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TRABAJO DE DERECHO CONSTITUCIONAL

II.1.1. Fuerza Normativa de la Constitución:

La discusión acerca de la fuerza normativa de la constitución estriba en si se debe


considerarla como un simple instrumento declarativo, que de manera formal indica
ciertos principios o normas básicas para la conducción del poder político y los
ciudadanos en sociedad o si por el contrario ésta tiene plena vigencia en sentido
material, esto es con observancia real y aplicación directa de sus principios en la
vida cotidiana.

Esta duda, creemos, radica en el sinuoso camino por el que atravesó la


Constitución como norma durante la lucha que significa su proceso de
reconocimiento en donde aún existía la incertidumbre de la verdadera fuerza de la
Constitución 1

Si atendemos no obstante al objeto de regulación de la Constitución, tendremos


como resultado que ella configura los límites de actuación del poder político a
través de sus diferentes órganos, asimismo, el núcleo duro de los llamados
derechos fundamentales o condiciones básicas de respeto a la naturaleza del ser
humano así como las prestaciones de carácter político que debe realizar el estado
para promover el bienestar general, y si además tomamos en consideración que
este cuerpo normativo no procede de un modo común, sino por el contrario de
modo bastante peculiar y extraordinario, a través del poder constituyente, esto es
de la nación en su conjunto; podremos concluir que la norma constitucional no es
una norma cualquiera sino que es en esencia: La norma de la cual se van a
derivar todas las demás normas del ordenamiento jurídico.

Observando esta característica de la norma constitucional, es perfectamente


posible afirmar, entonces, que si consideramos que todas las demás normas
deben ser coherentes con el ordenamiento constitucional, la norma constitucional
es de plena observancia y posee vigencia material.

Es por ello que la norma constitucional no solo tiene vigencia cuando directamente
es aplicada (lo cual es perfectamente posible) sino que además lo es cuando cada
una de las normas subordinadas a su imperio es observada, poniendo de relieve
el carácter normativo de la constitución.

De aquí se deduce una consecuencia vital y gravitante para el orden jurídico: y es


que en consecuencia sólo tendrán validez sus normas en tanto y en cuanto no
contradigan lo preceptuado por la Constitución “ no ya solo el sistema formal de

1
García Belaunde, Domingo “La interpretación Constitucional como Problema” en anuario de Derecho
Constitucional, pág. 50. “.... Si bien en el siglo XIX aparecen las primeras constituciones, no es éste
precisamente el siglo del constitucionalismo, sino por el contrario, de su negación y más aún de la lucha por
implantarlo”
producción de las mismas que la constitución establece, sino y sobre todo el
cuadro de valores y de limitaciones del poder que en la constitución se expresa” 2

Empero no existe ningún obstáculo para indicar además que partiendo de la


sujeción hacia la constitución por parte de los poderes públicos y los ciudadanos,
se puede llegar a la conclusión de su valor normativo inmediato, el cual de cierta
manera coincide con su vigencia indirecta a través de todas las demás normas.

Al respecto Sagües nos dice que “Resulta valioso que la constitución tenga fuerza
normativa, si los preceptos de esa constitución son intrínsecamente valiosos” 3

En otras palabras, nos advierte el constitucionalista argentino , es provechoso que


una constitución legítima tenga eficacia normativa, empero que es mejor prescindir
de esta en caso de una constitución ilegítima o en el caso de ciertas disposiciones
inconstitucionales de una constitución legítima.

Adicionalmente aclara que tal fuerza normativa no debe ser concebida como algo
estático o permanente ya que la constitución es algo vivo, algo que debe
continuamente adaptarse a la realidad (living constitution) y por ende no responde
a una naturaleza pétrea sino a una naturaleza bastante dinámica.

II.1.2. Fuerza Normativa de la Constitución y el Poder Judicial, además del


Poder Judicial:

En consonancia con lo arriba sustentado, esto es que la fuerza normativa de la


constitución vincula directamente a todos los sujetos de derecho, se puede decir
que aquella debe ser observada por aquellos a quienes va dirigida.

En este sentido se hace imprescindible que los órganos de aplicación del derecho
recepcionen tal directiva y la impriman a su constante actividad, para que de esta
manera guarde coherencia el entramado normativo jurídico.

Por ello el rol judicial en el control de la constitucionalidad debe cumplir cierta


orientación que Sagües no tarda en discernir en 2 fundamentales funciones: a) un
rol represivo y b) un rol constructivo. El primero de ellos se refiere a la inaplicación
ya sea general o al caso particular (de acuerdo al control monopólico o compartido
con un tribunal respectivamente) que realiza el operador interprete para de esa
manera conservar “la salud jurídico- política” del sistema.

Dicho de otra manera, el rol judicial implica la defensa del sistema regido por el
principio de la supremacía constitucional, a través del rechazo de la aplicación de
normas que sean incongruentes ya sea en un sentido formal o material. El
segundo en cambio, comporta un impulso hacia la actuación de determinados
órganos renuentes a acatar determinadas obligaciones de llevar a cabo
2
García de Enterría, Eduardo “ La Constitución como norma y el Tribunal Constitucional” pág. 50
3
Sagües , Nestor Pedro “La interpretación judicial de la constitución” Pág. 20
prestaciones positivas, lo cual significa un “hacer dirigido a impulsar la actividad de
los poderes del estado4

De esta manera son diversos los momentos en que asume este rol positivo, así al
momento de resolver conflictos de la jurisdicción constitucional orgánica así como
de la de la libertad, o ya sea en cualquier jurisdicción siempre que debe referirse
imperativamente a la Constitución.

Determina todo ello que el rol del poder judicial sea en palabras de Sagües, un rol
sistemático ya que a lo que apunta es a la preservación del sistema constitucional
y su calidad de estructura fundamental del ordenamiento jurídico, ya sea mediante
su actuación represiva o constructiva, cumple un rol fundamental en aras de la
protección y observancia de la supremacía constitucional. Si bien se acepta que
esto último depende mucho del conocimiento de la naturaleza de la función
encomendada, la cual debe guardar debido a su importancia una dirección lo más
alejada de intereses o determinaciones dominadas por la pura subjetividad.

III.1.3. Interpretación con arreglo a la Constitución:

Hemos indicado ya que la norma constitucional ocupa una posición privilegiada


en el ordenamiento jurídico, en la pirámide kelseniana se encuentra en el lugar
más alto, por sobre las demás normas.

Ello no posee una simple finalidad estética, su significado es esencialmente


informar que de ella se derivan las demás normas y en consecuencia estas
comparten sus valores, principios y en definitiva su sentido y contenido.

De aquí se desprende una presunción que resulta muy importante: la


constitucionalidad de las leyes, ya que de acuerdo a su producción se puede
entender en un primer momento que es conforme a las prescripciones que de esta
actividad (de la producción de las leyes) hace la constitución así como de la carga
valorativa inmanente en ella (constitucionalidad formal y constitucionalidad
material).

Parece comprensible entonces que antes de declarar la incongruencia de una


norma con la constitución (inconstitucionalidad) es prudente buscar una
interpretación que de ella se pudiese conseguir conforme a la norma suprema
para de esa manera resguardar el equilibrio normativo dentro del sistema jurídico.
Es muy útil en consecuencia el principio formulado por el tribunal federal
constitucional alemán: “Es válido el principio de que una ley no debe ser declarada
nula cuando puede ser interpretada en consonancia con la constitución” 5

Este principio como hemos de ver posee consecuencias inmediatas como es el


principio de confianza respecto al legislador, esto es, se confía en la
constitucionalidad de sus actos tanto en forma como en contenido; asimismo la
4
Sagües, Nestor Pedro Ob. Lit. Pág. 23
5
García de Enterría, Eduardo. Ob. Lite. Pág. 96
imposibilidad de declaración de inconstitucionalidad de una ley, a menos de que
exista duda razonable acerca de ello, así como que en el caso de que una norma
sea flexible interpretativamente y en consecuencia admita tanto interpretaciones
contrarias a la constitución como coherentes con ella, deberá considerársele
constitucional.

En efecto, siempre que dicha norma pueda ser interpretada conforme a la


constitución, deberá mantenerse vigente, puesto que ello evita una grave
convulsión que podría ser innecesariamente sufrida por el ordenamiento jurídico.

La unidad del ordenamiento jurídico, teniendo como norma jerárquica a la


constitución da pie a la salvaguarda de este principio, ya que atendiendo al
carácter de la constitución como expresión máxima de los límites en el ejercicio dl
poder, es el instrumento hacia donde se dirige la mirada de la seguridad jurídica, y
en consecuencia es hacia ella donde se debe encauzar a las demás normas,
puesto que su derivación siempre debe producirse sin desbordes que
desestabilicen el sistema, es por ello que los criterios para la interpretación de las
normas jurídicas deben siempre estar referidos hacia la constitución, solo de esta
manera la integridad y unidad del ordenamiento estará protegida.

IV.1.4. Control Difuso y Control Concentrado:

Es indiscutible, entonces que las leyes que colisionen con la constitución no deben
ser toleradas dentro del ordenamiento, pero enseguida surge una interrogante:
¿Quién debe ser el encargado de determinar si una ley es contraria o no a la
constitución?.

A este respecto puede manejarse dos variantes. La primera inspirada en el


modelo norteamericano o sistema de control difuso y la segunda inspirada en el
modelo Kelseniano de otorgar dicha facultad de control a un tribunal ú órgano
especializado para aquella función.

De acuerdo al sistema de control difuso en el cual todos los jueces tienen el


encargo de velar por la integridad de la constitución son fundamentalmente tres
las características más importantes 6:

1. Pueden pronunciarse todos los órganos judiciales ordinarios respecto a la


armonía que guardan las leyes con la constitución, solucionando el
problema relacionado a la dispersión de la jurisprudencia adoptando el
sistema del “stare decisis” esto es a través de impugnaciones a los órganos
de mayor jerarquía.
2. La ley que se presuma contraria a la constitución no es susceptible de
impugnación directa, sino solo es una impugnación incidental o indirecta.

6
Fernández segado Francisco “Jurisdicción constitucional en España” Pág. 41
3. La declaración de inconstitucionalidad tiene efecto retroactivo y limitado al
caso concreto (Inter Partes) aún cuando de acuerdo al principio del Stare
decisis generalmente se convierte en erga omnes.

Por otro lado el sistema de control concentrado implica la adopción de un órgano


especializado para efectuar el examen de constitucionalidad de las leyes (Tribunal
Constitucional), esto porque de esa manera (y en sentido contrario a las criticas
dirigidas hacia esta posición) se refuerza el principio de separación de poderes,
que en definitiva no tiene finalidad distinta que lograr el equilibrio de poderes, y
siendo el medio ideal para lograrlo el control tanto intra-poderes como inter–
poderes ello se ve reforzado con la vigilancia de la constitucionalidad, esto es de
la legitimidad de los actos del Parlamento.

En relación con los efectos de la declaración de inconstitucionalidad por parte de


un tribunal constitucional, el que dicho sea de paso en la idea Kelseniana no es
un tribunal propiamente dicho ya que no aplica normas a hechos concretos, sino
que se limita “a controlar la compatibilidad entre dos normas igualmente
abstractas: la constitución y la ley que aparece teñida de un posible vicio de
inconstitucionalidad”7 estos se limitan a la anulabilidad y no propiamente a la
nulidad.

Se hace necesario, entonces, según Kelsen confiar a un órgano del parlamento tal
función, ya que se necesita para cumplir a cabalidad dicha tarea, independencia
respecto a los actos de este, puesto que es muy difícil que un mismo órgano vea
sus errores cometidos ya sea conciente o inconscientemente en el desempeño de
su labor.8

II.2. Interpretación:
II.2.1. El término a usar además de lo que implica la interpretación:

Siguiendo la referencia que hace respecto a ello García Belaunde 9 hay que indicar
que goza de mayor antigüedad el vocablo Hermenéutica antes que Interpretación,
ya que el primero de ellos tiene sus raíces en el mundo Helénico, mientras que el
segundo en el mundo latino.

Es así que Hermenéutica tiene conexión con el dios griego Hermes y de ahí su
significado de interpretación o mensajería debido a la ya conocida historia de este
dios.

Empero de la misma forma nos dice García Belaunde que estos dos términos han
venido utilizándose casi sin distinción alguna, aún cuando ciertas voces apuntan a
su diferenciación, afirmando la cientificidad de la Hermenéutica con un contenido
más teórico en tanto la interpretación está constituida por una naturaleza más
práctica.
7
Fernández Segado Francisco Ob. Lit. Pág. 43
8
Kelsen Hans, “La garantía jurisdiccional de la constitución “ (La justicia constitucional) pág. 52-55
9
García Belaunde Domingo Ob. Lit. pág. 48-50
Finamente y en este sentido concordamos con el precitado autor porque creemos
que si ambos términos se reconducen al mismo fin, es irrelevante la utilización de
cualquiera de ellos para nombrar las actividades, porque de ninguna manera se va
a ver alterado el resultado.

Por lo tanto al hablar de interpretación o hermenéutica estaremos haciendo


referencia al reconocimiento o atribución de un significado a ciertas normas, esto
un determinado mensaje recogido de ellas y dirigidas a un destino concreto.

II.2.2. Interpretación Jurídica (Los Problemas de la Interpretación):

La interpretación jurídica tiene como objetivo “El reconocimiento o atribución de un


significado jurídico a cierto texto jurídico (conducta, cosas, palabras y otros
signos)10 o dicho en otras palabras: desentrañar el mensaje que entraña cierto
dispositivo jurídico, tomando en cuenta todos sus componentes para de esa
manera lograr la mayor armonía con su sentido.

De acuerdo a García Belaunde, los problemas relacionados con la interpretación


surgen con la codificación del siglo XIX, puesto que es aquí donde recién la
interpretación jurídica adopta cierta rigurosidad orgánica y estructural y se dan
particularmente en el ámbito del derecho civil, por ser tanto la rama más antigua
como la de mayor influencia dentro del derecho, por ello siempre se pensaba que
los mismos criterios para este tipo de interpretación debían ser utilizados para la
interpretación constitucional.

Entre los principales problemas de la interpretación 11se encuentra el relacionado


con su naturaleza descubridora o creadora, o sea, si no solo se limita a utilizar lo
dado sino que conforme a las circunstancias objetivas, crea, empero esta creación
no debe ser confundida como inestabilidad jurídica, puesto que siempre tendrá
como límite el marco constitucional.

Un segundo problema lo constituye aquel que se pregunta por la voluntad a


tenerse en cuenta: la del legislador o la de la ley. En el primer caso se pone
mientes en la voluntad del legislador histórico (legislador original) y también en el
legislador presunto, es decir lo que hubiera previsto el legislador si es que hubiese
conocido el caso, y en el caso de la voluntad de la ley, se considera que la ley
posee voluntad autónoma independiente del acto de su creación.

Otro problema, aún cuando creemos menos relevante que los dos anteriores, es el
referido a la interpretación auténtica por parte del legislador, por cuanto se
considera interpretación auténtica a la que obliga vinculatoriamente al sujeto de la
interpretación y en ese sentido tendrían esa naturaleza tanto la interpretación del
parlamento como la del poder judicial o de un tribunal constitucional.

10
Vigo Rodolfo “Interpretación Constitucional” Pág. 14
11
11García Belaunde, Domingo Ob.Cit. Págs. 69-70
La interpretación del derecho implica una referencia hacia conductas, puesto que
lo que se describe la norma jurídica es precisamente comportamientos valorados
ya sea tolerados o prohibidos, pero que conforman el sustrato ontológico del
derecho.

Empero esta interpretación no debe ser simple mecanicidad, sino que debe regirse
por principios y valoraciones que influirán de determinada manera, dependiendo
de los supuestos hechos que se presentaren, es debido a ello que aquí no tiene
cabida los métodos exactos de las ciencias naturales y no es suficiente para todos
los casos, el método de la lógica.

La interpretación tradicional del derecho, utilizando fundamentalmente un


razonamiento puramente lógico, no siempre (si bien en la mayoría de los casos
son muy útiles para elaborar la argumentación así como la contraargumentación
jurídica) sera suficiente ya que muchas veces se necesitan argumentos extra
lógicos parar lograr resultados satisfactorios, citamos por ello el famoso ejemplo
del letrero en una estación de ferrocarril que prohibía el ingreso o la subida de
perros al andén siendo que un determinado día un cazador ingresa con un oso al
andén con lo que siguiendo la lógica no infringía la regla, ya que el oso no era un
perro por tanto su ingreso o subida no era algo prohibido, empero lo correcto
hubiera sido inquirir un poco más para de esa manera comprender que la finalidad
de la prohibición no era solamente hacia los perros sino hacia todos los animales
para que de esa manera se preservara la paz y seguridad.

La interpretación tradicional utiliza sus métodos más conocidos: El método


gramatical pone énfasis en las palabras o el contenido literal del texto y partiendo
de allí arguye el significado de la norma. Otro método es el sistemático que
propugna una interconexión entre todas las normas del ordenamiento para de esa
manera otorgarle armonía y coherencia a la interpretación. El método histórico que
presta una importancia sustancial al “elemento histórico” y en la integridad más
absoluta de su contenido renovador. Así no solamente asignaba importancia al
proceso histórico externo inmediato, sino que remontándose más allá del
momento constructivo involucraba a todos los factores concomitantes mediatos e
inmediatos, naturales y humanos.12

Otro método es el de la búsqueda de la ratio legis o del espíritu de las leyes, es


decir le otorga vida a la norma independizándola de ciertos factores, este método
trata de interiorizar los objetivos del precepto legal para de esa manera conocer su
finalidad.

Para lograr resultados satisfactorios es imprescindible combinar todos los métodos


de manera prudente, pues de ello dependerá el resultado de la operación del
intérprete, siendo en consecuencia recomendable seguir la senda de cada uno de
los anteriores métodos.

12
Longhir Luis “Derecho constitucional argentino y comparado” Pág. 693
II.2.3. La Interpretación – Ubicación:

La contemporánea doctrina cree ver en la interpretación algo que no es estático


sino que por el contrario es dinámico y creativo, ello, en el caso de la
interpretación constitucional, derivado de la concepción de una constiución
viviente (Living Constitution).

La interpretación se relaciona íntimamente con la filosofía del derecho, donde


recibe un tratamiento privilegiado, siendo que en consecuencia de ello también
pertenece a la filosofía general .

Entonces se puede rápidamente comprender que el problema de la interpretación


no sólo debe ser nutrido con argumentos dogmático–jurídicos ya que su misma
naturaleza señala imperiosa la necesidad de contar con argumentos de la filosofía
del derecho.

La interpretación de cada rama del derecho como ya hemos señalado precisa de


criterios particulares puesto que el desarrollo de todas ellas no ha sido homogéneo
así como que poseen objetos de regulación de distinta naturaleza.

II.3. Interpretación Judicial de la Constitución:

La interpretación de la constitución por parte de los jueces se diferencia de la


realizada por cualquier otra, porque en primer lugar tiene una cierta calificación, ya
que los jueces asumen el rol de aplicar las leyes y en consecuencia se presume
su conocimiento y experiencia en esa tarea que evidentemente tiene en la
interpretación su técnica fundamental.

Por otro lado la interpretación que realiza el juez no tiene una finalidad académica
ni de erudición particular y mucho menos en aras de prestigio.

Sagües nos dice asimismo que la imparcialidad debe ser una nota esencial en la
interpretación judicial de la constitución, indicando que esta se encuentra
determinada por la no sujeción a ninguna de las partes, esto es de no compartir
ningún interés común a ellas.13

Empero a pesar de ello mantiene una estrecha vinculación con la carga ideológica
presente en toda constitución, esto es el sentido de los valores de la constitución y
por tanto no será una interpretación neutral en relación con la ideología puesto
que la constitución tampoco lo es.

Esto puede tener complicaciones en el caso que se considere a la Carta Magna


como defensora de ciertos intereses de clase o de poseer una tendencia
favorecedora de intereses de ciertos grupos sociales, caso en el que sin duda
surgirán conflictos relacionados con la legitimidad de las decisiones judiciales.

13
Sagües nestor Pedro Ob. Lit. Pág. 4
Ahora bien, hay que indicar también que la interpretación judicial de la constitución
posee tanto elementos jurídicos como políticos, desde que partimos de una
perspectiva que concibe una relativa inseparabilidad entre ambos elementos, lo
cual imposibilita una interpretación “jurídica apolítica” así como tampoco una
interpretación “políticamente ajurídica” 14

Esta labor interpretativa de la constitución, por parte de los jueces está constituida
por el rol que cumple la función jurisdiccional, la preservación del sistema jurídico
regido por el principio de su unidad y el de supremacía de la constitución, lo cual le
otorga preferencia por sobre las demás normas.

En este sentido, los jueces tienen el deber de inaplicar una norma que contradiga
la constitución ya sea en su forma como en su contenido, porque lo contrario sería
incumplir el principio de jerarquía de la norma constitucional y por tanto de
desconocer su fuerza normativa; cumplir con ella en cambio significa afianzar su
legitimidad.15

II.3.1. El caso Norteamericano Marbury VS Madison acerca de la labor del


Juez Marshall:

El siglo XIX fue testigo del famoso caso Marbury VS Madison, donde gracias a un
agudo razonamiento jurídico constitucional del juez John Marshall se sentaron las
bases definitivas para el desarrollo del sistema de control difuso.

En este caso el Juez Marshall se negó a aplicar una ley que facultaba al tribunal
supremo a expedir mandamientos, para que en el caso concreto se le otorgará el
nombramiento como juez de Paz a Marbury que ya había sido proveído para aquel
cargo, porque consideró Marshall que colisionaba con el artículo 3° de la
constitución federal que le otorgaba tal facultad al Poder Judicial.

El razonamiento de Marshall estaba dirigido por la idea de que la constitución


limitaba el ejercicio del poder en actividad de los órganos estatales y en ese
sentido de nada valdría la Constitución si es que del parlamento pudieran surgir
leyes contrarias a ella.

Siguiendo su razonamiento y de acuerdo con la supremacía de la constitución,


una ley tiene validez solo si está de acuerdo con la constitución, luego si una ley
contradice la constitución no es válida y por tanto no es ley, y sino es ley no puede
ser aplicada por los jueces.

14
Sagües nestor Pedro Ob. Lit. Pág. 8
15
“Jurisprudencia en materia Constitucional” Consejo de coordinación Judicial: “los jueces son los llamados a
realizar el ejercicio de interpretación de modo obligatorio para reponer la paz social. Ello implica que estando
legitimados democráticamente están facultados para reponer el principio de supremacía constitucional,
debiendo velar por el respeto a la constitución en todo hecho o acto jurídico , sea particulares o autoridades ú
órganos del Estado. En donde se ratificará la legitimidad que ostenta, es decir, en la medida que logre el pleno
afianzamiento y respeto de la constitución, el poder judicial tendrá una mayor legitimidad” Pág. 32
Por ello de surgir un conflicto entre una ley y la constitución, siempre debe
preferirse a la primera ya que lo contrario significaría otorgarle al legislador la
facultad de dictar leyes sin ponerle límite alguno y en consecuencia reducir la
constitución a un simple texto declarativo sin fuerza normativa, es decir, sin validez
ni existencia material.

El rol del juez es entonces defender la vigencia de la norma constitucional, ante


las normas que estén en contraposición con ella porque de ello depende el
reconocimiento de aquella como horma jerárquica, fundamental e informadora del
ordenamiento jurídico.

Este principio es la base del sistema del control difuso, pilar del ordenamiento
jurídico norteamericano donde la “Judicial review” es una herramienta valiosísima
y notablemente útil para la presentación de los principios y valores contenidos en
el texto de la constitución.

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