilidades 50/50 con las
compañías petroleras.12 Para Hellinger, la revisión legal estableció 'una mitología de nacionalismo radical
que coloreó la memoria histórica de la efímera democracia del Trienio'.13 AD, los ingresos permitieron
una 'siembra' de riqueza nacional con fondos para la serie de obligaciones asistenciales establecidas en
la constitución de 1946. Una temprana confusión entre estado y partido fue evidente con la colocación de
leales a AD en la expansión de la burocracia estatal y el uso de dinero estatal para patrocinar
organizaciones paralelas que permitieron a AD desafiar el dominio organizacional del PCV en el sector
laboral.
Tres consecuencias negativas se derivaron de este 'establecimiento de camino'. En primer lugar, el
estado venezolano se institucionalizó como terrateniente, una formación rentista en la que el ingreso
nacional se derivaba de la recaudación de ganancias de actividades dirigidas por extranjeros en el
monopolio estatal de hidrocarburos y no de actividades productivas e inversiones. En segundo lugar, la
secuenciación de la democratización y la política nacionalista petrolera configuraron una asociación entre
ciudadanía y estado distributivo, con el acceso a la renta mediado por el partido gobernante. Los ingresos
del petróleo también permitieron a Venezuela eludir los debates de política fiscal y conciliar demandas de
clase aparentemente incompatibles dentro de una vía de política moderada y centrista. Las cuestiones de
redistribución en un contexto de profundas desigualdades de la tierra, los recursos y la influencia heredada
del período colonial fueron pasadas por alto, con los estrechos intereses de los patricios, hacendados y 'guantes blancos'.
y poderosas familias de empresarios (las dinastías Mendoza, Vollmer, Boulton, Phelps, Blohm y Delfino)14
se acomodaron en lo que Karl se refiere como 'un intercambio clásico, principalmente entre AD y los
empresarios, del 'derecho a gobernar por el derecho a hacer'". dinero'.15

Puntofijismo y la Cuarta República


El retorno a la política civil después de 1958 fue posible gracias al control de las esferas ideológica,
económica, militar y política. Esto se logró mediante la incorporación de un electorado más amplio en el
marco de la democracia rentista establecida durante la coyuntura crítica. Esto incluyó al partido Demócrata
Cristiano COPEI (Comité de Organización Política Electoral Independiente), la principal confederación
sindical, la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), el sector privado, la Iglesia Católica
Romana y el ejército venezolano. El Pacto de Puntofijo de 1957 y los acuerdos que lo acompañaron fueron
una convergencia negociada entre el sector privado y las empresas, y entre AD y COPEI. Las dos partes
se comprometieron a la 'coexistencia', un 'clima de unidad' y un acuerdo para subsidiar a los cosignatarios.
El puntofijismo fue un modelo excluyente, con continuidad de la marginación del PCV. El PCV no fue parte
del pacto, a pesar de jugar un papel fundamental en la resistencia a la dictadura militar en la década de
1950.

Las rentas petroleras lubricaron a Venedemocracia, que fue alabada como modelo de democracia
hemisférica durante el período brutal de la dictadura de derecha y la represión anticomunista en otros
países latinoamericanos.16 Permitieron una sucesión de gobiernos nacionales para satisfacer las
demandas de todos los sectores sociales . clases y evitar conflictos basados en la distribución y la clase.
Venezuela nacionalizó su sector petrolero en 1975, coincidiendo con un auge internacional del precio del petróleo.
Entre 1973 y 1977, su producto interno bruto (PIB) creció un extraordinario 31%.
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Los altos niveles de gasto público crearon un ciclo de crecimiento aparentemente virtuoso respaldado por
políticas expansivas impulsadas por la demanda. Esto, a su vez, consolidó la lealtad popular a AD y COPEI
y la confianza de los grupos de élite en los arreglos políticos.
La politización de las instituciones fue un elemento central de las estrategias para retener el control del
Estado. AD y COPEI negociaron y compartieron facultades de nombramiento y promoción en el poder
judicial, la administración electoral nacional, la administración militar, pública y regional y en las corporaciones
estatales.17 También hubo continuidad de tendencias verticalistas y centralizadoras en la organización
política partidaria. Las expulsiones se utilizaron para evitar desafíos dentro de los partidos, lo que tuvo un
impacto más particular en las facciones de izquierda de AD en 1961 y 1963. El sistema de listas en bloque
cerrado que se adoptó para las elecciones nacionales facultó a los líderes de AD y COPEI para recompensar
a los leales a través de la colocación en listas y castigar a los críticos. por omisión. Los gobernadores
regionales en el estado nominalmente federal eran designados por el partido de gobierno, y AD y COPEI
siguieron estrategias de penetración y control de organizaciones independientes incipientes como durante el
Trienio.
La resistencia de izquierda al compromiso de clase del puntofijismo se llevó fuera del espacio limitado
de la política formal a la insurgencia rural a principios de la década de 1960, inspirada en la Revolución
Cubana. La pacificación condujo al surgimiento de un nuevo partido de izquierda, el Movimiento al
Socialismo (MAS), fundado en 1971, pero la influencia y el atractivo electoral del MAS estaban circunscritos
por el sistema electoral y por el control de AD y COPEI sobre las organizaciones sociales. . Una segunda
rama posterior a la insurgencia, Radical Cause (La Causa Radical, LCR) evitó la organización de partidos
políticos y se movilizó en torno a las 'tres patas' de las artes y la cultura, el trabajo y las organizaciones
comunitarias. LCR y PCV estaban conectados con el Movimiento Bolivariano Revolucionario (Movimiento
Bolivariano Revolucionario 200, MBR 200) grupo conspirativo en el ejército venezolano que fue cofundado
por Chávez en 1982.

Consecuencias negativas en la retención de ruta

Los ingresos de la exportación de petróleo convirtieron al estado venezolano en un terrateniente perezoso


y derrochador con supuestas características 'mágicas' generadas por la ilusión de la riqueza petrolera.18
La nacionalización del petróleo en 1975 profundizó el perfil capitalista rentista de Venezuela, con Petróleos
de Venezuela, SA (PDVSA) actuando únicamente como sociedad controladora de las filiales de las tres
principales petroleras internacionales que operan en el país. PDVSA no se dedicaba a la exploración y
producción, y la mayor parte de las actividades de refinación se realizaban en EE. UU., el mayor socio
importador de petróleo del país.
El papel del Estado en la extracción de rentas de su monopolio de recursos durante el auge del precio
del petróleo acentuó las características poco competitivas y cada vez más corruptas del Estado, que se
volvió disfuncional y sobredimensionado. Las redes oligopólicas de empresas familiares fueron privilegiadas
sobre las pequeñas y medianas empresas (PYME) en el acceso al crédito, los contratos, las tasas de
interés preferenciales y la información comercial.19 Tan sistémica fue la corrupción dentro de la red del
sector público, el sector privado y los intereses de los partidos políticos. que los estudios de casos llenaron
un Diccionario de la Corrupción en Venezuela en tres volúmenes. Transparency International encontró que
Venezuela es el 46º país más corrupto de los 52 revisados para el período 1980-1992.

A principios de la década de 1980, la distribución partidista de rentas no era sostenible en medio del
deterioro de los precios del petróleo y la mala gestión económica. Los gobiernos de AD y COPEI mantuvieron
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compromisos de gasto a través del endeudamiento internacional, la devaluación de la moneda, la manipulación del
tipo de cambio, los controles de precios y tipos de cambio y los allanamientos de los fondos de inversión de PDVSA.
Esto mantuvo la ilusión de la capacidad de extracción de rentas, pero con los dividendos distribuidos dentro
de un círculo decreciente de beneficiarios, lo que a su vez profundizó las desigualdades sociales.
La desintegración de la economía rentista rompió la premisa establecida durante la coyuntura crítica del
Trienio de que las fuerzas políticas del partido dominante representaban un interés nacional unificado. La
alienación popular de Venedemocracia se aceleró a medida que se deterioró la capacidad de sostener un
alto gasto público y financiar redes cooptadas. Sin embargo, los partidos dominantes mantuvieron el control
de los poderes sociales, impidiendo las perspectivas de cambio político. La politización de las instituciones
estatales y la exclusión manipulada de los retadores de los partidos políticos forzaron la articulación del
agravio político a través de vías informales (huelgas, abstención y protestas callejeras) y redes de
conspiración para el cambio de régimen.20
Los esfuerzos de la élite para responder a la atrofia del sistema a través de estrategias de socavamiento
de caminos fueron adoptados durante la presidencia de Carlos Andrés Pérez (1989-1992) y al azar por
Rafael Caldera, el fundador de COPEI en 1946, quien fue reelegido en 1993 en medio de pruebas
electorales. fraude contra el candidato de la izquierdista LCR.21 El socavamiento del camino pretendía
transformar el estado rentista a través de la liberalización económica y política. Hubo un giro dramático hacia
las políticas neoliberales de estabilización y ajuste, y la privatización parcial de PDVSA.

Justificando enfoques institucionalistas históricos que enfatizan la resiliencia de instituciones


disfuncionales e ineficientes,22 se resistió la reorientación del estado rentista.
La oposición provino de arriba hacia abajo de los grupos de élite de Puntofijo dentro de las instituciones
estatales, los partidos AD y COPEI, el sector privado oligopólico e intereses afiliados,23 y de abajo hacia
arriba a través de protestas de base contra los costos sociales no equitativos del neoliberalismo. Esto último
quedó ejemplificado en los disturbios de Caracazo de 1989, que fueron brutalmente reprimidos por las
fuerzas de seguridad.24
La reforma electoral y las iniciativas para descentralizar la autoridad política y administrativa se
introdujeron en 1989. Estas fueron socavadas por la mala administración y el fraude electoral, y la renuencia
de las autoridades centrales de Caracas a descentralizar los ingresos a las administraciones regionales . El
recurso estatal a medidas autoritarias y a la violencia para sostener el puntofijismo se reflejó en el uso de
facultades por decreto presidencial, estados de excepción recurrentes, fraude electoral y abusos de
derechos contra movimientos sociales independientes y sectores populares en la década de 1990. Este
contexto, y la elección de Chávez a la presidencia en 1998, representaron la oportunidad de una nueva
coyuntura crítica y ruptura de camino.

La Revolución Bolivariana: ¿una coyuntura crítica?


Chávez era un marginado político de los rangos medios de las fuerzas armadas. Fundó el Quinto Movimiento
Republicano (Movimiento V [Quinta] República, MVR) en 1997 después de un período en prisión tras su
liderazgo en un intento de golpe de Estado contra Andrés Pérez en 1992.
Inicialmente defensor de la abstención para galvanizar el colapso de Venedemocracia, se convirtió
a la competencia electoral, pero, como detalló Gott, con un interés limitado en la construcción de
partidos políticos y escéptico de la organización burocrática de los partidos. Chávez enfatizó un
movimiento de abajo hacia arriba, horizontal, participativo y basado en las masas, y Chávez lo
contrastó con la organización de arriba hacia abajo y centralizada de AD y COPEI.
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La Revolución Bolivariana prometió una democracia participativa, con la autoridad delegada al nivel
más bajo y los ciudadanos involucrados rutinariamente en la toma de decisiones y como protagonistas
de su propio desarrollo.25 Si bien esta visión ha sido reivindicada como la raíz del Socialismo del Siglo
XXI, una dirección ideológica proclamada en el tercer mandato de Chávez (2006–
2012), la Revolución Bolivariana no se presentó como un proyecto socialista. Movilizó apoyo a través
de un mensaje de renacimiento democrático, de barrer con Venedemocracia y reemplazar el estado de
Puntofijo con un nuevo orden constitucional, la Quinta República. Esta fue una visión nacionalista
inspirada por el héroe de la independencia Simón Bolívar (1783-1830), cuyas ambiciones de un
continente políticamente progresista e integrado Chávez vio traicionado por el puntofijismo.
La campaña de Chávez criticó el neoliberalismo, pero como parte de una crítica más amplia a la
mala gestión económica de AD y COPEI. Su narrativa estaba en línea con los paradigmas de desarrollo
del período posterior al Consenso de Washington, con el bolivarianismo enfatizando una 'tercera vía'
entre el mercado y el estado. Chávez esbozó: 'Nuestro proyecto no es estatista. Tampoco es un
neoliberalismo extremo. No, estamos buscando un punto intermedio, tanto Estado como sea necesario
y tanto mercado como sea posible'.26 La Revolución buscó construir una 'economía social', informada
por principios de reciprocidad, solidaridad e intercambio, e impulsada por empresa a nivel comunitario .

Nuevo camino: viejos mecanismos

Si bien el nuevo gobierno bolivariano fue leído por la izquierda y la derecha por igual como una ruptura
radical con el episodio neoliberal de Venezuela, desde el principio hubo elementos de continuidad con
la trayectoria histórica más larga del país. Esto se evidenció más inmediatamente en la retórica, el
constitucionalismo, la política petrolera interna y la diplomacia internacional.
La proyección de la Revolución Bolivariana como la articulación de un interés nacional soberano y
popular mayoritario unificado contra una oligarquía corrupta hizo eco de las consignas del primer
partido AD. El proyecto bolivariano se presentaba como un proyecto nacional, no clasista, que definía
un nuevo consenso nacional configurado en torno a los intereses de las bases, los sectores populares
y la izquierda política que había sido excluida del puntofijismo y desarticulada por motivos raciales. y
clase El bolivarianismo tenía una intención contrahegemónica y se extendía a la acomodación de los
intereses del sector privado. El chavismo temprano buscó ganarse la confianza del sector empresarial
nacional y de las empresas privadas internacionales , conservando inicialmente al ministro de finanzas
de Caldera, pero, como AD durante el Trienio y el puntofijismo temprano, en nuevos términos de
relación que respetaban el interés soberano.
La Constitución Bolivariana de 1999 fue impulsada por el gobierno como un proceso de participación
democrática para legitimar el cambio transformador. En abril de 1999 se llevó a cabo un referéndum
popular sobre la convocatoria de una asamblea constituyente que fue aprobado por el 92% de los
votantes. La Constitución Bolivariana fue redactada por una asamblea constituyente elegida en julio de
1999 dominada por el Polo Patriótico Chavista (Polo Patriótico, PP), que obtuvo el 66% de los votos.
Un segundo referéndum realizado en diciembre de 1999 vio la Constitución Bolivariana
aprobado por el 72% de los votantes, presagiando la transición a la Quinta República. Aunque
polémico para los opositores, esta marcada reproducción del uso histórico de la reforma constitucional
como declaración declaratoria de una nueva época política.
La constitución de 1999 sentó las bases para una reversión al capitalismo de Estado monopolista.
El chavismo fue vociferante en las objeciones a la privatización parcial de PDVSA bajo Caldera,
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a las estrategias de PDVSA para internacionalizar las operaciones y aumentar la producción (para el beneficio
percibido de los intereses extranjeros), ya la autonomía que PDVSA disfrutaba frente al Ministerio de Energía.
La constitución bolivariana reafirmó la soberanía nacional de los recursos (artículo 303), y en 2001 esta
'nueva' dirección en la política de hidrocarburos se estableció en un paquete de 49 decretos leyes que
buscaban alinear la legislación nacional con la constitución de 1999.
Este fue un repaso del nacionalismo petrolero del partido AD en la década de 1940 y el compromiso de
'sembrar' los ingresos de los recursos para el desarrollo. Se leyó como radical y antineoliberal en la década
de 1990, un período de aspiraciones hemisféricas de libre comercio, y énfasis en la diversificación de
productos básicos por parte de instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial y
Fondo Monetario Internacional,27 pero marcó una reversión a una línea bien establecida de política petrolera
y manejo estatal de los recursos en el contexto más largo de la historia de Venezuela.
La continuidad histórica se reflejó aún más en la reorientación hacia la diplomacia de hidrocarburos del
puntofijismo temprano. Para contener la vulnerabilidad a las caídas de los precios internacionales del
petróleo, el equipo de energía de Chávez buscó relaciones de cooperación con otros países productores de
petróleo, en particular a través de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Venezuela
había sido miembro fundador de la OPEP en 1960, una iniciativa que siguió a la negativa de la administración
Eisenhower de eliminar las cuotas de importación de petróleo venezolano y permitir el acceso preferencial al mercado.
Al igual que con el Pacto de San José de 1980 bajo el cual Venezuela y México proporcionaron petróleo con
descuento a 10 naciones centroamericanas y caribeñas, el gobierno de Chávez dio a conocer acuerdos de
suministro e intercambio de petróleo con descuento bajo el paraguas de la iniciativa Petrocaribe de 17 países
de 2005.28 para apoyar una nueva visión bolivariana de integración regional, pero estaba enraizado en
herramientas establecidas de la diplomacia petrolera venezolana.

La posibilidad de interrupción

A pesar de estas primeras continuidades, la Revolución Bolivariana tenía el potencial de romper el camino .
La Constitución de 1999 estableció el requisito de que la administración pública esté 'al servicio del
ciudadano... sobre la base de los principios de honestidad, participación, celeridad, eficacia, eficiencia,
transparencia, rendición de cuentas' (artículo 141). Los funcionarios públicos debían servir al estado y "no a
ningún interés partidista". El artículo 146 establecía el nombramiento mediante 'oposición pública , basada
en los principios de honradez, capacidad y eficiencia', incluso en el poder judicial y militar, con ascensos 'de
acuerdo con el mérito, la jerarquía y las vacantes' (artículo 331). La reestructuración institucional tenía por
objeto mejorar la rendición de cuentas del Estado y los funcionarios públicos, incluso mediante la introducción
de referendos revocatorios y la creación de nuevos poderes del Estado, como el Poder Ciudadano, que
agrupaba al Defensor del Pueblo, el Fiscal General y el Contralor General junto con el Poder Judicial, las
elecciones consejo, ejecutivo y legislatura en una separación quíntuple de autoridad.

En consonancia con las ambiciones de crear un modelo participativo de democracia, el artículo 62 de la


constitución enfatizó 'La participación del pueblo en la formación, realización y control de la gestión de los
asuntos públicos... para asegurar su pleno desarrollo, tanto individual como colectivo', con mecanismos para
transferir la planificación económica y de los servicios públicos a las comunidades contemplados en el
artículo 184. Como base de la nueva economía social, se 'fomentaría y protegería' la pequeña empresa
familiar, las cooperativas y las asociaciones artesanales. Los derechos del sector privado se mantuvieron en
línea con la orientación de la tercera vía , con el artículo 299 que establece que 'El Estado, conjuntamente
con la iniciativa privada, promoverá
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el desarrollo armonioso de la economía nacional”. Las obligaciones en materia de salud, bienestar y


educación contraídas por el Estado a través de la constitución de 1999 (y que se hicieron eco de las
amplias disposiciones sociales de la constitución de 1961) debían cumplirse mediante la reforma del
sistema tributario, mecanismos anticorrupción y una gestión fiscal y monetaria responsable (Título VI :
sistema socioeconómico), incluida la creación de un fondo de estabilización macroeconómica establecido
para reservar los ingresos extraordinarios del petróleo derivados de precios del petróleo superiores a los presupuestados.
Con la aprobación popular de la constitución de 1999, el gobierno se movió para efectuar un cambio
transformador con las 49 leyes de 2001, introducidas a través de los poderes del decreto ejecutivo tal
como se utilizaron durante el cambio neoliberal en la década de 1990. La reforma agraria se puso en
marcha bajo el Plan Zamora. Una nueva ley de tierras gravaba y expropiaba las propiedades privadas
infrautilizadas y no utilizadas, limitaba las propiedades y redistribuía la propiedad a los cabezas de familia
que solicitaban ser parte del programa. Nuevas instituciones, incluido el Instituto Nacional de Tierras
(Instituto Nacional de Tierras), el Instituto Nacional de Desarrollo Rural (Instituto Nacional de Desarrollo
Rural) y la Corporación de Abastecimiento y Servicios Agrícolas (Corporación de Abastecimiento y
Servicios Agrícolas ), se establecieron para determinar las incautaciones y la elegibilidad para la
redistribución , y para brindar asistencia técnica. apoyo y asistencia de mercadeo a los 65,000 trabajadores
rurales que se beneficiaron dentro de los primeros 2 años del programa.29
En consonancia con los esfuerzos por construir una economía social, los nuevos marcos crediticios
alentaron la empresa 'solidarista'. Se pusieron a disposición servicios bancarios y de crédito para los
sectores informales y tradicionalmente excluidos, incluido un Banco de la Mujer dedicado. A finales de
2005 había más de 83.000 cooperativas que iban a integrarse en iniciativas nacionales más amplias como
Empresas de Producción Social y Zonas de Desarrollo Endógeno que canalizaban contratos estatales,
préstamos preferenciales y apoyo técnico.
Nuevos ministerios como el Ministerio de Economía Popular (MINEP) sirvieron como conectores entre
el estado y los consejos comunales que recibieron estatus legal en 2006. Los consejos fueron un elemento
central de la visión bolivariana de la participación popular. Sobre la base de 200 a 400 hogares en áreas
urbanas, o 20 en áreas rurales más escasamente pobladas, los consejos comunales tenían la
responsabilidad de deliberar, diseñar y brindar servicios públicos, con más de 120 000 consejos comunales
establecidos a fines de 2006. el apoyo financiero se extendió a las iniciativas de base en los barrios

construir nuevas formas de representación y participación, incluso a través de proyectos mediáticos,


culturales y educativos. Estos tenían la intención de crear una nueva identidad nacional que reflejara la
diversidad racial del país y el orgullo por la cultura latinoamericana. Esto se contrapuso con la orientación
étnicamente blanca y pro estadounidense de la élite tradicional.30
Una panoplia de iniciativas de política social, las misiones, se implementaron después de 2003 para
abordar problemas arraigados de desigualdad, pobreza y desempleo, y a medida que el aumento de los
precios internacionales del petróleo elevó el PIB de un mínimo histórico de -26,7% en el primer trimestre
de 2003 a un máximo histórico de 36% en el primer trimestre de 2004. Estos programas entregaron salud,
educación, vivienda, nutrición y empleo y buscaron construir la inclusión económica como un requisito
previo para una inclusión política significativa.
A nivel regional, Venezuela se benefició del cambio político más amplio de la 'marea rosa' que
llevó al poder a gobiernos de izquierda en Brasil, Argentina, Ecuador y Bolivia en la década de 2000.
Estas administraciones trabajaron con el gobierno cubano, condenado al ostracismo durante mucho
tiempo, para construir una arquitectura regional alternativa de préstamos y medios que excluyó a los EE.
UU. y explotó las complementariedades económicas, sociales y políticas . destinado a impulsar
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10 J. BUXTON

lazos Sur-Sur, promover un orden global multipolar y reducir la dependencia comercial


bilateral de los EE. UU.
La oportunidad de la coyuntura crítica fue subvertida por presiones exógenas. Estos amenazaron el
control del poder por parte del gobierno y elevaron los costos de la desviación del camino.
La resistencia a la Revolución Bolivariana alentó al gobierno de Chávez a reproducir estrategias para
controlar el poder social y atender las demandas de los electores recurriendo a la conveniencia
financiera de las rentas petroleras para construir un bloque (contra)hegemónico. Tres factores
exógenos clave para acelerar el retorno del camino fueron la disrupción de la oposición, la limitada
base electoral del gobierno y la fuerte apreciación del precio internacional del petróleo a mediados de la década de 200

De la transformación a la reproducción
La oposición al proceso bolivariano se articuló inicialmente a través de organizaciones e intereses que
habían sido protegidos durante el puntofijismo y que carecían de la experiencia de estar fuera del poder y
la influencia. Subrayando la continuidad con las estrategias extrainstitucionales para el cambio de sistema
en la década de 1990, estos grupos participaron en huelgas y cierres patronales, un intento de golpe de
Estado en abril de 2002 y el cierre de las operaciones de PDVSA y la producción de petróleo en 2002 y
2003 que le costó a Venezuela un 24 %. del PIB y requería una declaración de fuerza mayor sobre los
contratos petroleros incumplidos. La legitimidad del proceso bolivariano fue cuestionada recurrentemente:
en los medios del sector privado; a través de redes de cabildeo en el extranjero, principalmente en los EE.
UU.; a través de desafíos a la legitimidad de los resultados (progubernamentales) de los procesos
electorales nacionales y regionales; a través de un referéndum revocatorio de Chávez en 2004, ya través
de estrategias de abstención electoral.
Los grupos de oposición pudieron sostener acciones disruptivas a pesar de la falta de un amplio apoyo
debido a que EE . , la introducción de mociones críticas a Venezuela en la Organización de los Estados
Americanos (OEA), ya través de la construcción de Venezuela como 'enemigo' en la Guerra contra las
Drogas y la Guerra contra el Terror. Hubo continuidad en esta posición política antagónica entre las
administraciones demócrata y republicana, y comenzó antes de que Chávez asumiera el cargo en 1999,
cuando la secretaria de Estado del presidente Clinton, Madeline Albright, rechazó una visa para que el
entonces candidato presidencial visitara los EE. UU.

El gobierno de Chávez respondió a estos esfuerzos por deslegitimar, aislar y desplazar el


proyecto bolivariano replicando las estrategias seguidas durante el Trienio y la Cuarta República.
Las estrategias elegidas estuvieron influenciadas por la débil base social del gobierno, identificada
como la segunda variable exógena clave que impulsa la dependencia del camino.
Desde sus cimientos en el proceso de reforma constitucional, el proyecto bolivariano no contó con el
respaldo popular implícito en el lenguaje chavista de la 'voluntad del pueblo soberano'. Chávez ganó la
mitad del país (56%) en las elecciones de 1998, pero un considerable 40% de los votantes había apoyado
a su rival Henrique Salas Römer, y AD ganó la mayoría de los escaños en las elecciones al Congreso de
1998. En las nuevas elecciones nacionales celebradas en julio de 2000 bajo la nueva constitución, Chávez
aumentó su porcentaje de votos al 59%, pero con una participación electoral.
de sólo el 56%. En cada uno de los procesos electorales convocados en torno a la constitución de 1999
participó menos de la mitad del electorado – sólo el 44% acudió al segundo referéndum de diciembre de
1999 para aprobar la nueva constitución.33 Estrategias electorales posteriores
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Trimestral del Tercer Mundo 11

los boicots de la oposición le dieron al proyecto bolivariano el control de la legislatura por defecto, creando
un perfil artificial y altamente vulnerable del dominio electoral chavista.
La supervivencia de la Revolución Bolivariana estuvo supeditada a la construcción de un (contra)
bloque hegemónico y consolidación de demandas electorales. A medida que el precio internacional del
petróleo aumentó de menos de $10 p/b cuando Chávez llegó al poder a $65 p/b en 2006, los ingresos
extraordinarios se reorientaron fuera de los fondos de estabilización hacia proyectos regionales y gasto
social interno, este último aumentando del 8,2% del PIB. en 1998 a 13,6% del PBI en 2006, impulsada por
fondos de inversión de PDVSA de 7,3% del PBI. El gasto social real por persona fue un 314% más alto en
2006 que en 1998. Al entrar en el tercer mandato de Chávez, la población que vivía en la pobreza extrema
se había reducido del 20% en 1998 al 11%, mientras que el número de hogares pobres se había reducido
del 44% en 1998. 1998 al 31%.34 Pero estos logros sociales se construyeron sobre un terreno institucional
frágil, con el abandono de las ambiciones inicialmente transformadoras de la Constitución Bolivariana de
1999 y el recurso a prácticas rentistas para impulsar el cambio. Este giro del proyecto bolivariano a uno de
construcción del Socialismo del Siglo XXI, con el petróleo como 'motor de la Revolución', profundizó las
contradicciones y vulnerabilidades del proceso transformador.

reducción de crisis

El socialismo del siglo XXI reprodujo los problemas de búsqueda de rentas, mala gestión, corrupción,
duplicación y despilfarro que habían caracterizado al puntofijismo, la experiencia de la segunda mitad de
la década de 2000 en particular reflejando las condiciones de auge y caída de la década de 1970 . . En
respuesta a la presión de los sindicatos y organizaciones progubernamentales, hubo una ola de procesos
de nacionalización que afectó a más de 400 empresas privadas. Pero esto fue sobre una base ad hoc,
impulsada por consideraciones políticas y no económicas y sin una integración efectiva de las nuevas
industrias controladas por el estado en la organización cooperativa. La extensión de la gestión estatal
generó tensiones en las relaciones entre el gobierno nacional y los consejos obreros que presionaron sin
éxito por el control de las industrias nacionalizadas. La profundización del papel del estado en la economía
excedió enormemente la capacidad fiscal y técnica del gobierno, que luchó por mantener los niveles de
inversión en el contexto de los costosos procedimientos de arbitraje de los propietarios privados expropiados
y cuando el precio internacional del petróleo cayó después de 2009.

En consonancia con los esfuerzos por consolidar su base de apoyo, el énfasis de la política
gubernamental se mantuvo en la cantidad en lugar de la calidad de la provisión social, hubo una falta de
compromiso con la evaluación técnica o la evaluación del impacto, y no se abordaron los problemas de
sostenibilidad financiera de las iniciativas de bienestar social. . Con patrones de dispersión de rentas cada
vez más determinados por la afiliación partidista, no por la necesidad, el clientelismo y la corrupción se
arraigaron más profundamente.35 La confianza del gobierno en las prácticas rentistas se extendió al cultivo
de relaciones con el sector privado. Después de las huelgas y los cierres patronales de 2002/2003, la
administración buscó un compromiso con grandes empresas como Polar Industries para garantizar las
cadenas de suministro y distribución, y los esfuerzos para impulsar una economía social no lograron mejorar la disponibilidad
El acceso preferencial a contratos, tipos de cambio y facilidades crediticias se extendió a una nueva
clase empresarial y financiera conectada con el gobierno. El surgimiento de esta boliburguesía reprodujo
las tendencias estructurales existentes hacia la ineficiencia y la corrupción , mientras creaba nuevas
jerarquías de riqueza e influencia. Los controles de tipo de cambio impuestos en 2002 se convirtieron en
un mecanismo de corrupción y transferencia de ganancias.36 La retención de precios
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12 J. BUXTON

Los controles, también introducidos por primera vez en 2002, impulsaron el acaparamiento, la escasez y el crecimiento
del mercado negro. Los críticos de izquierda argumentaron que la Revolución Bolivariana no estaba logrando transformar
el estado de la Cuarta República y estaba incómodamente 'coexistiendo' entre las viejas y las nuevas instituciones.37
Se vio que había una transformación limitada del estado y la economía hacia objetivos socialistas, y los intereses
oligárquicos se estaban alimentando dentro de un modelo de capitalismo monopolista de estado. Más que revolucionario,
el proyecto bolivariano era meramente reformista.38 Para Ellner: 'si no se controla, la relación del gobierno con sectores
de la burguesía se solidificará y seguirá socavando los compromisos socialistas de la dirección'.39

El despilfarro y la opacidad en la dispersión de los ingresos extraordinarios del petróleo y la mala gestión de la
macroeconomía fueron posibles gracias a la debilidad de los mecanismos de supervisión institucional.
Mientras el gobierno buscaba controlar el poder social, la dotación de personal de las nuevas instituciones bolivarianas
creadas por la constitución de 1999 fue asumida por leales chavistas, inicialmente designados bajo poderes de
emergencia por la Asamblea Constituyente. La politización institucional se aceleró con el intento de golpe de abril de
2002 y el cierre patronal de PDVSA. Estas acciones llevaron a purgas radicales y al nombramiento de liderazgo,
gerencia y personal progubernamentales, encargados de reorientar las instituciones hacia el mandato y las misiones
bolivarianas. Luego de obtener una mayoría calificada en las elecciones nacionales como resultado del boicot opositor
de 2005, la Asamblea Nacional dominada por el MVR procedió a hacer nombramientos en las instituciones estatales
sobre la base de la lealtad partidista y la defensa del proceso revolucionario.

La centralización político-partidaria siguió a la gestión estatal rentista y la politización institucional. Las críticas
dentro del partido a la dirección del proyecto bolivariano desde dentro del MVR, relanzado como Partido Socialista
Unido de Venezuela (PSUV) en 2007, se vieron atenuadas por preocupaciones de que la oposición se beneficiaría de
la disidencia y la desunión. Al igual que con AD y COPEI en la era del puntofijismo, el oficialismo utilizó la expulsión
para delimitar las críticas internas.
El sectarismo dentro del gobernante MVR se expresó a través de la competencia por el control institucional, enfrentando
facciones entre sí por cargos ministeriales. Con la dotación de personal impulsada por las prioridades gubernamentales
en constante fluctuación y los esfuerzos de Chávez para equilibrar los intereses ideológicos y sectoriales en conflicto
dentro del MVR/PSUV, hubo una rotación constante de los altos cargos. Esto socavó aún más la supervisión, la
coherencia y la ejecución de las políticas, como se ejemplifica en el catastrófico deterioro de la situación de seguridad
en el contexto de un cambio casi anual de liderazgo y personal en el Ministerio del Interior.

A medida que el gobierno buscaba fortalecer su base social, se puso énfasis en la construcción de organizaciones
paralelas, más específicamente en el sector laboral. Esto reprodujo prácticas de larga data para contener y controlar la
organización social independiente que se remontaban al movimiento estudiantil venezolano de la década de 1920. El
paso de un movimiento de masas a

una formación político-partidaria más verticalista dentro del chavismo divorció al bolivarianismo de su base de base, y
se personificó en la transformación del MVR y de la alianza progubernamental más amplia del Polo Patriótico (Polo
Patriótico) en el PSUV. La centralización de la autoridad del partido y del gobierno estuvo representada en la presidencia
tanto del estado como del partido de Chávez y, posteriormente, de Maduro. Ellner señaló una restricción en la toma de
decisiones dentro del gobierno y el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (Partido Socialista Unido de
Venezuela, PSUV) y argumentó que "la toma de decisiones no puede ser dominio exclusivo de la dirección nacional del
partido, y mucho menos de los círculo íntimo del presidente'.40

La prioridad de no ceder espacio a la oposición llevó al PSUV a duplicar las estrategias históricas de AD y COPEI
de liderazgo central que determina las candidaturas electorales y de lanzar en paracaídas a las principales figuras del
partido a los puestos electorales nacionales y regionales. Esto iba en contra
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Trimestral del Tercer Mundo 13

el énfasis anterior en el empoderamiento y la autonomía de los sectores populares. La centralización y la


burocratización dentro de un estado débil y politizado impidieron la devolución y las iniciativas a nivel local.
Los consejos comunales y las organizaciones cooperativas expresaron su frustración por el hecho de que
los funcionarios no asistieran a las reuniones ni cumplieran los compromisos acordados a nivel local.
Hubo quejas de que la autonomía a nivel local fue socavada por funcionarios ministeriales, por la
centralización de la toma de decisiones a nivel nacional y por el desembolso opaco y tardío de los recursos.
Las ineficiencias asociadas con la burocratización, la mala comunicación y la rotación constante del personal
estatal fueron un impedimento adicional para la coherencia del programa y la integración holística de la
economía nacional y social. La tendencia a la partidización de los consejos comunales se vio exacerbada
por la negativa de las comunidades más ricas a participar en la iniciativa del consejo. Dentro de los consejos
y cooperativas, los desafíos imprevistos incluyeron una falta de interés popular en el ciclo constante de
esquemas participativos, lo que a su vez redujo el control comunal a activistas dedicados.41

Paralelamente a la experiencia de deterioro económico en la década de 1980, la respuesta del gobierno


a una caída en el precio del petróleo hacia el final del tercer mandato de Chávez fue mantener artificialmente
su bloque (contra)hegemónico a través del endeudamiento internacional y mayores demandas financieras a
PDVSA. En 2012, se requirió que PDVSA canalizara $49 mil millones en ingresos de exportación al gobierno,
aumentando a $57 mil millones en 2014. Los requisitos de 'inversión social' impuestos a PDVSA agotaron
los fondos de reinversión de la empresa.
La caída de la producción se debió a factores adicionales de mala gestión y corrupción en PDVSA, y al
colapso de las actividades de exploración, perforación y transporte marítimo que históricamente habían sido
realizadas por empresas internacionales, pero que declinaron en medio de la incertidumbre contractual en
curso . Esto hizo que los compromisos a futuro sobre el suministro de petróleo negociados por los gobiernos
de Chávez y Maduro fueran onerosos. China y Rusia absorbieron más de 500.000b/d como reembolso de
préstamos por valor de 70.000 millones de dólares, mientras que 50.000b/d se destinaron a compromisos
en el marco de programas de intercambio de petróleo, sobre todo con Cuba. Los subsidios a la gasolina
doméstica suministraron 400.000b/d al mercado local a un precio minorista de $0,01 por litro,42 el gobierno
retuvo un subsidio regresivo que benefició abrumadoramente a los propietarios de automóviles privados.

Conclusión: círculo completo

Las debilidades del proyecto bolivariano se revelaron con la muerte por cáncer de Chávez en marzo de 2013
y la sucesión de Maduro. Seleccionado personalmente por Chávez como su sucesor e investido tras una
escasa victoria en las elecciones presidenciales de abril de 2013, Maduro carecía de conexiones con los
sectores de base y carecía de la autoridad política e ideológica que ejercía Chávez. Hubo un estrechamiento
de influencia en torno al nuevo presidente, con el encumbramiento de la facción militar del movimiento
bolivariano en detrimento de la base más amplia del movimiento chavista tradicional. Los críticos internos
del partido fueron expulsados, incluidos los ex ministros de Chávez, ya que el nuevo presidente buscaba
consolidar su autoridad política.

Maduro heredó un panorama regional drásticamente cambiado, con aliados en los gobiernos de Pink
Tide rechazados por las victorias electorales de la derecha política, la caída del precio del petróleo y los
niveles de producción, un nivel elevado de posturas de confrontación de EE. UU. por parte de la
administración Trump y un movimiento de oposición. cada vez más orientada a la participación más que a
la abstención. La ecléctica alianza opositora registró éxitos en las elecciones regionales celebradas en
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14 J. BUXTON

2008, un sólido desempeño en la contienda presidencial de 2013 y una victoria mayoritaria en las elecciones
a la Asamblea Nacional en 2015.
Al igual que durante los últimos días del puntofijismo en la década de 1990, Maduro buscó retener el
control del poder social ofuscando los desafíos y reprimiendo la protesta social, lo que a su vez aceleró la
crisis del sistema. El poder judicial bloqueó un referéndum revocatorio sobre Maduro en 2016, las
elecciones a gobernador del estado se retrasaron en 2017 y, después de que la oposición asumiera el
control de la Asamblea Nacional, el gobierno ideó una ruta tortuosa para eludir a la legislatura al convocar
una Asamblea Nacional Constituyente 'soberana' ( ANC) en julio de 2017. La ANC decretó el aplazamiento
de las elecciones presidenciales de diciembre a abril de 2018. Maduro triunfó con el 68% de los votos,
victoria que fue facilitada por el regreso a la abstención por parte de los principales partidos de oposición.

La toma de posesión del segundo mandato de Maduro en enero de 2019 encontró resistencia por
parte de la Asamblea Nacional, que a través de la interpretación de la Constitución Bolivariana de 1999
declaró un vacío en el poder y reconoció al presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, como
"presidente interino". EE. UU., Canadá, los países de la UE y los gobiernos latinoamericanos de centro-
derecha reconocieron a Guaidó como el presidente legítimo, y EE. UU. busca resoluciones del Consejo
de Seguridad de la ONU que impidan las sanciones y el congelamiento de los activos estatales
venezolanos en EE. UU. en apoyo de la administración interina. China y Rusia continuaron reconociendo
a Maduro, creando una situación paralizante de doble poder y confrontación geopolítica global. Si bien
Guaidó fue elogiado por sus partidarios por liderar una revolución democrática en Venezuela, una
perspectiva institucionalista histórica llama la atención sobre el uso que hace el presidente interino de
metarrelatos del "interés nacional", las críticas a una oligarquía corrupta que opera en contra del interés
popular y las primeras tendencias. de exclusión en su círculo de toma de decisiones para concluir que era
poco probable que el cambio de régimen en Venezuela resultara en una interrupción del camino.
La reproducción del Estado rentista, las instituciones politizadas y la organización política centralizada
durante la Revolución Bolivariana ha sido destacada y explicada a partir de factores exógenos. Estos
elevaron los costos de la desviación del camino, lo que llevó al gobierno de Chávez a adoptar estrategias
fundamentales para el puntofijismo en la construcción del proyecto bolivariano. Si bien se han enfatizado
las tendencias lineales desde la coyuntura crítica del Trienio, las relaciones bilaterales entre Venezuela y
EE. UU. vieron continuidad pero también cambios importantes durante la presidencia de Chávez. Esto
explica la gravedad de la crisis contemporánea de Venezuela y sus dimensiones globales.

La política exterior del gobierno de Chávez fue una reafirmación de una larga tradición de
internacionalismo e independencia de política exterior venezolana dentro de la 'esfera de interés' de
Estados Unidos. Al igual que con los presidentes de AD y COPEI antes que él, Chávez persiguió a Sur–
Los lazos del Sur y las fuertes relaciones con los países productores de petróleo de Oriente Medio, alentó
y apoyó los procesos de paz regionales, y se identificó con las preocupaciones del 'mundo en desarrollo'
sobre la pobreza y el neoimperialismo.43 Al mismo tiempo, y a pesar de la retórica antiestadounidense, el
Durante la presidencia de Chávez se mantuvieron sólidas relaciones comerciales con EE. UU., que siguió
siendo el principal mercado de exportación de Venezuela y el centro geográfico para la refinación del
crudo pesado de Venezuela.
Si bien Estados Unidos había sido consistentemente 'tolerante' con el aventurerismo internacional y la
política exterior soberana de Venezuela durante la Guerra Fría, este no fue el caso durante la presidencia
de Chávez y en el contexto global alterado de la Guerra contra el Terror de Estados Unidos, el desafío al
unilateralismo de Estados Unidos desde China, y siguiendo la Marea Rosa. La Revolución Bolivariana fue
interpretada por Estados Unidos como un desafío al orden posguerra fría que buscaba institucionalizar en
el hemisferio, del cual el libre comercio y la democracia liberal eran las piedras angulares. Incluso mientras
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Trimestral del Tercer Mundo 15

En la fase moderada y políticamente centrista de la interrupción del camino en el primer período de la


presidencia de Chávez, EE. UU. demostró una tolerancia limitada de la soberanía en el hemisferio, malestar
con las élites nacionales desconocidas y una capacidad insignificante para participar en la reacción regional
más amplia contra la política estadounidense en America latina.
A través de sus relaciones con China, Rusia y, en particular, Cuba, Venezuela fue conceptualizada como
una amenaza para los intereses de seguridad nacional de los EE. UU., lo que a su vez condujo a sanciones
estadounidenses cada vez más severas. La respuesta punitiva de EE. UU. a los esfuerzos de interrupción de
la ruta venezolana llevó a Venezuela nuevamente a la dependencia de la ruta como medio de defensa
revolucionaria. La reproducción de los legados históricos nacionales explica la transformación limitada y la
crisis social y económica de la Revolución Bolivariana, pero el cambio en la política bilateral estadounidense
explica la gravedad sin precedentes.

Declaración de divulgación

El autor no informó ningún posible conflicto de intereses.

Notas sobre el colaborador

Julia Buxton es profesora de política comparada en la Escuela de Políticas Públicas de la Universidad de Europa Central,
Budapest, Hungría, y más recientemente autora de “Venezuela, Deeper into the Abyss”,
Revista de Ciencia Política 38, núm. 2 (2018) y “Política social en Venezuela: ¿contra el neoliberalismo o clientelismo
insostenible?” en I. Yi, ed., Towards Universal Health Care in Emerging Economies (Londres: Palgrave 2017).

notas

1. Corrales, “Venezuela en los años 80, 90 y más allá”.


2. Gott, A la sombra del Libertador.
3. Detallado por reliefweb, 4 de abril de 2019, consultado el 9 de mayo de 2019, https://reliefweb.int/report/venezu ela-
bolivarian-republic/venezuela-s-humanitarian-emergency-large-scale-un-response
4. Mahoney, "Dependencia del camino en la sociología histórica", 507.
5. Pierson y Skocpol, "Institucionalismo histórico en la ciencia política contemporánea".
6. Buxton, “Situación normal en Venezuela”.
7. David, "Dependencia del camino: un concepto fundamental".
8. Tinker Salas, legado perdurable.
9. Ibídem.

10. Uslar Pietri, “Sembrar el petróleo.”


11. Brewer-Carías, “Proceso de elaboración de la Constitución venezolana de 1999”, 506.
12. La medida se basó en la legislación de 1943 que establecía el derecho del Estado venezolano
imponer impuestos sobre las ganancias fuera de las regalías de contratos fijos.
13. Hellinger, “Nacionalismo, política petrolera y el sistema de partidos”.
14. See Crist, “Land Tenure Problems in Venezuela”; and Rangel, La oligarquía del dinero.
15. Karl, “Petróleo y pactos políticos”, 216.
16. Levine, “Transición a la democracia”.
17. Ver contribuciones en Ellner y Hellinger, Venezuelan Politics in the Chávez Era.
18. Coronil, Estado Mágico.
19. Coppedge, Venezuela: Representación Conservadora sin Partidos Conservadores.
20. Véase, por ejemplo, McCoy y Myers, Unraveling of Representative Democracy in Venezuela.
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dieciséis J. BUXTON

21. Detallado en Buxton, Fracaso de la reforma política en Venezuela, 82–104.


22. Mahoney, "Dependencia del camino en la sociología histórica", 507.
23. Véase Di John, Economía Política de la Liberalización Económica en Venezuela.
24. López Maya, “El caracazo venezolano de 1989”.
25. Cannon, Hugo Chávez y la Revolución Bolivariana.
26. Citado en Spanakos y Pantoulas, “Contribución de Hugo Chávez a una comprensión del posneoliberalismo”, 42.

27. Champiñones, "Commodities Consensus".


28. Hellinger, “Petróleo y el legado de Chávez”.
29. Maurice Lemoine, “Venezuela: La promesa de tierra para el pueblo”. El mundo diplomático,
octubre de 2003.
30. Véase Fernandes, ¿Quién puede parar los tambores?.
31. Véase Cusack, Venezuela, ALBA y los límites del regionalismo posneoliberal.
32. Gollinger, Código Chávez.
33. Hetland, “Del colapso del sistema a la hegemonía chavista”, pág. 17.
34. Weisbrot y Sandoval, La economía venezolana en los años de Chávez.
35. Penfold-Becerra, “Clientelismo y Fondos Sociales”.
36. Véase Dachevsky y Kornblihtt, “Reproducción y crisis del capitalismo en Venezuela”.
37. Harneker, “América Latina y el socialismo del siglo XXI”.
38. Woods y Sewell, Revolución venezolana: una perspectiva marxista.
39. Ellner, “La frágil revolución de Venezuela: de Chávez a Maduro”. https://monthlyreview.org/
2017/10/01 /venezuelas-fragil-revolucion/
40. Ibíd.
41. Ver Purcell, “Economía Política del Movimiento Cooperativo Bolivariano de Venezuela”; y García Guadilla, “Comités de
Tierras Urbanas”.
42. Monaldi, “Colapso de la industria petrolera venezolana”.
43. Véase, por ejemplo, “Remarks at the Welcoming Ceremony for President Jaime Lusinchi of Venezuela” de Ronald
Reagan, 4 de diciembre de 1984, disponible en la Biblioteca y Museo Presidencial de Ronald Reagan, consultado
el 5 de marzo de 2019, https://www.reaganlibrary. gov/research/discursos/120484a

Bibliografía
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régimen político autoritario”. En Enmarcando el Estado en Tiempos de Transición.
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(2017): 3–6. doi: 10.1080 / 10714839.2017.1298235.
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Trimestral del Tercer Mundo 17

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